Valentino: The Last Emperor
“Elegance is the balance between proportion, emotion, and surprise”
Siempre me han interesado los documentales de personas extraordinarias que vencen a las circunstancias.
Normalmente son ese tipo de documentales de personas del tercer mundo que sufren algún tipo de aplastante calvario y logran salvarse.
Valentino, desde el primer mundo, también venció a su circunstancia y es más, hizo de su vida una obra de arte.
¿Cómo lo hizo?
Básicamente era un eterno optimista.
Vio las cosas bonitas de este mundo, las inalcanzables para la mayoría de los mortales, y se lanzó tras ellas con algo tan voluble y ficticio como la moda.
Una pregunta que Sigmund Freud no pudo responder fue aquella de:
¿Qué es lo quieren las mujeres?
Valentino Garavani lo sabe:
“Ellas quieren verse bellas”
El mundo de lujo que la moda nos enseña es acojonante, pero la pléyade de personajes de los que se rodea no tiene desperdicio.
Los ayudantes gays, las modelos sin intimidad, esas costureras esclavas, esos famosos peloteros que buscan favores…
Todos conforman una corte de interesados con actitudes rateras y sumisas.
El lujo y la sofisticación, la tradición y la esencia de lo femenino se resumen en el nombre de uno de los clásicos de la moda:
Valentino.
Tras 45 años en el mundo de la moda, Valentino Garavani ha conquistado a varias generaciones de mujeres.
Su marca es el símbolo de magnitud, brillo y solvencia, el modisto, que nació el 11 de mayo de 1932 en la pequeña localidad de Voghera (al sur de Milán), encarnó la tradición de la alta costura francesa en su versión italiana, presentando una silueta femenina sin sobresaltos, con un refinamiento fuera de lo común.
Los modelos de Valentino, siempre eternos, siguen vistiendo a reinas, princesas, aristócratas, actrices y modelos en sus mejores galas.
Tejidos nobles, colores impecables, combinación de texturas, diseños perfectos y complementos exquisitos son las armas que baraja Valentino para crear sus diseños.
Y es que vestir Valentino significa refinamiento, sofisticación y dejar poco espacio para la improvisación.
Sin embargo, su gran éxito se produjo en julio de 1968, cuando asombró al mundo con el vestido que lucía Jackeline Kennedy en su boda con el magnate griego Aristóteles Onassis.
A partir de entonces comenzó a forjarse el "Imperio Valentino", con la ayuda de su amigo Giancarlo Giammetti, un romano, estudiante de arquitectura y apasionado por el mundo de la moda que, poco tiempo después de conocer a Valentino, a principios de la década de los 60, se convirtió en su socio y se encargó de llevar las finanzas de la firma.
En la década de los 60 se consolidó internacionalmente y se convirtió en el modista favorito de numerosas primeras damas y estrellas del cine.
Entre las mujeres que ha vestido figuran, además de Jackeline Kennedy Onassis, la Emperatriz Farah Diba, la Reina Noor de Jordania, Nancy Reagan, la Princesa Diana de Gales y actrices como Liz Taylor, Jane Fonda, Jessica Lange, Anjelica Houston, Joan Collins, Sofia Loren, Ava Gardner, Julia Roberts, Sharon Stone de entre miles.
En la década de los ochenta alcanzó gran popularidad y amplió su firma con nuevos productos.
Valentino fue, por ejemplo, el primer estilista que se atrevió a lanzar una línea de ropa vaquera y posteriormente también añadió a sus colecciones de ropa de hombre y mujer, complementos como zapatos y corbatas, perfumes e incluso azulejos.
A grandes rasgos, el estilo de Valentino puede resumirse como una continuación sin rupturas con la tradición de la alta costura del siglo XX.
Es una alternativa al estilo andrógino y rectilíneo de Giorgio Armani y también a la exuberancia más atrevida de Karl Lagerfeld, John Galliano, Jean-Paul Gaultier y otros diseñadores más rompedores.
Valentino insiste en la femineidad de la mujer, en resaltar su silueta y en emplear tejidos lujosos y colores vivos.
Dentro de un alto nivel de acabado y calidades, Valentino es más bien conservador.
Sus diseños se caracterizan por la riqueza de los tejidos y el cuidado meticuloso de los detalles.
Su estilo sofisticado se ha plasmado, sobre todo, en trajes de noche con bordados exquisitos o fantásticos drapeados.
Son una mezcla de estilo internacional hecho de lujo francés, sentido práctico americano y colores y tejidos italianos.
Valentino: The Last Emperor es un documental dirigido por Matt Tyrnauer, corresponsal especial de la revista Vanity Fair, donde muestra al diseñador italiano Valentino Garavani y su círculo más íntimo en varios eventos, incluyendo el aniversario que celebraba sus 45 años de carrera.
Está protagonizada por el ENORME Valentino Garavani, Giancarlo Giammetti, Matteo Marzotto, Nati Abascal, Giorgio Armani, Marisa Berenson, Michael Caine, Joan Collins, Alessandra Facchinetti, Dante Ferretti, Tom Ford, Jacqueline Kennedy, Karl Lagerfeld, Donatella Versace, Diane von Fürstenberg, Anna Wintour, entre otros.
Valentino: The Last Emperor muestra el día a día del diseñador italiano, su entorno familiar y sus amigos.
“Cuando conocí a Valentino, conocí a dos personas, a Valentino y a Giancarlo Giammetti, su socio durante más de 50 años.
Es la relación más increíble que nunca he visto en mi vida”, dijo el director del documental.
Por primera vez, el modisto italiano dejó entrar las cámaras en su vida privada y concedió 250 horas de grabación y entrevistas.
El resultado se aprecia en Valentino: The Last Emperor donde un ejército de figuras de la moda, estrellas de cine, monarcas y expertos muestran junto a este icono de la moda, el otro lado del Imperio, mostrando cómo y quién decide el futuro de la tendencia.
Incluye, además, el desfile del 2008 con el que se rindió homenaje a sus casi cinco décadas de carrera.
En la producción entre junio de 2005 a julio de 2007, los cineastas realizaron más de 250 horas de grabación con la exclusiva, del acceso sin precedentes a Valentino y su séquito.
“Nos dejó entrar en su círculo interno, pero hemos tenido que echarle mucho tiempo para capturar los momentos verdaderamente grandes”, declaraba el director.
“Valentino está rodeado por una familia muy unida de amigos y empleados, pero, finalmente, bajó la guardia y se olvidaron de que había un equipo de cámaras en la sala”, agregó.
Valentino: The Last Emperor es un documental sobre la prepotencia, el orgullo y la historia de este diseñador que marcó un hito en el mundo de la moda a nivel global.
Más allá de lo mañoso de Valentino, sus impecables vestidos, su obsesión por los detalles, me gustó la estética que involucra el proceso creativo y la puesta en escena, esa muestra retrospectiva de los trajes en el muro y los otros rojos como en una gradería estaban impresionantes.
Muestra también el mundo exclusivo y de lujo que rodea al diseñador italiano, pero que según la productora de Valentino: The Last Emperor no es el del glamur únicamente, sino el de "una saga familiar no tradicional y el de un proceso creativo"
"Valentino: The Last Emperor no es una historia de dinero o de moda.
Es una historia de amor", en palabras de su amigo y socio, Giancarlo Giammetti, quien, en declaraciones a Efe, dijo sentirse "muy emocionado"
"Hemos recibido muchos homenajes, pero, en esta ciudad, que amamos tanto, es muy emocionante.
Es otro capítulo de nuestra vida", agregó.
El documental, además de retratarlo como un genio irrepetible y único, mantiene que con su ausencia desaparece para siempre la concepción artesana de la moda.
Con la desaparición de Gianni Versace, la casa de la Medusa no volvió a ser la misma; la ausencia de Yves Saint Laurent hizo que el Imperio del Francés se dedique a confeccionar accesorios; Chanel es una casa dirigida por Karl Lagerfeld; Armani es un genio en la creación de telas pero nada más…
Valentino es el único que se ha mantenido por 45 años frente a su propia casa de modas, por eso principalmente, se erige como ese “Último Emperador”
En 1998 Valentino vendió su empresa a un grupo financiero que poco a poco quiso introducir cambios de estilo que fueron minando la personalidad de la firma.
Sin embargo, pocos años después se rumoreó que Valentino planeaba retirarse.
En el segundo semestre de 2007, con motivo de sus 45 años de carrera, el Ayuntamiento de Roma había ofrecido una muestra retrospectiva, a modo de homenaje, donde era posible revisar sus creaciones en un escenario excepcional, el Ara Pacis del Emperador César Augusto.
Finalmente, Valentino Garavani se retiró del mundo de la moda, y lo hizo con un histórico desfile en París, el 23 de enero de 2008.
Fue el fin, un fin que nunca hubiese querido Valentino que fuera de esa forma y que solo consiguió aceptar por el vil pero apacible dinero.
Esa necesidad de destrucción de lo anterior bien hecho, está reflejada en Valentino: The Last Emperor por el jefe del grupo financiero que compra la marca Matteo Marzotto.
Sin embargo, lo mejor del documental Valentino: The Last Emperor son los piques de Valentino y Giancarlo, antología del mariconeo cruel.
Como fuere, Valentino: The Last Emperor es una reflexión nostálgica sobre cómo todo se somete al mercado, nada ni nadie se salva.
Giancarlo Giammetti, pareja sentimental, primero; y profesional, después, de Valentino, diciendo algo sí como:
“Nunca pensé en ésta forma de hacer negocios, yo siempre trabajé con el único propósito que la ropa de mujer haga famoso y feliz a Valentino”
Valentino: The Last Emperor incluye el último desfile del modisto en Roma.
El “Rey Sol” como se le conoce en el ámbito de la alta costura, regresa a la Ciudad Eterna para montar un espectáculo sensacional, el más grande desfile de moda de todos los tiempos, con más de 300 modelos.
Se desarrolla en un marco incomparable, el Coliseo romano, con una retrospectiva de los diseños que han marcado una época durante 45 años, fuegos artificiales y un escenario a medio camino entre los palacios chinos y la elegancia rusa.
El Último Emperador de la Moda se despide en el momento justo de su carrera, con ese magno espectáculo, realizado el 6 de Julio de 2007, y con la música de Nino Rota y Maria Callas, de fondo, las películas de Federico Fellini.
El diseñador italiano, que ha hecho suyo el color rojo, “Rojo Valentino”, afirma:
“La elegancia no es sólo la línea, depende de los colores y de ser capaz de combinarlos.
En una mujer es un gran don, porque puede tener diez cosas y ser capaz de combinarlas infinitamente”
Valentino explicaba cómo descubrió su color emblema, el “Rojo Valentino”:
“Una noche que acudí al teatro Liceo me di cuenta que todas las señoras iban de negro y me fijé en una mujer que estaba en un palco vestida de rojo.
Desde entonces no existe otro color más audaz para vestir que ese rojo que representa la pasión”
Con Valentino se acaba toda una época en la alta costura pues con vestidos que pueden costar hasta 100.000 dólares, todos cosidos a mano y con la economía tal como está ahora, se puede decir que Valentino es El Último Emperador de ese mundo.
Después de una larga carrera dedicada al diseño, ahora Valentino no diseña.
Aunque reconoce echar de menos ese mundo, tampoco se arrepiente de la decisión que tomó, según él:
“En el momento más adecuado, cuando la fiesta no ha terminado”
El diseñador ha sido galardonado a lo largo de su carrera con premios muy importantes, como la Legión de Honor Francesa, y Valentino: The Last Emperor recoge estos momentos de su vida.
Ahora, lejos del agobio que le suponía su trabajo en Roma, Valentino se dedica a salir a cenar, a ir al Ballet de Nueva York y a tener sus mansiones siempre llenas de flores.
El Imperio Rojo Valentino que nació en Via dei Condotti y Via Veneto, acabó en el Museo Rodin en París, pasando meses antes por el Ara Pacis.
La experiencia de ver Valentino: The Last Emperor para mí fue de aprendizaje, a veces no nos damos cuenta del trabajo artesanal en las prendas, las horas que se tardan en coser a mano los grandes vestidos, simplemente nos imaginamos un salón lleno de costureras detrás de un ciento de máquinas de coser e incluso podríamos llegar a creer que los grandes diseñadores apenas colaboran con la colección, pero les sorprendería saber que en Valentino: The Last Emperor dicen:
“Todo el trabajo era realizado a mano, no necesitan de ninguna máquina, alguna vez compraron una, pero está abandonada”
Lo más impactante de Valentino: The Last Emperor es ver a una persona de 75 años, plasmando sus ideas sobre una modelo de carne y hueso, dibujando, experimentando con las telas, lidiando con problemas de todo tipo como cualquier mortal y siendo víctima de la globalización que se vive hoy en día.
Me quedó claro que diseñadores como Valentino Garavani ya no hay, ni habrá, por diferentes razones socio-culturales, económicas, etc.
Bien lo dice Karl Lagerfeld en Valentino: The Last Emperor:
“Después de nosotros dos, los demás hacen harapos”
Esto no significa que no exista talento en otros diseñadores, simplemente la técnica y el conocimiento que recibieron estos grandes íconos de la moda ya no se enseña hoy en día.
Valentino se retiró en enero de 2008 tras decir su famosa frase:
"Después de mí, el diluvio"
Siempre me han interesado los documentales de personas extraordinarias que vencen a las circunstancias.
Normalmente son ese tipo de documentales de personas del tercer mundo que sufren algún tipo de aplastante calvario y logran salvarse.
Valentino, desde el primer mundo, también venció a su circunstancia y es más, hizo de su vida una obra de arte.
¿Cómo lo hizo?
Básicamente era un eterno optimista.
Vio las cosas bonitas de este mundo, las inalcanzables para la mayoría de los mortales, y se lanzó tras ellas con algo tan voluble y ficticio como la moda.
Una pregunta que Sigmund Freud no pudo responder fue aquella de:
¿Qué es lo quieren las mujeres?
Valentino Garavani lo sabe:
“Ellas quieren verse bellas”
El mundo de lujo que la moda nos enseña es acojonante, pero la pléyade de personajes de los que se rodea no tiene desperdicio.
Los ayudantes gays, las modelos sin intimidad, esas costureras esclavas, esos famosos peloteros que buscan favores…
Todos conforman una corte de interesados con actitudes rateras y sumisas.
El lujo y la sofisticación, la tradición y la esencia de lo femenino se resumen en el nombre de uno de los clásicos de la moda:
Valentino.
Tras 45 años en el mundo de la moda, Valentino Garavani ha conquistado a varias generaciones de mujeres.
Su marca es el símbolo de magnitud, brillo y solvencia, el modisto, que nació el 11 de mayo de 1932 en la pequeña localidad de Voghera (al sur de Milán), encarnó la tradición de la alta costura francesa en su versión italiana, presentando una silueta femenina sin sobresaltos, con un refinamiento fuera de lo común.
Los modelos de Valentino, siempre eternos, siguen vistiendo a reinas, princesas, aristócratas, actrices y modelos en sus mejores galas.
Tejidos nobles, colores impecables, combinación de texturas, diseños perfectos y complementos exquisitos son las armas que baraja Valentino para crear sus diseños.
Y es que vestir Valentino significa refinamiento, sofisticación y dejar poco espacio para la improvisación.
Sin embargo, su gran éxito se produjo en julio de 1968, cuando asombró al mundo con el vestido que lucía Jackeline Kennedy en su boda con el magnate griego Aristóteles Onassis.
A partir de entonces comenzó a forjarse el "Imperio Valentino", con la ayuda de su amigo Giancarlo Giammetti, un romano, estudiante de arquitectura y apasionado por el mundo de la moda que, poco tiempo después de conocer a Valentino, a principios de la década de los 60, se convirtió en su socio y se encargó de llevar las finanzas de la firma.
En la década de los 60 se consolidó internacionalmente y se convirtió en el modista favorito de numerosas primeras damas y estrellas del cine.
Entre las mujeres que ha vestido figuran, además de Jackeline Kennedy Onassis, la Emperatriz Farah Diba, la Reina Noor de Jordania, Nancy Reagan, la Princesa Diana de Gales y actrices como Liz Taylor, Jane Fonda, Jessica Lange, Anjelica Houston, Joan Collins, Sofia Loren, Ava Gardner, Julia Roberts, Sharon Stone de entre miles.
En la década de los ochenta alcanzó gran popularidad y amplió su firma con nuevos productos.
Valentino fue, por ejemplo, el primer estilista que se atrevió a lanzar una línea de ropa vaquera y posteriormente también añadió a sus colecciones de ropa de hombre y mujer, complementos como zapatos y corbatas, perfumes e incluso azulejos.
A grandes rasgos, el estilo de Valentino puede resumirse como una continuación sin rupturas con la tradición de la alta costura del siglo XX.
Es una alternativa al estilo andrógino y rectilíneo de Giorgio Armani y también a la exuberancia más atrevida de Karl Lagerfeld, John Galliano, Jean-Paul Gaultier y otros diseñadores más rompedores.
Valentino insiste en la femineidad de la mujer, en resaltar su silueta y en emplear tejidos lujosos y colores vivos.
Dentro de un alto nivel de acabado y calidades, Valentino es más bien conservador.
Sus diseños se caracterizan por la riqueza de los tejidos y el cuidado meticuloso de los detalles.
Su estilo sofisticado se ha plasmado, sobre todo, en trajes de noche con bordados exquisitos o fantásticos drapeados.
Son una mezcla de estilo internacional hecho de lujo francés, sentido práctico americano y colores y tejidos italianos.
Valentino: The Last Emperor es un documental dirigido por Matt Tyrnauer, corresponsal especial de la revista Vanity Fair, donde muestra al diseñador italiano Valentino Garavani y su círculo más íntimo en varios eventos, incluyendo el aniversario que celebraba sus 45 años de carrera.
Está protagonizada por el ENORME Valentino Garavani, Giancarlo Giammetti, Matteo Marzotto, Nati Abascal, Giorgio Armani, Marisa Berenson, Michael Caine, Joan Collins, Alessandra Facchinetti, Dante Ferretti, Tom Ford, Jacqueline Kennedy, Karl Lagerfeld, Donatella Versace, Diane von Fürstenberg, Anna Wintour, entre otros.
Valentino: The Last Emperor muestra el día a día del diseñador italiano, su entorno familiar y sus amigos.
“Cuando conocí a Valentino, conocí a dos personas, a Valentino y a Giancarlo Giammetti, su socio durante más de 50 años.
Es la relación más increíble que nunca he visto en mi vida”, dijo el director del documental.
Por primera vez, el modisto italiano dejó entrar las cámaras en su vida privada y concedió 250 horas de grabación y entrevistas.
El resultado se aprecia en Valentino: The Last Emperor donde un ejército de figuras de la moda, estrellas de cine, monarcas y expertos muestran junto a este icono de la moda, el otro lado del Imperio, mostrando cómo y quién decide el futuro de la tendencia.
Incluye, además, el desfile del 2008 con el que se rindió homenaje a sus casi cinco décadas de carrera.
En la producción entre junio de 2005 a julio de 2007, los cineastas realizaron más de 250 horas de grabación con la exclusiva, del acceso sin precedentes a Valentino y su séquito.
“Nos dejó entrar en su círculo interno, pero hemos tenido que echarle mucho tiempo para capturar los momentos verdaderamente grandes”, declaraba el director.
“Valentino está rodeado por una familia muy unida de amigos y empleados, pero, finalmente, bajó la guardia y se olvidaron de que había un equipo de cámaras en la sala”, agregó.
Valentino: The Last Emperor es un documental sobre la prepotencia, el orgullo y la historia de este diseñador que marcó un hito en el mundo de la moda a nivel global.
Más allá de lo mañoso de Valentino, sus impecables vestidos, su obsesión por los detalles, me gustó la estética que involucra el proceso creativo y la puesta en escena, esa muestra retrospectiva de los trajes en el muro y los otros rojos como en una gradería estaban impresionantes.
Muestra también el mundo exclusivo y de lujo que rodea al diseñador italiano, pero que según la productora de Valentino: The Last Emperor no es el del glamur únicamente, sino el de "una saga familiar no tradicional y el de un proceso creativo"
"Valentino: The Last Emperor no es una historia de dinero o de moda.
Es una historia de amor", en palabras de su amigo y socio, Giancarlo Giammetti, quien, en declaraciones a Efe, dijo sentirse "muy emocionado"
"Hemos recibido muchos homenajes, pero, en esta ciudad, que amamos tanto, es muy emocionante.
Es otro capítulo de nuestra vida", agregó.
El documental, además de retratarlo como un genio irrepetible y único, mantiene que con su ausencia desaparece para siempre la concepción artesana de la moda.
Con la desaparición de Gianni Versace, la casa de la Medusa no volvió a ser la misma; la ausencia de Yves Saint Laurent hizo que el Imperio del Francés se dedique a confeccionar accesorios; Chanel es una casa dirigida por Karl Lagerfeld; Armani es un genio en la creación de telas pero nada más…
Valentino es el único que se ha mantenido por 45 años frente a su propia casa de modas, por eso principalmente, se erige como ese “Último Emperador”
En 1998 Valentino vendió su empresa a un grupo financiero que poco a poco quiso introducir cambios de estilo que fueron minando la personalidad de la firma.
Sin embargo, pocos años después se rumoreó que Valentino planeaba retirarse.
En el segundo semestre de 2007, con motivo de sus 45 años de carrera, el Ayuntamiento de Roma había ofrecido una muestra retrospectiva, a modo de homenaje, donde era posible revisar sus creaciones en un escenario excepcional, el Ara Pacis del Emperador César Augusto.
Finalmente, Valentino Garavani se retiró del mundo de la moda, y lo hizo con un histórico desfile en París, el 23 de enero de 2008.
Fue el fin, un fin que nunca hubiese querido Valentino que fuera de esa forma y que solo consiguió aceptar por el vil pero apacible dinero.
Esa necesidad de destrucción de lo anterior bien hecho, está reflejada en Valentino: The Last Emperor por el jefe del grupo financiero que compra la marca Matteo Marzotto.
Sin embargo, lo mejor del documental Valentino: The Last Emperor son los piques de Valentino y Giancarlo, antología del mariconeo cruel.
Como fuere, Valentino: The Last Emperor es una reflexión nostálgica sobre cómo todo se somete al mercado, nada ni nadie se salva.
Giancarlo Giammetti, pareja sentimental, primero; y profesional, después, de Valentino, diciendo algo sí como:
“Nunca pensé en ésta forma de hacer negocios, yo siempre trabajé con el único propósito que la ropa de mujer haga famoso y feliz a Valentino”
Valentino: The Last Emperor incluye el último desfile del modisto en Roma.
El “Rey Sol” como se le conoce en el ámbito de la alta costura, regresa a la Ciudad Eterna para montar un espectáculo sensacional, el más grande desfile de moda de todos los tiempos, con más de 300 modelos.
Se desarrolla en un marco incomparable, el Coliseo romano, con una retrospectiva de los diseños que han marcado una época durante 45 años, fuegos artificiales y un escenario a medio camino entre los palacios chinos y la elegancia rusa.
El Último Emperador de la Moda se despide en el momento justo de su carrera, con ese magno espectáculo, realizado el 6 de Julio de 2007, y con la música de Nino Rota y Maria Callas, de fondo, las películas de Federico Fellini.
El diseñador italiano, que ha hecho suyo el color rojo, “Rojo Valentino”, afirma:
“La elegancia no es sólo la línea, depende de los colores y de ser capaz de combinarlos.
En una mujer es un gran don, porque puede tener diez cosas y ser capaz de combinarlas infinitamente”
Valentino explicaba cómo descubrió su color emblema, el “Rojo Valentino”:
“Una noche que acudí al teatro Liceo me di cuenta que todas las señoras iban de negro y me fijé en una mujer que estaba en un palco vestida de rojo.
Desde entonces no existe otro color más audaz para vestir que ese rojo que representa la pasión”
Con Valentino se acaba toda una época en la alta costura pues con vestidos que pueden costar hasta 100.000 dólares, todos cosidos a mano y con la economía tal como está ahora, se puede decir que Valentino es El Último Emperador de ese mundo.
Después de una larga carrera dedicada al diseño, ahora Valentino no diseña.
Aunque reconoce echar de menos ese mundo, tampoco se arrepiente de la decisión que tomó, según él:
“En el momento más adecuado, cuando la fiesta no ha terminado”
El diseñador ha sido galardonado a lo largo de su carrera con premios muy importantes, como la Legión de Honor Francesa, y Valentino: The Last Emperor recoge estos momentos de su vida.
Ahora, lejos del agobio que le suponía su trabajo en Roma, Valentino se dedica a salir a cenar, a ir al Ballet de Nueva York y a tener sus mansiones siempre llenas de flores.
El Imperio Rojo Valentino que nació en Via dei Condotti y Via Veneto, acabó en el Museo Rodin en París, pasando meses antes por el Ara Pacis.
La experiencia de ver Valentino: The Last Emperor para mí fue de aprendizaje, a veces no nos damos cuenta del trabajo artesanal en las prendas, las horas que se tardan en coser a mano los grandes vestidos, simplemente nos imaginamos un salón lleno de costureras detrás de un ciento de máquinas de coser e incluso podríamos llegar a creer que los grandes diseñadores apenas colaboran con la colección, pero les sorprendería saber que en Valentino: The Last Emperor dicen:
“Todo el trabajo era realizado a mano, no necesitan de ninguna máquina, alguna vez compraron una, pero está abandonada”
Lo más impactante de Valentino: The Last Emperor es ver a una persona de 75 años, plasmando sus ideas sobre una modelo de carne y hueso, dibujando, experimentando con las telas, lidiando con problemas de todo tipo como cualquier mortal y siendo víctima de la globalización que se vive hoy en día.
Me quedó claro que diseñadores como Valentino Garavani ya no hay, ni habrá, por diferentes razones socio-culturales, económicas, etc.
Bien lo dice Karl Lagerfeld en Valentino: The Last Emperor:
“Después de nosotros dos, los demás hacen harapos”
Esto no significa que no exista talento en otros diseñadores, simplemente la técnica y el conocimiento que recibieron estos grandes íconos de la moda ya no se enseña hoy en día.
Valentino se retiró en enero de 2008 tras decir su famosa frase:
"Después de mí, el diluvio"
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