Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones
“Those who cannot remember the past are condemned to repeat it”
Los suicidios colectivos, pueden ocurrir en diversos contextos.
De esta forma, por ejemplo, son famosos los casos de suicidios en masa en contextos religiosos, incitados o inducción al suicidio por sectas en las que los individuos llegan a pensar que hechos definitivos, tales como “El Fin del Mundo”, o el paso a otra vida mejor, lo que implica morir o desprenderse del cuerpo.
Destacar, por ejemplo, el suicidio colectivo de 1978, denominado como “La Tragedia de Jonestown”
Primeramente cabe señalar, que una secta es el conjunto de seguidores de una doctrina religiosa, ideológica, política, o filosófica concreta.
El término se usaba originalmente solo para aludir a partidos o comunidades de personas con afinidades comunes:
Culturales, religiosas, políticas, esotéricas, etcétera, que a través de sus enseñanzas o ritos, se diferenciaban de otros grupos sociales.
Solo posteriormente, adoptó el sentido secundario de “herejía”, o creencia y grupo disidente que se separa de su fuente original, o que discrepa de las religiones mayoritarias, casi siempre con connotaciones peyorativas.
Luego, en los años 80 del siglo XX, se define el concepto de “Nuevos Movimientos Religiosos”, para diferenciarlos del concepto negativo popular de “sectas”, y evitar así la persecución de las minorías.
Hasta el ataque del 11 de septiembre de 2001, Jonestown fue la tragedia más espectacular en la historia de EEUU, uno de los supuestos mayores casos de suicidio colectivo ritual en la historia de la humanidad, eliminándose a más de 900 personas; que hizo portada de todos los diarios y revistas.
Allí se repetían casi siempre las mismas fotos de cuerpos boca abajo, abrazados, niños y adultos… así como también fueron icónicas las imágenes de los bidones semi vacíos de jugo de uva y cianuro.
James Warren “Jim” Jones, fue un religioso estadounidense, fundador y líder de la secta “Templo del Pueblo”
Jones nació en el estado de Indiana, hijo de campesinos de origen galés y escocés; en su edad adulta, Jones declaraba ante sus seguidores, tener ancestros de la tribu india cheroqui, pero nunca pudo probar esta afirmación.
Su padre sufrió el efecto de los gases durante La Primera Guerra Mundial, y regresó a Lynn para convertirse en el borracho del pueblo.
Su hijo opinaba de él, que era “un viejo despreciable, un maldito racista”
Tras su muerte, Jim descubrió que había sido durante largos años, miembro activo del Ku Klux Klan. La madre de Jim, Lynetta Jones, escandalizaba a los vecinos por llevar pantalones y fumar en la calle.
Decía que en una vida anterior, había viajado por todo el mundo...
Se suscribió a la revista National Geographic, e inundó los sueños de su hijo, contándole todas las noches, antes de dormir, sus aventuras con los cazadores de cabezas del Amazonas…
Además, sus relatos incluían extraños sortilegios e historias sobre la transmigración de las almas.
Ella creía, que los sueños eran un anticipo de la vida futura, y le dijo a su pequeño, que él estaba destinado a ayudar a los pobres.
Parece ser, que no fue sólo la familia quien aficionó a Jim Jones a estas cosas; pues vivía en una zona del Medio Oeste, llamada “El Cinturón de La Biblia”, donde abundaban los predicadores blancos fundamentalistas.
A los 12 años, Jim empezó a predicar.
Sus sermones versaban sobre la maldición del infierno, y sus devoradoras llamas.
En su juventud, vivía atraído por la religión, y por la labor de pastores y predicadores, lo cual no le impidió unirse en 1951, al Partido Comunista de los Estados Unidos.
Ese mismo año, concibió la idea de la “muerte revolucionaria”, precisamente tras la ejecución de 2 supuestos espías:
El matrimonio formado por Julius y Ethel Rosenberg.
Para El Reverendo, estas muertes significaban que Estados Unidos había dejado de ser “la última y mejor esperanza de la humanidad”
Tras casarse con la enfermera, Madeleine Baldwin en 1949, y terminar sus estudios universitarios, Jones se unió como auxiliar de una iglesia metodista en 1952, y estudiar para convertirse en pastor, fundando en Indianápolis, una congregación religiosa llamada:
“Templo del Pueblo”, con la idea de comulgar con el ideal socialista.
Como dato, mantenía su iglesia mediante la importación y venta de monos a $29 la unidad.
En un principio, el grupo comenzó a ayudar a pobres y marginados a través de un centro social, con comedor gratuito, y un orfanato.
Era el año 1955, y Jones manifestó desde el inicio, su rechazo al racismo, haciendo abierto proselitismo entre la comunidad negra de su ciudad, y dando a sus seguidores negros, un tratamiento similar al de sus feligreses blancos.
Al mismo tiempo, mostraba su adhesión al comunismo, y su admiración por el autoritarismo, exigiendo obediencia ciega a sus seguidores.
No obstante, para mantener sus ideas políticas, Jones empezó a alejarse del Partido Comunista de Estados Unidos, cuando varios líderes de este, empezaron a criticar las políticas de Stalin.
Y esto atrajo las miradas y la atención de grupos radicales.
Los segregacionistas le apodaron, “El amante de los negros”, y tiraban gatos muertos en el interior de su iglesia.
Las ventanas de su casa, cayeron hechas pedazos bajo el impacto de las piedras, y en su patio, explotaron bombas caseras.
Pero cuanto mayores dificultades encontraba, más se empeñaba en seguir adelante.
Por lo que adoptó a 8 niños coreanos y negros.
Su postura antirracista, le valió pasar a formar parte de la recién creada Comisión Municipal contra El Racismo, y en 1961, despachaba directamente con El Alcalde.
Incluso obtuvo el premio “Martin Luther King, Jr.”
Durante los años 60, al tiempo que dirigía obras de beneficencia en favor de drogadictos y personas sin hogar, y apoyaba el movimiento de derechos civiles en favor de la población negra; Jones entró en pugna con otras denominaciones religiosas protestantes, debido a su abierta filiación comunista, al punto de rechazar La Biblia, y proclamar que él mismo era una divinidad, al mismo nivel que Jesucristo.
En 1965, Jones ordenó a su comunidad, formada por unas 140 personas, a dirigirse a California para centrar allí su afán proselitista, y crear una comunidad agraria autárquica cerrada al resto de la sociedad, estableciéndose en la localidad de Ukiah.
Pero en vista que la nueva ubicación dificultaba a Jones la captación de nuevos adeptos, este ordenó a sus seguidores, dirigirse a Los Ángeles y San Francisco en 1972, estableciendo en esta última ciudad, su sede principal.
Desde esa fecha, Jones empezó a ganar gran fama en San Francisco, realizando “curaciones por la fe”, y asombrando al público con su disciplinada congregación religiosa, basada en la doctrina comunista.
En esa época, Jim Jones y su esposa Madeleine, tenían un hijo biológico, y habían adoptado a 6 niños más, de diversas razas, para fundar así, su “familia del arcoíris”, como manera de predicar contra el racismo.
A mediados de los años 70, poco más de la mitad de seguidores de Jones, unas 3.000 personas, eran de raza negra.
El Reverendo, empleaba el sexo para ejercer su poder, y debilitar la relación entre los esposos, con lo que conseguía atarlos más firmemente al Templo del Pueblo.
Sus fieles jovencitas, consideraban que era un verdadero honor, satisfacer sus caprichos sexuales.
Tanto así que en una ocasión llegó a visitar al psiquiatra, para consultarle algún remedio para controlar su libido.
El 13 de diciembre de 1973, Jones fue detenido y acusado de pedir a un hombre, para tener relaciones sexuales en un baño en una sala de cine conocida por la actividad homosexual, cerca de MacArthur Park, en Los Ángeles.
El hombre era un oficial de policía de Los Ángeles encubierto.
Jones dijo ante el hecho y a sus seguidores, que él era “el único y verdadero heterosexual”, pero se supo que existía un número de abusos sexuales contra otros hombres de su congregación, y que los exhibía delante de sus seguidores, aparentemente para demostrar que el hombre tiene tendencias homosexuales.
Por lo que Jones prohibido el sexo entre los miembros del Templo, fuera del matrimonio; sin embargo, él mismo vorazmente se dedica a las relaciones sexuales con miembros del Templo, tanto masculinos como femeninos.
Jones, sin embargo afirmó, que él detestaba la participación en actividades homosexuales, y sólo lo hizo por el bien de los adherentes masculinos del Templo, supuestamente para conectarlos simbólicamente con él/Jones.
Una de las fuentes de inspiración de Jones, fue el controvertido líder del movimiento de Misiones Internacionales de Paz, El Padre Divine.
Y de la mano de ese maestro, aprendió mil trucos que le serían fundamentales a lo largo de su carrera.
La clave del éxito del Padre Divine, consistía en insistir incesantemente en su propia divinidad y sus extravagantes demostraciones del poder de la fe.
Jones aprendió las lecciones como un rayo, y empezó a hacer gala de sus dotes de curandero.
También, le cortejaron los políticos del ámbito nacional, e incluso durante la campaña presidencial de 1976, cenó con Rosalynn Carter, la próxima Primera Dama; ella además, convivió socialmente con 2 asesinos seriales de primer nivel, sin saberlo, naturalmente:
Ted Bundy, y John Wayne Gacy.
Así presionado por denuncias de prensa sobre explotación laboral contra sus seguidores, golpizas feroces, y amenazas para las familias o individuos que intentasen abandonar la comunidad, Jim Jones afrontó opiniones adversas de la prensa de San Francisco.
No obstante, importantes líderes locales como El Alcalde George Moscone, y el concejal Harvey Milk, manifestaron su apoyo a Jim Jones, alegando la firme lucha de Jones contra el racismo y la discriminación.
Inclusive, gracias a las obras de beneficencia emprendidas por Jones, El Alcalde Moscone le encargó la administración de las viviendas construidas con fondos municipales, la San Francisco Housing Authority, en 1975.
Al hacerse más crítica la opinión pública contra Jones, este partió apresuradamente a Guyana, en junio de 1977, siendo seguido pocas semanas después, por casi 900 feligreses.
A la llegada de los primeros colonos, unos cuantos adultos se emborracharon en las tabernas de Georgetown, antes de llegar a la colonia.
El grupo embarcó para subir el río, y una adolescente, con una borrachera monumental de ron, tuvo una aventura amorosa con uno de los marineros.
Jones se enfureció, y una vez llegados a la colonia, castigó a ambos:
Tras desnudarlos y exhibirlos ante la feligresía en la cancha de básquetbol de Jonestown, ordenó que un enorme negro violara y sodomizara a la chica delante de todos; luego le indicó que hiciera lo mismo con el chico…
Los miembros del grupo, siguieron a Jim Jones desde Estados Unidos, hasta la selva de Guyana, donde, según la doctrina de salvación de su líder, se edificaría en realidad, un paraíso en La Tierra, lejos de Estados Unidos, y de la sociedad capitalista.
Allí, Jones compró por $1 millón al gobierno de Guyana, una amplia propiedad rural, donde edificó una comunidad llamada “Jonestown”, recibiendo allí a casi 900 seguidores suyos, llegados desde Estados Unidos.
Se considera que Jones, eligió Guyana, debido a ser un país de habla inglesa, facilitando las comunicaciones, con una población mayoritariamente de raza negra, lo cual excluía toda discriminación hacia sus seguidores negros, y con un gobierno afín a otros gobiernos socialistas, que por tanto, no impediría operar al comunista Templo del Pueblo.
Y es que en EEUU, los 3 ídolos del Reverendo:
Martin Luther King, Jr., John F. Kennedy, y Malcolm X, habían sido asesinados, quizás por agentes del gobierno.
Aunado en el creerse sus propias fantasías, de un mundo de pesadilla surgido de su megalomanía paranoica, otorgó a Jones el poder necesario para convencer a cientos de personas, lavándoles el cerebro.
Eso además que unos años antes, Jones había comenzado a asegurar, que tenía revelaciones que le informaban de un inminente holocausto nuclear.
Para mantener a salvo a su comunidad de semejante amenaza, y de las autoridades del gobierno de EEUU, Jones consideró necesario trasladar su iglesia de Estados Unidos a Brasil pero, antes de radicarse en Río de Janeiro, pasó una temporada en Guyana, un lugar que causó muy buena impresión en él.
Jones, quien hacía tiempo que había creado una atmósfera de miedo y permanente amenaza externa, empezó a fomentar entre sus adeptos, una sensación del “fin de mundo”, sosteniendo que El Apocalipsis era un evento cercano, y que El Anticristo estaba encarnado en el capitalismo que ansiaba destruir la congregación.
Muchos de los miembros del Templo del Pueblo, creían que Guyana sería, como Jones prometió, un paraíso...
Y no le fue difícil al Reverendo, convencer a su rebaño para que se trasladara al supuesto nuevo paraíso, que muy pronto se descubriría que no era tal.
En el territorio arrendado, abundaban las serpientes venenosas, alimañas de toda especie, el calor era insoportable, y la población indígena, tenía por costumbre, robar con descaro.
Tampoco era fácil cultivar la tierra, y la comida y la fruta escaseaban.
Pero eso no fue óbice para que Jones se las arreglara, y presentara el lugar, bautizado como “Jonestown”, como El Edén mismo.
Y en la publicidad, que uso para atraer a más adeptos, falsificó fotografías con frutas compradas en Georgetown, las que hacía colgar en los árboles de Jonestown, aumentando el ritmo de las curaciones por la fe, y se preocupó de arreglar un pequeño sector, para que diera la impresión de que todo el resto era similar.
En cambio, todos los miembros, incluyendo a los niños, terminaron criando animales y comida para “El Proyecto Agrícola del Templo del Pueblo”; 6 días a la semana, desde las 7am hasta las 6pm, cuando era común que la temperatura alcanzase los 38°C.
Según los testimonios de exintegrantes de la secta, las comidas consistían en nada más que arroz y legumbres, de inferior calidad a los alimentos que recibía Jones, alimentos refrigerados, separado de los otros.
Para febrero de 1978, la mitad de la comunidad padecía problemas médicos, tales como diarrea grave y fiebres altas.
Mientras a los miembros a los que se consideraba, tenían graves problemas disciplinarios, se los encerraba en una caja de madera de medidas 2.5 x 1m.
Los que intentaban escapar, eran drogados al punto de la incapacitación.
Guardias armados, patrullaban el pueblo día y noche, para asegurarse de que las órdenes de Jones, fuesen seguidas.
Los niños, entregados al cuidado comunal, se referían a Jones como “Papá”, y solo se les permitía ver a sus padres brevemente durante la noche.
Jones, también era llamado “Padre” por los adultos.
La gente de los alrededores, incluyendo un oficial de policía, relataron historias de horror sobre duras palizas, y un “hoyo de tortura”, un pozo en donde Jones hacía que tiraran a los niños que no se comportaban, en la mitad de la noche.
Jones, asustaba a los niños, haciéndoles creer que había un monstruo habitando el fondo del pozo, cuando lo que había en el fondo, era un hombre contratado por Jones, quien tiraba y doblaba las piernas de los niños, mientras ellos descendían al pozo…
Se dice que los niños mayores que se portaban mal, eran amarrados desnudos, y que eran electrocutados en los genitales.
Antes todos estos hechos, los oficiales de Guyana, habían intentado investigar estas declaraciones, pero se les prohibió entrar en la comunidad; por lo que en noviembre de 1978, viajó a Guyana el congresista estadounidense, Leo J. Ryan, acompañado de periodistas al reportero de la NBC Don Harris, 2 reporteros más, un desertor de la secta, y 11 estadounidenses, más familiares de los fieles, junto al diplomático Richard Dwyer de La Embajada de Estados Unidos en Guyana, y algunos disidentes de la secta, con el fin de acudir a Jonestown, para consultar si algunos feligreses de Jones, deseaban abandonar la secta.
Ryan, quería investigar también, si eran ciertas las noticias sobre abusos sexuales de mujeres de la secta por parte de Jones, golpizas a los descontentos, explotación laboral, esclavitud, y torturas a niños.
Jones, que ocultaba su cara tras unas gafas oscuras ante sus seguidores, intentó impedir la visita, pero al fracasar, se vio en la obligación de organizar una gran fiesta, en donde inicialmente, el ambiente parecía de armonía.
El 17 de noviembre de 1978, los miembros de la secta lo recibieron con aplausos frenéticos.
“Aquí hay gente que cree que esto es lo mejor que jamás le haya pasado en la vida”, afirmó Ryan.
Sin embargo, a la mañana siguiente, 18 de noviembre de 1978, antes de que Ryan regresara, el ambiente cambió…
Algunos pocos seguidores, pidieron abandonar la comunidad junto con Ryan.
El Reverendo Jones, lo consideró una traición imperdonable:
“¡No pueden irse, ustedes son mi pueblo!”, les gritó Jones con desesperación a los que querían irse.
Al notar que los descontentos se retiraban hacia la pista de aterrizaje para seguir a Ryan, un miembro de la secta, atacó a Ryan con un cuchillo, y los hombres de confianza de Jones, abrieron fuego contra el político y sus acompañantes cuando se disponían a abordar un pequeño avión.
De ellos, 5 personas fueron asesinadas a balazos, algunos a quemarropa.
Después de acribillar el cuerpo del congresista, le dispararon en la cara.
Los supervivientes del ataque, huyeron a campos próximos durante y después del ataque.
Varios soldados de Guyana que estaban cerca, se limitaron a presenciar lo ocurrido, sin intervenir, a pesar de que las víctimas les pedían ayuda a gritos.
El camarógrafo de la NBC, grabó todo el ataque, incluido el asesinato de Ryan y su propia muerte:
Asombrosamente, la grabación perduró, y sería transmitida en Estados Unidos.
Los sicarios, se acercaron y remataron a las víctimas de varios tiros en la nuca.
Los seguidores descontentos, fueron forzados a volver a Jonestown.
Esa misma mañana del 18 de noviembre, Jones reunió a los líderes de la congregación, y advirtió que tras el asesinato del congresista Ryan, las fuerzas del fascismo destruirían inevitablemente al Templo del Pueblo, por lo cual ordenó ese mismo día, el suicidio masivo de todos los integrantes de la secta que se hallaban en Jonestown.
Jones decía, que “la muerte solo era el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”
La mayoría de sus seguidores, se envenenaron con cianuro, por lo cual se considera oficialmente que, en medio de la “histeria suicida”, Jones, en lugar de suicidarse, le pidió a uno de sus seguidores, que lo asesinase.
Entonces, les tocó el turno a los guardias armados, pero primero se encargaron de asesinar a todos los animales; por lo que se celebró también, una verdadera matanza de perros.
Después, los guardias también se tragaron el veneno, cumpliendo con su deber.
Sin embargo, cuando todo el mundo hubo muerto, Jones cogió una pistola, y se pegó un tiro en la cabeza.
Instantes después, Annie Moore, una de las enfermeras de la colonia, se mató con la misma pistola.
Jim Jones, fue encontrado muerto de una herida de escopeta en la cabeza, entre los 909 cadáveres hallados en Jonestown.
Tim Carter, un ex miembro de la secta, decía que por lo menos, no hay duda de que los aproximadamente 250 bebés, niños y jóvenes, fueron asesinados.
La gente en Jonestown, murió por envenenamiento con cianuro, a excepción de Jones y su personal de apoyo, quienes al parecer, murieron por lesiones de arma de fuego auto infligidas.
Su esposa se encontraba junto a él, y Jones de 47 años, en su trono blanco de madera, se encontró rodeado de sus seguidores, muertos y amontonados.
Y es que la muerte por envenenamiento de cianuro, es sumamente dolorosa, como confirmaba el patólogo forense que cubrió el suceso en 1978, William Eckert; por lo que al ingerirlo, las víctimas gritaban doloridas.
El reverendo Jones, megáfono en mano les increpaba:
“Debéis morir con dignidad”
De hecho, los miembros del Templo, ya habrían hablado en ocasiones anteriores del “acto suicida revolucionario”, y a los miembros se les habría dado a beber lo que se les dijo que era veneno, pero tal bebida no tendría veneno.
Tras la matanza, otros 4 miembros de la secta, murieron en los cuarteles del Templo del Pueblo en Georgetown, Guyana.
Uno de ellos, Charles Beikman, degolló a su esposa y a sus 2 pequeños hijos, dejándolos que se desangraran en la sala de su casa, pero se acobardó, y decidió no suicidarse.
Sería arrestado y deportado a Estados Unidos, donde se reencontraría con otro de sus hijos, y purgaría una sentencia en la cárcel, por el triple asesinato.
Tim y Mike Carter, quienes ejecutaron al congresista Ryan y sus acompañantes, huyeron de Jonestown, con medio millón de dólares en efectivo, y varias armas, pero fueron capturados días después.
Los abogados de Jim Jones, alegaron ante los guardias de Jonestown, que El Reverendo les había encomendado sobrevivir, para contarle al mundo lo ocurrido; eso, por supuesto, era una mentira, que salvaría sus vidas.
Aun así, los supervivientes se quejaron; hubieran querido morir con Jones.
Otros regresaron a su país, donde siguieron afirmando que El Reverendo era un dios; mientras muchos más, denunciaron los abusos cometidos por este.
Actualmente, aún hay preocupación entre las autoridades civiles, frente a los grupos sectarios auténticamente peligrosos, por lo que se ha sugerido el concepto de “sectas destructivas”, que lamentablemente han seguido saldando victimas por medio del uso de la fe.
“Drinking the Kool-Aid”
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones es un drama de terror del año 1980, dirigido por William A. Graham.
Protagonizado por Powers Boothe, Ned Beatty, Irene Cara, Veronica Cartwright, Rosalind Cash, Brad Dourif, Meg Foster, Michael C. Gwynne, Albert Hall, Linda Haynes, Diane Ladd, Ron O'Neal, Randy Quaid, Diana Scarwid, Madge Sinclair, entre otros.
El guión es de Ernest Tidyman, basada en la novela “Guyana Massacre: The Eyewitness Account” de Charles A. Krause; siendo transmitido originalmente en 2 partes por la cadena de televisión, CBS.
Aunque no es un documental en su propio derecho, Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, lleva al estilo de un retrato de “verdadera vida” de los hechos, al estar basada en la historia de Jim Jones, el autoproclamado profeta del “Templo del Pueblo”, el cual tuvo un público fiel de cerca de 1000 personas, que le habían donado sus ahorros de toda la vida para formar parte de su comuna; mientas existía la sospecha de posible actividades ilegales, llamaron la atención de las autoridades, por lo que estos empezaron a investigar; así, en lugar de que se enfrentara a los cargos, Jim Jones cometió suicidio, y convenció a casi todos sus seguidores, a hacer lo mismo.
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, se rodó en Puerto Rico y en Georgia.
La historia sigue a Jim Jones (Powers Boothe), una parte de su infancia, hasta que consigue ser el líder de una secta religiosa, que finaliza cuando tiene construida una fortaleza en Guyana, América del Sur.
Allí, practica todo tipo de abusos con sus adeptos, que deben seguir sus normas si no quieren ser torturados o asesinados.
Exteriormente, todo parece una comunidad religiosa y pacífica, pero por dentro es un verdadero infierno.
Por lo que un grupo de periodistas, capitaneados por un congresista Leo J. Ryan (Ned Beatty), se introducirá en la secta para investigarla, descubriendo un horror inimaginable.
Este hecho, considerado por muchas fuentes, como la mayor masacre de este tipo ocurrida en la época contemporánea, hizo correr ríos de tinta en los que se destaparon muchos de los crueles métodos de tortura, aplicados por el gurú a sus adeptos, a los que tenía sometidos a un régimen de esclavitud, dentro de una granja que funcionaba al modo de un Campo de Concentración.
Lo interesante de Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, es que fue la primera producción de Hollywood, que utilizó los hechos, apegándose a la historia en que se basa, de modo realista, a solo 2 años de ocurrida la tragedia, por lo que en la producción, los miembros de la familia de Jones en la película, se basan directamente en su propia familia.
Mientras otros personajes como Clayton (Randy Quaid) y Jean Richie (Meg Foster), se basan en Timothy y Grace Stoen, quien era el abogado principal del Templo, y ex mano derecha de Jones, así como organizador principal de “La Comisión de Planificación del Templo”; y David Langtree (Brad Dourif) está basado en Larry Schacht, el único médico de Jonestown, aunque hay otros personajes, miembros del Templo, que se unificaron en uno solo, y otros que se cambiaron los nombres y varios detalles.
Así, muchos personajes, son compuestos de una o más personas; pero eso no impide que los hechos mostrados se acerquen a la verdad de lo que sucedió.
“If you're born in capitalist America, racist America, fascist America, then you're born in sin.
But if you're born in socialism, you're not born in sin”
La película, estrenada como miniseries, tiene un formato documental, que la hace impactante, tanto en la fotografía, como el uso del vestuario y la ambientación, la hacen documento histórico de una tragedia que inicia en los años 50, cuando un joven y entusiasta pastor blanco, Jim Jones, forma en Indiana una iglesia llamada People’s Temple, cuyo objetivo, entre otros, era integrar a la comunidad afroamericana.
Jones, era profundamente elocuente y carismático, citaba a Marx, a Jesús, y concluía las misas con coro góspel.
Tuvo gran éxito entre la comunidad negra segregada, con logros, por cierto, nada deleznables:
Apoyó escuelas, hospitales y movimientos civiles afroamericanos.
A fin de los 60, Jones, junto a su “rainbow family”, de hecho, con su esposa fueron los primeros blancos en la historia de Indiana en adoptar un niño negro, y un pequeño séquito, emigraron hacia California.
Primero, en Redwood Valley, extremadamente paranoico, había leído que ése era uno de los pocos lugares donde se estaría a salvo de un ataque nuclear, y en 1971, El Templo del Pueblo se instala en el mejor de sus escenarios posibles:
San Francisco.
En pocos años, Jones coopta a gran parte de una población desencantada por el fracaso de Vietnam, los asesinatos de Martin Luther King, Jr., Malcolm X, y Kennedy, la violencia policial, y un horizonte político truncado.
Jóvenes universitarios, profesionales idealistas y familias enteras de negros, todavía discriminados, se enlistan en la causa.
El Templo del Pueblo, se convirtió, si no lo fue desde un principio, en un movimiento político con muchísimo poder.
Los sermones de Jones, se volvieron cada vez más contestatarios; pregonaba por un comunismo utópico, y una futura redención en la muerte.
Mientras tanto, las arcas del Templo se enriquecían, fruto de la entrega, a veces total que hacían sus feligreses.
Sin embargo, a mediados de los 70, hubo algunos desertores, pero en las apariencias, la iglesia era un proyecto solidario, y profundamente revolucionario.
Llegó a contar también con el apoyo de políticos de izquierda importantes.
En las misas y campañas para captar más gente, que duraban horas y hasta días, los discursos de Jones eran cada vez más agresivos y paternalistas, esperanzadores y paranoicos.
Entre sus seguidores, mientras, reinaba la confusión, el miedo, y poco a poco la sumisión.
Aquí vemos la paranoia, como un síntoma de la esquizofrenia paranoide del Jim.
El trastorno se encuentra dentro de los llamados trastornos psicóticos, siendo el principal síntoma, la pérdida de la realidad; que implica pensamientos distorsionados, respecto a persecuciones, sospechas, y teorías conspirativas.
Una persona que desarrolla esquizofrenia, es porque ya la tenía; pero es una dolencia que se dispara, y el estrés o las situaciones de presión, la desatan hasta un punto donde casi no se revierte.
En agosto de 1976, 2 periodistas publican una nota en la revista New West:
“Inside People’s Temple”, donde denuncian abusos sexuales, favores políticos, hostigamiento, persecución, y hasta robo de niños por parte de Jim Jones.
Los testimonios son de ex miembros de la iglesia, y de algunos familiares preocupados por el devenir de sus seres queridos.
La respuesta fue inmediata:
En menos de 2 meses, un séquito de casi 1200 personas, se mudó a la selva de Guyana, donde Jones ya los aguardaba.
El gobierno de ese país, cedió al Templo del Pueblo, 15.000km2 para el cultivo y vivienda por un período de 25 años.
Allí, a poco más de 200 kilómetros de Georgetown, la capital, se abre un camino donde un cartel pintado a mano da la bienvenida.
Pero Jonestown nació en el terror.
El Proyecto Médico-Agrícola del Templo del Pueblo, tal era su nombre original, ocultaba su trágico designio.
Su líder prometió formar allí un paraíso terrenal, una comunidad utópica sin distinción de razas.
De hecho, se llegó a criar algo de ganado, gallinas, cerdos y pollos; y algunos cultivos.
Hubo escuela, guardería, asilo, enfermería y biblioteca.
Hasta un equipo de básquet, cine, radio, músicos, y artistas.
En su corta existencia, publicaron varias gacetillas sobre su programa agrícola, educativo, sanitario e ideológico.
Pero aquello fue una pesadilla.
Jones oficiaba de padre y amante espiritual de todos, y controlaba las parejas, separaba a los niños, censuraba el correo, y disciplinaba a sus fieles.
Durante el día, se escuchaba su voz por los altavoces; y por la noche, oficiaba misas que duraban, a veces, toda la madrugada.
El discurso de Jones, se fue volviendo cada vez más incoherente:
Delirios de persecución, amenazas externas, peligro inminente…
Jones grababa todos sus discursos, de hecho, el diálogo se utiliza en la escena del suicidio, asesinato en masa, cerca del final de la película Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, fue tomado casi palabra por palabra, del casete de audio que se encontró en una grabadora portátil debajo de la silla de Jim Jones.
El registrador de cinta, tenía baterías débiles, y corría a una velocidad mucho más lenta de lo normal, permitiendo grabar todo el evento.
Así es cuando la esquizofrenia empieza a mostrar su lado más terrible, los delirios aparecen como consolidados.
El delirio mesiánico, es un tipo de delirio.
Este es bastante solapado, hasta que la persona empieza a tener poder, y ahí se termina de consolidar.
La característica principal del delirio mesiánico, es la idea de que viene a salvar al mundo del mal, tomando un rol de Dios o ente sobrenatural, que va a salvar a unos, y a erradicar al enemigo.
Cuando este delirio opera, la persona puede olvidar los valores morales y legales, y la muerte pasa a ser parte de un objetivo, no logra ver a la misma como algo irreversible, sino como parte de un plan con un objetivo bien intencionado, por ejemplo, “la idea de un sacrificio por un bien mejor”
Las personas que desarrollan un delirio mesiánico, y tienen grandes características de un trastorno de personalidad antisocial, pueden convencer fácilmente a los demás de sus propósitos, aunque sean delirantes.
Jones, en efecto, tenía gran poder de persuasión, y al convencerse de persecuciones inexistentes o exageradas, el engaño dejó de ser percibido como estrategia, y se convirtió en una nueva realidad.
También es cierto que poder rodearse de cierta gente, facilita ese control de masas.
En general, se sostiene que hay características de personalidad más proclives a seguir a líderes mesiánicos.
En primer lugar, Jones apuntó a las minorías, comprometiéndose con la idea de ayudar a la gente negra, donde eran discriminados.
Ese idealismo, por tanto, ya deja vislumbrar una idea delirante de base:
Iba a erradicar el racismo.
Ese fue, en parte, el germen del mesianismo.
Con sus características psicopáticas, logró convencer a negros reacios a ser liderados por un blanco.
Con sus logros contundentes, allá en Estados Unidos, logró su dependencia; y en Guyana, la obediencia.
La moral, se desdibuja, y se vuelve difícil discernir el bien del mal, más aún cuando la sensación de bienestar y protección es tan fuerte.
En el medio de la selva, aislados e incomunicados del mundo exterior, la realidad, para más de 1100 personas, devino un esbozo del delirio de su líder.
Y como prueba, estaba la llamada “White Nights”, o los simulacros de emergencia:
A la mitad de la noche, se oían las sirenas, que significaba acudir al pabellón principal.
A veces había guardias armados; y simulaban un ataque exterior del gobierno de EEUU, o del ejército de Guyana que iba a matarlos...
Se trataba de un acto de fe, y probaba de este modo, la determinación de sus fieles de terminar con sus vidas, si llegase el momento.
Ellos, extenuados, consentían.
En una declaración jurada, Deborah Layton escribió, que durante una de esas noches, se le dijo a la gente que morirían, forzándolos a tomar jarabe sin endulzar, que pensaban tenía veneno.
Los pocos que vacilaron en tomarse el líquido, fueron obligados a tomárselo bajo la amenaza de que, si no cumplían con la orden, se les dispararía.
La privación del sueño, como método de tortura, es sumamente eficaz, y Jones y su círculo de colaboradores, lo sabía.
El resultado era un rebaño atontado, confundido y exhausto.
En caso de posibles desertores, el doctor Larry Schacht, y la enfermera personal de Jones, Annie Moore, contaban con buenas dosis de Toracina, un poderoso antipsicótico, que volvía a los traidores, prácticamente en zombies.
Ambas metodologías muestran entonces, que Jones no estaba quizá tan mesiánico, sino que era consciente de que tenía que utilizar mecanismos de coerción, para mantener a Jonestown vivo.
Y también, que no lo hubiese logrado sin el apoyo de su círculo estrecho de colaboradores que, en su mayoría, eran jóvenes, blancos y profesionales.
En noviembre de 1978, el congresista Leo Ryan, ante un pedido de familiares preocupados por la falta de noticias, y sospechas de que había gente que se encontraba allí, en contra de su voluntad, organiza una comitiva a Guyana.
Viaja a Georgetown, junto a 2 asistentes, algunos familiares, entre ellos, los padres de Jon Stoen, un niño de 6 años, cuya guarda reclamaban; varios periodistas, y un camarógrafo.
El 17 de noviembre, un puñado de ellos llega en un pequeño avión de hélice de Guyana Airways, a Puerto Kaituma, a unos 10 kilómetros de Jonestown.
Allí son recibidos con énfasis impostado.
Al parecer, todos son felices, y desean manifestarlo en cámara.
Ryan saluda, y le estrecha la mano a Jones, que parece ausente, como ido, con la mirada oculta detrás de sus característicos lentes ahumados.
Por la noche, la fiesta sigue en el pabellón central.
Una bellísima joven de 28 años, llamada Deanna Kay Wilkinson, cantó “That’s the way of the world”
En Jonestown, pese a todo, también hubo “momentos alegres”; pues según parece, 33 bebés nacieron… y murieron allí.
Mientras tanto, alguien le acerca una nota a uno de los periodistas, pidiendo que lo saquen de allí; y luego fueron algunos más.
Al día siguiente, el de la partida, Ryan le muestra una de las notas a Jones.
Éste la lee rápido, la pliega, y se la entrega a un asistente.
Jones para entonces parece más enfermo, débil, y narcotizado.
Pese a todo, Jones “permite” que se vayan aquellos que así lo deseen.
Al comienzo, era sólo una familia, pero terminaron siendo alrededor de 20, los que decidieron partir.
John Stoen, cuya paternidad Jones reclamaba, permaneció allí.
El clima se tornó áspero, y hubo forcejeos entre familiares.
Un hombre hirió con un cuchillo a Ryan, lo que precipitó la partida…
Jones se despide, estrecha la mano del congresista, y luego le dice algo al oído a uno sus colaboradores.
En el camión que los llevaba hacia el aeropuerto, uno de los supuestos desertores era Larry Layton, la mano derecha de Jim Jones.
Los demás sospechaban, y temían algo…
Ryan hizo revisar a Layton, y éste no estaba armado, aunque sí nervioso.
Cuando llegaron a Puerto Kaituma, hubo una emboscada.
Bob Brown, el camarógrafo, registró todo:
Detrás de un camión, aparecieron varios hombres armados que dispararon a mansalva; y 5 personas murieron:
El congresista Ryan, una desertora, un fotógrafo, un periodista, y el mismo Brown.
La cámara cayó al piso, pero siguió grabando por unos segundos, después la imagen se pierde...
Los atacantes huyeron.
Sólo pueden pensarse hipótesis, acerca de lo que podría haber pasado en un futuro con Jonestown, sin la llegada del congresista.
Quizás, el movimiento se hubiese fracturado sin la necesidad de una intervención externa, pues es sabido que Jones estaba enfermo, débil, y consumía muchos narcóticos.
Los alimentos no alcanzaban, más de la mitad de la población eran niños y ancianos.
El clima era inhóspito, y el trabajo insalubre.
Era evidente que, si un puñado de personas decidió marcharse, a poco más de un año de su creación, otras tantas buscarían luego la forma.
Si permanecieron, fue por alguno, si no todos de estos motivos:
Apego al proyecto revolucionario de vivir en un paraíso terrenal, en una utopía comunista, temor a separarse de sus familiares, o bien, un miedo absoluto a la posible reacción de su líder, ya en San Francisco, eran conocidas las historias de muertes dudosas, o asesinatos de desertores.
De todos modos, el destino de Jonestown, había sido planeado mucho tiempo antes.
“El cianuro, es uno de los venenos que más rápido actúan”, le escribió en un memo el doctor Shacht a Jones, en octubre de 1978.
“Me gustaría darle 2 gramos a un cerdo grande, para ver cuán efectivo es… puede tomar hasta 3 horas en hacer efecto, pero normalmente mata en minutos.
Los síntomas de envenenamiento por cianuro son:
Aumento y luego disminución de la frecuencia cardíaca, color azul, dolor de cabeza, pérdida del conocimiento, asfixia y convulsiones que anteceden la muerte.
Mientras más escucho y aprendo sobre lo que ocurre en el mundo, menos optimista soy frente a la vida.
Te agradezco por señalarme que estoy demasiado apegado a ella.
Abandonar El Templo del Pueblo, es una forma de suicidarse.
Es un suicidio”, concluye la misiva.
No fue hasta el día siguiente, el 19 de noviembre, en que las fuerzas policiales de Guyana y Estados Unidos, ingresan a Jonestown.
Lo que ven allí, es indescriptible:
909 cadáveres descomponiéndose, diseminados en el pabellón central y sus alrededores.
Familias enteras abrazadas, incluyendo niños y bebés.
Vasos de plástico y jeringas en el piso.
Jim Jones, con un tiro en la cabeza, en su púlpito bajo un cartel que decía:
“Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”
En un extremo del pabellón, bidones con un líquido violáceo, jeringas, y agujas.
¿Qué pasó allí?
¿Suicidio colectivo?
¿Asesinato?
¿Experimento de La CIA, Conspiración de La KGB?
Las teorías sobre lo sucedido, son muchísimas.
La masacre de Jonestown cuenta, además, con un morbo adicional:
El audio final, junto a miles de archivos y documentos, que han sido desclasificados por El FBI, y pueden verse y escucharse por internet, todos inverosímiles.
Como dato, aquello que tomaron, no fue Kool-Aid, sino Flavor Aid, un producto similar que mezclaron con el cianuro.
Por su parte, Kraft Foods, tuvo que salir a desmentirlo, pero igual ya no importaba…
“Too many people are looking at this instead of looking at me!”
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones fue promocionada como el documento fílmico de la masacre del siglo que causó gran conmoción; y con el paso del tiempo, el suceso continúa siendo un misterio.
No debemos olvidar, que se trata probablemente, de la primera ocasión en la que los medios audiovisuales de comunicación, desempeñaban un papel determinante en un suceso de estas características.
Tras los acontecimientos del día 18 de noviembre de 1978, y el primer recuento de víctimas, el 20 de noviembre del mismo año, El Departamento de Estado de EEUU, confirmaba los hechos, y cifraba inicialmente en 400, el número de muertos.
En San Francisco, familiares de los miembros, dominadas por el pánico, asaltaban las comunas de la secta, reclamando información sobre el posible fallecimiento de sus hijos o hermanos.
El 28 de noviembre, soldados de EEUU, enviados a Guyana, descubrían nuevos cadáveres, y se notificaba la cifra definitiva de víctimas:
919, entre ellas, más de 300 niños, Jim Jones, líder y creador de El Templo del Pueblo, se hallaba entre ellas.
Y es que El Reverendo Jim Jones, era para las víctimas, un hombre delirante, un visionario que se creía mezcla de Cristo y Lenin, el único Dios sobre La Tierra.
Según el documental “Índice de Maldad”, realizado por Discovery Channel, Tim Carter asegura, que no fue un suicidio, sino un homicidio masivo, ya que fue Jim Jones, quien obligó a su pueblo a beber e inyectarse cianuro, empezando por los niños, quienes no cometerían suicidio, sino que se les dio el cianuro mezclado con alguna bebida, mientras que algunos bebés fueron arrancados de los brazos de sus madres, para ser inyectados, y ancianos.
Jones decía, que “la muerte solo es el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”
Una de sus seguidoras, llamada Christine, se oponía a la muerte.
Pero la gente comenzó a insultarla violentamente.
Los niños, adultos y ancianos, murieron a causa de la poción.
El número de muertos, fue en total, 912.
A 38 años de la tragedia, sólo quedan interrogantes.
Hubo algunos pocos sobrevivientes que, al parecer, escaparon; otros que estaban dormidos, y algunos no estaban presentes.
Otros miembros del Templo del Pueblo, se suicidaron en Georgetown, como Sharon Amos, luego de matar a sus 3 hijos.
Otros creen que como Hitler en el búnker, Jim Jones no murió como nos dicen, sino fue su doble, pues nunca se hizo autopsia, ni se permitió investigar.
Tampoco se permitió hace autopsia a ninguno de los 913 cadáveres, ni investigar a los familiares.
Se encontraron al menos de 40 armas en Jonestown, pero ni siquiera todas estaban cargadas.
Se practicaron sólo 5 autopsias, y se concluyó que la mayoría había muerto por ingestión de cianuro de potasio.
Algunos cuerpos, sin embargo, presentaban marcas de agujas.
Es difícil determinar, cuántas personas tomaron el Kool-Aid “por cuenta propia”, 40 rifles, no debió haber sido un impedimento para defender la vida de 300 niños.
Si hubo coerción física, lo cual es casi seguro, no fue determinante.
Quizás por eso, Jonestown incomoda tanto.
La carta de suicidio de Richard Tropp, entre otras, es una prueba de ello.
Durante un tiempo, se divulgó la noticia de que el líder continuaba con vida, pero El FBI lo negó tras analizar sus huellas dactilares.
Por otra parte, se cree que el suicidio en masa del Templo del Pueblo, se pensó que era un sitio de prueba para experimentos médicos de control mental, MKULTRA, y después del fin oficial del programa.
A veces también conocido como “Programa de Control Mental de La CIA”, el proyecto MKULTRA, fue el nombre en clave dado a un programa secreto e ilegal, diseñado y ejecutado por La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), para la experimentación en seres humanos.
Estos ensayos en humanos, estaban destinados a identificar y desarrollar nuevas sustancias y procedimientos para utilizarlos en interrogatorios y torturas, con el fin de debilitar al individuo, y forzarlo a confesar, a partir de técnicas de control mental.
El programa, estuvo dedicado a muchas actividades ilegales, en particular, al uso de ciudadanos estadounidenses y canadienses, como sujetos de prueba en contra de su voluntad, lo que llevó a cuestionar su legitimidad.
El MKULTRA, utilizó diversas metodologías para manipular el estado mental de los sujetos de prueba, como la alteración de sus funciones cerebrales con la administración de drogas como LSD, y otros productos químicos, la hipnosis, la privación sensorial, el aislamiento, diversas formas de tortura, y abusos verbales y sexuales.
Sin embargo, a partir de 1980, investigaciones de distintos periodistas, como Jack Anderson, empezaron a destapar que todo era una siniestra maniobra de La CIA.
El grupo, estaba además custodiado por temibles paramilitares de trazos nazis, comandados por el mercenario Charles Beikman, al que luego relacionó con muchos asesinatos.
Uno de los principales respaldos financieros de Jonestown, fue El Dr. Lawrence Layton, padre; que estaba antes a cargo de la investigación y el desarrollo en un centro de investigación superior de química y armas biológicas del Ejército de los EEUU, en el campo de pruebas Dugway, en Utah.
Este ha sido conectado por los investigadores, con las mutilaciones de ganado atribuidas a “alienígenas”, la guerra de la enfermedad y la experimentación genética.
Layton, fue también director Desarrollo de Misiles y Satélites en La División de Propulsores de La Marina en Indian Head, Maryland.
La fortuna de su esposa llegó, en parte, del cartel I.G. Farben.
Su hijo, Lawrence Layton Jr., estaba en el escuadrón de la sección de disparos que ejecutó al Representante del Congreso, Leo Ryan, que había viajado a Jonestown para investigar al Templo del Pueblo.
Ryan, era gravemente impopular con La CIA.
Había sido coautor de La Enmienda Hughes-Ryan, que obligó a La CIA a dar al Congreso, previo aviso de las operaciones encubiertas.
Qué casualidad, que Ryan, un hombre luchando por llegar a La CIA, fuera el responsable ante el pueblo, de estar en Jonestown, Guyana; justo en el momento en que comenzó el tiroteo.
Como dato, Los Layton, son una prominente familia del sur, que luchó por los confederados durante La Guerra Civil.
Ellos tienen muchas conexiones con las agencias de inteligencia de EEUU.
La hermana de Lawrence Layton Jr., Débora Layton Blakey, se casó con George Philip Blakey, el hombre que puso el pago inicial para la propiedad en Jonestown, comprada por Jim Jones.
Grandes cantidades de drogas psiquiátricas, se encontraron allí, lo suficiente como para drogar a 200.000 personas al año, y los miembros del Templo allí, eran conocidos por llevar una placa de identificación similar a las que se le dan a las personas en el hospital.
En efecto, el complejo de Jonestown, incluye un hospital sustancial y sofisticado, mientras que las condiciones en el resto del compuesto, eran pobres.
Se dice que la historia del control mental, puede ser rastreada al menos a 1965, cuando Jones y El Templo del Pueblo, se mudaron a Ukiah, California.
El grupo, inmediatamente se infiltró en El Hospital Mental Estatal de Mendocino, que proporcionaría no sólo personas de prueba “TP” como los nazis los llamaban, para sus experimentos médicos preliminares, por Jones, sino también un campo de entrenamiento para los técnicos médicos necesarios para el experimento definitivo.
En un plazo muy corto de tiempo, todos los empleados en el hospital, eran miembros del Templo del Pueblo.
Desde enfermeras hasta terapeutas, desde consejeros hasta mujeres de limpieza, cada trabajador en la instalación, fue sustituido por un miembro del Templo.
California, virtualmente le dio El Hospital Mental del Estado de Mendocino, a Jim Jones.
Pues allí se encontró un arsenal de drogas químicas, LSD etc., típicas del MKULTRA, en los cuarteles generales de la secta, sido prueba que a Jim Jones nunca se le hiciera autopsia, por lo que la sospecha de que no fuera él, parece tomar fuerza.
También, se encontraron muchos informes del FBI sobre grupos radicales negros, como Las Panteras Negras.
Y una vez acabada la tragedia, el campo fue ocupado por una secta de La CIA, llamada “World Vision”, que también tenía conexiones con Jim Jones.
El Reverendo, había creado un floreciente negocio con su secta El Templo del Pueblo en EEUU, por lo que tampoco tenía lógica que se fuera a Brasil a hacer un extraño experimento, a menos que hubiera sido contratado y pagado por La CIA para ello.
John Hincley, el hombre que intentó matar a Ronald Reagan, era hijo de un miembro de esa secta “World Vision”
Hay otras conexiones con La CIA, a la masacre de Jonestown:
Richard Dwyer, el jefe adjunto de La Embajada de Estados Unidos en Guyana, y jefe local de La CIA, se supo que estuvo involucrado.
En una cinta grabada en Jonestown, cuando la violencia estalló, la voz de Jim Jones, puede oírse gritando:
“¡Saquen a Dwyer de aquí”
Por su propia admisión, Dwyer fue visto despojando a los muertos de sus carteras, y otros medios de identificación por órdenes de Zbigniew Brzezinski, uno de los fundadores de La Comisión Trilateral, y luego Consejero de Seguridad Nacional de Jimmy Carter.
Tras dar una conferencia de prensa, en la que proclamaba su inocencia en un caso de corrupción, Richard Dwyer sacó una pistola, y delante de las cámaras, se disparó en la boca, muriendo en el acto.
Por otra parte, los miembros del Templo del Pueblo, estaban activos en su apoyo al presidente de Guyana, Forbes Burnham, quien admitió abiertamente sus vínculos con La CIA.
Cuando Jim Jones fue a Brasil en 1961, “para administrar a los oprimidos”, su transporte y alimentación, fueron pagados por La Embajada de Estados Unidos, y le dijeron a los residentes locales, que estaba trabajando para La Inteligencia Naval.
Estuvo acompañado por su amigo de toda la vida, Dan Mitrione, que trabajaba para La CIA, instruyendo a fuerzas policíacas del Tercer Mundo sobre el interrogatorio, y técnicas de tortura.
Así, el número de personas que informaron haber estado viviendo en Jonestown, eran alrededor del año 1,100.
Esto se basa, al parecer, en un recuento de pasaportes...
Pero después de la tragedia, el número de muertos fue dado como a 400, y luego 913.
Nada menos que 200 “desaparecieron”
Esta es una cifra significativa, ya que la guardia de Élite en torno a Jim Jones, sumaba entre 120 y 200.
Mientras los miembros del Templo del Pueblo, era predominantemente negros, la guardia de Élite era abrumadoramente blanca.
¿Guardia de Élite o Guardia de La CIA?
A pesar de la cifra oficial de 900 muertos, sólo 400 fueron encontrados, y las especulaciones abundaban sobre lo que pasó con los otros 500.
Fue en este punto, según el testimonio del comandante militar de la investigación de Jonestown, que un oficial de gobierno de los Estados Unidos, Robert Pastor, le ordenó detener la identificación de los cuerpos.
Pastor, era el principal asesor de Zbigniew Brzezinski...
Sin duda, la identificación de los cuerpos era esencial, si realmente querían saber lo que pasó.
En los días siguientes a la orden del ayudante de Brzezinski, los 500 cuerpos desaparecidos, fueron encontrados milagrosamente.
¿Dónde habían estado escondidos?
Ellos dijeron que los encontraron debajo de los otros 400…
Sólo hay que mirar las fotos de los primeros cuerpos encontrados, para ver que no hay manera de que estuvieran debajo de los otros 500.
Pero esa es la versión oficial de ese día.
Mientras el cuerpo carbonizado que se dijo que era el de Jim Jones, nunca fue identificado correctamente, y es casi seguro que se escapó con los guardias blancos.
Todo el asunto, huele mal, al igual que los asesinatos de Martin Luther King, Jr., y JFK, que casualmente, estaban siendo investigados nuevamente en el momento de Jonestown, por un Comité Selecto de La Cámara.
Un abogado, Mark Lane, tenía conexiones, tanto con Jonestown, como con las audiencias del asesinato.
Él era el abogado del Templo del Pueblo, y del chivo expiatorio, James Earl Ray, el supuesto “asesino solitario” del Dr. King.
Mark Lane, quien también ha trabajado para el lobby de La Libertad, los editores del periódico Spotlight, llamó al Templo del Pueblo “un paraíso en La Tierra”
Este le desacreditó tanto después de Jonestown, que su afirmación de que James Earl Ray era inocente, fue posteriormente recibida con desdén por muchos.
Había rumores de que El Templo del Pueblo incluía un escuadrón de la muerte que eliminaba a cualquiera que amenazara, o hablara mal de la secta.
El gobierno, siempre ha negado eso, pero Jim Jones era conocido por tener una lista de resultados, y los nombres más importantes en ella, murieron de forma violenta en los meses que siguieron a la masacre.
En la parte superior de la lista, estaba George Moscone, El Alcalde de San Francisco; que 10 días después de la tragedia, Moscone fue acribillado junto con Harvey Milk, político homosexual, que estaba a punto de convertirse en alcalde.
El autor, fue el ex policía Dan White, quien en ese momento acababa de renunciar a su cargo como concejal; White mató al Alcalde Moscone y a Milk, en el edificio del Ayuntamiento.
La campaña electoral de Moscone, había sido respaldada por importantes donaciones del Templo del Pueblo, que había nombrado a Jim Jones, jefe de la Vivienda de San Francisco.
Muchos de los seguidores de Jones, también fueron empleados por el Departamento de Bienestar de La Ciudad, y luego utilizados para reclutar a los pobres, y los sin techo a la secta.
El segundo nombre en la lista negra de Jones, era Jenny Mills, una ex funcionaria del Templo del Pueblo, que escribió un libro con su marido, “Mis Seis Años con Dios”, que era extremadamente crítico de Jones y su grupo.
En el verano de 1979, Jenny Mills, su esposo y su hija, fueron asesinados a tiros en su casa en Berkeley.
Su asesinato sigue sin resolverse.
Su última víctima sería Michael Prokes, ex jefe del gabinete de prensa de la secta.
Un año después, tras una rueda de prensa en la que intentaba justificar la masacre, se negó a contestar a un periodista que le interrogaba sobre el asesinato del congresista Ryan, y confesó haber formado parte del “escuadrón de la muerte” que sobrevivió a la tragedia; al tiempo ese mismo día, se encerró en el lavabo, y se pegó un tiro.
Sus últimas palabras fueron desafiantes:
“Los compañeros que se quitaron la vida, lo hicieron porque no tenían elección posible, y porque no querían permanecer en los infestados “guetos” de EEUU”
Debido a la negligencia de los funcionarios de Estados Unidos, en no ordenar autopsias inmediatas para los que murieron en Guyana, nunca sabremos cuántas personas murieron de suicidio, y cuántos fueron asesinados.
No creo fueran más de 200 personas, las que murieran de forma voluntaria.
Muchas de las víctimas, fueron enterradas en el cementerio de Jonestown, un lugar triste y lúgubre, que terminó abandonado.
En Estados Unidos, también se conmemoró la tragedia.
Allí se construyó un Memorial con los nombres de los muertos.
El hombre que con tanto éxito habla sabido aprovecharse de los medios de comunicación durante toda su vida, dejó una curiosa posdata como recuerdo de su muerte:
Mientras los miembros de su rebaño iban entregándose a la muerte, una cinta magnetofónica oculta, grababa minuto a minuto el fatal desenlace.
Fue el último golpe de efecto del Reverendo Jones.
Esa cinta, sería comercializada años después, en forma de un disco compacto, de gran éxito.
A Jim Jones, le sobrevivieron 3 de sus hijos adoptivos, Stephan, Jim Jr. y Tim, que se hallaban en Georgetown, la capital de Guyana, como parte del equipo de baloncesto del Templo del Pueblo.
Stephan dijo en su momento, que continuaría con el legado de su padre…
Jim Jones fue en definitiva, el primero y el peor de los líderes asesinos de sectas, ostentando además el récord de muertos por su propia mano.
Pero el mayor legado de Jones, fue abrir el camino para que otros dirigentes con ínfulas mesiánicas, como David Koresh con Los Davidianos, y Marshall Applewhite, con La Secta Puerta del Cielo, guiaran a sus fieles a la muerte absurda en nombre de su supuesta divinidad.
¿Habrá terminado la locura?
No, a este momento, tenemos a ISIS.
“That´s the way of the world”
Los suicidios colectivos, pueden ocurrir en diversos contextos.
De esta forma, por ejemplo, son famosos los casos de suicidios en masa en contextos religiosos, incitados o inducción al suicidio por sectas en las que los individuos llegan a pensar que hechos definitivos, tales como “El Fin del Mundo”, o el paso a otra vida mejor, lo que implica morir o desprenderse del cuerpo.
Destacar, por ejemplo, el suicidio colectivo de 1978, denominado como “La Tragedia de Jonestown”
Primeramente cabe señalar, que una secta es el conjunto de seguidores de una doctrina religiosa, ideológica, política, o filosófica concreta.
El término se usaba originalmente solo para aludir a partidos o comunidades de personas con afinidades comunes:
Culturales, religiosas, políticas, esotéricas, etcétera, que a través de sus enseñanzas o ritos, se diferenciaban de otros grupos sociales.
Solo posteriormente, adoptó el sentido secundario de “herejía”, o creencia y grupo disidente que se separa de su fuente original, o que discrepa de las religiones mayoritarias, casi siempre con connotaciones peyorativas.
Luego, en los años 80 del siglo XX, se define el concepto de “Nuevos Movimientos Religiosos”, para diferenciarlos del concepto negativo popular de “sectas”, y evitar así la persecución de las minorías.
Hasta el ataque del 11 de septiembre de 2001, Jonestown fue la tragedia más espectacular en la historia de EEUU, uno de los supuestos mayores casos de suicidio colectivo ritual en la historia de la humanidad, eliminándose a más de 900 personas; que hizo portada de todos los diarios y revistas.
Allí se repetían casi siempre las mismas fotos de cuerpos boca abajo, abrazados, niños y adultos… así como también fueron icónicas las imágenes de los bidones semi vacíos de jugo de uva y cianuro.
James Warren “Jim” Jones, fue un religioso estadounidense, fundador y líder de la secta “Templo del Pueblo”
Jones nació en el estado de Indiana, hijo de campesinos de origen galés y escocés; en su edad adulta, Jones declaraba ante sus seguidores, tener ancestros de la tribu india cheroqui, pero nunca pudo probar esta afirmación.
Su padre sufrió el efecto de los gases durante La Primera Guerra Mundial, y regresó a Lynn para convertirse en el borracho del pueblo.
Su hijo opinaba de él, que era “un viejo despreciable, un maldito racista”
Tras su muerte, Jim descubrió que había sido durante largos años, miembro activo del Ku Klux Klan. La madre de Jim, Lynetta Jones, escandalizaba a los vecinos por llevar pantalones y fumar en la calle.
Decía que en una vida anterior, había viajado por todo el mundo...
Se suscribió a la revista National Geographic, e inundó los sueños de su hijo, contándole todas las noches, antes de dormir, sus aventuras con los cazadores de cabezas del Amazonas…
Además, sus relatos incluían extraños sortilegios e historias sobre la transmigración de las almas.
Ella creía, que los sueños eran un anticipo de la vida futura, y le dijo a su pequeño, que él estaba destinado a ayudar a los pobres.
Parece ser, que no fue sólo la familia quien aficionó a Jim Jones a estas cosas; pues vivía en una zona del Medio Oeste, llamada “El Cinturón de La Biblia”, donde abundaban los predicadores blancos fundamentalistas.
A los 12 años, Jim empezó a predicar.
Sus sermones versaban sobre la maldición del infierno, y sus devoradoras llamas.
En su juventud, vivía atraído por la religión, y por la labor de pastores y predicadores, lo cual no le impidió unirse en 1951, al Partido Comunista de los Estados Unidos.
Ese mismo año, concibió la idea de la “muerte revolucionaria”, precisamente tras la ejecución de 2 supuestos espías:
El matrimonio formado por Julius y Ethel Rosenberg.
Para El Reverendo, estas muertes significaban que Estados Unidos había dejado de ser “la última y mejor esperanza de la humanidad”
Tras casarse con la enfermera, Madeleine Baldwin en 1949, y terminar sus estudios universitarios, Jones se unió como auxiliar de una iglesia metodista en 1952, y estudiar para convertirse en pastor, fundando en Indianápolis, una congregación religiosa llamada:
“Templo del Pueblo”, con la idea de comulgar con el ideal socialista.
Como dato, mantenía su iglesia mediante la importación y venta de monos a $29 la unidad.
En un principio, el grupo comenzó a ayudar a pobres y marginados a través de un centro social, con comedor gratuito, y un orfanato.
Era el año 1955, y Jones manifestó desde el inicio, su rechazo al racismo, haciendo abierto proselitismo entre la comunidad negra de su ciudad, y dando a sus seguidores negros, un tratamiento similar al de sus feligreses blancos.
Al mismo tiempo, mostraba su adhesión al comunismo, y su admiración por el autoritarismo, exigiendo obediencia ciega a sus seguidores.
No obstante, para mantener sus ideas políticas, Jones empezó a alejarse del Partido Comunista de Estados Unidos, cuando varios líderes de este, empezaron a criticar las políticas de Stalin.
Y esto atrajo las miradas y la atención de grupos radicales.
Los segregacionistas le apodaron, “El amante de los negros”, y tiraban gatos muertos en el interior de su iglesia.
Las ventanas de su casa, cayeron hechas pedazos bajo el impacto de las piedras, y en su patio, explotaron bombas caseras.
Pero cuanto mayores dificultades encontraba, más se empeñaba en seguir adelante.
Por lo que adoptó a 8 niños coreanos y negros.
Su postura antirracista, le valió pasar a formar parte de la recién creada Comisión Municipal contra El Racismo, y en 1961, despachaba directamente con El Alcalde.
Incluso obtuvo el premio “Martin Luther King, Jr.”
Durante los años 60, al tiempo que dirigía obras de beneficencia en favor de drogadictos y personas sin hogar, y apoyaba el movimiento de derechos civiles en favor de la población negra; Jones entró en pugna con otras denominaciones religiosas protestantes, debido a su abierta filiación comunista, al punto de rechazar La Biblia, y proclamar que él mismo era una divinidad, al mismo nivel que Jesucristo.
En 1965, Jones ordenó a su comunidad, formada por unas 140 personas, a dirigirse a California para centrar allí su afán proselitista, y crear una comunidad agraria autárquica cerrada al resto de la sociedad, estableciéndose en la localidad de Ukiah.
Pero en vista que la nueva ubicación dificultaba a Jones la captación de nuevos adeptos, este ordenó a sus seguidores, dirigirse a Los Ángeles y San Francisco en 1972, estableciendo en esta última ciudad, su sede principal.
Desde esa fecha, Jones empezó a ganar gran fama en San Francisco, realizando “curaciones por la fe”, y asombrando al público con su disciplinada congregación religiosa, basada en la doctrina comunista.
En esa época, Jim Jones y su esposa Madeleine, tenían un hijo biológico, y habían adoptado a 6 niños más, de diversas razas, para fundar así, su “familia del arcoíris”, como manera de predicar contra el racismo.
A mediados de los años 70, poco más de la mitad de seguidores de Jones, unas 3.000 personas, eran de raza negra.
El Reverendo, empleaba el sexo para ejercer su poder, y debilitar la relación entre los esposos, con lo que conseguía atarlos más firmemente al Templo del Pueblo.
Sus fieles jovencitas, consideraban que era un verdadero honor, satisfacer sus caprichos sexuales.
Tanto así que en una ocasión llegó a visitar al psiquiatra, para consultarle algún remedio para controlar su libido.
El 13 de diciembre de 1973, Jones fue detenido y acusado de pedir a un hombre, para tener relaciones sexuales en un baño en una sala de cine conocida por la actividad homosexual, cerca de MacArthur Park, en Los Ángeles.
El hombre era un oficial de policía de Los Ángeles encubierto.
Jones dijo ante el hecho y a sus seguidores, que él era “el único y verdadero heterosexual”, pero se supo que existía un número de abusos sexuales contra otros hombres de su congregación, y que los exhibía delante de sus seguidores, aparentemente para demostrar que el hombre tiene tendencias homosexuales.
Por lo que Jones prohibido el sexo entre los miembros del Templo, fuera del matrimonio; sin embargo, él mismo vorazmente se dedica a las relaciones sexuales con miembros del Templo, tanto masculinos como femeninos.
Jones, sin embargo afirmó, que él detestaba la participación en actividades homosexuales, y sólo lo hizo por el bien de los adherentes masculinos del Templo, supuestamente para conectarlos simbólicamente con él/Jones.
Una de las fuentes de inspiración de Jones, fue el controvertido líder del movimiento de Misiones Internacionales de Paz, El Padre Divine.
Y de la mano de ese maestro, aprendió mil trucos que le serían fundamentales a lo largo de su carrera.
La clave del éxito del Padre Divine, consistía en insistir incesantemente en su propia divinidad y sus extravagantes demostraciones del poder de la fe.
Jones aprendió las lecciones como un rayo, y empezó a hacer gala de sus dotes de curandero.
También, le cortejaron los políticos del ámbito nacional, e incluso durante la campaña presidencial de 1976, cenó con Rosalynn Carter, la próxima Primera Dama; ella además, convivió socialmente con 2 asesinos seriales de primer nivel, sin saberlo, naturalmente:
Ted Bundy, y John Wayne Gacy.
Así presionado por denuncias de prensa sobre explotación laboral contra sus seguidores, golpizas feroces, y amenazas para las familias o individuos que intentasen abandonar la comunidad, Jim Jones afrontó opiniones adversas de la prensa de San Francisco.
No obstante, importantes líderes locales como El Alcalde George Moscone, y el concejal Harvey Milk, manifestaron su apoyo a Jim Jones, alegando la firme lucha de Jones contra el racismo y la discriminación.
Inclusive, gracias a las obras de beneficencia emprendidas por Jones, El Alcalde Moscone le encargó la administración de las viviendas construidas con fondos municipales, la San Francisco Housing Authority, en 1975.
Al hacerse más crítica la opinión pública contra Jones, este partió apresuradamente a Guyana, en junio de 1977, siendo seguido pocas semanas después, por casi 900 feligreses.
A la llegada de los primeros colonos, unos cuantos adultos se emborracharon en las tabernas de Georgetown, antes de llegar a la colonia.
El grupo embarcó para subir el río, y una adolescente, con una borrachera monumental de ron, tuvo una aventura amorosa con uno de los marineros.
Jones se enfureció, y una vez llegados a la colonia, castigó a ambos:
Tras desnudarlos y exhibirlos ante la feligresía en la cancha de básquetbol de Jonestown, ordenó que un enorme negro violara y sodomizara a la chica delante de todos; luego le indicó que hiciera lo mismo con el chico…
Los miembros del grupo, siguieron a Jim Jones desde Estados Unidos, hasta la selva de Guyana, donde, según la doctrina de salvación de su líder, se edificaría en realidad, un paraíso en La Tierra, lejos de Estados Unidos, y de la sociedad capitalista.
Allí, Jones compró por $1 millón al gobierno de Guyana, una amplia propiedad rural, donde edificó una comunidad llamada “Jonestown”, recibiendo allí a casi 900 seguidores suyos, llegados desde Estados Unidos.
Se considera que Jones, eligió Guyana, debido a ser un país de habla inglesa, facilitando las comunicaciones, con una población mayoritariamente de raza negra, lo cual excluía toda discriminación hacia sus seguidores negros, y con un gobierno afín a otros gobiernos socialistas, que por tanto, no impediría operar al comunista Templo del Pueblo.
Y es que en EEUU, los 3 ídolos del Reverendo:
Martin Luther King, Jr., John F. Kennedy, y Malcolm X, habían sido asesinados, quizás por agentes del gobierno.
Aunado en el creerse sus propias fantasías, de un mundo de pesadilla surgido de su megalomanía paranoica, otorgó a Jones el poder necesario para convencer a cientos de personas, lavándoles el cerebro.
Eso además que unos años antes, Jones había comenzado a asegurar, que tenía revelaciones que le informaban de un inminente holocausto nuclear.
Para mantener a salvo a su comunidad de semejante amenaza, y de las autoridades del gobierno de EEUU, Jones consideró necesario trasladar su iglesia de Estados Unidos a Brasil pero, antes de radicarse en Río de Janeiro, pasó una temporada en Guyana, un lugar que causó muy buena impresión en él.
Jones, quien hacía tiempo que había creado una atmósfera de miedo y permanente amenaza externa, empezó a fomentar entre sus adeptos, una sensación del “fin de mundo”, sosteniendo que El Apocalipsis era un evento cercano, y que El Anticristo estaba encarnado en el capitalismo que ansiaba destruir la congregación.
Muchos de los miembros del Templo del Pueblo, creían que Guyana sería, como Jones prometió, un paraíso...
Y no le fue difícil al Reverendo, convencer a su rebaño para que se trasladara al supuesto nuevo paraíso, que muy pronto se descubriría que no era tal.
En el territorio arrendado, abundaban las serpientes venenosas, alimañas de toda especie, el calor era insoportable, y la población indígena, tenía por costumbre, robar con descaro.
Tampoco era fácil cultivar la tierra, y la comida y la fruta escaseaban.
Pero eso no fue óbice para que Jones se las arreglara, y presentara el lugar, bautizado como “Jonestown”, como El Edén mismo.
Y en la publicidad, que uso para atraer a más adeptos, falsificó fotografías con frutas compradas en Georgetown, las que hacía colgar en los árboles de Jonestown, aumentando el ritmo de las curaciones por la fe, y se preocupó de arreglar un pequeño sector, para que diera la impresión de que todo el resto era similar.
En cambio, todos los miembros, incluyendo a los niños, terminaron criando animales y comida para “El Proyecto Agrícola del Templo del Pueblo”; 6 días a la semana, desde las 7am hasta las 6pm, cuando era común que la temperatura alcanzase los 38°C.
Según los testimonios de exintegrantes de la secta, las comidas consistían en nada más que arroz y legumbres, de inferior calidad a los alimentos que recibía Jones, alimentos refrigerados, separado de los otros.
Para febrero de 1978, la mitad de la comunidad padecía problemas médicos, tales como diarrea grave y fiebres altas.
Mientras a los miembros a los que se consideraba, tenían graves problemas disciplinarios, se los encerraba en una caja de madera de medidas 2.5 x 1m.
Los que intentaban escapar, eran drogados al punto de la incapacitación.
Guardias armados, patrullaban el pueblo día y noche, para asegurarse de que las órdenes de Jones, fuesen seguidas.
Los niños, entregados al cuidado comunal, se referían a Jones como “Papá”, y solo se les permitía ver a sus padres brevemente durante la noche.
Jones, también era llamado “Padre” por los adultos.
La gente de los alrededores, incluyendo un oficial de policía, relataron historias de horror sobre duras palizas, y un “hoyo de tortura”, un pozo en donde Jones hacía que tiraran a los niños que no se comportaban, en la mitad de la noche.
Jones, asustaba a los niños, haciéndoles creer que había un monstruo habitando el fondo del pozo, cuando lo que había en el fondo, era un hombre contratado por Jones, quien tiraba y doblaba las piernas de los niños, mientras ellos descendían al pozo…
Se dice que los niños mayores que se portaban mal, eran amarrados desnudos, y que eran electrocutados en los genitales.
Antes todos estos hechos, los oficiales de Guyana, habían intentado investigar estas declaraciones, pero se les prohibió entrar en la comunidad; por lo que en noviembre de 1978, viajó a Guyana el congresista estadounidense, Leo J. Ryan, acompañado de periodistas al reportero de la NBC Don Harris, 2 reporteros más, un desertor de la secta, y 11 estadounidenses, más familiares de los fieles, junto al diplomático Richard Dwyer de La Embajada de Estados Unidos en Guyana, y algunos disidentes de la secta, con el fin de acudir a Jonestown, para consultar si algunos feligreses de Jones, deseaban abandonar la secta.
Ryan, quería investigar también, si eran ciertas las noticias sobre abusos sexuales de mujeres de la secta por parte de Jones, golpizas a los descontentos, explotación laboral, esclavitud, y torturas a niños.
Jones, que ocultaba su cara tras unas gafas oscuras ante sus seguidores, intentó impedir la visita, pero al fracasar, se vio en la obligación de organizar una gran fiesta, en donde inicialmente, el ambiente parecía de armonía.
El 17 de noviembre de 1978, los miembros de la secta lo recibieron con aplausos frenéticos.
“Aquí hay gente que cree que esto es lo mejor que jamás le haya pasado en la vida”, afirmó Ryan.
Sin embargo, a la mañana siguiente, 18 de noviembre de 1978, antes de que Ryan regresara, el ambiente cambió…
Algunos pocos seguidores, pidieron abandonar la comunidad junto con Ryan.
El Reverendo Jones, lo consideró una traición imperdonable:
“¡No pueden irse, ustedes son mi pueblo!”, les gritó Jones con desesperación a los que querían irse.
Al notar que los descontentos se retiraban hacia la pista de aterrizaje para seguir a Ryan, un miembro de la secta, atacó a Ryan con un cuchillo, y los hombres de confianza de Jones, abrieron fuego contra el político y sus acompañantes cuando se disponían a abordar un pequeño avión.
De ellos, 5 personas fueron asesinadas a balazos, algunos a quemarropa.
Después de acribillar el cuerpo del congresista, le dispararon en la cara.
Los supervivientes del ataque, huyeron a campos próximos durante y después del ataque.
Varios soldados de Guyana que estaban cerca, se limitaron a presenciar lo ocurrido, sin intervenir, a pesar de que las víctimas les pedían ayuda a gritos.
El camarógrafo de la NBC, grabó todo el ataque, incluido el asesinato de Ryan y su propia muerte:
Asombrosamente, la grabación perduró, y sería transmitida en Estados Unidos.
Los sicarios, se acercaron y remataron a las víctimas de varios tiros en la nuca.
Los seguidores descontentos, fueron forzados a volver a Jonestown.
Esa misma mañana del 18 de noviembre, Jones reunió a los líderes de la congregación, y advirtió que tras el asesinato del congresista Ryan, las fuerzas del fascismo destruirían inevitablemente al Templo del Pueblo, por lo cual ordenó ese mismo día, el suicidio masivo de todos los integrantes de la secta que se hallaban en Jonestown.
Jones decía, que “la muerte solo era el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”
La mayoría de sus seguidores, se envenenaron con cianuro, por lo cual se considera oficialmente que, en medio de la “histeria suicida”, Jones, en lugar de suicidarse, le pidió a uno de sus seguidores, que lo asesinase.
Entonces, les tocó el turno a los guardias armados, pero primero se encargaron de asesinar a todos los animales; por lo que se celebró también, una verdadera matanza de perros.
Después, los guardias también se tragaron el veneno, cumpliendo con su deber.
Sin embargo, cuando todo el mundo hubo muerto, Jones cogió una pistola, y se pegó un tiro en la cabeza.
Instantes después, Annie Moore, una de las enfermeras de la colonia, se mató con la misma pistola.
Jim Jones, fue encontrado muerto de una herida de escopeta en la cabeza, entre los 909 cadáveres hallados en Jonestown.
Tim Carter, un ex miembro de la secta, decía que por lo menos, no hay duda de que los aproximadamente 250 bebés, niños y jóvenes, fueron asesinados.
La gente en Jonestown, murió por envenenamiento con cianuro, a excepción de Jones y su personal de apoyo, quienes al parecer, murieron por lesiones de arma de fuego auto infligidas.
Su esposa se encontraba junto a él, y Jones de 47 años, en su trono blanco de madera, se encontró rodeado de sus seguidores, muertos y amontonados.
Y es que la muerte por envenenamiento de cianuro, es sumamente dolorosa, como confirmaba el patólogo forense que cubrió el suceso en 1978, William Eckert; por lo que al ingerirlo, las víctimas gritaban doloridas.
El reverendo Jones, megáfono en mano les increpaba:
“Debéis morir con dignidad”
De hecho, los miembros del Templo, ya habrían hablado en ocasiones anteriores del “acto suicida revolucionario”, y a los miembros se les habría dado a beber lo que se les dijo que era veneno, pero tal bebida no tendría veneno.
Tras la matanza, otros 4 miembros de la secta, murieron en los cuarteles del Templo del Pueblo en Georgetown, Guyana.
Uno de ellos, Charles Beikman, degolló a su esposa y a sus 2 pequeños hijos, dejándolos que se desangraran en la sala de su casa, pero se acobardó, y decidió no suicidarse.
Sería arrestado y deportado a Estados Unidos, donde se reencontraría con otro de sus hijos, y purgaría una sentencia en la cárcel, por el triple asesinato.
Tim y Mike Carter, quienes ejecutaron al congresista Ryan y sus acompañantes, huyeron de Jonestown, con medio millón de dólares en efectivo, y varias armas, pero fueron capturados días después.
Los abogados de Jim Jones, alegaron ante los guardias de Jonestown, que El Reverendo les había encomendado sobrevivir, para contarle al mundo lo ocurrido; eso, por supuesto, era una mentira, que salvaría sus vidas.
Aun así, los supervivientes se quejaron; hubieran querido morir con Jones.
Otros regresaron a su país, donde siguieron afirmando que El Reverendo era un dios; mientras muchos más, denunciaron los abusos cometidos por este.
Actualmente, aún hay preocupación entre las autoridades civiles, frente a los grupos sectarios auténticamente peligrosos, por lo que se ha sugerido el concepto de “sectas destructivas”, que lamentablemente han seguido saldando victimas por medio del uso de la fe.
“Drinking the Kool-Aid”
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones es un drama de terror del año 1980, dirigido por William A. Graham.
Protagonizado por Powers Boothe, Ned Beatty, Irene Cara, Veronica Cartwright, Rosalind Cash, Brad Dourif, Meg Foster, Michael C. Gwynne, Albert Hall, Linda Haynes, Diane Ladd, Ron O'Neal, Randy Quaid, Diana Scarwid, Madge Sinclair, entre otros.
El guión es de Ernest Tidyman, basada en la novela “Guyana Massacre: The Eyewitness Account” de Charles A. Krause; siendo transmitido originalmente en 2 partes por la cadena de televisión, CBS.
Aunque no es un documental en su propio derecho, Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, lleva al estilo de un retrato de “verdadera vida” de los hechos, al estar basada en la historia de Jim Jones, el autoproclamado profeta del “Templo del Pueblo”, el cual tuvo un público fiel de cerca de 1000 personas, que le habían donado sus ahorros de toda la vida para formar parte de su comuna; mientas existía la sospecha de posible actividades ilegales, llamaron la atención de las autoridades, por lo que estos empezaron a investigar; así, en lugar de que se enfrentara a los cargos, Jim Jones cometió suicidio, y convenció a casi todos sus seguidores, a hacer lo mismo.
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, se rodó en Puerto Rico y en Georgia.
La historia sigue a Jim Jones (Powers Boothe), una parte de su infancia, hasta que consigue ser el líder de una secta religiosa, que finaliza cuando tiene construida una fortaleza en Guyana, América del Sur.
Allí, practica todo tipo de abusos con sus adeptos, que deben seguir sus normas si no quieren ser torturados o asesinados.
Exteriormente, todo parece una comunidad religiosa y pacífica, pero por dentro es un verdadero infierno.
Por lo que un grupo de periodistas, capitaneados por un congresista Leo J. Ryan (Ned Beatty), se introducirá en la secta para investigarla, descubriendo un horror inimaginable.
Este hecho, considerado por muchas fuentes, como la mayor masacre de este tipo ocurrida en la época contemporánea, hizo correr ríos de tinta en los que se destaparon muchos de los crueles métodos de tortura, aplicados por el gurú a sus adeptos, a los que tenía sometidos a un régimen de esclavitud, dentro de una granja que funcionaba al modo de un Campo de Concentración.
Lo interesante de Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, es que fue la primera producción de Hollywood, que utilizó los hechos, apegándose a la historia en que se basa, de modo realista, a solo 2 años de ocurrida la tragedia, por lo que en la producción, los miembros de la familia de Jones en la película, se basan directamente en su propia familia.
Mientras otros personajes como Clayton (Randy Quaid) y Jean Richie (Meg Foster), se basan en Timothy y Grace Stoen, quien era el abogado principal del Templo, y ex mano derecha de Jones, así como organizador principal de “La Comisión de Planificación del Templo”; y David Langtree (Brad Dourif) está basado en Larry Schacht, el único médico de Jonestown, aunque hay otros personajes, miembros del Templo, que se unificaron en uno solo, y otros que se cambiaron los nombres y varios detalles.
Así, muchos personajes, son compuestos de una o más personas; pero eso no impide que los hechos mostrados se acerquen a la verdad de lo que sucedió.
“If you're born in capitalist America, racist America, fascist America, then you're born in sin.
But if you're born in socialism, you're not born in sin”
La película, estrenada como miniseries, tiene un formato documental, que la hace impactante, tanto en la fotografía, como el uso del vestuario y la ambientación, la hacen documento histórico de una tragedia que inicia en los años 50, cuando un joven y entusiasta pastor blanco, Jim Jones, forma en Indiana una iglesia llamada People’s Temple, cuyo objetivo, entre otros, era integrar a la comunidad afroamericana.
Jones, era profundamente elocuente y carismático, citaba a Marx, a Jesús, y concluía las misas con coro góspel.
Tuvo gran éxito entre la comunidad negra segregada, con logros, por cierto, nada deleznables:
Apoyó escuelas, hospitales y movimientos civiles afroamericanos.
A fin de los 60, Jones, junto a su “rainbow family”, de hecho, con su esposa fueron los primeros blancos en la historia de Indiana en adoptar un niño negro, y un pequeño séquito, emigraron hacia California.
Primero, en Redwood Valley, extremadamente paranoico, había leído que ése era uno de los pocos lugares donde se estaría a salvo de un ataque nuclear, y en 1971, El Templo del Pueblo se instala en el mejor de sus escenarios posibles:
San Francisco.
En pocos años, Jones coopta a gran parte de una población desencantada por el fracaso de Vietnam, los asesinatos de Martin Luther King, Jr., Malcolm X, y Kennedy, la violencia policial, y un horizonte político truncado.
Jóvenes universitarios, profesionales idealistas y familias enteras de negros, todavía discriminados, se enlistan en la causa.
El Templo del Pueblo, se convirtió, si no lo fue desde un principio, en un movimiento político con muchísimo poder.
Los sermones de Jones, se volvieron cada vez más contestatarios; pregonaba por un comunismo utópico, y una futura redención en la muerte.
Mientras tanto, las arcas del Templo se enriquecían, fruto de la entrega, a veces total que hacían sus feligreses.
Sin embargo, a mediados de los 70, hubo algunos desertores, pero en las apariencias, la iglesia era un proyecto solidario, y profundamente revolucionario.
Llegó a contar también con el apoyo de políticos de izquierda importantes.
En las misas y campañas para captar más gente, que duraban horas y hasta días, los discursos de Jones eran cada vez más agresivos y paternalistas, esperanzadores y paranoicos.
Entre sus seguidores, mientras, reinaba la confusión, el miedo, y poco a poco la sumisión.
Aquí vemos la paranoia, como un síntoma de la esquizofrenia paranoide del Jim.
El trastorno se encuentra dentro de los llamados trastornos psicóticos, siendo el principal síntoma, la pérdida de la realidad; que implica pensamientos distorsionados, respecto a persecuciones, sospechas, y teorías conspirativas.
Una persona que desarrolla esquizofrenia, es porque ya la tenía; pero es una dolencia que se dispara, y el estrés o las situaciones de presión, la desatan hasta un punto donde casi no se revierte.
En agosto de 1976, 2 periodistas publican una nota en la revista New West:
“Inside People’s Temple”, donde denuncian abusos sexuales, favores políticos, hostigamiento, persecución, y hasta robo de niños por parte de Jim Jones.
Los testimonios son de ex miembros de la iglesia, y de algunos familiares preocupados por el devenir de sus seres queridos.
La respuesta fue inmediata:
En menos de 2 meses, un séquito de casi 1200 personas, se mudó a la selva de Guyana, donde Jones ya los aguardaba.
El gobierno de ese país, cedió al Templo del Pueblo, 15.000km2 para el cultivo y vivienda por un período de 25 años.
Allí, a poco más de 200 kilómetros de Georgetown, la capital, se abre un camino donde un cartel pintado a mano da la bienvenida.
Pero Jonestown nació en el terror.
El Proyecto Médico-Agrícola del Templo del Pueblo, tal era su nombre original, ocultaba su trágico designio.
Su líder prometió formar allí un paraíso terrenal, una comunidad utópica sin distinción de razas.
De hecho, se llegó a criar algo de ganado, gallinas, cerdos y pollos; y algunos cultivos.
Hubo escuela, guardería, asilo, enfermería y biblioteca.
Hasta un equipo de básquet, cine, radio, músicos, y artistas.
En su corta existencia, publicaron varias gacetillas sobre su programa agrícola, educativo, sanitario e ideológico.
Pero aquello fue una pesadilla.
Jones oficiaba de padre y amante espiritual de todos, y controlaba las parejas, separaba a los niños, censuraba el correo, y disciplinaba a sus fieles.
Durante el día, se escuchaba su voz por los altavoces; y por la noche, oficiaba misas que duraban, a veces, toda la madrugada.
El discurso de Jones, se fue volviendo cada vez más incoherente:
Delirios de persecución, amenazas externas, peligro inminente…
Jones grababa todos sus discursos, de hecho, el diálogo se utiliza en la escena del suicidio, asesinato en masa, cerca del final de la película Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones, fue tomado casi palabra por palabra, del casete de audio que se encontró en una grabadora portátil debajo de la silla de Jim Jones.
El registrador de cinta, tenía baterías débiles, y corría a una velocidad mucho más lenta de lo normal, permitiendo grabar todo el evento.
Así es cuando la esquizofrenia empieza a mostrar su lado más terrible, los delirios aparecen como consolidados.
El delirio mesiánico, es un tipo de delirio.
Este es bastante solapado, hasta que la persona empieza a tener poder, y ahí se termina de consolidar.
La característica principal del delirio mesiánico, es la idea de que viene a salvar al mundo del mal, tomando un rol de Dios o ente sobrenatural, que va a salvar a unos, y a erradicar al enemigo.
Cuando este delirio opera, la persona puede olvidar los valores morales y legales, y la muerte pasa a ser parte de un objetivo, no logra ver a la misma como algo irreversible, sino como parte de un plan con un objetivo bien intencionado, por ejemplo, “la idea de un sacrificio por un bien mejor”
Las personas que desarrollan un delirio mesiánico, y tienen grandes características de un trastorno de personalidad antisocial, pueden convencer fácilmente a los demás de sus propósitos, aunque sean delirantes.
Jones, en efecto, tenía gran poder de persuasión, y al convencerse de persecuciones inexistentes o exageradas, el engaño dejó de ser percibido como estrategia, y se convirtió en una nueva realidad.
También es cierto que poder rodearse de cierta gente, facilita ese control de masas.
En general, se sostiene que hay características de personalidad más proclives a seguir a líderes mesiánicos.
En primer lugar, Jones apuntó a las minorías, comprometiéndose con la idea de ayudar a la gente negra, donde eran discriminados.
Ese idealismo, por tanto, ya deja vislumbrar una idea delirante de base:
Iba a erradicar el racismo.
Ese fue, en parte, el germen del mesianismo.
Con sus características psicopáticas, logró convencer a negros reacios a ser liderados por un blanco.
Con sus logros contundentes, allá en Estados Unidos, logró su dependencia; y en Guyana, la obediencia.
La moral, se desdibuja, y se vuelve difícil discernir el bien del mal, más aún cuando la sensación de bienestar y protección es tan fuerte.
En el medio de la selva, aislados e incomunicados del mundo exterior, la realidad, para más de 1100 personas, devino un esbozo del delirio de su líder.
Y como prueba, estaba la llamada “White Nights”, o los simulacros de emergencia:
A la mitad de la noche, se oían las sirenas, que significaba acudir al pabellón principal.
A veces había guardias armados; y simulaban un ataque exterior del gobierno de EEUU, o del ejército de Guyana que iba a matarlos...
Se trataba de un acto de fe, y probaba de este modo, la determinación de sus fieles de terminar con sus vidas, si llegase el momento.
Ellos, extenuados, consentían.
En una declaración jurada, Deborah Layton escribió, que durante una de esas noches, se le dijo a la gente que morirían, forzándolos a tomar jarabe sin endulzar, que pensaban tenía veneno.
Los pocos que vacilaron en tomarse el líquido, fueron obligados a tomárselo bajo la amenaza de que, si no cumplían con la orden, se les dispararía.
La privación del sueño, como método de tortura, es sumamente eficaz, y Jones y su círculo de colaboradores, lo sabía.
El resultado era un rebaño atontado, confundido y exhausto.
En caso de posibles desertores, el doctor Larry Schacht, y la enfermera personal de Jones, Annie Moore, contaban con buenas dosis de Toracina, un poderoso antipsicótico, que volvía a los traidores, prácticamente en zombies.
Ambas metodologías muestran entonces, que Jones no estaba quizá tan mesiánico, sino que era consciente de que tenía que utilizar mecanismos de coerción, para mantener a Jonestown vivo.
Y también, que no lo hubiese logrado sin el apoyo de su círculo estrecho de colaboradores que, en su mayoría, eran jóvenes, blancos y profesionales.
En noviembre de 1978, el congresista Leo Ryan, ante un pedido de familiares preocupados por la falta de noticias, y sospechas de que había gente que se encontraba allí, en contra de su voluntad, organiza una comitiva a Guyana.
Viaja a Georgetown, junto a 2 asistentes, algunos familiares, entre ellos, los padres de Jon Stoen, un niño de 6 años, cuya guarda reclamaban; varios periodistas, y un camarógrafo.
El 17 de noviembre, un puñado de ellos llega en un pequeño avión de hélice de Guyana Airways, a Puerto Kaituma, a unos 10 kilómetros de Jonestown.
Allí son recibidos con énfasis impostado.
Al parecer, todos son felices, y desean manifestarlo en cámara.
Ryan saluda, y le estrecha la mano a Jones, que parece ausente, como ido, con la mirada oculta detrás de sus característicos lentes ahumados.
Por la noche, la fiesta sigue en el pabellón central.
Una bellísima joven de 28 años, llamada Deanna Kay Wilkinson, cantó “That’s the way of the world”
En Jonestown, pese a todo, también hubo “momentos alegres”; pues según parece, 33 bebés nacieron… y murieron allí.
Mientras tanto, alguien le acerca una nota a uno de los periodistas, pidiendo que lo saquen de allí; y luego fueron algunos más.
Al día siguiente, el de la partida, Ryan le muestra una de las notas a Jones.
Éste la lee rápido, la pliega, y se la entrega a un asistente.
Jones para entonces parece más enfermo, débil, y narcotizado.
Pese a todo, Jones “permite” que se vayan aquellos que así lo deseen.
Al comienzo, era sólo una familia, pero terminaron siendo alrededor de 20, los que decidieron partir.
John Stoen, cuya paternidad Jones reclamaba, permaneció allí.
El clima se tornó áspero, y hubo forcejeos entre familiares.
Un hombre hirió con un cuchillo a Ryan, lo que precipitó la partida…
Jones se despide, estrecha la mano del congresista, y luego le dice algo al oído a uno sus colaboradores.
En el camión que los llevaba hacia el aeropuerto, uno de los supuestos desertores era Larry Layton, la mano derecha de Jim Jones.
Los demás sospechaban, y temían algo…
Ryan hizo revisar a Layton, y éste no estaba armado, aunque sí nervioso.
Cuando llegaron a Puerto Kaituma, hubo una emboscada.
Bob Brown, el camarógrafo, registró todo:
Detrás de un camión, aparecieron varios hombres armados que dispararon a mansalva; y 5 personas murieron:
El congresista Ryan, una desertora, un fotógrafo, un periodista, y el mismo Brown.
La cámara cayó al piso, pero siguió grabando por unos segundos, después la imagen se pierde...
Los atacantes huyeron.
Sólo pueden pensarse hipótesis, acerca de lo que podría haber pasado en un futuro con Jonestown, sin la llegada del congresista.
Quizás, el movimiento se hubiese fracturado sin la necesidad de una intervención externa, pues es sabido que Jones estaba enfermo, débil, y consumía muchos narcóticos.
Los alimentos no alcanzaban, más de la mitad de la población eran niños y ancianos.
El clima era inhóspito, y el trabajo insalubre.
Era evidente que, si un puñado de personas decidió marcharse, a poco más de un año de su creación, otras tantas buscarían luego la forma.
Si permanecieron, fue por alguno, si no todos de estos motivos:
Apego al proyecto revolucionario de vivir en un paraíso terrenal, en una utopía comunista, temor a separarse de sus familiares, o bien, un miedo absoluto a la posible reacción de su líder, ya en San Francisco, eran conocidas las historias de muertes dudosas, o asesinatos de desertores.
De todos modos, el destino de Jonestown, había sido planeado mucho tiempo antes.
“El cianuro, es uno de los venenos que más rápido actúan”, le escribió en un memo el doctor Shacht a Jones, en octubre de 1978.
“Me gustaría darle 2 gramos a un cerdo grande, para ver cuán efectivo es… puede tomar hasta 3 horas en hacer efecto, pero normalmente mata en minutos.
Los síntomas de envenenamiento por cianuro son:
Aumento y luego disminución de la frecuencia cardíaca, color azul, dolor de cabeza, pérdida del conocimiento, asfixia y convulsiones que anteceden la muerte.
Mientras más escucho y aprendo sobre lo que ocurre en el mundo, menos optimista soy frente a la vida.
Te agradezco por señalarme que estoy demasiado apegado a ella.
Abandonar El Templo del Pueblo, es una forma de suicidarse.
Es un suicidio”, concluye la misiva.
No fue hasta el día siguiente, el 19 de noviembre, en que las fuerzas policiales de Guyana y Estados Unidos, ingresan a Jonestown.
Lo que ven allí, es indescriptible:
909 cadáveres descomponiéndose, diseminados en el pabellón central y sus alrededores.
Familias enteras abrazadas, incluyendo niños y bebés.
Vasos de plástico y jeringas en el piso.
Jim Jones, con un tiro en la cabeza, en su púlpito bajo un cartel que decía:
“Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”
En un extremo del pabellón, bidones con un líquido violáceo, jeringas, y agujas.
¿Qué pasó allí?
¿Suicidio colectivo?
¿Asesinato?
¿Experimento de La CIA, Conspiración de La KGB?
Las teorías sobre lo sucedido, son muchísimas.
La masacre de Jonestown cuenta, además, con un morbo adicional:
El audio final, junto a miles de archivos y documentos, que han sido desclasificados por El FBI, y pueden verse y escucharse por internet, todos inverosímiles.
Como dato, aquello que tomaron, no fue Kool-Aid, sino Flavor Aid, un producto similar que mezclaron con el cianuro.
Por su parte, Kraft Foods, tuvo que salir a desmentirlo, pero igual ya no importaba…
“Too many people are looking at this instead of looking at me!”
Guyana Tragedy: The Story of Jim Jones fue promocionada como el documento fílmico de la masacre del siglo que causó gran conmoción; y con el paso del tiempo, el suceso continúa siendo un misterio.
No debemos olvidar, que se trata probablemente, de la primera ocasión en la que los medios audiovisuales de comunicación, desempeñaban un papel determinante en un suceso de estas características.
Tras los acontecimientos del día 18 de noviembre de 1978, y el primer recuento de víctimas, el 20 de noviembre del mismo año, El Departamento de Estado de EEUU, confirmaba los hechos, y cifraba inicialmente en 400, el número de muertos.
En San Francisco, familiares de los miembros, dominadas por el pánico, asaltaban las comunas de la secta, reclamando información sobre el posible fallecimiento de sus hijos o hermanos.
El 28 de noviembre, soldados de EEUU, enviados a Guyana, descubrían nuevos cadáveres, y se notificaba la cifra definitiva de víctimas:
919, entre ellas, más de 300 niños, Jim Jones, líder y creador de El Templo del Pueblo, se hallaba entre ellas.
Y es que El Reverendo Jim Jones, era para las víctimas, un hombre delirante, un visionario que se creía mezcla de Cristo y Lenin, el único Dios sobre La Tierra.
Según el documental “Índice de Maldad”, realizado por Discovery Channel, Tim Carter asegura, que no fue un suicidio, sino un homicidio masivo, ya que fue Jim Jones, quien obligó a su pueblo a beber e inyectarse cianuro, empezando por los niños, quienes no cometerían suicidio, sino que se les dio el cianuro mezclado con alguna bebida, mientras que algunos bebés fueron arrancados de los brazos de sus madres, para ser inyectados, y ancianos.
Jones decía, que “la muerte solo es el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”
Una de sus seguidoras, llamada Christine, se oponía a la muerte.
Pero la gente comenzó a insultarla violentamente.
Los niños, adultos y ancianos, murieron a causa de la poción.
El número de muertos, fue en total, 912.
A 38 años de la tragedia, sólo quedan interrogantes.
Hubo algunos pocos sobrevivientes que, al parecer, escaparon; otros que estaban dormidos, y algunos no estaban presentes.
Otros miembros del Templo del Pueblo, se suicidaron en Georgetown, como Sharon Amos, luego de matar a sus 3 hijos.
Otros creen que como Hitler en el búnker, Jim Jones no murió como nos dicen, sino fue su doble, pues nunca se hizo autopsia, ni se permitió investigar.
Tampoco se permitió hace autopsia a ninguno de los 913 cadáveres, ni investigar a los familiares.
Se encontraron al menos de 40 armas en Jonestown, pero ni siquiera todas estaban cargadas.
Se practicaron sólo 5 autopsias, y se concluyó que la mayoría había muerto por ingestión de cianuro de potasio.
Algunos cuerpos, sin embargo, presentaban marcas de agujas.
Es difícil determinar, cuántas personas tomaron el Kool-Aid “por cuenta propia”, 40 rifles, no debió haber sido un impedimento para defender la vida de 300 niños.
Si hubo coerción física, lo cual es casi seguro, no fue determinante.
Quizás por eso, Jonestown incomoda tanto.
La carta de suicidio de Richard Tropp, entre otras, es una prueba de ello.
Durante un tiempo, se divulgó la noticia de que el líder continuaba con vida, pero El FBI lo negó tras analizar sus huellas dactilares.
Por otra parte, se cree que el suicidio en masa del Templo del Pueblo, se pensó que era un sitio de prueba para experimentos médicos de control mental, MKULTRA, y después del fin oficial del programa.
A veces también conocido como “Programa de Control Mental de La CIA”, el proyecto MKULTRA, fue el nombre en clave dado a un programa secreto e ilegal, diseñado y ejecutado por La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), para la experimentación en seres humanos.
Estos ensayos en humanos, estaban destinados a identificar y desarrollar nuevas sustancias y procedimientos para utilizarlos en interrogatorios y torturas, con el fin de debilitar al individuo, y forzarlo a confesar, a partir de técnicas de control mental.
El programa, estuvo dedicado a muchas actividades ilegales, en particular, al uso de ciudadanos estadounidenses y canadienses, como sujetos de prueba en contra de su voluntad, lo que llevó a cuestionar su legitimidad.
El MKULTRA, utilizó diversas metodologías para manipular el estado mental de los sujetos de prueba, como la alteración de sus funciones cerebrales con la administración de drogas como LSD, y otros productos químicos, la hipnosis, la privación sensorial, el aislamiento, diversas formas de tortura, y abusos verbales y sexuales.
Sin embargo, a partir de 1980, investigaciones de distintos periodistas, como Jack Anderson, empezaron a destapar que todo era una siniestra maniobra de La CIA.
El grupo, estaba además custodiado por temibles paramilitares de trazos nazis, comandados por el mercenario Charles Beikman, al que luego relacionó con muchos asesinatos.
Uno de los principales respaldos financieros de Jonestown, fue El Dr. Lawrence Layton, padre; que estaba antes a cargo de la investigación y el desarrollo en un centro de investigación superior de química y armas biológicas del Ejército de los EEUU, en el campo de pruebas Dugway, en Utah.
Este ha sido conectado por los investigadores, con las mutilaciones de ganado atribuidas a “alienígenas”, la guerra de la enfermedad y la experimentación genética.
Layton, fue también director Desarrollo de Misiles y Satélites en La División de Propulsores de La Marina en Indian Head, Maryland.
La fortuna de su esposa llegó, en parte, del cartel I.G. Farben.
Su hijo, Lawrence Layton Jr., estaba en el escuadrón de la sección de disparos que ejecutó al Representante del Congreso, Leo Ryan, que había viajado a Jonestown para investigar al Templo del Pueblo.
Ryan, era gravemente impopular con La CIA.
Había sido coautor de La Enmienda Hughes-Ryan, que obligó a La CIA a dar al Congreso, previo aviso de las operaciones encubiertas.
Qué casualidad, que Ryan, un hombre luchando por llegar a La CIA, fuera el responsable ante el pueblo, de estar en Jonestown, Guyana; justo en el momento en que comenzó el tiroteo.
Como dato, Los Layton, son una prominente familia del sur, que luchó por los confederados durante La Guerra Civil.
Ellos tienen muchas conexiones con las agencias de inteligencia de EEUU.
La hermana de Lawrence Layton Jr., Débora Layton Blakey, se casó con George Philip Blakey, el hombre que puso el pago inicial para la propiedad en Jonestown, comprada por Jim Jones.
Grandes cantidades de drogas psiquiátricas, se encontraron allí, lo suficiente como para drogar a 200.000 personas al año, y los miembros del Templo allí, eran conocidos por llevar una placa de identificación similar a las que se le dan a las personas en el hospital.
En efecto, el complejo de Jonestown, incluye un hospital sustancial y sofisticado, mientras que las condiciones en el resto del compuesto, eran pobres.
Se dice que la historia del control mental, puede ser rastreada al menos a 1965, cuando Jones y El Templo del Pueblo, se mudaron a Ukiah, California.
El grupo, inmediatamente se infiltró en El Hospital Mental Estatal de Mendocino, que proporcionaría no sólo personas de prueba “TP” como los nazis los llamaban, para sus experimentos médicos preliminares, por Jones, sino también un campo de entrenamiento para los técnicos médicos necesarios para el experimento definitivo.
En un plazo muy corto de tiempo, todos los empleados en el hospital, eran miembros del Templo del Pueblo.
Desde enfermeras hasta terapeutas, desde consejeros hasta mujeres de limpieza, cada trabajador en la instalación, fue sustituido por un miembro del Templo.
California, virtualmente le dio El Hospital Mental del Estado de Mendocino, a Jim Jones.
Pues allí se encontró un arsenal de drogas químicas, LSD etc., típicas del MKULTRA, en los cuarteles generales de la secta, sido prueba que a Jim Jones nunca se le hiciera autopsia, por lo que la sospecha de que no fuera él, parece tomar fuerza.
También, se encontraron muchos informes del FBI sobre grupos radicales negros, como Las Panteras Negras.
Y una vez acabada la tragedia, el campo fue ocupado por una secta de La CIA, llamada “World Vision”, que también tenía conexiones con Jim Jones.
El Reverendo, había creado un floreciente negocio con su secta El Templo del Pueblo en EEUU, por lo que tampoco tenía lógica que se fuera a Brasil a hacer un extraño experimento, a menos que hubiera sido contratado y pagado por La CIA para ello.
John Hincley, el hombre que intentó matar a Ronald Reagan, era hijo de un miembro de esa secta “World Vision”
Hay otras conexiones con La CIA, a la masacre de Jonestown:
Richard Dwyer, el jefe adjunto de La Embajada de Estados Unidos en Guyana, y jefe local de La CIA, se supo que estuvo involucrado.
En una cinta grabada en Jonestown, cuando la violencia estalló, la voz de Jim Jones, puede oírse gritando:
“¡Saquen a Dwyer de aquí”
Por su propia admisión, Dwyer fue visto despojando a los muertos de sus carteras, y otros medios de identificación por órdenes de Zbigniew Brzezinski, uno de los fundadores de La Comisión Trilateral, y luego Consejero de Seguridad Nacional de Jimmy Carter.
Tras dar una conferencia de prensa, en la que proclamaba su inocencia en un caso de corrupción, Richard Dwyer sacó una pistola, y delante de las cámaras, se disparó en la boca, muriendo en el acto.
Por otra parte, los miembros del Templo del Pueblo, estaban activos en su apoyo al presidente de Guyana, Forbes Burnham, quien admitió abiertamente sus vínculos con La CIA.
Cuando Jim Jones fue a Brasil en 1961, “para administrar a los oprimidos”, su transporte y alimentación, fueron pagados por La Embajada de Estados Unidos, y le dijeron a los residentes locales, que estaba trabajando para La Inteligencia Naval.
Estuvo acompañado por su amigo de toda la vida, Dan Mitrione, que trabajaba para La CIA, instruyendo a fuerzas policíacas del Tercer Mundo sobre el interrogatorio, y técnicas de tortura.
Así, el número de personas que informaron haber estado viviendo en Jonestown, eran alrededor del año 1,100.
Esto se basa, al parecer, en un recuento de pasaportes...
Pero después de la tragedia, el número de muertos fue dado como a 400, y luego 913.
Nada menos que 200 “desaparecieron”
Esta es una cifra significativa, ya que la guardia de Élite en torno a Jim Jones, sumaba entre 120 y 200.
Mientras los miembros del Templo del Pueblo, era predominantemente negros, la guardia de Élite era abrumadoramente blanca.
¿Guardia de Élite o Guardia de La CIA?
A pesar de la cifra oficial de 900 muertos, sólo 400 fueron encontrados, y las especulaciones abundaban sobre lo que pasó con los otros 500.
Fue en este punto, según el testimonio del comandante militar de la investigación de Jonestown, que un oficial de gobierno de los Estados Unidos, Robert Pastor, le ordenó detener la identificación de los cuerpos.
Pastor, era el principal asesor de Zbigniew Brzezinski...
Sin duda, la identificación de los cuerpos era esencial, si realmente querían saber lo que pasó.
En los días siguientes a la orden del ayudante de Brzezinski, los 500 cuerpos desaparecidos, fueron encontrados milagrosamente.
¿Dónde habían estado escondidos?
Ellos dijeron que los encontraron debajo de los otros 400…
Sólo hay que mirar las fotos de los primeros cuerpos encontrados, para ver que no hay manera de que estuvieran debajo de los otros 500.
Pero esa es la versión oficial de ese día.
Mientras el cuerpo carbonizado que se dijo que era el de Jim Jones, nunca fue identificado correctamente, y es casi seguro que se escapó con los guardias blancos.
Todo el asunto, huele mal, al igual que los asesinatos de Martin Luther King, Jr., y JFK, que casualmente, estaban siendo investigados nuevamente en el momento de Jonestown, por un Comité Selecto de La Cámara.
Un abogado, Mark Lane, tenía conexiones, tanto con Jonestown, como con las audiencias del asesinato.
Él era el abogado del Templo del Pueblo, y del chivo expiatorio, James Earl Ray, el supuesto “asesino solitario” del Dr. King.
Mark Lane, quien también ha trabajado para el lobby de La Libertad, los editores del periódico Spotlight, llamó al Templo del Pueblo “un paraíso en La Tierra”
Este le desacreditó tanto después de Jonestown, que su afirmación de que James Earl Ray era inocente, fue posteriormente recibida con desdén por muchos.
Había rumores de que El Templo del Pueblo incluía un escuadrón de la muerte que eliminaba a cualquiera que amenazara, o hablara mal de la secta.
El gobierno, siempre ha negado eso, pero Jim Jones era conocido por tener una lista de resultados, y los nombres más importantes en ella, murieron de forma violenta en los meses que siguieron a la masacre.
En la parte superior de la lista, estaba George Moscone, El Alcalde de San Francisco; que 10 días después de la tragedia, Moscone fue acribillado junto con Harvey Milk, político homosexual, que estaba a punto de convertirse en alcalde.
El autor, fue el ex policía Dan White, quien en ese momento acababa de renunciar a su cargo como concejal; White mató al Alcalde Moscone y a Milk, en el edificio del Ayuntamiento.
La campaña electoral de Moscone, había sido respaldada por importantes donaciones del Templo del Pueblo, que había nombrado a Jim Jones, jefe de la Vivienda de San Francisco.
Muchos de los seguidores de Jones, también fueron empleados por el Departamento de Bienestar de La Ciudad, y luego utilizados para reclutar a los pobres, y los sin techo a la secta.
El segundo nombre en la lista negra de Jones, era Jenny Mills, una ex funcionaria del Templo del Pueblo, que escribió un libro con su marido, “Mis Seis Años con Dios”, que era extremadamente crítico de Jones y su grupo.
En el verano de 1979, Jenny Mills, su esposo y su hija, fueron asesinados a tiros en su casa en Berkeley.
Su asesinato sigue sin resolverse.
Su última víctima sería Michael Prokes, ex jefe del gabinete de prensa de la secta.
Un año después, tras una rueda de prensa en la que intentaba justificar la masacre, se negó a contestar a un periodista que le interrogaba sobre el asesinato del congresista Ryan, y confesó haber formado parte del “escuadrón de la muerte” que sobrevivió a la tragedia; al tiempo ese mismo día, se encerró en el lavabo, y se pegó un tiro.
Sus últimas palabras fueron desafiantes:
“Los compañeros que se quitaron la vida, lo hicieron porque no tenían elección posible, y porque no querían permanecer en los infestados “guetos” de EEUU”
Debido a la negligencia de los funcionarios de Estados Unidos, en no ordenar autopsias inmediatas para los que murieron en Guyana, nunca sabremos cuántas personas murieron de suicidio, y cuántos fueron asesinados.
No creo fueran más de 200 personas, las que murieran de forma voluntaria.
Muchas de las víctimas, fueron enterradas en el cementerio de Jonestown, un lugar triste y lúgubre, que terminó abandonado.
En Estados Unidos, también se conmemoró la tragedia.
Allí se construyó un Memorial con los nombres de los muertos.
El hombre que con tanto éxito habla sabido aprovecharse de los medios de comunicación durante toda su vida, dejó una curiosa posdata como recuerdo de su muerte:
Mientras los miembros de su rebaño iban entregándose a la muerte, una cinta magnetofónica oculta, grababa minuto a minuto el fatal desenlace.
Fue el último golpe de efecto del Reverendo Jones.
Esa cinta, sería comercializada años después, en forma de un disco compacto, de gran éxito.
A Jim Jones, le sobrevivieron 3 de sus hijos adoptivos, Stephan, Jim Jr. y Tim, que se hallaban en Georgetown, la capital de Guyana, como parte del equipo de baloncesto del Templo del Pueblo.
Stephan dijo en su momento, que continuaría con el legado de su padre…
Jim Jones fue en definitiva, el primero y el peor de los líderes asesinos de sectas, ostentando además el récord de muertos por su propia mano.
Pero el mayor legado de Jones, fue abrir el camino para que otros dirigentes con ínfulas mesiánicas, como David Koresh con Los Davidianos, y Marshall Applewhite, con La Secta Puerta del Cielo, guiaran a sus fieles a la muerte absurda en nombre de su supuesta divinidad.
¿Habrá terminado la locura?
No, a este momento, tenemos a ISIS.
“That´s the way of the world”
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