The Girl With The Dragon Tattoo

“What is hidden in the snow, comes forth in the thaw”

En la ficción, desde la Grecia clásica, la venganza siempre ha estado presente en los argumentos como detonante eficaz de tramas movidas por la visceralidad se movían en un contexto “de película”
Uno podía imaginarse volviendo del más allá con poderes sobrenaturales o dando una zurra espectacular a todos tus enemigos, pero eso sólo quedaba ahí… en la imaginación.
En cambio ahora la tortura, algo que siempre han ejecutado “los malos”, ejércitos, dictadores, países sin ningún respeto por los derechos humanos, se nos dice que es el único camino…
Por otra parte, hay quienes creen que, si se hace una película sobre una novela, las demás son refritos de ese primer filme, así sea la enésima película sobre el Hamlet, de Shakespeare, por ejemplo.
Esto puede ser cierto y no, de hecho es debatible y controversial.
Debemos aguzar la mirada, hay nuevas versiones de una obra literaria que nada tienen que ver con filmes anteriores.
De entrada The Girl With The Dragon Tattoo no es un remake al uso, pues está basada en el libro, no bebe tanto de su homónima sueca, sin embargo el hecho de que este largometraje haya salido apenas unos años después de la versión sueca, ha provocado que sea víctima de varios comentarios odiosos y negativos que han manchado su imagen señalando que es una copia barata, cuando está muy lejos de serlo.
Se nota que el único móvil no fue simplemente hacer dinero, sino hacerle justicia al libro y lograr una más que digna versión.
Muchas veces se ha aceptado que Hollywood ha arruinado muchas películas con sus remakes, que muchas veces parece que utilizan la función copiar/pegar para hacer billete.
¿Es tan difícil aceptar que por una vez Hollywood lo ha hecho bien, que ha superado a la original?
¿Qué necesidad había de insistir de nuevo en Millennium: The Girl With The Dragon Tattoo tras las tres entregas de la saga, la serie y los telefilmes?
¿La necesidad de restregar el poderío de la industria de Hollywood, siempre dispuesta a demostrar que más es mejor?
¿La fobia del mercado estadounidense a cualquier obra extranjera?...
“You will be investigating thieves, misers, bullies.
The most detestable collection of people you will ever meet.
My family”
The Girl With The Dragon Tattoo es una película de suspense dirigida por David Fincher y protagonizada por Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgård, Robin Wright Penn, Steven Berkoff, Yorick van Wageningen, Goran Visnjic, Geraldine James, Joely Richardson, Embeth Davidtz, Alan Dale, Inga Landgré, Mats Andersson, Eva Fritjofson, Donald Sumter, Elodie Yung, Ulf Friberg, Julian Sands y Arly Jover.
El guion es de Steven Zaillian, versión hollywoodiense de la novela Män Som Hatar Kvinnor de Stieg Larsson.
Esta novela forma parte de la trilogía Millenium, es el primero de los tres libros y, desde el momento de su publicación, unos meses después de la muerte de Larsson, el escritor y periodista falleció víctima de un infarto pocos días después de entregar el último borrador a su editor, se ha convertido en líder de ventas no sólo en el país de origen del escritor, Suecia, sino también en muchos otros lugares del mundo, como Reino Unido, Francia, Italia, España y Argentina.
Hay varias formas de ver The Girl With The Dragon Tattoo.
La primera, con las referencias de los recientes éxitos de los libros y las películas suecas.
La segunda, fuera de prejuicios.
Y la tercera, con la curiosidad de qué puede hacer David Fincher con todo el material de Stieg Larsson.
Cualquiera de las tres es válida, aunque da la impresión que si un título no pasa por el sello Hollywood no existe.
Pero el director desde el minuto uno demuestra que su personalidad está por encima de la crítica.
Los créditos iniciales ya demuestran que estamos ante algo diferente que la mera adaptación de los libros o un simple remake.
Fincher es un buen y enérgico narrador, un constructor de imágenes potentes, y lo demuestra desde los créditos, con esos cuerpos y rostros embadurnados, fundidos, diluidos en la negrura como si desde el inicio estuvieran ya enfangados en el lodo de la miseria.
La planificación es rigurosa y nada en ella es fortuito, con un montaje seco y dinámico que hace avanzar la historia sin que nos perdamos entre tanto personaje y subtrama.
Hay que ver con cuánta inteligencia ahonda él en lo cavernoso de lo humano, a tal punto que The Girl With The Dragon Tattoo, como otras de la marca David Fincher, se convierte en estupendo análisis de la maldad.
Su suspenso parte de la angustia que genera el comportamiento de las perversiones como motores del accionar humano.
Fincher tira de recursos de realizador de video clip para anunciar una historia oscura frente a los paisajes idílicos de la nórdica Suecia invernal y forma un tándem perfecto con Trent Reznor y Atticus Ross creadores de la banda sonora.
Fincher logra una puesta en escena soberbia, tan voluntariamente fría como la historia que cuenta, que no es sino una brutal crítica a la mugre que palpita en el corazón de la Europa más próspera, y más gélida aún que el marco, casi pictórico, en el que se desarrolla.
Prístina fotografía , exteriores luminosos, interiores en los que casi se masca el ambiente, una dirección artística mimosa y planificada al milímetro, juegos compositivos en el montaje, ritmo hipnótico e inquebrantable y un aspecto musical, sea como acompañamiento o como banda sonora, que se convierte en un personaje más a la hora de atrapar al espectador
The Girl With The Dragon Tattoo está nominada a 5 premios de la academia como mejor actriz (Mara), mejor fotografía, mejor montaje, mejor sonido y mejor efectos sonoros.
“May I kill him?”
The Girl With The Dragon Tattoo retrata una sociedad sueca psicótica, oscura, misógina que quiere escapar de su pasado.
Los personajes comparten alguna de las patologías, en algún caso terminal, pero en los primeros minutos no muestran síntomas.
Algo que hace que a la historia le cueste arrancar.
The Girl With The Dragon Tattoo atrapa cuando aparece el personaje de Lisbeth Salander en la trama principal, en definitiva, hace de Craig un secundario y siempre quiere ver más de Mara.
¿Hasta dónde puede llegar?
¿Quién es esa chica?
La pareja Craig/Mara investiga un antiguo asesinato ocurrido en el seno de una rica y poderosa familia sueca.
En el laberinto de la historia hallamos asesinatos, corrupción, secretos familiares y los demonios internos de dos inesperados socios en búsqueda de la verdad sobre un misterio oculto durante 40 años.
Mikael Blomkvist (Daniel Craig) es un periodista financiero dispuesto a restaurar su honor tras ser declarado culpable por difamación.
Contactado por uno de los empresarios más ricos de Suecia, Henrik Vanger (Christopher Plummer), para llegar al fondo de la desaparición muchos años atrás de su querida sobrina Harriet, asesinada según cree Vanger, por uno de los miembros de su familia numerosa.
El periodista llega a una isla remota de la congelada costa sueca sin saber lo que allí le espera.
Simultáneamente, Lisbeth Salander (Rooney Mara), una inusual pero ingeniosa investigadora de Milton Security, es contratada para averiguar los antecedentes de Blomkvist, una tarea que en última instancia la lleva a unirse a Mikael en su investigación sobre el asesinato de Harriet Vanger.
Aunque Lisbeth se protege de un mundo que la ha traicionado una y otra vez, sus ENORMES habilidades de hacker y su capacidad de visión fotográfica, de concentración y determinación inquebrantable, la hacen imprescindible.
Mientras Mikael se enfrenta cara a cara con los herméticos Vanger, Lisbeth trabaja en la sombra.
Ambos comienzan a trazar una cadena de homicidios desde el pasado hasta el presente, forjando un frágil hilo de confianza, aún siendo arrastrados hacia una de las corrientes más salvajes del crimen contemporáneo.
“You do something for me, I do something for you”
Los motivos son distintos para ambos pero el objetivo de la venganza les obliga a compartir el camino.
Para Mikael (Craig) es la manera de resarcirse de un fracaso profesional y humillación pública y para Lisbeth (Mara) la forma de tranquilizar los demonios de su pasado y presente.
Las pesquisas conducen al rastro de crímenes en cadena…
Nadie como Fincher crea atmósferas asfixiantes alrededor de los personajes, al tiempo que va montando la mente del psicópata.
En esta ocasión, no carga tanto en el leitmotiv de los crímenes como los impulsos de los protagonistas que sirven para retratar un entorno podrido y corrupto.
Lisbeth Salander, el personaje femenino más potente surgido de la literatura de las últimas décadas, se enfrenta a la reválida de su adaptación a Hollywood, pese a quien pese el certificado definitivo de inserción en la cultura popular todavía en nuestros tiempos, por más que abunden los que aseguren que la antigua Meca del cine ya no es lo que era.
Por otro lado, un más que inspirado Daniel Craig otorga a su personaje el carisma con los rasgos de Mikael para conseguir que Lisbeth gane en humanidad.
Ella es aquí un animal herido, perpetuamente a la defensiva, pero con un leve atisbo de fragilidad que permite empatizar con el personaje.
A pesar de la contundencia con la que responde a los ataques y vejaciones, ante Blomkvist, Lisbeth es capaz de dejar que caigan todas las defensas.
Ambos tienen su propio código ético y también la misma soledad y falta de afecto, el mismo desencanto y vacío personal.
Él hace tiempo que echó a rodar su matrimonio, y ahora tiene encuentros con la mujer que le sedujo pero que no llegó a abandonar a su marido.
Ella no tiene ningún amigo, y cuando lo encuentra su desengaño es mayor.
Son almas gemelas que deambulan por un mundo oscuro y desangelado, entre corruptos financieros, racistas intolerantes, sádicos asesinos, pederastas y violadores.
En sus vidas todo es frialdad y apenas hay sentimiento, porque han aprendido a desconfiar y a no abrir su corazón, a ejecutar todo lo que hacen con decisión y firmeza pero sin ataduras.
Son justicieros de un mundo del que abominan, pero en el que sin quererlo siguen sembrando insensibilidad, amoralidad, rencor y venganza, pues lo que albergan en su interior es humillación, dolor y decepción.
De todos los actores quiero destacar a Rooney Mara, no podría ser de otra manera, desconocida hasta este momento, pero ya nunca más de ahora en adelante, y con un trabajo brutal de caracterización, es posiblemente lo más llamativo en todos los sentidos de The Girl With The Dragon Tattoo.
Según cuenta el director:
“Lisbeth, el personaje, es muy tímida, y evita el contacto personal con cualquiera.
Rooney comparte eso con ella hasta cierto punto; y también es muy reflexiva, piensa mucho, pero no por tener dudas, sino porque lo evalúa todo mucho.
Tienen puntos en común.
Cuando le dimos el papel, se fue a Estocolmo cinco semanas y desapareció en la ciudad.
Alquiló un apartamento, se metió en clases de kick boxing.
Le dije que tenía que andar como un joven de catorce años, y se puso a hace skate para caminar así, como pareciendo que va a caer y nunca cae.
Apuntaló su acento… cuando llegamos a Suecia, se había convertido en ella.
Era Lisbeth Salander una investigadora privada nada usual, incontrolable, socialmente inadaptada, tatuada y llena de piercings, y con extraordinarias e insólitas cualidades como su memoria fotográfica y su destreza informática”
“The fear of offending is stronger than the fear of pain”
Como ven, The Girl With The Dragon Tattoo no es cine del montón: imagen a imagen, Fincher reflexiona a la vez que agudiza o demuestra la violencia presente en la maldad.
O sea, simple:
La maldad es solo el ejercicio de la violencia desde los instintos destructores de la persona (tánatos); es algo más que una reacción, las perversiones son gustadas por aquellas personas que las practican.
No me cabe la menor duda, que la civilización occidental vuelve a los tiempos más oscuros de la alta edad media:
La ultraviolencia como solución a todos los conflictos eso sí, con unas cuantas dosis de hipocresía visual.
¿Qué alguien cometa un delito contra tu persona?
Nada de acudir a los resortes del estado de derecho, adquiera una ilegal porra eléctrica, aturda al sujeto en cuestión y tortúrelo.
Grabe además la sesión.
Esto es algo habitual en centros de interrogatorio de cualquier dictadura o por ejemplo cuando un país invade otro y necesita depurar a sospechosos.
Marines meando sobre cadáveres talibanes, es la adorable forma de justicia que defiende el difunto Larsson y el director Fincher, claro, que como son ellos los que “se toman la justicia por su mano”, se nos presenta como "bueno".
Antes las críticas llovían sobre películas de violencia “injustificada”
Ahora en cambio se nos dice que en Guantánamo no se tortura, al igual que Lisbeth Salander sólo quema a su padre en un 80%, se lo merecía; agarra una pistola para matar a otro criminal, pero no llega a disparar, sería políticamente incorrecto verlo en pantalla; eso sí, viola y tortura a un hombre; es la nueva “justicia” degenerada…
Ya saben, ¿lección aprendida?, cuando tengan un problema la solución es la tortura.
Ya sea con ácido, electricidad, golpes…
¡Ah, y como los marines grábenlo!
Pueden extorsionar luego al sujeto y a su familia, continuando con el proceso de tortura por largo tiempo.
Y si pueden, hagan luego una película alardeando de ello; en el caso de un cruel dictador o un grupo terrorista, esos actos serían deplorables, pero si se trata de usted…

“She's had a rough life.
Can we please not make it any rougher?”


Comentarios

  1. Una sinopsis algo cruda, cruel y hasta algo cínica... pero fascinante,real y vanguardista... llamesele o no "continuación de una cadena de tortura", si algo hace esta historia es mostrarnos la realidad que muchas veces preferimos simplemente ignorar... cabe agregar que por si sola la historia original cobra vida, pero que gracias al muy buen debut de estos actores, la historia simplemente te atrapa, no te suelta hasta poder tener al fin una respuesta valida a sus muchas interrogantes... personalmente, me parece una muy buena película...

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