The Greatest Story Ever Told

“In the beginning was the word, and the Word was with God, and the Word was God.
I am He.
He was in the beginning with God.
All things were made through Him, and without Him, was made nothing that has been made.
In Him was life, and the life was the light of man.
And the light shines on in the darkness, and the darkness grasped it not.
The greatest story ever told...”

Cualquier película sobre Jesucristo debe ser una superproducción, por la cantidad de personajes, por los decorados, por las escenas de masas, por la amplitud de la historia.
El género cinematográfico en el cual se agrupan las películas de temática religiosa suele ser conocida como péplum, pero es curioso saber que existen una serie de organizaciones religiosas que han contratado los servicios de pequeñas productoras para realizar tales películas.
La industria del cine ha realizado películas comerciales religiosas desde los tiempos del cine mudo, con una calidad variable.
Dado que la fe es un asunto que compete a las creencias del individuo, resulta preferible juzgar estas obras por su valor cinematográfico que por su calidad de testimonios religiosos.
Como por ejemplo, la idea de un Cristo nórdico, de ojos azules, tez blanca, alto altísimo, delgado, etc., es muy cuestionable…
Puede acudirse a la ciencia para cuestionar algunos de los hechos que se atribuyen a Cristo y demostrar que se está en lo cierto; puede haber fantasía y afanes de idealización, en el comportamiento milagroso que suele atribuírsele; y es plenamente cierto que la iglesia, en gran parte, es absolutamente indigna del sagrado Jesús, pero:
¡Que alguien intente demostrar que sus ideas de convivencia y sus conceptos sobre el amor carecen de sentido!
“Has con los demás como quieras que los demás hagan contigo”
“Donde esté tu riqueza, allí también estará tu corazón”
“Si tus ojos son buenos todo tu cuerpo tendrá luz, pero si tus ojos son malos todo tu cuerpo estará en oscuridad”
“Si tuvieras fe, aunque fuera del tamaño de una semilla de mostaza, nada te sería imposible”
“Has el bien y da prestado sin esperar recibir nada a cambio”
“No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse”
“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sí mismo?”…
Estos son caminos de verdad y es indudable que traerán paz a quien logre entenderlos y practicarlos como es debido.
“The child of imagination is the child I fear”
The Greatest Story Ever Told es una película del género dramático péplum estadounidense de 1965, sobre la vida de Jesús de Nazaret, producida por la United Artists y dirigida por George Stevens con algunas escenas dirigidas por Jean Negulesco y David Lean.
The Greatest Story Ever Told fue protagonizada por un gran número de estrellas cinematográficas del momento en Hollywood, como el sueco Max von Sydow, Dorothy McGuire, Charlton Heston, Claude Rains, José Ferrer, Telly Savalas, Martin Landau, David McCallum, Donald Pleasence, Michael Anderson Jr., Roddy McDowall, Joanna Dunham, Joseph Schildkraut, Ed Wynn, Carroll Baker, Ina Balin, Pat Boone, Victor Buono, Angela Lansbury, Richard Conte, Van Heflin, Janet Margolin, Sal Mineo, Sidney Poitier, Robert Loggia, John Wayne, Shelley Winters, etc.
El guion se basa en el libro de Fulton Oursler.
The Greatest Story Ever Told fue nominada a 5 Oscar a la mejor banda sonora, mejor película, mejor dirección artística, mejor diseño de vestuario, y a los mejores efectos visuales.
Con la mejor de las intenciones, George Stevens asumió el compromiso de hacer la mejor película de Jesús que hasta entonces pudiera hacerse.
Contó con un altísimo presupuesto, un reparto de lujo, sets espectaculares, una historia fiel y clara en cosas esenciales… pero no lo logró.
Fracasó en la taquilla poniendo fin a las grandes producciones bíblicas que habían proliferado en Hollywood en las décadas de los 50 y 60, en una época en la que el cine comenzaba a experimentar profundos cambios.
El rodaje de The Greatest Story Ever Told, como el de cualquier producción de esta envergadura, estuvo plagado de contratiempos.
El director de fotografía, William C. Mellor, sufrió un ataque al corazón y murió en el set.
Por otra parte, durante la filmación cayeron dos nevadas en la cálida Arizona, que obligaron al equipo a trasladarse a un estudio.
Además, el embarazo de Joanna Dunham, a quien correspondía el papel de María Magdalena, obligó a Stevens y al director de fotografía a utilizar planos que ocultasen su estado.
La grabación comenzó en 1962 y terminó en 1963, pero no se estrenó hasta dos años después.
Los momentos de brillantez de The Greatest Story Ever Told se reducen a unos pocos:
El acercamiento de Herodes a la prisión de Juan el bautista; el diálogo informal en el umbral de la casa de Lázaro; la resurrección de éste…
Pero hay dos cosas destacables en esta producción:
La actuación de Charlton Heston como Juan el Bautista, y la representación de Jesucristo por Max von Sydow.
Partiendo por el papel principal, es ya motivo de peso ver un papel como el de Jesucristo interpretado por ese inmortal nórdico, el inolvidable y legendario Max von Sydow, brazo derecho de Ingmar Bergman y uno de los actores que más utilizó, todo un referente del cine sueco y europeo.
Como curiosidad, este fue su primer papel en idioma inglés.
von Sydow le da una dimensión impresionante al mesías, su propia aura de hombre mesurado, introspectivo, sosegado y reflexivo, ciertamente encaja con las características espirituales de su personaje.
Sin duda esa es la mayor fuerza interpretativa de The Greatest Story Ever Told, soberbio acierto del director.
Heston nos da la interpretación de un profeta muy vigoroso, adecuado para ese papel.
Y von Sydow posee un rostro enigmático, algo misterioso, que nos hace “recordar” al Nazareno, y la misión que en algún tiempo cumplió aquí en la tierra.
También rescato a un ENORME Claude Rains, como un tétrico Herodes, en la que sería su última película, y a Van Heflin, de honda emotividad en la escena de la resurrección de Lázaro.
Otro aspecto infaltable de todo gran film, y de The Greatest Story Ever Told, es el soberbio acompañamiento musical.
No puede existir una película genial sin esa importante colaboración, y es que la hermosa música, compuesta por el gran Alfred Newman, además de incorporar partes del Mesías de Haendel y el Requiem de Giuseppe Verdi, adaptados por Ken Darby; es tan monumental como la película; crea, potencia y refuerza ese aire, esa magnitud de la que está siempre impregnada The Greatest Story Ever Told.
Así, oiremos a la poderosa banda sonora reforzando los momentos más poderosos, como la realización de los más importantes milagros, asimismo remarca los momentos en que Jesús imparte sus espirituales enseñanzas, y claro, la inmortal melodía del Aleluya para los momentos más gloriosos y triunfales, definitivamente una buena banda sonora incrementa los bonos de un filme, y es éste un muy buen ejemplo.
Esto crea también un gran ambiente de solemnidad, y de oscuridad en su debido momento, lo más importante, crea esa atmósfera de divinidad al rededor de von Sydow, que parece un auténtico y sosegado mesías cuando habla, y es curiosa la forma en que remarca el conocido refrán, de que:
“Nadie es profeta en su propia tierra”
Me parece buena la escena de personificar a Satanás como el anciano de la montaña, me pareció que estaba a la altura del actor como persona/hombre y no como entidad.
ENORME también es el momento cuando Jesucristo (von Sydow) se encuentra con Juan el Bautista (Heston), los ojos azules del Nazareno brillan, a la vez que invita al profeta a bautizarlo.
Sus ojos azules claros parecen dos gemas que derraman luz.
Jesucristo también eleva una oración hacia el cielo, hacia su padre todo poderoso para la resurrección de Lázaro.
Es una escena conmovedora, magistral.
Antes derrama lagrimas por su amigo muerto.
Los lamentos de las mujeres se escuchan.
La mujer le reprocha no haber estado presente antes de la muerte de Lázaro.
Y él le dice que su amigo Lázaro se levantara de entre los muertos.
La mujer cree que eso será hasta el juicio final.
Jesucristo dice:
“Yo soy la vida…
¡Quien crea en mi, si está vivo no morirá, y si esta muerto vivirá!”
Que bella frase en la voz de Von Sydow, mientras la cámara le capta el rostro.
Un rostro magnético, de profunda inspiración.
De profunda serenidad.
Es la magia del cine.
Pero también The Greatest Story Ever Told posee unos de los momentos más oscuros es, claro, la muerte de Jesús, un ambiente, tétrico, sombrío y mórbido, nefasto día en que la personas parecen embajadores de la muerte, y presencian la crucifixión de los tres individuos condenados.
“Truly, this man was the son of God”
El tratamiento de la fe cristiana en The Greatest Story Ever Told es evidente, lógicamente, pero también estuvo involucrado de controversias.
Jesús en The Greatest Story Ever Told se presenta de una manera excesivamente distante, lejos de un adecuado equilibrio entre su carácter divino, muy acentuado, y su humanidad.
Además, se dijo en su momento que el relato de su predicación es frío, no recoge la alegría que impulsó a tantos hombres y mujeres a seguir al Maestro, y abrazar una nueva forma de entender la vida.
Así como la fotografía y las localizaciones en los desiertos de Arizona y Utah, aumentaban esa sensación de frialdad.
Por otra parte, la pretensión de incluir el mayor número de pasajes evangélicos en un tiempo razonable para una película, dio como consecuencia que se mezclasen libremente diversos pasajes y personajes de Las Escrituras, lo que acarreó críticas, especialmente por algunas escenas en las que estas licencias narrativas son excesivas.
Dijeron que La Pasión se representa casi sin mostrar la tortura física que sufrió Jesús.
Creo que para 1965, una Pasión como la de Mel Gibson hubiera sido más que censurada.
Pero si destacan la notable secuencia de las tentaciones en el desierto, llena de simbolismo y sutileza, y estoy totalmente de acuerdo.
La mayor parte de estas críticas provenían de protestantes puritanos, pues ellos son mucho más estrictos que otras confesiones cristianas en lo que se refiere a la literalidad de los textos.
Algunos puritanos criticaron, además, la libertad con que Stevens dramatizó determinados pasajes.
En The Greatest Story Ever Told, Judas Iscariote acaba con su vida arrojándose al fuego, pero Las Escrituras afirman claramente que Judas se ahorcó (Mt 27,5; Hechos 1, 18)
El director, sabiendo que buena parte de la audiencia asociaría el Infierno con Las Llamas, pensó que éste sería un acertado símbolo visual:
Judas se arroja “figuradamente” a las llamas del Infierno.
Pero buena parte de la audiencia no lo consideró acertado.
De la misma manera, en el diálogo entre Jesús y Pilatos, Stevens añadió unas palabras que no figuran en los Evangelios.
Cuando Jesús afirma que es Hijo de Dios, Pilatos responde:
“¿De qué dios?
¿De Marte, de Hércules, de Júpiter?”
Tampoco esto gustó a los puritanos de Estados Unidos, que pidieron mayor respeto a lo que explícitamente señala el texto evangélico.
Qué difícil es separar la interpretación artística de la evidencia literaria, sé muy bien que es transgredir o ser sacrílego en algo muy conocido, pero bueno, si se hace respetuosamente y se cumplen con los requisitos, lo demás es libertad.
Evidentemente, The Greatest Story Ever Told no es de las películas menos fieles al espíritu del Evangelio; es más, considero que es una buena adaptación, e incluso la considero ente las mejores cintas sobre Jesús.
Pero sí fue controversial en su momento criticando la paradigmática de cómo la libertad creativa, cuando defrauda las expectativas de fidelidad del público, puede provocar fuertes rechazos, a pesar de su buena factura.
La fidelidad, muchas veces, está en los pequeños detalles.
Por supuesto, cabe la imaginación en lo que el Evangelio no cuenta, pero es más discutible la adulteración de un texto conocido, cuando implica un evidente cambio del sentido de La Escritura.
Bien pobre es la creencia de todos aquellos que sólo buscan a Jesús cuando se sienten urgidos de resolver un problema.
Bien pobre es llamarse católico o cristiano cuando se vive ignorando los mandatos del maestro.
Y más pobre aún, es tener a nuestro alcance semejante sabiduría para aprender a vivir, e ignorarla de tajo cual si para nada pudiésemos necesitarla.
Sólo las palabras de Jesús, sonarán siempre sabias y eternas en cualquier filme que sobre Él se haga.
No perdamos la oportunidad de escucharlas algún día.

“REPENT!”


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