Die Welle

“Glauben Sie, dass Deutschland nicht möglich sein, eine Diktatur zurück, oder?”
(¿Crees que en Alemania, no sería posible que volviera una dictadura, verdad?)

Cuando era joven, siempre deseaba tener algo con lo que identificarme:
Política, religión, deportes, tecnologías, hasta modas…
A veces, me limitaba a copiar a quienes tenían más personalidad.
El fenómeno de la obediencia extrema a la autoridad, en épocas como la del Tercer Reich, no se ha terminado de comprender desde un punto de vista científico.
Existe una serie de experimentos, en el campo de la psicología social, sin embargo, que han examinado el comportamiento de individuos en una situación colectiva, y que ha arrojado resultados preocupantes.
Uno de los experimentos más famosos, se llevó a cabo en 1971, en la prisión de Stanford, que estudió el comportamiento humano, en situaciones de encerramiento.
El Experimento Milgram, realizado en 1962, por el psicólogo Stanley Milgram, estudió la voluntad de gente normal, de seguir las instrucciones de figuras autoritarias, aun en contra de su propia conciencia y principios.
Philip Zimbardo, el responsable del experimento de la prisión de Stanford, ha encontrado elementos idénticos entre sus hallazgos, y las torturas que recibieron los presos iraquíes, en Abu Ghraib.
“The Third Wave” o “La Tercera Ola”, fue un experimento para demostrar que incluso, las sociedades libres y abiertas, no son inmunes al atractivo de ideologías autoritarias y dictatoriales, realizado por el profesor de historia, Ron Jones, en el marco de su estudio sobre la Alemania nazi, con alumnos de secundaria, al convencer a sus estudiantes, de que el movimiento eliminaría la democracia.
El hecho de que la democracia enfatizara el individualismo, se consideró un defecto de la democracia, y Jones hizo hincapié en ello, a través de su lema:
“Fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo”
El experimento, se llevó a cabo en el Cubberley High School, un colegio de Palo Alto, California, EEUU; durante la primera semana de abril de 1967.
Jones, al no poder explicar a sus alumnos, por qué los ciudadanos alemanes, especialmente los no judíos, permitieron que el partido nazi exterminara a millones de judíos, y a otros llamados “indeseables”, decidió mostrárselo.
Jones escribió que comenzó con cosas simples, como la disciplina en el salón de clases, y que logró convertir a su clase de historia, en un grupo con un gran sentido de la causa.
Jones llamó al movimiento “La Tercera Ola”, debido a la noción popular de que “la tercera de una serie de olas en el mar, es siempre la más fuerte”
Jones escribe, que empezó el primer día del experimento, lunes 3 de abril de 1967, con cosas simples, como sentarse apropiadamente, insistiendo hasta que los alumnos fueran capaces de entrar al aula, y sentarse correctamente, en menos de 30 segundos, sin hacer ruido.
Luego, procedió a ejercer más estrictamente la disciplina, tomando un rol más autoritario, lo cual resultó en una drástica mejora del rendimiento de los alumnos.
Jones finalizó la primera lección, con algunas reglas, aun pensando en que sería tan solo un experimento de un solo día.
Los alumnos, debían estar sentados y atentos, hasta la 2ª campana, y tenían que levantarse para hacer preguntas, las cuales debían estar formuladas en 3 palabras o menos, siempre empezando con las palabras:
“Mr. Jones”
Para el segundo día, había logrado convertir la clase de historia, en un grupo con profundo sentido de disciplina y comunidad.
Jones nombró al movimiento “La Tercera Ola”, inventó un saludo similar al del nazismo, y ordenó a los alumnos a saludarse de esa forma, incluso fuera de clase.
Todos los alumnos obedecieron la orden.
El experimento tomó vida propia, cuando alumnos de toda la escuela, se unieron a él:
El tercer día, en la clase había de 30 a 43 alumnos.
Todos ellos, mostraron mejoras académicas, y una gran motivación.
Todos obtuvieron una tarjeta de miembros, y les fueron asignadas tareas, como diseñar un logo de “La Tercera Ola”, no permitir que entrase al aula, ningún alumno no perteneciente al movimiento, etc.
Jones, les enseñó a sus alumnos, cómo iniciar a nuevos miembros, y para el final del día, ya contaba más de 200 miembros; y se vio sorprendido de que alguno de los miembros, le reportasen si alguno de los otros, no cumplía las reglas del movimiento.
El jueves, cuarto día del experimento, Jones decidió terminar con el movimiento, puesto que se estaba perdiendo el control del mismo:
Los alumnos se estaban involucrando demasiado, y su disciplina y lealtad para el movimiento, era notable.
Anunció a los alumnos que “La Tercera Ola” formaba parte de un movimiento a nivel nacional, y que al día siguiente, un candidato presidencial del movimiento, anunciaría públicamente, la existencia del mismo; y ordenó a todos, que asistieran al día siguiente, a una reunión para presenciar el anuncio.
Jones se preocupó por el resultado del ejercicio, y lo detuvo al quinto día.
En vez del prometido anuncio, les fue presentado un televisor, en el que sólo se veía ruido blanco.
Tras unos minutos, Jones anunció que, habían sido parte de un experimento sobre el fascismo, y que todos voluntariamente, se habían creado un sentido de superioridad, similar al de la población nazi.
Luego, pasó una película sobre el régimen nazi, para finalizar el experimento.
Se rumoreó que hubo implicaciones, como el suicidio de uno de los alumnos, pero poco ha trascendido sobre el asunto...
En 2006, se intentó recrear el experimento en una clase de historia de una escuela primaria de Florida, con niños aún más jóvenes…
A pesar de las implicaciones evidentes, que este estudio ofrece sobre la maleabilidad mental del ser humano, y de tener particular interés para los psicólogos, que pudieran desear comprenderlo y prevenirlo, poco se ha hecho conocido sobre el asunto.
Todd Strasser, con el pseudónimo “Morton Rhue”, escribió una novela sobre el tema, titulada “The Wave” en 1981.
Luego, fue adaptada al cine por Dennis Gansel en 2008; y un musical “The Wave - The Musical” en el año 2000, basado en el experimento.
Hoy, Ron Jones ha pasado los últimos 30 años, trabajando con personas con discapacidad mental; y afirma que fue expulsado de la Escuela Secundaria Cubberley, debido a sus actividades contra la guerra.
¿Es la necesidad de sobresalir de la multitud, lo que hace que un experimento como “La Ola” sea posible?
“Raus hier, oder ich werde den Kopf blasen”
(Largo de aquí, o te vuelo la cabeza)
Die Welle es una película de drama alemana, dirigida por Dennis Gansel, en 2008.
Protagonizada por Jürgen Vogel, Frederick Lau, Jennifer Ulrich, Max Riemelt, Christiane Paul, Elyas M'Barek, Jacob Matschenz, Cristina Do Rego, Maximilian Mauff, Maximilian Vollmar, Ferdinand Schmidt-Modrow, Tim Oliver Schultz, Amelie Kiefer, Fabian Preger, Odine Johne, entre otros.
El guión es de Dennis Gansel, y Peter Thorwarth, basados en la novela “The Wave” (1981) de Morton Rhue, que a su vez, se basaba en el experimento de “The Third Wave” del profesor Ron Jones del instituto de Palo Alto, California, EEUU.
Sobre Die Welle o “La Ola”:
“La idea no dejaba de rondarme.
Siempre me preguntaba:
¿Podría ocurrirnos algo similar otra vez, en esta Alemania actual, tan liberal e ilustrada, en la que tanto hablamos todavía del Nazismo, y del Tercer Reich?
¿Caeríamos otra vez en el mismo error?
Era una pregunta tan interesante, que quería estudiarla más a fondo” dijo el director Dennis Gansel.
Die Welle muestra cómo están dispuestos a entregar su libertad, y su individualidad al grupo, a una idea, y a un “Führer” o guía, los jóvenes estudiantes de un colegio.
Es que en los colegios de Alemania, se realiza una o más veces al año, un “Projektwoche”, que se puede traducir literalmente como “una semana de proyectos”
Sí, en una “Projektwoche”, hay un tema general, en este caso, formas de estado, y dentro de él, subtemas; uno de esos subtemas, es precisamente el que “le tocó”, porque no lo quería, dirigir o realizar, al profesor de instituto, Rainer Wenger (Jürgen Vogel), y se le ocurre hacer un experimento, para explicar a sus alumnos, el funcionamiento de un régimen autocrático.
En apenas unos días, lo que parecía una prueba inocua, basada en la disciplina y el sentimiento de comunidad, va derivando hacia una situación sobre la que el profesor, pierde todo control.
A través de su lema:
“El poder mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo”, haciendo hincapié en ello, de tal forma que cada día, los alumnos siguieran una nueva regla; por ejemplo:
El profesor logró que todos ellos entrasen a su aula y, en menos de 30 segundos, se hubieran sentado, todos ellos, con actitud atenta, y con la espalda bien recta, resueltos a iniciar la clase; con el interés por la forma extrema de inventar un saludo, y a vestirse de camisa blanca.
El popular curso, se decidió llamar “Die Welle” o “La Ola”, y a medida que pasaban los días, “La Ola” comenzaba a hacerse notar, mediante actos de vandalismo, todo a espaldas del profesor Wenger, que acaba perdiendo el control de la situación, y de esta manera, perdiendo también, el control de su propia vida.
Los únicos personajes que son mostrados en escenas fuera de la escuela, son:
La joven objetora Karo (Jennifer Ulrich), su novio Marco (Max Riemelt), Tim (Frederick Lau), el profesor Wenger y su pareja Anke (Christiane Paul)
Tim, es un marginado, al que “La Ola” le hará por fin sentirse útil, ser alguien.
Entre la pareja Marco y Karo:
Él siente el movimiento, lo acepta, y quiere formar parte de él; por lo contrario, ella no está dispuesta a aceptar este movimiento, y se muestra contraria desde el primer momento, provocando una fractura en un amor que se creía consolidado, y que se verá corrompido por “La Ola”
Y por último, el tema de Rainer con su mujer Anke, profesora en el mismo instituto que Rainer, y con la que encontrará diferencias también, además de que, al igual que con Marco y Karo, “La Ola” hará mella en la relación entre ambos.
Die Welle, como tema principal, trata algo muy delicado en Alemania, como es la política y la dictadura... y traslada la duda al espectador, de si sería posible un nuevo régimen autoritario en Alemania, tras lo ocurrido con El III Reich, e intenta probar si sí, o si no, mediante un experimento:
Durante la semana de proyectos, la autoridad será el profesor Rainer Wenger, aunque ya es autoridad en sí, por el hecho de ser profesor, pero en un sentido más político, más autoritario, en plan “autocracia absoluta”...
Lo que empieza siendo un pequeño experimento, va aumentando a algo más grande, de lo que Rainer no podrá tener el control... de pasar a una docena de alumnos en su clase, a pasar a varias docenas, pasarán a tener un símbolo, una vestimenta... provocando una discriminación hacia los demás, además de cometerse actos vandálicos, a espaldas de Rainer, y de los que se enterarán, y afectarán a toda la comunidad.
Así pues, sin darte cuenta, ocurren cosas que creías que no se repetirían, que creemos que hemos aprendido de los errores del pasado, y no los volveremos a cometer, aparte de que, poco a poco, estas cosas irán haciendo mella en nuestra vida diaria, en nuestro entorno familiar, en nuestras amistades... y que sin darnos cuenta, estaremos discriminando.
Die Welle invita a reflexionar, sobre los peligros de “la tiranía de la mayoría” y de “la locura del tirano”
“Sorry, Rainer, aber ich denke, Sie werden immer als aus der Hand.
Vollständig”
(Lo siento, Rainer, pero creo que se te está yendo de las manos.
Completamente)
Die Welle constituye un dinámico y poderoso alegato para la reflexión, sobre un tema respecto del cual, jamás se debe “bajar la guardia”
Es un inteligente drama, que explica de manera muy sencilla pero convincente, los peligros de la autocracia, el autoritarismo, y el fascismo...
Tiene la virtud de ser muy didáctica, y saber explicar muy bien la idea que persigue, también en la valentía de ser Alemana, y bregar con una de las grandes manchas de su historia, un país que tiene muy asumidos, y muy estudiados los errores de su pasado, algo que debería hacer reflexionar a los revisionistas históricos de todo el mundo.
Die Welle constata, los peligros que genera la capacidad de fascinación de un líder carismático, un profesor en este caso, que encauza la latente rebeldía juvenil, hacia un uso viciado de las virtudes básicas:
La unidad, la amistad, la lealtad, el sacrificio, la confianza… cuyo atractivo sigue siendo universal.
Una capacidad de fascinación, en fin, que podría transformar en infame dictadura, hasta la más probada de las democracias.
La manipulación de los grupos y colectividades, está a la orden del día, y no pocos políticos y personalidades, la cultivan con asiduidad, apoyándose en todos los medios a su alcance.
Siempre es positiva, la revelación de algunos de los mecanismos que se utilizan para esta instrumentalización interesada de las masas.
Y, en este sentido, Die Welle es diáfanamente didáctico y defendible.
No cabe duda de que resulta un material complementario, de gran utilidad para debatir.
Evidentemente, Die Welle se construye partiendo sobre los escasos valores, y la falta de sentido sobre la que viven los jóvenes en nuestra sociedad.
A un entorno material evidente, incluso excesivo, se le añaden fallas evidentes en el entorno afectivo, ético, y espiritual, entendido éste, en un sentido no necesariamente religioso, tanto en el entorno familiar, como escolar y social.
¿Qué les ofrece así, Rainer Wenger, “sin proponérselo” a los jóvenes de su clase?
Pueden ser 2 elementos, en la formación de un grupo, o de una masa, que parecen evidentes:
La sugestión recíproca de los individuos, y el prestigio del caudillo.
Sin embargo, Sigmund Freud pregunta:
¿Por qué esto se da?
Y es así, como recurre al concepto psicoanalítico del “libido” o la “afectividad”
Efectivamente, eso es algo que observamos en Die Welle, en las relaciones que se establecen entre los individuos de “La Ola” en la medida que avanza el grupo:
Camaradería, objetivos compartidos, guía, etc.
Y es que “La Ola” se crea entre jóvenes con una baja autoestima, y falta de sentido, provenientes de familias de clase media, con un pobre soporte afectivo, e interés real por sus hijos, y que deviene en una profunda desorientación existencial, en un sentimiento de vacío, y de falta de sentido de su propia existencia.
Sin proponérselo, esto es lo que Rainer, en su experimento, les ofrece:
Un lugar al que pertenecer, un lugar en el que tienen sentido, en el que se sienten aceptados, porque finalmente “todos son uno, y uno son todos”... un lugar de libido, afectivo, confluente, donde no hay lugar para la diferencia, la identidad, o la individualidad, pero en el que el libido afectivo circula, y no tengo la menor duda, de que el amor es uno de los elementos fundamentales de ese sentido.
Un lugar en el que existimos como todos, porque sentimos que no podemos hacerlo como uno.
Freud, en su análisis, destaca el papel del líder, como un elemento fundamental de las masas dinámicas, es decir, de aquellas que persisten y son activas, y así, hablando de 2 masas artificiales, como la iglesia y el ejército.
Además, conocemos como algo característico de la mayoría de los regímenes autocráticos, el culto a la personalidad:
Hitler, Stalin, Franco, Mao, Mussolini, Kim II-Sung, o El Gran Hermano de George Orwell.
¿Qué función tiene este culto?
Evidentemente, el cultivo del modelo.
La guía o el caudillo, que indica el camino a seguir.
Y asistimos en “La Ola”, a distintos momentos en los que se va configurando el enemigo, pero hay un momento sumamente interesante, cuando Rainer les hace levantar, y tras una serie de movimientos de desentumecimiento, les hace marchar, pisando fuerte el suelo, como símbolo de unidad...
Y, entonces, en un momento dado dice:
“Este ejercicio persigue otro fin.
Debajo de nosotros, está la clase de anarquía de Willard, y quiero que el peso del techo, caiga sobre nuestros enemigos”
Así se empiezan construyendo los enemigos:
Por la diferencia.
Finalmente, cuando Rainer es consciente de lo que ha creado, intenta disolver “La Ola” pero los efectos ya son inevitables, puesto que el experimento ha llegado demasiado lejos.
Tras el discurso, con el que intenta hacer darse cuenta a los alumnos, de aquello en lo que se están convirtiendo, asiste consternado al suicidio de Tim, el pánico de los alumnos, uno de ellos herido, cuando Tim le dispara, y acaba el profesor detenido por la policía, en estado prácticamente de shock.
Y nos preguntamos:
¿Qué tipo de estructuras sociales, favorecen la apariencia de una dictadura?
El alto nivel de desempleo, la injusticia social, la decepción política, el nacionalismo extremo.
¿Y qué ocurre si estas condiciones, las adaptamos a un instituto?
El resultado sería probablemente, la baja motivación por el instituto, tanto en alumnos como en profesores; el bajo rendimiento escolar, la frustración personal como resultado, el descontento por las desigualdades en éxito social entre compañeros, también referido a alumnos y profesores; las situaciones personales de cada uno, familia, relaciones sentimentales, autoestima…
Y es que la adolescencia se concibe, como una etapa vital muy intensa, en cuanto a cambios, inestabilidad, planteamientos, y formación de ideario, personalidad, y auto concepto.
En esta transición, de cuerpo-mente, el círculo familiar, y el escolar, son determinantes en la búsqueda de identidad de las personas.
Por todo ello, la adolescencia es un factor de vulnerabilidad muy importante, y tiene además un plus de sugestión, que va a facilitar todo el proceso de formación de masa.
Un grupo no sólo tiene el beneficio de activar a sus miembros, sino de provocar también un sentimiento de identificación, como parte de él.
De hecho, cuanto más grande sea el grupo, menos autoconciencia individual habrá, y las multitudes servirán además, a modo de capucha, quien da la cara es el grupo como unidad, y no los individuos que lo forman.
Los personajes de Die Welle nos muestran características muy amplias, no solo en lo político, sino en lo ideológico, sociológico y cultural:
Rainer/Herr Wenger, pasa de rockero a dictador:
Wenger es un profesor que escucha punk rock, y prefería dictar una clase de anarquismo, antes que de autocracia.
Por su carisma, es como un “Frankenstein” creando al individuo en un ser autómata; y lo describe a través de “La Ola”, clara y progresivamente, ese proceso, en sus sucesivas fases:
Obediencia a un líder carismático por parte de la masa/alumnado.
A destacar:
Sinan (Elyas M'Barek), un estudiante de ascendencia turca.
Dennis (Jacob Matschenz), llegado de la otrora Alemania Oriental.
Kevin (Maximilian Mauff), un chico de clase alta.
Bomber (Maximilian Vollmar), un bully;
Y sobre todo Tim, un muchacho marginado de clase alta, que tienen en común, un desarraigo con sus propios compañeros, todos ellos divididos en pequeños colectivos, o por comunidades éticas.
Y Wenger les exigirá disciplina.
Adscripción acrítica a dogmas:
Generalmente adquieren la forma de lemas, que se repiten como letanías, sin reflexionar en profundidad sobre su contenido, o alcances.
Automatización de gestos y respuestas, tanto corporales como verbales.
Incorporación de indicios materiales para autorreconocerse, y diferenciarse de los otros:
Selección de un nombre grupal, un logo, un uniforme, un saludo, etc.
Convicción de pertenecer a un grupo “elegido”, sintiéndose “superior”
Euforia por la sensación de fuerza, proveniente de la pertenencia al grupo seleccionado.
Vocación mesiánica del líder y de otros potenciales.
Intolerancia a los objetores u opositores:
Que pasan a ser considerados “enemigos” a neutralizar, o incluso a aniquilar.
Los débiles o resentidos será vistos como presas ideales: Tim.
Pero entre esa fauna vemos al individuo del rebaño:
Karo y Mona (Amelie Kiefer), que rechazan la ideología que es propuesta por Wenger, y tratan de combatirla.
Como dato, la ciudad donde se desarrolla la historia, no existe.
Los autos tienen patente “BE”, que corresponde a una ciudad inexistente.
Pero fue filmada en Potsdam y en Brandenburg, Alemania.
Las tomas de la ciudad son de Potsdam, y el edificio de los andamios, es la Nikolaikirche.
Podemos considerar como negativo, y una exageración sostener que, lo que se muestra en Die Welle, pueda ocurrir en el transcurso de una semana...
Pero supongo que no había otra forma de contar la historia...
Además, el peso de ser “una historia basada en la vida real” hace preguntarnos sobre la vulnerabilidad de los jóvenes.
Por otro lado, la falta de confianza, salvo en un caso entre padres e hijos, es sintomático de esta sociedad.
Que los padres estén en “La Luna”, también; pues la mayoría de los muchachos viven en familias destructuradas, lo que les lleva a que “La Ola” se vuelve en su familia.
La pelea entre Rainer y Anke, me la imagino perfectamente, y es totalmente comprensible:
Él es, en el fondo, un resentido, que no admite que su esposa tenga más éxito que él...
Pese al apoyo de la directora, la falta de compañerismo, el “hablar por detrás” y no decir las cosas en la cara, entre los colegas profesores, me parece tristemente  real y conocido.
La confianza de la directora hacia Rainer, es auténtica; sin embargo, no debió haberlo dejado solo, ese día sábado.
La caracterización de los alumnos, con estereotipos:
El hedonista, el turco, el deportista, la sabionda, la rebelde, el de abajo… está bien, así son los escolares alemanes de los segmentos altos de la población; me parece una sociedad que le ha encontrado sentido a la vida...
Aunque sean simpáticos para “pasar el rato”, pero hasta ahí; y vemos que los padres, no son realmente amigos de sus hijos, porque si lo hubieran sido, habrían logrado detener el experimento a tiempo.
Controversias respecto a Die Welle, pueden ser 2:
Libertad de cátedra:
Es un derecho que poseen los profesores, en relación con su libertad de expresión.
Consiste en que nadie puede ser obligado a defender en sus clases ideas, normas o creencias, contra las que esté en desacuerdo, por motivos morales, o ideológicos.
Garantiza además, que un profesor pueda elegir los medios pedagógicos, y los materiales didácticos que él estime más oportunos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro, o los poderes públicos, puedan obligarle a ejecutar procedimientos, o a defender ideas que él no considere adecuados.
Ahora bien, la libertad de cátedra no puede ser absoluta; al contrario, debe garantizarse únicamente, dentro de unos límites legales, y éticos.
Por ejemplo, el profesor deberá cumplir con el temario mínimo aprobado por las autoridades educativas; deberá mostrar imparcialidad en sus clases, con respecto a ideologías o creencias que, aunque él no comparta, pertenecen a la tradición cultural de la humanidad; no podrá ampararse en la libertad de cátedra, para atacar las creencias de los demás, o para hacer apología de la violencia, o la discriminación; deberá ser siempre respetuoso con Los Derechos Humanos, etc.
Y la libertad de expresión:
La libertad de expresión, consiste en el derecho a expresar libremente nuestras ideas, opiniones, o manifestaciones artísticas, en cualquier medio de comunicación, o a través de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas, o prohibidas por parte de los poderes públicos, ni de los propietarios de los medios de comunicación, los cuales tienen la obligación legal, de garantizar la pluralidad de opiniones, dentro de sus respectivos medios.
Sin embargo, y por regla general, existen algunas restricciones a la libertad de expresión.
Dichos límites, se justifican atendiendo al hecho de que, la libertad de expresión, no puede amparar conductas delictivas, ofensivas, o que contribuyan a extender la violencia.
Mediante estas restricciones, se trata de evitar, pues, un mal social, o la vulneración de los derechos de los demás, a través de las expresiones de alguien.
Prácticamente, en todos los sistemas legislativos, queda prohibida expresamente, la apología de la violencia, o de actitudes racistas, desigualitarias, o que inciten a la marginación de colectivos sociales, por cuanto los legisladores consideran que la libertad de expresión, no puede justificar una defensa, e incitación a la violencia, o a la discriminación.
Sólo mediante la educación constante, acerca del intento de supresión al máximo posible de la violencia, que penosamente es un faceta inherente al ser humano, y sobre la supremacía del amor, la caridad, la amistad entre hombres y animales, que es el verdadero motor de este mundo, en contraposición al odio, al resentimiento, a la hostilidad, y el egoísmo, se puede tener alguna esperanza; esperanza de arrancar de raíz, estas absurdas y patéticas ideologías, sobre la discriminación, el homicidio, y la intolerancia.
Ron Jones, quien creara el experimento original, quedó impresionado con la fuerza del propósito del productor:
“Christian Becker es sorprendente.
¿Quién invertiría 2 años de su vida y su tiempo, persiguiendo este sueño?
¡Ese es el tipo de coraje que se necesita!
Muchos productores de Hollywood, han querido durante años hacer esta historia, y nunca se hicieron con los derechos... ha hecho falta gente como Dennis Gansel y Peter Thorwarth, para que esta historia se pudiera llevar al cine”
Los guionistas decidieron, no comenzar el experimento con una discusión directa del Nazismo, tal y como ocurriera en 1967 en Palo Alto.
“La Autocracia es básicamente un tipo de despotismo”, comenta Dennis Gansel.
“Por supuesto, al final, se acaba hablando de fascismo.
Pero un profesor que comienza directamente diciendo:
“Hoy vamos a discutir el fascismo” ya está revelando demasiado desde un primer momento.
Llamándolo “autocracia” suena mucho más “inofensivo”, incluso a pesar de que los mecanismos sociales, son básicamente los mismos” dijo el director.
Naturalmente, los guionistas eran conscientes, de que el nacionalsocialismo, sigue siendo un tema importante en las escuelas alemanas, hecho que aprovecharon para la historia:
“Cuando iba a la escuela, los Nazis y El Tercer Reich, eran mencionados constantemente.
En Historia, en Ciencias Políticas, en Religión, en Literatura e incluso en Biología.
En cierto momento, acababas más que harto del tema.
Eso puede llevar a cierta apatía, o incluso arrogancia.
“Ya lo sabemos, no volverá a pasar” y ahí es donde yo veo el peligro”, comenta el guionista Peter Thorwarth.
“Seit Jahren geht Deutschland bergab.
Wir sind die Verlierer der Globalisierung.
Die Politik will uns glauben machen, dass der Weg aus der Krise ist immer mehr zahlen.
Aber Politiker sind nur Marionetten der Wirtschaft.
Der Anteil der Arbeitslosigkeit ist niedrig; Wir sind die Nummer eins in den Export.
Aber die Realität ist, dass die Armen immer ärmer und die Reichen reicher.
Der einzige große Bedrohung ist Terror, ein Schrecken, die wir durch Ungerechtigkeit, die wir erlauben in der Welt geschaffen, und während wir langsam, aber unaufhaltsam zerstören den Planeten, ein paar Superreichen sitzen herum und reiben Hände werden spezielle Schiffe gebaut und beobachten alles, was noch von oben geht”
(Desde hace años, Alemania va cuesta abajo.
Somos los perdedores de la globalización.
La política nos quiere hacer creer, que el camino para salir de la crisis, es siempre rendir más.
Pero los políticos son sólo marionetas de la economía.
La cuota de desempleo está bajando; somos el número uno en exportaciones.
Pero la realidad es que los pobres, son cada vez más pobres, y los ricos más ricos.
La única gran amenaza, es el terror, un terror que nosotros mismos hemos creado, mediante la injusticia que permitimos en el mundo, y mientras que nosotros, poco a poco, pero sin descanso, destruimos el planeta, unos cuantos supermillonarios se sientan por ahí, y se frotan las manos, se construyen naves especiales, y observan todo lo que pasa, incluso desde arriba)
Creo que el análisis de Die Welle, puede ser aplicado a nuestra realidad actual, donde podemos observar muchas coincidencias con lo planteado.
Un gobierno autoritario, que intenta por todos los medios, manipular la opinión pública, tergiversando, mintiendo, y falseando la realidad, para lograr perpetuarse en el poder.
Más aún, y es ahí donde Die Welle hace más daño, en un contexto sociopolítico, tan degradado como el actual, en el que se dan casi todos los requisitos históricos:
Crisis económica, perspectivas laborales bajo cero, emigración masiva, crisis en la identidad nacional... que sostienen el surgimiento de las utopías totalitarias.
Partiendo de un hecho verídico, sobre la posibilidad, y la facilidad, con la que se puede reinstaurar en la mente de las masas, en este caso, de jóvenes estudiantes alemanes, un régimen de tintes fascistas, como lo fue en su momento, el nacionalsocialismo alemán, constituye Die Welle, y su reflexión subyacente, un buen ejemplo en un momento en el que asistimos, ante los efectos de la crisis, al surgimiento de movimientos radicales por todo el mundo, con distintos pesos, si bien, y entre los más evidentes por su peso político, se hallan:
El Frente Nacional de Marine Le Pen, o El Amanecer Dorado de Nikolaos Michaloliakos en Grecia; Castro en Cuba, Chávez/Maduro en Venezuela…
Y dejando la vena política:
El Vaticano, FIFA, Apple, Paris Hilton… vamos que “La Ola” aplica a todo lo que es susceptible de seguir, aquello que nos imponen los medios, y nos quita el individualismo.
Como El Fascismo no proviene de una ideología, esto es un error, ya que proviene de la ira ante el ninguneo del mundo externo, y esto es lo que, de forma sencillamente magistral, nos hace ver Die Welle.
Creo que El Sistema Fascista, es tan pernicioso psicológicamente, que fácilmente puede crearse en cualquier otro sitio, y momento, de manera muy sutil y “maquillada”:
Le das a gente que antes no tenía voz, una parcela de responsabilidad.
Formas una comunidad.
Eliminas las diferencias individuales, dándoles a todos, la oportunidad de distinguirse.
¿Redes sociales como Facebook, Twitter…?
Creo que eso es algo que puede funcionar en cualquier lugar.
Especialmente, en algo como el sistema escolar, y eso lo sabe cualquiera que haya ido al instituto:
Pues están los chicos populares, los líderes sociales, los que están arriba, y luego un montón de gente, que son más o menos tímidos, y en quienes no te fijas, y puedes manipular.
Estoy seguro de que sí, de repente, le das la vuelta a un sistema como ese, ocurriría de nuevo.
La tendencia hacia el individualismo y la atomización completa de la sociedad en grupos muy reducidos, no puede seguir indefinidamente.
En algún momento, se producirá un gran vacío…
Y ahí es donde reside el peligro, de que otro régimen totalitario, intente llenar ese vacío.
Y nos debemos preguntar y responder YA:
¿Es posible construir un sueño colectivo, en ausencia de totalitarismos?

“Die Welle ist das eigentliche Problem”
(La Ola es el verdadero problema)



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