Empire Of The Sun

“In 1941 China and Japan had been in a state of undeclared war for four years.
A Japanese army of occupation was in control of much of the countryside and many towns and cities.
In Shanghai thousands of Westerners, protected by the diplomatic security of the International Settlement, continued to live as they had lived since the British came here in the 19th century and built in the image of their own country... built banking houses, hotels, offices, churches and homes that might have been uprooted from Liverpool or Surrey.
Now their time was running out.
Outside Shanghai the Japanese dug in and waited... for Pearl Harbor”

La Segunda Guerra Chino-Japonesa transcurrió entre los años 1937 y 1945, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Comenzó cuando el ejército japonés, que ya controlaba Manchuria, inició la invasión del norte y el este de China.
Como dato curioso, en china, esta guerra es conocida como La Guerra De Resistencia Antijaponesa Del Pueblo De China.
Así entonces, en 1941 China y Japón se declararon en estado de guerra, La Armada Japonesa controló muchas ciudades chinas y países vecinos, en Shanghai cientos de personas del oeste de la ciudad eran protegidos por la seguridad diplomática, quienes continuaban viviendo como podían o eran presos en los centros de internamiento.
Por otra parte, en Japón se caracterizó por su mal trato a los prisioneros desde un principio, ya que nunca firmó el Convenio de Ginebra.
Japón era una cultura donde se consideraba la rendición como algo deshonroso, lo que llevó a que muchos de sus soldados preferían suicidarse antes de rendirse.
Según cálculos del Tribunal de Tokio, el 27,1% de los prisioneros occidentales murió durante el cautiverio, un 37% en el caso de los estadounidenses, pero nunca se incluyó el trato a los prisioneros chinos y de otros países asiáticos.
La invasión concluyó con la rendición de Japón en 1945.
“I was dreaming about God”
Empire Of The Sun es una película de corte bélico producida y dirigida por Steven Spielberg.
Cuenta con un guion de Tom Stoppard basado en el libro homónimo de J. G. Ballard escrito en el año 1984.
Empire Of The Sun está protagonizada por el ENORME actor Christian Bale, John Malkovich, Joe Pantoliano, Miranda Richardson, Nigel Havers, Leslie Phillips, Masato Ibu, Emily Richard, Rupert Frazer, Ben Stiller, entre otros.
Empire Of The Sun obtuvo 6 nominaciones a los Oscar en las categorías de banda sonora, fotografía, vestuario, dirección artística, montaje, y sonido.
Stoppard efectúa una elaborada tarea de síntesis que no traiciona los iconos narrativos del sustrato de Ballard, especialmente en lo concerniente al carácter de Jim (Bale), su pasión feérica por los aviones contrapuesta a su visión mundana de lo religioso, la categorización de las personas según su nacionalidad, sin exclusión de un extraño fervor hacia los japoneses...
Por su parte, Spielberg también “adapta” con la cámara, ya que su narración se imbuye de los signos que identifican la soberbia novela de Ballard.
Empire Of The Sun tiene ese empaque épico y majestuoso a través de los grandes escenarios que nos muestran la ciudad de Shanghai al principio, o las escenas con grandes multitudes perfectamente dirigidas y coordinadas.
El ritmo pausado lleno de preciosos atardeceres y grandes planos generales en que los personajes caminan por el paisaje, consigue una sensación llena de espectacularidad.
La fabulosa fotografía de Allen Daviau vuelve a ser de gran importancia, dando profundidad en los grandes planos generales en que se nos muestran las grandes multitudes y contraponiendo la riqueza de colores que abre Empire Of The Sun: apogeo occidental frente a la pobreza y predominio de colores más oscuros, y marrones en el trascurso del viaje de Jim.
La puesta en escena es el fuerte del realizador, y Empire Of The Sun es un buen ejemplo de ello.
Su coda radica en la primacía por el sentido dramático, por el retrato del niño desde su propia subjetividad, por encima del presunto afán de realismo, realismo que no se traiciona, pues termina subyaciendo de los hechos consumados a los que el espectador se enfrenta por mucho que estén servidos desde el prisma de Jim.
Cabe destacar como dato anecdótico que una buena parte de Empire Of The Sun fue rodada en España, en la localidad andaluza de Trebujena (Cádiz), y buena parte del reparto de extras y de los exteriores donde se rodó pertenecen a ese lugar.
Empire Of The Sun se divide en tres partes, o actos, bien diferenciados mediante el uso del fundido a negro:
La primera parte narra la vida de Jim en Shanghai con sus padres y su posterior abandono.
El niño canta en el coro, pasea en bicicleta y muestra su amor especial hacia los aviones.
En este tramo se nos narrara el auge y caída de los diplomáticos de manera sutil y magistral.
Jim exige a su criada oriental que haga lo que le pide cuando vive en plena armonía, pero cuando se reencuentra con ella una vez comenzado el conflicto la mujer le dará una bofetada como reprimiéndole sus continuos mandatos hacia ella y demostrándole que ya no tiene poder alguno.
Jim vivirá en su casa poco tiempo, el cual acostumbrará a pasearse en bicicleta por el hogar y a buscar comida.
La falta de comida le hace salir de la que ha sido su casa durante mucho tiempo y enfrentarse al mundo exterior.
Las calles están plagadas de soldados y gente pobre.
Allí, Jim conocerá a Basie (Malkovich), un americano que se gana la vida como ladrón y comerciante que ve en Jim una forma de ganar beneficios.
El segundo acto transcurre en el campo de concentración.
Jim ha crecido y madurado, aunque su inocencia sigue vigente a través de sus continuas preguntas y habladurías interminables.
Basie vive como jefe en un pequeño recinto, y Jim hará lo que sea para que le consideren uno más de ellos y lo acepten.
En este tramo observamos que Jim se ha convertido en proveedor de la comunidad occidental que está encerrada, consiguiendo todo tipo de cosas, a la vez que aprende latín mediante las enseñanzas del doctor Rawlins.
El bloque termina con el ataque americano al campo y el traslado de los prisioneros al interior del país.
El tercer y último acto narra la marcha de Jim y sus compañeros a través del país, apartándose él del grupo en un coliseo donde se quedará cuidando de la Sra. Victor, quien ha cuidado del muchacho en su estancia en el campo de refugiados.
A la mañana siguiente el joven contemplará un haz de luz blanca cegadora que piensa es el alma de la mujer, para descubrir a través de la radio que se trata de un artefacto conocido como bomba atómica.
Al volver al antiguo campo donde ha estado preso tantos años el chico volverá a repetir su paseo en bici por las habitaciones vacías del lugar hasta ser encontrado por soldados americanos que lo llevan a un refugio donde se reencontrará con sus padres.
Empire Of The Sun muestra el dolor de los prisioneros, sus penalidades e incertidumbres, su incomunicación, el escaso espacio vital, la insuficiencia de alimentos y medicinas y el trato vejatorio que soportan.
La narración se presenta desde la mirada inocente de Jim.
Hacia el final, cumplidos los 15 años, su capacidad de comprensión le vuelve más cauto y menos espontáneo.
Empire Of The Sun hace un elogio apasionado de la infancia, puesta a prueba en situaciones extremas:
Sus andanzas, correrías, peripecias y ocurrencias, aportan encanto y simpatía.
“I surrender!
I surrender
Banzai!
Banzai!”
Empire Of The Sun no pretende demonizar a nadie, antes bien narrar cómo la acre huella de la guerra se imprime en los que más la sufren, los civiles, y todo ello pasado por el tamiz de los ojos de un niño.
Así, Empire Of The Sun no toma partido por ninguno de los bandos de la contienda.
El reparto lo componen nombres de primera fila como John Malkovich dando vida a Basie o Miranda Richardson como la Sra. Victor.
El ahora conocido Ben Stiller es uno de los miembros del clan de Basie y Joe Pantoliano es Frank, el perro faldero del americano.
El debutante Christian Bale realiza una soberbia interpretación como Jim Graham, pasando de la inocencia a la madurez con esa secuencia final en que se reencuentra con sus padres, en que ya se muestra como un hombre que ha perdido la inocencia en su mirada.
El personaje adulto más importante es Basie, el americano, como un superviviente que aprovecha cualquier ocasión para sacar beneficios, hasta de vender al chico si es preciso, de pronto se nos muestra como alguien protector hacia el joven, dejándolo abandonado una vez más cuando ha de subir al camión con dos pequeños a los que hace pasar por sus hijos.
Así pues Basie nos resulta un farsante, alguien sin alma ni objetivo claro salvo el de vivir a cuerpo de rey con grandes privilegios y mandando.
Aunque Jim vea en él una figura de referencia nos resulta difícil al espectador que así sea cuando lo deja abandonado a su suerte en más de una ocasión. Afortunadamente el muchacho abrirá finalmente los ojos respecto al que consideraba su amigo.
Inclusive la importancia que se le da a la Sra. Victor es relevante, ya que esta es quien lo acoge en su habitación, siendo ella la referencia del despertar sexual del Jim.
Sus miradas espías por la noche hacia ella y su esposo así nos lo sugieren.
“I can't remember what my parents look like”
Uno de los mejores momentos de Empire Of The Sun es cuando todas las familias occidentales van disfrazadas a una fiesta cruzando en coche por un Shanghai convulso, hambriento, desesperado; esperando el inicio de la Guerra.
Los ingleses parecen fantasmas ajenos a una realidad que les rodea y que han querido obviar refugiándose en sus costumbres y tradiciones.
Escenas como esta y las del final en el estadio le dan a Empire Of The Sun una sensación de pérdida de realidad, casi de ensoñación que la hacen ser fascinante.
Como he dicho, son los ojos del niño los que entregan las imágenes, por lo que cualquier efectismo, y hay diversos en el filme, que por otro lado, no impiden la sobriedad de su tono, obedece a ese punto de vista ingenuo, intuitivo y voraz, la mirada del niño Jim Graham, que ama tanto los aviones del ejército americano: el B-51, el Cadillac del Cielo, como los Zero japoneses, que hace del campo de Soo Chow su hogar, lo que se plasma a la perfección en la primera secuencia tras la elipsis temporal, donde vemos al protagonista mercadear con habilidad y contagiando por allí donde pasa una extraña “joie de vivre”; y en la secuencia final, en la que el niño, solo, transita por entre los barracones con la bicicleta, como antaño hiciera entre los pasillos de su casa en Shanghai, y que aprende que la supervivencia radica en el abandono de los seres y las cosas queridas.
La escena en la que el niño está como loco gritándole a los aviones americanos, feliz, contento, no por lo que ello significaba (ser liberados) sino por ver esos aviones, con los que él sueña poder pilotar.
Y entonces, el médico le hace volver a la realidad, y es entonces cuando el niño acaba llorando, diciendo que no recuerda como es su madre.
Esa escena es realmente impagable, maravillosa.
Por último, en la secuencia epílogo, se produce el reencuentro, y Spielberg, lo filma con una sobriedad y una belleza impagable:
Jim no sonríe, no habla, y sólo reconoce a su madre cuando palpa el carmín de sus labios o la tersura de su pelo.
Todo lo que recuerda de ella, y por lo que la acepta, nada más que eso, abrazándola sin ninguna efusividad, sin las lágrimas de las que ya no dispone, y cerrando los ojos.
Escuchando otra vez el cántico del Suo Gan, las imágenes remitirán al principio, a las aguas del Yangtze, donde en esta ocasión no encontraremos un féretro con los restos de una víctima anónima: en su lugar, la maleta de Jim, los restos de una infancia aniquilada por la oscuridad de este mundo.
Este es sin duda el tema de Empire Of The Sun, la pérdida de la inocencia que de manera obvia impregna todas las secuencias.
En realidad, es uno de los temas mayores de su director, junto a nuestra fragilidad frente a los caprichos de la naturaleza y a nuestra imperfección moral.
Es curioso cómo se dulcifica hasta lo más horrendo si lo ves a través de los ojos de un niño.
El niño rico y repelente que se muestra al principio, cambia a medida que avanza el metraje, mostrándonos cuánto nos cambia el entorno en el que vivimos.
Todos somos iguales bajo las peores circunstancias.
Es curioso también como no son las circunstancias que rodean al niño las que le hacen madurar sino la, a veces malsana, presencia de los adultos.
Al principio el niño ve la guerra como un juego de aviones, siendo partidario de los japoneses, a los que admira y respeta por su valor.
A medida que Jim descubra nuevas cosas de la vida y contemple de primera mano los sufrimientos de una guerra irá perdiendo esa inocencia poco a poco hasta acabar con ella completamente en el momento en que la bomba estalle.
En Jim podríamos ver el reflejo de la sociedad occidental, y más concretamente la americana, a pesar de que niño es inglés.
Estados Unidos sufrió un duro golpe al ser bombardeado en Pearl Harbor, hecho que le empujó a la guerra.
Los americanos fueron perdiendo su inocencia entrando en el conflicto hasta perderla definitivamente lanzando las bombas que destruirían Hiroshima y Nagasaki.
Empire Of The Sun es la odisea de la vida, del paso de la inocencia a la madurez de forma impuesta por los acontecimientos.
Jim lo dice en más de una ocasión, su vida en el campo es la escuela de la vida.
Realmente el sufrimiento, en este caso una guerra, llevado al límite anula quizá la única diferencia con los animales:
La Razón.
Llega un momento en que todo se resume en la simple o a veces complicada tarea de la supervivencia.
No importa nada ni nadie, solo necesito alimentarme y lo tengo que conseguir cueste lo que cueste.
Aparte del tratamiento de la condición humana, Empire Of The Sun es bastante respetuosa con el enemigo: Japón.
Elogia digamos su valor y disciplina por ejemplo con los kamikazes, quizá no tanto en su trato a los prisioneros pero los subordina al papel ya clásico de superhéroes del ejército Norteamericano, salvador del mundo y preparados para liderar cualquier situación como se ve en el papel de soldado Norteamericano que interpreta John Malkovich.
La música de Empire Of The Sun es una demostración más del inagotable talento melódico de John Williams, quien firma una banda sonora impecable en su producción y posiblemente una de sus obras mejor definidas estilísticamente.
Partiendo del tema vocal inicial de aires orientales, Suo Gan, una nana, tradicional, anónima, y escrita en gaélico es una joya.
Sus temas se sitúan entre lo épico (Cadillac Of The Skies) y lo emotivo (Imaginary Air Battle), pero sin dejar de lado todas las acciones argumentales que inciden en lo trágico y sobrecogedor (Lost In The Crowd, The Pheasunt Hunt)
Pero sobre todo, destaco el precioso tema Exultate Iuste de Ludovico Grossi da Viadana y la canción de cuna Suo Gan, cantada por James Rainbird y el Coro Infantil Ambrosiano dirigido por John McCarthy, la que se erige como la mejor pieza y la auténtica representante del aroma de Empire Of The Sun, gracias a lo poético y relajante de su tono, que contrasta con la cruda realidad de una guerra que se sigue desde la trastienda, preocupándose en lugar de por la recreación del conflicto bélico, por una de las muchas historias llenas de sentimientos y aventuras vividas durante esa etapa.
De entre un interminable número de secuencias inolvidables de Empire Of The Sun, hay dos de ellas que resumen a la perfección ese discurso que Spielberg imprime en su traslación a imágenes del libro homónimo de Ballard.
En una de ellas, Jim acaba de llegar al campo de concentración, Soo Chow, y el destino ha querido que dicha prisión esté enclavada junto a un aeródromo: la pasión que el niño siente por los aviones subvierte la lógica de aquel acontecimiento, y, bien lejos de la aflicción que la situación debería suscitar, Spielberg firma, sin tapujos, la imagen de un sueño hecho realidad: bajo la envoltura del movimiento musical más emocionante que Williams compuso para Empire Of The Sun, el niño avanza, extático, por entre la zona de reparación de los aeroplanos, bajo una cascada mágica de chispas, hasta alcanzar uno de los aviones, caza japonés, contra el que apoya su cabeza y abraza con sus manos, hasta el mismo momento en el que el vigilante del campo le llama la atención y le amenaza con un rifle, y al mismo tiempo aparecen tres pilotos preparados para salir; Jim ni se entera de que su vida corre peligro, y dedica un saludo marcial a los pilotos, que éstos le corresponden.
En otra secuencia, ya de los últimos compases de Empire Of The Sun, Jim intenta resucitar la vida de un joven japonés con el que el niño compartía su afición por los aviones: Jim dice que ha descubierto una palabra nueva, “bomba atómica”, y que era “como si Dios hiciera una fotografía”, mientras la cámara de Spielberg nos muestra las manos del niño que se posan en el cuerpo inerte y empiezan a efectuar un masaje cardíaco, en cuyo movimiento sincopado vemos ora el rostro de Jim ora un rayo de luz, quien conozca la novela, sabe de la importancia de ese rayo de luz: El Imperio Del Sol no es otro que el de la destrucción personificada en “ese segundo sol” que para sus víctimas fue la bomba atómica; Jim bombea incesante, convencido de que “puedo devolverles la vida a todos”, hasta que vemos en un instante que Jim está bombeando en balde al niño que fue, y después aparece sangre por las comisuras de los labios del niño muerto, y Basie le separa de él.
Son dos momentos de una intensidad mayúscula, que nos cuentan los derroteros por los que transita el corazón del niño, tan ávido de aprendizaje, en su periplo por esos tiempos de horror y miseria.

“Amatus sum, amatus es, amatus est”



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