To Die For
“You're not anybody in America unless you're on TV.
On TV is where we learn about who we really are.
Because what's the point of doing anything worthwhile if nobody's watching?
And if people are watching, it makes you a better person”
La ambición es el deseo ardiente de poseer riquezas, fama, poder u honores.
Puede tratarse también como ambición, el deseo de obtener algo en grande, de tal manera que como seres humanos, podemos fijarnos metas ambiciosas, refiriéndonos con esto al hecho de querer lograr superar las expectativas.
La ambición es el deseo por superarse y llegar mucho más lejos.
Provee la motivación y determinación necesaria para lograr objetivos y metas en la vida.
Pero pasando los límites de la ambición se llega a otra cosa…
La pretensión de triunfar a cualquier precio en el mundo de la televisión, ya no es ambición.
La cultura del éxito sin esfuerzo y la preeminencia de valores estéticos sobre los éticos y los intelectuales, en ello no hay nada de ambición, se ha logrado pasar los límites del término, no hay marcha atrás.
Curiosamente, el caso de Pamela Smart de 23 años, una joven que planeó y determinó el asesinato de su marido Gregory Smart en un pueblo de Estados Unidos y que llamó la atención del mundo entero es un caso de ambición desmedida.
Smart tenía como ocupación la coordinación de Servicios de Medios de Comunicación de su comunidad.
Fue durante ese periodo que conoció a su víctima de 15 años de edad, un joven al que sedujo llamado William “Billy” Flynn.
Smart lo amenazó con dejarlo, a menos que él matara a su marido.
Efectuado el crimen por dolo, Smart fue sentenciada y acusada de asesinato; condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El juicio a Pamela Smart fue el primero que se transmitió en vivo por televisión y al pueblo donde ocurrió llegaron periodistas de todo el mundo.
Este caso, además, puso en primer plano un fenómeno que llama la atención cada vez más: las mujeres que matan.
Comparadas con los hombres, las mujeres cometen muy pocos crímenes.
Es una ocurrencia tan rara que poco se sabe sobre las mujeres delincuentes.
Ellas se diferencian de sus colegas varones en que las mujeres no cometen actos criminales tan seguidos y sus patrones de comportamiento criminal así como sus motivaciones son diferentes.
En Estados Unidos cuando una mujer comete un crimen, usualmente es un delito menor contra la propiedad, predominantemente robo en recintos comerciales o fraudes a programas del Estado.
Muy rara vez las mujeres cometen crímenes violentos; no obstante cuando lo hacen se dividen en dos categorías:
En unas caben las criminales jóvenes que usualmente matan a sus hijos, mientras que en la otra estarían mujeres de mediana edad que matan a esposos abusadores.
Pamela Smart es una típica mujer asesina en cuanto a que perpetró un acto violento en su propia casa, asesinando a su marido.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las mujeres que matan, ella no mató a un esposo abusivo.
El motivo de Pamela fue muy diferente.
Lo poco que se sabe acerca de este extraño tipo de asesinas es que típicamente matan por dinero o por conveniencia.
Las “Viudas Negras” rompen los paradigmas de las investigaciones sistemáticas, y sin embargo, reciben una atención desmesurada por parte del público y los medios de comunicación.
Pamela fue examinada brevemente por un siquiatra en 1990, pero nunca se le hizo una evaluación sicológica a fondo.
To Die For es una película dirigida por Gus Van Sant en 1995.
Cuenta con un guión de Buck Henry adapta de de una novela de Joyce Maynard.
Está protagonizada por una ENORME Nicole Kidman, Matt Dillon, ENORME Joaquin Phoenix, Alison Folland, Casey Affleck, Illeana Douglas, Dan Hedaya, Buck Henry y David Cronenberg.
To Die For nos presenta todo los aspectos desmesurados de la ambición, desde los puntos blancos de los píxeles de televisión, al rojo de la sangre por sed de poder.
To Die For es una historia de ambición como jamás la has vivido.
Fragmentada, intensa, "in crescendo", violenta, amarga, con tonos de humor negro...
Las vivencias de una chica de clase alta dispuesta a hacer lo que sea para llegar a ser alguien conocido, o reconocido, por la sociedad más frívola.
To Die For es un interesante thriller con temática criminal bastante curiosa, el cual está contado gran parte del metraje mediante la técnica narrativa del flashback y dotado de una impronta tan realista que hace de To Die For un documental en determinados momentos.
Y de hecho lo es.
En inglés, a ese tipo de documental se les llama: “mockumentary” o “falso documental”, el cual es un género de cine y televisión o una obra de dicho género.
El falso documental se presenta como una grabación de la vida real, aunque se produce como una obra de ficción.
Es un medio habitual de parodia y sátira.
Este género se presenta a veces como documental histórico con comentaristas que hablan de sucesos pasados o, utilizando un recurso del cine de realidad, con personajes a los que se sigue a través de varias situaciones.
Es frecuente que los falsos documentales sean parcial o totalmente improvisados, bajo la premisa de que este estilo de actuación ayuda a sostener la sensación de realismo, de ahí que muchas veces, el protagonista hable con la cámara/espectador.
Si bien conocemos todo el tiempo la identidad de la asesina (una magistral Nicole Kidman), To Die For posee bastante intriga porque el director Gus Van Sant nos va mostrando de a poco las motivaciones y los detalles que llevan a la homicida a tramar el crimen de su marido.
Uno como espectador se mantiene expectante de ver cómo es el asesinato y qué sucedió antes y después del crimen mismo, por tanto se puede decir que To Die For es una película con bastante suspense.
To Die For es una cinta bastante realista, si dijeran que esta historia está basada en un caso real no habría problema en creérselo, y de hecho lo es, To Die For está en parte basada en el caso de Pamela Smart.
Ahora bien, hay algunas situaciones que no me cierran del todo y que me parecen que están bastante traídas de dudas.
No me cierra la motivación y la decisión del personaje de Kidman de eliminar a su marido.
Creo que faltó pulir mejor esa parte de la historia, porque así como está presentada la trama no resultan del todo convincentes las decisiones y las motivaciones del personaje, las cuales me parecen injustificadas y exageradas.
Por otra parte, las actuaciones del reparto en general son creíbles todas, pero quien brilla en la pantalla obviamente es una jovencita Nicole Kidman que no sólo te resulta convincente en su interpretación, sino que además te embelesa con su belleza y sensualidad desperdigadas en pantalla.
Otro que realidad sorprende ver es a un también jovencísimo Joaquin Phoenix, al cual considero impagable las escenas de sexo con Kidman y la escena solo de la masturbación me pareció increíblemente real de un psicópata.
Es que uno nunca se dará cuenta lo que hace la gente con los videos y las fotografías que otros le toman, esa reacción de Phoenix no tiene precio.
Si bien a lo largo de toda la propuesta hallamos diversas metáforas, así como mensajes que deberían ser diseminados con calma en posteriores visionados, saltan a la vista algunos de los puntos de apoyo de la obra de Van Sant, que pretende hacer eco de la influencia que pueden llegar a poseer los medios sobre el ser, la manipulación que pueden ejercer a través de distintas tretas, la poca sensatez con que son recibidos ciertos mensajes según cuál sea el emisario o la ambición y la codicia por ir escalando peldaños en esta sociedad que cada vez se acerca más al paro clínico.
Todo ello, diseminado tras los ojos de una mujer llamada Susan Stone-Maretto, que no cederá ante su empeño por intentar elevar su figura al estrellato.
Una muchacha, Lydia Mertz, cuyos traumas son patentes desde un punto determinado, en la secuencia donde ejerce de voyeur, sería un claro ejemplo, y que, tras esa carencia de estima, busca un mentor que encuentra en la figura de Suzanne.
Y un muchacho realmente inestable, Jimmy Emmett, que no ha hallado el camino adecuado y va dando tumbos sin tener demasiado claros cuáles son sus objetivos, dejando de lado sus desbaratados sueños de adolescencia.
Todo esto otorga a To Die For una fuerza poco común:
Sueños de ambición / Sueño Americano.
“Any time it rains, or when there's thunder and lightning, or when it snows, I have to jack off”
To Die For indirectamente critica el frívolo y crudo mercado laboral de los medios de comunicación audiovisuales, y directamente nos cuenta la enfermiza y obsesiva ambición de una mujer empecinada en triunfar en su carrera de presentadora de televisión y negada totalmente a aceptar cualquier obstáculo que signifique un fracaso en sus metas.
Curiosamente, conozco a varias mujeres así, pero me consta que muy pocas han pasado la línea de la cordura y han utilizado su cuerpo, el poder de sus implantes mamarios o de su poderosa fuerza glandular para obtener lo que desean, si bien aún no han llegado al nivel de Smart/Stone poco les hace falta caer en el sueño y darlo todo por él.
¿Darías todo por un sueño?
On TV is where we learn about who we really are.
Because what's the point of doing anything worthwhile if nobody's watching?
And if people are watching, it makes you a better person”
La ambición es el deseo ardiente de poseer riquezas, fama, poder u honores.
Puede tratarse también como ambición, el deseo de obtener algo en grande, de tal manera que como seres humanos, podemos fijarnos metas ambiciosas, refiriéndonos con esto al hecho de querer lograr superar las expectativas.
La ambición es el deseo por superarse y llegar mucho más lejos.
Provee la motivación y determinación necesaria para lograr objetivos y metas en la vida.
Pero pasando los límites de la ambición se llega a otra cosa…
La pretensión de triunfar a cualquier precio en el mundo de la televisión, ya no es ambición.
La cultura del éxito sin esfuerzo y la preeminencia de valores estéticos sobre los éticos y los intelectuales, en ello no hay nada de ambición, se ha logrado pasar los límites del término, no hay marcha atrás.
Curiosamente, el caso de Pamela Smart de 23 años, una joven que planeó y determinó el asesinato de su marido Gregory Smart en un pueblo de Estados Unidos y que llamó la atención del mundo entero es un caso de ambición desmedida.
Smart tenía como ocupación la coordinación de Servicios de Medios de Comunicación de su comunidad.
Fue durante ese periodo que conoció a su víctima de 15 años de edad, un joven al que sedujo llamado William “Billy” Flynn.
Smart lo amenazó con dejarlo, a menos que él matara a su marido.
Efectuado el crimen por dolo, Smart fue sentenciada y acusada de asesinato; condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El juicio a Pamela Smart fue el primero que se transmitió en vivo por televisión y al pueblo donde ocurrió llegaron periodistas de todo el mundo.
Este caso, además, puso en primer plano un fenómeno que llama la atención cada vez más: las mujeres que matan.
Comparadas con los hombres, las mujeres cometen muy pocos crímenes.
Es una ocurrencia tan rara que poco se sabe sobre las mujeres delincuentes.
Ellas se diferencian de sus colegas varones en que las mujeres no cometen actos criminales tan seguidos y sus patrones de comportamiento criminal así como sus motivaciones son diferentes.
En Estados Unidos cuando una mujer comete un crimen, usualmente es un delito menor contra la propiedad, predominantemente robo en recintos comerciales o fraudes a programas del Estado.
Muy rara vez las mujeres cometen crímenes violentos; no obstante cuando lo hacen se dividen en dos categorías:
En unas caben las criminales jóvenes que usualmente matan a sus hijos, mientras que en la otra estarían mujeres de mediana edad que matan a esposos abusadores.
Pamela Smart es una típica mujer asesina en cuanto a que perpetró un acto violento en su propia casa, asesinando a su marido.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las mujeres que matan, ella no mató a un esposo abusivo.
El motivo de Pamela fue muy diferente.
Lo poco que se sabe acerca de este extraño tipo de asesinas es que típicamente matan por dinero o por conveniencia.
Las “Viudas Negras” rompen los paradigmas de las investigaciones sistemáticas, y sin embargo, reciben una atención desmesurada por parte del público y los medios de comunicación.
Pamela fue examinada brevemente por un siquiatra en 1990, pero nunca se le hizo una evaluación sicológica a fondo.
To Die For es una película dirigida por Gus Van Sant en 1995.
Cuenta con un guión de Buck Henry adapta de de una novela de Joyce Maynard.
Está protagonizada por una ENORME Nicole Kidman, Matt Dillon, ENORME Joaquin Phoenix, Alison Folland, Casey Affleck, Illeana Douglas, Dan Hedaya, Buck Henry y David Cronenberg.
To Die For nos presenta todo los aspectos desmesurados de la ambición, desde los puntos blancos de los píxeles de televisión, al rojo de la sangre por sed de poder.
To Die For es una historia de ambición como jamás la has vivido.
Fragmentada, intensa, "in crescendo", violenta, amarga, con tonos de humor negro...
Las vivencias de una chica de clase alta dispuesta a hacer lo que sea para llegar a ser alguien conocido, o reconocido, por la sociedad más frívola.
To Die For es un interesante thriller con temática criminal bastante curiosa, el cual está contado gran parte del metraje mediante la técnica narrativa del flashback y dotado de una impronta tan realista que hace de To Die For un documental en determinados momentos.
Y de hecho lo es.
En inglés, a ese tipo de documental se les llama: “mockumentary” o “falso documental”, el cual es un género de cine y televisión o una obra de dicho género.
El falso documental se presenta como una grabación de la vida real, aunque se produce como una obra de ficción.
Es un medio habitual de parodia y sátira.
Este género se presenta a veces como documental histórico con comentaristas que hablan de sucesos pasados o, utilizando un recurso del cine de realidad, con personajes a los que se sigue a través de varias situaciones.
Es frecuente que los falsos documentales sean parcial o totalmente improvisados, bajo la premisa de que este estilo de actuación ayuda a sostener la sensación de realismo, de ahí que muchas veces, el protagonista hable con la cámara/espectador.
Si bien conocemos todo el tiempo la identidad de la asesina (una magistral Nicole Kidman), To Die For posee bastante intriga porque el director Gus Van Sant nos va mostrando de a poco las motivaciones y los detalles que llevan a la homicida a tramar el crimen de su marido.
Uno como espectador se mantiene expectante de ver cómo es el asesinato y qué sucedió antes y después del crimen mismo, por tanto se puede decir que To Die For es una película con bastante suspense.
To Die For es una cinta bastante realista, si dijeran que esta historia está basada en un caso real no habría problema en creérselo, y de hecho lo es, To Die For está en parte basada en el caso de Pamela Smart.
Ahora bien, hay algunas situaciones que no me cierran del todo y que me parecen que están bastante traídas de dudas.
No me cierra la motivación y la decisión del personaje de Kidman de eliminar a su marido.
Creo que faltó pulir mejor esa parte de la historia, porque así como está presentada la trama no resultan del todo convincentes las decisiones y las motivaciones del personaje, las cuales me parecen injustificadas y exageradas.
Por otra parte, las actuaciones del reparto en general son creíbles todas, pero quien brilla en la pantalla obviamente es una jovencita Nicole Kidman que no sólo te resulta convincente en su interpretación, sino que además te embelesa con su belleza y sensualidad desperdigadas en pantalla.
Otro que realidad sorprende ver es a un también jovencísimo Joaquin Phoenix, al cual considero impagable las escenas de sexo con Kidman y la escena solo de la masturbación me pareció increíblemente real de un psicópata.
Es que uno nunca se dará cuenta lo que hace la gente con los videos y las fotografías que otros le toman, esa reacción de Phoenix no tiene precio.
Si bien a lo largo de toda la propuesta hallamos diversas metáforas, así como mensajes que deberían ser diseminados con calma en posteriores visionados, saltan a la vista algunos de los puntos de apoyo de la obra de Van Sant, que pretende hacer eco de la influencia que pueden llegar a poseer los medios sobre el ser, la manipulación que pueden ejercer a través de distintas tretas, la poca sensatez con que son recibidos ciertos mensajes según cuál sea el emisario o la ambición y la codicia por ir escalando peldaños en esta sociedad que cada vez se acerca más al paro clínico.
Todo ello, diseminado tras los ojos de una mujer llamada Susan Stone-Maretto, que no cederá ante su empeño por intentar elevar su figura al estrellato.
Una muchacha, Lydia Mertz, cuyos traumas son patentes desde un punto determinado, en la secuencia donde ejerce de voyeur, sería un claro ejemplo, y que, tras esa carencia de estima, busca un mentor que encuentra en la figura de Suzanne.
Y un muchacho realmente inestable, Jimmy Emmett, que no ha hallado el camino adecuado y va dando tumbos sin tener demasiado claros cuáles son sus objetivos, dejando de lado sus desbaratados sueños de adolescencia.
Todo esto otorga a To Die For una fuerza poco común:
Sueños de ambición / Sueño Americano.
“Any time it rains, or when there's thunder and lightning, or when it snows, I have to jack off”
To Die For indirectamente critica el frívolo y crudo mercado laboral de los medios de comunicación audiovisuales, y directamente nos cuenta la enfermiza y obsesiva ambición de una mujer empecinada en triunfar en su carrera de presentadora de televisión y negada totalmente a aceptar cualquier obstáculo que signifique un fracaso en sus metas.
Curiosamente, conozco a varias mujeres así, pero me consta que muy pocas han pasado la línea de la cordura y han utilizado su cuerpo, el poder de sus implantes mamarios o de su poderosa fuerza glandular para obtener lo que desean, si bien aún no han llegado al nivel de Smart/Stone poco les hace falta caer en el sueño y darlo todo por él.
¿Darías todo por un sueño?
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