Quills

“Prepare yourself for the most impure tale ever to spring from the mind of man”

“Para escribir historia es necesario que no exista ninguna pasión, ninguna preferencia, ningún resentimiento, lo que es imposible evitar cuando a uno le afecta el acontecimiento.
Creemos simplemente poder asegurar que para describir bien este acontecimiento o al menos para relatarlo justamente, es preciso estar algo lejos de él, es decir, a la distancia suficiente para estar a salvo de todas las mentiras con las que pueden rodearle la esperanza o el terror”
Marqués de Sade.
Historia Secreta de Isabel de Baviera.
Reina de Francia (prefacio)

Los delirios eróticos que nos asaltan desde que tenemos edad de interesarnos por el sexo fueron transcritos en la literatura por uno de los más osados escritores:
El marqués de Sade.
Saltándose las normas impuestas por la hipocresía, que muestra una cara y que esconde otra, revolvió la libido, aumentó la temperatura corporal y dio un mazazo a la moralidad de bombo y platillo, la vocinglera que señala a los demás para disimular los pecadillos propios.
Provocador, sin contención en recrear en sus libros miles de variantes de escenas pornográficas con su prosa tórrida y exuberante, Sade no vaciló en escribir sobre todo tipo de actos sexuales y parafilias; tuvo las agallas de poner en papel y publicar lo tabú.
Como es normal, sus obras se vendían como pan caliente, por más que la censura las condenara.
“If I wasn't such a bad woman on the page, I couldn't be such a good woman in life.”
Donatien Alphonse François de Sade, conocido por su título de Marqués de Sade (1740 – 1814), fue un escritor francés, autor de “Justine Ou Les Malheurs De La Vertu”, “Aline Et Valcour, Ou Le Roman Philosophique” y otras numerosas novelas, cuentos y piezas de teatro.
También le son atribuidas “Les Cent Vingt Journées De Sodome, Ou l'École Du Libertinaje”, “La Philosophie Dans Le Boudoir Ou Les Instituteurs Immoraux”, y “Histoire De Juliette, Ou Les Prospérités Du Vice”
En sus obras son característicos los antihéroes, protagonistas de las más aberrantes violaciones y de disertaciones en las que, mediante sofismas, justifican cínicamente sus actos.
La expresión de un ateísmo radical es uno de los temas más recurrentes de sus escritos.
La propia trama y las ideas expuestas específicamente en la novela “Justine Ou Les Malheurs De La Vertu” son extremadamente radicales para su época, con fuertes críticas a la organización social y a la religión.
Por ejemplo, narra la virulencia de sus críticas contra el régimen establecido y las posibles referencias a influyentes personajes de la época, valieron a Sade la reclusión de por vida en el manicomio de Charenton.
Por todo lo anteriormente expuesto, y mas, el Marqués de Sade fue encarcelado por el Antiguo Régimen, por la Asamblea Revolucionaria y por el Régimen Napoleónico, pasando veintisiete años encerrado en diferentes fortalezas y manicomios.
También figuró en las listas de la guillotina.
Protagonizó varios incidentes que se convirtieron en grandes escándalos.
En vida, y después de muerto, le han perseguido numerosas leyendas.
A su muerte era conocido como el autor de la «infame» novela Justine, novela por la que pasó los últimos años de su vida encerrado en el manicomio de Charenton, y que fue prohibida, pero que circuló clandestinamente durante todo el siglo XIX y mitad del siglo XX, influyendo en diferentes novelistas y poetas, como Flaubert, que en privado lo llamaba «el gran Sade», Dostoyevsky, Apollinaire, que rescata su obra del «infierno» de la Biblioteca Nacional de Francia, o Rimbaud.
Breton y los surrealistas lo proclamaron el «Divino Marqués» en referencia al «Divino Aretino», primer autor erótico de los tiempos modernos, en el siglo XVI.
Aún hoy su obra despierta los mayores elogios y las mayores repulsas.
Georges Bataille, entre otros, calificó su obra como «apología del crimen»
Tanto en su obra literaria, como en sus actitudes ante la sociedad, el Marqués de Sade mostró, criticó e ironizó acerca de los deseos, conductas y costumbres amorosas, sexuales y eróticas de su época, guiadas por la hipocresía y la doble moral.
Su nombre ha pasado a la historia convertido en sustantivo.
Desde 1834, la palabra «sadismo» aparece en el diccionario en varios idiomas para describir la propia excitación producida al cometer actos de crueldad sobre otra persona.
“How can we know who is good and who is evil?”
Quills es una ENORME película germano-estadounidense-británica de 2000, dirigida por Philip Kaufman y escrita por Doug Wright a partir de su propia obra de teatro "Quills"
Está protagonizada por un ENORME Geoffrey Rush, Kate Winslet, Joaquin Phoenix, Michael Caine, Billie Whitelaw, Patrick Malahide, Amelia Warner, Jane Menelaus, Stephen Moyer, Tony Pritchard, Stephen Marcus, entre otros.
Quills es un film sobre la libertad, la transgresión y los pasajes de los últimos años de un transgresor: el Marqués de Sade; quien fue capaz de arriesgar su libertad personal a causa de su libertad creativa.
A finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa ha entrado en la etapa más sangrienta.
El Marqués de Sade (Rush) se las ingenia para escapar de la ejecución, y es enviado a Charenton, un asilo para enfermos mentales.
Coulmier (Phoenix), el cura del hospicio, le permite escribir y montar obras de teatro utilizando a los otros pacientes como actores.
Cuando Justine, un escabroso libro que el Marqués compuso recluido, es publicado, Napoleón, enojado, envía a Charenton a un médico famoso por sus violentos métodos de "rehabilitación" para que ponga orden (Caine)
Pero el Marqués usará vino e incluso su propia sangre y eses para escribir sus historias, y dictará sus trabajos a Madeline (Winslet), una joven lavandera que, aunque fascinada por la personalidad de Sade, declina sus frecuentes pedidos para satisfacer su apetito sexual.
Quills trata el tema de la corrupción del espíritu, el amor, el sexo y la religión, desde el insólito punto de vista del Marqués de Sade.
Quills estuvo nominada a tres Premios Óscar como mejor actor (Geoffrey Rush), vestuario y dirección artística.
Como dato curioso, en Quills se utilizan nombres de personajes de las novelas del Marqués de Sade dentro de la película para señalar personas y lugares, por ejemplo:
Delbené, el consejero del emperador, lleva el nombre de la Abadesa del primer libro “Histoire De Juliette, Ou Les Prospérités Du Vice”, el palacio regalado a Royer-Collard se explica que "perteneció al Duque De Blangis", personaje líder de la novela de “Les Cent Vingt Journées De Sodome, Ou l'École Du Libertinaje”, así mismo, la prostituta descrita en el cuento que causo el incendio de Charenton, Fanchon, es el nombre de una de las cuatro brujas-ancianas de la misma novela.
También se hace referencia durante la obra de teatro de “Les Crimes De L'amour, Nouvelles Héroïques Et Tragiques”, pues la monja se hace llamar Saint Fonde, que es el nombre de uno de los libertinos del libro “Histoire De Juliette, Ou Les Prospérités Du Vice”, mientras que la doncella se llama Eugenia, como la joven de “La Philosophie Dans Le Boudoir”
Quills verdaderamente me encanto, además que me encanta la historia de Sade y su literatura transgresora, la manera de contar la vida del Marqués de Sade detallando todos sus defectos y virtudes fue asombrosa.
Vamos viendo cómo Sade va enloqueciendo a medida que le van retirando sus libertades.
Da qué pensar y analizar haciendo un paralelismo con el mundo hoy en día.
No ha cambiado nada en absoluto.
¿La mejor manera de "sanar" a un individuo es retirándole sus derechos, limitando sus libertades?
El ser humano necesita expresarse libremente si ello no es dañino para otro ser humano.
El problema es que, "con la iglesia se topó" y en ese momento pesó darle al pueblo aquello que les estaban quitando.
Muy curioso el papel de la iglesia, supongo la católica, cuando hace presencia en Quills.
Por un lado la esposa del doctor, recluida en un convento, casi monja pero tratada de forma misógina por su esposo, utilizándola de la misma manera que Sade describe sus torturas eróticas en el papel.
El doctor abusa de la “virgen” y como dato curioso, rechaza el uso de la imagen que posee su esposa, imagen estatua, imagen mujer, imagen de una velada e hipócrita pureza.
Por otro lado, el cura que es tentado por la carne, y que es castigado con la locura.
Hay un pasaje que también lo involucra con actos de necrofilia.
Es como si en Quills presenciamos el poder de la iglesia en todo nuestro alrededor, en la cama, en las relaciones con los plebeyos, con los enajenados mentales, con la misma clase acomodada, pero lo que vemos es la manera incorrecta de actuar de los representantes de la fe.
Es decir, Quills nos dice que ellos también tienen sus defectos y como humanos que son, son sensibles a los placeres de la carne.
Por ello, una de las cosas que me agrada del Marqués de Sade y que quedo muy bien plasmado en Quills fue que describe a la perfección el doble moralismo de la época.
Por ejemplo:
Es fascinante cuando hace la obra en el manicomio.
La escritura, recluida en el asilo, marcada por la locura y la lucidez; escrita en sabanas usando vidrio y sangre de los dedos de aquel provocador, lujurioso, el Marqués de los sediciosos escritos eróticos, remedo de anticristo ensalzado por Napoleón a través de la censura, termina entre letras y su propio estiércol.
Quills reivindica el arte por el arte en la cinematografía alejándola de una pretensión meramente representativa, evita seguir al pie de la letra la vida del Marqués a favor de contar una historia, obvia dicha pretensión y logra tener un buen argumento.
Sin embargo al quitarse de encima la representación de la realidad y evitar poner como único protagonista al Marqués de Sade, logra mantener la importancia que merece; este es un gran logro, conservar el equilibrio entre el énfasis que se hace en el personaje de Rush y la simultaneidad de los acontecimientos que se desencadenan a su alrededor.
Un gran logro es controlar lo sencillo, miradas sinuosas, comentarios punzantes, tomas adecuadas, para lograr crear sensaciones, líneas no dichas, pero expresadas; situaciones posibles, el juego con el ¿Qué sucederá?, inesperada y fluctuante.
“Conversation, like certain portions of the anatomy, always runs more smoothly when lubricated”
Quills es un banquete de dos horas disfrutando de Rush, junto a Joaquin Phoenix y Michael Caine, que como siempre se crecen.
Creíbles las actuaciones de Kate Winslet como Madeleine, quien encuentra el refugio, la necesidad de expresar aquel mal que llevamos dentro según San Agustín, en las lecturas del Marqués, esta es su cárcel, la tentación imposible, simultáneamente es piadosa y muy frágil, débil, realiza muy bien su papel.
Geoffrey Rush como el protagonista, logra llevar al éxtasis sus escenas, llenas de locura, tinta y tormento, la sensación de una mente desquebraja y carnal es lo que logra producir, una palabra:
Blasfemia.
Joaquin Phoenix, un cura que se cuestiona constantemente, ante todo un joven con la enfermedad del idealismo, encuentra en Madeleine el pecado, el amor en forma de mujer, el control de sus miradas, candentes, logra expresar lo introspectivo, lo que mantiene enjaulado en la mente a través de estas.
Las buenas interpretaciones de todo el ENORME reparto hacen que elijamos pronto y de manera objetiva hacia quién inclinamos nuestras simpatías; y por si hubiera alguna duda, la sibilina lengua del Marqués de Sade, intelectual látigo para fustigar hipócritas, nos aclara conceptos y barre de obstáculos el camino de la razón y la verdadera literatura.
"Yo, viene a decir, no soy culpable de los resultados que provocan mis escritos.
¿Sería la Iglesia responsable del ahogamiento de sus fieles, si estos, siguiendo las pautas del evangelio quisieran caminar sobre las aguas?"
Quills es lo moral, lo inmoral y lo amoral se cuestionan con desafío y sin tapujos, y las distintas facetas del prisma humano, desde la falsedad más taimada hasta la honestidad más genuina, adoptan un personaje.
“He's a writer, not a madman”
A veces se mezcla el alienado con el inspirado, el simple provocador con el artista.
Es ley de vida que esto ocurra en momentos de tiranía, que de la noche al día la blasfemia se convierta en apostasía.
Pero Quills no rebaja en nada al Marqués.
Sencillamente espectacular su tremenda lucha por esa libertad de expresarse libremente a pesar de los tabús de la época y la falsa moralidad de muchos.
Cada vez que le quitaban papeles, plumas o ropas, disfrutabas más aun con su ingenio para seguir escribiendo tales relatos escandalosos.
En Quills están reflejados la obsesión y erotismo del Marqués, así como la decadencia del resto del pueblo.
Es interesante que, no solo su literatura fue prolífera, sino también su influencia hasta el día de hoy en los interesados como él, en el sexo.
Se deja en evidencia que todos los individuos que están fuera del manicomio viven en una doble moral, muy cristiana, y que los que están dentro, sin embargo, son lo que aparentan ser.
Por lo tanto:
¿Quiénes son los "sanos" para juzgar a los enfermos?
A día de hoy... ni que decir tiene que esto sigue siendo así.
¿Quiénes son los que nos juzgan realmente?
Si miráramos detenidamente aquellos que deciden sobre nosotros, la conducta depravada de algunos de nuestros dirigentes nos daría más vergüenza y asco de lo que imaginamos.
Destaco de Quills el ENORME repertorio de frases estupendas y reflexiones magníficas, son de lo mejor.
No están todas las que son... pero las que están, lo son.
Lejos de entender la interpretación de los actores, lejos de comprender el lenguaje cinematográfico como son encuadres, fotografía, etc.; me baso en lo que entiendo... diálogos y reflexiones que se tejen a lo largo de Quills.
La historia es claramente un grito por la libertad de expresión y la sublime, a veces dolorosa, necesidad de crear, estupendamente narrada, mostrando como todo el mundo tiene perversiones o fantasías, en este caso sexuales, que puede ocultar, pero que seguirán ahí y que son innatas a todo ser humano.
El Marqués daba rienda suelta a las suyas en sus novelas, y con ellas otras personas veían saciadas sus propias perversiones, como Madeleine le cuenta al abate.
“Beloved reader, I leave you now with a tale penned by the Abbe du Coulmier, a man who found freedom, in the most unlikeliest of places:
At the bottom of an inkwell, on the tip of a quill.
However, be forewarned, it's plot is blood-soaked, it's characters depraved, and it's themes... unwholesome at best.
But in order to know virtue, we must acquaint ourselves with vice.
Only then can we know the full measure of man.
So come...
I Dare you...
Turn the page...”
En definitiva, Quills es excelente alegato contra la imposición de unas normas morales para ocultar nuestra propia naturaleza, vergonzosa como hipócrita, con nuestras perversiones y fantasías que en muchos casos necesitan ser saciadas de un modo u otro.
Sus escritos a día de hoy no son capaces de provocar al lector, ya no.
El mundo, sin haber cambiado mucho desde el siglo XVIII, sigue siendo tan depravado y sucio sólo que ahora ciertas cosas se hacen públicas, se saben.
La gente ya no se escandaliza.
Sade no fue un genio, sencillamente por cómo se crió él entre religiosos pervertidos, se rebeló contra todo aquello que vio.
No fue un genio sino un valiente que tuvo las narices de plantarle cara al sistema.
¿Era el Marqués de Sade un espíritu libre o un pervertido sexual?
Esa es la pregunta que se viene haciendo el mundo intelectual desde hace más de dos siglos, lamentablemente pocas veces la respuesta toma matices más realistas y menos polarizados y académicos, en todos los hombre habita un monstruo no es una frase nueva; pero…
¿Quién era el Marqués de Sade?
Seguro era el hombre más misterioso, escurridizo y fascinante que dio la Francia de mitad de siglo XVIII, y sus obras las más criticadas, vetadas e incomprendidas; pues justamente por eso el tema era, más para dejar la moraleja moral a un lado y dejar una historia abierta a opiniones subjetivas; cosa que no hizo el director, quizá por miedo a la siempre estricta, moralmente correcta, hasta en lo incorrecto, y "humana" industria cinematográfica reinante.
En español, "quill" significa pluma, concretamente pluma de escribir.
Del arte de escribir y también de cosquillear la moral social con toda la maldad y la libertad que puede soltar una pluma, trata Quills.
La pluma es, en muchos casos, más fuerte que la espada, y el Marqués de Sade no ha sido el único escritor que lo ha demostrado con sus obras, en este caso unas obras algo cuestionables literariamente, no por el género sino por su calidad a la hora de ser plasmadas en el papel, pero de gran valor a la hora de analizar las conductas, perversiones y fantasías sexuales y otros aspectos psicológicos del ser humano.

“I've been to hell young man, you've only read about it”


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