Jason and The Argonauts

“The gods want their entertainment”

Desde los comienzos del cine, fueron los semidioses mitológicos, quienes han ofrecido a la pantalla, el molde del héroe cinematográfico por excelencia.
Como si fuese una suerte de herencia manifiesta, el cinematógrafo acogió a estos personajes, entregándoles un nuevo espacio cotidiano, para que resurjan en seres actuales, y así nuevamente, puedan transferirnos las enseñanzas de los mitos.
El Mito de “Jason y Los Argonautas” es uno de los más antiguos de la mitología griega, y contado gloriosamente por Apollonius de Rodas, en su poema épico de cuatro libros titulado “Argonauticas” en donde se narra el viaje que realizó Jason, acompañado por Los Argonautas, hacía Colchis, en busca del Vellocino de Oro, que previamente había sido robado por Phrixus y Helle, los hijos de la diosa Nephele y Athamas.
El nombre del poema épico, deriva de Argos, el navío en el que se embarcó Jason, para llegar hasta Colchis, acompañado por Los Argonautas, o héroes que lo ayudaron en su travesía; el número de estos difiere según el poeta que cuente la historia, por ejemplo:
Apollonius de Rodas menciona 55; mientras que Pindar contaba sólo 11; Apollodorus, 45; Diodorus Siculus, 54; y algunas otras fuentes, mencionan 67 argonautas.
Como dato, la proa del Argo, tenía los dones del habla y la profecía, porque había sido hecho de madera de roble, procedente del Oráculo de Dodona; y El Argo y su tripulación, fueron especialmente protegidos por la diosa Hera.
La historia de Los Argonautas, es una de las leyendas griegas más antiguas, incorporando numerosos elementos comunes en las historias populares, el viaje peligroso de un héroe, al que se le envía para desembarazarse de él, imponiéndole una tarea imposible de llevar a cabo, pero de la que sale victorioso, gracias a la ayuda de aliados inesperados.
Jason, es un héroe de la mitología griega; según las diferentes versiones, su madre fue Alcimede, hija de Phylacus, o bien Polymede, tía de Odysseus; aunque también son mencionadas:
Polymele, Theoclymenus, Polypheme, o Theognete.
Su padre fue Aeson, hijo de Cretheus, y Rey de Iolcos, hasta que su medio hermano, Pelias, lo destronó.
Según otro relato, Aeson confió el reino a su hermano Pelias, hasta que Jason alcanzase la mayoría de edad.
Pelias, tío de Jason, tras consultar sobre su futuro, fue advertido por El Oráculo, de que tuviera cuidado con un hombre calzado con una sola sandalia, porque pondría en peligro su trono.
Pelias era hijo de Tyro y Poseidon, y gemelo de Neleus.
Tyro estaba casada con Cretheus, con quien ya tenía un hijo, Aeson, pero estaba enamorada del dios fluvial Enipeus, quien, aunque complacido, no estaba interesado en ella.
Poseidon, aprovechando la situación, tomó la forma de Enipeus, y se acostó con ella.
De esta unión, nacieron los gemelos Pelias y Neleus.
Pelias tenía gran sed de poder, y quiso apoderarse de toda Thessaly, así que envió al exilio a Neleus, y encarceló a Aeson, que era el primogénito.
Mientras estaba encarcelado, Aeson se casó, y tuvo varios hijos...
El más famoso de ellos, fue Jason, quien tendría derecho al trono legítimamente.
Jason fue educado por El Centauro Chiron, hasta que se convirtió en adulto.
Cuando cumplió los 20 años, se dirigió a Iolcos, dispuesto a recuperar el trono que por herencia le pertenecía.
Vestía de manera extraña, cubierto con una piel de pantera, con una lanza en cada mano, y con el pie izquierdo descalzo, según algunos, porque había perdido una sandalia cruzando un río, y había ayudado a Hera a cruzarlo, representada como una anciana, y ésta más tarde se lo agradeció.
Con esta indumentaria, se presentó en la plaza pública de Iolcos, en el momento en que su tío Pelias se disponía a celebrar un sacrificio.
Pelias no lo reconoció, pero sintió miedo por el extranjero descalzo.
Jason permaneció con su padre Aeson, 5 días, y al 6° se presentó a Pelias, y le reclamó el trono que legítimamente le pertenecía.
Pelias decidió alejarlo de su tierra, enviándolo a una difícil misión:
Viajar hasta Colchis, al pie del Cáucaso, y traer de allí, El Vellocino de Oro, la piel de un carnero fabuloso, que había salvado la vida a Phrixus, antepasado de Pelias, y lo había trasladado a Colchis.
Allí, Phrixus ofreció en sacrificio a Zeus, este carnero, y luego regaló la piel del animal, que era de oro, al Rey Aeëtes.
Éste lo consagró a Ares, y lo depositó en un árbol, custodiado por una serpiente que nunca dormía.
Según otra versión, el propio Jason, inspirado por Hera, se habría impuesto la realización de la prueba.
Y es que, al presentarse ante Pelias, éste advirtió su pie descalzo y, comprendiendo el peligro que le anunciaba El Oráculo, le preguntó, qué castigo impondría a un individuo, que conspirase contra su Rey.
Jason contestó, que lo enviaría a buscar El Vellocino de Oro, respuesta que se volvió contra él.
Así pues, Jason solicitó entonces la ayuda de Argos, hijo de Aeson, y por consejo de Atenea, construyó la nave “Argo”, que había de conducir a Colchis a Jason, acompañado de un grupo de héroes y Príncipes Helenos, entre los que destacan:
Heracles, Theseus, Orpheus, Hylas, Melas, Peleus, Pollux, Ancaeus, Tiphys y muchos otros; cuyo número oscila entre 45 y 69, según las diversas fuentes, que tomaron el nombre de “Argonautas” o “marineros de Argo”
Reunidos pues Los Argonautas, se hicieron a la mar, en dirección a Colchis.
No mucho después, llegaron a La Isla de Lemnos, donde sólo habitaban mujeres.
La Reina, Hypsipyle, que se enamoró de Jason, le contó que las mujeres de la isla, habían sido castigadas por la diosa Aphrodite, al no rendirle culto, impregnándolas de un olor tan desagradable, que los hombres las habían rechazado, uniéndose con mujeres de las islas vecinas.
En venganza, las lemnias, mataron a los hombres de la isla.
Los Argonautas, permanecieron en la isla un tiempo, se unieron amorosamente a ellas, y luego se marcharon.
Jason tuvo 2 hijos de Hypsipyle, como resultado de ello, llamados:
Euneus y Nebrophon.
Después de pasar por algunos países, llegaron a Salmideso, donde encontraron a Phineus, ciego y adivino, al que Los Argonautas ayudaron a deshacerse de Las Harpías, monstruos voladores con rostro de mujer, garras y alas, que, cumpliendo un castigo impuesto por los dioses, impedían que Phineus pudiera alimentarse.
Phineus, en agradecimiento, informó a Los Argonautas, sobre el camino a seguir hasta Colchis, y además, les dijo cómo podían superar el peligro que les esperaba, al llegar a Las Rocas Azules, 2 enormes peñascos flotantes, en continuo movimiento que chocaban entre sí, aplastando a todos los que pretendían pasar entre ellas.
Superado este obstáculo, llegaron a Colchis.
Jason anunció a su Rey, Aeëtes, su propósito.
Éste le dijo, que le dejaría llevarse El Vellocino de Oro, si antes conseguía uncir a los 2 toros que lo custodiaban, arar un campo con ellos, arrojar sobre los surcos, unos dientes que había entregado Atenea al Rey, y luego vencer a la serpiente que nunca dormía, y que permanecía al pie del árbol, donde se hallaba El Vellocino.
Medea, la hija del Rey Aeëtes, que era hechicera, se enamoró apasionadamente de Jason, y ayudó a éste, a llevar a buen término su hazaña, previo compromiso de Jason, de llevarla consigo a Iolcos; poniendo en práctica su brujería.
Dio a Jason una pócima mágica, para que no le hicieran daño los toros monstruosos.
Habiendo conseguido uncir a los toros, lanzó los dientes sobre los surcos hechos en la tierra.
De ellos, brotaron cientos de hombres armados, llamados Spartoí, que se lanzaron contra el héroe, pero éste, siguiendo las instrucciones de Medea, arrojó una piedra entre ellos, y los ejércitos se enfrentaron entre sí.
Luego, Medea provocó un terrible sueño a la serpiente, Jason se apoderó de la preciada piel, y huyó con sus hombres, con Medea, y con el hermano de ésta, Absyrtus, en su embarcación.
Después de varias luchas más, Jason y Los Argonautas, llegan finalmente a Thessaly, donde es devuelto El Vellocino a Pelias, y la nave ofrecida a Poseidon.
Tras muchas otras aventuras, Jason regresó a casa, con la misión cumplida.
Pero Pelias, el usurpador, no se rindió fácilmente, pero la intervención de Medea hizo que fuese asesinado por sus propias hijas, atrocidad tras la cual, Jason y su amada, se establecieron en Corinto, como huéspedes del Rey Creon, y tuvieron 3 hijos.
Durante muchos años vivieron en paz y armonía, hasta que Creon decidió ofrecer a Jason, la mano de su hija Glauce, con lo que así se haría Rey.
Para El Rey, fue sencillo deshacerse de Medea, porque su matrimonio no era válido en Corinto, al ser extranjero.
La hechicera, montó en cólera y asesinó a Glauce, a Creon, y a sus propios hijos, tras lo cual, huyó a Atenas.
El infeliz Jason, permaneció en Corinto tras la marcha de su esposa, mujer con mucha más personalidad, y a la que había traicionado, a pesar de la ayuda que le prestó en sus más importantes logros.
Así permaneció hasta la vejez, recordando los viejos tiempos gloriosos con Los Argonautas.
Finalmente murió, al desprenderse un trozo de madera del casco del Argo, junto al que pasaba los días enteros recordando.
Quizás fuese el mejor final para Jason, un héroe sin demasiado carácter.
Sin el apoyo de Hera y de Medea, nunca habría conseguido llegar demasiado lejos.
“The gods are best served by those who need their help the least”
Jason and The Argonauts es una película inglesa, del género de fantasía y aventura, dirigida por Don Chaffey, en el año de 1963.
Protagonizada por Todd Armstrong, Nancy Kovack, Gary Raymond, Michael Gwynn, Laurence Naismith, Niall MacGinnis, Douglas Wilmer, Honor Blackman, Patrick Troughton, Nigel Green, entre otros.
El guión es de Raymond Bowers, Jan Read, y Beverley Cross; sobre una idea original, y los efectos especiales de Ray Harryhausen.
A fines de la década del 50, Ray Harryhausen, y el productor Charles H. Schneer, comenzaron a discutir la posibilidad de realizar una cinta, basada en la mitología griega, específicamente en la historia de “Perseo”
Tras filmar “Mysterious Island” (1961), la dupla retomó la idea, pero con una ligera diferencia; en vez de adaptar la historia de Perseo, decidieron adaptar el relato de Jason, y su búsqueda del vellocino dorado, básicamente, porque dicha leyenda les permitía incluir un mayor número de elementos fantásticos en la producción.
Tras tomar esta decisión, en 1960, ambos fueron a presentarle la idea a los ejecutivos del estudio Columbia, quienes intrigados por el proyecto, decidieron darle luz verde a Harryhausen y compañía, para que comenzaran con el proceso de pre-producción.
A sabiendas que la mitología está repleta de historias, que se caracterizan por ser episódicas y carentes de continuidad, Harryhausen y Schneer, contrataron al guionista Jan Read, y a la experta en mitología griega, Beverly Cross para confeccionar el guión.
Con el fin de disminuir los costos de producción, Harryhausen y compañía, decidieron realizar el rodaje en Italia, país que en la década del 60, no solo contaba con una industria cinematográfica en crecimiento, sino que también, con hermosos parajes, que tanto a Harryhausen como el director Don Chaffey, decidieron incluir.
En lo que respecta a la elaboración de los efectos especiales, Harryhausen utilizó un proceso llamado “Dynamation”, el cual ya venía empleando hace años, para confeccionar gran parte de las escenas más famosas, y recordadas del film.
Básicamente, la técnica consistía en la proyección de una imagen de acción real, sobre la cual, fotografiaba los modelos de los personajes fantásticos que deseaba incluir en determinadas escenas.
Jason and The Argonauts, es una entretenida película que mezcla actos heroicos, mitología griega, elementos fantásticos y sobrenaturales, y una serie de efectos especiales, por sobre todo llamativos.
Pese a que, en términos generales, se trata de una buena producción, pero es recordada mayormente, por la labor realizada por Ray Harryhausen.
A pesar de estar considerado el mejor trabajo del artista, y hasta hoy, el más rentable, en su día, Jason and The Argonauts recaudó muy poco en taquilla.
Por otra parte, Harryhausen, siempre se ha apenado por no ser propuesto como candidato al Oscar a Los Mejores Efectos Especiales, en la que muchos consideran una secuencia cumbre de la historia del cine:
El enfrentamiento con los 7 esqueletos; en la cual, Ray Harryhausen tardó 4 meses y medio en realizar.
Curiosamente, ese año, El Oscar a Los Mejores Efectos, lo gano “Cleopatra”
Y Jason and The Argonauts, ni siquiera fue nominada.
Es lógico, por tanto que los Oscar ni la nominaran a los mejores efectos, prefiriendo acordarse ese año, de solo las 2 películas “100% realizadas dentro del propio Hollywood” como:
“The Birds” y “Cleopatra” ganando Emil Kosa, Jr., por el film de La Taylor.
Con todo, Jason and The Argonauts trata de alejarse de los parámetros del “peplum” con grandes dosis de aventuras y bestias míticas, respetando fielmente la leyenda, y contando con excelentes actores.
Se trata de un film de aventuras, y elementos fantásticos con “stop motion” en las escenas de acción, con los famosos seres, y gigantes fabulosos, que en su época, hicieron las delicias de niños y adultos en las salas de cine.
La historia de Jason (Todd Armstrong) y su tripulación en la nave “Argos”, que pasarán mil y una aventuras llevados de la mano de Zeus (Niall MacGinnis), estaba a punto de comenzar.
Jason, está destinado a ser Rey de Thessaly, pero Pelias (Douglas Wilmer), el usurpador, no puede permitir tal cosa, así que engaña al héroe, haciéndose pasar por noble, y diciéndole que el tirano se rendirá, si encuentra el místico y misterioso Vellocino de Oro.
Jason, organiza unos juegos, y escoge como tripulación a héroes de toda Grecia, entre los que se encuentran:
Castor (Ferdinando Poggi), Polydeuces (John Crawford), e incluso Heracles, más conocido como Hércules (Nigel Green), entre otros.
Una vez reunidos, zarpan en el “Argo”, y su primera parada tras muchos días sin vislumbrar tierra, es una isla desierta, rica en recursos.
Heracles y su amigo Hylas (John Cairney) descubren allí el tesoro de los dioses, pero al tomar una pequeña parte de él, despiertan la ira de su guardián:
Talos, El Gigante de Bronce.
Talos amenaza a la tripulación, pero Jason pide ayuda a Hera (Honor Blackman), y ella le revela que, la debilidad del gigante, es precisamente el talón.
Efectivamente, una vez encontrado y atacado su punto débil, el gigante cae derrotado, aunque al caer encima de Hylas, lo aplasta y muere.
Heracles, decide no partir, y se queda en tierra, debido a que se niega a admitir la muerte de Hylas…
Para continuar su viaje en busca del vellocino, Jason y Los Argonautas, necesitan la ayuda de un vidente, Phineus (Patrick Troughton), que sufre el hostigamiento de Las Harpías.
Ya capturadas Las Harpías con una fuerte red, y como agradecimiento, el adivino indica a los viajeros, que han de ir a Colchis.
Para llegar allí, el Argo tiene que cruzar un gigantesco desfiladero de roca, que se cierra cuando las naves se acercan:
Ellas son Las Symplegades.
La misión podía haber terminado ahí, de no ser por Triton (William Gudgeon), hijo de Poseidon, llamado por Hera, que abre paso a los marinos.
En Colchis, son muy bien recibidos, y Jason se enamora de Medea (Nancy Kovack), hija del Rey Aeëtes (Jack Gwillim)
Por desgracia, se trata de una trampa orquestada por el argonauta traidor, Acastus (Gary Raymond), hijo de Pelias, y los marinos acaban en las mazmorras.
Pronto, son rescatados por Medea.
En la oscuridad de la noche, se escabullen, y Jason, junto con Castor y Peleus, va buscar El Vellocino.
El mágico objeto, está protegido por La Hidra de Lerna, que ha matado a Acastus, que también ambicionaba El Vellocino.
Tras un terrible combate, Jason da muerte a La Hidra, clavándole la espada en el corazón.
Entonces, El Rey Aeëtes recurre el poder de Hecate y, usando los dientes de La Hidra, invoca 7 guerreros que son esqueletos de fuerza, y agilidad terribles.
Y tiene lugar una impresionante batalla, en la que Castor y Peleus mueren.
Finalmente, Jason se lanza al agua, y los esqueletos, en su persecución, caen por el acantilado, y se destrozan contra las rocas.
La aventura no ha terminado, pero Zeus decide dar “un momento de paz” al joven aventurero Jason, y a sus Argonautas.
En realidad, el viaje de Jason es iniciático:
Debemos superar un conjunto de dificultades, para conseguir el objetivo en la vida.
Básicamente, Jason and The Argonauts, presenta todos los clichés existentes en las cintas que se centran en alguna especie de búsqueda:
Un grupo de hombres seleccionados por sus numerosas habilidades, deben acompañar a un guerrero, en la búsqueda de un objeto invaluable.
En el camino, se encuentran con una serie de peligros, enfrentan a la muerte en más de una ocasión, y presencian maravillas de una belleza inimaginable.
Desde tiempos inmemoriales, las historias que presentan la búsqueda de un objeto que asegura la solución de diversos problemas, han presentado un atractivo inapelable.
En este caso, El Vellocino Dorado de Jason, supuestamente tiene el poder de sanar a las personas, traer la paz, y deshacerse de la plaga y la hambruna, razones más que suficientes para que él y un grupo de valerosos hombres arriesguen su vida, con tal de conseguirlo.
Además de las cuantiosas dosis de acción que presenta la trama, esta contiene un buen número de elementos, que buscan atrapar al espectador.
El simple hecho de que a Jason se le otorgue la oportunidad de pedirle ayuda a la diosa Hera en 5 ocasiones durante su viaje, le imprime una maravillosa dinámica a Jason and The Argonauts, ya que lleva al espectador, a cuestionarse en qué momento, y por qué motivo, Jason tendrá que pedirles auxilio a los dioses.
Jason and The Argonauts, no es una versión del mito, sino el mito mismo, y por eso es enriquecedor su visionado, porque nos transporta a aquella antigua Grecia, para recordar una era en la que el heroísmo, era el camino a la gloria eterna.
“Zeus, I was a sinner.
I've never tried to deny it.
But I didn't sin every day.
Why then do you punish me every day?”
En Jason and The Argonauts, Jason se presenta tal cuál es, o sea, con una fidelidad absoluta al relato original, que pretende revivir aquella hazaña iniciática en la que, surcando los confines del mundo con su embarcación, logró robar El Vellocino de Oro, para recobrar su trono perdido.
La travesía de Jason, no sólo fue uno de los viajes épicos más excitantes, sino también, una fuente inagotable de proezas, que encierra múltiples enseñanzas.
Uno de los elementos que hace de este héroe, un personaje cercano a lo moderno, es la relación que tiene con la mirada de los dioses:
Jason los reconoce, pero los rechaza.
Si bien, Jason and The Argonauts está planteado desde el punto de vista del Olimpo, y éste se articula como un juego de tablero, en el que Zeus y Hera mueven las piezas.
Jason rehúsa a la ayuda del primero, de manera desafiante, porque piensa que en el futuro, el reinado del Olimpo va decaer, y los hombres ya no creerán en deidades.
Este material de conflicto, entre el hombre y dios, es una muestra de la lucha interna que sufre el personaje, en relación a la forja de su propio camino, más allá de la imposición del destino.
Una concepción de personaje, que se emparenta más con un modelo de protagonista propio del cine moderno, que vendría en los años siguientes.
Así pues, Jason and The Argonauts, combina en su desarrollo argumental, y su ascendiente mitológica, con su inclinación al cine de aventuras.
Es precisamente esa vertiente, la fluidez de su conjunto, o el aprovechamiento de pequeños detalles, esa hermosa presencia de la imagen de la diosa que protege al protagonista en el barco, que porta a todos sus tripulantes, generalmente encuadrada con el fundo azul luminoso del cielo; el que permite que Jason and The Argonauts, adquiera personalidad propia, intercalándose en ellas, con rara perfección, las diferentes criaturas y “maravillas” creadas por la labor de Harryhausen.
Todo avanza con fluidez, y mucho sentido del humor.
Jason reúne a varios héroes griegos, de sobra conocidos, entre los que se encuentra Hércules, y sobre el que navega todo el humor de Jason and The Argonauts.
Cuando en un muy acertado punto, de guión Hércules desaparece, teniendo su propia aventura, Jason and The Argonauts se vuelve serio.
También, llama la atención el instante de suspense, en el que hace acto de aparición Triton, para echar una mano a nuestros sufridos viajeros.
En un principio, Triton iba a ser una de las maquetas de Harryhausen, pero se cambió por imagen real, con resultados más que sorprendentes, y sobre todo convincentes.
A pesar de que estamos hablando de un título, con el único propósito de entretener, no faltan en el mismo, visiones sobre la religión, con cierto punto irreverente:
Los dioses jugando con los humanos a su capricho, como si se tratase de una mera diversión, o la contundente frase de diálogo:
“Sin la fe de los hombres, no eres nada”
Y contienen un tono de marcada irrespetuosidad, que no dañan para nada el conjunto, al contrario.
En lo que respecta al elenco, este estaría conformado mayoritariamente por actores británicos, salvo dos excepciones, de las cuales tuvieron que usar dobles por cuestiones de acento:
Todd Armstrong, quien obtendría el rol protagónico, gracias a su presencia escénica, y Nancy Kovack, quien es la encargada de interpretar a la sacerdotisa Medea.
En la factura fílmica, el punto más álgido de esta producción, lo encontramos en el excelente trabajo visual de Ray Harryhausen, que diseñó con una técnica avanzada, los efectos visuales.
Todos los seres sobrenaturales que van apareciendo en el relato, fueron diseñados y plasmados en la pantalla grande, por este maestro de los efectos especiales, que se mostró como un adelantado a su tiempo.
Sólo hay que detenerse en la secuencia en que Triton aflora de las aguas, o en los esqueletos que surgen de la tierra, para dar cuenta de ello.
La prueba de sacrificio más grande, la encontramos en que Harryhausen trabajó como un artesano, durante más de 4 meses, para secuencias que en pantalla duran apenas 3 minutos.
Pese a la adecuada planificación, no faltarán secuencias de danzas folklóricas, y una serie de elementos directamente inspirados en el “peplum” italiano, que lograr interferir un poco en el resultado final, que por otra parte, tiene una conclusión un tanto apresurada.
Una conclusión que recurrirá una vez más, a una visión en la que se traslada la batalla de los humanos, como fruto del juego caprichoso de los dioses.
El gran problema con Jason and The Argonauts, es que padece de “coitus interruptus”:
Apenas Jason se apodera del Vellocino de Oro, llegan los títulos de crédito, y la venganza por la muerte de su padre queda “stand by”
Es posible que con tanto material, Harryhausen y sus socios, pensaran en que Jason and The Argonauts sería un hit, y sobrevendría la inevitable secuela... cosa que nunca ocurrió, y con lo cual, el espectador se queda con las ganas de terminar bien la trama.
Y es que no entiendo cómo pudieron terminar Jason and The Argonauts de aquella forma.
Da la impresión que, con tanto “stop motion” se les terminó el presupuesto, y tuvieron que cortar allí...
Porque terminar, cuando aún Jason no ha vuelto a Thessaly, ni ha resuelto su enfrentamiento con El Rey Pelias, es inexplicable.
Y más aún, cuándo Jason and The Argonauts, solo dura hora y media, y muchos hubiéramos aguantado media hora más.
A mí, Jason and The Argonauts me dejó a medias.
Diferente a lo que sucede hoy día, en La Era Digital, donde cualquier niño puede diseñar efectos desde su casa, hay que rescatar este tipo de obras, donde rodar 4 minutos de efectos, significaban 6 meses de trabajo...
Inolvidables las secuencias:
El despertar de Talos, el ataque de Las Harpías; y sobretodo, esa escena de los esqueletos, tantas veces plagiadas, copiada, y homenajeada en los últimos años, es para verlos de pie.
La banda sonora por su parte, la cual fue compuesta por Bernard Herrmann, se caracteriza por estar conformada por piezas musicales, utilizadas por el compositor en algunos de sus trabajos previos.
El músico, utilizó pasajes exactos de las bandas sonoras que escribió para las cintas:
“The Kentuckian” (1955) y “Beneath The 12 Mile Reef” (1953), y reescribió algunos pasajes que compuso para films como:
“North by Northwest” (1959), “The Day The Earth Stood Still” (1951), y “Vertigo” (1958), entre otros.
“If I had to punish every blasphemy, I would have no followers!”
Decía El Gran Mago de Los Efectos Especiales, conocidos como “stop motion”, Ray Harryhausen, que de entre todas las películas en donde había participado, Jason and The Argonauts era su favorita, y donde se encontraba su mejor trabajo.
Jason and The Argonauts es pura artesanía visual, puro amor al cine, y esto además de ser un valor añadido, tiene un mérito enorme, considerando las severas limitaciones que había en la época, a la hora de abordar un proyecto de tamaña magnitud, sobre todo, en lo que respecta a los efectos especiales.
Jason and The Argonauts, ha perdurado a través del tiempo, por sus fieles fanáticos que no lo dejan morir en el recuerdo.
Y ha sido la inspiración para muchos cineastas, entre ellos están:
Peter Jackson, James Cameron, George Lucas, y John Landis, según ellos mismos han expresado.
¿Qué lejos estaban las computadoras?
Jason and The Argonauts, tuvo un presupuesto de $1 millón...
De aquellas narraciones fantásticas, podemos citar a Perseus, Ulysses, Theseus y Jason, como referentes griegos que en el cine, aparecen encarnados desde Luke Skywalker, hasta Indiana Jones; pasando por Superman o Forrest Gump.
Pero la narración en El Séptimo Arte, tiene sus propias reglas, y una de ellas es, lograr esconder El Mito, en una historia cotidiana, hacer que un personaje reciente como el de Jason Bourne, beba de la fuente de Ulysses, para contarnos nuevamente, la búsqueda de la identidad de un espía, que al igual que el antiguo héroe, debe vagar por múltiples países, sin poder tocar tierra, hasta llegar a su Ítaca natal, y así de esta forma, recuperar su vida anterior.
Es por ello que, una de las principales funciones del relato cinematográfico, es revisar aquellos textos, pero con una mirada actual del mundo.
Sin embargo, siempre tendremos a Jason y sus Argonautas.

“For the moment, let them enjoy a calm sea, a fresh breeze and each other.
The girl is pretty and I was always sentimental.
But for Jason, there are other adventures.
I have not finished with Jason.
Let us continue the game another day”



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