Sling Blade

“Sometimes a hero comes from the most unlikely place”

Es conocido por todos, que la inadaptación social, es la incapacidad que manifiesta una persona, a la hora de adaptarse a una situación determinada, dentro del entorno en el cual vive y se desarrolla, por ejemplo:
Un desajuste personal, algún conflicto con el medio, fracaso ante los estímulos sociales, entre otros.
La persona que se encuentre en la situación de inadaptación social, estará ciertamente al margen de la normalidad social, manifestando un comportamiento que discrepa de plano con las pautas sociales imperantes.
La mencionada “inadaptación”, encierra tanto aspectos psíquicos, sociales, como físicos, y es un fenómeno que se ha experimentado en todas las sociedades.
Tradicionalmente, quien no se encuentra adaptado a la sociedad en la que vive, lo estará por determinadas circunstancias que acaecieron en su vida, como puede ser por:
Desestructuración familiar, malas compañías, o porque la misma sociedad lo rechaza, como consecuencia del sexo, la religión, y la cultura en la cual se encuadra.
Pero:
¿Qué sucede con los inadaptados/discapacitados mentales?
La discapacidad intelectual, o discapacidad cognitiva, es una adquisición lenta e incompleta de las habilidades cognitivas durante el desarrollo humano, que conduce finalmente, a limitaciones sustanciales en el desarrollo corriente.
Se caracteriza por un funcionamiento intelectual, significativamente inferior a la media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas, en 2 o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas:
Comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autogobierno, salud, y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio, y trabajo.
Puede suceder, que el discapacitado mental no logre estar preparado para su vida en sociedad, puesto que ha sufrido mucho, y el mundo exterior, le es extraño, como peligroso; tanto que a veces, sus monstruos internos resurgen, devorándolos, siendo personas inocentes y buenas en su interior.
“Some folks call it a sling blade.
I call it a kaiser blade”
Sling Blade es un drama del año 1996, escrito y dirigido por Billy Bob Thornton.
Protagonizado por Billy Bob Thornton, Dwight Yoakam, J.T. Walsh, John Ritter, Lucas Black, Natalie Canerday, Robert Duvall, entre otros.
Sling Blade fue adaptada por Thornton, a partir del cortometraje llamado:
“Some Folks Call It a Sling Blade” (1994) del director George Hickenlooper, el cual Thornton escribió el guión, y lo protagonizó.
Billy Bob Thornton, que ya había trabajado en varias películas, cuenta una historia alrededor de un hombre retrasado mental, que ha estado internado en un psiquiátrico durante 25 años, por haber asesinado a su madre y al amante de ésta, pero es finalmente liberado, y acepta ser entrevistado por una periodista, relatándole lo ocurrido.
El propio Thornton, reutilizó casi todo el cortometraje, regrabándolo eso sí, para el inicio de Sling Blade; siendo una reflexión inteligente, y sin sensacionalismos, sobre el más sombrío “Gótico Americano Sureño” en forma de reposado y frío retrato psicológico, de un pacífico hombre/niño en “La América Profunda”, una repleta de personajes marginales, y “basura blanca”, que lo lleva a cometer un crimen atroz.
Y es que Sling Blade, lanzó a Thornton al estrellato:
Ganó El Premio Óscar al Mejor Guion Adaptado; y el propio Thornton, también estuvo nominado en la categoría de mejor actor.
Así las cosas, Sling Blade está ambientado en la zona rural de Arkansas, EEUU.
Karl Childers (Billy Bob Thornton) es un hombre con retraso mental, que ha estado en un hospital estatal psiquiátrico desde que tenía 12 años, por haber matado a su madre, y a su amante.
A pesar de que Karl está sumamente institucionalizado, sus guardianes deciden que está en condiciones para reintegrarse a la sociedad.
Antes de su liberación, es entrevistado por una reportera estudiantil, a quien le narra cómo mató a su madre, y su novio, con una espada káiser, también conocida en inglés, como “kaiser blade” o “sling blade”
Karl le dice, que él mató al hombre, porque pensó que estaba violando a su madre; pero cuando se dio cuenta de que su madre estaba teniendo un amorío, la mató también.
Liberado, y habiendo aprendido a reparar motores pequeños durante su infancia, y encarcelación, Karl encuentra un trabajo en un taller, en el pequeño pueblo en el que nació; y establece una amistad con un niño, Frank Wheatley (Lucas Black)
Karl, le cuenta sobre su pasado, incluyendo los asesinatos al niño.
Y Frank le cuenta, que su padre fue atropellado por un tren, aunque posteriormente admite que, en realidad, fue un suicidio.
Frank, le presenta a Karl a su madre, Linda (Natalie Canerday), y a su amigo gay, Vaughan Cunningham (John Ritter), el gerente de la tienda de dólar, en la que ella trabaja.
A pesar de Vaughan se muestra preocupado por el historial de Karl, Linda lo deja mudarse a su garaje, lo que causa el enojo de su novio abusivo, Doyle Hargraves (Dwight Yoakam)
Con el tiempo, Karl también hace amistad con Linda y Vaughan…
Rápidamente, Karl se convierte en una figura paterna para Frank, quien extraña a su padre, y odia a Doyle; y para Karl, Frank es como un hermano menor.
No obstante, Karl le cuenta a Frank, que siendo un niño de 6 años, sus padres lo obligaron a enterrar a su hermano recién nacido, ya que había nacido “prematuramente”
Tiempo después, de que Karl haya recobrado su confianza y autoestima, se decide ir a visitar a su padre (Robert Duvall), y le recrimina haber matado a su propio hijo.
Karl, también le dice que solía considerar matarlo, pero que decidió que no valía la pena…
Mientras Doyle, se vuelve más abusivo hacia Karl y Frank, y en un ataque de furia, estando borracho, golpea a Linda y Frank.
Aunque Linda lo echa de su casa, la pareja se reconcilia rápidamente...
Aprovechándose de la situación, Doyle confronta a Karl y a Frank, y les dice que planea mudarse a la casa de Linda, y echar a Karl.
Pero Karl se da cuenta, que él es el único que puede mejorar la situación de la familia, por lo que le pide a Frank, que pase la noche en la casa de Vaughan.
Asimismo le pide a Vaughan, que después del trabajo se lleve a linda a su casa.
Esa noche, Karl regresa a la casa de Linda…
Aunque parece dudar de lo que va a hacer, Karl entra a la casa; después de preguntarle a Doyle, como contactar a la policía por teléfono, Karl lo mata, usando una “káiser blade”
Posteriormente, Karl llama a la policía, les da la dirección, y les dice que acaba de matar a un hombre.
Después de colgar el teléfono, Karl se sienta tranquilamente a comer, mientras los espera.
De vuelta en el hospital, Karl parece haber logrado la anhelada paz interna, y rechaza la compañía de Charles Bushman (J.T. Walsh) un abusador sexual, que solía contarle detalles de sus crímenes, para molestarlo, al propio tiempo que Karl le dice que lo abandone definitivamente.
La historia de Sling Blade, está cargada de una crudeza, intensidad, y un soberbio estudio de caracteres y temperamentos, focalizado en varios personajes marginales, cada uno con sus historias, sus pasados, y sus temores.
“I like them French fried potaters”
Sling Blade es un exquisito ejercicio de estilo, y profundo canto en torno a la soledad e incomprensión humana, bajo la personal visión de un Billy Bob Thornton, tan comprometido con el proyecto que ha terminado haciéndose cargo del guión, la dirección, y el papel principal, al más puro estilo de los antiguos maestros y artesanos como:
Chaplin, Keaton, Welles, o Woody Allen.
Si bien es lenta, factual y algo plana, no es aburrida; pues poco a poco vamos conociendo a los diferentes individuos, sus relaciones, y los conflictos internos.
Muchos de estos personajes, responden al prejuicio de “white trash” o “basura blanca”, en contraposición a los prejuicios contra los guetos negros, y su miseria.
La falta de cultura, valores, y ambición de muchos personajes, queda plasmada en la pantalla, al mismo tiempo que se abordan una infinidad de temas, respecto al individuo, la familia, las relaciones, y la sociedad.
Sling Blade muestra “el otro lado de la vida”, pues no sólo nos habla de la marginación que sienten los disminuidos psíquicos, y de su dificultad para integrarse en la sociedad, sino que es la narración de una importante parte de la historia de EEUU, la que se escribió a mano, con letra pequeña, tan sólo reflejada en los cuadernos de notas, como el diario íntimo de Karl, un ser humano muy especial, considerado por la sociedad como un “retrasado”, y que comienza su inserción con la mejor voluntad, en busca de una única conquista, la de su dignidad humana.
Sling Blade, también propone un recorrido por las modestas y escondidas localidades de esa “La América Profunda” y por extensión, nos conduce hacia la exploración de las “psiques” de algunos de sus desconfiados pobladores, ajenos al sentir del estadounidense convencional, pero alejados también de los individuos que apenas gozan de aceptación, y se encuentran solos, olvidados, y discriminados, y que en Sling Blade se hallan encarnados por Linda:
Una mujer que debe rehacer su vida, tras el suicidio de su marido, junto a un hombre alcohólico, con tendencias agresivas, y continuos cambios de carácter contra los que él mismo desea luchar, día tras día.
Un niño que encuentra en Karl, al sustituto de su padre, a ese amigo que nunca tuvo.
Y Vaughan, un homosexual, protector de Linda y de su hijo, lleno de amor para compartir, y despreciado a veces por el acompañante de Linda, por su orientación sexual, a quien probablemente ve, por qué no suponerlo, como rival.
Curiosamente, cada uno de estos personajes, se encuentra en las antípodas del maniqueísmo:
Ni Linda corresponde al patrón de lo que pudiéramos considerar “una mujer maltratada”, ya que lucha al lado de su pareja, por la superación de esos primitivos instintos que a veces le dominan.
Ni su compañero cumple con el perfil del “maltratador”, puesto que es consciente de las lacras de su comportamiento, y de la necesidad de abandonar esos arrebatos.
Ni su hijo puede ser considerado como “un chico abandonado por la ruptura de una pareja desestructurada”, ya que el amor que su madre le profesa, es latente, y aflora en numerosas ocasiones.
Ni Karl se adscribe al rol de individuo “completamente marginado”, ya que encuentra en la admiración que el chico le profesa, una razón más para sentirse valorado.
Todos ellos, son personajes propios, de ese característico tejido humano, o material sensible, que habita en toda comunidad, por pequeña y olvidada que estas puedan parecer, sin duda de ellas se nutren, y componen el más amplio mosaico de nuestra sociedad.
Y no solo es la historia de un hombre y sus circunstancias…
Me gusta la descripción de esas circunstancias, de la reflexión sobre las condiciones sociales, y los comportamientos humanos que hacen finalmente imposible la reinserción de una persona, con muy mala suerte, escasos recursos, y buenos sentimientos, que pretende conseguirlo.
Esos otros personajes, están casi mejor expuestos que el protagonista, y me parece especialmente interesante, la manera como se nos presenta la relación de dependencia que existe entre un maltratador, y la mujer que lo aguanta, a pesar de que todos a su alrededor, incluido el hijo de ella, ven imposible, la normalidad de sus relaciones.
El personaje central, es un hombre pacífico, silencioso, retraído, débil, con una infancia, donde sufrió terrible abandono, y desconsideración por parte de sus padres, así como de los demás muchachos del pueblo donde vivía; y que ahora todavía, de la gente a su alrededor, con los comentarios despectivos y peyorativos hacia su persona y discapacidad.
Pero cabe preguntarse:
¿Cómo puede un ser, que una persona así, cuya impronta es de no hacerle daño ni a una mosca, se convierta en un asesino puntual?
El espectador irá descubriendo el por qué, conforme avanza el desarrollo del metraje.
No cabe duda, de que todo ser, hasta el más tranquilo y soportador de abusos, tiene un límite, de igual forma que todo vaso, gota a gota llenándose, llega un instante en que se bosa, y por aquí van los indicios de lo que pasa en la vida de este ser humano, de aspecto subnormal, pero con una genial capacidad para arreglar todo tipo de motores, y llegar al corazón de otras personas que viven también ciertos grados de marginación, por homosexualidad, por status social bajo, o por pérdida del progenitor.
Es evidente que el personaje de Billy Bob Thornton, recuerda a “Forrest Gump” y por qué no, al mismísimo monstruo de Frankenstein; y no por su deficiencia a un “Dr. Jekyll & Mr. Hyde”
Es interesante la lectura que se puede hacer de Sling Blade:
Desde los nombres que nos traen a la memoria, personajes del cine gótico y de terror como:
Karl en Boris Karloff, y su monstruo de Frankenstein; Frank como el Dr. Frankenstein, entre otros.
La fábula, también nos presenta la característica del monstruo de Mary Shelley en el caminar y la mirada que crea Billy Bob Thornton, al igual que todo su físico, y su quietud.
Por otro lado, Thornton demuestra un refrescante talento, con un tema profundo:
El respeto hacia los diferentes.
Pero Thornton está lejos de moralizar a su público, ofreciéndole un final terrible, y poco aleccionador.
Sobre algunas escenas, Sling Blade tiene muchos de esos momentos, que el espectador colecciona en su corazón, el mejor lugar para guardar la memoria emotiva, uno de ellos, es el abrazo entre Karl y Frank, en el bosque.
Es una escena que marca un punto de inflexión, y en la que no se dice mucho en palabras, pero todo el significado está allí.
Sling Blade, como toda gran obra, tiene sus momentos emocionantes, y también sus respiros humorísticos, sobre todo los desarrollados por la dependiente del supermercado.
Y por muchos motivos, Sling Blade es una película extraordinaria:
La actuación de Thornton es excepcional.
Desde la producción, es un filme de cámara, en el sentido de que privilegia las actuaciones, todas medidas, y excelentes; y así deja crecer a sus personajes hasta hacerlos amigos del espectador.
Solo con escuchar a Billy Bob en su versión original, hablan inglés, es impagable, y creo que gran parte del mérito, está en su recreación de un acento rural muy cerrado, patente incluso para los que no son nativos, pero que no resulta artificial.
Muy interesante también, la actuación del niño, Lucas Black, toda una promesa infantil en el desarrollo de sus posibilidades naturales en la actuación, y que llega a tener una gran química en pantalla con el personaje de Karl.
No obstante, se le achaca a Sling Blade, que es muy fría; y lo es.
Pero esa frialdad expositiva, es un calculado mecanismo para presentar a personajes y situaciones, y sobre todo, para evitar caer en la truculencia, y en el “ternurismo” barato.
Me parece excelente ese punto medio, distanciado, descriptivo, y crítico, de naturaleza “brechtiana”, en el que parece instalarse el ojo del director.
La redención final, es por tanto como una virtud cuestionable.
El personaje, es víctima de sus circunstancias, terrible escena que describe cómo vivía en su infancia, para luego mostrárnosla, que no tienen nada que ver con el destino, tan esgrimido en otras producciones, donde los personajes se mueven entre 2 aguas.
Así pues, Billy Bob Thornton, se muestra compasivo con su propio personaje; pero al mismo tiempo, realista, cruel, aleccionador para el espectador.
Películas como Sling Blade, son las que permiten creer, que el cine como entretenimiento y arte, todavía es posible, en un cine como el estadounidense, que viene clonando película tras película.
Además, Sling Blade es un puñetazo en el estómago y en la cara, para la sociedad hipócrita que desprecia y habla mal de los discapacitados mentales; personas inocentes, que como cualquier ser humano, también poseen un límite de tolerancia.
Por último, la banda sonora fue compuesta por el artista francocanadiense, Daniel Lanois.
“Some folks call it Hell, I call it Hades”
Sling Blade nos habla de la importancia de la reinserción social del discapacitado mental, y en cada país, debe existir una serie de programas para la reinserción de las personas discapacitadas; pues todos tenemos derecho a poder trabajar en cualquier lugar, y a que no suframos ninguna discriminación, porque todos somos diferentes.
Los objetivos de las empresas que contratan a estas personas discapacitadas pueden ser para:
Favorecer el desarrollo intelectual, físico, y psíquico de estas personas.
Ofrecerles una oportunidad, para experimentar el trabajo con otras personas, y asimismo, integrarse.
Crear conciencia, de que todas las personas pueden realizar un trabajo, y que pueden integrarse en el mundo laboral, como todas las personas que no tienen las dificultades que tienen estos.
Otro de los objetivos, es hacer conciencia, de que estos programas, no solo ayudan a las personas a conseguir su independencia económica, sino que también, ayudan a crecer, y a encontrar el apoyo de otros ámbitos que no sean sólo los de la vida familiar.
Otro objetivo importantes, es que todas las personas con discapacidad, tengan los mismos derechos, asimismo de iguales beneficios que tienen los demás empleados.
El recurso más importante de estos programas, es el ser humano, y más importante aún, es que ayudan a que estas personas se sientan útiles, y a que sean felices.
Así pues, estamos, indudablemente, ante una de esas pequeñas joyas cinematográficas, que muy de vez en cuando engendra el cine de Hollywood, que tuvo gran cariño de La Academia, tanto que llegó a derrotar a los guiones adaptados de otros monstruos cinematográficos, como lo son:
“The Crucible”, “Hamlet”, la enorme “Trainspotting”, y la gran favorita del año, la oscarizada “The Englih Patient”
Lamentablemente, Sling Blade es una de esas películas condenadas de antemano, al penoso semi ostracismo, con el que los medios de comunicación suelen premiar cualquier trabajo que no se amolde convenientemente a las prosaicas exigencias del gran público.
Puesto que expone temas tan delicados como la discriminación, el maltrato, la reinserción, o la complicidad, con una sensibilidad exquisita.
Sin esa estúpida voluntad de sentar cátedra.
Con humildad, y un realismo tan frío, como terriblemente honesto.
Tal vez por eso mismo, estimo justo y necesario, ensalzar de forma rotunda las virtudes de un film, cuya aureola de intimismo y modestia es, precisamente, su mejor baza para ser mostrada a la sociedad hipócrita.

“I love you, boy”



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