The French Lieutenant's Woman

“Soon he no longer bothered to hide the nature of his intensions towards me.
Nor could I pretend surprise.
My innocence was false from the moment I chose to stay.
I could tell you that he overpowered me, he drugged me.
But it was not so...
I gave myself to him”

La Época Victoriana de Gran Bretaña marcó la cúspide de la Revolución industrial británica y el encumbramiento del Imperio Británico.
Aunque se usa comúnmente para referirse al periodo del reinado de la reina Victoria, los historiadores aún debaten si el periodo comienza realmente con la promulgación del Acta de Reforma de 1832.
Esta etapa fue precedida por la Regencia y termina con la muerte de la reina Victoria.
Durante esa época, todo buen inglés debía mostrar ante sus semejantes una conducta recta y honesta, a pesar de que aquellas virtudes, en muchos casos, fueran sólo una apariencia, el desorden y la rebeldía eran considerados anarquía, pues constituían una forma de cuestionar el modo en que la burguesía industrial británica expresaba su visión del mundo, por lo que esta debía ser reprimida a cualquier costo.
Los hombres de esta era son sin duda personajes muy particulares, siendo su característica más interesante, y explotable a nivel rol, la famosa “Doble Moral Victoriana”, consistente en el mantenimiento de una fachada de sobriedad, religiosidad, conservadurismo y moralidad ante el resto de la sociedad mientras que se cometen las acciones más atroces e inmorales en el ámbito privado, en mayor o menor grado todos los individuos, especialmente los de la alta sociedad y porque no, la misma realeza, se manejan de esta manera; pudiendo sus pecados ir desde negocios no muy legales o affaires con el servicio doméstico hasta asesinatos brutales, recordemos que se sospecha que Jack El Destripador era un miembro de la elite londinense.
El matrimonio, entonces, se erigió como destino único y supremo de la mujer, lo que le proveía el status de “apta” para desarrollarse en la sociedad, siempre al cuidado del varón que se había hecho cargo de ella al casarse, aquellas que permanecían solteras, eran despreciadas por su comunidad, pasando a ejercer un puesto de segunda en su casa paterna, o en hogares ajenos, una solución era el convento.
El papel a desempeñar por el varón se tomaba como una conjunción de actividad, agresión, mayor frecuencia de deseo y rechazo de emociones y afectos, él era el ser activo que tomaba la iniciativa en el juego del amor suponiendo que la mujer debía adaptarse a su modo y exigencias.
Siempre se considero como obligación de la mujer el deber satisfacer a su compañero no solo en lo referido al sexo, ya que a través de la renunciación de sus aspiraciones personales y proyectos, debía dedicar su vida a sus hijos y esposo, para el bien de la familia.
Si la mujer no cumplía con estos “reales” requisitos, ella sería marcada de por vida por la comunidad donde residía.
De esa manera, la escrupulosa recreación de tiempos pasados constituye una tradición en el cine británico que se remonta a las producciones dirigidas por Alexander Korda en los años 30.
De entre todos los paisajes de antaño que el cine inglés ha fotografiado, destaca la época victoriana.
No es de extrañar, considerando que aquellos fueron los días en que rugía más fuerte el león que simboliza al imperio británico.
Pues bien, de la voluminosa batería de imágenes victorianas que cuentan entre lo mejor del cine inglés, la Broad Street, de Lyme Regis, retratada en The French Lieutenant's Woman, es un ejemplo modélico.
“It was as if her torture had become her delight”
The French Lieutenant's Woman es una película británica de género dramático de 1981 dirigida por Karel Reisz y adaptada por Harold Pinter.
Se basa en la novela homónima de John Fowles.
The French Lieutenant's Woman está protagonizada por Meryl Streep, Jeremy Irons, Hilton McRae, Jean Faulds, Peter Vaughan, Colin Jeavons, Liz Smith, Patience Collier, Richard Griffiths, David Warner, Alun Armstrong, Penelope Wilton y Leo McKern.
The French Lieutenant's Woman obtuvo 5 nominaciones al Oscar como mejor actriz (Meryl Streep), mejor dirección de arte, mejor diseño de vestuario, mejor montaje y mejor guion adaptado.
The French Lieutenant's Woman es narrada en dos niveles argumentales:
Una historia de amor actual entre los actores protagonistas de una filmación sobre la época victoriana y por otro lado la narración de esa historia antigua que está siendo filmada.
The French Lieutenant's Woman es una producción extraordinaria llena de pasión y misterio a través de dos historias de amor tan apasionadas como arrebatadoras.
Karel Reisz, antiguo “enfant terrible” del cine independiente británico, narra de forma paralela la relación amorosa entre dos actores y los personajes que interpretan.
The French Lieutenant's Woman es una clásica historia de amor, un escandaloso romance entre un "caballero" y una "viciada" mujer.
La acción se sitúa en el año 1867, en Inglaterra.
Charles Smithson (Irons) y Ernestina (Baxter) están comprometidos desde hace tiempo, y piensan casarse muy pronto.
Un día, cuando Charles pasea por el acantilado, ve a una joven vestida de negro en el malecón del puerto.
Ernestina le dice que se trata de Sarah Woodruff (Streep), conocida como "La Mujer Del Teniente Francés", porque años atrás tuvo cierta relación con un hombre que luego la abandonó.
Charles decide acercarse a Sarah, quien le cuenta la verdad de su relación con el teniente francés, y de lo mucho que la ha marcado.
Curiosamente la lenta espera y la feliz esperanza tienen la misma raíz.
Pero la vida no es siempre como esperamos.
Los caminos se entrecruzan, nuestros pasos se desvían porque en ocasiones preferimos el enmarañado bosque que el recto sendero, aun a riesgo de perdernos.
Y de eso trata The French Lieutenant's Woman, de salir de la ruta marcada, de evitar que nos derriben, ya sea un mar embravecido o una estricta sociedad, de luchar contra viento y marea.
Y aunque esté ambientada en la reprimida Inglaterra victoriana , sirve igualmente para cualquier época y lugar.
Los corsés cambian de forma pero siguen existiendo.
Así, The French Lieutenant's Woman, nos cuenta como Charles salva a Sarah de la locura y se embarca a sí mismo en un amor loco, inesperado, pero del que no puede escapar.
Juntos se darán cuenta que los obstáculos en el amor no distancian sino que incrementar la pasión.
Ahora bien, que nadie se llame a engaño, Sarah Woodruff no responde a ninguno de los prototipos de la heroína victoriana.
En efecto, no es la rígida mujer de posición acomodada, tal es el caso de Ernestina, la prometida de Charles cuando Sarah irrumpe en su vida.
La mujer que espera a su amante francés en el muelle de Lyme Regis escapa a toda regla.
Por eso trasformará radicalmente la existencia de Charles.
“I am the French Lieutenant's... whore”
Para hacer dos líneas narrativas en una película hay que tener claro lo que se quiere contar y cómo se quiere contar.
En The French Lieutenant's Woman me ha dado la sensación que nunca se ha acabado de encontrar ese punto.
Hasta los últimos 20 minutos parece que prevalece la historia de la película, la ficción, por tanto en todos los momentos que se corta para mostrar a los actores resultan un poco molestos.
Y en los últimos 20 minutos se destapa la historia de los actores que acaba siendo la misma historia pero actualizada...
De todas maneras Streep e Irons cumplen a la perfección con buenas actuaciones.
Las historias paralelas en The French Lieutenant's Woman están muy bien traídas, porque quieren dar entender que el dilema del amor puede darse en una hiperromántica situación en la época victoriana, como en la actualidad.
Me gusta eso de las dobles visiones de un mismo tema.
En el paralelismo entre la pareja de actores y los papeles que representan, se analiza mediante un clima pasional, sensual y misterioso, la posición de la mujer en la sociedad victoriana del siglo XIX y en la era actual.
Ficción dentro de la ficción en una fusión entre literatura y cine, entre pasado y presente, y en las similitudes que acercan las pulsiones humanas de ayer a las de hoy.
Las modas cambian, las ideologías, las creencias, las costumbres, las perspectivas, los dedos censuradores, pero las pasiones se mantienen, y el caballero victoriano de ciento y pico años atrás arde en deseo por su prohibida amada al igual que lo hace el artista de finales del siglo XX.
Tanto Charles como Mike, ambos con los rasgos de un morbosamente seductor Jeremy Irons, se enamoran inoportunamente, porque los atan compromisos matrimoniales y familiares, y además el objeto de sus amores son mujeres huidizas.
Los obstáculos dificultan una relación desafortunada y mal vistas de puertas afuera.
De manera que, ya se trate del actor moderno o su alter ego decimonónico, no tienen demasiadas opciones de felicidad y estabilidad con las mujeres que sus corazones han elegido.
Las similitudes son obvias, puesto que tanto en un caso como en el otro los amantes van en una deriva incierta.
Literatura y cine son reflejos de la vida; los tres formatos (ficción, realidad y literatura) se cogen de las manos y caminan en consonancia, mostrando distintos envoltorios, distintas fachadas, pero por dentro este pequeño palacio de carne y suspiro que somos no varía apenas.
El sutil análisis de Reisz también se enfila hacia el doble rasero estrictamente marcado en la época victoriana con el que se medía la valía de las mujeres.
Este rasero distinguía entre dos categorías:
Las decentes y las prostitutas.
Las que tenían sexo fuera del matrimonio o eran sospechosas de ello entraban directamente en la segunda categoría.
El retrato sobre Sarah Woodruff, una señorita extraña con un inusual sentido de su propia libertad en unos tiempos en los que a la más mínima manifestación de anormalidad te tachaban de perdida, es el retrato de una rebeldía soterrada, de una accidentada declaración de independencia femenina, y la fascinación que esta peculiaridad ejerce sobre un gentil hombre idealista y ardiente.
El compositor Carl Davis creó música para ambos niveles, clásica y romántica, y algo afligida para la época antigua y otras ligeras para la parte moderna.
“I have long imagined a day such as this.
I have longed for it.
I was lost from the moment I saw you”
The French Lieutenant's Woman nos demuestra que seguimos siendo los mismos que no hemos cambiado en lo absoluto.
El amor sigue siendo primitivamente sexual, romántico e infiel.
Es como una pintura, que no cambia con el paso del tiempo, así son los sentimientos humanos y The French Lieutenant's Woman nos dice que el hombre sigue teniendo las mismas pasiones y deseos de antaño que posee, igual que la mujer, en la actualidad.

“You have given me the strength to live”


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