Un Homme et Une Femme

“Il est difficile de croire, Il est fou de refuser le bonheur
(Es difícil de creer, es una locura rechazar la felicidad)

“Ser feliz, es más o menos lo que todos estamos buscando…
Hacer una samba sin tristeza, es amar a una mujer que sería hermosa”
Estas son las palabras de Vinicius de Moraes, poeta, diplomático, autor, y como ha dicho él mismo, “el blanco sobre negro” en Brasil; y como su famosa canción “Samba de Benção”, pero en un arreglo de Francis Lai nos dice:
“Me dijeron que vinieron de Bahía,
Tiene su propio ritmo y la poesía
Siglos de la danza y el dolor.
Pero cualquiera que sea el sentimiento que expresa,
Es de color blanco formas y rimas.
Blanco formas y rimas,
Es negro, negro y en su corazón.
Pero cualquiera que sea el sentimiento que expresa,
Es de color blanco formas y rimas.
Blanco formas y rimas,
Es negro, negro y en su corazón”
El presente y los recuerdos, la añoranza y la esperanza, el cariño paternal, y el amor apasionado, el conocer y la comprensión, las miradas y las sonrisas, la separación y la unión, la añoranza y el rencuentro, la tristeza y la alegría, se dan cita en el romance entrañable como fidedigno, entre personas solitarias, que descubren otra vez, lo que es estar enamorados, tras el ocaso de sus anteriores parejas.
Y es que nada mejor que declarar el amor por medio de una canción, esa que llega al corazón para quedarse, y que será difícil de olvidar…
Un momento, un tiempo, una vivencia.
“Entre l'art et de la vie, je choisis la vie”
(Entre el arte y la vida, elijo la vida)
Un Homme et Une Femme es una película francesa, del  año 1966, dirigida por Claude Lelouch.
Protagonizada por Anouk Aimée, Jean-Louis Trintignant, Pierre Barouh, Valérie Lagrange, Simone Paris, Paul le Person, entre otros.
El guión es de Claude Lelouch y Pierre Uytterhoeven.
En 1965, Lelouch de 28 años, contaba con solo una película en su haber como director; y otra ya finalizada, que no encontraba distribuidor.
Su mundo se desmoronaba al ritmo del hundimiento de su productora, Les Films 13.
Todas las vías de distribución, habían quedado cerradas, y él, deseoso de encontrar una solución que liberase a su productora de la inevitable bancarrota, decidió agarrar el volante de su coche, y lanzarse a la carretera, buscando clarificar su mente.
De madrugada, tras quemar kilómetros, llegó a la localidad de Deauville, situada en La Baja Normandía; donde decidió estacionar en una de sus playas, y descansar en el interior de su coche.
Al despertar, gracias a la puesta de sol, observó a una mujer junto a su hijo, paseando por la orilla.
Apeló entonces a su imaginario, y comenzó a preguntarse, sobre las circunstancias que llevaron a esa mujer, a pasear por aquel lugar, y a aquella hora.
La estampa inspiró de tal manera a Lelouch, que estas preguntas se convirtieron en la idea original de un nuevo guión cinematográfico.
Y no sería un guión cualquiera, sino el proyecto que debía salvar su productora, y el futuro más próximo de su familia.
Por lo que dio carpetazo a un proyecto fracasado, y lejos de tirar la toalla, comenzó uno nuevo.
La historia de amor, entre un hombre y una mujer.
Y llegó el éxito:
Un Homme et Une Femme, ganó muchos premios cinematográficos, incluyendo La Palme d’Or en El Festival Internacional de Cine de Cannes, y obtuvo 2 premios Oscar de La Academia:
Mejor Película de Habla No Inglesa, y Mejor Guion Original; y 2 nominaciones más:
Mejor Director y actriz (Anouk Aimée)
Y así, las puertas de Hollywood se abrieron al director, de par en par, pero él decidió no cruzar el umbral; y prefería rodar en Europa, donde podría hacer su cine.
Posteriormente hubo una secuela titulada “Un Homme et Une Femme, 20 Ans Déjà” (1986) pero sin éxito.
Un Homme et Une Femme cuenta la historia de Anne Gauthier (Anouk Aimée), una viuda joven, que trabaja como “script” o “secretaria en la industria del cine”, y cuyo marido, Pierre Gauthier (Pierre Barouh), fue un “stuntman” o “especialista en escenas peligrosas”, que murió en un accidente en el estudio de cine.
Por otra parte, Jean-Louis Duroc (Jean-Louis Trintignant), es un piloto de coches de carreras, cuya esposa se suicidó, después de que Jean-Louis casi muriera tras un accidente, durante Las 24 Horas de Le Mans.
Así pues, Anne y Jean-Louis se conocen en la escuela de sus respectivos hijos, en Deauville.
Comparten un viaje a París, una noche después de que Anne perdiera el último tren, y su atracción mutua, es inmediata.
La historia sigue el florecimiento de su relación durante varios viajes a Deauville, mientras se enamoran, a pesar de la sensación de culpa de Anne, y de la turbación por la pérdida de su marido difunto.
Después de una noche, juntos, en Deauville, Anne se siente incapaz de ser infiel a la memoria de su esposo, y decide dejar a Jean-Louis.
Mientras ella está viajando de regreso a París en tren, Jean-Louis corre por la ruta, para tratar de verla en la estación a su llegada.
Cuando ella desciende del tren, se encuentra con la sorpresa de verle allí.
Feliz de que su amante haya regresado a ella, Anne le abraza en las escenas finales… y queda abierta a la interpretación del público, cuál es el curso que seguirá su relación.
Un Homme et Une Femme, es una obra maestra del romanticismo cinematográfico, y un clásico del cine, con una pareja agradable de ver, Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée, junto a 2 niños encantadores, bellas imágenes, y bellísimas melodías, inolvidables, de Francis Lai.
Entre Paris y Deauville, las preciosas imágenes de ambos lugares, y una alternancia de recuerdos y presente, de una vida y amor anterior, y el presente, en color, y blanco y negro, que conjuga 4 historias de amor, y 2 épocas, con la gracia incomparable de un amor que nace, y configura una nueva esperanza de vida.
“Certains dimanches commencent bien et finissent mal”
(Algunos domingos empiezan bien y terminan mal)
Claude Lelouch, tenía una ilusión desbocada, poco tiempo, y poco dinero.
Escribió en 3 semanas el guión de Un Homme et Une Femme, en 4 semanas lo rodó, y en otras 3 lo editó.
En menos de 3 meses, tenía una nueva película que distribuir; pero:
¿Cómo lo había conseguido?
El director francés, escribió el guión, pensando en el actor Jean-Louis Trintignant como protagonista.
Ya se conocían, y por ello, su personaje fue diseñado para él, considerando a su vez, la historia de su familia, como ventajosa.
Su personaje, sería piloto de carreras, tal y como lo fueron los tíos del actor; y correría Las 24 Horas de Le Mans, tal y como también lo había hecho uno de ellos.
Los detalles y localizaciones, estarían a su alcance.
Lelouch convenció a Trintignant, con una sola llamada de teléfono.
En esta conversación, debatieron sobre la actriz que encarnaría el papel femenino, fue entonces cuando el director preguntó:
¿Quién es la mujer de tus sueños?
Lelouch había imaginado como posibles protagonistas femeninas, a 2 actrices que no tenía el placer de conocer:
Romy Schneider y Anouk Aimée.
Al escuchar el nombre de esta última, Trintignant no lo dudo.
Como dato, Aimée venía de trabajar en 2 filmes con Federico Fellini, nada más u nada menos…
Y cuando se tiene a estos protagonistas, la viabilidad del proyecto se materializa.
En un primer momento, Un Homme et Une Femme se rodaría en su totalidad, en blanco y negro, una elección más económica, pero entonces, un productor estadounidense ofreció $40 mil a Lelouch, si rodaba a color.
Necesitaban ese dinero…
Así que Lelouch rodó a color, en exteriores; y en blanco y negro, en interiores.
La deliciosa estética final, así como la incalculable belleza de las situaciones y diálogos, reside en el repentino, y espontáneo ambiente de la producción.
Lo que Lelouch no podía imaginar, ni por asomo, apenas 3 meses atrás, cuando dormitaba en el interior de su coche, en una playa de Deauville, con la puesta de sol, convirtiéndose en metáfora, era que su película, la que iba a comenzar a diseñar, iba a ser un éxito internacional, que encumbraría a todos los involucrados en ella.
No me cabe duda, de que El Oscar a La Mejor Película de Habla No Inglesa, de 1966, fue más que merecido para este bellísimo drama romántico, que narra de un modo original, seductor, y cautivador, el naciente amor entre Jean-Louis, un piloto de rally; y Anne, que trabaja en la industria del cine, como técnica de cámara.
Ambos viudos, y con hijos.
Lelouch, hizo gala de su maestría artística y narrativa, para dar lugar a una película plena de romanticismo por los 4 costados, pero que elude brillantemente los tópicos empalagosos, y los sentimentalismos facilones.
Es notable su fotografía, calificada por la crítica como “exuberante”
Lelouch, ya tenía experiencia realizando fotografía para publicidad, que ofrece frecuentes secuencias entre tomas a todo color, en blanco y negro, y otras con tonos de sepia, dependiendo del tema tratado en cada escena.
Sin duda, Lelouch quiso experimentar con la imagen, y el modo de contar la historia, jugar con la técnica visual y narrativa, para ofrecer algo diferente y fresco.
Y lo consiguió con su fotografía que combina el color, y el blanco y negro, creando un marco afectivo, que oscila entre el pasado, sus anteriores vidas matrimoniales; y el presente, la relación que comienza a surgir entre ellos.
Lo consiguió con los encuadres de la atrevida cámara, los planos, los escenarios, y los paisajes.
Además de atreverse a sincronizarlos alternativamente, y además, mezclando el sonido de lo que ocurre, es decir, simultanea pedazos de 2 escenas diferentes en imágenes, pero mientras vemos una, escuchamos el sonido de la otra, una forma de resaltar la unión de los 2 enamorados cuando están separados.
Esta línea de montaje, podrá gustar más o menos, pero desde luego, hay que destacar su atrevimiento, especialmente si nos encontramos a mediados de los años 60.
También, dio mucho que hablar en su época, el “travelling” circular, que se sacó de la manga el director, para realzar una de las escenas, y cuyo valor narrativo también es incuestionable, aunque 50 años después, ya estamos mucho más acostumbrados a este tipo de realización.
El director filmó un derroche absoluto de instantes preciosos, captados por su personalísima cámara:
Un embarcadero al atardecer, por el que pasea un hombre llevando a su perro de la correa, mientras Anne comenta, con voz embelesada, que hombre y perro llevan el mismo paso.
Una playa en un día nublado, con los 2 adultos, y los 2 niños que se están conociendo:
Jean-Louis y su hijo, conduciendo a la orilla del mar; “flashes” del pasado de Anne cuando era feliz con su marido, en el rodaje de las películas en las que él trabajaba como especialista en escenas peligrosas...
Cada pasaje, va innovando y sorprendiendo, sin ser tajante, todo se fusiona, porque no necesita agarrarse a nada, sino que fluye con naturalidad, se libera de lo estricto, para contar dedicaciones como el motor y su mundo.
Es increíble la grabación de carreras para el año de la película, sin la tecnología actual, poco más se puede pedir, aparte, suma ese elemento propio del cine francés.
La imaginación, siempre presente en las impresiones, da igual quiénes sean, cuando 2 personas se conocen, siempre se sorprenden mutuamente.
Y, sobre todo, el impacto de los primeros planos, que nos acercan extraordinariamente a los protagonistas.
Anouk Aimée y Jean-Louis Trintignant, personifican a ese par de incipientes enamorados, con una riqueza de matices que permanecen en la retina, y en la memoria durante mucho tiempo.
La pareja protagonista, poseen una química inmensa, sus miradas son una explosión de sentimientos, se complementan de forma soberbia, nos trasladan sutilezas, sensibilidad, y sobre todo, ansias de amar.
Anouk Aimée...
Nunca nadie ha conseguido captar ante una cámara de vídeo, la belleza y sofisticación femenina, con tal naturalidad.
Hipnótica a cada plano, ella refleja todo su esplendor, sin parecer proponérselo, y revela el alma endurecida del personaje en cada gesto.
Gracias a ella, sentimos la alegría, la ilusión por el nuevo amor, pero también las dudas, la melancolía, el peso del pasado…
Trintignant, está guapísimo, en la mejor edad, con masculinidad y dulzura para Aimée, y comprensión…
Un hombre que comprende el pasado de una mujer, y que lo acepta, pero que no se da por vencido, no se encuentra en cada esquina, y Jean-Louis está natural.
Vemos escenas, en las que se vive felizmente el momento, conversaciones espontáneas, risas ante un divertido Jean-Louis, adrenalina incluida con las escenas de las carreras, y en definitiva, el embrujo de la soberbia imagen cambiante e inquieta, pasional como ese amor ilusionado que empieza a brotar entre ese hombre y esa mujer, que han tenido ya, su tanda de sufrimientos en un pasado cercano, y que han elegido este momento para empezar a decir adiós a lo anterior, y abrirse a lo nuevo.
No sin dudas, ni sin obstáculos, no sin que sus escarceos estén marcados por las inseguridades.
Como en todo amor que se despierta.
Hay una escena maravillosa, la escena de amor en la cama, es una escena sutil, tierna, y profunda, y esa escena llena de recuerdos de amor del pasado…
A las personas que amamos a una 2ª persona, más que a nosotros mismos, podremos llegar a entender de verdad, la verdad sobre esa escena, quizás una de las escenas de amor, más bonitas que haya podido ver.
No se sabe si el protagonista gano el rally, lo que importa es que personas normales, se hacen especiales por encontrarse en situaciones paralelas, y generan sentimientos encontrados.
Es difícil que aparezca la incertidumbre de la primera vez:
Un telegrama, y las expectativas en el interior, muchos kilómetros para una meta que encuentra la solución, el Mustang recorre su carrera más importante, para llegar al amanecer en la playa, en un precioso día nublado.
El amor existe, en la vida hay felicidad, las personas pueden olvidar, pueden sentir lo mismo, y perdonarse.
Hay momentos que son más serios, de lo que a primera vista parecen.
Y también,  Un Homme et Une Femme, ganó fama por su memorable tema musical homónimo, creado por Francis Lai.
Uno de los temas musicales por excelencia sobre el amor, que te anima a enamorarte un poco más del halo eternamente romántico de Francia, esté más o menos justificado, pero lo cierto es que se lo ha granjeado a pulso, a enamorarte un poco más de esos directores franceses, expertos en retratar dicho halo, y ante todo, a enamorarte de esas historias sencillas, cotidianas, y próximas.
La banda sonora  la compuso Francis Lay, que con esta colaboración con Lelouch, se introdujo en el mundo del cine, abandonando los conciertos en el Montmartre parisino.
Y llegó a triunfar en este mundo, donde se mantiene hasta finales de los 80, con su obra más conocida, y por la que obtuvo un Oscar en 1970, por la banda sonora de “Love Story”
Cabe mencionar la canción en ritmo de samba, “Samba Saravah”, una versión francesa de la canción brasileña “Samba da Benção”, escrita por Baden Powell, con letra original de Vinicius de Moraes.
La letra francesa, fue escrita por Francis Lai, y esta versión de la canción, fue cantada por Pierre Barouh, actor que interpreta al marido difunto de Anne en Un Homme et Une Femme.
Como dato, otra canción de la banda sonora, “Aujourd'hui C'est Toi”, es utilizada como el tema del programa de la BBC, de temas de actualidad “Panorama”, en la década de los 70.
“Dans la vie, quand quelque chose est pas grave, on dit de filmer...
Pourquoi pensez-vous que les gens ne sont pas sérieux sur les films?”
(En la vida, cuando una cosa no es seria, se dice que es de película…
¿Por qué cree usted, que la gente no se toma en serio el cine?)
La historia de Un Homme et Une Femme es muy sencilla, pero muy profunda, solamente quien se ha enamorado, y ha querido de verdad, sabe lo difícil que es querer a otra persona, cuando se ha perdido al verdadero amor.
La vida es ilusión, pero la vida es mucho más melancolía, por eso, muchas vidas siguen adelante, con corazones ya fallecidos.
En la superficie, hay mucho fondo, la atracción no es una persona, es una situación que lleva a un estado incontrolable e inevitable, como lo es el despertar, el abrir los ojos tras el éxtasis, al final, la vida es un saco lleno de recuerdos, los amantes acaban siendo vulgares seres que quedan dominados por amores que nunca murieron, personas que se van, pero niegan a los que se quedan, a ser felices:
“Un domingo que empieza bien, y termina mal, da igual, siempre ocurrirá lo mismo, un encuentro, y un desencuentro, es el fin…”
Es una lucha psicológica, una lucha de 2 fuerzas que pueden, si hay voluntad, volver a repetirse hasta conseguir borrar todo recuerdo pasado.

“Elle câblé, “Je t'aime”
Avouez-le garçon, tu ne comprends pas les femmes”
(Ella mensajea, “Te amo”
Admítelo muchacho, simplemente no entiendes a las mujeres)



Comentarios

Entradas populares