David and Bathsheba

“It is not for us to question the ways of the Lord”

Con el paso del tiempo, la temática sagrada fue despojándose de la reverente y estática mirada inicial.
Una tendencia más naturalista, de afrontar a los personajes religiosos.
A partir de la década de los 50, The 20th Century Fox, fue la productora que más filmes religiosos rodó, potenciando sus características épicas tan oportunas, para resaltar el flamante “cinemascope”
En su mayoría, son producciones espectaculares, tan entretenidas como poco complejas.
Una moda que siguieron otros estudios con mayor o menor fortuna, dado la excelente acogida que solían recibir por parte del público.
Y es que en la guerra como en el amor, todo se vale; y la historia de David y Bathsheba, es un testimonio de cómo es posible salirse con la suya en ambas.
II Samuel, también llamado “Segundo Libro de Samuel”, forma parte del Antiguo Testamento de La Biblia y del Tanaj; y es precedido en ambos textos, por I Samuel, y le sigue I Reyes.
II Samuel, cuenta la historia de Israel, a partir de la muerte de Saúl, II Sam. 1-20; y el subsiguiente reinado de David, con un suplemento al final, II Sam. 21-24.
En esta 2ª parte, se nos cuentan los hechos de David, Rey.
Historia tan sincera, como no se escribió ninguna otra en la antigüedad; escrita por un hombre de Dios, que supo descubrir la verdadera grandeza de David.
Lo inimitable del Rey David, se nota en una serie de cosas pequeñas, que a sus contemporáneos les parecieron insignificantes, o incluso tonterías; como las divergencias entre David y Joab, el hombre cumplidor y “eficaz”
Pero no pasaron inadvertidas al que contó su vida y, después de él, Israel comprendió que si bien habían tenido algunos reyes excelentes, sólo David les había presentado alguna figura anticipada del Rey verdadero, Cristo.
Para facilitar la comprensión de los acontecimientos que vienen a continuación, recordemos que, ya antes de David, la tribu de Judá, instalada en el sur de Palestina, se oponía frecuentemente a las tribus de Israel, ubicadas más al norte.
Saúl había tenido más partidarios en el norte, mientras que David era el hombre de Belén, en la tribu de Judá.
En El Antiguo Testamento, Betsabé o Bathsheba, que significa “La Séptima Hija” o “La Hija del Juramento”, era hija de Ammiel, y fue la esposa de Uriah, el hitita; y posteriormente, fue una de las esposas del Rey David.
El Segundo Libro de Samuel, 11:1 a 12:25; relata el adulterio de Bathsheba, con El Rey David, el embarazo resultante de la relación, y el subsecuente asesinato de su esposo, Uriah, el hitita; para ocultar la culpa, y la identidad del padre de la criatura, que Bathsheba llevaba en su vientre.
Sin embargo, el plan de los amantes fracasó, cuando Dios denunció a David, por medio de una parábola que enunció el profeta Nathan, que finalizó con una sentencia en forma de pregunta:
“¿Por qué menospreciaste a Yahvé, haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Uriah, el hitita; tomando a su mujer, por mujer tuya...?” 2 Samuel 12:9.
A pesar de haber sido perdonados por Dios, y salvados de la condena a muerte por aquel crimen, el primer hijo nacido de la relación entre David y Bathsheba, murió a los 7 días, y se sucedió una cadena de intrigas, asesinatos, y luchas internas, incluyendo una guerra civil, que plagaron la vida posterior de David, como castigo adicional impuesto por Dios.
Del enlace entre Bathsheba y El Rey David, nacieron luego 2 hijos, de entre los que destacó, quien sería el último Rey de Israel, Solomon, el cual tuvo 62 hermanos más, por parte de su padre, El Rey David.
Se cuenta, según El Segundo Libro de Samuel, El Rey David vio desde la azotea del Palacio, a una hermosa mujer bañándose…
Quiso David informarse sobre la mujer, y le dijeron que se trataba de Bathsheba, hija de Eriám, y mujer de Uriah, el hitita.
David, envió gente que la trajese a sus habitaciones, y tuvo relaciones con ella, a raíz de las cuales, ella quedó embarazada.
Bathsheba, envió a decir a David, que ella estaba encinta.
Informado David de la situación, pidió a Joab, que enviara a Uriah donde él.
Uriah participaba entonces, de la segunda campaña contra los amonitas.
David, sugirió a Uriah, que bajara a su casa, implicando que atendiera a su esposa, pero Uriah no lo hizo.
Cuando posteriormente David preguntó a Uriah sus razones, Uriah hizo referencia a un código de honor:
Él no entraría a su casa para comer, beber, y acostarse con su mujer, mientras El Arca de La Alianza, Israel, y Judá, habitaran en tiendas, y mientras Joab y sus compañeros guerreros, acamparan en el suelo; 2 Samuel 11:11.
En efecto, era común que, en la preparación para la lucha, los guerreros se abstuvieran de tener relaciones sexuales, como ejercicio de disciplina.
Al reiterarse la negativa de Uriah, a visitar a su esposa Bathsheba, David escribió una carta a Joab, donde indicaba poner a Uriah, frente a lo más reñido de la batalla, y ordenar a los soldados que se apartaran de él, de modo que el enemigo lo matara fácilmente.
Muerto Uriah, fue avisado David.
Bathsheba, también supo de la muerte de su esposo, e hizo duelo por él…
Pasado el luto, David envió por Bathsheba, y la recibió en su casa, haciéndola su mujer.
Hay cierto matiz irónico, en la observación de que el matrimonio se celebró inmediatamente después del duelo.
El Segundo Libro de Samuel, especifica que ella dio a luz un hijo, pero la acción de David, desagradó a Yahvé; II Samuel 11, 27.
Poco después, el profeta Nathan, reprendió a David por el asesinato, relatándole primero la parábola de un hombre rico, y otro pobre:
“El rico tenía muchas ovejas, mientras que el pobre sólo tenía una, a la que quería mucho.
Un viajero visitó al rico, y este tomó la oveja del pobre, y se la preparó para ofrecérsela al viajero”
Al oír el relato, David montó en cólera, y contestó:
“¡Vive Yahvé!
¡Que merece la muerte, el hombre que tal hizo!
Pagará 4 veces la oveja, por haber hecho semejante cosa, y por no haber tenido compasión”
La respuesta de David, lo colocó en una posición insostenible.
Nathan le respondió, con palabras acusadoras, sin paliativos:
“¡Tú eres ese hombre!
Así dice Yahvé, Dios de Israel:
Yo te ungí Rey de Israel, y te libré de las manos de Saúl.
Te di la casa de tu señor, y puse sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré también otras cosas.
¿Por qué menospreciaste a Yahvé, haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Uriah, el hitita; tomando a su mujer, por mujer tuya, y matándole por la espada de los amonitas?
Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me despreciaste, y tomaste la mujer de Uriah, el hitita; para hacerla tu mujer”; 2 Samuel 12: 7-10.
David, se arrepintió profundamente de su pecado; 2 Samuel 12:13.
Aun así, Nathan profetizó, que su hijo ya nacido de la relación con Bathsheba, moriría, lo que sucedió 7 días después. 2 Samuel 12:14-19.
David y Bathsheba, engendraron más tarde a Solomon, quien sucedería a David en el trono.
Pero, tal cual lo anunciado por el profeta Nathan, la espada jamás se apartaría de la casa de David.
Absalom, hijo de David, asesinaría a su propio hermano, y se convertiría en personaje central del gran drama de la familia davídica, resultando en una serie de crisis políticas, que llegarían a comprometer el futuro del reino.
En otras palabras, la historia abarca, con su libro hermano, el período que va desde el establecimiento de una monarquía formal, hasta el fin del gobierno de David.
Incluye un período de guerra civil, el traslado del Arca de La Alianza a Jerusalén, el relato del pecado de David, un cántico de Acción de Gracias, y un oráculo acerca de la descendencia del Rey.
En estos libros, se ve cómo la promesa de Dios, hecha a Abraham, se está realizando a través del reinado de David:
La alianza iniciada con Abraham, llega a su plenitud con David.
Sin embargo, todo el proceso explicado, no posee una datación histórica segura:
Primero, porque no poseemos fuentes externas de lo dicho, aparte de La Biblia misma, y en segundo término, porque estos libros se encuentran fuera de sincronía con el resto del Antiguo Testamento.
El relato de David y Bathsheba, pasó a ser el ejemplo por antonomasia del adulterio por cálculo, que ante el fracaso del ocultamiento, torna en un pecado aún mayor.
“Mighty as Goliath!”
David and Bathsheba es un drama del año 1951, dirigido por Henry King.
Protagonizado por Gregory Peck, Susan Hayward, Raymond Massey, Kieron Moore, James Robertson Justice, Jayne Meadows, John Sutton, Dennis Hoey, entre otros.
El guión es de Philip Dunne, y se inspira en un relato del Segundo Libro de Samuel, del Antiguo Testamento, basado en El Rey David, y su esposa favorita, Bathsheba.
Si bien es cierto que 20th Century-Fox Film Corp., poseía los derechos sobre el libro “David” (1943), escrito por Duff Cooper, David and Bathsheba no se basa en ese libro; y fue, sin embargo, la inspiración que condujo el estudio, para este proyecto cinematográfico.
David and Bathsheba cuenta la historia desde su origen, pasando por todos los episodios conocidos en La Biblia, sobre la pareja.
David and Bathsheba obtuvo 5 nominaciones al Oscar:
Mejor guión, fotografía, música, decoración, y vestuario.
Se rueda en exteriores de Nogales, Arizona, y en los platós de Fox Studios, EEUU.
La acción tiene lugar en Jerusalén, y otros lugares de Tierra Santa, en el siglo X, a.C.
El Rey de Los judíos, David (Gregory Peck), lo tiene todo:
Hijos, amigos leales, riqueza, poder, y prestigio, pero le falta el amor de una mujer.
Las relaciones con su primera esposa, Michal (Jayne Meadows), hija de Saúl, son tormentosas.
Un día, ve por la ventana del Palacio, a una muchacha encantadora, Bathsheba (Susan Hayward)
La manda llamar y, cautivado por ella, inician una apasionada relación.
En retrospectiva, el joven David (Leo Pessin), después de matar al gigante Goliath (Walter Talun), y salir victorioso de innumerables batallas, es proclamado Rey de Israel.
Subyugado por la hermosa Bathsheba, decide enviar a su marido, Uriah (Kieron Moore), a participar en una difícil batalla, en la que probablemente perecerá.
Esta historia de amor prohibido, provocará que La Ira de Dios, recaiga sobre el pueblo de Israel.
Si hablamos de una trama, que trata de un hombre que ha perdido el interés por su mujer, y mantiene una relación adúltera con una joven, a la que su marido no le hace mucho caso, podría parecer que nos referimos a una película de Woody Allen…
Un aspecto intrínseco a La Biblia, es que es un Libro, cuya actualidad perdura a lo largo del tiempo, porque sus historias, reflejan sentimientos y miserias, ligados a la naturaleza humana.
A diferencia de la mayoría de muchos de los títulos, David y Bathsheba es una producción, que pretende presentar a los personajes del Antiguo Testamento, como seres de carne y hueso, con sus debilidades, y su grandeza.
La elección del Rey David, unificador de la nación israelita, e inspirador de muchos de los salmos de la liturgia hebrea, y cristiana, resultaba perfecta, por su compleja experiencia vital.
“Perhaps you would prefer truth to honesty, Sire”
El director, Henry King, hace uso de su habitual estilo grandilocuente, con narraciones solemnes, de avatares guerreros, y de grandes gestas, junto con la muestra de un amor ardiente y apasionado, que Gregory Peck y Susan Hayward transmiten.
David and Bathsheba, es un drama romántico, de la época clásica del cine, que explica una historia tomada del Antiguo Testamento; que no desarrolla sólo un relato convencional de reyes, príncipes, héroes, e intrigas palaciegas; sino que también recrea una de las historias de amor, más viejas jamás contadas, con un morbo total, entre David, Bathsheba, y el pobre de Uriah.
Hace 3,000 años, David de Belén, reinaba sobre la unión de tribus de Israel.
Esta historia del reinado del Rey David, se basa en una de las narrativas históricas, más viejas del mundo, escrita por un cronista anónimo, del Segundo Libro de Samuel, del Antiguo Testamento.
Los israelitas, estaban en guerra con su enemigo tradicional, los amonitas.
El ejército del Rey David, bajo el mando de Joab, había acampado a las afueras de la ciudad de Rabbah, o Rabat Ammón, Capital  de los Amonitas, actual, Amman, Jordania; fortaleza de los enemigos, que explica una “voz en off” al comienzo del metraje.
Posteriormente, El Rey David, no es capaz de recuperar la fe que tenía cuando era niño, después de vivir durante años, a espaldas de Dios.
En su oscuro propósito de ocultar su pecado de adulterio, tarea complicada cuando Bathsheba queda embarazada, comete faltas aún mayores.
No le queda otra salida, que replantearse su responsabilidad como Rey, y su relación con Dios.
Todo parece indicar, que el realizador de David and Bathsheba, desea sobre todo, construir el análisis psicológico de un personaje humano.
David, es un hombre respetado por La Corte y el pueblo, de pasado heroico, y muy activo, y de ascenso rápido, desde Pastor a General del Ejército, y de ahí a Rey.
Se encuentra en la cumbre de la vida…
El trabajo rutinario de su cargo, el desamor de sus esposas y concubinas, y la fatiga que le produce sentirse encerrado en El Palacio, hacen mella en su ánimo, que reacciona generando sentimientos de insatisfacción y desmoralización.
Los indicios que el realizador, y el guionista dejan en el relato, parecen apuntar que la situación psicológicamente incómoda del protagonista, se agrava tras el primer intento de resolverla, su relación y boda con Bathsheba.
A partir de entonces, aparecen sentimientos de culpa, y agudos remordimientos religiosos, que posiblemente reflejan un estado interno de depresión.
Ante el mismo, puede reaccionar de diversas maneras; y David and Bathsheba, propone la que probablemente, es la mejor de las posibles...
La mirada del guionista, Philip Dunne, se centra en el más famoso episodio de su vida, la historia de amor, entre el famoso Rey y Bathsheba, esposa de uno de sus mejores guerreros.
Una pasión que se culmina, cuando el poderoso monarca, ordena a su fiel General, que ocupe la vanguardia del ejército, asegurándose así, su muerte en combate.
Como consecuencia de ello, La Ira de Dios se volcará sobre Israel, y los nuevos esposos.
Pero a diferencia de otros acercamientos más rudos, David and Bathsheba retrata el amor de ambos, no como algo impío, sino como hermoso y natural.
Y al profeta Nathan, acertadamente interpretado por un colérico Raymond Massey, como un fanático, que interpreta de la manera más dura, el mensaje de Dios.
Un bello “flashback”, rememora los orígenes de David, siendo un muchacho, enfrentándose al gigante Goliat, antecede a un hermoso final de reconciliación y perdón.
Gregory Peck, hace un retrato de David, atractivo y seguro de sí mismo, que convence; y Susan Hayward hace un personaje para nada fácil de interpretar, y envidiada por las demás mujeres que rodean a David, siendo la madre de Solomon.
Los interiores de David and Bathsheba, están muy bien filmados, y también los exteriores, que calan como el trasfondo de una historia interesante de ver.
La fotografía, de Leon Shamroy, ofrece un espléndido tecnicolor, movimientos de cámara pausados y precisos, y una grata profundidad de campo.
Se beneficia de un vestuario espléndido, unos decorados imaginativos, y unos escenarios amplios y cómodos.
Por lo demás, David and Bathsheba parece cuestionar la imagen del Antiguo Testamento, de un Dios irascible y vengativo, enfrentado al concepto de divinidad del Nuevo Testamento.
También, subraya en tono aparentemente crítico, el hecho de que algunos crean que los pecados del marido, los ha de expiar la mujer…
Son escenas memorables:
La danza exótica, el maltrato que recibe Michal, y la lapidación de una adúltera, vestida de rojo.
Sobre la infancia de David, y su lucha con el gigante Goliat, al final, en el tabernáculo, en un hermoso “flashback”
La banda sonora corre a cargo de Alfred Newman, la cual es vibrante, solemne, y épica; e incorpora melodías descriptivas de carácter lírico, y melancólico.
“It's a long time since I've shed any blood.
It's good to have proof that it still runs in my veins”
La historia, del encuentro pecaminoso de David con Bathsheba es, sin duda, uno de los momentos más sombríos de Las Sagradas Escrituras.
Cabe notar, que esto ocurrió justo después de la airosa participación de David, en la batalla en la que el ejército de Israel, bajo su mando, derrotó a los arameos.
No obstante, en esta ocasión, David envió a Joab, a derrotar de nuevo a los amonitas, otro enemigo de Israel.
En vez de ir a la batalla, David se quedó en casa, y en un momento de debilidad, cedió a la tentación con Bathsheba.
Tal vez, la parte más asombrosa de este relato, no sea la caída de David, porque después de todo, era humano...
Lo que resulta difícil de conciliar, es su determinación a ocultar su pecado, hasta el punto de ordenar la muerte certera de Uriah, el esposo de Bathsheba.
David era, después de todo, el hombre conforme al corazón de Dios.
Pero su negativa, a reconocer su pecado, no solo sirve como recordatorio de lo débil que puede ser la conciencia de los seres humanos, sino también, de la capacidad para engañar, y el deseo de proteger nuestros propios intereses, al costo que sea.
David, hubiera podido tener éxito en su plan, salvo por 2 factores:
Su sentimiento de culpabilidad, y el comentario final del capítulo que no presagiaba nada bueno:
“Pero esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová2
La descripción que se hace de la penitencia de David, está perfectamente de acuerdo con su sencillez, y su sentido realista.
David, trató de evitar la muerte del niño resultante de su adulterio, mediante el ayuno, y la penitencia, pero no lo consiguió.
David señaló su conocimiento, de que también él iría un día al seol, “el país sin retorno”, como lo llamaban los antiguos.
En los versículos 24-25, se menciona el nacimiento de Solomon, “Yedidías” o “Amado del Señor”, como una señal del perdón divino, el primer indicio de que Solomon terminaría por subir al trono, después de una sangrienta, y triste secuencia, que incluyó suplantar a otros herederos, que tenían mejores derechos que él.
De la interpretación más usual del sentido del relato, surge que la grandeza de David, radicó en el proverbial reconocimiento posterior, que hizo de sus pecados de adulterio, y de asesinato.
Con motivo de la visita del profeta Nathan, se le adjudicó a David, haber compuesto el llamado “Miserere” o “Salmo 51”, “el salmo penitencial por excelencia”
Como sucede con otros libros históricos de La Biblia, mediante la mera lectura, se evidencia que II Samuel, no ha sido escrito para el historiador, sino para el pueblo lleno con interés, en el aspecto religioso de los hechos narrados.
Los temas que sobresalen son:
El cumplimiento de la promesa divina, la esperanza mesiánica, proveniente de la casa de David, con la promesa de un reino estable.
El objetivo de lograr la unidad, para mayor gloria de Yahveh, ha fracasado bajo Saúl, pero tiene éxito con David, monarca ideal, desde el punto de vista del cronista bíblico.
Solomon, hará tambalearse este andamiaje, y los reyes posteriores, merecerán la reprobación de los autores de Crónicas, y Reyes.
Al revés que las demás naciones, Israel ha querido tener un Rey, pero Dios les ha impuesto como condición, que este no será un profano, sino también, el líder religioso del pueblo.
El Rey, será el ejecutor de la voluntad de Dios, en medio de su pueblo, y se le exige para ello, que sea fiel y piadoso.
Para que no olvide sus deberes, El Profeta del Señor, estará siempre al lado del monarca, para guiarlo y reconvenirlo.
Tras la reprobación de Saúl, llegará la fidelidad de David, el hombre elegido según el modelo de liderazgo, que la divinidad pretende.
No se conformará con nada inferior a él.
Acaso, como recompensa a la lealtad del Rey, en 2 Samauel.7, Dios habla a Nathan, y le muestra una profecía, acerca de los descendientes de David.
De su simiente, nacerá El Mesías, y este primer despertar de la esperanza mesiánica, se extenderá por todos los tiempos, hasta consolidarse en El Cristianismo.
En este libro, viendo una metodología cristiana, se puede evidenciar, la gran aparición del Rey David, en todas sus aventuras.
Así las cosas, a veces, un solo acto de indiscreción basta para dejar huella en nuestra vida.

“We both know that royalty is a fraud”



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