Plan B

“C’est la vie”

Para el psicoanálisis, la homosexualidad no viene dada por la genética, sino que es una elección.
No una elección voluntaria, o consciente, ni algo que el sujeto pueda modificar por gusto, sino una elección inconsciente.
No habría nada en la naturaleza humana, que dictaminara que a los varones deben atraerles las mujeres, o viceversa.
No existe una relación innata, entre instinto sexual y objeto sexual, o sea que la elección de objeto amoroso, no viene dada por la naturaleza, o por el instinto, sino que hay un camino que la libido tiene que recorrer, hasta llegar al hallazgo del objeto de amor definitivo durante la adolescencia.
Recién en la pubertad se establece, una diferenciación clara entre varón y mujer, entre carácter masculino y carácter femenino.
Las relaciones amorosas entre miembros del mismo sexo, son las más frecuentes en la pubertad.
A esa edad, los varones suelen rechazar a las niñas por “tontas” y viceversa; por lo que los compañeros de juego, son los del mismo sexo.
Esta elección de objeto, no suele ser permanente en la mayoría de los individuos, quienes al final de la adolescencia, ya tienen un compañero sexual del sexo opuesto.
Sin embargo, en algunos individuos, se muestran que esa elección, sí es permanente.
Hugo Marietan, psiquiatra de adolescentes, dice:
“Es por apariencia o curiosidad, no porque les guste estar con una chica o un chico.
Después, es muy probable que se arrepientan”
No todos los adolescentes y jóvenes que mantienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo, son gays o lesbianas.
“Lo vi en el gimnasio al pibe, muy bien viene”
Plan B es una comedia argentina, con tintes dramáticos, del año 2009, escrita y dirigida por Marco Berger.
Protagonizada por Manuel Vignau, Lucas Ferraro, Mercedes Quinteros, Damián Canduci, Ana Lucia Antony, Carolina Stegmayer, Antonia De Michelis, Ariel Nuñez Di Croce, entre otros.
Plan B es la ópera prima de Marcos Berger, quien también firma el guión, sobre la relaciones de 2 jóvenes, en etapa de definición.
Desde la ambigüedad, Plan B provoca el quiebre de los límites sexuales, pero abarcando un abanico de temas como:
La amistad, las relaciones de pareja, el machismo, y los prejuicios, tanto propios como ajenos.
“Plan B explica, que el amor no es algo simple como para jugar, y que una relación entre 2 varones, no es tan grave”, dijo Berger.
Plan B fue filmada en 10 días, durante los fines de semana, con un trabajo muy fuerte de preproducción, para que el rodaje fuera lo más rápido posible, por una cuestión de costos.
Está ambientada en un barrio anónimo de clase media-baja de Buenos Aires, Argentina, que casi no se muestra.
Bruno (Manuel Vignau) sufre el abandono de su novia, Laura (Mercedes Quinteros)
A pesar de que siguen viéndose de vez en cuando, Laura tiene un nuevo novio, Pablo (Lucas Ferraro)
Por lo que Bruno está empeñado en recuperarla, así que comienza a idear un plan:
En principio, pretende hacerse amigo de Pablo, con el que coincide en el gimnasio, con la idea de erosionar la pareja, quizá presentándole a otra mujer.
Gracias a una amiga en común, Bruno se entera, de que Pablo tuvo una relación en el pasado, con un hombre, y que es muy abierto en ese tema.
Es ahí cuando surge la posibilidad de un Plan B:
Que Bruno seduzca a Pablo, para que éste se distancie de Laura…
Bruno habla de sus ideas, y su progreso, con su amigo Víctor (Damián Canduci), una especie de “socio en el crimen” y una caja de resonancia de Bruno; y de acuerdo con su plan, Bruno abre una “relación” clandestina con Pablo.
Pero, a lo largo del camino, hay una afinidad, cada vez mayor, entre Bruno y Pablo.
El lazo entre los 2 hombres, se ata con facilidad y rapidez, en torno a algunos intereses comunes, y recuerdos de sus días de juventud.
El uso de alcohol, y drogas blandas, también les ayuda a acercarse, por lo que reconsideren su propia sexualidad, en una nueva luz.
Las cosas se complican, cuando Bruno comienza a sentirse, cada vez más a gusto con Pablo...
Pronto, Bruno se dará cuenta, que su plan funcionó demasiado bien, y que en el medio de lo que él había pensado como una travesura, comienzan a surgir sentimientos.
La premisa de Plan B, daría para una típica comedia de enredos, más propia del cine indie hollywoodense, pero Berger se toma el asunto, muy en serio.
Gracias al invalorable aporte de los 2 protagonistas como verdaderas revelaciones, a una puesta en escena bastante rigurosa, y a un minucioso trabajo en los diálogos; Berger logra credibilidad en las situaciones, siempre al borde del ridículo en risas, para una historia inquietante y provocativa, especialmente porque no se trata de una simple historia de amor gay, edulcorada, y previsible.
“Que puto que sos, que puto sos”
Plan A:
Recuperar a su ex; Falló.
Plan B (Bi):
Enamorar al actual novio de su ex, para que la deje a ella, y así, allanar el camino…
Plan B va desde los indicios de una comedia romántica, hasta el drama intenso, con una fotografía tipo “polaroids-retro” acompañada de vientos tristes y sonoros, como una especie de melancolía externa, pero interna a la historia.
Para crear un clima muy íntimo, que gira alrededor de lo que les pasa a los 2 protagonistas, Plan B es también, un canto a las amistades de la infancia, más sinceras y sin tabúes, pues no hay teléfonos ni computadoras, ni iPods, es decir, un mundo más humano.
La ópera prima de este director argentino, recorre las relaciones humanas con elegancia, y sin esquivar temas pesados; la amistad es sin duda, el eje central, y todo es enfocado desde esa óptica.
Nos muestra los distintos estadios de 2 amigos, en plena juventud, que se juntan para pasarse horas y horas, hablando, y debatiendo.
El espectador, es puesto en “stand by” con planos de distintos paisajes de Buenos Aires, todos con el fin de generar una tensión sostenida en la historia; tensión que se crea primeramente por los sentimientos encontrados de Pablo y Bruno, sentimientos prohibidos e impensables para ellos, donde cada dialogo trae una nueva visión del conflicto.
Cuando conocemos a Bruno, nos percatamos de su simpleza, es un chico de barrio, cara de bueno y travieso a la vez.
Tiene una novia, o a esta altura, ex novia, llamada Laura, muy anodina, muy paciente, y por qué no decirlo, muy cabrona, pues se acuesta con 2 tipos...
No sé qué le ve Bruno entonces, para querer estar con ella, buen polvo de fijo...
Por el otro lado, Pablo es bonito, amigable, y fotógrafo.
Vive en uno de esos edificios que solo rentan cuartos, pero con terraza...
De todas formas, parece que vive con lo justo.
Cuando Bruno comienza a frecuentar a Pablo, para poner en práctica su plan B, lo hace como un futuro amigo, nada de provocar ninguna sospecha en Pablo.
Y Pablo se engancha en esta nueva amistad:
Foto va, foto viene…
Pero cuando Bruno se le empieza a insinuar a Pablo, como éste lo esquiva temeroso, siempre aclarándole que a él no le gustan los tipos, vemos que a Pablo le pasan otras cosas…
Pues lo que dice de palabra, es distinto al subtexto que podemos leer entre líneas.
Y Bruno, avanza y avanza:
“¿Pero vos no saliste una vez con un chico?”, le pregunta.
Y Pablo contesta:
“No, nunca”
Y así, durante bastante metraje, se la pasan en “un estira y encoge”, de ahí que para unos les haya parecido un poco larga; vemos a Bruno y Pablo, yendo y viniendo en esta relación de amigos.
Se nota que Bruno está empezando a enamorarse de Pablo, y Pablo de Bruno, solo que no lo admiten.
En una fiesta, por ejemplo, se besan “de piquito” a pedido de una amiga, y es Bruno quien accede.
Ya no estamos seguros, nosotros los espectadores, de que Bruno siga manejando su plan B, con las intenciones originales… porque creo que el plan, lo ha sobrepasado.
Hay muchas escenas donde, como amigos, ambos duermen en la misma cama, no desnudos ni con ropa, pero sí en interiores.
Esos roces que se producen entre sueños, con las erecciones mañaneras, erotizan la pantalla.
Más, si ambos duermen en una diminuta cama.
Pero el director, sólo nos mostrará el amor de ambos, casi al final; cuando en el medio, haya quedado relegada, la pobre de Laura.
Pablo enterado del juego de Bruno, le regala una carta, confesándole finalmente su amor.
Pues en el medio, pasa un tiempo en el que Pablo decide estar solo, y cuando se vuelven a reencontrar en la casa de Pablo, Bruno le lleva su billetera perdida, por lo que éste le pregunta si vio dentro; Bruno dice que no, por lo que Pablo le muestra en secreto una foto; la foto en cuestión, es una de Bruno, al comienzo de la película, jugando con un gatito en una plaza, cuando ambos ni se conocían, y qué sacó Pablo, mientras esperaba a su novia Laura, la escena es de una ternura increíble.
Y nos cierra toda la película entonces:
Pablo, ya se había fijado en Bruno, mucho antes de que éste pusiera en marcha su plan B.
Así las cosas, y esa última escena, donde ambos se permiten cruzar las barreras de las dudas y el miedo, se abrazan jugando como 2 niños, mientras se empujan, sacándose la ropa, rumbo al cuarto, es una escena esperada, llamativa, contagiosa, y hasta diría, conocida “if you ask me”
Los diálogos de Plan B, son muy argentinos y se agradecen, pues remarca esa naturalidad del habla.
El vocabulario, los diálogos, y las excelentes actuaciones, presentan una historia muy creíble, con la que uno puede conectarse, con algunas escenas muy estáticas y lentas, que trasmiten muy bien el momento de indecisión, duda, y cuestionamiento, por el que pasan los personajes.
“Hay que darle tiempo al espectador, para que procese lo que le está pasando al protagonista.
Plan B se cocina a fuego muy lento, pero seguro, porque al final, la gente se queda contenta, porque entiende lo que yo quiero explicar” afirmó el director.
“Plan B, de hecho, empieza como una comedia tonta, en la que un varón le va a robar la novia a otro, pero durante juego se confunde, y se mete en su propia vida”, agregó.
Y es cierto, Plan B maneja tiempos de la realidad, en vez de hacer lo que el 90% de las películas de siempre hacen, que es mostrarte cómo se conocen, en 30 segundos te pasan una recopilación de lindos momentos vividos, y después ya se enamoran... y es que las escenas en las que hay poco dialogo entre ellos, te hace notar realmente la “incomodidad” de ellos en algunos momentos, que no saben que decir/hacer.
Precisamente, que el relato respete las dilaciones de los personajes, que no son indecisos realmente, sino que están a punto de dar un paso fundamental en su existencia, y se toman el tiempo necesario para darlo; que se sostenga en ellas, y que Berger sea capaz de esperar ese tránsito de los personajes, que espere a Bruno y Pablo, con total impasibilidad, y bastante complicidad con ellos; es una de las cosas más raras vista en el cine, donde por lo general, los cineastas, incluso los mejores, se exceden en el uso de elipsis, y de resoluciones abiertas.
Berger filma el proceso, por el que ellos tienen que aceptar su amor, y ese camino es para él más importante que el resultado.
Los directores, suelen esquivar ese momento de decisión de sus personajes, y quedarse con la sugerencia de lo que “pudo haber sido”
Desde los diálogos, muy cómicos, hasta esos silencios mutantes, que desbordan la realidad de una relación, Plan B debe ser eso:
La convivencia de 2 personas en un mismo mundo; incluso, cuando intentan que sea otro, escapando del verdadero, apunte de bala.
En segundas lecturas, dirían unos que Plan B pone en riesgo, de manera continua, los límites entre la sexualidad, y la amistad masculina, pero es un error:
Ni Bruno ni Pablo, son amanerados, no son promiscuos, tienen novias, amigos de su mismo sexo…
No buscan sexo casual, no frecuentan lugares gay, no se visten a la moda, ni siquiera, aparentan ser ambiguos.
Ellos no gustan de otros hombres, solamente se enamoran, el uno del otro, no hay un mundo más allá de éste, solo un amor que pese a reprimirlo, tarde o temprano saldrá a la luz.
Sólo el amor de 2 personas, sin sexos, sin nombres, sin letreros luminosos.
Me parece más bien, un despertar tardío de la sexualidad, de reflejar los prejuicios, y atreverse a ser quién uno es, siguiendo una corazonada.
Me gusta cómo refleja esos inicios, de empezar a sentir algo por alguien de tu mismo sexo, por el amigo, y camuflar todo esto con excusas... en juegos infantiles, y falsos pretextos para robarle un beso.
Por lo que me hace pensar, que Plan B es un placentero retorno a esa edad fronteriza y fresca, de esos 12 años que hablan los personajes, en la que uno podía masturbarse con un primo, o con un amiguito, experimentar jugando, y no sentir culpa.
Si pensamos todo los diálogos, en el trayecto del metraje desarrollado:
“Rastris”, “Peter Pan”, “ViewMasters” juegos, máquinas de tiempo, para volver y grabar charlas infinitas e insomnes, o el fanatismo infantil por una serie de televisión como “Blind”, salta a la vista que la ausencia de delimitaciones normativas adultas, son parte de un sistema que Berger ya venía trabajando en sus cortometrajes.
Pensar el plano final:
Con 2 niños desvistiéndose, como para zambullirse en la piscina, divirtiéndose, desprejuiciados con sus cuerpos… me parece inocente, y sin morbo, y sin mostrar palmito.
Eso sí, el guión tiene sus puntos flojos:
No se sabe, por ejemplo, de qué viven los personajes, qué hacen todo el día… pero supongo que no es la intensión del autor, además que acarrearía mucho más película de relleno gratuito, o sin fundamento para la trama desarrollada.
Lamentable, el recorte editorial que sufrió Plan B, con partes muy graciosas sobre el plan, en confabulación con un enorme e impagable Damián Canduci, saca toda la comedia que se puede lograr, de una situación como la planeada por Bruno.
Las escenas cortadas están disponibles en youtube, y son muy buenas.
Enorme también me pareció la actriz Antonia De Michelis, como la madre de Víctor, en los segundos que aparece… fueron suficientes para tomarle cariño.
Un detalle más, no entiendo, el momento hacia el final, en el que Pablo le dice a Bruno, que quiere tener sexo con él, y se le medio lanza; y Bruno se queda parado (no erecto, bueno sí, pero no), y acaba (bueno sí, pero no) saliendo del cuarto...
No le acabo de encontrar el sentido a eso, teniendo en cuenta que Bruno le había escrito una carta de amor, y en general, en toda la película parece que es él es que lleva la voz cantante en la relación, y se muestra interesado y atento por Pablo.
Pero ya más adelante, sin embargo, asistimos a un análisis de las propias emociones de Pablo, de gestionar sus prejuicios de una forma madura.
Este proceso de maduración, no se aprecia tanto en Bruno.
A pesar de la falta de sinceridad de uno, el acercamiento entre ambos personajes, muy bien llevados por los grandes actores Manuel Vignau y Lucas Ferraro, es honesto y creíble, una amistad de preadolescentes, que de a poco va creciendo.
Ellos son la historia, y es la química entre ambos, la que permite que Plan B sea tal, y pueda durar una hora y media.
A veces me pregunto, si todo esto es muy creíble.
A veces pienso que no.
Pero después, al pensar que no, llego a ni interesarme en eso, porque lo que sí es realista, son los sentimientos, y todas las ideas y vueltas, los tiempos, importantísimos, y los “problemas” internos de cada uno de los personajes.
El ritmo no es una novedad, las pausas tampoco, ni la ausencia de música.
Pero todo contribuye a lo mismo, al tema de Plan B:
La tensión de Pablo, el único que no juega, que se explora, que se permite vivir sin prisa ni miedo al resultado, consciente de poseer prejuicios, que no le impiden nada.
Por último, una pregunta:
¿Y qué pasa si, en el plano sexual, a Bruno no le gustó?
No lo sabremos…
“Lo que suceda en este cuarto, no tiene por qué salir a la luz”
En general, al cine argentino le cuesta transitar estos caminos.
Digo, los de films en los que haya protagonistas, que duden de su preferencia sexual, o directamente, que se hayan inclinado por relacionarse con personas de su mismo sexo.
Casi no hay ejemplos en la cinematografía argentina, de este tipo de abordajes, no tanto homosexuales, que los hay, sino bisexuales, es el punto.
Indudablemente, es un prejuicio social.
Por ende, transitar por estas rutas, no es habitual.
No son historias que hayan arraigado en el público, ni que tampoco cuenten con apoyo de las productoras.
Pudo haber algunos intentos, en pasos de comedia, al estilo televisivo, pero nada que se haya tomado en serio, ni que tenga valor cinematográfico.
Bueno, en esa dirección, Plan B es un buen inicio.
Marca una corriente singular, la de subrayar la emoción, y no caer en trazos gruesos, la de conmover desde la palabra, y con los gestos, muy dramático, y teatral, como la vida misma; en un cine abierto a todo tipo de público.
En el contexto en el que hoy vivimos, con el matrimonio igualitario recién aprobado en la Argentina, y con el debate por la igualdad de derechos, la filmografía de Marco Berger se convierte en, por decirlo de alguna manera, necesaria.
La Constitución Nacional argentina, incluye un párrafo contra la discriminación.
Sin embargo, no existen leyes nacionales antidiscriminatorias, referidas a la orientación sexual, pero las ciudades de Buenos Aires y Rosario, han implementado leyes para proteger a los homosexuales, de algún tipo de discriminación.
Hoy en día, Argentina está entre los países más liberales y tolerantes de la región, y del mundo, con respecto a los derechos LGBT.
Al contestar preguntas sobre la homosexualidad en la Argentina, Berger, a punto de cumplir 32 años y abiertamente gay, hizo una distinción:
“Está todo bien con los homosexuales en el mundo del teatro, de la cultura, en los ambientes educados, de elite, pero en el ámbito popular, en la cancha, en el fútbol, no es algo tan aceptado”, aseguró.
“Si la homosexualidad fuera un problema solucionado, habría actores gay en la Argentina, cosa que no ocurre, porque no hay actores gay declarados”, concluyó.
En Plan B, son lógicos los momentos de soledad, o incluso los silencios entre los protagonistas.
Los silencios hacen más fuerte a la mirada, una clave de todo el metraje, que empuja el deseo, falso o verdadero, de una historia poco común, y de una temática cada vez más libre, en la aceptación plebeya.
El silencio no mata ni vive, juega una de las partes más importantes de Plan B:
La reflexión.
Una palabra que denota absolutamente todas las decisiones de Bruno, tan complejas, y tan divertidas.
De reflexión, uno se dirige a decisión, y no es tan raro el asunto.
La decisión, es lo más propio que cada uno tiene.
Lo que no fue una elección, no es, al fin y al cabo, tan propio.
Es algo que no se eligió, y sea lo que sea, se tiene que aprender a llevar.
No debería haber culpas, ni rechazos sociales, ni burlas…
No sé qué tanto me gustó el “ser juguete” o “ser mineral”, pero esas ganas de romance, con tintes cómicos, tiene mucho sentido romántico.
La exploración que hace Plan B sobre la sexualidad, es una de las más atractivas que ha dado el cine en mucho tiempo, con inocencia y a la vez con madurez, sin resquemores, y con mucha más realidad que fantasía.
Una historia que romperá nuestros propios límites internos, y externos.

“Ustedes son unos maricones, porque no se animan a ser maricones”



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