Disturbia

“I really, really love your neighborhood”

Todos hemos espiado desde nuestra ventana, y la idea de ser vistos, o poder llegar a ver algo que realmente valga la pena, es realmente atrayente… o peligroso; pues puede crearnos fácilmente, un trastorno delirante, o una paranoia, la cual es un trastorno psicótico, caracterizado por ideas delirantes, no extrañas en ausencia de cualquier otra psicopatología significativa.
En particular, la persona con trastorno delirante, no ha cumplido nunca los criterios para la esquizofrenia, y no tiene alucinaciones marcadas, aunque pueden estar presentes alucinaciones táctiles u olfativas, que si están relacionadas con el tema del delirio.
Una persona con trastorno delirante, puede ser bastante funcional, y no tiende a mostrar un comportamiento extraño, excepto como resultado directo de la idea delirante.
Sin embargo, con el tiempo, la vida del paciente puede verse más y más abrumada, por el efecto dominante de las creencias anormales.
Por tanto, la paranoia es una afección a la salud mental, en la cual, una persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás, en forma prolongada.
La causa del trastorno de personalidad paranoica, se desconoce.
El trastorno, parece ser más común, en familias con trastornos psicóticos, como la esquizofrenia, y el trastorno delirante, lo cual sugiere que los genes, pueden estar involucrados.
Los factores ambientales, también pueden jugar un papel importante, como los encierros; en cuya afección, parece ser más común en los hombres.
Las personas con un trastorno de personalidad paranoica, son altamente recelosas de los demás, y como resultado, limitan su vida social de manera drástica.
Con frecuencia, sienten que están en peligro, y buscan evidencia para apoyar sus sospechas.
Las personas con este trastorno, tienen dificultad para ver que su desconfianza es desproporcionada para su entorno.
Los rasgos característicos son:
La desconfianza, más o menos exagerada, tiene un rango entre lo normal y lo patológico, todos tenemos cierto grado, sin que afecte la cordura.
Presencia de delirios, que no necesariamente sonarán fuera de la realidad; de hecho, las conjeturas del paranoico, las hace ver tan reales, que pueden parecer ciertas.
Hostilidad en el entorno; resentimiento a la menor señal de desprecio, surge hostilidad de su parte; baja autoestima; rigidez y autoritarismo; no tolerar que le lleven la contraria; dificultad para la autocrítica; frialdad emocional; egocentrismo; problemas interpersonales; capítulos depresivos, que al disminuir, aumentan las ideas paranoides y viceversa; la necesidad de un contrincante; la percepción de 2 conductas diferentes, dependiendo de con quien se encuentra, etc.
Sabiendo que la paranoia no es predecible, se debe estar atento a cualquier síntoma, por normal que pueda ser, como los celos exagerados, la tensión nerviosa, o la desconfianza.
Está comprobado que, cuando estas aburrido, y no tienes nada que hacer, lo primero que se te viene a la mente, es ver que hacen los demás, si no que se lo pregunten a programas de televisión como “Big Brother”
Por su parte, el cine nos ha advertido reiteradamente, sobre la inquietante posibilidad de que ese “vecino” que vive en penitente soledad, puede ser un potencial delincuente o un asesino...
“You made me do this”
Disturbia es una película de suspense, del año 2007, dirigida por D.J. Caruso.
Protagonizada por Shia LaBeouf, Sarah Roemer, Carrie-Anne Moss, David Morse, Matt Craven, Jose Pablo Cantillo, Cathy Immordino, Aaron Yoo, entre otros.
El guión es de Christopher B. Landon y Carl Ellsworth y representa una “versión libre” de “Rear Window” (1954)
Landon, autor de la historia, la fraguó cuando fue a visitar a su hermana, que vive en El Valle de San Fernando, al lado de Los Angeles, un barrio de urbanizaciones perfectas.
“Casi todo el mundo piensa que, vivir en una zona residencial es fantástico, ideal, pero a mí siempre me ha producido escalofríos”, dice el guionista.
“Una noche, después de salir de casa de mi hermana, empecé a pensar en una historia, acerca de un chico metido en casa, que empieza a notar cosas extrañas al otro lado de la calle; y acaba sospechando que el vecino es un asesino en serie” dijo.
Disturbia estuvo filmada en locaciones de las ciudades de Whittier, y Pasadena, en California, EEUU.
Todo inicia tras la muerte del padre de Kale Brecht (Shia LaBeouf), cuando el muchacho se convierte en un ser solitario, retraído, huraño, y perturbado, que acaba golpeando a su profesor de castellano, y es obligado a cumplir arresto domiciliario.
Espiando a través de sus prismáticos, él y su mejor amigo, Ronald “Ronnie” Chu (Aaron Yoo) conocen a la nueva y guapa vecina, Ashley Carlson (Sarah Roemer); y empiezan a sospechar que el vecino de al lado, Robert “Rob” Turner (David Morse) es el asesino de Texas que aparece en las noticias...
Todo se complica, cuando éste empieza a coquetear con la madre de Kale, Julie Brecht (Carrie-Anne Moss)
El asesino, secuestra a la madre de Kale, luego de esto, Ronnie le juega una broma a Kale, y en el vídeo del escape de Ronnie de la casa del asesino; Kale se da cuenta del cadáver de una mujer, y llama desesperadamente a Ronnie, que está desmayado por el golpe que le dio el asesino serial que acaba de entrar en la casa de los Brecht, para asesinar a Kale.
Kale logra huir, y va en busca de su madre que está en casa del asesino.
Por su parte, la policía, cansada de ir cada vez que Kale sale del área de seguridad, no acude al lugar.
Cuando la policía finalmente llega, el asesino mata al oficial, y luego Kale mata al asesino serial, rescatando finalmente a su madre.
Disturbia termina, cuando la policía le saca el brazalete electrónico por “buena conducta”; y Kale y Ashley se vuelven novios.
Hay que reconocer que Disturbia tiene un arranque espectacular, unos primeros minutos, realmente logrados, aunque éstos no tengan nada que ver con la trama desarrollada posteriormente, y sólo sirvan para definir un poco al personaje central, creándole un trauma que le marcará posteriormente, para así intentar justificar, algunas de sus acciones posteriores, y que nosotros, únicamente vemos reflejada una en cierta respuesta que le da el personaje a un profesor de español.
A partir de ese momento, ni trauma, ni paranoia, ni nada; pues estamos ante un joven estadounidense común, de lo más normal y corriente, eso sí, interpretado por un Shia LaBeouf totalmente convincente.
El resultado, es un ejercicio voyerístico, centrado en un personaje juvenil traumatizado por la pérdida de su padre, y confinado a una limitación físico-espacial.
“I really feel oblidged to tell you that I rather enjoy my privacy”
Además de explotar situacionalmente, una aburrida estancia avivada con la aparición de un psicópata asesina-mujeres, Disturbia pone de manifiesto, con la aparición de distintos niños pelmas, y varios adolescentes con ansias de descubrimiento carnal, el distanciamiento existente entre padres e hijos, con infantes de escasa edad, regocijándose con películas porno; atractivas jovencitas aislándose, leyendo en tejados, y refrescándose en solitario en la piscina; y muchachos a la última moda, rodeados de todo tipo de aparatos electrónicos, cuya desconexión puntual, parece ubicarles en una desazón existencial.
Lo que hace que Disturbia sea, sin embargo, más que una simple bastardización de una gran obra, es que ha sabido aprovechar la distancia cronológica que la separa de su predecesora, para introducir ciertos elementos nuevos.
No es casualidad, el hecho de que se nos muestre que su joven protagonista, aislado del mundo, por culpa de los 6 meses de arresto domiciliario que le han caído encima, haya conseguido alcanzar una ventana al exterior, no sólo por medio de los prismáticos, sino también gracias a artilugios tecnológicos, propios de nuestra época:
iPods, videocámaras, teléfonos móviles, y conexión a Internet, además de los descarados “product replacement”, como elementos indispensables para el desarrollo, y puesta en escena de momentos muy puntuales.
Incluso, el pequeño localizador sujeto a la pierna del protagonista, y que comunica sus movimientos a la policía, es usado como catalizador del conflicto.
Y es precisamente, el empleo de esa tecnología, lo que ahonda en la paranoia que poco a poco se va apoderando del personaje; el momento en el que Disturbia reproduce una de las secuencias más angustiosas del film de Hitchcock, encuentra un filón aún más inquietante, precisamente gracias a la tecnología, y a nuestra obsesión por la imagen.
En el clímax, sin embargo, es cuando Disturbia logra desligarse de sus principales referencias, y alcanzar su propio valor.
El instante en el que el atrevimiento del protagonista da sus frutos, y comienza a escarbar en el horror que ha intuido es, sin duda alguna, lo mejor y más sobresaliente.
Es entonces, cuando Disturbia abandona prácticamente toda su sutileza adolescente, y convierte la apacible superficie de ese extrarradio de clase media/alta, en una auténtica pesadilla que se muestra como un juego de cajas chinas, un horror tras otro, que se muestra a todo aquel que desee arañar un poco más, la glamorosa cubierta de ese idilio burgués.
Es entonces, cuando entendemos realmente el título, cuando Disturbia toma vuelo, y compensa en gran medida, sus carencias anteriores.
Estas carencias están latentes, por supuesto, en la superficialidad con la que se tocan algunos aspectos, aparentemente importantes de la trama, como es por ejemplo:
La supuesta desesperación del protagonista, producto de estar encerrado y que, en definitiva, es lo que le lleva a obsesionarse con la vida de sus vecinos.
Quizás también, una excesiva recreación en largos momentos cómicos, que parecen estar allí, solamente para abultar el tiempo de metraje, a hora y media.
Eso sí, en Disturbia hay temas muy hitchcockianos:
La sensación de miedo en un ambiente cotidiano y claustrofóbico, que nos conduce a hurgar curiosamente en el aspecto oscuro del ciudadano, aparentemente normal.
La implicación accidental de un personaje, en un ambiente comprometido y paranoico, que convierte su vida en una peligrosa odisea.
El falso culpable, la rubia, y la paranoia como macguffin...
Con respecto a las actuaciones, destacar sobre todo, los personajes de Shia LaBeouf y David Morse.
La interpretación de LaBeouf como Kale, ha sido sumamente correcta, pasando su personaje, por todos los estados emocionales posibles, desde tristeza por la muerte de su padre, como así también, desinterés por absolutamente todo lo que le rodea, pero que a su vez, mostrará demasiado interés en uno de sus vecinos.
Cuando Kale comience a creer que hay un asesino en serie…
De más está decir, que LaBeouf se carga Disturbia al hombro, dando una personificación más que convincente.
Según LaBeouf, David Morse que interpreta al Bob Turner, no habló con LaBeouf o cualquiera de los otros adolescentes, mientras que estaba en el set.
LaBeouf dijo:
“Cuando terminamos el rodaje, él era muy amable.
Pero él es un actor del Método, y mientras estábamos rodando, él no diría una palabra para nosotros”
Párrafo aparte merece David Morse, como su misterioso vecino.
Morse es un actor que personalmente me inquieta, siendo uno de los pocos protagonistas que pasan victoriosos por todo tipo de papeles.
Evidentemente, Disturbia no ha sido la excepción, ya que Morse brinda una personificación, que está a la altura de lo que uno como espectador, espera de él.
Morse, desprende olor a asesino de forma natural, y espanta a cualquiera, con solo verle la cara, haciendo que el terror se quede patente en el espectador.
Me ha parecido un desperdicio Carrie-Anne Moss, como la madre de Kale; y una tontería Sarah Roemer, como la chica que deslumbra a nuestro protagonista con su belleza.
Y como era de esperar en una cinta enfocada a adolescente, Disturbia dedica sus buenos minutos, en fomentar el odio al “chino”
Lo mejor sin duda, el comienzo, cuando ocurre el accidente de tráfico donde muere el padre del chico, rodado con un pulso y un uso del encuadre insuperable; pero de un gran comienzo para a un bochornoso final.
Con un “product replacement” hasta el hartazgo, Disturbia presenta una oda al consumismo desproporcionado, tanto en la habitación del muchacho, como en los pasillos de los supermercados, así como “los indispensables” móviles, iPods, Internet, etc.
Guiños cinematográficos que se hacen a otras películas grandiosas del cine, muchos:
Con el argumento procedente de “Rear Window” (1954); y escenas como del vecino, rompiendo con un bate la puerta de madera, referencia clara y directa a “The Shining” (1980); la chica que lee “Lolita” de Nabokov en el tejado de su casa; o un Hannibal Lecter en “The Silence Of The Lambs” (1991), en el traje de Turner…
En Disturbia, el error cayó mucho más, en las manos responsables de los escritores, Christopher B. Landon y Carl Ellsworth, pues se pierden entre la comedia adolescente, y su forma “thriller” que es la línea narrativa principal, por donde se debería de guiar.
La cumbre de dicho alegato, quizá esté en el diálogo de la insulsa rubia:
“This girl died from blunt trauma, most likely blows to the head and face.
Gnarly.
I'm hungry... let's order pizza!”
Ejemplo como este, la hace una sarta de bobadas.
¿Cómo se puede calificar a un protagonista, que salta en la tapa de una lavadora, para que le quepa la ropa?
¿O una estruendosa fiesta, que se acalla por arte de magia, para que un personaje pueda oír los sutiles movimientos de la casa vecina?
¿O un brazalete con una alarma, que deja de funcionar cuando más conviene a la trama?
Increíbles las escenas, como por ejemplo:
Cunado Turner ataca a Julie, y de repente, en un santiamén, ya cruzó a la casa de Kale; y atacó al “chino”, es decir; qué rápido atacó a la madre, la ató, la ocultó en un sótano, y le dio tiempo de ir a la casa de enfrente, a atacar al amigo del protagonista, y enfrentarse con él…
Otra cosa es, Gutierrez (Jose Pablo Cantillo), que siempre llegaba en menos de 10 segundos a arrestar al protagonista, y justo cuando lo necesitan, se queda a comer un sándwich...
Tremendo policía, creo que lo mataron por eso…
Total, el problema de Disturbia, dejando a un lado idioteces, como la parte en la que se prenda de una vecina de muy buen ver, y que evidentemente logrará llamar su atención, o la relación que el protagonista tiene con un amigo, cuyo coeficiente de inteligencia, es el de una fotocopiadora; reposa sobre los clichés del thriller y la comedia adolescente, mezclando humor y suspenso en dosis de “video game”; todo ese “pool” bajo la sombra de un gran clásico mayúsculo, irremplazable, irrepetible, e inimitable.
“Operation Stupid is officially over!”
Disturbia es otro gran ejemplo de la situación actual, de la inmensa mayoría de las películas producidas en Hollywood.
Como su público potencial es mayoritariamente adolescente, no han tenido reparo alguno en ver “Rear Window” (1954); y como tal, ni la han visto, y posiblemente, tengan ningún interés en verla, pues no han tenido con qué comparar, siendo la acogida espectacular, y afirmando la mayoría de los espectadores que la han visto, que es una maravillosa película de suspense, intriga, y terror…
Yo que si vi “Rear Window” (1954), no comparto esa opinión; y solo rescato su fantástico inicio.
Total, uno se cansa de decir últimamente lo mismo, el cine de Hollywood sufre una especie de estanco, de falta de ideas, y abundantes “remakes”.
¿Es necesario reformular una película, 50 años después, para hacerlo infinitamente peor?
La respuesta es que no, pero ya se sabe que en Hollywood, con tal de recaudar, saquean y ensucian sin pudor sus propio clásicos.

“Do you think he sees us?”



Comentarios

Entradas populares