Freier Fall

“Ich liebe Ihren Sohn”
(Amo a su hijo)

Estamos acostumbrados a ponerles letreros a todo:
Blanco, negro, heterosexual, lesbiana, travesti, transexual, bisexual, etc.
Sin darnos cuenta, que cada persona es un mundo, con vivencias propias.
Existe cierto tipo de hombres, que niegan su condición de bisexual, pegándose con otros, porque su cabeza les impide follárselos.
Y como referencia cultural, cada generación necesita de un imaginario colectivo sobre el amor, las relaciones sentimentales, y el sexo.
El cine, ayuda a construir este imaginario, sobre todo para determinados colectivos como el sexual.
Las películas con temática bisexual, vienen mayoritariamente a regirse por los mismos estándares de situación y conducta de sus protagonistas, sin embargo, considero que el agregado para cada director, es saber contar una historia con algo menos gastado, que los recursos de la presión social predominantes en el género.
Solo en el siglo pasado, mitos como:
Greta Garbo, Marlene Dietrich, Frida Kahlo, Katharine Hepburn, o Janis Joplin, entre las mujeres; o Montgomery Clift, Gary Cooper, y Marlon Brando, entre los varones; inauguraron en algún momento de sus vidas, una orientación sexual abierta al placer con ambos sexos.
Y, si viajamos todavía más, en el tren de la historia, encontramos a una buena parte de La Grecia Clásica, y a medio Imperio Romano:
Nerón, Tiberio, Claudio, Calígula, Trajano... entregados a la conquista del mundo, y de los cuerpos de las mujeres y hombres de su tiempo.
O con figuras de reyes como Alejandro Magno; varoniles guerreros cristianos, como Richard The Lionheart, otros con peor fama, como el castellano Enrique IV “El Impotente” o poco más tarde, el rey francés Louis XIII, representante de lo que entonces se entendía como “el privilegio de la aristocracia, de ser promiscua”
De la extensa literatura, reduccionista y burlona sobre la materia, suele recordarse el dardo que clavó en la diana de la bisexualidad, un erotómano obsesivo como Woody Allen cuando dijo:
“La bisexualidad, inmediatamente dobla tus oportunidades para una cita el sábado por la noche”
Tras el ingenio del genio, el daño general.
Porque la puñalada del director neoyorquino, apela a algunos de los peores mitos sobre los bisexuales.
“En esta sociedad, bisexual es sinónimo de hipersexual, de ninfómana en el caso de una mujer.
De alguien que nunca está satisfecho, y es peligroso, porque no se le puede exigir fidelidad ni compromiso”, describe Isabel Portero, médico, científica, y profesora de la Complutense.
El problema es, que el sexo seguimos entendiéndolo como una contraposición de opuestos, nunca la suma de sentimientos.
Por eso, estos colectivos reclaman que, tras el “flash” mediático de tanto famoso se dé un paso más.
Hay que poner menos acento en el sexo biológico, y más en los mimbres afectivos de cualquier relación.
¡Cuánto daño han hecho los armarios!
“Ach, es ist nichts; Pussy”
(Ah no es nada; marica)
Freier Fall es una película dramática alemana, dirigida por Stephan Lacant, en el año 2013.
Protagonizada por Hanno Koffler, Max Riemelt, Katharina Schüttler, Attila Borlan, Oliver Bröcker, Luis Lamprecht, Stephanie Schönfeld, Maren Kroymann, Shenja Lacher, Barbara Bernt, entre otros.
El guion es de Lacant y Karsten Dahlem; donde veremos amor, odio visceral, repulsión, sorpresa, rechazo, engaño, desilusión, desolación, furor…
Todos esos sentimientos, se encuentran en Freier Fall, y no es difícil encontrarlos, ya que los actores, y el propio director, se encargan de reflejarlos bien.
Y todo ello se ejecuta, sin caer en la mediocridad, ni en los desarrollos banales o simples, a los que se podría llegar con una historia como esta.
Un toque fresco, dentro del llamado “Cinema Queer” que va más allá de la típica historia de un amor entre 2 hombres, al mejor estilo de la rompedora “Brokeback Mountain” (2005)
Freier Fall sigue a Marc Borgman (Hanno Koffler), un joven policía, que está en un curso de entrenamiento, para ingresar a La Unidad de Control de Disturbios; pero no le está yendo bien en La Academia, quedando en el último lugar de su grupo, en términos atléticos, pues fuma mucho.
Engreído y seguro de sí mismo, Marc no se lleva bien con su compañero de cuarto al principio, Kay Engel (Max Riemelt)
Durante los ejercicios, incluso llegan a confrontarse físicamente, pero después, Marc se disculpa por su agresividad, y terminan siendo amigos.
Ambos comienzan a trotar juntos, regularmente, y en una ocasión, Kay y Marc tienen un encuentro que acabará en una relación sexual.
Confundido y dubitativo, Marc inicialmente lo rechaza, y mantiene la distancia de él, pero después, reconoce su atracción, al continuar con sus encuentros íntimos con Kay.
Simultáneamente, Bettina (Katharina Schüttler), la novia de Marc por varios años, está embarazada, y juntos se han mudado a una nueva casa, cercana a los padres de él.
Los problemas aparecen, cuando la doble vida que lleva Marc, empieza a generar efectos psicológicos en él y en su entorno, quien ve en peligro su estabilidad familiar, y su carrera profesional, por tener sentimientos hacia otro hombre.
El desconcierto, el miedo, la incomprensión de sentirse atraído por Kay...
Una clase de deseo que hasta ahora desconocía, que incluso repudiaba, despierta dentro de él.
Así las cosas, estamos ante un film de sentimientos encontrados, de amores que aunque posibles, se vuelven complicados, y de decisiones que pueden cambiar, ya no solo el destino de uno mismo, sino el de la gente que lo rodea.
El director Stephen Lacant realiza, en ese sentido, un trabajo muy realista, y consigue mostrarnos una historia que nos creemos, una historia que bien podría haberle sucedido a algún conocido, o a nosotros mismos; por tanto, Freier Fall está recomendada, para aquellos que todavía se emocionen con el amor, y han sufrido con él.
“Scheiße.
Was sind denn hier?”
(Mierda.
¿Qué estás haciendo aquí?)
Freier Fall nos habla del despertar de un heterosexual a otra realidad que asusta, por ignorancia:
Enamorarse de alguien del mismo sexo.
Y Freier Fall es sincera desde el principio.
Te muestra una relación fría y distante en sus inicios, pero sabes que estallará por algún lado.
Deja atrás, cualquier sensiblería barata, y ataca a sus personajes donde más duele, pero también, les ofrece los placeres de la vida, con los que se nota que disfrutan.
Los actores Riemelt y Koffler, están enormes, sobre todo Max Riemelt, pero ambos demuestran tener buena química en pantalla.
No sólo son sus besos, y sus escenas más tórridas, las que nos hacen ver el amor que se profesan; sino también sus gestos, sus miradas, sus rostros, cuando no está el uno al lado del otro, o cuando se encuentran, después de un tiempo separados, y es en ese campo, que Hanno Koffler se lleva las palmas.
El policía gay, Kay Engel, asume perfectamente su condición, y se enfrenta de forma valiente, a un entorno hostil, y nada cómodo, curioso que sea en una Academia de Policías, benefactores de la ley y el orden.
Una vez que hemos entrado en la trama, viene la mejor parte, la del conflicto, la del drama interno y, por supuesto, la de los enfrentamientos, y se mueve dentro de 2 entornos diferenciados:
El de una familia, al parecer, medianamente liberal; y un entorno laboral como el de la policía, en el que si bien las normas prohíben cualquier tipo de discriminación, la realidad es bien distinta.
La parte final de Freier Fall, con Marc buscando en la noche nuevas experiencias, que le acerquen a todo aquello que conoció con Kay, contiene gran intensidad narrativa.
La charla final con Bettina, nos muestra finalmente, que el personaje intenta lograr reconocerse como gay, o al menos como hombre que puede amar a otro hombre, de forma libre y voluntaria.
La escena final, muy similar a la del comienzo, es de una belleza simple como maravillosa, pues quiere decir mucho, y nada.
Me quedo con la idea, que el descenso a los infiernos de Marc, ha tenido sentido, y afronta una nueva vida, plenamente consciente de sus sentimientos.
Avanza sobre los demás, y se pone en cabeza, como lo hizo su compañero en su día, seguro de sí mismo, y buscando nuevos retos o metas, sin avergonzarse por ello...
No obstante, Freier Fall se queda en la interesante manera de abordar, a través de los ojos de un policía, esa condición sexual, que lo pone al límite, lo tira, para posteriormente reconsiderar todas las posibilidades que tiene, para continuar la vida.
Con 2 hombres normales, sin estereotipos, sin momentos maricomplacientes, y nada de escenas gratuitas de desnudos a cámara lenta sin venir a cuento.
Y Lacant da muestra, de una sociedad no tan avanzada como la alemana, en cuestiones de respeto, y sí plagada de tabúes.
Pero siento que algunos elementos no funcionaban correctamente en la historia, como sus protagonistas, en cuanto al modo de expresarse.
Se me hicieron muy fríos; pues nadie parece llorar de verdad, hacían el intento, pero se perdían, y el efecto de sus caras inmóviles y duras, hacían que los sentimientos se notaran, pero el efecto no era el mismo; muy alemán, dirían unos.
En fin:
¿Freier Fall es más de lo mismo?
Es decir, a la nueva ola de heterosexual que se enamoran, y abandonan, o se sumergen en un drama familia; con un elemento añadido, para modificar la trama, como los policías...
¿Actuaciones lineales?
Tal vez…
Actores fornidos y de buen visto; claro que sí, y que de seguro complacerá a más de uno…
Todo un tanto irreal, como para marcar y encajar en el estereotipo.
Eso no quita que Freier Fall sea un film de amores contradictorios, y de quiebra del orden normal de las cosas.
Por ello, el director Stephen Lacant, ha tratado de hacer un film muy realista, con la finalidad de que la historia parezca verosímil, y que cualquier hombre heterosexual piense, que nunca es posible decir no, a la idea de sentirse atraído hacia otro hombre.
Me parece interesante, el área donde tienen por primera vez un beso, un área de “cruising” que lamentablemente mezcla el vicio, o la marihuana consigo, que difícil es ver un film de esta temática, sin que hayan disco clubs, promiscuidad, y drogas de por medio.
“Was ist dein Problem?
Nichts als mich!
Me!
Me!
Aber was ist mit mir, Marc?
Huh?
Und ich?
Sie nicht, es zu bekommen?
Ich liebe dich!
Marc!
Ich bin nicht mit jemand anderem schlafen”
(¿Cuál es tu problema?
¡Nada más que Yo!
¡Yo!
¡Yo!
¿Pero qué hay de mí, Marc?
¿Eh?
¿Qué hay de mí?
¿No lo entiendes?
¡Te amo!
¡Marc!
Yo no me acuesto con nadie más)
La bisexualidad, es un tema discutido aún hoy en día, inclusive por profesionales.
Algunos dicen, que sólo es una fachada para quienes son gay, y no se atreven a asumirlo.
En algunos casos, puede llegar a ser así.
Pero otros pensamos, que existe realmente, que hay hombres que puede gustarle y/o enamorarse, tanto de una mujer, como de un hombre.
O puede estar enamorado a la vez, de una mujer y de un hombre.
Pero llega un momento, que uno de esos sentimientos, prevalece sobre el otro.
Es el caso de Marc, que ama a Bettina.
Pero cuando conoce a Kay, este nuevo sentimiento, va creciendo hasta superar al otro.
Pero ese sentimiento, solo va dirigido hacia Kay.
Y Kay ama a Marc.
Una cantidad enorme de sentimientos entrelazados, que la sociedad que los rodea, no comprende.
¿Por qué un hombre no puede amar a otro hombre?
¿Por qué no ha contemplado la bisexualidad, abiertamente en el cine?
¿Por qué en casi todas las películas, los personajes son, o bien heterosexuales, u homosexuales?
Junto a “La Vie d'Adèle – Chapitres 1 & 2” y “L'Inconnu du lac” todas del 2013, compone la última gran trilogía del cine de temática homosexual.
Son películas que se olvidan de los estereotipos, y abordan el contenido, desde una perspectiva universal, sin edulcorantes, ni aires heterocentristas, es decir, no haciendo de sus protagonistas, simples víctimas con fatal desenlace.
Los homosexuales, como Freier Fall, va dirigida comercialmente, hacia esta comunidad específica, toman al personaje principal, como homosexual escondido, lo que si es cierto, es que Marc no es homosexual de inicio, es Bisexual, pero no homosexual; solo que en la comunidad homosexual, hay gran indiferencia a estas orientaciones sexuales, y discriminaciones entre sí, y se notó en Freier Fall, ya que hay fobia al bisexual, porque en una parte, Kay le dice que “acepte que es gay”, sabiendo que él tenía una relación afectiva con una mujer, y hasta tuvo un hijo, esto lo descarta para encajar como “homosexual”
Y si fuera un homosexual “en el closet” nunca se hubiera acostado con Bettina.
Con esto quiero decir, que la comunidad homosexual, tiene que dejar de discriminar al bisexual, y dejar de ser indiferentes, a la existencia de las mismas, dentro de la comunidad homosexual, que es de las primeras en exigir visibilidad y respeto, por qué no aplica lo mismo, con el resto de sus mismas comunidades internas.
Freier Fall no debería calificarse como homosexual, si no de la comunidad en general, porque hay más de una orientación sexual.
Pero no nos vamos a olvidar del otro lado, el lado femenino, el lado de la mujer engañada, ajena, aunque no del todo, al periplo amoroso del futuro padre de su hijo.
Y es que existe un 72% de los bisexuales que no salen del armario.
Así de contundente, es el dato que aparece tras la realización de la encuesta Pew Research Survey, en el año 2013.
Sólo el 28% de las personas bisexuales, salen del armario.
Estos datos son sensiblemente peores, que el de los gays y las lesbianas, cuyo porcentaje de personas que salen del armario, es mucho mayor.
Como afirmaba John Sylla, del Instituto Americano de La Bisexualidad:
“La mayoría de los bisexuales, viven en relaciones con personas del sexo opuesto.
¿Quién va a querer salir del armario con tanta bifobia?”
Los datos de la encuesta, no dejan lugar al error, y reflejan una realidad terrible, en la que la vida social de los bisexuales, es sensiblemente más difícil, que la de las personas de otras orientaciones sexuales.
Además, este dato se multiplica, en las dificultades del hombre, frente a la mujer bisexual.
Además, y para apoyar esta tesis de bifobia, se reconoce que en EEUU, las personas identificadas como heterosexuales, tienen una tendencia hacia actitudes sensiblemente más negativas, hacia la tendencia y personas bisexuales, según otro estudio del Instituto Americano de La Bisexualidad.
Otro de los resultados destacados, que aparecen en la encuesta, es que los bisexuales, tienen menos probabilidades que los gays y las lesbianas “de ver que su orientación sexual, sea tan importante para su identidad global”
Lo importante en la vida es ser feliz, vivir plenamente, amar, tratar de no lastimar a nadie, no jugar con los sentimientos de los demás, ser tolerante, buscar el equilibrio interior, porque hay tantas cosas hermosas; y tenemos una sola vida.

 “Immer nur so dass es alle hinter gedacht?
Start und beginnen zu?”
(¿Has pensado alguna vez, simplemente dejar todo atrás?
¿Dejar ir, y empezar de nuevo?)



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