Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains)

“Basierend auf der Arbeit über die sexuelle Verlangen von Gefangenen durch Franz Hallering und auf den tatsächlichen Aussagen von Karl Plättner aus seinem Buch Eros in Gefängnis, gegründet auf seine Beobachtungen von acht Jahren Gefängnis”
(Basado en el trabajo de Franz Hallering sobre el deseo sexual de prisioneros, y en los escritos reales de Karl Plattner, de su libro “Eros en La Prisión”, basado en sus observaciones a partir de 8 años de prisión)

Durante el siglo XIX, se produjo la transformación del “sodomita” al “homosexual”; gracias al auge de la psicología, en la que el homosexual dejó de ser un “pecador a ojos de Dios al que hay que hacer arder en la hoguera”, para pasar a ser un “enfermo”, un “perverso” o un “degenerado”, próximo a la criminalidad, que necesita de tratamiento médico para su “cura”
A finales de ese siglo, la teoría de la degeneración, estaba firmemente enraizada gracias a obras médicas como “Psychopathia sexualis” (1886) de Richard von Krafft-Ebing, “Die konträre Sexualempfindung” o “El Sentimiento Sexual Contrario” (1891) de Albert Moll, “Geschlecht und Charakter” o “Sexo y Carácter” (1903) de Otto Weiniger, y “Entartung” o “Degeneración” (1895) de Max Nordau.
También, se extiende la idea de la homosexualidad como una “perversión” que es innata, y que por tanto no debe ser castigada.
Pero al lado de esta forma innata, se creía que existía una forma adquirida, que podía llegar por seducción, violación, depravación o, a menudo, por onanismo.
Con la creación del Segundo Imperio Alemán, en la unificación alemana, el nuevo código penal adopta la legislación prusiana en cuestión de homosexualidad.
Así, a partir de 1871, la homosexualidad volverá a estar castigada en todo el territorio, incluida Baviera, donde había dejado de ser delito, 57 años antes.
El famoso “Paragraph 175” del código penal alemán, fue la norma jurídica que estuvo vigente en Alemania, desde el 1 de enero de 1872 hasta el 11 de junio de 1994, cuyo contenido penaba las relaciones homosexuales entre personas de sexo masculino; y decía lo siguiente:
“La fornicación/lujuria contra natura realizada entre hombres o de personas con animales se castigará con pena de cárcel; también se podrán retirar los derechos civiles”
La pérdida de derechos civiles, podía implicar la retirada del doctorado o del derecho a voto, o a ser elegido.
De forma similar a lo ocurrido en El Imperio, posteriormente en La República de Weimar, el régimen político y, por extensión, el período de la historia de Alemania comprendido entre 1918 y 1933, tras la derrota del país en La Primera Guerra Mundial; los partidos de izquierdas no consiguieron abolir el artículo 175, por falta de la mayoría necesaria, considerando que:
“Hay que basarse en que la opinión pública alemana, considera la relación sexual entre hombre y hombre, como un error, que es capaz de arruinar el carácter y destruir el sentido de la moral.
Si este error se extiende, lleva a la degeneración del pueblo, y a la decadencia de sus fuerzas”
En total, unos 140 mil hombres fueron procesados bajo las diferentes versiones de este artículo; y popularmente, la denominación para homosexuales, se convirtió en “175er” o “los 175s”, y se consideraba el 175, como “la fiesta de los maricones”
Para hacer cumplir el párrafo 175, se crearon unidades policiales especializadas que perseguían y controlaban este crimen, recopilando detallados archivos sobre las actividades de los homosexuales, las llamadas “listas rosas”; y se veían afectados sobre todo, aquellos que acudían a baños públicos para el sexo anónimo, y los que se movían por ambientes de los bajos fondos.
Entre 1923 y 1924, aumentaron drásticamente los juicios y las condenas por el artículo 175.
El fenómeno fue debido a la publicidad que recibió el asesino en serie, Fritz Haarmann, que según afirmaciones propias, había matado a 40 prostituidos, a los que quitaba la vida a mordiscos en el cuello, tras haber llegado al clímax…
Así pues, concluida La Primera Guerra Mundial, y en una época de liberalización de la moral sexual alemana, surgieron decenas de documentales y cortometrajes, tendientes a combatir el oscurantismo moral, y el desprecio a los homosexuales.
Algunos trabajos llevaron el sello y colaboración del Instituto de Ciencias Sexuales, creado por el doctor Magnus Hirschfeld, y destruido por los nazis en 1934.
Pero para 1925, la comisión parlamentaria encargada, propuso eliminar el 175, y sustituirlo por otros 2:
El 296, para “la fornicación/lujuria entre hombres”; y el 297 para los casos con agravante.
El artículo 296, fue rechazado en la comisión, pero el 297 fue aceptado con tan solo los votos en contra del Partido Comunista.
Como resultado, cualquier hombre que aprovechara una posición de poder para conseguir sexo con otro hombre, los que ejerciesen o acudiesen a prostitutos, y los que tuviesen relaciones sexuales con menores de 21 años, debían ser condenados a una pena de cárcel de más de 6 meses.
A pesar de mantenerse la discriminación frente a la heterosexualidad, el sexo entre hombres adultos, dejó de ser delito en el borrador del nuevo código penal realizado en 1929.
Sin embargo, este nuevo código penal nunca llegó a aprobarse; antes de que llegase al parlamento, pues se realizaron las elecciones de 1930, en las que El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), El Partido Nazi, se convirtió en la segunda mayor fuerza política.
El resto es, lamentablemente, historia…
“Er riecht nach außen”
(Hueles al exterior)
Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) es un drama del año 1928, dirigido por William Dieterle.
Protagonizado por William Dieterle, Gunnar Tolnæs, Mary Johnson, Paul Henckels, Hans Heinrich von Twardowski, entre otros.
El guión es de Franz Höllering, Herbert Juttke, y Georg C. Klaren; basados en un libro de Franz Höllering, que a su vez se basó en una historia del “Eros im Zuchthaus” o “Eros en La Prisión” de Karl Plättner.
El título usado para comercializarlo en inglés “Sex In Chains” puede sonar como algo de porno, pero eso no es ni de lejos; más bien se puede traducir como “Sexo en La Prisión: El Deseo Sexual de Los Reclusos”
Dicho lo anterior, para el año 1927, William Dieterle y su esposa, Charlotte Hagenbruch, crearon su propia productora, lo que le permitió dirigir más películas, como ésta, en la que el director también interpretó el papel protagónico.
Para entonces, Dieterle tenía 30 años, y era ya un director de cine exitoso y prolífico.
Pero hay que tener en cuenta que, a partir de 1931, las películas de Dieterle, todas tendrán títulos en inglés, pues para ese año ya residía en Hollywood; por tanto, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) pertenece a su etapa alemana, la cual no es muy conocida; una película muy innovadora para la época, rodada en la liberal República de Weimar, en la Alemania de entre guerras.
Sin embargo, El Consejo de Cine de Berlín, no dio un gran respaldo a la película, e impuso una prohibición para su proyección en grupos de jóvenes; y a petición del Ministerio del Interior de Baviera, por decisión del 16 de enero 1930, fueron recortados unos 70 metros de película, un 2 o 3%, que correspondían a escenas de sexo explícito, aparentemente.
La acusación era respaldada por el poder judicial, el Código Penal, y el Procedimiento Penal, del cual El Ministerio bávaro no informó a la prensa.
Y en marzo de 1933, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) fue totalmente prohibida, a petición del Centro Regional de Cine de Baviera, El Ministerio de Justicia de Baviera, y El Partido Nazi.
Y es que el tema de la homosexualidad masculina en las cárceles, que se desarrolla a lo largo del metraje, en su momento fue muy escandaloso, ya que se trataba el tema frontal y directamente; por lo que era de esperar que en su estreno se suscitaran reacciones muy vivas, e incluso se produjeran varios incidentes.
No obstante, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) es un registro que señala la libertad artística que existía en La República de Weimar, que muy pronto los nazis se encargaron de sepultar.
Tanto fue el atrevimiento, que el director tuvo que huir con la llegada de Hitler al poder, el cual ordenó eliminar todas las copias de este largometraje.
Por dicha, muchas décadas después, en 1998, el Filmmuseum München, restauró una copia de 40 minutos, de los 120 que duraba originalmente; basándose en copias fragmentarias que se encontraban en el Gosfilmofond de Moscú, la Stiftung Deutsche Kinematek, el Filmarchiv de Berlín, y del Deutsches Institut für Filmkunde de Fráncfort.
La historia gira alrededor de Franz Sommer (Wilhelm Dieterle), y su esposa Helene (Mary Johnson), una pareja de recién casados, que están pasando por una mala racha; puesto que Sommer no tiene un empleo fijo, en parte debido a su naturaleza excesivamente honesta.
Mientras tanto, Helene consigue un trabajo vendiendo cigarrillos y puros en un restaurante...
No es hasta que el dueño del lugar se insinúa a Helene, e ignora la advertencia de Sommer, de dejarla en paz, que Sommer le da un empujón:
El jefe de Helene cae, se golpea en la cabeza, y muere unos días más tarde.
Como consecuencia, Sommer es arrestado, y sentenciado a 3 años de cárcel, confinado a una celda con otros 3 reclusos, uno de los cuales es Steinau (Gunnar Tolnæs), con quien hizo buena amistad y que pronto es liberado, por lo que le promete a Sommer, ayudar a su esposa económicamente mientras esté en la cárcel.
Steinau cumple su promesa, dándole a la esposa un trabajo en su empresa, y ofreciéndole su amistad, mientras ambos se esfuerzan por sacar a Sommer de la cárcel.
Pero en prisión, Franz iniciará una relación de afecto con un preso llamado Alfred Marquis (Hans Heinrich von Twardowski), que será su apoyo para pasar el largo tiempo entre los barrotes.
Mientras que Franz y Alfred tienen un acercamiento que roza el idilio; Helena iniciará una relación sentimental con su jefe, Steinau, que al haber estado en la cárcel, comprende la situación de su marido.
Sin embargo, con Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains), el director William Dieterle, denuncia los efectos nocivos de la prohibición de visitas conyugales en las cárceles, para luego presentar una historia de amor entre 2 prisioneros:
Uno, homosexual declarado; y el otro, inconsolable por estar lejos de su esposa; una historia de amor homosexual entre presos, de final trágico, aunque lo que se pretendía, era denunciar otra cosa.
No obstante, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) es bastante oscura en el planteamiento, incluyendo temas tales como matar a otras personas, cometer suicidio; donde el sufrimiento no es sólo físico, sino también de naturaleza emocional; en las que las audiencias más jóvenes, no se les permitió verlo, porque los nazis lo prohibieron.
Por tanto, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) es la única película en 1928, que luchaba por la liberalidad y la dignidad humana, contra la insensibilidad y la intolerancia.
“Madame, wenn ich dein Glück zerstört habe, vergib mir”
(Señora, si yo he destruido su felicidad, perdóname)
Las diferentes orientaciones sexuales, han tenido un crecimiento constante dentro de la historia del cine.
Han evolucionado de mostrar una visión negativa,  la cual se reflejó en gran parte del siglo XX, mostrando con burla, desprecio y rechazo; a una construcción más positiva, con personajes homosexuales protagonistas, con problemas personales y actitudes más integradas al sistema social.
Si bien, gran parte de las películas han mostrado lo difícil que es “salir del armario” también han retratado la violencia, homofobia, la salud, y la psicología de personajes sexo-diversos.
Siendo interesante Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains), porque generalmente los medios masivos muestran relaciones homosexuales en las prisiones de 2 formas clichés, porque ha sido el escenario favorito para explorar el tema:
Por lo general, es en cárceles femeninas, ya que permiten explotar el deseo y la represión sexual; o explorar las relaciones femeninas sin los hombres.
Y las relaciones sexuales entre hombres en la cárcel, por lo general se limitan a escenas de violaciones brutales, pero Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) de William Dieterle, va mucho más allá; siendo una de las joyas del cine gay de los primeros tiempos; que cuenta la historia de un hombre felizmente casado con su mujer, que acabará en prisión de manera involuntaria, donde tendrá un romance con otro hombre.
La historia se puede dividir en 4 partes:
Primero, la historia de amor entre marido y mujer, Franz y Helene Sommer, y cómo Franz llegó a la cárcel.
La segunda parte muestra la frustración mental y sexual que ambos sienten, al estar separados, y por tanto tiempo.
La tercera parte es la forma en que ambos se ocupan de “la tensión”
Y la última parte, se lleva a cabo cuando se reúnen…
Sin embargo, a la mitad, se tiene la sensación de un largo documental, con la difícil situación que afronta la pareja principal, y las acciones resultantes; del esposo y la esposa separada, que muestra la urgente necesidad de reforma del sistema penitenciario.
Gran parte de lo que sigue, se centra en la frustración de los hombres por estar separados de las mujeres, con escenas en las que los presos hacen cuerpos desnudos de mujeres con migas de pan y agua; o la lucha por un pañuelo perfumado de una señora, introducido de contrabando en una visita.
A la vez, se aprecia una fuerte corriente homoerótica, aunque sólo apreciada indirectamente.
El hecho que Franz esté en la cárcel, trae cambios en la historia:
Helene, se vuelve loca por la ausencia de Sommer, por lo que frecuenta a Steinau, para tratar desesperadamente de entrar en la prisión, y termina durmiendo con él.
Algo impensable en Hollywood.
Mientras la relación de Sommer con su compañero de celda, Alfred Marquis, comienza a pasar del segundo, a un primer plano.
Tanto así que vemos una escena en la misa de la prisión, en la que Sommer y Marquis se sientan uno al lado del otro y, mientras el cura está diciéndoles que “no deben caer en la tentación”, Marquis escribe “Franz y Alfred” en la cubierta de su Biblia; se lo muestra a Sommer, que éste muestra indiferencia.
Esa noche, Sommer, viendo a Marquis ensimismado en sus pensamientos, le pregunta en que piensa…
Marquis presunta que su no respuesta significará que le odiará si se lo cuenta, a lo que extiende su mano.
Sommer la toma, y la cámara comienza a moverse hacia la cama de Marquis, mientras que la escena cambia hacia una imagen de la noche en el exterior de la prisión...
Algo sucedió, muy sutilmente entre ellos.
Al día siguiente, Helene realiza una visita privada a Sommer, en la que pretende decirle lo que sucedió con Steinau, pero no lo hace…
Tampoco Sommer dice nada.
El corto encuentro, resulta incómodo y distante.
Más tarde, Steinau realiza su presentación ante El Tribunal, solicitando la reforma del sistema penal, pero sin éxito; por lo que Steinau pide a Helene, que se divorcie de Sommer, y se case con él, pero ella lo rechaza.
Mientras tanto, Marquis es liberado; y también Sommer poco después.
En una corta escena, se ve a Marquis con otro hombre cerca de un río, comentándole que Sommer salió de la cárcel ese mismo día.
El otro hombre comenta de forma cínica, que Marquis podría conseguir bastante dinero, si Sommer es rico; por lo que Marquis se ofende, y se va.
Aunque no esté explicado, la escena sugiere el uso del artículo 175, de la ley alemana contra la homosexualidad masculina, sería usado para chantajear a Sommer.
Así, vemos a Sommer volver a casa, donde su mujer se alegra de verle.
Él se alegra de ser libre, tanto que abre todas las puertas de la casa; pero le confiesa a Helen, que ya no la ama.
Helene cree que ha descubierto lo de Steinau, pero cuando se lo menciona, él niega haberlo sabido.
Es en ese momento, en el que llaman a la puerta, y Helene la abre para encontrarse a Marquis con un ramo de flores para Sommer…
Helene se lo imagina todo:
Sommer, ahora todavía más deprimido, lo echa.
Marquis deja las flores en la entrada, y se disculpa con Helene, mientras esta le acompaña a la salida.
De vuelta al interior, ve a Sommer que mira la válvula de gas del calentador.
Él le dice que no puede seguir viviendo, y le dice que se vaya, pero ella se niega.
Sommer abre la válvula del gas, y finalmente, ambos mueren.
Serán 2 últimas imágenes en las que vemos los primeros planos de sus rostros, extrañamente serenos, muertos por intoxicación de gas, que ahora bien pueden ser vistos como un recordatorio espantoso de un destino similar, bajo el mando de Hitler, para millones de personas.
Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) fue sólo el 4° trabajo de William Dieterle como realizador, que posteriormente iría a dirigir más de 80 filmes en las 3 siguientes décadas en Hollywood; y se puede sentir lo experimentando que era ya con la cámara, convirtiéndose a sí mismo, en un contador de historias verdaderamente visual; demostrando al tiempo, su dominio del expresionismo alemán, con el empleo de un estilo visual que va desde la clásica hasta el delirio, con énfasis en el segundo; equilibrando un sentido romance con el erotismo discretamente humeante, en ambas vertientes, hetero y homosexual.
Como se podría esperar de una mezcla tal, hay algunos momentos realmente tontos, pero muchos más son inspiradores, y unos pocos son inolvidables.
Hay que destacar, que muchas escenas fueron eliminadas del original, porque fueron destruidas, por lo que la película fue construida a base de copias y negativos; además, hay que tener en cuenta, que en Alemania existía censura contra la homosexualidad; y aun así, la trama y el propio título de la obra, no dejan lugar a dudas de las intenciones del director.
Es a través de pequeñas escenas, de escasos segundos, que se va mostrando la relación entre Franz y Alfred Maquis:
Con un lento apretón de manos; una escena en la duchas; un tocamiento de la cabeza, un acercamiento de los cuerpos, etc.
El final es simbólico, pues Franz se suicida junto con su esposa, porque afirma no sentirse enamorado de su mujer, y quiere poner fin a su vida en pareja.
Siendo una forma implícita de reconocer que es homosexual, algo que supone una carga que no podrá soportar, y un estigma de la época, y la prohibición de la ley.
Por tanto, aquellos que esperan ver porno por el título de la película, acabará tristemente decepcionado.
Por supuesto que hay un desfile de prohibiciones de la era pre-código Hays para satisfacer; y muchos toques afilados, visualmente fascinantes, y satíricamente dispersos por todo el metraje.
Desde el inicio, se le propone a Franz, que para realizar el trabajo, tiene que ser “gay”, en alusión a que deberá sonreír constantemente, algo a lo que Franz no está acostumbrado, claro está, el término “gay” tenía una definición totalmente diferente a la actual, la cual era “alegre”
Por el contrario, Sommer parece representar “la homosexualidad situacional”, que vendría a ser la condición en algunas personas básicamente heterosexuales, que cuando están completamente privadas de oportunidades del distinto sexo, como en la cárcel, formar enlaces íntimos del mismo sexo, durante su estancia en el reclusorio, pueden volver a su estilo de vida heterosexual tras su liberación…
Por supuesto, la relación Sommer y de Alfred, no es sólo un ejemplo cinematográfico de un fenómeno psicosociológico común; es dolorosa y conmovedora, aunque comprimida dentro de la última media hora, y no está desarrollada a cómo debería.
A pesar de lo poco que vemos de Sommer y Alfred, se siente genuino, y por tanto, emociona, por lo que debió haber recibido al menos tanta atención como el acoplamiento con Helene.
Aunque algunos espectadores podrían argumentar que Alfred es demasiado bueno para ser verdad, con sus rasgos cincelados, finamente nórdicos, lleno de inocencia y amor discretamente de corazón abierto para Sommer.
Por ello, Dieterle los presentan como reales, y decir que la película necesita un ejemplo de amor apasionado, pero auto controlado es, así, un eufemismo, pues vemos en varios casos, lo que ocurre con los obsesos sexuales.
Y en caso de que necesite un personaje gay menos noble y de modelo “imperfecto”, tenemos un prisionero “alegre”, uno de los otros que comparte el cuarto, al que no se le da un nombre, ni siquiera en el guión.
Él se muestra en muchas escenas, en general tiene por lo menos tanto tiempo en pantalla como Alfred; pero nunca se desarrolló más allá de un estereotipo exhibicionista, uno que aún se podía utilizar, como lo es en una comedia de situación.
Pero la escena más potente, toma lugar durante la noche, en la que la cámara se sitúa al nivel de las camas; aunque Dieterle mantiene a Sommer y Alfred físicamente separados, cada uno se aloja en su respectiva cama, al menos mientras la cámara está rodando, y utiliza el movimiento lento, cargado de erotismo en la cámara panorámica, de ida y regreso entre ellos, una y otra vez, para proporcionar una conexión palpable.
El diálogo del intertítulo hacen evidentes las imágenes:
Sommer: “Alfred, ¿qué estás pensando?”
Alfred: “Coloque su mano sobre el corazón, y prométame que no se reirá de mí”
Sommer: “Nunca se reiría de ti”
Aquí no hay intertítulo, pero vemos como Alfred mueve claramente la boca, diciendo “Te amo”
Ocurre una larga pausa, y luego... continúa la cámara a juego con el intertítulo:
Alfred: “Usted no dice nada, ¿me desprecias?”
Sommer no contesta…
Cuando por fin llegamos al clímax sencillo, pero sentido, con sólo sus 2 manos agarradas finalmente, es tal vez el momento más emotivo en toda la película.
Después de mantener en esa imagen emocional, durante varios latidos, Dieterle corta a la siguiente escena, permitiendo que cada uno de nosotros imaginemos lo que queramos pensar de lo que sucedió después, entre Sommer y Alfred...
Técnicamente, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) también tiene sus puntos altos.
Vemos transparencias que demuestran el esfuerzo de Sommer en las visitas de trabajo a domicilio, o los sueños de Franz y Helene, que están impresionantemente ejecutados para la época.
Así como los movimientos de cámara, y la profundidad en los exteriores, o las sombras del expresionismo alemán, etc.
Sobre el final, unos podrían pensar que se ha llegado al extremo de lo patético; pues en su momento, la homosexualidad todavía era vista con disgusto por la mayoría de los miembros del público, pero no hay nada respecto al disgusto de la infidelidad heterosexual de Helene, aunque de manera implícita, esta pareja del sexo opuesto, está aquí para defender su “status quo” fatalmente civil.
En retrospectiva, paradójicamente Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) se trata de una denuncia a favor de la reforma del sistema penitenciario progresivo, que en realidad tiene una mala opinión de la masculinidad, y por extensión, de la naturaleza humana.
Los hombres se vuelven locos por el sexo cuando se les priva de la “gratificación heterosexual natural”, así lo vemos descaradamente cuando el jefe pellizca a Helene, siendo una camarera subempleada del acosador, que pone toda la trama fatalista en movimiento; o recurrir a pan moldeado de migas, en una mujer desnuda, pasando de lejos los cuentos de otros internos a los que se les “retiraban las fuerzas” es decir, se castraban; o para acabar con la frustración heterosexual, varios presos violan a un compañero de prisión en sus sueños, etc.
Pero también Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) tiene su parte siniestra:
¿Qué pasa con la sexualidad de las mujeres?
La cada vez más lujuriosa y melodramática obsesiva Helene, no es una chica del cartel para la integridad femenina…
No es de extrañar, que Hitler llegara al poder como un feroz oponente del liberalismo y la inmoralidad, y que su demanda implacable hacia los valores más estrechamente definidas de la familia:
“Kinder, Küche, Kirche” o “Niños, Casa e Iglesia” tomaran importancia en una Alemania, cuyos amarres socialmente habían caído bajo.
Llegando a tomar la decisión final de esta manera suicida, los protagonistas, a sabiendas de las infracciones del decoro civil, en lugar de resolver las cosas, ya sea juntos, o por su cuenta; no es de extrañar que tales sentimientos desesperados de impotencia y odio a sí mismo, prepararía el camino para la más tiránica figura del siglo XX, en las que “el sexo en las prisiones” daría paso al sueño de un dictador, de un “mundo aprisionado”
Del reparto, son en su mayoría alemanes, pero también encontramos escandinavos en los papeles principales.
Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) parece ser sobre el último trabajo de Mary Johnson, y Gunnar Tolnæs; ambos no parecen haber sido alemanes, y puede que haya sido necesario abandonar el país, con los problemas inminentes en Alemania.
Sin embargo, las 2 mejores caracterizaciones son, quizás no por casualidad, Dieterle, y su amante masculino en pantalla.
El actor Hans Heinrich von Twardowski, quien era homosexual declarado, y tuvo una larga carrera como actor, muy curiosamente, también fue guionista, sin acreditar, en la obra de 1922, “Phantom” de F.W. Murnau.
Por desgracia, el guión de Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) no le permite a Twardowski, desarrollar el personaje de Alfred,  pues este entra en la historia, a los dos tercios del metraje, es decir, casi al final.
Dicho lo cual, Geschlecht In Fesseln - Die Sexualnot Der Gefangenen (Sex In Chains) no es del todo pro-derecho de los homosexuales; sino más bien, el mensaje tira a  mirar de lo largo, lo que significa la separación de un matrimonio, lo que termina haciendo eso para ellos, y para la sociedad.
Por último, la banda sonora de la edición restaurada, corre a cargo de Pasquale Perris, la cual está totalmente fuera de lugar, pues no calza muy bien con las imágenes.
“Legen Sie Ihre Hand über dem Herzen und versprechen, dass du mich nicht lachen”
(Coloca tu mano sobre el corazón, y promete que no se reirás de mí)
Hace décadas, en Alemania eran considerados actos contra la naturaleza, la relación sexual entre personas del mismo sexo, o de humanos con animales, los cuales se castigaban con la cárcel.
Esta legislación discriminatoria, que sobrevivió a La Segunda Guerra Mundial, y contribuyó a negar todo reconocimiento histórico a las víctimas homosexuales del Holocausto; facilitó la proliferación de estafadores y chantajistas que se sirvieron de ella para atemorizar y doblegar a homosexuales de todos los niveles sociales.
En 1935, el régimen nazi endureció el contenido del artículo 175; y entre otras cosas, se incrementó la pena máxima de 6 meses a 5 años de prisión y, además, se ampliaron las actividades relacionadas con actos condenables bajo la ley.
Inicialmente, sólo se refirió a la actividad sexual, a todo tipo de acciones “obscenas”, pero el nuevo párrafo 175ª, pensado para “casos con agravante”, prescribía penas de 1 a 10 años de trabajos forzados.
La homosexualidad era reprimida, porque se consideraba una muestra de degeneración racial que podía transmitirse, como vicio, de unos individuos a otros; por ello, había que cortarla de raíz, para evitar que se extendiera entre la población.
Posteriormente, La República Democrática Alemana, retomó en 1950, la anterior versión del artículo 175.
Sin embargo, persistió en el uso del artículo 175ª.
A fines de los años 1950, se dejó de castigar la homosexualidad entre adultos, pero en 1968, La RDA, creó su propio código penal, en el cual, dentro del artículo 151, se condenaban las relaciones homosexuales con menores, tanto para hombres como para mujeres.
En 1988, el artículo 175, se eliminó completamente.
Mientras durante 2 décadas, La República Federal de Alemania, mantuvo las versiones de los artículos 175 y 175ª, de igual forma que durante la época del nacionalsocialismo.
En 1969, se realizó una reforma, y en 1973 otra.
A partir de ese momento, sólo eran sancionables los actos homosexuales con jóvenes varones menores de 18 años y, tras un intento fallido de “Los Verdes”, partido político que protege el medio ambiente, afiliado en el liberalismo de izquierda, y el pacifismo; así como vinculado a la defensa de los derechos civiles y al feminismo radical; el artículo 175 fue definitivamente eliminado en 1994, con la adaptación de las legislaciones de ambas Alemania.
Para el 2008, la homosexualidad es ampliamente aceptada en la sociedad alemana, sobre todo en las grandes ciudades.
Ya no existen leyes que castigan las relaciones homosexuales, y desde el 1 de agosto de 2001, las parejas del mismo sexo, tienen la posibilidad de realizar uniones civiles, que da derechos similares al matrimonio, pero no todos, como es el caso de las ventajas fiscales; por lo que el matrimonio como tal, sólo es posible para parejas heterosexuales.

“Auch wenn es auf diese Weise nur enden kann?”
(¿Incluso si sólo puedo terminar de esta manera?)



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