Dead Man Walking
“I want the last face you see in this world to be the face of love, so you look at me when they do this thing.
I'll be the face of love for you”
En Estados Unidos son varios los lugares en los que se sigue utilizando la pena capital para condenar algunos crímenes, pero es usada mayoritariamente en gente de raza negra, hispana, y gente con pocos recursos económicos.
Todo un remedio para lo desechable en términos xenófobos.
La silla eléctrica por su parte se ha suprimido, siendo ahora la forma más utilizada para este tipo de castigo, la inyección letal.
La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse «delitos capitales»
El tema de la pena de muerte es muy controvertido.
Los simpatizantes de la misma opinan que su realización reduce el delito, previene su repetición y es una forma de castigo para el asesinato.
Los detractores argumentan que no reduce el crimen en mayor medida que la cadena perpetua; son peores que el delito, son holocausticos y es una discriminación de hecho contra las minorías y los pobres que puedan no tener recursos suficientes en el sistema legal.
Así, la inyección letal es un método de ejecución que consiste en inyectar por vía intravenosa y de manera continua una cantidad letal de un barbitúrico de acción rápida en combinación con un producto químico paralizante.
El procedimiento es similar al utilizado en un hospital para administrar una anestesia general, pero los productos son inyectados en cantidades letales.
En Texas, uno de los 19 estados de Estados Unidos en los que la ejecución se realiza por inyección letal, se usan tres sustancias conjuntamente:
Tiopental Sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio.
El tiopental sódico es un barbitúrico de acción muy rápida que hace perder el conocimiento al preso.
La segunda es un bloqueador de placa mioneural no despolarizante, que paraliza el diafragma, impidiendo así la respiración.
Y el cloruro de potasio despolariza el músculo cardíaco provocando un paro cardíaco.
Actualmente se debate en Estados Unidos, en los estados donde está establecido este sistema de inyección de las tres sustancias como sistema de ejecución, si realmente produce una muerte indolora o existe sufrimiento por parte del condenado.
Pues resulta que el 15 de septiembre de 2009 el reo estadounidense Romell Broom sobrevivió a su ejecución mediante inyección letal en la Southern Correctional Facility de Lucasville, Ohio.
El gobernador del estado, Ted Strickland, decidió suspender la ejecución y posponerla una semana después de que el condenado hubiera recibido 18 pinchazos en diversas partes del cuerpo…
Por el otro frente, la hermana Helen Prejean, CSJ, nacida en 1939 en Baton Rouge, Luisiana; es una monja católica perteneciente a las Hermanas de San José de la Medalla y una de las más célebres activistas por la abolición de la pena de muerte en los Estados Unidos.
Su cruzada comenzó en Nueva Orleans, Luisiana en 1981, mediante la correspondencia que mantuvo con un asesino convicto, Elmo Patrick Sonnier, condenado a la silla eléctrica.
La hermana Helen visitó a Sonnier y se convirtió en su consejera espiritual durante los últimos meses de su vida.
Esta experiencia le permitió acercarse al complejo proceso de las ejecuciones legales, la impulsó a trabajar en contra de la pena capital, y escribió un libro llamado: Dead Man Walking.
Al mismo tiempo, fundó la Asociación Survive, dedicada a proporcionar consejo y apoyo psicológico a las familias víctimas de la violencia.
Desde entonces, la hermana Helen ha actuado como consejera de otros presos en el corredor de la muerte y como testigo en muchas ejecuciones legales. Desde 1993 a 1995 fue la presidenta nacional de la National Coalition To Abolish The Death Penalty.
Dead Man Walking es una película dramática de 1993 dirigida y escrita por Tim Robbins, basado en el libro homónimo escrito por la hermana Helen Prejean.
Dead Man Walking está protagonizado por una ENORME Susan Sarandon, Sean Penn, Robert Prosky, Margo Martindale, Celia Weston, Raymond J. Barry, R. Lee Ermey, Scott Wilson, Jack Black, entre otros.
Aunque no aparece en los créditos, la propia hermana Helen aparece en Dead Man Walking como una de las activistas por la abolición de la pena de muerte en la salida de la cárcel.
Cabe aclarar que en su libro y en la película, la hermana Helen Prejean no plantea ningún tipo de visión romántica de los criminales, aunque en Dead Man Walking se da la sensación equivocada.
Ella busca exponer con angustioso estupor el dolor y el sufrimiento de todos los que tienen algo que ver con la pena capital:
Los criminales, los familiares de las víctimas, los guardias carcelarios y ejecutores, la sociedad entera.
Para ella, la pena de capital es una injusticia por partida doble.
Por otra parte, Tim Robbins juega en todo momento con el contraste emocional del espectador, por un lado propone lo injusto que puede llegar a ser pagar una vida con otra, esa Ley del Talión que aún hoy día tiene sus derivados.
Y por el otro va construyendo el relato del crimen y lo aberrante que resulta para los familiares convivir con la idea que el asesino está vivo.
El odio de la venganza y el amor desinteresado constituyen el marco emocional de Dead Man Walking en su totalidad, quedando al observador la dura tarea de construir el veredicto sobre el sí o el no a la pena de muerte.
Robbins no deja cabo suelto y en cada escena va mostrando los pros y contras, delicadamente expone mediante un caso concreto los hechos objetivos que deberán ser interpretados subjetivamente por la justicia terrenal.
Dead Man Walking es un drama fuera de lo convencional, que aborda la temática de la pena de muerte en forma crítica.
De hecho posee un mensaje que orienta a la reflexión sobre la viabilidad de dicha medida penal.
Tim Robbins nos enseña que todos sufren en esta historia, que nadie puede juzgar a la gente sin conocer su historia, y de los motivos del porque un ser humano pueda llegar a este extremo, eso sí, sin justificarlo.
Dead Man Walking también nos muestra la ira que sienten los padres de las víctimas hacia el condenado, y de lo destrozados que se sienten por no tener a sus hijos a su lado, postura que el director logra reflejar muy acertadamente, aunque no es la única postura que nos muestra, además Tim Robbins nos recuerda que el condenado a muerte también es hijo de alguien, y ese alguien, su madre, también sufre desesperadamente por ver a su hijo tan cerca de la muerte, sin poder hacer nada para evitarlo.
El personaje de Susan Sarandon está justo en el medio, aun entendiendo el dolor de los padres de las víctimas, intenta que consigan perdonar al condenado a muerte, y al mismo tiempo puedan librarse de esta ira que sienten, haciéndoles entender de que no les ayudará a seguir viviendo.
El personaje de Sarandon también se dedica en cuerpo y alma en que el condenado logre, lo que ella llama: “paz espiritual”, que conseguirá pidiendo perdón, por todo el daño que ha causado a las familias de las víctimas, y ayudándole en algo tremendamente horrible y difícil, a enfrentarse a una inevitable muerte sin tenerle miedo.
Dead Man Walking es una película muy inteligente, hecha por gente sensible y abierta, que sabe escuchar, que no juzga a la gente, que sabe meterse en el lugar del otro, tarea en ese caso nada fácil, y que logra emocionar a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.
La actuación de Susan Sarandon es la mejor de toda su carrera, tiene a la hermana Helen metida bajo su piel y logra un nivel que no volvió a repetir jamás en su carrera.
Y Sean Penn como el homicida que la monja trata de redimir es absolutamente creíble.
Penn siempre ha sido un gran actor, pero a partir de Dead Man Walking se le empezó a tomar realmente en serio.
“This is not a person.
This is an animal”
En Dead Man Walking se muestran dos tendencias claras sobre el tema:
Por un lado las personas que están a favor de que se cumpla la condena, es decir, de que se ejecute a Mattew Poncelet (Sean Penn) y por otro lado las personas que piensan que no se debe hacer eso.
A favor de la pena de muerte:
En el desarrollo de Dead Man Walking se ven claramente personajes que quieren la ejecución del condenado, ejemplo de ellos, serían los padres de las víctimas, gran parte de la sociedad que se manifiesta en las puertas de la cárcel para pedir su ejecución, los propios funcionarios de la prisión que piensan que es correcto ejecutar a esas personas, etc.
Todos los grupos de personas antes citados, tienen unas razones por las que quieren que se cumpla la condena.
Los padres de las víctimas, piensan que los que le han hecho eso, son unos monstruos, que se merecen el peor castigo, y por esa misma razón piden y aceptan con mucho gusto la pena de muerte.
Otro de los grupos que aceptaban la muerte de Mattew Poncelet, era una gran parte de la sociedad, no olvidemos que Dead Man Walking se desarrolló en EEUU, concretamente en la penitenciaría de Luisiana, donde un 70% de la población admite y está de acuerdo con la pena capital, no es de extrañar entonces, que otro de los grupos señalados, como es el de los funcionarios, estén a favor de lo que se está realizando allí.
En Dead Man Walking las personas que llevan a cabo la ejecución, todos los funcionarios hablan de ello, casi sin ningún escrúpulo, lo ven como su trabajo, como lo que deben hacer, es más, lo ven como un bien hacia la sociedad, para ellos matar a un hombre está bien, siempre que sea el Estado el que mate...
En contra de la pena de muerte:
En esta tendencia son menos las personas que podemos encontrar en Dead Man Walking, aquí podríamos citar a la hermana Helen Prejean, que ve totalmente injusto que se ejecute a Mattew Poncelet, ya que su vida cristiana, y su concepción de humanismo no le permite admitir semejante tortura.
En la lucha contra esa condena, Prejean se ve acompañada por otra hermana de su congregación, con la que comparte vivienda y que le ayuda en muchos de los preparativos, en el caso de que se ejecute (como así sucede) al condenado.
Las personas que también ayudan a la Hermana Prejean en su lucha contra el Estado y contra la condena, son el abogado que hace las últimas alegaciones ante los tribunales con la esperanza de que vean al condenado como una persona, como alguien humano, y le perdonen así la vida, como también tiene mucha importancia el párroco que pone en contacto a dicho abogado con la Hermana Prejean, todo esto aparte de Mattew.
Sin embargo, en el caso del orientador eclesiástico de la penitenciaria de Luisiana, no está muy claro el hecho de que esté en contra de la pena de muerte, ya que no aprueba que la protagonista se haga cargo del condenado en sus últimos días, así como tampoco quiere que sea ella su guía espiritual.
Por un lado veo su actuar como consecuencia de la hipocresía católica, y lo vemos en la escena en donde el cura, vestido con sotana, le reprime a la hermana Prejean que se está involucrando con un hombre violador, que eso inclusive puede afectar su pudor de monja, y que siendo el cura (hombre) defensor de la fe, está bien que se deba castigar a los pecadores por crímenes horribles.
Por otra parte, la hermana Prejean, siendo mujer y no portadora del hábito, duda del actuar cristiano (católico) del cura, y eso nos lo hace ver, en las miradas, en las diferentes escenas de los encontronazos con el párroco, del cual el último le llegó a causar un colapso nervioso a la monja.
En fin, estas son las personas que podríamos decir que tienen una mayor relevancia en Dead Man Walking a favor y en contra de la ejecución del reo; habrá otras que se desconocen, pero éstas son las imprescindibles para entender un poco mejor al film de Tim Robbins.
Como dato estadístico, y curioso, es que en el siglo XXI, en la sociedad norteamericana aproximadamente un 70% de la población están de acuerdo con la pena de muerte y en el estado de Luisiana, donde se desarrolla Dead Man Walking, se continúan ajusticiando a media docena de presos al año, y para colmo de males el director de la penitenciaria estatal es un ferviente cristiano…
¿Qué hace un estado al admitir el asesinato legal?
Pulverizar la condición humana del acusado en aras del sentimiento de venganza.
El proceso sucede de la siguiente manera:
1. El asesinato, interiorizado desde la niñez como acto repulsivo y punible, invita a ciertas personas a formular sus respectivas condenas.
Estas se ponen en el lugar de los familiares, se instalan en una visión subjetiva repleta de emociones y, muy probablemente, de venganza.
2. El asesino, al cometer un hecho que está interiorizado socialmente como abominable, queda para ciertas personas fuera de la categoría humana.
Es por tanto un monstruo.
El asesino, según piensan, no es como nosotros, es una bestia con aspecto de humano.
3. Vía libre para darle muerte.
Dead Man Walking interfiere en el segundo punto.
Sean Penn es el hombre que clama en busca de ayuda, es el hijo que trata de evitar dolor a su madre destrozada, el padre que mataría por su primogénito.
Pero nada revela con semejante fuerza la condición humana del asesino como sus declaraciones finales; no suponen, según pensarán algunos, la reafirmación de la moral religiosa, sino la máxima expresión de vulnerabilidad humana.
Él también teme a la muerte, también busca un cobijo extramundano tras el pinchazo letal.
Susan Sarandon ve que está ante otro hijo de Dios, o ante otro hijo de la naturaleza, para los que somos laicos.
Por eso defiende su vida y, si esto no es posible, la salvación de su alma.
Frente a ella una sociedad que devalúa la humanidad del criminal para legitimar el asesinato del semejante; es el triunfo de la sinrazón.
El sistema judicial acepta la pena de muerte, una posibilidad cruel y prescindible, dado que la cadena perpetua excluye el peligro que supone ese individuo para la sociedad, y lo hace guiándose por un sentimiento subjetivo:
El deseo de venganza de los padres camuflado como anhelo de justicia.
Dead Man Walking se lanza contra la irracionalidad institucionalizada:
“De cuando la patología social se coloca la toga”
Por si fuera poco, el trabajo de Tim Robbins también nos ofrece una importante enseñanza, la cual no es otra que el valor que tiene para el ser humano el perdón y es que cuando se agota el camino y uno se dispone a dar sus últimos pasos, el arrepentimiento sincero y el sentirse disculpado, es lo que más consuela a nuestras almas.
Susan Sarandon dijo una vez refiriéndose a Dead Man Walking:
“Los estadounidenses no conocen nada, no salen de su país y están totalmente aislados del mundo.
Por eso son tan arrogantes.
Ni siquiera saben que en la mayor parte del mundo se ha suprimido la pena de muerte:
¿Cuándo enseñarán a los adolescentes que hay otras cosas además de McDonalds y de las megaproducciones de Hollywood?”
Por su parte Bianca Jagger, consejera de Amnistía Internacional da su criterio sobre la pena capital:
“La pena de muerte tiene que ver con la venganza, no con la justicia”
Por último, pero no menos importante, el último Papa, Juan Pablo II se refirió al tema diciendo:
“La pena de muerte es, además de cruel, innecesaria”
“I just wanna say I think killin' is wrong, no matter who does it, whether it's me or y'all or your government”
I'll be the face of love for you”
En Estados Unidos son varios los lugares en los que se sigue utilizando la pena capital para condenar algunos crímenes, pero es usada mayoritariamente en gente de raza negra, hispana, y gente con pocos recursos económicos.
Todo un remedio para lo desechable en términos xenófobos.
La silla eléctrica por su parte se ha suprimido, siendo ahora la forma más utilizada para este tipo de castigo, la inyección letal.
La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse «delitos capitales»
El tema de la pena de muerte es muy controvertido.
Los simpatizantes de la misma opinan que su realización reduce el delito, previene su repetición y es una forma de castigo para el asesinato.
Los detractores argumentan que no reduce el crimen en mayor medida que la cadena perpetua; son peores que el delito, son holocausticos y es una discriminación de hecho contra las minorías y los pobres que puedan no tener recursos suficientes en el sistema legal.
Así, la inyección letal es un método de ejecución que consiste en inyectar por vía intravenosa y de manera continua una cantidad letal de un barbitúrico de acción rápida en combinación con un producto químico paralizante.
El procedimiento es similar al utilizado en un hospital para administrar una anestesia general, pero los productos son inyectados en cantidades letales.
En Texas, uno de los 19 estados de Estados Unidos en los que la ejecución se realiza por inyección letal, se usan tres sustancias conjuntamente:
Tiopental Sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio.
El tiopental sódico es un barbitúrico de acción muy rápida que hace perder el conocimiento al preso.
La segunda es un bloqueador de placa mioneural no despolarizante, que paraliza el diafragma, impidiendo así la respiración.
Y el cloruro de potasio despolariza el músculo cardíaco provocando un paro cardíaco.
Actualmente se debate en Estados Unidos, en los estados donde está establecido este sistema de inyección de las tres sustancias como sistema de ejecución, si realmente produce una muerte indolora o existe sufrimiento por parte del condenado.
Pues resulta que el 15 de septiembre de 2009 el reo estadounidense Romell Broom sobrevivió a su ejecución mediante inyección letal en la Southern Correctional Facility de Lucasville, Ohio.
El gobernador del estado, Ted Strickland, decidió suspender la ejecución y posponerla una semana después de que el condenado hubiera recibido 18 pinchazos en diversas partes del cuerpo…
Por el otro frente, la hermana Helen Prejean, CSJ, nacida en 1939 en Baton Rouge, Luisiana; es una monja católica perteneciente a las Hermanas de San José de la Medalla y una de las más célebres activistas por la abolición de la pena de muerte en los Estados Unidos.
Su cruzada comenzó en Nueva Orleans, Luisiana en 1981, mediante la correspondencia que mantuvo con un asesino convicto, Elmo Patrick Sonnier, condenado a la silla eléctrica.
La hermana Helen visitó a Sonnier y se convirtió en su consejera espiritual durante los últimos meses de su vida.
Esta experiencia le permitió acercarse al complejo proceso de las ejecuciones legales, la impulsó a trabajar en contra de la pena capital, y escribió un libro llamado: Dead Man Walking.
Al mismo tiempo, fundó la Asociación Survive, dedicada a proporcionar consejo y apoyo psicológico a las familias víctimas de la violencia.
Desde entonces, la hermana Helen ha actuado como consejera de otros presos en el corredor de la muerte y como testigo en muchas ejecuciones legales. Desde 1993 a 1995 fue la presidenta nacional de la National Coalition To Abolish The Death Penalty.
Dead Man Walking es una película dramática de 1993 dirigida y escrita por Tim Robbins, basado en el libro homónimo escrito por la hermana Helen Prejean.
Dead Man Walking está protagonizado por una ENORME Susan Sarandon, Sean Penn, Robert Prosky, Margo Martindale, Celia Weston, Raymond J. Barry, R. Lee Ermey, Scott Wilson, Jack Black, entre otros.
Aunque no aparece en los créditos, la propia hermana Helen aparece en Dead Man Walking como una de las activistas por la abolición de la pena de muerte en la salida de la cárcel.
Cabe aclarar que en su libro y en la película, la hermana Helen Prejean no plantea ningún tipo de visión romántica de los criminales, aunque en Dead Man Walking se da la sensación equivocada.
Ella busca exponer con angustioso estupor el dolor y el sufrimiento de todos los que tienen algo que ver con la pena capital:
Los criminales, los familiares de las víctimas, los guardias carcelarios y ejecutores, la sociedad entera.
Para ella, la pena de capital es una injusticia por partida doble.
Por otra parte, Tim Robbins juega en todo momento con el contraste emocional del espectador, por un lado propone lo injusto que puede llegar a ser pagar una vida con otra, esa Ley del Talión que aún hoy día tiene sus derivados.
Y por el otro va construyendo el relato del crimen y lo aberrante que resulta para los familiares convivir con la idea que el asesino está vivo.
El odio de la venganza y el amor desinteresado constituyen el marco emocional de Dead Man Walking en su totalidad, quedando al observador la dura tarea de construir el veredicto sobre el sí o el no a la pena de muerte.
Robbins no deja cabo suelto y en cada escena va mostrando los pros y contras, delicadamente expone mediante un caso concreto los hechos objetivos que deberán ser interpretados subjetivamente por la justicia terrenal.
Dead Man Walking es un drama fuera de lo convencional, que aborda la temática de la pena de muerte en forma crítica.
De hecho posee un mensaje que orienta a la reflexión sobre la viabilidad de dicha medida penal.
Tim Robbins nos enseña que todos sufren en esta historia, que nadie puede juzgar a la gente sin conocer su historia, y de los motivos del porque un ser humano pueda llegar a este extremo, eso sí, sin justificarlo.
Dead Man Walking también nos muestra la ira que sienten los padres de las víctimas hacia el condenado, y de lo destrozados que se sienten por no tener a sus hijos a su lado, postura que el director logra reflejar muy acertadamente, aunque no es la única postura que nos muestra, además Tim Robbins nos recuerda que el condenado a muerte también es hijo de alguien, y ese alguien, su madre, también sufre desesperadamente por ver a su hijo tan cerca de la muerte, sin poder hacer nada para evitarlo.
El personaje de Susan Sarandon está justo en el medio, aun entendiendo el dolor de los padres de las víctimas, intenta que consigan perdonar al condenado a muerte, y al mismo tiempo puedan librarse de esta ira que sienten, haciéndoles entender de que no les ayudará a seguir viviendo.
El personaje de Sarandon también se dedica en cuerpo y alma en que el condenado logre, lo que ella llama: “paz espiritual”, que conseguirá pidiendo perdón, por todo el daño que ha causado a las familias de las víctimas, y ayudándole en algo tremendamente horrible y difícil, a enfrentarse a una inevitable muerte sin tenerle miedo.
Dead Man Walking es una película muy inteligente, hecha por gente sensible y abierta, que sabe escuchar, que no juzga a la gente, que sabe meterse en el lugar del otro, tarea en ese caso nada fácil, y que logra emocionar a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.
La actuación de Susan Sarandon es la mejor de toda su carrera, tiene a la hermana Helen metida bajo su piel y logra un nivel que no volvió a repetir jamás en su carrera.
Y Sean Penn como el homicida que la monja trata de redimir es absolutamente creíble.
Penn siempre ha sido un gran actor, pero a partir de Dead Man Walking se le empezó a tomar realmente en serio.
“This is not a person.
This is an animal”
En Dead Man Walking se muestran dos tendencias claras sobre el tema:
Por un lado las personas que están a favor de que se cumpla la condena, es decir, de que se ejecute a Mattew Poncelet (Sean Penn) y por otro lado las personas que piensan que no se debe hacer eso.
A favor de la pena de muerte:
En el desarrollo de Dead Man Walking se ven claramente personajes que quieren la ejecución del condenado, ejemplo de ellos, serían los padres de las víctimas, gran parte de la sociedad que se manifiesta en las puertas de la cárcel para pedir su ejecución, los propios funcionarios de la prisión que piensan que es correcto ejecutar a esas personas, etc.
Todos los grupos de personas antes citados, tienen unas razones por las que quieren que se cumpla la condena.
Los padres de las víctimas, piensan que los que le han hecho eso, son unos monstruos, que se merecen el peor castigo, y por esa misma razón piden y aceptan con mucho gusto la pena de muerte.
Otro de los grupos que aceptaban la muerte de Mattew Poncelet, era una gran parte de la sociedad, no olvidemos que Dead Man Walking se desarrolló en EEUU, concretamente en la penitenciaría de Luisiana, donde un 70% de la población admite y está de acuerdo con la pena capital, no es de extrañar entonces, que otro de los grupos señalados, como es el de los funcionarios, estén a favor de lo que se está realizando allí.
En Dead Man Walking las personas que llevan a cabo la ejecución, todos los funcionarios hablan de ello, casi sin ningún escrúpulo, lo ven como su trabajo, como lo que deben hacer, es más, lo ven como un bien hacia la sociedad, para ellos matar a un hombre está bien, siempre que sea el Estado el que mate...
En contra de la pena de muerte:
En esta tendencia son menos las personas que podemos encontrar en Dead Man Walking, aquí podríamos citar a la hermana Helen Prejean, que ve totalmente injusto que se ejecute a Mattew Poncelet, ya que su vida cristiana, y su concepción de humanismo no le permite admitir semejante tortura.
En la lucha contra esa condena, Prejean se ve acompañada por otra hermana de su congregación, con la que comparte vivienda y que le ayuda en muchos de los preparativos, en el caso de que se ejecute (como así sucede) al condenado.
Las personas que también ayudan a la Hermana Prejean en su lucha contra el Estado y contra la condena, son el abogado que hace las últimas alegaciones ante los tribunales con la esperanza de que vean al condenado como una persona, como alguien humano, y le perdonen así la vida, como también tiene mucha importancia el párroco que pone en contacto a dicho abogado con la Hermana Prejean, todo esto aparte de Mattew.
Sin embargo, en el caso del orientador eclesiástico de la penitenciaria de Luisiana, no está muy claro el hecho de que esté en contra de la pena de muerte, ya que no aprueba que la protagonista se haga cargo del condenado en sus últimos días, así como tampoco quiere que sea ella su guía espiritual.
Por un lado veo su actuar como consecuencia de la hipocresía católica, y lo vemos en la escena en donde el cura, vestido con sotana, le reprime a la hermana Prejean que se está involucrando con un hombre violador, que eso inclusive puede afectar su pudor de monja, y que siendo el cura (hombre) defensor de la fe, está bien que se deba castigar a los pecadores por crímenes horribles.
Por otra parte, la hermana Prejean, siendo mujer y no portadora del hábito, duda del actuar cristiano (católico) del cura, y eso nos lo hace ver, en las miradas, en las diferentes escenas de los encontronazos con el párroco, del cual el último le llegó a causar un colapso nervioso a la monja.
En fin, estas son las personas que podríamos decir que tienen una mayor relevancia en Dead Man Walking a favor y en contra de la ejecución del reo; habrá otras que se desconocen, pero éstas son las imprescindibles para entender un poco mejor al film de Tim Robbins.
Como dato estadístico, y curioso, es que en el siglo XXI, en la sociedad norteamericana aproximadamente un 70% de la población están de acuerdo con la pena de muerte y en el estado de Luisiana, donde se desarrolla Dead Man Walking, se continúan ajusticiando a media docena de presos al año, y para colmo de males el director de la penitenciaria estatal es un ferviente cristiano…
¿Qué hace un estado al admitir el asesinato legal?
Pulverizar la condición humana del acusado en aras del sentimiento de venganza.
El proceso sucede de la siguiente manera:
1. El asesinato, interiorizado desde la niñez como acto repulsivo y punible, invita a ciertas personas a formular sus respectivas condenas.
Estas se ponen en el lugar de los familiares, se instalan en una visión subjetiva repleta de emociones y, muy probablemente, de venganza.
2. El asesino, al cometer un hecho que está interiorizado socialmente como abominable, queda para ciertas personas fuera de la categoría humana.
Es por tanto un monstruo.
El asesino, según piensan, no es como nosotros, es una bestia con aspecto de humano.
3. Vía libre para darle muerte.
Dead Man Walking interfiere en el segundo punto.
Sean Penn es el hombre que clama en busca de ayuda, es el hijo que trata de evitar dolor a su madre destrozada, el padre que mataría por su primogénito.
Pero nada revela con semejante fuerza la condición humana del asesino como sus declaraciones finales; no suponen, según pensarán algunos, la reafirmación de la moral religiosa, sino la máxima expresión de vulnerabilidad humana.
Él también teme a la muerte, también busca un cobijo extramundano tras el pinchazo letal.
Susan Sarandon ve que está ante otro hijo de Dios, o ante otro hijo de la naturaleza, para los que somos laicos.
Por eso defiende su vida y, si esto no es posible, la salvación de su alma.
Frente a ella una sociedad que devalúa la humanidad del criminal para legitimar el asesinato del semejante; es el triunfo de la sinrazón.
El sistema judicial acepta la pena de muerte, una posibilidad cruel y prescindible, dado que la cadena perpetua excluye el peligro que supone ese individuo para la sociedad, y lo hace guiándose por un sentimiento subjetivo:
El deseo de venganza de los padres camuflado como anhelo de justicia.
Dead Man Walking se lanza contra la irracionalidad institucionalizada:
“De cuando la patología social se coloca la toga”
Por si fuera poco, el trabajo de Tim Robbins también nos ofrece una importante enseñanza, la cual no es otra que el valor que tiene para el ser humano el perdón y es que cuando se agota el camino y uno se dispone a dar sus últimos pasos, el arrepentimiento sincero y el sentirse disculpado, es lo que más consuela a nuestras almas.
Susan Sarandon dijo una vez refiriéndose a Dead Man Walking:
“Los estadounidenses no conocen nada, no salen de su país y están totalmente aislados del mundo.
Por eso son tan arrogantes.
Ni siquiera saben que en la mayor parte del mundo se ha suprimido la pena de muerte:
¿Cuándo enseñarán a los adolescentes que hay otras cosas además de McDonalds y de las megaproducciones de Hollywood?”
Por su parte Bianca Jagger, consejera de Amnistía Internacional da su criterio sobre la pena capital:
“La pena de muerte tiene que ver con la venganza, no con la justicia”
Por último, pero no menos importante, el último Papa, Juan Pablo II se refirió al tema diciendo:
“La pena de muerte es, además de cruel, innecesaria”
“I just wanna say I think killin' is wrong, no matter who does it, whether it's me or y'all or your government”
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