Twister

“The Dark Side of Nature”

La meteorología es una ciencia relativamente joven y aún más el estudio de los tornados.
Aunque han sido estudiados desde el siglo XIX y con mayor énfasis desde mediados del siglo XX, todavía hay aspectos de ellos que son un misterio.
Los científicos aún desconocen los mecanismos exactos a través de los cuales se forman la mayoría de los tornados, y ocasionalmente algunos todavía aparecen sin una alerta de tornado previa.
Los análisis de las observaciones a partir de instrumentos tanto estacionarios como móviles, superficiales y aéreos, y remotos e in situ, generan nuevas ideas y perfeccionan las nociones existentes.
La utilización de modelos matemáticos también proporciona mayor entendimiento ya que las nuevas observaciones y descubrimientos son integrados a nuestro entendimiento físico y después puestos a prueba a través de simulaciones de computadora que validan las nuevas nociones al mismo tiempo que producen descubrimientos teóricos completamente nuevos, muchos de los cuales serían de otra forma casi indeducibles.
Igualmente, el desarrollo de nuevas formas de observación y la instalación de redes de observación espaciales y temporales más finas han ayudado a tener un mayor entendimiento y mejores predicciones.
Programas de investigación, incluyendo proyectos de estudio como el proyecto VOTEX, el despliegue del TOTO, el Doppler On Wheels (DOW) y docenas de programas más, esperan contestar muchas de las interrogantes que todavía invaden a los meteorólogos.
“If you can hear it, it's already too late!”
Un tornado es un fenómeno meteorológico que consiste en una columna de aire que rota de forma violenta; su extremo inferior está en contacto con la superficie de la Tierra y el superior con una nube cumulonimbus o, excepcionalmente, con la base de una nube cúmulus.
Un tornado es el fenómeno atmosférico más intenso que se conoce.
El tornado más veloz registrado atravesó Moore, Oklahoma el 3 de mayo de 1999.
Ese tornado alcanzó rachas de viento de más de 500 km/h y fue el más duro jamás registrado.
Los cumulonimbus o cumulonimbos son nubes de gran desarrollo vertical, internamente formadas por una columna de aire cálido y húmedo que se eleva en forma de espiral rotatorio, con un sentido anti horario en el hemisferio norte y horario en el hemisferio sur.
Su base suele encontrarse a menos de 2 km de altura mientras que la cima puede alcanzar unos 15 a 20 km de altitud.
Estas nubes suelen producir lluvias intensas y tormentas eléctricas, especialmente cuando ya están plenamente desarrolladas.
Para su creación se necesita la concurrencia de tres factores:
1. Mucha humedad ambiente.
2. Una masa inestable de aire caliente.
3. Una fuente de energía para subir esa masa caliente y húmeda, rápidamente.
Este movimiento ascendente es provocado por el aire frío que, al ser más pesado se introduce como una cuña girando en sentido horario y levantando al aire caliente y húmedo que se convierte rápidamente en un tobogán nuboso ascendente que gira en sentido anti horario y se va extendiendo en forma de Yunque.
Cuando el aire caliente se encuentra por encima de las masas más frías que están por debajo, comienza el enfriamiento y concomitante condensación del vapor de agua en gotitas de agua.
Y, esta condensación calienta el aire circundante por el calor latente, haciendo avanzar el ascenso de las masas de aire.
Continuando con la subida de la masa de aire, las gotas de agua se enfrían tanto que comienza el proceso de formación de cristales de hielo.
La gravedad causa que esas gotas y/o granos de hielo comiencen a caer, causando un movimiento descendente que debe competir con el otro ascendente.
La inestabilidad entre las ráfagas en ascenso (con humedad y nubes) y las ráfagas en descenso (aire frío y seco) produce cargas de electricidad estática que se van acumulando en el cumulonimbus.
La descarga de esta electricidad causa el relámpago y el trueno.
Así, las células de tormenta de cumulonimbus pueden producir lluvias fuertes, particularmente de naturaleza convectiva, e inundación, así como intensos vientos en el frente según el sentido de su desplazamiento.
Los cumulonimbus tienen fuertes corrientes de convección, con fortísimos e impredecibles vientos, particularmente en los planos de ascensos y descensos verticales.
La convección de masas de aire puede formar mesociclones, causando granizadas y tornados.
Estas nubes, curiosamente, pueden adquirir la forma de una nube de explosión nuclear.
Los cumulonimbus se forman de nubes del tipo cúmulus.
Los cúmulos (cumulus en latín) son un tipo de nube que exhibe considerable desarrollo vertical, tiene bordes claramente definidos y un aspecto que a menudo se describe como algodonoso o parecido a la coliflor.
Los cúmulos pueden formarse solos, en filas o en grupos.
Dependiendo de los efectos de otros factores atmosféricos, como la inestabilidad, la humedad y el gradiente térmico, los cúmulos son precursores de otros tipos de nubes, como el cúmulonimbo.
“It's the Fujita Scale.
It measures a tornado's intensity by how much it eats”
La Escala Fujita-Pearson, también llamada Escala de Fujita, es una escala para medir y clasificar la intensidad de un tornado.
Se basa en la destrucción ocasionada a las estructuras construidas por el hombre y a la vegetación.
Es la más aceptada internacionalmente.
Fue elaborada en 1971 por Tetsuya Fujita y Allan Pearson de la Universidad de Chicago.
Nótese que esta escala no se basa en el tamaño, diámetro o velocidad del tornado, sino que se basa en los daños causados por él.
La evaluación oficial se lleva a cabo por meteorólogos e ingenieros civiles.
Algunos medios auxiliares de la evaluación del daño son seguimientos por radar, testimonios visuales, reportes periodísticos, fotogrametría y videogrammetría.
Aunque la escala abarca teóricamente 13 grados, todos los tornados registrados están comprendidos en los 6 inferiores:
1. F0: de entre 60-117 km/h (45- 72 mph) causan daños leves.
2. F1: de entre 117-181 km/h (73-112 mph) causan daños moderados; estos tornados pueden levantar tejas o mover coches en movimiento; los tráileres pueden ser tumbados y barcos pueden ser hundidos.
3. F2: de entre 181-250 km/h (113-157 mph) causan daños considerables; los tejados de algunas casas pueden ser levantados, los tráileres y casas rodantes que estuvieran en el camino del tornado serán demolidos; este tornado también puede descarrilar vagones de trenes.
4. F3: de entre 250-320 km/h (158-206 mph) causa daños graves: los árboles pueden ser arrancados de raíz, paredes y tejados de edificios sólidos serán arrancados con total facilidad.
5. F4: de entre 320-420 km/h (207-260 mph) causa daños devastadores; motores de trenes y de camiones de 40 toneladas serán lanzados fácilmente por los aires.
6. F5: de entre 420-520 km/h (261-318 mph) causa daños extremadamente destructivos; tornados con esta intensidad destruyen todo en su camino, los coches pueden ser lanzados como si fueran juguetes, y edificios enteros pueden ser levantados del suelo; la energía es similar a la de una bomba atómica, y es conocido coloquialmente como el “Dedo de Dios”
7. F6: de entre 520-610 km/h (319-379 mph) causa un daño inconcebible; nunca se ha registrado un tornado de estas magnitudes, hasta el momento.
Rigurosos intentos para poder advertir los tornados comenzaron en los Estados Unidos a mediados del siglo XX.
Antes de los años 1950, el único método para detectar un tornado era que alguien lo viera.
Generalmente, la noticia de un tornado no llegaría a una estación climática local hasta después de la tormenta.
No obstante, con el advenimiento del radar meteorológico, las zonas cercanas a las estaciones climáticas tendrían avisos con tiempo del mal clima.
Los primeros avisos públicos de tornados aparecieron en 1950 y las primeras alertas de tornados, en 1952.
En 1953 se confirmó que los ecos en cadena se encuentran asociados con los tornados.
Al reconocer estos patrones, los meteorólogos, estando a varios kilómetros de distancia, pudieron detectar tormentas que probablemente producirían tornados.
A pesar de que los tornados pueden atacar en cualquier instante, existen precauciones y medidas preventivas que la gente puede adoptar para aumentar sus posibilidades de sobrevivir a un tornado.
Autoridades como el Storm Prediction Center aconsejan contar con un plan contra tornados.
Cuando una alerta de tornado es enviada, refugiarse en un sótano o una habitación localizada en la parte más interna de una casa resistente aumenta en gran medida las posibilidades de sobrevivir.
En áreas propensas a tornados, muchos edificios cuentan con refugios especiales para tormentas.
Estas habitaciones subterráneas han ayudado a salvar miles de vidas.
En el cine, el género de catástrofes estuvo en su máximo apogeo en los años 70, donde el público acudía en masa para contemplar la fuerza destructiva de terremotos, incendios y demás desastres naturales con los que las personas de aquella época “lo disfrutaban”
Al cabo de unos años el género se olvidó y a mediados de los 90, Jan de Bont se encargó de resucitarlo.
“There is a Mystery.
Eluusive.
Unpredictable.
Violent.
It terrifies most scientists.
The challenge is saving lives.
The Research is deadly.
And the Laboratory is nature itself”
Twister es una película dramática de desastres naturales de 1996 dirigida por Jan de Bont e interpretada por Helen Hunt, Bill Paxton, Cary Elwes, Jami Gertz, Philip Seymour Hoffman, Lois Smith, Alan Ruck, Todd Field, Zach Grenier, Jeremy Davies, Abraham Benrubi, Jake Busey, Sean Whalen, Scott Thomson, Joey Slotnick, Wendle Josepher, Gregory Sporleder y Anthony Rapp.
Twister está basada en un guion de Michael Crichton y de su mujer Anne-Marie Martin.
Twister fue candidato al Oscar a mejores efectos visuales y edición de sonido.
En el Verano del 1996 la taquilla norteamericana fue azotada literalmente por la súper producción que contó con extraordinarios efectos especiales, en su mayoría creados sin computadoras, de hecho se utilizó un motor de un Boeing 707 para generar viento en algunas escenas.
Twister tiene una trama simple, pero bien armada como para no dejar cabos sueltos.
Claro que muchos podrán objetarle al guión alguna que otra situación inverosímil como por ejemplo:
¿Cómo es posible que un tornado que es capaz de llevarse volando un camión no pueda levantar el jeep de los protagonistas?
Esto sucede en el momento en que los protagonistas se sitúan en la carretera con las bolas preparadas para que el tornado pase por encima.
Además de no hacerle nada al coche, lo limpia, ya que una vez ha pasado el tornado, el jeep parece recién salido de un túnel de lavado.
O al final de Twister, la pareja protagónica, al ver que se les viene el tornado encima, se ata con unos cintos de cuero a unos caños de cuatro pulgadas de diámetro y quedan dentro del inmenso tornado.
¿Cómo es posible que si el tornado se lleva casas, camiones, vacas, no pueda cortar unos cintos de cuero, o romper los caños, o arrancar de cuajo a nuestros personajes cortándolos por la mitad?
Ni siquiera les saca los zapatos o la ropa, y ni les fractura un miembro.
En fin…
Twister es un relato que no tiene respiro y la acción se sucede en forma vertiginosa, pero con mucha calidad en su estilo.
Valoro este ritmo frenético que de Bont le imprime, ya que en forma paralela se van desarrollando las características de los personajes en sí, su historia personal, sus locuras, sus sentimientos más profundos, sus miedos, sus broncas y berrinches.
Muy bien como están trabajada esta exposición, a tal punto que los personajes no ocultan nada y se desnudan sentimentalmente para darle más calidez a la aventura que nos proponen.
Los ambientes son deslumbrantes, climas “perfectos”, efectos especiales que decoran cada fotograma, tomas panorámicas descomunales, etc.
de Bont demuestra que rueda las escenas de acción como pocos y consigue algunas secuencias impactantes que bien podrían pasar a la historia del género.
En lo referente a las interpretaciones, Helen Hunt consigue una actuación interesante, sin llegar a maravillar en ningún momento pero cumpliendo con creces su función.
Bill Paxton logra otra interesante actuación, la mejor del film y de su carrera aunque con el lastre de un personaje excesivamente tópico.
Jami Gertz interpreta a un personaje bien repelente, y como es el caso harto reconocido en este tipo de películas, junto con los tornados, Gertz viene siendo la antagonista al nivel de Helen Hunt.
Cary Elwes, cuya breve aparición se reduce a menos de 5 minutos, más bien podría pasar por un cameo, y lo veo siempre de antagonista, una lástima.
Twister representa la película palomitera por antonomasia.
No va a remover ningún sentimiento en el que la ve, pero entretiene durante toda su duración.
Los efectos especiales de Twister fueron la bomba en su momento, quién no recuerda aquella escena de la vaca, y el guión tampoco es malo, la idea es original y, como en cualquier película de este tipo, busca la acción y aventura, prevaleciendo la calidad de la propia película.
Curiosamente al hablar de la mano de Dios, se desconoce cuál dedo de la mano es el que se nos muestra con los tornados.
Supongo que debe ser el medio, dada la conducta irracional del hombre.
Por eso en Twister siempre nos muestran…

“The Finger Of God”


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