Beetlejuice

“In This House...
If You've Seen One Ghost...
You Haven't Seen Them All”

Beetlejuice, personaje creado por el cineasta Tim Burton, es un difunto que vive en el “No Mundo”, recreación del mundo real según la visión de los muertos.
Beetlejuice trabaja precisamente como «exorcista de los vivos», autodenominado «bioexorcista», es decir, ayuda a los fantasmas a echar de su hogar, o de cualquier otro lugar, a cualquier ser vivo que les pueda molestar.
Beetlejuice fue diseñado como un hombre sucio, grosero y pícaro, cuya idea de una buena alimentación son las cucarachas; va desaliñado, su mejor gala es un anticuado traje a rayas y es capaz de transformarse o de desfigurar su cuerpo a su antojo en las más diversas y grotescas formas.
Este disparatado personaje fue el protagonista de una película con su nombre, Beetlejuice, estrenada en el año 1988, dirigida por su propio creador, Tim Burton, y protagonizada por Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis, Winona Ryder, Jeffrey Jones, Annie McEnroe, Sylvia Sidney, Glenn Shadix y Catherine O'Hara.
El guión es obra de Michael McDowell y Warren Skaaren.
Beetlejuice ganó el Oscar en su única nominación como mejor maquillaje y en verdad que el make up es digno de encomio, así como los efectos visuales.
Beetlejuice apunta a mostrar cualidades estéticas y visuales asombrosas, más que a jugarse por un discurso consistente.
De ello resulta que Burton apostara todo a las formas del filme, dejando muy descuidado el factor narrativo.
Beetlejuice posee un delirante humor negro, que fue un gran éxito por aquel año.
La trama de Beetlejuice gira en torno a Adam Maitland (Alec Baldwin) y Barbara Maitland (Geena Davis) cuando mueren en un accidente de coche poco tiempo después de estrenar su nueva casa.
Los nuevos propietarios son Charles Deetz, la extravagante escultora Delia (Catherine O'Hara) y la hija de Charles, Lydia (Winona Ryder)
Lo que ellos no imaginan es que los fantasmas de los últimos propietarios empiezan a molestarles y deciden pedir ayuda a Beetlejuice (Michael Keaton), un desagradable, gritón y bioexorcista que utilizará sus poco recomendables métodos.
Para los fans de culto de Burton Beetlejuice fue, y es hoy día, una pieza para su colección.
El «verdadero» nombre de Beetlejuice es “Betelgeuse”, en la película se puede comprobar numerosas veces, pero por motivos de comodidad de pronunciación y fonética de la lengua inglesa se le llama muy a menudo Beetlejuice; realmente, se puede aducir que la pronunciación de «Betelgeuse» más adecuada está muy cercana a la que le daría de forma intuitiva un hispanohablante.
De hecho la versión doblada al español es una vergüenza y es un irrelevante referirse a ello.
Ya pasando a los aspectos técnicos, esta obra de Burton tiene el indiscutible toque visual que lo caracteriza, claro que amoldado a la época de realización y con los tecnicismos que existían por entonces,
Por otra parte, Beetlejuice es una vitalización total de los filmes “spooky” de los años 50s, tal vez un poco asemejado a la idea del inocente terror del cineasta William Castle.
Beetlejuice es inocente y no aspira a desarrollar unos personajes serios.
Beetlejuice es una comedia fantasmal para reírse y sentirse bien asustándose.
El diseño de los monstruos, basado en la animación stop motion, y el tétricamente divertido clímax final aviva al fuego a la película más divertida del director.
Conseguida fotografía, con un despliegue lumínico interesante, así como la ambientación en especial, como es de esperarse para una película que lleva el sello y la firma de Tim Burton.
Es difícil decir si el cineasta Tim Burton volverá a ser capaz de capturar la magia de Beetlejuice en otro proyecto, aunque sin duda lo ha intentado a través de los años.
No es que Beetlejuice continúe definiendo como nadie la sensibilidad peculiar del director, sino que también se beneficia de la experiencia del debut, siendo la primera vez que la opinión pública echó un vistazo al estilo de comedia mórbida de Burton.
Beetlejuice nos muestra el lado más loco de este director pero que a ratos consigue desconcertar gracias a un ritmo agitado y un personaje protagonista que carece de protagonismo puesto que no aparece apenas, pero que cuándo lo hace consigue ensalzar su figura a base de delirios y humor acompañados de una increíble, como es habitual, banda sonora.
Además, muy interesante es que el guión ejerce una ácida crítica a la sociedad consumista, cuando la familia Deetz pretende convertir su casa en una atracción al darse cuenta de que ocurren cosas extrañas.
También la fascinación de Beetlejuice recae en que en ella figura un elenco sencillamente maravilloso de estrellas, la mayoría de las cuales han sido una parte habitual del reparto de Burton en muchos proyectos posteriores.
La juventud y la vitalidad tanto de los actores como del equipo exudan su entusiasmo por la fantasía en todos los aspectos de Beetlejuice, incluyendo la partitura de Danny Elfman.
Beetlejuice fue la introducción de Elfman al gran público, es en Beetlejuice donde dio a conocer esa habilidad irresistible para la creatividad que asombraría a los oyentes y a los amantes del cine.
Y es que de verdad hay escenas realmente apoteósicas y muy difícil de decir cuál es la mejor, aunque si me dan a elegir, yo me inclino, y de seguro que todo aquel que la haya visto, será de mi opinión, pues yo me quedo como digo, con aquella en la que se ponen todos a bailar "Calypso" del legendario Harry Belafonte, descacharrante de verdad.
Resumiendo, que es gerundio:
Beetlejuice es tan fácil de odiar como de amar, pero también puede verse y disfrutarse sin enamorarse de ella.
Curiosa, macabra y directa, representa de forma perfecta el nacimiento de Tim Burton en la industria cinematográfica.

“It's show time”


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