Stoker

“Sometimes you need to do something bad to stop you from doing something worse”

Aquí, metafóricamente hablando, “el fogonero” era el empleado auxiliar del maquinista, que tenía por obligación principal, alimentar el fuego de la locomotora en los ferrocarriles y del hogar en general, en toda máquina de vapor, auxiliar en la limpieza y engrase ,y además en las vías férreas, servir el freno del ténder o vagón.
Para disminuir el trabajo del maquinista, y poder suplirle en caso necesario durante la marcha, los fogoneros solían conducir la máquina en las maniobras de estación, siendo su ascenso natural a maquinistas, resultando tener las mejores condiciones para ello.
El fogonero, observaba en marcha las señales de la vía, y cuando no tenía ocupación en la máquina, debía ir asido al freno del ténder, especialmente en los puntos que ofrecían peligro y, sobre todo, en las bajadas.
“My ears hear what others cannot hear; small faraway things people cannot normally see are visible to me.
These senses are the fruits of a lifetime of longing, longing to be rescued, to be completed”
Stoker es una película de suspense, del año 2013, dirigida por Park Chan-wook.
Protagonizada por Mia Wasikowska, Matthew Goode, Nicole Kidman, Jacki Weaver, Dermot Mulroney, Lucas Till, Ralph Brown, Alden Ehrenreich, Phyllis Somerville, Wendy Keeling, Lauren E. Roman, Tyler von Tagen, Judith Godrèche, entre otros.
El guión es de Wentworth Miller, el cual se cuenta, tardó 8 años en terminarlo, siendo Stoker, la última película producida por Tony Scott, quien falleció antes de que comenzara el rodaje.
El actor Wentworth Miller, escribió el guion de Stoker, y su precuela, “Uncle Charlie”, bajo el pseudónimo de Ted Foulke.
En el año 2010, la obra de Miller se ubicó en el 5º lugar de Los 10 Mejores Guiones que no habían llegado a la pantalla grande, en la encuesta anual elaborada por The Black List.
Miller describió su trabajo, como una película de terror, un drama familiar, y un thriller psicológico.
Stoker no es terror, no es suspenso, solo una película que pretende inquietarte con un “secreto” de por medio.
Aunque se vio influido por la obra “Drácula” de Bram Stoker, Miller aclaró:
“No se trata de vampiros.
Jamás se trató de vampiros.
Pero es una historia de terror”
Por lo que el título entonces, hace referencia al apellido familiar de los protagonistas, así como cierta carga genética que los liga.
Por su parte, el film “Shadow Of A Doubt” (1943), de Alfred Hitchcock, también influyó en la historia de Stoker.
Al respecto, Miller señaló:
“El punto de partida viene, de hecho, de “Shadow Of A Doubt” de Hitchcock.
Así que ahí es donde comenzamos, y luego lo llevamos en una dirección muy, muy diferente”
Stoker, marca el debut en idioma inglés, del director coreano Park Chan-wook, cuyo rodaje duró 40 días, comenzando en Nashville, Tennessee, EEUU.
Parte de Stoker, se grabó cerca de Murfreesboro, así como en Sewanee, hogar de la Universidad del Sur.
Stoker es un cuento oscuro, turbador, imposiblemente tórrido, y deliciosamente morboso, que sigue a India Stoker (Mia Wasikowska), una adolescente, que pierde a su padre Richard Stoker (Dermot Mulroney), en un trágico accidente de coche, el día en que cumple 18 años, y es cuando su vida se hace añicos.
Su impasible comportamiento, oculta profundos sentimientos, que sólo su padre comprendía.
Su tío Charlie (Matthew Goode), cuya existencia desconocía, aparece por sorpresa en el funeral, y decide quedarse una temporada en casa de India, y de su inestable madre Evelyn (Nicole Kidman)
Aunque al principio desconfía de él, pronto India se da cuenta, de que tienen mucho en común.
A medida que Charlie se va descubriendo poco a poco, India se empieza a obsesionar con su carismático tío, y se empieza a dar cuenta, de que su llegada no era fruto de la casualidad.
Con la ayuda de él, India va a descubrir su inesperado destino.
Hay 2 películas en Stoker:
La primera, es un sublime recital de puesta en escena, un prodigio de la composición de elementos desestabilizadores, capaz de crear atmósferas densas hasta lo insoportable.
En ella, el milimétrico control visual de Chan-wook, se pone al servicio de un relato bombeado por las pulsiones, un abrazo entre el Eros y el Thanatos, para una historia que hubiera firmado el mismísimo Sir Alfred Hitchcock, en perversa sociedad con el Stanley Kubrick de “Lolita” (1962)
Esa primera película fascina, hipnotiza, y se sumerge sin miedo, en conclusiones nada fáciles de asimilar:
La herencia pérfida, la espontánea adhesión al mal, y la proximidad entre deseo y muerte, confirmada en la perturbadora comunión que lleva a un orgasmo bajo el agua de la ducha.
En esa obra magnífica, Mia Wasikowska, entiende a la perfección su adolescente matizada, inicialmente resistente a las declinaciones oscuras, hacia las que le lleva un inquietante Matthew Goode.
La segunda película, sin embargo, desdeña la construcción lenta y progresiva de esa conexión inconfesable, para señalar sus causas en un secreto atroz.
Siendo testigo de una realidad humana atemorizante, se llega a un final deliciosamente demente, en donde podemos entender aquellas palabras profundas, dichas en voz en “off” por la ya adulta India.
Aquella espectacular escena inicial, es la misma que cierra, pero esta vez, con otro sentido, haciéndonos volver exactamente al comienzo.
Notamos que todo lo visto, no ha sido más que una especie de “flashback” para explicarnos el sentido de la escena inicial/final, que resume todo el cambio que India experimentó, antes de vestir la fina blusa de su madre, el cinturón de su padre, y los zapatos su tío, y así, comenzar a vivir su vida, como la peculiar persona que es.
Un final ambiguo, hermoso, profundo, y aterrador, insertado por un silencio, donde se escucha el viento, y vemos la fría mirada de India, con su escopeta en mano.
El clima de desconfianza que produce la sola presencia de Matthew Goode, queda reflejado magistralmente en el rostro de Mia Wasikowska, joven que lucha entre la admiración infantil, hacia un padre desaparecido, y el impulso adulto hacia un hombre atractivo, que esconde para ella, algo que entraña miedo y deseo a la vez, todo reflejado en ese ojo final.
Así pues, India entra en la mayoría de edad, con un deportivo en un pie, y un zapato de tacón en el otro, debatiéndose entre seguir el modelo paterno-protector, o el de su tío-destructor.
En ella, como en otros personajes de la historia, hay una guerra entre el amor y los celos, entre la justicia familiar y la venganza.
Son seres heridos en su afectividad, y proclives a despeñarse por el barranco de la violencia, son copias defectuosas, en las que la vida parece querer alcanzar de nuevo, lo que los padres no consiguieron, según manifiesta una frágil e indolente Evelyn, encarnada por Nicole Kidman.
Una mirada pesimista, por tanto, sobre la familia y la sociedad, incapaz de superar la espiral de envidia y odio, sometida al determinismo más nihilista.
Como dice India, “las flores no eligen su color”
Sí, ella es una flor, y tampoco las flores venenosas, tienen la culpa de serlo.
“We don't need to be friends.
We're family”
¿La maldad es genética, o voluntariamente asumida?
Creo que este es el planteamiento de Stoker.
Exquisita técnicamente, esta historia sobre locuras controladas a duras penas, sobre herencias genéticas peligrosas, sobre relaciones familiares retorcidas, luce maravillosamente, gracias a una puesta en escena soberbia, impecable, alucinógena, y tan adictiva en su parsimonia narrativa, como es habitual en el director coreano.
Edición, banda sonora, fotografía, y dirección artística, elevan una fábula que, pese a no igualar en sus fondos sus despampanantes formas, atrapa en su desarrollo desde el primer al último fotograma.
Stoker es un filme, donde domina la plasticidad y la estética en lo formal, y por supuesto, juega con los simbolismos, así destacamos el uso del color amarillo absolutamente apoxemático, es decir, los vestuarios y decorados, están meticulosamente seleccionados, para jugar en todo momento con los contrastes, destacando durante todo el metraje, ese color amarillo.
Y de los animales, como el águila, un gran depredador, que lo ve todo desde la distancia, y no se le escapa ningún detalle; o los insectos como las arañas...
El despliegue técnico y estético es impecable.
Visualmente, Stoker es perfecta de pies a cabeza, la atmósfera y ambientación creada, seduce sin mayor esfuerzo, su limpia fotografía es delirante, como exquisita.
El cuidado trabajo de fotografía de Chung-hoon Chung impresiona, el poder y belleza que tiene cada imagen, no deja de ser increíble, como una pintura perfecta, donde los colores y sus más delicados tonos, resaltan de forma natural; desde ese bello verde del jardín, hasta el delirante color de cabello de La Kidman, se destacan.
Siendo así, todo un fascinante deleite visual, en el cual nos queda claro, que Park Chan-wook, y Chung-hoon Chung juntos, pueden dominar la industria cinematográfica.
Aquí, el director hace gala de una precisa planificación, que busca generar inquietud y desasosiego, con momentos en que la cámara subjetiva, o la profundidad de campo, permiten al espectador, implicarse en la historia, con un montaje que altera los tiempos, para hacerlos coincidir en el subconsciente, con la multiplicidad de objetos y detalles de valor metafórico, y premonitorio, con los artificiosos, pero eficaces efectos de sonido.
Otro punto es, la destreza del director con la cámara, los movimientos que van captando los mejores planos y enfoques, transformando una mansión como cualquier otra, en un paraíso negro, y siniestro.
Stoker es puro estilo, y destila elegancia de principio a fin, es una película de alta calidad, donde la producción completa, o mejor dicho la película en sí, es poesía pura, es un espectáculo visual fuerte y despampanante, que sonreír mientras la ves, es inevitable.
La mezcla intensa de terror psicológico, thriller, tensión, y drama doméstico, es exquisita, se disfruta satisfactoriamente del clímax sexual, siniestro, gótico, de perversidad, y maldad humana.
Intensamente turbadora, imposiblemente tórrida, llena de coraje en su esquizoide furia contenida, Stoker subraya la calidad interpretativa de su protagonista, una Mia Wasikowska, a la que es imposible dejar de mirar, en el que queda como uno de sus mejores papeles.
El paso de la niñez a la edad adulta de India, de la aceptación de su propia identidad, a parte del sublime tratamiento del director y/o guionista, con sus metáforas, zapatos, araña… no se entendería sin una gran interpretación de Mia Wasikowska.
De su particular aprendizaje con su tío Charlie, sacará muchas cosas, pero sobre todo, aprenderá a no reprimir sus instintos, a como ella misma dice, “hacer algo malo, para no terminar haciendo algo peor”
Y descubre, para su sorpresa, y la nuestra, que le ha gustado.
Matthew Goode, está fantástico, ENORME como tótem seductor y letal.
El actor es quien aporta inquietud, sus ojos reflejan una mirada diabólica/sarcástica, que sale de pantalla, una mirada de esas que son difíciles de olvidar.
Goode consigue adaptarse a su personaje, su actuación es digna de los mayores elogios posibles, demostrando que es un actor versátil, y con carisma, capaz de transmitir con su enigmática sonrisa, un montón de sentimientos que no dejarán indiferente a nadie.
La mirada de Matthew Goode, dice Wentworth Miller, que se inspiró en él para escribir el personaje, no es baladí, pues sorprende con el magnetismo, la atracción y el terror que exhala su personaje, una combinación que, como su compañera de reparto, logra casi exclusivamente con la mirada.
Él será la figura clave para la madurez de India:
El momento en que toda muchacha debe dejar de desenvolver cajas de regalo, y tiene que servirse el helado ella sola.
Mientras que Nicole Kidman, más allá de volver a parecer una persona, y no una muñeca, recupera el pulso como hace mucho tiempo que no lo conseguía.
Kidman resuelve con acierto, un personaje destinado a resultar odioso, y que encaja en la línea de roles secundarios, en la que la actriz parece querer especializarse a partir de ahora.
Que parezca una máscara de Botox, no es gratuita, pues sabe que ha envejecido, y entra en guerra con su hija, joven, por la atención del personaje masculino.
El mensaje principal, y que es el centro de la historia que se nos muestra en el desarrollo y desenlace, es la perdida de la inocencia del personaje de India, el cambio de personalidad sublime, que podemos ver en su rostro, todo llevado a cabo por su atractivo tío, quien finalmente, saca la verdad que lleva India.
Mensaje que muestra, cómo la sangre que muchas veces se lleva en las venas, es más fuerte al salir a flote, y mostrar cual es realmente nuestra naturaleza, nuestra genética que corre dentro de nosotros, sin poder ocultar quienes somos en realidad, en este caso, el instinto asesino.
Como dato, se apuntan detalles de autor, y de un estilismo visual con personalidad, desde los títulos de crédito iniciales o finales, hasta esa sangre que salpica las flores, pero en otros muchos, se ve la alargada sombra de Hitchcock, desde la escena de la ducha, hasta el picado de la escalera, o el plano frontal en que vemos 2 habitaciones, y juega con el fuera de campo, todo para alcanzar un conjunto inquietante y oscuro; y los detalles, los que nos cuenten la historia, haciéndonos pensar un poco:
Un niño reflejado boca abajo en una lupa, un cepillo pasando por una melena que se transforma en un hermoso campo de hierbas, una arañita curiosa, unos zapatos en unas cajas de cartón, una escena con un piano, una lámpara que se mueve en un sótano… y mucho cuidado con toda la semiótica que desprende, y de todas las posibles dobles y triples lecturas, que escupen tanto sus imágenes, como sus escuetos, pero significativos diálogos.
Escenas como la de India y su tío Charlie, tocando el piano a plan luz del día, refleja todo lo dicho anteriormente, el cómo India experimenta su primer encuentro sexual, que sin tener contacto físico, y sin necesidad de mostrar un desnudo sin sentido, se convierte en una escena cargada de erotismo y sexualidad, sin perder jamás la elegancia, ni llegando a la obscenidad barata de mal gusto. La escena de India masturbándose en la ducha, pensando en el reciente crimen que ha cometido su tío, es de una belleza macabra, realmente imponente.
Así pues, hemos asistido al paso de una niña a mujer, muy peculiarmente.
Pero Park no ha dejado de señalarnos una verdad evidente:
Todos los rasgos de la rosa, ya estaban en la zarza.
Aunque solo necesitaran de un bonito color rojo, para ser más atractivos.
Por último, el compositor Philip Glass, fue contratado para crear la banda sonora, pero fue reemplazado por Clint Mansell.
Ese clímax fantasmagórico, que cabalga el dueto para piano de Glass, la carga sexual implícita en los gestos, es electrizante.
Se lee pasión, incesto, locura, deseo, y maldad, es obra de arte.
Eso sí, una pregunta que me queda es:
¿La sobrina ve al tío como maestro o amante?
Creo que las 2 cosas.
“There's nothing a man could master that a woman couldn't make”
¿Naces... o te haces?
La pregunta que plantea Stoker es demasiado sencilla.
Pero dentro, encierra múltiples matices, desacordes, y experiencias; nos cuenta una historia de violencia genética, sin razonamientos, sin motivos ciertos; nos recita el relato de una complicidad, esperada durante años.
¿Ser completados?
Nos murmura sobre la necesidad de sentirse acompañado por otro sinónimo de nosotros mismos; otro ser que también pueda escuchar lo que los demás no pueden.
Stoker nos narra esa espera sin prisa, y el deseo implícito en la violencia.
Nos perfila a depredadores, cazadores, sin arrepentimiento, o culpabilidad.
No hay lugar para ello, tan sólo es su innata, que no adquirida naturaleza.
El tratado de varios temas, como lo es heredar genes malignos, por así decirlo, la perdida de la inocencia, y por último, dándonos a entender que a veces, por más que queramos negar, u ocultar la realidad, los lazos siempre viene entrelazados de forma natural, por más que estos sean horriblemente malos, dementes, y perversos.
Es sólo realidad.

“This is me.
Just as a flower does not choose its color, we are not responsible for what we have come to be.
Only once you realize this do you become free, and to become adult is to become free”



Comentarios

Entradas populares