My Own Private Idaho

“Two guys can't love each other”

La narcolepsia, también conocida como “Síndrome de Gelineau”, es una enfermedad autoinmune, cuya prevalencia en la población es muy baja.
Se caracteriza por la presencia de accesos de somnolencia irresistible durante el día.
Puede causar cataplejía, es decir, parálisis o debilidad extrema bilateral de un conjunto muscular; alucinaciones hipnagógicas como visiones fugaces en la transición vigilia-sueño; o hipnopómpicas en la transición sueño-vigilia; incluso, puede haber parálisis del sueño, e interrupción del sueño nocturno.
La narcolepsia, es poco frecuente, pero tampoco excesivamente rara, afecta a alrededor de 1 de cada 1,000 personas, y es genética, por lo que los familiares de enfermos, deben estar atentos a la hora de detectar síntomas de este trastorno en ellos mismos, o en sus hijos.
“It's when you start doing things for free, that you start to grow wings”
My Own Private Idaho es una película dramática, del año 1991, escrita y dirigida por Gus Van Sant.
Protagonizada por River Phoenix, Keanu Reeves, James Russo, William Richert, Rodney Harvey, Chiara Caselli, Udo Kier, Grace Zabriskie, Jim Caviezel, Tom Troupe, entre otros.
My Own Private Idaho tiene sus orígenes en la novela de John Rechy, “City Of Night” (1963), cuyos personajes eran chaperos que negaban ser homosexuales.
Tras archivar el guión durante un tiempo, mientras examinaba el mencionado libro, Van Sant conoció a 2 chaperos llamados Michael y Parker, que de hecho, tenían un amigo llamado Scott.
De este encuentro, surgieron los personajes protagonistas, y la única diferencia que el director realizó, fue en el personaje de Scott, que se convirtió en un niño rico rebelde.
El director siempre ha admitido, que al contrario de lo que la gente pueda pensar, el personaje de Scott era el más elaborado, sumergido en elementos Shakesperianos, basados “Henry IV, Part 1, &  2”, y “Henry V”
Además, el título “My Own Private Idaho” proviene de una canción de The B-52's, que curiosamente no aparece en el metraje, como parte de las canciones de la banda sonora.
My Own Private Idaho se rueda en escenarios reales de Portland, Oregon; Seattle, Washington, Idaho, y Roma, Italia.
Primero que todo, habría que enmarcar My Own Private Idaho, en lo que podríamos llamar “La Trilogía de La Soledad” de Gus Van Sant, donde la muerte está también omnipresente:
“Mala Noche” (1985), “My Own Private Idaho” (1991), y “Gerry” (2002), muy probablemente, las 3 películas más personales del director, en donde las calles tienen alma, y las carreteras son caras tristes.
La acción dramática tiene lugar en las calles, carreteras, varios edificios abandonados, y el campo abierto de Portland, Idaho, Seattle, y Roma; durante el año de 1991.
Mike Waters (River Phoenix) y Scott Favor (Keanu Reeves) son 2 jóvenes chaperos, que se ganan la vida vendiendo su cuerpo a hombres en las calles de Portland.
Mike es gay, sufre de narcolepsia, y vive obsesionado con la búsqueda de su madre.
Scott, decidió dedicarse a la prostitución, como rebeldía hacia su padre, El Alcalde.
Pero ambos mantienen una loca amistad, que se pone a prueba durante la búsqueda de la madre de Mike, Sharon.
En el transcurso, Scott se enamora, y Mike comprende que está a punto de perder a la única persona importante en su vida.
En el camino, vivirán variadas experiencias, que los llevarán a hallar su lugar en el mundo, y a construir de a poco su identidad.
Esta “road movie” representa el camino de una búsqueda, las rutas “indie” hacia el propio ser; entre el punk, las drogas, la rebeldía, el vivir a la deriva, el descubrimiento de la sexualidad, pero sobre todo, en la bandera de la juventud.
El camino que emprenden los excéntricos amigos, viene cargado de personajes no menos curiosos, entre los cuales figura:
Budd, interpretado nada más y nada menos que por Flea, el bajista de Red Hot Chili Peppers, que encarna el papel de súbdito del “capo” de las calles, Bob Pigeon (William Richert)
La experiencia de lanzarse a la ruta, sin premeditar nada; la osadía de entregarse al amor y al peligro, quedan plasmadas en esta historia de forma ideal; y se constituye como hito de una cultura “outsider”, “border” en la indumentaria, los “looks”, la fotografía, la actitud ante la vida, etc.
My Own Private Idaho realiza una fantástica labor, explorando el mundo conflictivo de la adolescencia a principios de los 90, a través de 2 personajes, radicalmente distintos entre sí, pero muy compenetrados el uno en el otro; pero que por circunstancias diferentes, no acaban juntos:
Mike se nos presenta, como el personaje más oscuro en un principio.
Su vida como chapero, junto a sus constantes ataques de narcolepsia, no puede provocar otra cosa que desconcierto en el espectador, cuando descubre su enorme sensibilidad y capacidad de amar.
Mike no desea una dirección en su vida, ni fortuna, ni nada parecido.
Solo quiere el amor de su mejor amigo, y el cariño de su madre perdida, la cual inunda sus recuerdos.
Por su parte, Scott provoca el efecto contrario.
El espectador le percibe inicialmente, como el buen amigo, el muchacho divertido y lleno de convicciones, dispuesto a enfrentarse a su padre por ellas.
De repente, la audiencia se lleva la irrefrenable sorpresa, de descubrir que en el momento en el que descubre el amor, y con él, su dirección, todas esas cosas que resultaban tan importantes y esenciales para él, quedan aparcadas en un segundo lugar...
Eso hace de My Own Private Idaho, una historia de amor, y de búsqueda, un desborde de experiencias que incluyen lo melodramático, lo ridículo, y cómico, lo emotivo, y lo fatal.
La aceptación de una realidad, y de la soledad, el elegir estar de un lado o de otro, el enfrentamiento a las figuras paternas, el descubrimiento de uno mismo, del otro y del amor, mechadas con ataques de narcolepsia, son las vivencias de estos 2 rebeldes, que hacen uso y abuso de su juventud, para enfrentar a una vida de la cual no tienen plena conciencia, pero que planean burlar.
Entre los temas que propone My Own Private Idaho, cabe destacar la soledad, el abandono, el desamparo, y la desolación.
Trata, además, temas de la familia, del papel fundamental que corresponde a la madre en el cuidado de los hijos, y de la amistad, el amor, y el sexo.
Reivindica el respeto que merecen las personas marginadas por la sociedad.
Exalta el amor verdadero, y equipara el homosexual y el heterosexual.
Explica el drama de los menores abandonados, y los traumas que les afectan; glosado en el valor de la aventura.
“I only have sex with a guy for money”
Víctimas de la estigmatización, la marginación, y la exclusión social; My Own Private Idaho habla de manera explícita y directa, de la indigencia, la explotación sexual de jóvenes, y la prostitución juvenil que se dan en las ciudades, y en las del “Primer Mundo” en general.
Se expresa con sinceridad y libertad, buscando formas experimentales e innovadoras de expresión, y dejando de lado, en la medida de lo posible, las formas convencionales.
Aborda sin rodeos, temas tabú, como el sexo oral, la felación, el incesto, las manías de algunos clientes de sexo pagado, besos entre hombres, etc.
Acompaña el realismo, con referencias e imágenes simbólicas, como las de los salmones que remontan el río contra corriente, metáfora de la vida de los protagonistas, y de la libertad; o el conejo de peluche de Mike, símbolo de su inocencia.
Añade algunas escenas surrealistas, como la de los modelos de las portadas de revistas porno que cobran vida, y se dirigen al espectador.
Todo ello contribuye a crear sensaciones de que el relato se refiere más a un sueño de Mike, que a una experiencia real.
La ambigüedad, queda planteada con fuerza suficiente, para que la duda anide en el ánimo del espectador, y le obligue a pensar.
A Van Sant le han llamado “El Poeta de Los Inadaptados”, sus personajes, perdidos, deambulan por sus films:
Putas, drogadictos, locos… pero siempre nos habla de los márgenes.
Fotograma a fotograma, vemos la belleza de los cuerpos, su soledad, y su aislamiento.
Personas atrapadas por un sufrimiento, que no cesa de inscribirse.
Jóvenes que se deslizan en sus tablas de “skateboard”, chaperos que venden su cuerpo en las calles de Portland, dramas familiares, desamparo, y desinserción social.
En My Own Private Idaho, Van Sant hipnotiza al espectador, con esos bellos fragmentos de nostalgia de Mike, cuando piensa en el hogar y su madre, sorprende con esas portadas de las revistas gay que cobran vida, o inquieta con la manera en que filma las escenas de sexo, expresiones del acto sexual sin movimiento.
Detalles que ponen en evidencia, la irrefutable capacidad creativa de Van Sant, para lograr imponer un estilo visual propio, algo que es una constante en su cine.
La impecable fotografía que nos muestra un Idaho, y un Portland increíbles.
Los escenarios sórdidos, que portan una belleza inexplicable.
Y la ambigua relación de Mike y Scott, logra formar una atmósfera tensamente sexual, sin mostrar casi nada.
Pero una de las cosas más contundentes, es la fortaleza que toma el espíritu joven:
Todos chicos hermosos, vendiendo su cuerpo a viejos ridículos, y mofándose de ellos, sin importarles nada, sin reparar en un futuro, una suerte de “Live Fast, Die Young” que en el caso de Phoenix, resultó totalmente irónica.
Como dato, decir que la narcolepsia es lo contrario del insomnio, quien la padece, sufre una excesiva somnolencia durante el día, y se duerme de forma repentina y sin poder controlarlo.
Los ataques de sueño, pueden ser peligrosos, porque en la mayor parte de los casos, van acompañados de cataplejía, es decir, los músculos dejan de responder:
El enfermo se cae de sueño literalmente.
Si no está alguien con él, en el momento en que el sueño ataca, cae de bruces, y puede golpearse; por lo que My Own Private Idaho no exageraba, cuando River Phoenix se desvanecía de repente.
Aquí, es una manera literal de ausentarse del mundo, su narcolepsia traduce lo que se ha llamado “una relación eclíptica con la realidad”:
Su conciencia, de repente se hace opaca, se anula; mantiene con la realidad, una relación intermitente, continuamente entrecortada por sus ausencias físicas.
Al mismo tiempo hay, en la huida permanente, en la carretera, como una manera de liberar los cuerpos, la búsqueda de una liviandad perdida, ensombrecida por el regreso obsesivo del trauma infantil, y la vuelta de lo real.
Mike y una carretera que sólo le conduce a un mismo punto.
Las carreteras por dónde pasa, se parecen, pero no son la misma.
Idaho, Portland, o Roma, en todas se encuentra caído.
Mike está marcado por esa casa que se derrumba…
Busca ese abrazo materno que será uno de sus motivos para continuar, y no caer.
Ese abrazo, o el de otros...
No sabemos por qué decide estar al margen...
Bordear.
¿Por qué escoge esa solución a su vacío tan insoportable, como para derrumbarse en narcolepsia?
Es revelador, a este respecto, el momento en el que le están practicando sexo oral con un cliente; y vuelve el recuerdo de la casa de la infancia.
Esas son 2 formas de goce que se solapan:
La del goce inmediato, puramente orgánico sexual; y la del goce imaginario, la vuelta regresiva al útero materno, que representa la casa, la simbiosis perdida con la madre, que además, ha abandonado a la familia, y ha desaparecido…
Me atrevo a pensar, al llegar a este punto, y en mirada retrospectiva de las imágenes reiteradas de cuando está Mike con su madre; si hubo incesto entre ellos, y eso le causó la sintomatología; como se revela que su hermano es su padre, la idea no es de extrañar.
El momento más dramático, es cuando Mike se reencuentra con su hermano, y éste le cuenta que su madre se fue de casa con su amante, Mike no acepta esta realidad; lo mismo que no acepta la verdad sobre su madre, el que lo haya abandonado; o su versión de la muerte del padre; no acepta la vida, y es su propio cuerpo el que lo abandona, cuando tiene sus crisis.
La narcolepsia es como un síntoma de esta frustración infantil.
Mike Waters, es por tanto, un Peter Pan, el niño que nunca dejó de serlo.
Se duerme, tras ataques nerviosos de narcolepsia, y sobrevive, entre la maldad de los desconocidos, y la bondad de los extraños.
Pierde gran parte del presente, mientras sueña con el pasado.
Mientras que Scott escoge deambular por los márgenes, pues su padre no puede tocarle allí, pero necesita de él.
Scott pone una fecha a su imperativo de gozar sin límites en el mundo de Mike.
Él es un niño bien, en fase de rebeldía, que vive en las calles, se prostituye, y descubre el mundo, mientras espera la llegada de la madurez.
Van Sant se permite así, sumergirse en las líneas de “Henry IV”, de William Shakespeare, a quien llega a acreditar como dialoguista adicional.
Esta es la parte más desquiciada de My Own Private Idaho, y la que más ha dividido las opiniones.
¿Será feliz de la misma manera, cuando sustituya a su padre?
¿El viraje de su conducta, hará posible un porvenir diferente para Scott?
Se cuenta que la concepción y rodaje de My Own Private Idaho, se nutrió de la improvisación, y las voces de todos los que participaron en ella.
Su espíritu quedaba alimentado, de aquello que retrataba:
La vida nómada e inabarcable de los seres que viven de la calle.
Inicialmente, River Phoenix supuso una dura adquisición, ya que su agente se negó a mostrarle el proyecto.
Fue Keanu Reeves quién lo hizo, trasladándose en su motocicleta desde Canadá hasta La Florida.
Y Phoenix aceptó, e incluso, llegó a escribir el dialogo de la escena en la que su personaje le declaraba su amor a Scott. La escena de la que muchos consideren a My Own Private Idaho, una película de culto.
Aunque hay muchas más razones para esta consideración...
La secuencia de la hoguera, se establece como un retrato hermoso del amor no correspondido; y de dicha hermosura, nace su sencillez.
Es ahí donde My Own Private Idaho trasciende su propia temática, y se hace universal.
No importa ni la orientación sexual, ni lo mucho que nos vendamos, ni nuestro estatus, ni el pasado, ni la hora que es.
Lo que importa es que ahora me muero por besarte…
Por entonces, muchos vieron ese hecho como una osadía; pues retrataba la prostitución masculina, y se metía en las camas homosexuales, sin miedo ni complejo, utilizando actores jóvenes y guapos, en pleno despegue de sus carreras.
Y ojo al mensaje que viene a decir que, “el camino de la vida es largo, y que por desgracia, tenemos que hacerlo solos, pues precisamente, la gente que más queremos, puede abandonarnos, y defraudarnos”
Me hubiera gustado pensar, dada la dualidad imperante en My Own Private Idaho, que al final, Scott recoge a Mike… aunque sea en un auto destartalado, que haya abandonado todo, para estar con él, que tan bien lo conocía, quería, y necesitaba.
“I really wanna kiss you, man...”
Al ser River Phoenix, una de las figuras por excelencia entre las jóvenes promesas de principios de los años 90, My Own Private Idaho consiguió un lugar asegurado, dentro de la mitomanía de la época, ya que ésta se trata de su actuación más destacable, y deja abierto el eterno interrogante, sobre cómo habría sido su carrera de seguir vivo; así como representó la ascensión de Keanu Reeves al Olimpo hollywoodiense.
Phoenix, un actor de la misma generación de Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Tom Cruise, o Johnny Depp, entre otros, todos ellos con una gran carrera y reconocimiento a sus espaldas.
¿Sería igual de popular entre las nuevas generaciones?
¿Hubiera entrado en esa liga de “los mejores”?
Solo podemos imaginárnoslo.
Pero dentro de tanto drama, nos queda su hermano Joaquin, quien se ha consolidado como uno de los mejores actores en la actualidad, y que llevará el apellido Phoenix, a lo más alto con sus actuaciones, y trabajo humanitario.
Sin embargo, River jamás fue correspondido ni admirado como un mito, al igual que los malogrados Heath Ledger o James Dean.
¿Por qué?
Simplemente quizás, nadie encajó que aquel prometedor actor, llevara una existencia tan poco “adecuada”
Sólo Hollywood lo sabe...

“I love you, and... you don't pay me”



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