Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70

“Sometimes, when I listen to some of my old recordings, I envy painters who can simply burn the pictures they don't like.
I cannot”

Herbert Von Karajan sube a su avión en el aeropuerto de Salzburgo, su ciudad natal.
El piloto le pregunta:
« ¿A qué ciudad vamos, señor?»
El músico duda un momento y luego responde:
«Da igual, me esperan en todas»
Es sólo un chiste, pero refleja a la perfección el enorme peso del director austriaco en la cultura europea durante cuarenta años.
Porque quizá Karajan no fuera estrictamente el mejor ni suscitara un respeto unánime, como Furtwängler o Celibidache, pero es imposible entender la evolución de las orquestas, la difusión de la música en disco y la creación del “star system” de la música clásica sin su aportación.
Reverenciado y odiado en su momento en dosis similares, el tiempo transcurrido permite valorar con más objetividad su trayectoria y su legado.
Si existe un director musical del siglo XX que haya suscitado tanta controversia después de haber fallecido, éste es sin duda Herbert Von Karajan (1908 - 1989)
Es innegable su extraordinaria e inmensa aportación al panorama musical de la centuria pasada durante sus años de apogeo como director al frente de la Orquesta Sinfónica de Viena, con la que realizó su debut en 1937 en su labor como director de la “Wiener Staatsoper”, Ópera de Berlín desde 1939 hasta 1944, Orquesta Filarmónica de Londres donde asumió la dirección desde 1948 mediante la influencia de Walter Legge, Orquesta Filarmónica de Berlín desde 1955 hasta poco antes de su muerte, o del Teatro Scala de Milán como director permanente a partir de 1949.
Herbert Von Karajan, fue uno de los más destacados directores de orquesta austriacos del periodo de posguerra.
Dirigió la Orquesta Filarmónica de Berlín durante treinta y cinco años.
Realizó más de 900 grabaciones y vendió más de 300 millones de discos en todo el mundo.
Karajan fue el hijo menor del matrimonio del doctor Ernst Von Karajan y Martha Kosmac, de ascendencia eslava.
En 1940 se casó con Anita Gutermann de ascendencia judía, situación que le causó más de un problema.
Posteriormente, contraería matrimonio en otras dos ocasiones.
Con su tercera mujer, la modelo francesa Eliette Mouret, tuvo dos hijas: Isabel y Arabel.
Eliette lo acompañó hasta el día de su muerte en Anif, a los 81 años.
Al final de la II Guerra Mundial, Karajan era poco menos que un apestado.
En 1946 el Ayuntamiento de su ciudad le encargó organizar el festival de verano, pero las autoridades estadounidenses lo prohibieron, y tuvo que limitarse a estar junto al apuntador ayudando a los cantantes.
En ese momento, apareció su salvador.
Era Walter Legge, un productor discográfico inglés a quien le habían encargado buscar un director capaz de ponerse al frente de una nueva orquesta, la Philharmonia, con la que grabar todo el gran repertorio para la compañía EMI.
Karajan era el hombre que Legge necesitaba: ambicioso, soberbio, riguroso y genial.
Con la ayuda de Legge, Karajan ascendió los primeros peldaños de la escalinata que separa a un gran director de un mito.
Su contratación como director titular vitalicio de la Filarmónica de Berlín a la muerte de Furtwängler, compitiendo por el favor de los músicos con Celibidache, que sólo obtuvo un voto frente al salzburgués, le dio el impulso definitivo.
Hasta su muerte, Karajan fue todo música: dirigió la Ópera de Viena y el festival de Salzburgo, era titular de la Filarmónica de Berlín y al mismo tiempo lo fue de la de París y colaboraba habitualmente con la Philharmonia y la Filarmónica de Viena, hizo giras interminables por Japón y Estados Unidos...
Y, sobre todo, grabó discos.
Karajan contó con las mejores orquestas de su tiempo y fue el primer director que se dio cuenta de que la música en disco no suena exactamente igual a como el oyente de la fila 17 del auditorio la percibe cuando escucha a la orquesta en vivo.
Por eso, se empeñó en crear un sonido refinado, brillante, carnal, que fue la auténtica marca de la casa.
Y lo logró.
Durante los años sesenta, cuando los LPs ya eran estereofónicos y la calidad de las grabaciones alcanzaba niveles no muy distantes de los actuales, decir Karajan equivalía al refinamiento más absoluto, al sonido más perfecto, a las interpretaciones canónicas.
Durante décadas fue un director imprescindible.
Tanto que, con la gran cantidad de compositores en activo que estaban disponibles, cuando la Comisión Europea decidió encargar un arreglo de la Novena de Beethoven para que se convirtiera en el himno de la UE, lo encargó a Karajan, quien no tenía experiencia como compositor ni adaptador de obras.
Su país, Austria, ni siquiera estaba entonces en la Unión, pero no había nadie más famoso.
Reverenciado y detestado, siempre polémico, si hay un músico que represente mejor que nadie la dirección orquestal durante el siglo XX, ese ha sido Karajan.
Por un lado su carisma, su forma apasionada de acercarse a la música, su capacidad única para arrancar las más brillantes sonoridades a la orquesta, aunque basado en una realidad, se ha convertido ya en un tópico hablar del «sonido Karajan» y, por otro, tanto su culto a la técnica y los estudios de grabación como su profundo conocimiento del mercado discográfico lo convirtieron en la batuta más popular y aclamada de toda la centuria y también en una de las más vilipendiadas por quienes le criticaban su afán megalómano, su superficialidad a la hora de afrontar el repertorio y su conservadurismo estético, cerrado a las nuevas corrientes musicales de su tiempo.
Acusaciones estas que, siendo ciertas en el fondo, no pueden hacer olvidar su magisterio en la interpretación de las grandes obras del repertorio sinfónico y operístico romántico, con Beethoven, Tchaikovsky y Richard Strauss a la cabeza.
Hay un consenso general sobre el don de Karajan para extraer una bella sonoridad de una orquesta.
Donde la opinión varía es acerca de los grandes fines estéticos para los que el sonido Karajan era empleado.
Sin embargo, el crítico y comentarista Jim Svejda ha dicho que:
“El estilo de Karajan anterior a 1970 no parece tan calculadamente pulido como su estilo posterior”
Este estilo general impacta a muchos oyentes en diferentes grados de pareceres sobre el logro final en la música de diferentes épocas.
La información en la Web sugiere que de las numerosas grabaciones de Karajan, aquéllas del repertorio principal romántico del siglo XIX a menudo atrae mayor admiración y muchos comentan que sus grabaciones de las sinfonías de Beethoven dan la norma para otras versiones de las mismas, pero hay menos afecto por su obra en la música del clasicismo, siendo estas y sus incursiones en la música barroca más bien mediocres.
Con respecto a la música del siglo XX, Karajan fue criticado por haber dirigido y grabado casi exclusivamente obras compuestas antes de 1945: Mahler, Schoenberg, Berg, Webern, Bartók, Sibelius, Richard Strauss, Puccini, Ildebrando Pizzetti, Arthur Honegger, Prokofiev, Debussy, Ravel, Paul Hindemith, Carl Nielsen y Stravinski, etc., si bien grabó dos veces la Sinfonía n.º 10 (1953) de Dimitri Shostakovich, y estrenó el Trionfi de Afrodite en el Teatro alla Scala, de Milán, 13 de febrero de 1953 y la De Temporum Fine Comedia en el Festival de Salzburgo el 20 de agosto de 1973, ambas del compositor Carl Orff.
En el podio Karajan era, como sucede con casi todos los directores, un dictador.
Pero también cuidaba de sus músicos como pocos, hasta el extremo de buscar personalmente el mejor médico o el hospital más adecuado cuando alguno de ellos, o uno de sus familiares, enfermaba de gravedad.
Para compensar, como siempre tenía otra orquesta esperándolo, "castigaba" a aquella que osaba rebelarse.
Es lo que sucedió cuando la Filarmónica de Berlín se negó a admitir al clarinetista Sabine Meyer, a la que había recomendado, entonces Karajan redujo al mínimo contemplado en el contrato sus actuaciones con ellos y las grabaciones, con el consiguiente perjuicio económico para los músicos, y se volcó en la Filarmónica de Viena.
Adeptos y detractores coinciden también en que Karajan estaba obsesionado por su imagen.
De ahí esas fotos en las que aparece en el podio, con la mirada en el infinito, con frac o jersey negro de cuello alto y su melena blanca impecablemente despeinada.
Llegó a extremos insólitos, como elevar el podio en el foso de la orquesta, durante una ópera, para que el público pudiera verlo.
O decidir dónde se colocaban las cámaras y los focos en un concierto filmado, de manera que su figura adquiriera un protagonismo absoluto.
En definitiva, era un ególatra, algo en lo que tampoco se distinguía tanto de otros colegas de su tiempo.
Recuerden, si no, el chiste de los tres directores reunidos tomando un café y hablando de sus cosas:
“Solti, Bernstein y Karajan.
El primero se dirige a los otros para comunicarles que ha soñado que Dios le decía que él es el mejor director del mundo.
Bernstein le contesta que él no lo ha soñado: directamente se le ha aparecido Dios para otorgarle esa categoría.
A lo que Karajan replica:
«Yo no he dicho nada a nadie»”
Cuando Karajan dirigió Wagner en el Metropolitan de New York, dispuso que el podio del director estuviese colocado de modo que lo situase a la vista del público; en grabaciones operísticas de Verdi, cambió el balance de tal modo que resaltase el sonido de la orquesta en la mezcla final, todo para enfatizar su rol en la interpretación.
Los críticos lo comparan con Leonard Bernstein, destacando que ambos directores "no tuvieron igual en su magistral histrionismo en el podio"
De hecho, con su grupo de Berlín que conocía íntimamente, recordaba a Fritz Reiner en su economía de movimientos.
También Karajan dirigía con frecuencia con los ojos cerrados.
Egolatrías a un lado, Karajan dejó un legado discográfico excepcional, en los formatos más variados: LP, CD, laser-disc, DVD, vídeo, y junto a los solistas y las orquestas más relevantes.
Cuando deseaba algo, lo mismo dirigir a una joven promesa para un lanzamiento internacional, lo hizo con una Anne-Sophie Mutter de sólo 13 años, que colaborar con los mejores solistas, reunió a Rostropovich, Oistrakh y Richter para el Triple Concierto de Beethoven; nunca hubo tanto talento junto en un disco, allí estaban los sellos discográficos para proporcionárselo.
Uno de los efectos de todo ello fue la creación de un verdadero "star system" musical que elevó los cachés hasta la estratosfera.
Bueno para los intérpretes, malo para las instituciones públicas que financian las orquestas en Europa y los sellos discográficos, incapaces de rentabilizar muchas grabaciones.
En su vejez, el Director General de Música de Europa, como llegaron a llamarlo, se dedicó a grabar de nuevo, e interpretar en concierto, las obras que habían sido los hitos de su carrera.
Estaba entusiasmado con el laser-disc, que permitía perpetuar su imagen ya envejecida y a veces con un rictus de dolor, y el disco compacto.
Él había sido desde el lado artístico el primer impulsor del CD.
La leyenda dice que exigió que se ampliara su capacidad, en los primeros prototipos era de sólo 60 minutos, para que la Novena de Beethoven entrara completa en un disco.
Su hegemonía fue autocrática y no dio resquicio a las contradicciones.
Trabajó con y contra dos compañías discográficas; a su muerte, en julio de 1989, estaba preparándose para abandonar Deutsche Grammophon y pasarse a sus amigos japoneses de Sony.
Karajan no conocía la lealtad, excepto hacia sí mismo.
Su amor a la música se limitaba a su forma de hacer música.
Todos sabían que Karajan estaba enfermo, pero su muerte cogió por sorpresa al mundo artístico.
Era el 16 de julio de 1989 y faltaban apenas unos días para que comenzara el Festival de Salzburgo, que él elevó artísticamente y convirtió en un gigantesco negocio para la ciudad.
Su tumba, lugar de peregrinación para los melómanos, llama la atención por su sencillez.
La eligió él mismo.
Se comenta que, haciendo su propia caricatura, solía decir que no creía conveniente disponer una sepultura especialmente llamativa.
“Total, para tres días...”
Karajan no resucitó al tercer día, pero casi tres décadas después de su muerte sus discos siguen arrasando en el mercado.
“From the beginning of my career I told myself, among other things, that I didn't want to take orders from anybody.
I have now reached a position where I can do what I choose to do and from the financial point of view this amounts to freedom in choosing the best artistic material available without being concerned about the cost.
To me, money in itself has no attraction.
But insofar as it allows me to achieve my artistic aims, money is important”
Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70 es un documental producido para celebrar el 70 cumpleaños de Herbert Von Karajan y cuenta con las apariciones de su familia, allegados, amigos y colegas de mundo operístico, y su trabajo como creador y productor de música y óperas.
Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70 está dirigido por Vojtěch Jasný en el año de 1978.
Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70 es un caluroso homenaje a Karajan como maestro de música y como ser humano, afirmando que el mundo es un lugar mejor gracias a él y lo que hizo por la música.
El amor de Karajan hacia la naturaleza se expresa en puntos de vista de su caminar en el bosque, y en un interludio poco fotografiado en un coche en el que afirma que él siente que es de suma importancia estar siempre preparado emocionalmente para la música que está a punto de llevar a cabo y concentrarse en nada más que en la calidad.
Vemos a Karajan con su Porsche, volando en su jet privado, al canotaje, la natación, y hay una sugerencia de que él también hizo ala delta, por lo menos hay un breve fragmento de una persona haciendo esto y, al igual que la mayor parte de Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70, no hay ni idea de quién, qué, cuándo o dónde.
Vemos a una mujer hermosa que presentó como su esposa, ella es la modelo Eliette Mouret, con quien se casó en 1958 y es la madre de sus dos hijas, y nos enteramos de que le gusta pintar paisajes.
No se menciona el hecho de que ella es su tercera esposa, ya que la primera fue Elmy Holgerloef (1938-1942), y la segunda fue Ana María Sauest (1942-1958)
Tampoco hay mención de su ingreso en el partido nazi en 1935, un movimiento que en gran medida mejoró su carrera en Alemania.
Pero en Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70 vemos fragmentos de tres de sus óperas filmadas, incluyendo la desastrosa Rheingold, y en una de las secuencias de ensayo de la sinfonía #5 de Mahler, vemos a un joven Seiji Ozawa que se pone atento y que delira en cada movimiento y palabra de su maestro.
También observamos parte del Réquiem Alemán de Johannes Brahms, a Jon Vickers cantando Vesti la Giubba, extractos de Caballeria Ligera de von Suppé, etc.
El documental Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70 se extiende a partir de extractos de imágenes en blanco y negro, con la sinfonía #4 de Schumann, a través de la Novena de Beethoven a finales de 1970 hasta el Réquiem de Verdi en la década de 1980, junto con pedacitos de muchas puestas en escena de Salzburgo, incluyendo al hilarante ''Fidelio'', ''Die Walküre donde vemos a Karajan ''volar'' con las Valkirias, ''Otelo'' donde Karajan estrangula a Mirella Freni, etc.
Estos extractos son todos muy divertidos y fascinantes de ver por lo que presenta al menos dos cosas muy obvias para mí:
En primer lugar, Karajan tenía una verdadera pasión por la música, él estaba enamorado de ella, cualquiera que haya visto a Karajan alguna vez en vivo podría decirlo, pero para los que conocemos su legado sabremos que no era un farsante; esto, de hecho, es bastante obvio para mí ya que a través de grabaciones un sinnúmero de personas parecen estar en desacuerdo en que el punto.
En segundo lugar, Karajan tuvo que toda una calidad muy rara y extraña llamada encanto.
Y eso es lo que, en mi opinión ha sido el principal ingrediente del carisma de Karajan:
El encanto devastador y natural que es simplemente irresistible.
A pesar de su actitud ''no bullshit”, Karajan al parecer, tenía un gran sentido del humor y un don aún mayor para la mímica y la imitación que puede poner de cabeza a más de uno y provocar una sonrisa sincera.
Curiosamente, en Impressions Of Herbert Von Karajan: A Documentary On The Maestro At 70, vemos que para los ensayos, Karajan tiene los ojos abiertos!
Sin duda este documental es un conjunto que idealiza muy bien sus "impresiones", no obstante no es un documental definitivo sobre el mito, el conductor más famoso de todos los tiempos:
Herbert Von Karajan.

“If I tell the Berliners to step forward, they do it.
If I tell the Viennese to step forward, they do it, but then they ask why”


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