Paris, Texas

“I...
I used to make long speeches to you after you left.
I used to talk to you all the time, even though I was alone”

A veces uno tiene ganas de huir, de marcharse del infierno en el que se ha convertido su vida, dejar todo atrás, y olvidar.
Andar y andar, adentrándose en el desierto de la soledad y la locura.
A veces, el amor se vuelve destructivo, y lo que era una continua fuente de alegrías, se convierte en un calvario.
A veces el amor se torna en obsesión y en prisión, y termina por destrozar.
Cada decisión, es sumamente importante.
No existen decisiones más importantes que otras, realmente todas afectan nuestra vida, nuestro entorno, y nuestro destino.
Todo se trata de una decisión
Toda decisión, tiene consecuencias que tendrás que vivir.
Lo que decidiste hacer hoy, tiene consecuencias que vivirás mañana.
Por tanto, tomar decisiones basadas en el corazón, es un suicidio emocional, económico, y espiritual.
Existen 2 tipos de suicidio:
El físico, que es irreversible, e implica la total autodestrucción; y el emocional.
El emocional, consiste tan solo y nada menos, que en auto anularse, auto desactivarse.
Convertirse en un pequeño animal mudo, que corretea aquí y allá, o que no se mueve en absoluto.
Que ha renunciado a su condición de ser humano y complejo, con asertividad, proyectos, y deseos.
La auto anulación, puede llevar incluso, a renunciar al lenguaje verbal.
Si la vida te apuñala, deja de pensar...
Sólo así, alcanzarás el reconfortante desierto del olvido.
Pero ten cuidado de no caminar demasiado... o cruzarás de nuevo sus límites.
Sin saber muy bien cómo, la razón te indicará el camino de vuelta... y tal vez te acerques demasiado a tus monstruos.
Al menos, si los encuentras, no les mires a la cara... o al asomarte a las simas de tu propia esencia, estarás mirando de frente, a la personificación de tu alma... y no te quedará más remedio... que llorar.
“I hear your voice all the time.
Every man has your voice”
Paris, Texas es una película dramática, franco-alemana, del año 1984, dirigida por Wim Wenders.
Protagonizada por Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Dean Stockwell, Aurore Clément, Hunter Carson, Bernhard Wicki, entre otros.
El guión es de Sam Shepard; cuyo título hace referencia a un solar baldío, que queda en un pueblo llamado “Paris” perteneciente al Estado de Texas, y relacionado con los recuerdos de uno de los personajes.
Paris, es una ciudad ubicada en el condado de Lamar, en el estado estadounidense de Texas; y es donde los padres del protagonista, le dijeron que habían originado su vida.
Él, comprará una parcela allí, en medio de un desierto árido y desolador, y hacia ella se dirige en busca de sus inicios, con la intención de empezar entonces, una vida nueva, en la que quizás incluir a su mujer e hijo, aunque deba primero encontrarse a sí mismo.
Wim Wenders, estaba interesado en este título, por las relaciones que tiene con uno de los temas que más aparecen en toda su obra:
La división entre Europa y América; pero curiosamente, Paris, Texas no fue filmada en Paris, sino que el rodaje tuvo lugar, en gran medida, en Fort Stockton y Marathon, en la región Trans-Pecos del oeste de Texas; y Nordheim, al sureste de San Antonio, en EEUU.
En lugar de ello, París se conoce, como la ubicación de un terreno baldío, propiedad del protagonista que se ve en una fotografía, es decir, nunca vemos ni estaremos en Paris, Texas; salvo en la foto.
Según algunos críticos, Paris, Texas es reconocida, entre otras cosas, por la forma como captura el espíritu de Texas, mostrando de manera “majestuosa” los paisajes, gracias al trabajo entre el director, y el director de fotografía, Robby Müller, así como por la música de guitarra, producida por Ry Cooder.
Paris, Texas se estrenó en El Festival Internacional de Cine de Cannes, donde fue galardonada con La Palme d’Or, El Premio del Jurado Ecuménico, y El Premio FIPRESCI de la crítica.
Wenders y Shepard, elaboraron un breve tratamiento que se iniciaba con una escena, tan enigmática como interesante:
Un hombre aparece en pleno desierto de Arizona, en la frontera mexicana; camina sin rumbo, aunque con paso decidido, y la mirada perdida en el vacío.
No sabemos nada de él, sólo nos intriga reconstruir los datos que nos faltan para elaborar su historia:
¿Quién es?
¿Dónde va?
¿Qué le ha ocurrido?
A partir de aquí, el relato se inicia, gracias a la yuxtaposición de los planos, el montaje se erige en el catalizador de la historia, el elemento encargado de dar respuesta, a aquellas cuestiones planteadas por el espectador.
Así pues, cerca de la frontera mexicana, en Texas, un hombre que padece de amnesia, aparece en el desierto.
Después de caminar varios días, se desploma.
En el centro de salud donde es ingresado, se averigua su nombre, Travis Henderson (Harry Dean Stanton), y que ha estado perdido durante 4 años.
Hasta allí se desplaza su hermano Walt (Dean Stockwell), que había denunciado su desaparición años atrás, y lo lleva a su hogar en Los Angeles.
Travis descubre, que su hijo Hunter (Hunter Carson) se crio con su hermano y la esposa de éste Anne (Aurore Clément), quienes nunca le ocultaron que Travis era su padre.
Travis se hace amigo de su hijo, y lo convence de ir con él, en busca de su esposa y madre del pequeño, que se llama Jane Henderson (Nastassja Kinski)
Siguiendo una pista dada por la esposa de su hermano, Travis encuentra a Jane en Houston, y descubre que trabaja como stripper…  y se decide a revelarle su identidad, y juntos reviven el pasado; al final, Travis deja el niño, al cuidado de Jane.
Según parece, Travis Henderson, quizás amó demasiado, de un modo obsesivo, y paranoico, haciendo polvo todo lo que amaba.
Y todo se rompió.
Después, nada le quedaba.
Nada más que las ansias de huir.
Huir hacia un lugar de silencios, huir de sí mismo, a algún sitio donde no pudiera oír la voz de ella persiguiéndole.
¿Hacia dónde puede ir Travis, cuando sabe que toda su vida ha quedado atrás?
¿Qué ha quedado de aquella persona que alguna vez fue, que recuerda vagamente, haber saboreado algo que podría ser felicidad?
¿Dónde quedó aquel hombre que era?
En París, Texas, dejó abandonados los sueños que nunca llegó a realizar...
Su obsesión por Paris, aparece basa en la idea de que sus padres le indicaron, que probablemente fue concebido allí.
La fotografía muestra un paisaje desértico, aunque en realidad, Paris se encuentra en el borde de los bosques, en el noreste de Texas, rodeada de tierras de cultivo húmedo de la parte norte-central de ese Estado, lejos de cualquier desierto.
Pero ahí está, en la foto…
Se puede resumir diciendo, que Paris, Texas es una historia sobre la soledad, la culpabilidad, y el perdón, rodada en forma de “road movie”
Porque Paris, Texas, será un recorrido por la recuperación de la vida del protagonista, que tendrá como uno de sus objetivos, llegar al fantástico lugar de París, suerte de terreno baldío en el desértico Texas; lo que la hace un sereno ejercicio, repleto de agradables momentos de poesía audiovisual, además de un solemne retrato contemporáneo, y foráneo, del desierto yanqui, que además, va dando forma a la tipología de personaje, que sería recurrente en la carrera del director Wim Wenders.
“For five days he ran like this until every sign of man had disappeared”
Cuando uno se dispone a ver una película de Wim Wenders, va siempre con cautela por lo que se pueda encontrar, ya que a veces, su cine se carga de formalismo, un excesivo academicismo, y un afán filosófico de trascendencia, que acaba lastrando la película.
No obstante, Paris, Texas es un memorable filme, que serviría de gran consagración para el notable cineasta alemán, y que le significó un triunfo arrollador para público y crítica, uno de sus filmes más aclamados, y mejor conocidos, lo cual es ya decir bastante, con lo que indiscutiblemente se forjaba y consolidaba ya, una de las andaduras cinematográficas europeas, más respetables de las últimas décadas.
Esencialmente, Paris, Texas es una “road movie” y por tanto, el automóvil es un elemento necesario.
Pero además, sirve para ilustrar algunos elementos de desarrollo de la trama, como por ejemplo:
Representar a Travis, inicialmente como alguien que camina, indicando que está totalmente fuera del “mundo civilizado”
Incluso, su hijo muestra su disgusto, a volver del colegio con él, porque ya nadie va andando.
En la parte final, padre e hijo van a Houston, una mega ciudad, en la que sólo vemos edificios, autopistas, y automóviles.
Es la culminación de la sociedad estadounidense, en la que el automóvil es amo de todo, e incluso puedes ir a un banco, sin bajarte de él.
Pero al mismo tiempo, una sociedad en la que sus habitantes viven aislados en su mundo.
Si Travis escapó a una soledad en el desierto, su mujer, Jane, escapó a una soledad rodeada de hormigón, encerrada en una habitación con un espejo.
Inicialmente, nos puede parecer que Travis ha sufrido una penitencia cruel, en sus 4 años de vagar fuera de la civilización, pero:
¿Ha tenido Jane, una existencia mejor?
A pesar del tono desesperanzador de Paris, Texas, el final tiene su punto optimista, con el reencuentro entre madre e hijo, y la marcha de Travis, en busca de un nuevo comienzo a su vida.
El tema de la soledad del individuo, del camino errático en forma de viaje hacia ninguna parte, de la redención por medio de este desplazamiento constante hacia ningún lugar, sin destino ni meta posible, sino importante tan sólo como viaje infinito hacia lo más profundo del alma, aparece constantemente en la obra de Wim Wenders, aunque aquí llegue a su máxima expresión, en el divagar de Travis.
Y es que es un tema antropológico.
El hombre moderno desarraigado, fracasado en el amor, inserto en rutas indefinidas, desiertos, y ciudades.
Con un pasado poco memorable, una relación amorosa angustiada, llevan a Travis al suicido emocional, y a convertirse en un cadáver ambulante.
Ya no habla, transformado en un polvoriento “golem” silencioso, que camina por los paisajes del medio oeste estadounidense, desolado e inmenso como su interior clausurado.
La decisión es firme.
Hasta la angustia puede ir apagándose, cuando uno deja de ser humano…
Travis, un suicida emocional, su vida es invivible, renuncio a la vida, pero evitándose la desagradable carnicería física.
Puestos a escoger, es desde luego preferible el suicidio emocional, que el físico.
Este último no tiene vuelta atrás, y supone la desaparición total, además de crear alrededor, un enorme dolor, a poco acompañado que haya estado uno en vida.
Por su parte, el suicidio emocional, conlleva una oculta esperanza.
La de que algún día, “el autómata de barro” se vea sacudido, en algún recodo del camino, por alguna chispa que lo movilice, y devuelva a su pasada condición humana.
La chispa, el sentido que lo resucita; una inesperada razón para vivir.
De nosotros dependerá, que nuestra vida recuperada, sea definitiva, y no solo un paréntesis.
Travis sabe, que para volver a empezar, debe volver al punto de partida, Paris, Texas; aunque para ello tenga que dejar de nuevo lo que más quiere en el mundo.
No obstante, ahora su viaje está cargado de esperanza, la esperanza de llegar a encontrarse por fin, a sí mismo, una meta quizás difícil, pero ahora posible, el único modo de poder renacer algún día a una vida nueva, y sentirse así merecedor del amor de los suyos.
Como curiosidad, el rodaje se realizó en orden estrictamente cronológico, algo sólo posible en una producción independiente, en la que la libertad creativa del director, se prioriza a los intereses económicos, y el estricto sometimiento a un sagrado plan de rodaje, pero al llegar al punto en el que Sam Shepard había dejado de proporcionar el material escrito, por compromisos profesionales tuvo que dejar el guión durante un tiempo; Wenders tuvo que apañárselas por sí solo.
Este hecho, queda reflejado en la descompensada estructura narrativa, y en el descenso del ritmo, hacia la mitad del metraje.
Es en estas escenas centrales, donde el argumento parece ir a la deriva, y sólo retomará su impulso, que no su equilibrio estructural, cuando Shepard se incorpore de nuevo a la escritura, para proporcionar las escenas que conducen al reencuentro final entre Travis y Jane, y esta con su hijo Hunter.
Mientras que Stanton y Stockwell, 2 de esos secundarios habituales que por fin tienen ocasión de brillar, están estupendos en sus papeles; pero es Nastassja Kinski la que realmente deslumbra.
Gran parte de la credibilidad del guión, radica en su papel, y la Kinski está perfecta como la fascinante mujer de Travis, de hecho, nunca ha vuelto a estar tan turbadora y encantadora, como en la gran escena final en el “peep-show”, donde al fin se desvelan algunos de los misterios que rodean la vida de estos 2 personajes, rodada en una habitación minúscula, y sin apenas acción, sólo diálogos, y la guitarra de Ry Cooder de fondo, que debería ser estudiada como perfecto ejemplo de drama, y de hasta qué punto el cine es capaz de emocionar.
Por ello, su problema llega a ser su excesivo metraje, que acaba por desconectarte, a pesar de ser interesante.
Sus casi 150 minutos, son demasiados para mantener la calidad inicial; por lo que me parece que alarga demasiado algunas situaciones, de forma innecesaria.
Pero ya apunté una justificación razonable…
Con todo, Paris, Texas es una buena película, muy interesante al principio, pero que va perdiendo fuerza hacia el desenlace.
Me esperaba que el motivo por el que Travis había estado perdido, y en shock durante tanto tiempo, fuese más fuerte, y no me ha gustado la manera en la que se ha pintado a la guapísima Jane, como la víctima, siendo una mujer que a la primera de cambio, abandona a su hijo que no tiene culpa de nada, que sabe en todo momento con quien vive, y no se molesta ni en interesarse por él.
Pero luego, cuando lo vuelve a ver, todo son abrazos y llantos...
Paris, Texas nos enseña que, a pesar de que las heridas no acaben de cicatrizar del todo jamás, nunca es tarde para intentar hacer lo correcto y quedarnos, al menos, en paz con nosotros mismos.
Aunque sea a base de renunciar a recuperar lo que más deseamos en el mundo.
Y lo hace con maestría, sin prisas, y con dolor, mucho dolor en el camino.
Paris, Texas es un homenaje al silencio y a la redención humana.
Cruda pero esperanzadora.

“Then... I just gave it up.
Everything stopped.
You just... disappeared”



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