Sabotage

“Wilful destruction of buildings or machinery with the object of alarming a group of persons or inspiring public uneasiness”

El sabotaje (del francés sabotage) es una acción deliberada dirigida a debilitar a un enemigo mediante la subversión, la obstrucción, la interrupción o la destrucción de material.
En ocasiones, el sabotaje es utilizado como una forma de ineficiencia organizada por los trabajadores para impactar negativamente al empleador o para desinhibirse de responsabilidades de daños ocurridos a terceros.
Sabotage es una película de suspense del año 1936, dirigida por Alfred Hitchcock y protagonizada por Sylvia Sidney, Oskar Homolka, Desmond Tester, John Loder, Joyce Barbour, Matthew Boulton, S.J. Warmington y William Dewhurst.
Sabotage fue producida por la compañía cinematográfica Gaumont British Picture Corporation con un guion de Charles Bennett basado en la novela “The Secret Agent” de Joseph Conrad.
El argumento guarda relación con el ambiente prebélico que se vivía en Europa en los años inmediatamente anteriores al inicio de la II Guerra Mundial (01-09-1939)
Alfred Hitchcock dirige con maestría el pulso de Sabotage, la cual no decae nunca en intensidad y siempre mantiene el interés del espectador sin caer en salidas edulcoradas, sino que hay variantes que “shockean” por su alto de grado de impacto.
Sabotage tiene un digno desarrollo de personajes basada en una consistente base narrativa para dar vida a un guión repleto de maquinaciones y de dobleces.
Se cuenta que el director tuvo varios problemas con los actores, de los cuales no acabó del todo contento.
Para empezar, el trabajo de su estrella femenina no le gustó nada, puede que no fuese una de sus rubias, pero claro era una estrella que daría buena publicidad.
Y luego el papel del detective, no fue escrito para John Loder (quien después y en la vida real se convertiría en el marido de la bellísima Hedy Lamarr), era para otro actor, Robert Donat quien por problemas de salud no pudo aceptar, y esto llevó a que el director quedara descontento con el resultado en la parte interpretativa.
Desde la puesta en escena y desde lo estético, Sabotage es sumamente agradable, con gran cantidad de dobles participando en escena para simular la cotidianeidad de la vida de Londres.
El cual es el escenario elegido para desplegar esta historia inquietante donde la angustia, la tensión y la desconfianza son los principales elementos que nos llevan al excite y a las emociones.
Sabotage trata sobre un agente de incógnito de Scotland Yard que está tras la pista de un saboteador cuyo plan consiste en colocar una bomba en Londres, a lo largo de la mañana de un sábado de la primavera de 1936.
El refugiado Karl Anton Verloc (Homolka), empresario de una sala de cine (Bijou Cinema), casado con una joven americana llamada Winnie (Sidney), es agente de una potencia enemiga (se desconoce cuál sería?)
Se relaciona con un extraño personaje apodado "El Profesor" (Dewhurst) y es vigilado por el agente Ted Spencer (Loder), que se camufla como tendero del barrio.
Con el matrimonio Verloc vive Stevie (Tester), hermano adolescente de la esposa.
Sabotage suma "thriller", drama, crimen, espionaje y romance.
Hace uso de una grata y sugerente ambigüedad (por ejemplo, la pareja en el Acuario), que deja muchas cuestiones sin cerrar y esboza numerosas indicaciones susceptibles de interpretaciones diversas.
El realizador, de 38 años en ese entonces, hace un uso hábil y preciso de los resortes generadores de suspense:
Paquete explosivo de relojería, espectador que sabe más cosas que algunos personajes, actores ajenos a lo que ocurre, distracciones de un niño, vendedores callejeros que captan la atención de los peatones y dificultan el paso, tráfico rodado muy intenso, corte de la circulación por un desfile de gala del alcalde, etc.
Así se crean secuencias de suspense intenso y absorbente.
A ello se añade una atmósfera densa y bien construida de extrañeza, misterio y temor.
También aparecen señales del simbolismo que Hitchcock asociaría a “The Birds (1963)” aunque no ocurre el posteriormente usual “cameo” del afamado director.
Se hace uso de un tema que se repite con frecuencia en la filmografía del autor:
El desamor de la pareja y la decepción conyugal.
Se suscitan otras cuestiones, como las consecuencias de la violencia que afectan a los inocentes, la irracionalidad de los malvados, la identificación del mal con el odio fanático y ciego, la venganza que perjudica a los que la padecen y a los que la practican, la disfuncionalidad de la pareja sin amor, etc.
Para ilustrar a la audiencia, Sabotage empieza con una definición de un diccionario sobre la palabra “sabotaje”, ya que es el tema predominante, un propietario de un cine, participa con un grupo de radicales políticos, realizando sabotajes a la ciudad.
También se esmera el director en hacer una descripción del entorno familiar de la familia Verloc y las relaciones entre ellos:
La Sra. Verloc que adora con ternura a su marido y su hermano pequeño; el señor Verloc, reservado, callado y apacible, ella continuamente dice en su favor que sería incapaz de matar una mosca, y realmente su apariencia es de lo más inofensiva, y el pequeño e inocente Stevie, que más adelante tendrá un papel crucial.
Stevie de hecho ya queda retratado la primera vez que aparece en Sabotage:
Intenta ayudar a poner los cubiertos en la mesa con resultados desastrosos llegando a romper un plato que el niño esconde inmediatamente en un cajón, gesto que podremos volver a ver más adelante en la protagonista de Rebecca de 1940.
Tanto la señora Verloc como Stevie son víctimas y ambos son engañados por los dos principales personajes masculinos:
El señor Verloc y el detective Ted Spencer, que les espía haciéndose pasar por verdulero.
Sabotage es una destacada cinta de intriga, bien orquestada desde un sólido argumento en el que se combinan las características propias del policial, algo del cine de espionaje y una cuota de romanticismo subyacente.
Hay unas escenas, como hago casi siempre, que me gusta destacar de los films de Hitchcock.
Por la primera, el público y la crítica, se le echaron encima, me refiero a la escena en la que muere Stevie, el hermano pequeño del personaje de Sylvia Sidney.
Es una escena con mucho suspense, ya que nos muestra como el propietario le da al niño, un paquete con una bomba, para que el chico lo deje en un lugar, ya que él no puede hacerlo porque está siendo vigilado.
En el paseo de Stevie, contemplamos como el niño se distrae varias veces, cosa que hace que aumente el suspense, ya que todos los espectadores, sabemos la hora a la que debe explotar la bomba.
A mí la escena me impresionó, en el sentido de que no creía que el director fuese capaz de matar a un niño, sabiendo la época en la que se rodó, pero así fue, y fue fiel al libro de Joseph Conrad, donde también ocurría.
La verdad es que la muerte es importante, así el director puede jugar con la definición de culpabilidad, venganza o lealtad, según el personaje que veamos.
La segunda es la representada en el cine con la animación de Walt Disney: “Who Killed Cock Robin? (1935)” de la serie "Silly Simphonies"
La Sra. Verloc en busca de consuelo, entra en la sala del cine justo cuando proyectan unos dibujos animados.
Todos los niños del público se ríen con la historia de dos pájaros que se disputan un mismo amor y ella, sintiéndose mejor en gran parte por todas las carcajadas de los espectadores, ríe también consolada.
Pero entonces uno de los dos pájaros mata al otro con una flecha y mientras los niños siguen riendo, ella se queda horrorizada repentinamente; eso que hace tanta gracia a los niños a ella le parece espantoso porque le recuerda la muerte de su adorado hermano.
Es un instante muy breve pero interesantísimo y lleno de lucidez, que nos muestra por un lado la crueldad que se esconde bajo lo que nos hace reír, y por otro el cómo una misma cosa puede afectar de formas radicalmente distintas a diferentes personas según el estado en que se encuentren, una interesante reflexión sobre el cine vista desde el mismo cine.
La tercera escena, es una maravilla, es una de las escenas finales en la cual vemos el asesinato del personaje de Sylvia a su marido y propietario del cine.
Una escena que refleja a la perfección aquello que comentaba Hitchcock sobre lo interesantes que eran los crímenes cometidos en la intimidad del hogar, crímenes cometidos por personas corrientes, ordinarias.
La escena es un absoluto prodigio desde el punto de vista de la dirección, puede parecer simple a primera vista pero denota una cuidadosa planificación de la estructura de planos.
En ella vemos a los dos preparándose para cenar, y como hay varias alusiones al hermano pequeño de ella, y la cámara se convierte en ese momento en un personaje más de la escena, transportando al espectador dentro, así vemos como la mano de la actriz, casi de forma involuntaria, quiere coger el cuchillo y matar a su marido, y como él, empieza a percibir un comportamiento extraño en ella, hasta que descubre que está pasando, para finalmente acabar siendo asesinado, aunque él no haga mucho para evitarlo, aquí puede estar el elemento de la culpabilidad.
Curiosamente, me recordó la escena de cuando Tosca mata a Scarpia en la ópera de Puccini.
Además, la esposa no podía ir más allá, románticamente hablado, con el detective Ted Spencer debido a los códigos morales de la época, por eso después del asesinato y de la explosión donde no queda duda de la muerte del saboteador Karl Verloc, la protagonista se entrega con un beso al detective.
Hitchcock siempre creyó que los crímenes tenían más interés cuando sucedían en lugares cotidianos que le eran familiares a los espectadores, y en Sabotage aplica esa idea empeñándose en relacionar todos los acontecimientos más importantes con sitios conocidos por todo el mundo:
El protagonista, encargado de cometer actos de sabotaje, regenta un humilde cine de barrio; el lugar donde se cita con su superior es el acuario del zoológico, y el fabricante de los explosivos oculta su verdadera identidad trabajando en una pajarería.
La idea era integrar una trama de terrorismo dentro de un contexto tan cotidiano que los espectadores la sintieran como algo cercano, alejándose de los tópicos del género que sitúan siempre este tipo de argumentos en lugares sórdidos y poco comunes.
Tal y como dice en cierto momento el pequeño Stevie:
“Si los gánsteres realmente tuvieran cara de gánster la policía los atraparía con facilidad”
Hitchcock en ese instante enfatiza aún más la idea ofreciéndonos un primer plano cerrado de la cara de Karl Verloc, ese apacible dueño de un cine que en realidad es un saboteador.

“It's an act of God, I tell you!”


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