The Cassandra Crossing

“What you're up against?”

De acuerdo con el mito griego, y su tratamiento a lo largo de la historia de las artes, “Casandra” equivale a adivina, iluminada, la que sabe prever y proteger a los demás.
En la literatura moderna, “Casandra” es a menudo usada, como modelo de tragedia y romance, y a menudo, simboliza el arquetipo de alguien, cuya visión profética, es oscurecida por la locura, convirtiendo sus revelaciones en cuentos, o afirmaciones inconexas, que no son comprendidas plenamente, hasta que ocurre lo vaticinado.
“Stop breathing!
That is how the disease is transmitted”
The Cassandra Crossing es una película de suspenso, del año 1976, dirigida por George Pan Cosmatos.
Protagonizada por Sophia Loren, Richard Harris, Ava Gardner, Burt Lancaster, Martin Sheen, Ingrid Thulin, Lee Strasberg, John Phillip Law, Ann Turkel, O.J. Simpson, Lou Castel, Alida Valli, entre otros.
El guión es de George Pan Cosmatos, Robert Katz, y Tom Mankiewicz.
“Supuestamente” The Cassandra Crossing, es la única película de desastre de los 70s, con una mujer como protagonista, claro, el productor aquí es Carlo Ponti, y la mujer, su esposa, Sophia Loren.
Cine de catástrofes por antonomasia, en estas películas, el tema principal derivaba en una catástrofe en curso, o a punto de erupcionar, que pondría en graves peligros a un grupo de personas, o directamente a la humanidad en su conjunto.
Por tanto, es entendible que fuese en los años 70, cuando el cine de catástrofe llegó a su cima, las temáticas principales de ellos, derivasen hacía colosos edificios en llamas, aviones con peligro de explosionar, conspiraciones terroristas, etc., siendo las catástrofes reales acontecidas en la vida real, o su posible acontecimiento, una clara influencia en este tipo de cine.
Aquí vemos tensión, locura, enfermedad, desastre...
Una gran película, llena de figuras conocidas de la época en EEUU.
Los estudios de Cinecittà en Roma, fueron escogidos para los interiores, con localidades francesas y suizas, que proporcionan la mayor parte del material de archivo de ubicación.
El puente de arco de acero, es en realidad, el Garabit Viaducto, en el sur de Francia, construido de 1880 a 1884, por Gustave Eiffel, que más tarde construiría la emblemática torre parisina.
En The Cassandra Crossing, se narra una estupenda y entretenida estrategia militar, reacciones naturales, humanas, de supervivencia y honor, de lucha y resistencia, y sobre todo, un juego constante y eterno, ante la extrema dureza en la toma de decisiones; con angustiosos momentos que viven los peculiares y diversos pasajeros de un tren, que es desviado de su ruta, y tratado por agentes biológicos militares, para evitar que un terrible virus químico, se propague por el mundo entero.
Unos mil pasajeros, viajarán en ese tren, y se contagian de un virus mortal.
El responsable de la epidemia, es un terrorista sueco que, huyendo de la policía, subió a ese tren.
El Coronel Stephen Mackenzie (Burt Lancaster), el médico Jonathan Chamberlain (Richard Harris), y su mujer Jennifer Rispoli Chamberlain (Sophia Loren) intentarán controlar la situación, y procurar detener al terrorista.
Tras el fracaso de la operación, Mackenzie intentará reconducir el tren, en dirección al Puente de Casandra.
La historia, narra los intentos de supervivencia de los pasajeros, que se encuentran atrapados en un tren, afectado por un virus mortal.
Un terrorista que intenta robar en un laboratorio, una cepa que produce una neumonía mortal, se infecta accidentalmente con ella, y en la huida, se cuela como polizón en el tren.
Allí, va diseminando el patógeno, entre los pasajeros.
Y posteriormente, al saber las autoridades, el paradero del portador, y los posibles infectados, veremos las típicas escenas de aislamiento, cuarenta, y lucha de los médicos contra el microorganismo, que se dan en ese tren.
La historia, sufre una vuelta de tuerca, cuando los mandos militares deciden, que el patógeno no debe de ser conocido, ya que es un recurso de la guerra bacteriológica, y todos sus portadores, han de ser eliminados, para no dejar evidencias de la existencia del organismo.
Para ello, toman el tren militarmente, y lo reconducen hacia un puente de Polonia, que da nombre a la obra, en desuso, y por tanto, incapaz de aguantar el peso del tren, enviando de esta forma al mismo, a un abismo que no dejará supervivientes.
Como drama paralelo a la situación pandémica, en el convoy, tenemos a un prestigioso médico, interpretado por Richard Harris, en crisis matrimonial intermitente con su esposa, una escritora bajo la suave piel de Sophia Loren; un antiguo deportado judío, interpretado por el gran Lee Strasberg; así como una Ava Gardner, en un papel de madura millonaria, hecho a su medida, como a imagen y semejanza, con Martin Sheen, con melena haciéndole de gigoló.
En los altos despachos, un coronel interpretado por Burt Lancaster, y una doctora, interpretada por Ingrid Thulin.
The Cassandra Crossing viene a ser así, una especie de llamada de atención, contra el gobierno yanqui, aunque es endulzado con un final, relativamente feliz.
Total, que la situación se resolverá, con algunos muertos, cuando parte del tren se caerá al barranco.
Pero, solo los de segunda clase…
“I may be the only doctor for a thousand potential plague victims if I haven't caught it myself”
The Cassandra Crossing viene a ser la respuesta europea, eso sí, con reparto internacional, a la friolera de films de catastrofistas, importados desde los Estados Unidos, propiciados gracias a títulos emblemáticos como “Airport” (1970), con su estela de secuelas, y que The Cassandra Crossing responde a modo de revulsivo sobre las vías de un tren, como modo de transporte, aún más inseguro, aunque no provocado por inclemencias del tiempo, sino por la presencia de una intrusa bacteria, diseñada por el glorioso y salvador Ejército Estadounidense, y que tiene en alerta a la Organización Mundial de La Salud, decidiendo desde su sede en Suiza, desviar el tren hacia los fríos y aislados parajes boscoso de Polonia, para evitar así, inesperadas propagaciones, a pie de andén.
Es una historia de tensión, en la que los pasajeros de un tren que hace el recorrido desde Ginebra a Estocolmo, están expuestos a un virus mortal.
Y el tren, es un personaje más de la trama, ya que toda la acción, ocurre durante el viaje.
Y Chamberlain, intentará unir los diferentes caracteres, que lucharán entre sí durante el trayecto, hará que la unión y “camaradería” entre los pasajeros del convoy, se unan contra las adversidades que se irán originando, y en general, se convertirá en el personaje, a través de la cual, el espectador sigue los principales aspectos de la trama, sintiéndose identificado, a través de sus buenas acciones.
Por otro lado, tenemos el lado perverso, en la forma de afrontar la catástrofe que lleva consigo el tren durante su trayecto, con El Coronel Mackenzie, interpretado por Burt Lancaster.
Mackenzie, representa al típico ego herido, que luchará por su propio bien, importándole bien poco, la vida de los pasajeros, con tal de que el problema del virus mortal, no se le vaya de las manos.
Su personaje nos brinda la aportación conspiranóica, muy presente siempre en este tipo de films.
Y cómo no, el puente:
El aspecto del puente, se muestra de forma paulatina, dosificando de forma inteligente, los momentos en que aparece, y el modo en que se hace, envuelto en niebla las primeras veces, para junto con los testimonios de algunos pasajeros, aumentar su halo de amenaza, llegando a ser fantasmagórico, a lo que también contribuye para ello, el sello genial de la banda sonora creada por Jerry Goldsmith.
Los escenarios reales elegidos, sobre todo, para grabar el recorrido del tren, se sitúan en el cantón suizo de Basel, en Ginebra, la localidad lombarda de Paterno d’Adda, y en el famoso viaducto de Garabit , reconvertido en The Cassandra Crossing, en el vetusto y peligroso puente de Casandra.
Este viaducto de Garabit, es un puente ferroviario, construido en su totalidad en hierro colado, por la compañía de Alexandre Gustave Eiffel, el célebre autor de la torre parisina que lleva su nombre.
El puente, consta en sus entradas, de unos arcos realizados en sillería para, luego, encontrarse con la superestructura de celosía metálica, hierro dulce, o cercha.
El armazón, está dividido en 7 vanos, que se coronan en un arco central de 165 metros de luz.
El punto más elevado, se sitúa a 120 metros sobre el nivel del río Truyère.
Con un peso aproximado de 3.300 toneladas, la longitud total de todos los vanos, y el arco, permiten que el viaducto alcance los 565 metros.
El puente, es muy similar al que Eiffel construyó sobre el río Duero, en la ciudad portuguesa de Oporto.
La experiencia permitió al insigne constructor francés, realizar este atrevido ejercicio de la ingeniería, al que el Gobierno galo encomendó la construcción del viaducto, el 14 de junio de 1879.
La empresa Eiffel et Cie, de Alexandre Gustave Eiffel, y el ingeniero León Boyer, llevaron a cabo los trabajos.
El 26 de abril de 1884, se cerró el arco central, de 165 metros de luz, sobre el río en el Valle de Garabit, y en el año 1889, quedó abierto al tránsito de trenes de la línea Marvejols-Neussargues.
Los 120 metros de altura, lograron además, que fuera en su época, el puente más alto del mundo.
Así las cosas, y sin efectos especiales apabullantes, pero con unos estupendos personajes y planos aéreos del tren, que se habían quedado en mi recuerdo de espectador adolescente; a lo largo del viaje, se pueden disfrutar hermosas vistas de las regiones recorridas:
Estaciones, ciudades pequeñas con casas y jardines, túneles, tomas en cámara subjetiva desde el frente del tren…
Y cuando llega el momento, tomas desoladores del puente abandonado, y vertiginosas desde el barranco.
The Cassandra Crossing es interesante, tiene sus lecturas, y tiene sus momentos, pero también, tiene muchos errores de continuidad, salvo que hayan usado un tren que cambiara constantemente de forma, y de color.
Es lógico, por tanto, que en The Cassandra Crossing aparezcan trenes suizos e italianos, e incluso, una máquina francesa, aunque nunca locomotoras estadounidenses, como hace pensar el cartel original de la obra.
Por ejemplo, en las escenas donde un helicóptero trata de recoger a un perro infectado que viaja en el tren, la catenaria desaparece, para volver a aparecer después, pero la máquina que tira del tren es eléctrica, y el pantógrafo se hace ostensiblemente visible ante las cámaras...
También, el número de los coches, o vagones de los trenes, varía de unos planos a otros.
En algunos momentos, parece que sólo hay 5, pero en la escena cumbre, cuando el convoy se adentra en el desvencijado puente, se puede comprobar, al menos, que 6 o 7 caen al río, mientras que otros 3, en los que están la mayoría de las estrellas, se salvan, y permanecen quietos en las vías.
Tampoco, el diálogo sobre el viaducto, se corresponde con lo que posteriormente el espectador puede contemplar...
Como lectura, resulta interesante la primera parada, para sellar el tren:
En Núremberg, lugar altamente emblemático del nazismo, por las leyes antijudías que ahí se tomaron, y por el juicio post-guerra…
De noche, con bocinas en los andenes, luces giratorias, siluetas armadas enfundadas en overoles blancos, yendo y viniendo a contraluz; sellan las ventanas con paneles metálicos.
Es prohibido salir, y los militares suben al tren, entran a registrar las bolsas, quitan encendedores, cigarros, etc.
Estamos en Polonia; los pasajeros están encerrados en los vagones de un tren, sin posibilidad de bajarse, antes de llegar al destino que no han escogido.
Les informan que los llevan a un campo de aislamiento…
Todo esto es demasiado para el viejo superviviente del Holocausto, Herman Kaplan (Lee Strasberg) que rememora los hechos como actuales, y no dista de que sean ciertos o parecidos.
Así, los miedos se van sumiendo a los fantasmas de Kaplan, que se agregan como fobias.
También vemos a una mujer, que sucumbe porque tiene un ataque de claustrofobia.
Estos son los peligros internos, individuales.
Pero también hay peligros dentro del tren, comunes para todos, como el tanque de oxígeno, que les permite respirar, y que también podría explotar.
Y llega otro peligro, el más latente y fuerte, el contagio.
En este preciso momento, se corta el contacto con Suiza, por un altercado en la cabina de comunicaciones, y los personajes están solos con sus decisiones.
Pero se agrega el peligro exterior:
El Puente de Cassandra, está cerrado desde hace más de 30 años.
Y aun antes, siempre se creyó que se iba a caer, predicción que nunca se realizó, de ahí su nombre, pero que la visión de la protagonista, viene también a utilizarlo para sí, al ser la que posee esas premoniciones, o visiones de lo que puede ocurrir, transformándola en una heroína, aunque de un modo pasivo, lógico para la época en que los hombres eran los personajes fuertes.
Además, vemos la superioridad militar, sobre la médico/científica, el machismo dominante, y las claras intenciones de que “el fin justifica los medios”
Como escenas favoritas, voy a destacar 2:
The Cassandra Crossing la vi por primera vez cuando era muy niño, así que una escena que me produjo cierto miedo, fue la entrada de los militares y científicos en el tren, con los típicos trajes contra amenazas químicas, separando a los pasajeros infectados, de los aparentemente sanos, y tapando todas las ventanillas, para que los pasajeros no puedan ver el exterior.
La otra escena que me gustó, fue hacia el final:
Un grupo de pasajeros, han conseguido separar los vagones de los pasajeros sanos, y así salvarse, pero el tren con los pasajeros infectados llega al puente, y se produce el derrumbamiento, cayendo también esa parte del tren…
Curiosa resulta ser, que se puede ver como algo que pudo haber sucedido en la toma de rehenes en los hechos del 9/11, en los aviones, y que la misma maquinaria hollywoodense, nos ha hecho llegar.
Alabar todo el tratamiento científico, desde cómo tratan a los pacientes, el protocolo a seguir en casos de pandemia, lo importancia de la observación científica y todo lo referente a cuarentenas y demás procesos contra atentados bacteriológicos, The Cassandra Crossing resulta muy real, y muy actual.
Eso sí, el final, en mi opinión, no está bien resuelto, y vuelve a dar grandes saltos entre lo previsible y lo delirante, entre la necesidad de que cada estrella tenga su momento de gloria, lo que alarga en exceso el metraje, y lo que la acción puramente exige; sin embargo cumple, aunque nunca se sepa el porqué de los terroristas suecos, sus intenciones, que pasó con El Coronel, y el resto de los tripulantes, así como con los muertos, que después de todo, contaminaron el rio donde cayeron, aunque la neumonía haya mutado, pues me parece, puede volver a mutar.
“Do you think I would personally send a thousand people to their deaths?”
Los temas apocalípticos, han llenado desde la antigüedad nuestra literatura y, como no podía ser menos, desde la llegada del cine, también nuestras pantallas.
Muchos de los miedos a los microbios, de que se desaten epidemias que hagan enfermar a millones de personas, poniendo a nuestra especie, al borde la extinción, han sido empleados como recurso literario para forjar guiones, donde toda la trama, gira alrededor de los caprichos de un microorganismo asesino, y de un puñado de héroes que tratan de frenarlos.
La neumonía, o “pulmonía” es una enfermedad del Sistema Respiratorio, que consiste en la inflamación de los espacios alveolares de los pulmones.
Puede ser altamente contagiosa, ya que el virus se disemina rápidamente en el aire, por medio de estornudos, tos, y mucosidad; un paciente que ha padecido neumonía, puede quedar con secuelas de esta en su organismo por mucho tiempo, esto lo hace potencialmente contagioso, y las personas más propensas a contraerla, son las que estén en curso de una gripe, un cuadro asmático, entre otras enfermedades del aparato respiratorio.
La neumonía viral, causada por la influenza A, puede ser tratada con amantadina o rimantadina, mientras que la neumonía viral, causada por la influenza, A o B, puede ser tratada con oseltamivir o zanamivir.
Estos tratamientos, son beneficiosos solo si se inició un plazo de 48 horas de la aparición de los síntomas.
Muchas cepas de influenza A H5N1, también conocida como “influenza aviar” o “gripe aviar”, han mostrado resistencia a la amantadina y la rimantadina.
No se conocen tratamientos eficaces para las neumonías virales causadas por el coronavirus del SRAS, el adenovirus, el hantavirus, o el parainfluenza virus.
Así pues, el morbo que despierta, que lo ocurrido en pantalla, pueda convertirse en realidad, produce una excitación al espectador, que lo incita claramente a ver The Cassandra Crossing, sobre todo ahora, con esto de “la Influenza Humana” y las regulaciones o recomendaciones de lo que debemos y no debemos hacer, para no contagiarnos.

“I think you'd simply let them be killed”



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