The Fly

“Half man, half insect... total terror”

“Mosca” es el nombre vulgar, dado a numerosas especies de insectos, sobre todo a las pertenecientes al orden de los dípteros, Diptera.
Seguramente, las moscas han seguido al hombre desde la prehistoria y son, por tanto, unos de los insectos, más arraigados en el imaginario popular.
El término “mosca” es muy vago, y es difícil precisar, qué especies se incluyen bajo esta denominación.
La definición dada por El Diccionario de La Lengua Española, no aclara el asunto; y dice que tiene el “cuerpo negro”, por lo que, sorprendentemente, no incluye a la mosca común, o “Musca domestica”, cuyo abdomen es amarillento...
Las moscas típicas; Muscidae y familias próximas, como todos los dípteros, poseen un cuerpo dividido en 3 regiones o tagmas:
Cabeza, tórax y abdomen.
Poseen ojos compuestos por miles de facetas sensibles a la luz individualmente, que limpian constantemente, frotando sus patas, y piezas bucales adaptadas para succionar, lamer, o perforar; ninguna mosca es capaz de morder o masticar, pero muchas especies, pican y succionan sangre.
Solo tienen 2 alas; las alas posteriores, están reducidas a unas estructuras llamadas halterios o balancines, que actúan como órganos estabilizadores del desplazamiento.
Tienen el cuerpo cubierto por numerosas sedas sensoriales, con las que pueden saborear, oler, y sentir.
Las sedas de las piezas bucales, y de las patas, se usan para saborear; las moscas saborean lo que pisan; si pisan algo sabroso, bajan la boca, y lo vuelven a probar.
Las patas poseen unas almohadillas adherentes, que les permiten caminar sobre superficies lisas como el vidrio, incluso, boca abajo.
Viven en la basura, y en sitios en los que haya materia fecal de animales.
Los animales, atraen a las moscas, a las pocas horas de haber muerto.
La mayoría de las moscas, son diurnas.
De igual manera, en el arte y ficción, se usan también principalmente las moscas, para introducir elementos de horror, o una sensación de suciedad.
La ambición científica, es un tema típico del cine shock de serie B de los 60.
Nos hace falta ese cine actualmente, y nunca podemos obtenerlo, si no es por obra de algunos directores de cine independientemente, que se atreven a hacerlo.
Esos experimentos fallidos, siempre eran disfrutados por hordas de gente, que se aterrorizaban cuando veían a un hombre convertirse en monstruo en la pantalla.
Dichas transformaciones eran lentas, y poco detalladas.
Hacía falta ver la construcción lenta, de una trama basada en el shock.
“Be afraid.
Be very afraid”
The Fly es una película de terror, del año 1986, escrita y dirigida por David Cronenberg.
Protagonizada por Jeff Goldblum, Geena Davis, John Getz, Joy Boushel, Les Carlson, David Cronenberg, entre otros.
The Fly es una versión libre, de la película de 1958  “The Fly” dirigida por Kurt Neumann, la cual parece estar basada en las historias:
“The Fly” de George Langelaan, y “La Metamorfosis” (1915) de Franz Kafka.
Quizás pocos sepan, que el relato original escrito por el periodista, y avezado espía durante La Segunda Guerra Mundial, el franco-británico, George Langelaan, apareció publicado en 1957, en la revista Playboy, y posteriormente se incluyó, junto con otros relatos fantásticos, en un volumen titulado “Historias del Antimundo”
Langelaan, es un escritor capaz de manejar adecuadamente el ritmo del relato, hasta llegar a un final estremecedor y sorpresivo.
“The Fly” no es una excepción, y en tan sólo un puñado de páginas, consigue atrapar al lector con una historia clásica y macabra a la vez, una narración que caló tan hondo en los lectores de la época, que tan sólo un año después, consiguió que se adaptara a la gran pantalla.
The Fly, que obtuvo un Premio Oscar al Mejor Maquillaje; inicia en una convención, donde el científico Sethaniel “Seth” Brundle (Jeff Goldblum) conoce a la periodista Veronica “Ronnie” Quaife (Geena Davis), a quien convence de visitar su casa-laboratorio, donde ha desarrollado uno de los inventos potencialmente, más grandes de la historia de la ciencia:
Las 2 cabinas llamadas “Telepods”, capaces de teletransportar objetos, de una cabina a otra, instantáneamente.
Aunque las mismas son incapaces de transportar seres vivos, un comentario de Veronica, quien inicia una relación sentimental con Brundle, inspira al científico, el cual reprograma su computadora, para que “piense creativamente” al transportar materia viva; solucionando el último escollo en su invento.
Sin embargo, Veronica se marcha intempestivamente del hogar de Brundle, para confrontar a su editor y ex novio, Stathis Borans (John Getz), quien asedia a Veronica, e intenta convencerla de recomenzar su relación, amenazando con hacer público el proyecto de Brundle, cuando inicialmente, lo había descartado como un fraude.
La decisión de Veronica confunde y encela a Brundle, quien se embriaga, y decide teletransportarse a sí mismo, en su ausencia, para darle una lección.
Esta teletransportación, aparentemente resulta un éxito, sin embargo, Brundle, a causa de su ebriedad, no notó una anomalía durante la prueba, dicha anomalía, y el nuevo algoritmo de la computadora, generaran una situación dramática para el científico, y su entorno.
Al principio, Brundle piensa que la teletransportación ha purificado su cuerpo, y le ha otorgado fuerza, salud, velocidad, vigor, y la habilidad de trepar paredes, es aquí cuando la relación con Veronica traerá frutos, sin embargo, comienza a actuar de una forma muy extraña, y se da cuenta que algo no ha salido bien.
Seth Brundle, va desintegrándose; sus oídos, dientes, y otras partes que ya como mosca, no utilizaría, y que su cuerpo le va desechando, y los conserva en el botiquín de su baño, al que llama “museo”
Su mente y su cuerpo, van mutando.
Al principio se siente hiperactivo y fuerte, pero luego, cuando ve que su cambio lo está destruyendo como hombre, sus ideas giran en torno a su futuro como insecto, llamándose a sí mismo “Brundle-Fly”, o diciendo cosas delirantes, como:
“Me gustaría ser el primer insecto político”
Claustrofóbica por momentos, el director brinda un guión fascinante, donde se mueve entre varios géneros.
A la ciencia ficción pura y dura, se le unen elementos gore, terror, e incluso una historia de amor, como telón de fondo.
Una película que, a diferencia de lo que pudiera parecer, es minimalista hasta el punto que, únicamente cuenta con un par de personajes principales, y un casi único escenario dentro del laboratorio del científico; bien podría tratarse de una obra de teatro, y creo que resultaría perfectamente.
The Fly es una muestra del trabajo en el tiempo de Cronenberg, siempre en la búsqueda de espacios únicos, creando un clímax, donde el morbo se fusiona con el hombre y su naturaleza.
Cronenberg considera que The Fly, antes que un relato de horror y ciencia ficción, es una trágica historia de amor, con uno de los protagonistas condenado a morir; y que en cierto modo, la metamorfosis, es una metáfora de la enfermedad, o el envejecimiento.
La versión de Cronenberg se desprende de la moralina del filme de Neumann.
A éste le interesaba más la transformación ética y moral del protagonista, que la estrictamente física.
En los años 50, “el científico loco” era una consecuencia directa de La Guerra Fría, que llenaba las películas del género de la ciencia ficción de catástrofes naturales y mutaciones.
Sin embargo, aquí ya no se condena moralmente al científico ambicioso, aunque también se le pueda ver como un elemento peligroso para el resto de la sociedad, que de algún modo, rompe con las leyes de la moral, y juega a ser Dios.
Además, Cronenberg está interesado en lo corpóreo, en el aspecto físico, en la alteración, y la transformación de la carne, como elemento principal, de The Fly y de toda su filmografía.
“Something went wrong in the lab today”
Cronenberg, es un maestro en la recreación de ambientes y atmósferas, enrarecidas y malsanas, a pesar de que el aspecto aséptico de su puesta en escena, parezca querer desmentirlo.
Y es que camuflado en el ruido de la normalidad, se puede esconder el zumbido de lo siniestro.
A través de su productora, Brooksfilm, Mel Brooks hizo llegar a Cronenberg, el guion del remake que había escrito Charles Edward Pogue, y al canadiense le convenció, descubriendo en el texto, elementos que parecían ideados por él mismo, extraídos de sus películas anteriores.
Aun así, el cineasta quiso reescribir el libreto, antes de empezar a rodar The Fly, y parece claro que la secuencia de la pesadilla, lleva su firma, curiosamente, el propio Cronenberg interpreta al ginecólogo, en un cameo memorable.
Es interesante destacar en este punto, que Cronenberg rodó The Fly, en un momento anímico muy particular:
Su padre había muerto recientemente, víctima de un cáncer letal, de ahí que Brundle denomine a su mutación como un “cáncer creativo”; y la madre de Cronenberg, lo había acompañado hasta el último instante, estoicamente.
En este sentido, la relación de Seth y Veronica, viene a ser un homenaje a la trágica relación de los padres del director.
Asimismo, quiso que el protagonista conservase rasgos humanos durante el mayor tiempo posible, evitando que la transformación sobre la que gira la trama, fuese inmediata, como ocurre en el film original.
De esta manera, el proceso cobrará un mayor simbolismo, y será más terrorífico, angustioso, y dramático.
La genialidad de Cronenberg en The Fly reside, precisamente, en la unión entre las pasiones humanas, y la biología.
Ámbitos aparentemente separados, el cineasta canadiense los fusiona, para construir un relato trágico, en el que se presencia el sufrimiento y la decepción de un hombre que ha comprendido que su destino, palabra tan cara para los griegos, es estar solo.
Cronenberg nos hace testigos directos de la degradación de la carne humana, con lo que así consigue desprenderse de la moralina del film de Neumann, más interesado en la transformación ética y moral del protagonista, que en su alteración física.
El asco y la repulsión, se acrecientan de forma progresiva, flirteando sin pudor alguno, con elementos gore, que buscan el rechazo directo del espectador, tocando la vena ecológica conservacionista, en contra de las pruebas de laboratorio en animales.
Aquí ya no importa tanto el enigma de lo ocurrido, como la enfermedad que conlleva la metamorfosis, en algunas críticas de la época, se sugirió que Cronenberg quería referirse de manera metafórica al SIDA, y sus consecuencias...
Lo cierto es que la profusión de pústulas y el vómito continuo, de efecto corrosivo, pasan a capitalizar el tercio final de un film inolvidable.
Y es interesante la relación subyacente que existe entre el sexo y la degradación del cuerpo.
Mucho se habló y se escribió, en su tiempo, acerca de que David Cronenberg fundamentó The Fly, en 2 cuestiones muy debatidas, en su momento y ahora, casi 30 años después:
La experimentación genética, y las consecuencias del SIDA.
Ya se ha sugerido antes, pero el verdadero tema central de The Fly, es la enfermedad y la muerte.
Afinando un poco más, podemos decir que, a través de buena parte de la obra de David Cronenberg, se encuentra el tema de la transformación, entendida no sólo en un plano físico, sino mental y espiritual.
Como bien señalaba él mismo:
“El problema es saber, si la enfermedad es realmente una criatura disminuida, una criatura enferma, o si es al contrario, una criatura reforzada, o además, si es otra criatura.
La enfermedad indica habitualmente, la presencia de otra forma de vida.
No siempre, pero a menudo.
La buena salud, de otra forma de vida, nos provoca la enfermedad.
Es un arreglo extraño”
El valor de The Fly, va en lo técnico, y en la poca construcción que necesita para ser soportada hasta el final.
La transformación es lenta, y la “infección” es rápida.
Para un filme como este, lo necesario es que lo que queremos ver, llegue rápido.
Los efectos de maquillaje son excepcionales, y dignos de estudio para quienes quieren dedicarse a esto.
Añadido, es la extraña interpretación de Jeff Goldblum, quien logra tomarse el rol demasiado en serio.
Causa molestia a veces, pero no es algo que no podamos soportar…
Goldblum está sensacional, creíble, y espontáneo, enfrentándose a los síntomas de su mutación, primero con entusiasmo, convertido en una especie de superhéroe; luego con incredulidad y pánico, en la famosa y horripilante escena delante del espejo; hasta llegar a la aceptación de su cruel destino; pero falla la vertiente romántica de la historia.
Se cuenta que Geena Davis, consiguió el papel a sugerencia de Jeff Goldblum, su pareja en aquella época.
Aunque David Cronenberg tenía sus dudas, tras una prueba de cámara, decidió contratar a la actriz.
Davis, como la contraparte femenina, es apropiada.
Más que incondicional amor, veo en Veronica compasión, y finalmente, miedo ante un monstruo peligroso.
Y John Getz, quien de manera sorprendente, llega a abandonar esa fachada de pesado psicópata sexual, con la que es presentado para mostrar agallas en el último acto, atreviéndose a entrar en la guarida de la bestia, para salvar a Veronica.
Resulta evidente, que las pasiones, básicamente bajas, son un elemento catalizador en la relación de este triángulo protagonista, y uno de los puntos esenciales del argumento de The Fly, y que más interesan al director canadiense.
Sexo y muerte, van unidos de la mano es los filmes de David Cronenberg.
A propósito de esto, Cronenberg señalaba que, cualquier historia de amor duradera, tiene que acabar así, si bien sólo sea porque una de las partes enferma o muere antes que la otra.
En este sentido, el monstruo creado por Cronenberg, no sólo da miedo, sino que también es objeto de compasión.
En su cine, ver a la “Nueva Carne” literalmente brotando del cuerpo deforme de Brundle, y transformándose en una monstruosidad hecha con 0 efectos digitales, es algo abominable para los sentidos, pero es que ver la transformación psíquica del personaje, aceptando su nuevo estado, es algo tan depravado, que merece el aplauso y la repugnancia del espectador, a partes iguales.
Curioso resulta una de las tantas entusiastas afirmaciones “filosóficas” de Brundle; muy parecida a la celebérrima parábola de Zhuangzi, filósofo taoísta chino, mejor conocido como Chuang Tzu, considerado el 2º taoísta más importante, por detrás tan sólo de Laozi, y heredero del pensamiento de este último; también considerado un precursor, mucho más explícito que su maestro, de lo que se llamaría con el tiempo “anarquismo”
La parábola de Chuang Tzu dice:
“Revoloteaba alegremente; era una mariposa muy contenta de serlo.
No sabía que era Chuang Tse.
De repente despierta.
Era Chuang Tse, y se asombró de serlo.
Ya no le era posible saber, si era Chuang Tse que soñaba ser una mariposa, o era una mariposa, que soñaba ser Chuang Tse”
Asimismo, la expresión de Seth es:
“Soy un insecto, que soñó que era hombre y le fascinó, pero el sueño terminó, y el insecto ha despertado”
No sé si será un error, pero cuando Seth hace el experimento de teletransportar un filete de carne, vemos que coloca la carne sobre un plato, y luego lo introduce en la cabina teletransportadora.
Al teletransportarse, el objeto inorgánico, el plato; y el objeto orgánico, la carne, deberían de haberse fusionado, como luego así ocurre entre Seth y la cabina en la secuencia final.
Sin embargo, observamos que el plato y la carne se teletransportan por separado…
Un párrafo aparte, merece el plano final de The Fly:
Allí están, Veronica, rompiendo en llanto luego de terminar con la vida de “Brundle-Fly”, y Stathis, amputado y conmocionado.
Veronica lleva una marca emocional permanente; Stathis lleva una marca física irreversible.
Lo interno y lo externo; el alma y el cuerpo; la razón y la ciencia.
Y en medio de ellos, el cuerpo reventado de “Brundle-Fly”, la combinación perfecta de esos 2 estados, que era lo que quería lograr...
Pero hay una luz de esperanza:
“Brundle-Fly” no ha dejado del todo de ser Seth.
En ese acto, en el que el monstruo levanta la escopeta que carga Veronica, la apunta a su propia cabeza, y la mira con esos ojos tan grandes, como tristes, hay un dejo de voluntad humana, todavía latente en “Brundle Fly”
Casi como si Cronenberg quisiera decirnos que, después de tanta música operística de Howard Shore, tanto gore, tanto llanto, y tanta angustia, la lección sigue siendo que, mientras quede algo humano, siempre será posible el amor.
Lo más importante de todo.
Lo malo de The Fly, es que no supimos qué pasó con el bebé que espera Veronica.
“There is a limit, even to the imagination... a point where our greatest creations meet our deepest fears.
You are about to go beyond that limit”
Resulta que el “teletransporte” es una quimera del hombre, desde hace muchos años:
Es el proceso de mover objetos, o seres vivos, de un lugar a otro, instantáneamente, sin usar métodos convencionales de transporte.
El objeto es desintegrado en el punto de origen, e integrado nuevamente en el punto de llegada.
Aun cuando hay numerosos estudios que se concentran en el teletransporte, como hemos dicho, hoy en día, no deja de ser una ilusión lejanísima del hombre, una quimera; ahora bien, desconocemos el futuro...
En el año 2004, La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, publicaba un informe titulado “Teleportation Physics Study” y publicado en la página web de la Federation of American Scientists (FAS), respetable y prestigiosa institución científica.
El contenido del informe, abarca tanto temas científicos muy complejos, entre ellos la teleportación.
En 2005, apareció un curioso artículo en la revista “Muy Interesante”
Anton Zeilinger, reconocido experto en el campo de la física cuántica, había conseguido con ayuda de todo su equipo, teletransportar por medio de un túnel que atravesaba todo El Danubio por debajo, un par de fotones entrelazados cuánticamente.
Esto suponía, una distancia de 600 metros.
En 2007, un equipo de investigadores de la ESA, ha conseguido realizar una comunicación cuántica entre 2 puntos separados por una distancia de 144 Kilómetros, situados entre las islas de La Palma y Tenerife, en España, demostrando que el efecto cuántico del entrelazamiento, se mantiene a grandes distancias.
Este experimento, es el primer logro de un estudio, cuyo objetivo es el diseño de un sistema, que permita comunicarse de una forma totalmente segura, con satélites, mediante comunicación cuántica.
En 2009, ya se ha conseguido, el teletransporte de masa considerable, en torno a unos 5000 átomos, y la distancia de unos 23 kilómetros en Canadá.
El método fue basado en la desaparición de materia, a altas velocidades.
Pero según las leyes físicas conservativas, el teletransporte sería imposible, ya que, el teletransporte de un objeto, de un lugar original a un nuevo lugar, debe mantener en todo momento su energía, si se transporta un objeto de un lugar con altura 0 (h = 0), y se desplaza a un lugar con altura distinta de 0 (h!= 0), existiría una necesaria compensación de energía, la cual no podría ser calculada de manera certera; por motivos de esta índole, se está tabulando la opción de la imposibilidad de teletransporte…
The Fly, es un estudio detallado, acerca de la posibilidad inaudita de tomar distancia de uno mismo, en tiempos en los que las palabras “uno mismo” se tornan difusas, y poco delimitadas.
Puesto que en efecto, así como Foucault alguna vez diagnosticó, el hombre en su noción de sujeto, como centro y referente de todo conocimiento, y regulador de todas las posibilidades de ser, tarde o temprano, de acuerdo a la dispersión de los variopintos discursos, y los juegos de verdad tan diferentes que configuran el ámbito de lo humano, tal creación antropocéntrica pues, está condenada a desaparecer, como un rostro en la arena, borrado por el mar.
El hombre, preso de su condición, prisionero de su propio cuerpo, y de su propia mente, que le lleva hasta el límite de optar entre el sacrificio personal, y el sacrificio de aquellos a los que ama, con tal de lograr su objetivo.

“I'm an insect who dreamt he was a man and loved it.
But now the dream is over... and the insect is awake”



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