Anna Karénina

“You will remain here as my wife... before the world.
You will never see this... this person again”

Muchas veces oímos, que una obra literaria, o cinematográfica es “un clásico”
¿Qué se quiere decir con esto?
¿Qué particularidad debe tener una obra, para merecer esta distinción?
En algunos casos, es la novedad que aportan en el momento que se crean, la ruptura con las corrientes anteriores, y las consecuencias de tal novedad, en las obras posteriores.
En otros casos, es por ser la máxima representación de un movimiento artístico.
En otros, el más importante para mí, es la no-obsolescencia de la obra.
Es que un clásico, suele tener la capacidad de conservarse en el tiempo, de leerse 200 años más tarde, y seguir siendo actual.
“Anna Karénina” es una novela del escritor ruso, Lev Nikolayevich Tolstoy, publicada por primera vez, en 1877.
La novela, había empezado a aparecer como folletín, en la revista Ruskii Véstnik o “El Mensajero Ruso”, entre enero de 1875 y abril de 1877, pero su publicación, no llegó a concluirse, a causa del desacuerdo de Tolstoy con su editor, Mikhail Nikiforovich Katkov, sobre el final de la novela.
Por tanto, la primera edición completa del texto, apareció en forma de libro, en 1877.
De entrada, para conocimiento de los lectores, los nombres de los personajes de “Anna Karénina” pueden ser algo confusos, ya que hay una serie de convenios relacionados con el nombre en ruso, que no existen en nuestra idioma y cultura.
Empezando en que cada ruso tiene un nombre, un patronímico, y un apellido.
Patronímico de una persona, consiste en el apellido de su padre, y el nombre acompañado de un sufijo, que significa “hijo de”
Por tanto, para el personaje de Lyovin, se dirige como Konstantin Dmitrievich, es decir “hijo de Dmitri”
Kity se llama a Ekaterina Aleksandrovna, hija de Aleksandro, y así sucesivamente.
Los personajes de “Anna Karénina”, con frecuencia, se hablan unos a otros, en la dirección formal de esta manera, utilizando el primer nombre, y patronímico.
Cuando los personajes no se ocupan de sí, o no se hablan formalmente, podrán utilizar apodos informales, o diminutivos.
A veces, estos apodos se parecen poco a los nombres completos de los personajes.
Por ejemplo:
Lyovin, a veces se llama “Kostya” apodo de la norma Konstantin; y Vronski a veces se llama “Alyosha” diminutivo de Alexei...
Además, los apellidos en ruso, asumen tanto las formas masculinas y femeninas.
En Anna Karénina por ejemplo Karenin; la esposa toma el apellido de la forma femenina, Karénina.
Asimismo, Oblonski, la esposa tiene el apellido Oblonskaya, y sus hijos tienen el apellido Oblonski, mientras que sus hijas, tienen el apellido Oblonskaya…
Mantener estos convenios en mente, ayuda a distinguir a los personajes que se tratan por diferentes nombres en toda la novela.
Sin embargo, el uso de estas convenciones varía en las diferentes ediciones de “Anna Karénina”, ya que algunos traductores, eligen simplificar o eliminar las variantes de nombres, con el fin de hacer la novela más accesible a un público de habla castellana.
Si tuviéramos que describir “Anna Karénina” en breves palabras, diríamos que se trata de un adulterio, consumado en un ambiente aristocrático, que conduce a la muerte a la esposa de un alto funcionario ruso.
Anna Arkadyevna Karenina es una hermosa iconoclasta, finalmente destruida por su propia inseguridad.
Anna pasa por una evolución, de estar primero cerca de la perfección, a ser un personaje marcado por el adulterio, los celos, y el rencor.
El cambio es tan dramático, que es aterrador, somos testigos de la desintegración de la psique humana.
Anna cree que está luchando una batalla contra una sociedad opresiva, pero en realidad, ella está luchando contra sí misma, perdiendo al final dicha batalla.
El Conde Aleksei Kirillovich Vronski, representa el epítome de la vida social.
Él tiene encanto, ingenio, inteligencia, y dinero.
Ama a las mujeres, las mujeres lo aman, y sus colegas, tienen envidia de él.
Sin embargo, con estos rasgos, solo es un personaje típico de su sociedad.
Lo que lo hace diferente, es que él tiene un amorío, y esto es lo que le hace ser condenado al ostracismo, en cierto grado.
Algunos lo encuentran cruel, pero otros piensan que, simplemente es confuso.
Vronski podría ser criticado, por no brindarle una situación más estable a Anna.
Los amigos de ella, la abandonan; muchos piensan que él, podría haber evitado que ello ocurriera.
A pesar de sus males, y su necesidad de mostrar su dinero, ciertamente ama a Anna, y él nunca considera dejarla, incluso cuando se hace cada vez más difícil disfrutar de su compañía.
Él terminará como el más maduro en la relación.
La novela “Anna Karénina”, está considerada, una de las obras cumbres del realismo.
Para Tolstoy, fue su primera verdadera novela.
La apariencia física del personaje que da nombre a la obra, parece estar inspirada en Maria Hartung (1832–1919), la primogénita del poeta ruso, Alexander Sergeyevich Pushkin.
Poco después de conocerla en una cena, Tolstoy comenzó a leer la prosa de Pushkin, y tuvo un efímero sueño con “un aristocrático codo desnudo”, que probó ser el primer acercamiento al personaje de Anna.
En la novela “Anna Karénina”, Tolstoy refleja su visión de la sociedad urbana, símbolo de los vicios y el pecado, en oposición a la vida sana de la naturaleza y del campo.
“Anna Karénina” rescata el género de “novela familiar” popular en Rusia, desde hace varios decenios anteriores, y que estaban fuera de moda por 1870s.
La novela familiar rusa, retrataba las ventajas y comodidades de la unión familiar, y la felicidad doméstica, a menudo, en una forma muy idealizada.
Cambiando radicalmente el clima social de 1860s, en Rusia, muchos progresistas sociales, atacaban a la institución de la familia, decían que era anticuada, y un retroceso de limitación de la libertad individual.
Alegaron que la familia, con frecuencia, abusaba de los niños, y que eran explotados como mano de obra barata.
Tolstoy escribió “Anna Karénina”, en parte, como su declaración personal sobre la familia, iniciando un debate, que en última instancia nos deja con la conclusión de que la fe, la felicidad, la vida familiar, y la vida, van de la mano.
Aunque muchos críticos calificaron la obra, en el momento de su publicación, como un “romance de alta sociedad”, Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky, declaró que era una “obra de arte”
Vladimir Vladimirovich Nabokov, secundó esta opinión, admirando sobre todo, la “magia del estilo de Tolstoy” y la figura del tren, que se introduce ya en los primeros capítulos, con los niños jugando con un tren de juguete; desarrollada en capítulos siguientes, como la pesadilla premonitoria, de la fatalidad de Anna, hasta llegar al majestuoso final.
La obra además, sirve de exponente para Tolstoy, al realizar una gran crítica en contra de la aristocracia rusa de la época, en la cual, se pueden ver varios personajes, representando antivalores, y mostrando una hipocresía general, dentro del selecto círculo de la élite rusa.
Así, cuestiona a los amigos de Vronski, que le perdonan vivir en concubinato con una mujer casada, y se exhibe la falsedad moral de La Princesa Betsy Trubetskaya, que margina a Anna como adúltera, a pesar que la propia Betsy le confesó haber sido infiel a su esposo varias veces, o el empeño de Darya Aleksandrovna “Dolly” en que sus hijos le hablasen en francés, reprendiéndolos si hablan en ruso…
También, dentro de la obra, se empieza a plantear la cuestión de los derechos de la mujer, claramente era un tema candente; además se muestra la influencia occidental de progreso social en Rusia.
Y es que “Anna Karénina” es conocida como una novela sobre el adulterio:
La traición de Anna hacia su marido, es el acontecimiento central, o la trama principal.
Hubo una oleada de interés en el tema del adulterio, en la mitad del siglo XIX, como lo demuestran obras como la Nathaniel Hawthorne “La Letra Escarlata” (1850) y Gustave Flaubert de “Madame Bovary” (1857)
A pesar de que el culpable de estas obras, es siempre una mujer que cumple un mal final, como resultado de su delito, el adulterio del siglo XIX, en la novela “Anna Karénina” es en realidad menos religiosamente, y moralizante de lo que podríamos esperar.
Aunque la novela está cargada con la emisión de citas bíblicas de las bocas de los personajes, y de su propio epígrafe, y de su atmósfera moral, no es abrumadoramente cristiana.
La  iglesia, rara vez se menciona en la novela, e incluso en ocasiones, Tolstoy se burla de ella, suavemente.
Ya que la más importante condena al adulterio en “Anna Karénina”, no proviene de la iglesia, sino de la sociedad convencional:
El adulterio, es más una cuestión social en la novela, que el de una moral religiosa.
Su esposo, Karenin, se pone a la unión de Anna con Vronski, no porque el adulterio es un pecado, ni siquiera le provoca angustia emocional; sino porque la sociedad va a reaccionar negativamente.
Karenin piensa en el decoro y la decencia, en el buen estado con los vecinos, a lo largo de cualquier otra cosa.
Es por esta razón, que él está tan dispuesto a pasar por alto el asunto de Anna, mientras no pretenda una separación, o el divorcio.
Como tal, el adulterio, en “Anna Karénina” es un efecto secundario de las fuerzas de la asfixiante sociedad, haciendo de la novela, una obra de crítica social, tanto como una historia de traición conyugal.
Al final de la novela, Anna pide el perdón de Dios, justo antes de matarse.
Indirectamente, también  pide el perdón de nosotros los lectores, ya que depende de nosotros, determinar si nuestra atracción emocional con Anna, supera nuestro juicio moral de vida.
En última instancia, para los lectores, el perdón puede ser menos, o quizás más importante que la identificación con ella.
La novela “Anna Karénina”, se ha adaptado al cine en varias ocasiones:
Las producciones rusas de los años 1911, 1914, 1953 y 1967; una egipcia, inspirada, como “Nahr al-Hob” o “River Of Love” de 1960.
Las producciones de Hollywood:
La primera de 1915, con Betty Nansen; 1927, una versión estadounidense como “Love” con Greta Garbo; en 1935, con Garbo nuevamente ya como “Anna Karénina”; 1948, con Vivien Leigh; la de 1953; 1967, con Tatiana Samoilova; 1977, televisiva; 1985, para televisión, con Jacqueline Bisset; 1997, con Sophie Marceau; 2000, televisiva con Helen McCrory; una de 2009; y más recientemente:
En 2012, con Keira Knightley; y 2013, con Vittoria Puccini, para televisión.
También “Anna Karénina” inspiró el ballet homónimo de Rodion Shchedrin, para la bailarina Maya Plisetskaya, estrenado en 1972, en el Teatro Bolshoi; y la ópera “Anna Karénina” en inglés, de David Carlson, estrenada en la Florida Grand Opera de Miami, en 2006, con Kelly Kaduce y Brandon Jovanovich.
“When I leave you, I'm lost in a world of strangers.
When I touch your hand, we're alone”
Anna Karénina es una película dramática estadounidense, del año 1935, dirigida por Clarence Brown.
Protagonizada por Greta Garbo, Fredric March, Basil Rathbone, Maureen O'Sullivan, Freddie Bartholomew, Reginald Owen, May Robson, entre otros.
El guión es de Salka Viertel y Clemence Dane; basados en la novela homónima de León Tolstoy, junto al Conde Andrey Tolstoy, como consultor del film, supongo que hijo del Conde Andrey Lvovich Tolstoy, hijo del autor.
Anna Karénina fue un éxito internacional, y fue mayor la sorpresa para MGM, con una gran taquilla en EEUU, siendo un vehículo de lucimiento dramático, para la consagrada actriz Greta Garbo, no conseguido desde “Mata Hari” (1931)
Sin embargo, sus beneficios fueron disminuyendo significativamente, a causa de su sueldo exorbitante.
Anna Karénina es un nuevo argumento, que rompía con los esquemas cineastas del momento; pues se manejan temas como:
El adulterio, la moralidad, la pasión, la culpa, la fugacidad de los sentimientos, todo ello bajo la lupa del Código Hays y La Liga de La Decencia.
Anna Karénina es una tragedia para los seres humanos fieles a sí mismos, porque si transgrede las normas, es expulsado de la sociedad, y si se queda en ellas, cae en la ambigüedad y el hastío; por lo que el film refleja una sociedad hipócrita, de doble moral.
La acción, tiene lugar en Rusia, San Petersburgo y Moscú, en tiempos del Zar Nikolai I Pavlovich (1825-1855), Emperador y Autócrata de Todas las Rusias, Rey de Polonia, Gran Duque de Finlandia, Duque de Curlandia y Semigalia, y de Holstein-Gottorp.
Anna Arkadyevna Karénina (Greta Garbo), es la esposa del oficial zarista, Aleksei Aleksandrovich Karenin (Basil Rathbone)
Mientras trata de inducir a su hermano, El Príncipe Stepan Arkadievich Oblonski “Stiva” (Reginald Owen) de llevar una vida licenciosa, ella se siente atraída por un militar, El Conde Aleksei Kirillovich Vronski (Fredric March)
Cuando se conocieron en una estación de tren, un guardavías murió arrollado por un tren, y Anna interpretó este hecho como un mal augurio.
Esta relación indiscreta arruina su matrimonio y posición en la sociedad rusa del siglo XIX; y hasta se le prohíbe ver a su hijo Sergei “Seryozha” Alexeyich Karenin (Freddie Bartholomew)
Anna se suicida, incapaz de soportar su falta de libertad social y de los celos y sospechas derivadas de su inestable relación con Vronski.
Así las cosas, Anna Karénina retrata, la inevitable caída en desgracia de una mujer, que llevaba una vida respetable:
Casada con un alto funcionario de San Petersburgo, con una elevada posición, y un gran prestigio social, un hijo al que adora, un hermano que vive en Moscú, y al que visita de vez en cuando, para reconciliar los problemas matrimoniales y familiares de éste...
Pero en una de las ocasiones en las que va a visitar a su hermano, conoce a Vronski, un Oficial del Regimiento Ruso.
En seguida, salta la atracción entre Anna y Vronski, y ambos se ven arrastrados hacia una relación ilícita y adúltera, que significará para ambos, sobre todo para Anna, la condena y la marginación social.
Separada de su hijo por su intransigente marido, hombre frío que sólo cuida las apariencias, y se niega a concederle el divorcio, para no ver salpicada su impoluta vida; Anna se sumergirá en el engañoso olvido de la pasión, y tratará de vivir su amor al máximo, pero pronto, el mar de fondo la arrastra, y la conduce hacia la infelicidad, porque tiene el alma desgarrada, debido a su separación de su hijo, y por el ostracismo y el rechazo social a que está sometida.
Todo esto hace de Anna Karénina, una tragedia emocional sobre el adulterio, la moralidad, la pasión, la culpa, o la fugacidad de los sentimientos, que destaca por el trabajo narrativo de Brown, en la definición de personajes, ambientes, y emociones, en la dirección de actores, y en la intensidad dramática de sus escenas, generalmente de poca duración, con final abrupto, y de elevada elegancia, singularidad y tacto refinado en su composición, etc.
La fotografía, es del habitual colaborador de Brown y Garbo, William H. Daniels, quien ayudó con su trabajo tras la cámara, a forjar el mito de La Divina, a lo largo de su carrera.
“I return you to the world!”
En 1935, David O. Selznick quería que Greta Garbo protagonizara la heredera que moría en “Dark Victory”, pero Garbo eligió “Anna Karénina” de Leo Tolstoy, en la que interpretó a otro de sus famosos papeles.
Clarence Brown, era el director con el que mejor se entendía Greta Garbo, y el que siempre pedía para trabajar a su lado, la entendía mejor que nadie, sabía que esa estatua de mármol, podía en algún momento determinado, vibrar, e incluso, hacer que de su piel tan pálida, nosotros viéramos, cómo circulaba la sangre.
Y es que Anna Karénina, tiene todas las ventajas que tenía el cine de entonces, si había que construir un tren, se construía el mejor tren, si había que poner nieve en Pasadera, se ponía toda la nieve que fuera necesaria.
Porque esta Anna Karénina, es la más importante de las numerosas adaptaciones, que de la novela de Tolstoy  se ha realizado en la pantalla grande, principalmente, por el lujo derrochado en la producción de David O. Selznick, la capacidad del director Clarence Brown para crear una atmósfera desdichada, sensible, y por la sublime interpretación de Greta Garbo.
Y con ellos, William Daniels, el fotógrafo habitual de Garbo, aportó una contribución decisiva, para la exaltación de la actriz a mito del cine.
Se sirve de una iluminación imaginativa y eficaz, y de un vestuario espléndido, realizado por uno de los mejores orfebres del vestido, el gran Adrian; y de una composición del dibujo, de gran fuerza plástica.
La interpretación de la protagonista, destaca por la naturalidad, serenidad, aire distante, y la mirada fría, propia de las mujeres fuertes y atormentadas, que encarnó La Divina en sus grandes papeles.
Greta Garbo era una mujer extraordinaria, era extraordinaria en varios aspectos, porque su interpretación se adelantó a su época, porque sabía mirar como nadie, y morir mejor que la mayoría, y en esta ocasión, yo no creo que haya nadie más ruso que ella, haciendo de ruso, siendo un prodigio, como encarna a Anna Karénina.
Y le acompaña un elenco brillante de secundarios de lujo, como:
Fredric March, Basil Rathbone, magistral en su papel de marido ultrajado; May Robson como La Condesa Vronski; Maureen O'Sullivan como Ekaterina Aleksandrovna Shcherbatskaya “Kity”, o el pequeño Freddie Bartholomew como Sergei.
Pero sobre todos, La Garbo destaca por la naturalidad, serenidad, el aire distante, la mirada fría de una mujer fuerte pero atormentada.
Es una mujer que rompe las reglas sociales, morales, y de su entorno, por lo que se ve marginada en soledad, desamparo, y tristeza.
Los sentimientos reflejados de Anna Karénina son los que exaltan el amor puro y sincero, desinteresado, y dispuesto a los mayores sacrificios, pese a sus riesgos para la mujer.
El marido, encarna la crueldad; el amante, la ingratitud; el hermano, el egoísmo; la cuñada, la compasión fría; y el hijo, la añoranza.
Anna Karénina condena la doble moral, y la hipocresía de la alta sociedad, el culto a las apariencias, el amor convenido por intereses ajenos a la pareja, la represión del amor sincero, la sujeción de la mujer, al capricho del marido, en la tramitación del divorcio, etc.
Y sí, Anna Karénina es por encima de todo, la historia de un adulterio.
Como negativo, es imposible resumir en 95 minutos, un libro que pasa de las 1.000 páginas, máxime cuando nos encontramos con la mejor novela de todos los tiempos.
La versión del 1935, pasa muy por encima de la trama, y del conflicto Lyovin-Kity, y se centra en Vronski-Anna.
Aunque si haya una escena de la boda de Lyovin y Kity, no se les da más importancia que una pareja del entorno de Anna y Vronski.
En cambio, en el libro, su relación es otra trama, de gran importancia, comparable a la relación Anna-Vronski.
Y aquí se omite la figura del hermano enfermo de Lyovin, y el embarazo, y nacimiento de la hija de Anna con Vronski, llamada Anna o “Annie”…
Como curiosidad, se cuenta que la actriz Greta Garbo, comía ajo para frenar los avances de Fredric March, en las escenas de amor.
Sin embargo, es posible que estuviese siguiendo una nueva dieta, porque siempre estaba cambiando sus hábitos alimenticios.
A destacar, las escenas de ballet, dirigidas por la bailarina, coreógrafa, diseñadora, y directora escénica austriaca, Margarita Wallmann, que como directora y coreógrafa, llegó a montar importantes espectáculos operísticos en el Maggio Musicale Fiorentino, y en La Scala de Milán, donde dirigió 127 óperas y ballets.
Destacar que ella, en La Scala de Milán, dirigió a Maria Callas en “Medea” conducida por Leonard Bernstein en 1953; “Alceste” con Carlo Maria Giulini en 1954; “Norma” en 1955; y “Un Ballo In Maschera” en 1957.
Anna Karénina posee una fotografía muy estudiada, y que cuida mucho los detalles simbólicos, fíjense por ejemplo, en el accidente de la estación, que ocurre en el comienzo; o en el momento en que Anna se ve claramente dividida, entre las exigencias de su hijo, y las de Vronski, que la reclaman cada uno por su lado; o ese detalle curioso, de la forma de encender los candelabros en la casa de Vronski; así como la forma en que el esposo se entera del amor de Anna en las carreras, de una belleza y suspenso espectacular; y con una banda sonora que acompaña con acierto esos momentos, ofreciendo los toques adecuados de dramatismo.
La música a cargo de Herbert Stothart, combina melodías rusas tradicionales, mazurcas, canciones populares, y acompañamientos de fondo, de las escenas más emotivas.
“Nothing of you.
I shall never forget anything of you”
En toda relación de pareja, existen una serie de etapas, que demuestran el grado de compromiso, respeto, y sobre todo, amor que ambos cónyuges afirman sentir por el otro, tanto durante el noviazgo, como en el matrimonio.
De hecho, el propio Tolstoy nos recuerda que:
“El matrimonio, es una barca que lleva a 2 personas por un mar tormentoso; si uno de los 2 hace algún movimiento brusco, la barca se hunde”
Y es que Tolstoy, escribió “Anna Karénina” a finales del siglo XIX, y la historia está ambientada en esa época, pero aun así, la obra no ha perdido su actualidad, porque habla de temas humanos que no desvanecen:
Amor, deber, hipocresía, lealtad, amistad, dolor, deseo, sufrimiento… y lo más importante, sabe tratarlos.
La historia de Anna Karénina es una historia universal:
La de una mujer que, tras romper las reglas sociales, morales, y de su entorno, se ve abocada a una injusta soledad, desamparo, tristeza, un papel pintado para La Garbo.
Es la tragedia del ser humano, que si transgrede, cae derrotado, y si permanece, cae en la más simplista ambigüedad y hastío.
En ambos lados, el desamparo, no obstante, y todo por el maldito/bendito amor, o como queramos llamarlo.
Por ello, Anna Karénina es un trágico drama que toca el alma, que transmite en toda su intensidad, la tragedia de una buena mujer, que descubre que tiene que pagar el precio más alto, por sentir y consentir el verdadero amor, de un hombre que no es su marido, y experimentar la pasión, aun conociendo de antemano, las tremendas y desoladoras consecuencias de sus actos.
No podemos condenarla; sólo podemos sentir compasión, y vivir su desgarro interior.

“We'll be punished for being so happy”



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