Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly)

“Fader, jag är rädd”
(Padre, estoy asustado)

Los espejos son objetos que reflejan casi toda la luz que choca contra su superficie, y debido a este fenómeno, podemos observar nuestra imagen en ellos; ocupando un lugar importante en la mitología y las supersticiones de muchos pueblos, pues la imagen que en él se refleja, se identifica a menudo con el alma o espíritu de la persona, de ahí por ejemplo que los vampiros, cuerpos sin alma, no se reflejen en él; o cuando un moribundo está a punto de dejar este mundo, es común que se cubran los espejos, por temor a que el alma del agonizante quede encerrada en ellos.
Es también objeto frecuente de consulta, pues se le juzga capaz de mostrar sucesos y objetos distantes en el tiempo o el espacio.
También, es notable “El Espejo de La Sabiduría”, en el que se refleja todas las cosas del Cielo y de La Tierra, excepto el rostro de quien se mira en él, descrito por Oscar Wilde en el cuento “El Pescador y Su Alma”
Es un hecho que a nadie le gusta verse realmente desnudo ante el espejo del alma; pues siempre salen a la luz cosas que no estamos preparados para encarar.
“Det är som en dröm.
Allt kan hända.
Vad som helst”
(Es como un sueño.
Cualquier cosa puede suceder.
Cualquier cosa)
Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) es un drama sueco del año 1961, escrito y dirigido por Ingmar Bergman.
Protagonizado por Harriet Andersson, Gunnar Björnstrand, Max von Sydow, y Lars Passgård.
Bergman se inspira en la pieza teatral “Through a Glass Darkly”, de August Strindberg, y la divide en 3 actos al estilo “chamber film”, en la que 4 miembros de una familia, actúan como espejos, unos de otros; para causar una proximidad mayor con el público, mayor intimidad, y una representación contraria a la naturalidad.
El fin del “chamber”, es que se puedan captar hasta los gestos más sutiles de los actores.
Bergman inscribe en Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly), tanto a las obras de teatro de cámara de Strindberg, su dramaturgo favorito; como en la música de cámara en general; siendo ésta, la 1ª de varias películas filmadas en Las Islas Fårö.
Los títulos originales pensados para la obra fueron:
“El Papel Tapiz” y “El Tapiz”, hasta que se decidió por el actual, que hace alusión al pasaje bíblico “Ahora veis a Dios como en un espejo...” de la primera carta de San Pablo a Los Corintios,  (1 Corintios 13)
En tiempos de San Pablo, en el siglo I, los espejos reflejaban las imágenes de modo muy defectuoso; en el que el mirar a través de un vidrio, nos mostraba solo de forma oscura a Dios, mientras vivimos; la vista solo se aclarará cuando fallecemos.
Por tanto, hace referencia a que nuestro entendimiento y visión de Dios no es perfecta ni precisa, sino que es un reflejo, como en un espejo.
Y es como en un espejo, la forma en que los personajes se ven entre ellos, ya que más que ver a la persona, ven reflejado ese algo que creen les puede dar sentido a sus vidas.
Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) obtuvo 1 premio Oscar como Mejor Película Extranjera y una nominación como mejor guión original.
Se rueda en decorados naturales de Faro, Gotlands Lan; y en los platós de Svensk Filmindustri, en Estocolmo, Suecia.
La acción dramática tiene lugar en Faro, isla situada en El Báltico, al Sudeste de Suecia, a lo largo de 24 horas de un día de verano de 1961.
David (Gunnar Björnstrand), un novelista no muy popular y viudo de una mujer con serios problemas mentales; vive sólo para sí mismo, pero decide pasar las vacaciones con su familia.
Es el padre de Karin (Harriet Andersson), heredera de la enfermedad de su madre, y de Minus (Lars Passgård), un adolescente en plena efervescencia sexual, aunque solitario por los oídos sordos de su progenitor.
Y Martin (Max von Sydow), es el esposo de Karin.
Los 4 están de vacaciones allí, y en un inicio parece que todo es muy divertido y relajado.
Luego de salir del lago, los hermanos van a buscar leche, y los 2 mayores van a arreglar las redes...
Los hermanos hablan sobre la soledad y tristeza de su padre, y cómo, cuya ausencia emocional les afecta.
Mientras Martin y David hablan sobre la enfermedad de Karin, relativamente incurable, y con altas probabilidades de recaer.
En base a eso, Bergman profundiza en los problemas existenciales de los personajes que surgen en la dificultad que tienen, para aferrarse a algo que les de sentido a sus vidas, y en la búsqueda de ese elemento, en los otros.
Bergman nos muestra su visión sobre Dios, y la importancia que todos le dan con respecto a sus vidas.
Aunque no queda absolutamente claro la posición de Bergman, pues es bastante ambigua entre creer demasiado en Dios es malo, pero que después de todo, algo tan grande como él, es lo suficientemente fuerte como para sostener a alguien.
“Jag kan inte leva i denna nya värld”
(No puedo vivir en este nuevo mundo)
Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) ofrece lo habitual en Ingmar Bergman:
Un espacio acotado, de ambiente cerrado; doble representación con pequeñas piezas teatrales, en este caso, en otras puede ser el monólogo “en off narrador”, el pseudo-documental… como canalización de una ficción dentro de otra ficción; pocos personajes; diálogos sobre lo divino y sus cuitas existenciales vestigio de lecturas kierkegaardianas de juventud, diálogos sobre lo humano y sus cuitas psicoanalíticas, familiares y temas sexuales que acaban fundiéndose en lo mismo.
Un cine casi muchas veces más intelectual que trascendente; donde el tema es aquí, de nuevo, la cuestión central de Bergman en esta época:
¿Hay un Dios?
Hijo de un pastor luterano, Bergman creció con la idea de un Dios autoritario e implacable con los pecados.
Sus vivencias religiosas, lograron plasmarse en sus diversas películas.
Sin embargo, sus interrogantes metafísicas, se manifiestan especialmente en la llamada “Trilogía de La Fe” o “La Trilogía del Silencio de Dios”, donde este filme viene a ser el comienzo, aún más tenebroso y desolador que “Nattvardsgästerna” o “Los Comulgantes” (1962); y más elaborada que “Tystnaden” o “El Silencio” (1963)
Donde vemos un Dios, para Bergman, desdeñoso, cuya indiferencia respecto al abandono de sus criaturas, sólo podría deberse a una de 2 verdades:
Bien, a que es un ser malévolo que se regocija con el sufrimiento humano; o sencillamente, a que en realidad no existe Dios.
Si bien Bergman admitió que los 3 filmes tienen bastantes elementos en común, nunca pensó en ellos como una trilogía propiamente tal.
Al comienzo de Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly), aparecen las palabras:
“A Käbi, mi esposa”, raro ejemplo de dedicatoria en la obra de Bergman; es una invitación a interpretar la obra en una clave muy personal para su autor.
Bergman ha explicado, que al estructurarla, fue fuertemente influenciado por la relación que vivía con su entonces esposa, Käbi Laretei, aclamada concertista de piano.
Imbuido en su aprendizaje musical, encontró la forma para articular sus obras fílmicas a manera de música de cámara, que se construye como un cuarteto de cuerdas en 3 movimientos, en el que variaciones de un mismo tema son interpretadas por 4 instrumentos, y en la que tanto la composición como la instrumentación, son exiguas.
El sueco llamó precisamente a este tipo de cintas, entre las que esta trilogía se incluye, “piezas de cámara”
Como dato, Bergman, quien también tuvo que lidiar con la depresión a lo largo de su vida, intenta a través de esta visión, transmitir la angustia de la enfermedad, en este caso la esquizofrenia.
Aun así, se tiene la sensación de que su gran talento artístico se queda de alguna manera corto, al tratar de plasmar con autenticidad el sufrimiento de la mente que se ahoga.
Pese a todas las virtudes enunciadas, Bergman mismo considera a Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly), un filme fallido.
Alude al vocablo “gewollt”, de origen alemán, que se utiliza para hablar de un arte que no es puro, que está infestado por un elemento controlador; una deliberada imposición de ideas; dice el director sueco, que termina siendo estéril y, por encima de todo, antiartística.
Paradójico toda vez que justamente, además del tema del anhelo por encontrar la respuesta de un Dios ausente, el de la auténtica misión del artista sea otro de los ejes conceptuales aquí presentados, y que es evidente, también radiografía el momento de intensa duda por el que pasaba Bergman.
Por lo que podemos certificar, sólo él sabe el dolor que padeció durante el trance, pero salió de él luminosamente fortalecido.
Cuando menos en su misión como artista; e inauguró ese doble sendero:
Por un lado, expresamente ha dicho que Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) representó el período de su vida, en que se le planteó la “total disolución de toda noción de un tipo de salvación sobrenatural”
Por el otro, comenzó a despegarse con mayor determinación de cierto estilo teatral con el que abordaba la forma de articular su cine, y del que, a propósito de su también exitosa carrera como dramaturgo, se le solía acusar.
Así las cosas, Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) se atiene a las 3 unidades dramáticas clásicas de tiempo, lugar y acción, lo que refuerza el carácter compacto de una obra que gravita en torno al estado mental de su protagonista, estado que se verá agravado durante una de esas “noches blancas” que caracterizan a una parte del verano del norte de Europa, en las que la oscuridad nunca es completa, y que tradicionalmente se han vinculado a alteraciones nerviosas y febriles de algunos individuos.
La puesta en escena es sobria, bastante simple, pero esa misma sobriedad constituye uno de sus puntos fuertes, ya que tanto la locación como la fotografía y la banda sonora, son elementos que fortalecen indudablemente el desolador relato de Bergman, que nos cuenta esta historia, no de una forma genérica o efectista, sino de una manera cruda, realista, a lo largo de las alrededor de 24 horas que dura el relato.
Solo 4 personas aparecen en pantalla a lo largo de la totalidad del metraje; pues lo importante son los personajes y la relación que tienen entre ellos; y así suma drama, familia y esquizofrenia.
Explora el comportamiento y las relaciones de los 4 personajes aislados en una isla solitaria, que conforman un singular grupo familiar.
Tras las apariencias de una situación de alegría, felicidad, armonía y cohesión, se oculta un mundo soterrado de reproches, frialdad, egoísmos, incomprensiones y confusiones.
Los 4 personajes, se encuentran en crisis por razones distintas, y los 4 viven replegados sobre ellos mismos, ensimismados, psicológicamente aislados y ocupados en resolver por ellos mismos los problemas que les inquietan, y los desgarros que les duelen.
El egocentrismo que preside la vida en común del grupo, dificulta y obstaculiza la comunicación entre ellos y, derivadamente, la ayuda mutua, la prestación cruzada de los apoyos que cada uno necesita de los demás, el necesario intercambio de afectos, cariño, y consuelo.
Cada uno vive aislado entre los espejos de su individualidad.
Se comunican a través de funciones teatrales, alucinaciones místicas, escritos íntimos, síntomas psicóticos.
Cuando la conversación es directa, debe interrumpirse porque resulta demasiado grave.
Claramente, el personaje más afectado es Karin, cuya enfermedad, que no dicen cuál es, pero es notorio que sufre esquizofrenia, ya está causando estragos en su mente, por lo que intenta aferrarse a la idea de Dios, y de su eventual llegada ante ella; viendo en su hermano menor, alguien con quien confiarle sus inquietudes.
Y es que la desintegración mental de Karin, no le afecta sólo a ella, sino que también a los demás, siendo ella el elemento central.
Por ejemplo, su esposo Martin, se aferra a la idea de que él es el único pilar en la existencia de Karin, y la cuida con dedicación por ello.
Pero Karin es la prisionera de su familia.
Está decepcionada por la frialdad de su esposo, por el egoísmo de su padre, del que sabe que es un fracasado; y de la juventud de su hermano, ocupado con sus problemas pubertarios.
David, el solitario, melancólico y ausente padre, se aferra al amor que siente por sus hijos, como el elemento que lo mantiene con vida; y Fredrick, llamado por su apodo familiar “Minus”, de 17 años, en plena efervescencia sexual, es el confidente de su hermana.
El menor de todos, se confunde, pierde el norte, y su sentido al ver que su padre, aunque cerca físicamente, está distante en lo emocional, le afecta porque no puede hablar algo con él.
De esta forma, los personajes ven en los otros, aquello que quieren para tener una vida más tranquila, y menos vacía.
Sobre el tema de Dios:
Egoísta es el padre, David es el hombre no creyente, y la situación de Karin es el remedio para sus ansias literarias.
Enajenada es la hija, Karin es la persona creyente y temerosa de Dios, sufriendo por partida triple:
Por los años de abandono paterno, por la ofuscación mental que le produce la esquizofrenia, y por el resquebrajamiento de su fe; además por la ausencia o indolencia de Dios.
La forma de mostrar la enfermedad mental de la protagonista, es muy acertada, su soledad, así como la incomprensión por parte de los demás de su infierno particular; su esquizofrenia le lleva a sentirse poseída por un ser superior y maligno; pero la falta de apoyo humano, no es una exclusiva del personaje femenino:
Es la misma carencia que padecen los 3 personajes masculinos, la incomunicación.
Dependiente, es el marido, Martin es el necesitado de compañía y afecto desde hace años, a raíz de la esquizofrenia que desarrolló su mujer.
El yerno, que no es sanguíneamente de la familia, resulta ser el más tierno y amoroso de todos con el miembro de la familia que está enfermo, naturalmente por lazo afectivo más fuerte, al ser el esposo.
Pero Martin sería un alter ego del propio Bergman, al fin y al cabo, un estereotipo del artista.
Y confundido es el hijo, Minus, simplemente es aquel que está confuso, padeciendo además del final de la adolescencia con su propia problemática, el espinoso añadido del extravío de su identidad sexual.
Se trata de una familia que es puesta en situaciones de intimidad, sin que tengan ni el interés, ni la aptitud para ser íntimos.
Los resentimientos y la ansiedad, tienen rebosado el ambiente.
La tensión busca afanosamente una válvula para escapar y, por supuesto, a la menor provocación, la encuentra.
La frialdad de las relaciones familiares, se da asociada a una atmósfera contenida, pero potente, de deseos en ebullición, de apremios emocionales y de urgencias sexuales, ampliados por el aislamiento, las frustraciones, la relajación vacacional, la calma mórbida del oleaje y la calidez estival.
Por lo que Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) refleja las grandes preocupaciones del realizador:
Las dudas sobre la existencia de Dios, el temor a la muerte, los problemas del matrimonio, la infidelidad conyugal, el incesto, y la incomunicación; y especialmente se refiere al Silencio de Dios, por su falta de respuesta ante los problemas de los seres humanos, su aparente indiferencia ante el dolor, y su ausencia permanente.
Del reparto, la actuación de Harriet Andersson como la afectada Karin, es espectacular a la vez que aterradora.
Su interpretación no decae en ningún momento, por el contrario, con el correr del metraje, se va volviendo más compleja y potente, retratando fielmente lo que es la decadencia mental de su personaje, acechada por ruidos, voces y visiones que representan sus inquietudes con respecto a la existencia de Dios; todo ello la lleva a pronunciar algunos monólogos memorables.
Mientras los demás actores, todos correctos, se mantienen contenidos en el tono alrededor de ella.
Por otro lado, la relación entre los hermanos, Minus y Karin, es sugerentemente incestuosa desde el inicio.
Nunca vemos tal incesto sucediendo como tal, pero se siente tan presente que quizás sea cierto.
Y pareciera que Karin encarna los despojos espirituales y biográficos del director; una mujer aleccionada por las jerarquía y los sentimientos de culpa y pecado, que derivan en cierto optimismo, malabares metafísicos a un costo monstruoso; y al final, como en casi todos sus filmes, Bergman remueve la conciencia.
Técnicamente, los planos dentro de la casa, donde frecuentemente la única fuente de luz es la ventana de la habitación, son espectaculares.
Los personajes repetidamente se hallan mirando el paisaje a través de la ventana, casi como si estuvieran encerrados, voluntariamente alejados de ese deseo ubicado en el exterior.
Cabe destacar la función de espejo, que hace el mar en calma de la playa en una breve secuencia inicial, el barco varado y abandonado en la playa, como símbolo de la desolación y la angustia de los personajes; la reiteración de planos crepusculares como símbolo de la confusión y la muerte, etc.
Y claro está, el símbolo de Dios es la araña, ya que es también símbolo de la vida, creación, fertilidad, y sexo; los 3 personajes de la obra; debido a la creación de la tela de araña a partir de sí misma, y símbolo de la muerte por su venenos y sus habilidades de cazador.
También, es un símbolo integrador de diferentes percepciones debido a sus múltiples ojos, pero a la vez no se le puede mirar directamente a los ojos, ya que parece monstruoso.
Se le puede achacar a Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly), que temática al girar en torno a la metafísica, se hace difícil entenderla o sacarle todo el provecho posible, porque un sujeto que tiene como maestros a Kierkegaard y Strinderg, no debe ser muy agradable al público en general.
Y quedan los cuestionamientos:
¿Es que Dios no existe, y debemos confiar en los psiquiatras?
El tema de la isla, también da para mucho…
Como si esto no fuera suficiente, la banda sonora es prácticamente nula, acentuando esa sensación de soledad y aislamiento.
La música, dirigida por Erik Nordgren, ofrece varios cortes de “La Fuga Nº 2 en fa menor” de J.S. Bach, a cargo de espléndidos, pausados y melancólicos solos de violoncelo.
La melodía de Bach, se hace escuchar un par de ocasiones justo en los momentos más desconcertantes, donde los personajes descubren o procesan aquellas verdades que a veces es mejor eludir.
“Det är så hemskt att se sin egen förvirring och förstå det”
(Es horrible ver a su propia confusión y entenderlo)
Convivir en familia, con la armonía y la salud, a partir y de miedos y desequilibrios, se crean personajes definidos en el aislamiento natural, en la aparente tranquilidad del apartamiento urbano, el apoyo y el amor, la compasión y las necesidades, nostalgia y promesas, van pasando al reclamo y al lamento; y en esta ocasión, Bergman no recurre a personajes que necesiten ese comportamiento ultra dramático, pero se los va otorgando poco a poco, sí que aparece, como siempre, la vida y el arte, el sacrificio del compromiso familiar por la escritura.
Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly) invita a contemplar y meditar sin agresividad, sino desde el cariño y la tristeza, una obra cargada de simbolismos y significaciones, donde la búsqueda del sentido de la vida es el conflicto central.
Y esa búsqueda de sentido, es el gran tema del existencialismo.
En “El Existencialismo es Un Humanismo”, Sartre defendía al existencialismo de quienes decían que es una forma de pesimismo.
Muy por el contrario, Sartre anotaba que no había nada más optimista que el existencialismo, afirmación reflejada en su célebre máxima:
“La existencia precede a la esencia”
De esta forma, si negamos que el sentido de nuestras vidas esté regido a leyes espirituales, o un ser superior en todos los aspectos a los humanos, entonces nosotros somos los dueños de nuestras vidas, destinos y sentidos.
Las cosas ya no serían un cruel misterio divino, sino una realidad inmediata que hay que aceptar.
“El amor verdadero” de 1 Corintios 13, dice:
“Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles.
Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos.
De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas.
Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo.
De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.
Sólo el amor vive para siempre.
Llegará el día en que ya nadie hable de parte de Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario conocer los planes secretos de Dios.
Las profecías, y todo lo que ahora conocemos, es imperfecto.
Cuando llegue lo que es perfecto, todo lo demás se acabará.
Alguna vez fui niño.
Y mi modo de hablar, mi modo de entender las cosas, y mi manera de pensar eran los de un niño.
Pero ahora soy una persona adulta, y todo eso lo he dejado atrás.
Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras.
Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara.
Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a mí.
Hay 3 cosas que son permanentes:
La confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor.
De estas 3 cosas, la más importante es el amor”
Me encanta esa frase que dice David al final:
“No sé si el amor es la prueba de la existencia de Dios, o el amor es Dios”
Creo que cada personaje de Såsom i en spegel (Through a Glass Darkly), intenta entrar en contacto con Dios, por medio del amor que se tienen unos con otros.
Pero solo les falta decisión para hacerlo y demostrarlo.

“Pappa talade till mig”
(Papá me habló)



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