Bullets Over Broadway

“You're a star because you're great and you are a great star, but let me tell you something, Helen.
In the last couple of years you're better known as an adulteress and a drunk.
And I say this in all due respect”

Woody Allen, se caracteriza por su larga filmografía, que se amplía año tras año, con historias surgidas del tormento de su mente, y por utilizar en todas sus películas, 2 estilos que confluyen en el mismo punto:
“Lo extraño, lo lunático, como real”
Aunque el camino habitual era, que las producciones de Broadway dieran el salto a Hollywood, la tendencia se ha invertido en los últimos años, y adaptaciones musicales de películas como “Rocky”, “The Bridges OF The Madison County” o “Bullets Over Broadway” asaltarán pronto los escenarios neoyorquinos.
Y es que en 1961, la ganadora del Oscar a La Mejor Película fue “West Side Story”; en 1964, “My Fair Lady”; en 1965, “The Sound Of Music”; en 1968, “Oliver!”, y en 1972, lo hacía “Cabaret”
Todas ellas, eran adaptaciones de musicales de Broadway.
Sin embargo, en 2006, El Tony al Mejor Musical, era para “Hairspray”; en 2009, para “Billy Elliot”; en 2012, para “Once” y hace poco, para “Kinky Boots”, todas ellas, adaptaciones de películas.
Y en la primavera del 2013, llegó la adaptación de la película de Woody Allen ambientada, precisamente, en el distrito teatral neoyorquino, “Bullets Over Broadway”
Allen, ya se dio al musical cinematográfico con “Everyone Says I Love You” y él mismo, se ha encargado de la adaptación de su guión.
“You stand on the brink of greatness.
The world will open to you like an oyster.
No... not like an oyster.
The world will open to you like a magnificent vagina”
Bullets Over Broadway es una comedia de 1994, dirigida por Woody Allen.
Protagonizada por John Cusack, Dianne Wiest, Chazz Palminteri, Jim Broadbent, Rob Reiner, Harvey Fierstein, Mary-Louise Parker, Jennifer Tilly, Tracey Ullman, Joe Viterelli, Jack Warden, Debi Mazar, entre otros.
El guión es de Woody Allen y Douglas McGrath; y recibió 1 premio Oscar a la Mejor Actriz Secundaria para Dianne Wiest; y 6 nominaciones:
Mejor director, actor secundario (Chazz Palminteri), actriz secundaria (Jennifer Tilly), guión original, vestuario, y dirección artística.
Bullets Over Broadway, es una parodia ácida, del mundo del artístico teatral:
Lo que se mueve entre bambalinas, los egos de las grandes divas, los chanchullos de producción, los azarosos aciertos y desaciertos, las casualidades, e influencias que acaban por confeccionar de forma decisiva, las características de una obra.
Con una temática constante, recurrente, y repetida en el cine de Allen, aunque en esta ocasión, lo que antes era una referencia, entre crítica y festiva, a cierta intelectualidad urbana y sabionda, aquí es claramente, el motor de la historia.
Esos temas que fluyen en la trama, son algunos de los más recurrentes en la filmografía de Allen:
Problemas de pareja, inseguridad vital, incapacidad creativa, infidelidad… pero todo ello, pasado esta vez, por un filtro de agudeza, de buen humor, y de vitalidad, que dejan la sonrisa en la boca, de una manera más inocente, que en otras de las cintas de Allen, de corte melodramático similar, gracias a que esta vez, la acidez, el sarcasmo, y la doble moral, se cambian por la ligereza, la extravagancia, y un tono menos filosófico.
Bullets Over Broadway se rueda en exteriores, y escenarios reales de New York City, Broadway, Brooklyn, Central Park, Upper West Side... y en estudio.
La acción tiene lugar en New York y Boston, entre septiembre y noviembre, de un año situado entre 1920 y 1930.
David Shayne (John Cusack) es un joven e imaginativo autor teatral de “provincias” que pretende triunfar en la meca de Broadway, se encuentra desesperado ante la imposibilidad de poner en marcha su última obra, “God Of Our Fathers” debido a la falta de recursos económicos.
La solución a ese problema, vendrá de la mano de las pretensiones artísticas de una corista ambiciosa, Olive Neal (Jennifer Tilly), cuyo amante, el capo mafioso Nick Valenti (Joe Viterelli), está dispuesto a satisfacer los anhelos de su amada, mediante una sustanciosa aportación financiera, al montaje de su obra, con la única condición, eso sí, de que su chica disponga de un papel relevante.
De esa manera, la obra se pone en marcha, pero los problemas no han hecho más que comenzar, y se encarnan, además de, en las desastrosas dotes interpretativas de Olive, en las cada vez más sustanciosas aportaciones que a la trama de la obra no deja de aportar el “vigilante” que el capo Valenti “asigna” a la representación, un frío e implacable matón, Cheech (Chazz Palminteri), que cada vez cobra mayor presencia, en los entresijos de la compañía.
Los acontecimientos se precipitarán, cuando Cheech, desesperado ante el lastre que, para el éxito de la que él ya casi considera “su obra”, supone la nefasta interpretación de Olive, decide zanjar la cuestión, a su muy peculiar manera...
Así, Woody Allen logra reinventarse, una vez más, con esta alocada película, que mezcla sabiamente, increíble a priori, comedia y cine de gánsteres.
Por primera vez, los disparos de un arma, protagonizan decisivamente, varios planos de una película del director neoyorquino.
Los diálogos brillan con luz propia, ofreciendo una nueva muestra de la insultante inteligencia de un cineasta único; a su vez, el guión hace gala de un ingenio “made in Allen”, con giros sorprendentes, que logran mantener la atención del espectador en todo momento.
La constatación que emerge por encima de todas las consideraciones, es que el artista nace artista, que el artista no es necesariamente un ser virtuoso, que no es artista, el que quiere serlo, sino el que lo es.
“Sex is economics!”
Una vez más, Woody Allen dirige con su pulso de antaño, una buena comedia, donde la fotografía es excelente, ya no solo por la atmosfera de los 20, sino por su buen uso dramático, no es casualidad, que Allen trabaje siempre con los mejores operadores habidos y por haber, y donde los actores llevan magistralmente el peso de la narración.
Para Allen, lo importante no es lo que ocurre en las tablas, donde todo es ficción, un montaje; sino tras bambalinas, entre los actores y los autores, que viven cada uno su propia historia.
La carga humorística, estriba justamente ahí, en contemplar la inversión de papeles, que supone ver, como un sicario sin escrúpulos, resulta tener la sensibilidad artística suficiente, como para modificar el guión de una obra mediocre, y hacerla “arte”
La historia de Bullets Over Broadway, se centra en el mundo del teatro, así que no hay que olvidar, que el cine es el único que necesita de una creación colectiva, para que pueda llevarse a cabo, por tanto, el “artista – creador” en cine, debe ser tan bien, un listo negociante, y saber sobre que puede prescindir, para poder mantener lo imprescindible, así que a priori, la cesión de guiones creativos se quiera o no.
Es por ello que, si despojamos un film como Bullets Over Broadway, de su cascarón de comedia, nos encontramos ante uno de los films más duros que haya rodado Woody Allen, el hecho de que sea un gánster, a primera vista ignorante, pero con un talento natural, que se irá revelando a lo largo de la narración, quien corrija a un culto escritor de obras de teatro, y que sean esas correcciones, las que gustan y conectan con el público, y con la crítica.
David verá, como paulatinamente se desmorona su mundo, una vez creía que había entrado en él, debe aceptar que no posee ese talento que creía tener, y su obra, se ha convertido en un simple vehículo de expresión para otro, su escrito no es más que una lanzadera para el gánster, además de corroborar que no es tan bueno como él creía ser.
Por su parte, Cheech, se nos revela como el verdadero artista.
No sólo porque si posee ese talento, sino porque se convierte, aunque no sea consciente, en lo que ha sido el paradigma de artista, amoral, anteponiendo su obra, su creación por encima de todo, incluso, por encima de la vida humana.
La insatisfacción está también, en el resto de personajes:
La vieja gloria Helen Sinclair (Dianne West), o la novia del capo, no son más que diferentes concepciones que se tienen respecto al arte, ambas complementarias, pues una es una adicta de la fama que necesita su dosis, mientras la otra, desea esa fama, y que curiosamente, es quien muere junto con el verdadero artista.
No es que Bullets Over Broadway sea moralizante, en absoluto, pero tanto aquel que cree que el arte es superior a la vida humana, y aquel que lo ve como simple objeto para el lucimiento y el enriquecimiento personal, acaban muriendo, que cada uno extraiga lo que crea conveniente…
Así las cosas, Bullets Over Broadway, en definitiva, marca la diferencia:
Por ser un Allen de época, situado en el New York de los años 20, coincidiendo con las pequeñas mafias locales, La Ley Seca, y el éxito de los primeros teatros en Broadway.
Por ser en su momento, el primer Allen director, sin el Allen actor:
John Cusack, autor hipocondriaco, pero poco brillante, es el alter ego del genio.
La figura de David Shayne, un joven dramaturgo en los años 20, personaje que es sin duda, el que el director hubiera querido para sí, pero que para efectos de la historia -juventud, inexperiencia, ansias de talento, manipulabilidad, requería de un actor de mucha menor edad, que el ya sexagésimo y otoñal neoyorquino.
El director, abre el foco sobre otros personajes, que progresivamente comienzan a tomar fuerza:
Cheech, un matón encargado de vigilar a la amante del mafioso, empieza a dar sus propias opiniones sobre el guión de la obra.
Y lo que al principio se veía como una osadía, lentamente se va consolidando como un giro válido y talentoso, que en últimas, salva el confuso drama.
Cheech se va apropiando de la labor creativa, con una entrega para la que su falta de moral le sienta de maravilla, pues nada va a impedir que la obra triunfe... así haya que matar a alguien.
Aparece entonces el segundo tema de Bullets Over Broadway:
La amoralidad del artista, entendido como un ser superior, por su sensibilidad, por su educación, que crea su propio mundo de reglas y códigos sociales.
Uno de los mejores papeles que ha realizado Chazz Palminteri, con un personaje, que va descubriéndose a sí mismo, poco a poco, hasta el punto de sacrificarlo todo para mayor gloria del arte, la sensibilidad, y el genio… y bajo un humor acojonante.
Y es que cuando Helen Sinclair aparece en pantalla, Bullets Over Broadway se convierte en algo totalmente distinto, y adquiere otro nivel.
En su personaje, nos encontramos con la diva de teatro, pura y dura, pero Allen y Wiest, la configuran de manera excelente, con diversión, frescura, fuerza, y gravitación.
Un personaje con muchas luces, que utiliza como ventaja para aprovecharse con burla del personaje de Cusack; y elegancia, pero con infinito egocentrismo, y gran presuntuosidad, un rol que tiene lo mismo de auténtico talento, que de claro endiosamiento... una dualidad que convierte su extravagancia y petulancia, en algo tan comprensible, como persuasivo.
Helen Sinclair, es un personaje que se comporta como la abeja reina de la función, porque lo es, que se considera la dueña y señora de la calle Broadway... porque así la consideran los demás.
Es un personaje hipnótico, lleno de tonos, tan adulto como narcisista.
El personaje, hace suyo el escenario en todo momento, gran labor de la actriz con todas sus entonaciones y matices... lo que la hace indispensable, oír la versión sonora original.
Otro personaje en alza, es el de Jennifer Tilly, como Olive Neal:
Una Helen Sinclair sin talento, gusto o madurez alguna, pero también, con egocentrismo, arribismo, y excentricidad.
Quizás, este personaje no goce de la solidez y la aristas del de Dianne Wiest, pero resulta jocoso en algunos puntos, no tanto por el libreto de Allen, sino por cómo es llevado a escena por Tilly, en modo chillón insoportable y vigoroso; especial para suicidas no decididos.
Y la mucama del gánster, Venus (Annie Joe Edwards), demasiado bueno para poco metraje.
Es una comedia menos alambicada, los chistes están igual de trabajados, pero resultan más accesibles; y más coral, pues es muy difícil establecer, quién es el protagonista, o qué actor o actriz sobresale sobre los demás…
Sin embargo, unos han visto segundas lecturas en Bullets Over Broadway:
¿Pretendería Woody Allen darnos así, una justificación a su conducta con Mia Farrow, y a su relación con Soon-Yi?
No por casualidad, Bullets Over Broadway estalló la polémica con su ex mujer, y ex musa, Mia Farrow.
Recordemos lo que había ocurrido alrededor del director, en los meses previos:
Abogados, acusaciones, discusiones acerca de la custodia de sus hijos, la separación de su compañera, la aparición de Soon-Yi, y en fin, una tormenta que sacó a la luz, lo que más había respetado:
Su intimidad, su vida privada.
Lo sentíamos incómodo, dando declaraciones, explicando su conducta, luchando por el derecho a criar a sus hijos.
Para una persona como él, verse expuesto de esa manera, y por primera vez por algo distinto a sus propios filmes, tuvo que haber sido duro, y tremendamente penoso.
Y, claro, eso se reflejó en Bullets Over Broadway; por lo que puede leerse como evasión, o como misiva envenenada a ese mundo de odios y enchufes, del que Allen forma parte.
No obstante, Allen propone un ejercicio de cine dentro del cine, estrictamente, teatro dentro del cine, pero se olvida de acercar al espectador, los entresijos de esa obra.
Allen pierde la ocasión de contar más y mejor, y se queda en el plano más obvio.
Incluso el romance, el thriller, y los giros de trama de la historia, son menos impactantes, y por ende efectivos.
Pues quizás, el final, que pesa como un pegote, y que ni siquiera como “happy end” es esperado por el espectador; ya que la relación del protagonista con su pareja, no ha sido en ningún momento, objeto de atracción de la atención del espectador, y por ello, ahora sobra.
Yo hubiera hecho, que el día del estreno, el director se pusiera indispuesto, lo sustituyera Cheech, que como autor de la obra, se sabía los diálogos, mientras el indispuesto director estaba en su camerino.
Los gánster lo confundirían con el guardaespaldas, y lo asesinarían a él…
Seguramente, a mucha gente le parecerá peor, pero para mí, estaría mucho más a tono con el resto de la trama.
Así las cosas, la idea que nos queda, después de ver Bullets Over Broadway, es que el director, ha querido hacer una afirmación de libertad artística rabiosa, visceral antes que intelectual.
De ahí que Bullets Over Broadway nos parezca un producto inacabado, interesante, pero incompleto.
Como dato, Bullets Over Broadway aporta citas literarias de Poe, y Chejov; dramáticas de Eugene O'Neill, Shakespeare, Strindberg; plásticas de Van Gogh; melómanas de Kern, Ira Gershwin; y filosóficas de Nietzche.
La reiterada expresión “No digas nada”, de Helen Sinclair, según comentaristas, es una parodia de la madre de “La Rosa Tatuada” (1955) de Daniel Mann.
Imprescindible verla en versión original, por favor.
Como siempre, solo así se aprecia el trabajo de los actores, especialmente de Tilly y Wiest.
Por último, Allen vuelve una vez más, a cuidar su música, ayudando a crear una ambientación especial.
La música crea una sugestiva banda sonora de época, con temas tan atractivos como:
“Toot, Toot, Tootsie” de Al Jolson; y otros de Kern y Hammerstein, Cole Porter, Gershwin, etc.
“Two martinis please, very dry”
¿Hacía donde ha evolucionado el cine de Allen?
¿Podemos esperar ya cualquier cosa?
¿Creemos que Bullets Over Broadway, representa una evolución?
Lo que se hizo esperar, llegó...
Woody Allen, decidió volver a Broadway, y en esta ocasión, para poner en escena un musical.
Así es; se trata de una versión teatral y musicalizada de su propia película Bullets Over Broadway.
Para nadie es un secreto, la enorme fascinación que los años 30 y su música, ejercen sobre Allen, pero el anuncio de semejante proyecto, ha sorprendido a muchos.
El famoso comediante, no ha dado declaraciones al respecto, simplemente confirmó el proyecto, y se puso a trabajar en la adaptación del guion.
La dirección escénica, y la coreografía, están a cargo de Susan Stroman, un nombre clave en el mundo teatral de hoy.
Todos los detalles de la obra, y los incidentes durante su preparación, son parte del hermetismo al que Allen es tan aficionado cuando trabaja.
Así, “Bullets Over Broadway - The Musical” se estrenó oficialmente, el 10 de abril de 2014, en el teatro St. James de New York.
Pero las presentaciones, comenzaron casi un mes antes, tiempo en el que la obra ajustó detalles.

“Congratulations.
It finally has balls”



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