Il Giardino dei Finzi Contini

“Il Finzi Contini erano italiani che vivono a Ferrara, Italia nel 1938.
Erano ricchi, belli, accessibile e ebraica.
Vivevano in un mondo di sogno fortificata fino a quando non sono stati costretti ad aprire le porte”

William Faulkner decía, que “el pasado no es pasado porque nunca muere”; pero sólo en la medida en que alguien guarda la memoria de lo sucedido.
Ferrara es un municipio y capital de la provincia homónima de Italia; situada sobre el Po de Volano; tiene una estructura urbanística que se remonta al siglo XIV, cuando fue gobernada por La Familia de Los Este, que fueron una familia noble italiana, soberanos del Ducado de Ferrara y de Módena, e importantes mecenas de las artes durante El Renacimiento.
De probable origen lombardo, tomaron su nombre del castillo de Los Este, cerca de Padua.
El diseño realizado por Biagio Rossetti, la convirtió en la primera ciudad moderna de Europa; siendo desde el siglo XIII, un importante centro judío y, tras Las Leyes Raciales que dictó en 1938 el gobierno fascista, fue el principal centro de persecuciones y depuraciones.
Las Leyes Raciales Fascistas, fueron un conjunto de medidas legislativas y administrativas, leyes, decretos, circulares, etc., que fueron lanzadas en Italia, entre 1938 y los primeros 5 años de la década de 1940, inicialmente por El Régimen Fascista, y luego por La República Social Italiana, dirigidas principalmente, pero no exclusivamente contra las personas de religión judía.
Benito Mussolini, las presentó por primera vez, el 18 de septiembre de 1938, en Trieste, desde el balcón del ayuntamiento con motivo de su visita a la ciudad.
Para la legislación fascista, era judío cualquier persona que había nacido de 2 padres judíos, un judío y un extranjero, de madre judía en condiciones de paternidad desconocida o que, a pesar de tener un padre ario, profesara la religión judía.
Sobre los judíos, se promulgaron una serie de leyes discriminatorias, pero se admitió la discutida figura del judío “convertido en ario” o del judío con méritos especiales, militares, civiles, o políticos.
A los judíos “convertidos en arios”, se les aplicaron las leyes con algunas excepciones y limitaciones.
En general, la legislación antisemita incluía la prohibición de:
Matrimonio entre los italianos y los judíos; de que judíos emplearan a nacionales de raza aria; todas las administraciones públicas y empresas privadas de carácter público, tales como bancos y compañías de seguros, de emplear a judíos; de judíos de entrar en Italia; la retirada de la ciudadanía italiana concedida a judíos en el extranjero, con fecha posterior a 1919; la prohibición de trabajar como abogado o periodista, y fuertes limitaciones para ejercer las llamadas “profesiones intelectuales”; la inscripción de los niños judíos, con excepción de aquellos que no se hubiesen convertido al catolicismo, y que no viviesen en áreas donde no hubiese escuelas judías por falta de alumnos, en escuelas públicas; la prohibición de usar textos escolares, en cuya redacción hubiese participado de alguna manera un judío.
También, se ordenó a la comunidad judía, la creación de escuelas específicas para los niños judíos; por lo que los maestros judíos, sólo podían trabajar en esas escuelas.
Por otra parte, tras la toma de poder de Mussolini, en octubre de 1922, no se introdujeron leyes condenando la homosexualidad, ya que consideraban que “los italianos son demasiado viriles para ser homosexuales”, que eso era un vicio inglés o alemán.
Sin embargo, a menudo se empleaban otras leyes, como las leyes raciales, contra los homosexuales, sobre todo entre los llamados “confini politici”, aquellos en los que se veía un “peligro político”
A pesar de que este capítulo de la historia italiana no está estudiado en profundidad, se han contabilizado unos 88 “confini politici” de 1931 a 1941, destacando en número los procedentes de Catania, debido a un juez muy estricto en su interpretación de las leyes.
Aquellos que eran condenados judicialmente, corrían el peligro de ser deportados a una colonia de castigo, en zonas montañosas o en islas de la costa italiana, como las de Ustica y Favignana.
“Nella vita, al fine di comprendere, per capire veramente il mondo, devi morire almeno una volta”
Il Giardino dei Finzi Contini es un drama bélico italiano, del año 1970, dirigido por Vittorio De Sica.
Protagonizado por Dominique Sanda, Lino Capolicchio, Helmut Berger, Romolo Valli, Fabio Testi, Camillo Cesarei, Inna Alexeief, entre otros.
El guión es de Ugo Pirro, Vittorio Bonicelli, Elio Katz, y Vittorio De Sica; basados en la novela homónima de Giorgio Bassani, publicada en 1962.
Una novela triste, melancólica, en la que se palpa lo más hondo de los sentimientos humanos, puestos en contacto con una cultura, y un estilo de vida llamados a desaparecer por la fuerza inexorable del destino.
Dijo el autor:
“En Il Giardino dei Finzi Contini, he querido dar una visión profunda de un cierto tipo de sociedad, desde un punto de vista histórico, sentimental, artístico e, incluso ideológico, ya que en cuanto narra determinadas circunstancias históricas, es una toma de posición contra el fascismo”
Se trata pues, de un relato de la decadencia de la burguesía italiana durante el período específico del fascismo; sin embargo, Giorgio Bassani puntualiza que no es propiamente una crítica a la burguesía, sino una representación de la sociedad sin ninguna intención de carácter político inmediato.
“Quería dar una visión profunda de un cierto tipo de sociedad, desde un punto de vista sentimental”, dijo.
Lo fundamental del libro para Bassani, reside en que es la obra de un artista que sólo quiere ser artista, pero sin dejar de ser verdadero, sin alejarse de la verdad.
Por eso, no se me puede catalogar como realista o neorrealista.
En esta obra, hallamos la más completa expresión de su mundo tanto formal y estilísticamente como por la experiencia moral, intelectual y política; usa la memoria lejana, para evocar la realidad de la burguesía rica y judía de Ferrara durante el fascismo, una vez promulgadas Las Leyes Raciales.
Il Giardino dei Finzi Contini obtuvo el premio Oscar a La Mejor Película Extranjera, y una nominación al mejor guión adaptado.
Se rueda en escenarios naturales de Ferrara, y de los alrededores de Roma.
La acción dramática tiene lugar en Ferrara, entre 1938 y 1943.
Los Finzi Contini, son una de las familias más influyentes de Ferrara:
Ricos, aristocráticos y judíos.
Sus hijos, ya adultos, son Micòl (Dominique Sanda) y Alberto (Helmut Berger), que tratan de crear un restringido círculo de amistades para poder jugar al tenis, y celebrar fiestas; pero viven ajenos al mundo que los rodea.
En ese círculo entra Giorgio (Lino Capolicchio), un judío de clase media, que se enamora de Micòl.
Ella parece divertirse a su costa; incluso hace el amor con uno de sus amigos cuando sabe que Giorgio los está espiando…
Al mismo tiempo que tienen lugar estos juegos sentimentales, el fascismo aprueba leyes que afectarán dramáticamente a Los Finzi Contini.
Y es que Los Finzi Contini eran miembros prominentes de la alta burguesía ferrarese, “dueños de miles de hectáreas”, que antes de 1938 parecen vivir lejos de todo en su aislamiento palaciego y feudal.
Al sentir excluida a la familia, a causa de las leyes raciales, Ermanno Finzi Contini (Camillo Angelini-Rota) abre la casa, el jardín inmenso, y sobre todo la cancha de tenis, para que jueguen todos los días los amigos y conocidos judíos, y alguno no judío, de sus hijos Alberto y Micòl.
Pero respecto a la situación política, no ocurre lo mismo con la familia de Giorgio, que ven, aunque también impotentes, cómo van perdiendo derechos de ciudadanía y van siendo más realistas, de cuál puede ser su destino.
En esos primeros tiempos, Giorgio y Micòl pasean de manera continua, pero en un determinado momento, cuando la relación parece darse, Micòl marca una sorpresiva y angustiosa distancia.
Dejan de verse… aunque se siguen hablando por teléfono a diario.
Y un día, el joven se entera que Micòl partió a Venecia a terminar su tesis.
En los 6 meses de ausencia, el profesor Ermanno Finzi Contini, cuando a Giorgio le cierran de manera humillante la Biblioteca Comunal por ser judío, le abre a su vez la riquísima biblioteca de la casa, para que continúe su tesis, además lo convida  a cenar a menudo, y con el ambiguo Alberto y el gran amigo de éste, el impetuoso e impositivo Bruno Malnate (Fabio Testi), joven químico milanés que trabaja en una fábrica en Ferrara, y que es también un férvido comunista; forma una tertulia en la que sobre todo él y Malnate, discuten de manera incendiaria, ante todo de política, y mucho también de gustos literarios.
Cuando la dominante e involuntariamente cruel Micòl, vuelve de Venecia, luego de laurearse en letras, Giorgio intenta por todos los medios enamorarla, pero  las cosas empeoran hasta volverse imposibles.
Ella logra al fin alejarlo, y él acaba, con el corazón ulcerado, por desertar triste y categóricamente.
“Todo está perdido”, escribiría Stendhal.
Al final, Giorgio descubre que Micòl y Malnate son amantes…
Il Giardino dei Finzi Contini es esencialmente una película sobre amores y desamores juveniles, de la vida de los judíos en la Italia de Mussolini, y los problemas que estos enfrentan en su propio país; además que propone una análisis de las causas y efectos de La Segunda Guerra Mundial, y una reflexión sobre los horrores de la misma, hecha con parsimonia, serenidad y sin rencor.
Y de paso condena el racismo, el antisemitismo, el autoritarismo, el belicismo, el colaboracionismo y el fanatismo; elogia los comportamientos basados en la dignidad de la persona, profesa amor a la naturaleza, simbolizada por medio de un espléndido jardín, y a los animales en el gran danés.
Confiesa su amor a las letras, en especial a la poesía de Dickinson y Balzac; y al cine.
Explica su afición a la historia, y la admiración que siente por los monumentos del pasado, como iglesias, calles, plazas...
Vittorio De Sica, conquista con Il Giardino dei Finzi Contini, la atención y el favor del público del momento, que le corresponde con un éxito de taquilla; siendo obra es interesante, rica en emociones, elegantísima, desapasionada y lúcida.
“Tu e io non sono persone normali.
Per noi due, quello che conta più che il possesso delle cose, come dire che, è il ricordo delle cose, la memoria delle cose”
El autor, Giorgio Bassani, quiso desahogar en sus novelas y cuentos, un pasado de pena y de tristezas, no exento de humillaciones y horror, pero también de súbitas y variadas alegrías, y explorar en especial los años finales de las décadas de los 20 y de los 30, en especial el año de 1938, cuando se publica, el 5 de agosto, el manifiesto “In difesa della razza”, luego vendrían una serie de decretos, es decir, Las Leyes Raciales, que causaron aislamiento, y con ello iniquidades y agravios sin cuento a los judíos italianos.
La pequeña y cerrada ciudad de Ferrara, que es cuadro y escenario, fue para él La Gran Aldea, y una representación del mundo.
De Ferrara, cercana al mar, cuenta ante todo, o al menos lo cuenta mejor, vidas de hombres y mujeres de la burguesía, y de la alta burguesía, en especial judías, principiando por la de él mismo.
La inteligencia de Il Giardino dei Finzi Contini, por De Sica, es mostrarnos la vida de los judíos italianos, y por extensión, de los judíos europeos, plácidamente, desprevenidamente instalados en sus ritos sociales, en su muelle cotidianidad mientras como una hiedra venenosa el fascismo horada lenta, ominosamente la existencia de todos los italianos, explorando 2 estrategias diferentes de adaptación a las circunstancias adversas:
Una es pragmática y colaboracionista; y la otra opta por mantener con dignidad y discreción la independencia de criterio, y los posicionamientos liberales y antiautoritarios.
Establece comparaciones sucesivas a lo largo del tiempo, entre los costes y beneficios de las 2 maneras de proceder.
Presta especial atención a los costes en términos de autoestima, amor propio y equilibrio personal.
Envuelve la acción en un ambiente enrarecido e inquietante, dependiente de la evolución de la guerra, y del rápido avance de las tropas nazis.
La inquietud y la desmoralización de las 2 familias, se ven incrementadas a causa de las incertidumbres asociadas a las decisiones del mando italiano.
Así retrata con precisión el ambiente de presión popular contra los ciudadanos que no se identifican con la ideología fascista, la colaboración con la Alemania nazi, el culto a la persona del Duce, la exaltación de los jerarcas nazis, y la apología de la violencia, el belicismo, el autoritarismo, la dictadura, y la guerra.
Y es que el contexto era complejo:
En 1936, Mussolini se acerca cada vez más a Hitler, obsesionado contra el comunismo.
Juntos, envían apoyo a Francisco Franco, contra La República en España.
En 1938, El Duce promulga “Las Leyes raciales”, en que el acceso al empleo, la inscripción de niños judíos en las escuelas públicas, el emplear a no judíos, el ejercicio de la abogacía o del periodismo, entre otros asuntos, estaban vedados.
En este punto, y gracias a los alcahuetes de siempre, el club de tenis de Ferrara, decide expulsar a los socios judíos.
La relevancia de los problemas de convivencia nacional, y la evolución adversa de la guerra, contrastan con la descripción del ambiente de despreocupación, inconsciencia, apatía y frivolidad que envuelve a los jóvenes de La Familia Finzi Contini, sus amistades y relaciones.
Los muestra ocupados en jugar al tenis, al ajedrez, hacer excursiones en bicicleta, tener encuentros románticos, sostener discusiones banales, y enredarse en disputas por celos, envidias, desaires, y rivalidades nimias.
La narración se sirve de la voz “en off” de un narrador, Giorgio.
El período cubierto por el relato, se amplía mediante 3 “flashbacks”, referidos a escenas de años anteriores, 1932 y 1933, que evocan recuerdos infantiles de Micòl.
Todo comienza con la llegada de un grupo de tenistas a la casa de Los Finzi Contini.
Familia rica y terrateniente de Ferrara, vista con recelo por el resto de la comunidad judía, debido a varios motivos:
Primero, el padre de familia no había aceptado el carnet del partido fascista, mientras que el resto de la burguesía judía sí lo había hecho.
Segundo, Los Finzi Contini asistían a una sinagoga española, de la cual hacían uso exclusivo.
Por otra parte, vivían en un hermético aislamiento social, la mansión.
Sus hijos, Alberto y Micòl, sólo salían para dar exámenes anuales en la escuela.
No tenían contacto con otros niños.
Por lo que la calma y el aroma del extenso jardín, donde exóticas especies de árboles se mezclan con la vegetación del lugar, era lo único que tenían para sí.
La sensación es de eternidad, de seguridad e infinito.
El sol atraviesa con dificultad los pequeños espacios en la frondosidad de los árboles, e ilumina en gotas de diamante los senderos.
Allí tenemos a los personajes:
Giorgio Bassani, es el autor y narrador, todos los acontecimientos son narrados y contemplados a través de los ojos de él.
Aparte del detalle de que es un judío de la burguesía media, perteneciente a la comunidad israelita de Ferrara de finales de los años 30, consigue evadir los horrores de La Segunda Guerra Mundial.
Inteligente, tímido y en ocasiones introvertido, desde niño siente una secreta admiración hacia La Familia Finzi Contini, y atracción hacia la bella Micòl.
Micòl, de 21 años, es estudiante de letras, hija mayor de una familia de la aristocracia financiera judía Finzi Contini, residente en Ferrara, acaudalada, liberal, respetada e influyente; es una joven muy hermosa e inteligente, que le gusta hablar mucho, llegando incluso a inventar un lenguaje familiar, “el finzi contino”, que comparte especialmente con su hermano.
Adora la literatura, sobre todo las obras de Emily Dickinson, sobre las cuales centra su tesis de licenciatura.
Tiene un carácter muy enérgico y pragmático, hasta el punto que se le confía a ella, la organización doméstica.
Adora los objetos de decoración de cristal de Murano, que colecciona en su habitación.
Alimenta un profundo amor hacia el pasado, “el dulce y pío pasado”, mientras que siente aversión por el futuro, casi como una premonición del trágico final que les aguarda a ella y a su familia.
Micòl, es tal vez el único personaje femenino inolvidable en la obra de Bassani.
En su psicología laberíntica, henchida de verdades, de verdades a medias, de juegos que aparentan no serlo, de mentiras crueles o piadosas; Micòl es una de esas jóvenes que, quizá sin percibirlo a menudo ni ella misma, van tejiendo una telaraña donde, si cae, el hombre queda atrapado e inerme.
Alberto, es el hermano mayor de Micòl.
A pesar de quedarle poco para licenciarse en ingeniería, no llega nunca a terminar la carrera…
Es un esteta que siente una gran admiración, en ocasiones ambigua, hacia Bruno Malnate; muy probablemente sea el personaje homosexual, que al igual de Giorgio, sufre por un amor no correspondido.
Cae enfermo de un linfogranuloma maligno, y Alberto muere en 1942, un año antes de la deportación de toda la familia a los lager alemanes.
Y Bruno Malnate, tiene la misma edad que los protagonistas, y proviene de la ciudad de Milán, pero vive desde hace 2 años en Ferrara, donde trabaja como químico en un establecimiento de la empresa química Montecatini, a la espera de ser trasladado a la sede de Milán.
Es íntimo amigo de Alberto, a quien conoce desde la época en que iban juntos a la universidad en Milán.
Posee una fuerte personalidad, y es un ferviente comunista.
Con frecuencia, se encienden violentas discusiones en materia política entre él y Giorgio, de opiniones políticas más moderadas, a pesar de lo cual, llega a ser un sincero amigo suyo.
En 1941, se alista en al Cuerpo Italiano de Expedición en Rusia (CSIR), del que no regresa nunca más.
Mientras los personajes mayores, preocupados y absortos, inmóviles, han confiado en el fascismo, han vivido recostados en el confort de su vida burguesa durante años, sin mayor temor al comunismo, protegidos bajo el ala protectora de Benito Mussolini; mientras los jóvenes parecen no tener el impulso a ningún compromiso, los adultos se ocupan de buscar personal judío para reemplazar a la empleada doméstica quien, luego de muchos años, se quedará sin trabajo; puesto que se va de la casa de los judíos por Las Leyes del Duce, en el caso de la familia de Giorgio.
Aun así, se siente orgullosa de pertenecer a “la raza italiana”
De ese modo, el devenir en el hastío, anestesia los intentos colectivos por frenar el genocidio que se avecina.
Las Leyes Raciales son el primer paso.
Sólo Malnate, el único del grupo de tenis que tiene un trabajo formal, milanés y ajeno a la sociedad ferrarense puede ver:
“…en el fondo, el fascismo no había sido más que la enfermedad imprevista e inexplicable que ataca a traición a un organismo sano”
Pero no solo cuentan los personajes, también las cosas que, como las personas, también mueren, esclavas a su destino:
Los árboles:
“I grandi, i quieti, i forti, i pensierosi”, a los que tanto admira Micòl; las bicicletas en las que se mueven los jóvenes que, a través de las calles de la ciudad y de los caminos del parque, acuden a jugar al tenis que “además de ser un deporte, es también un arte, y como todas las artes, exige un talento peculiar…”
El gran logro de Il Giardino dei Finzi Contini, es mostrarnos como una comunidad acosada, vejada y reprimida por el autoritarismo, no percibe la tragedia hasta que la tiene encima, cuando el horror de los campos de concentración y el exterminio final, se muestra despiadadamente ante ella.
En este sentido, conlleva una gran lección sobre la contingencia humana, la demostración de la inutilidad de las ilusiones ciudadanas, la ominosa inconsciencia frente al mal; la necesidad de actuar, cuando las fuerzas de la opresión y la crueldad se imponen a la lógica de la civilización y la razón.
Por otra parte, la lógica insidiosa del fascismo, y no hay que olvidar que Hitler diseñó la sociedad nazi, a partir de observar el ejemplo del fascismo de Mussolini, no deja lugar a dudas sobre la evolución de todo proceso autoritario.
No importa cuánto tratemos de ignorarlo, nada importará nuestra justificación de la barbarie, la lógica de la sinrazón es implacable y despiadada, nada se puede contra a ella, a menos que contemos con la conciencia y la decisión para enfrentarla.
Técnicamente, la fotografía es lumínica y evocadora en sus bellas y atractivas imágenes que añaden confort y majestuosidad, ya que está repleta de matices estéticamente armoniosos que lo hacen vistoso.
De Sica, también presenta a los personajes incidiendo en su belleza física, con constantes planos a sus caras, viéndose el buen ojo del director  para escoger actores realmente bellos.
A través de los hermosos rostros de Dominique Sanda, Lino Capolicchio, Helmut Berger o Fabio Testi, intuimos, entre penas de amor y suspensión de derechos, la terrible tragedia que se cierne entre los protagonistas, que quizá, por otras diferencias, las de clase e ideologías, difícilmente hubieran unido sus destinos.
Si hay algo que resaltar, aparte de lo ya mencionado, es la sutileza con la que De Sica rueda la historia, y para ello no hay nada mejor que algunos ejemplos:
Giorgio y Micòl, se resguardan de la lluvia.
A consecuencia de ésta, a Micòl se le transparentan los pechos, pero De Sica no destaca este hecho con planos cortos a esa parte del cuerpo, sino que los muestra en planos medios, sin recalcarlos con la cámara.
La escena se nota mejor en la versión restaurada.
El jardín del título, aunque es real, sirve de metáfora de muchas cosas:
Entre ellas, se podría considerar como un paraíso burbuja como El Edén, porque es el hermoso lugar, donde, además de ser donde transcurre la principal parte de la historia, sirve de lugar de aislamiento de la realidad que se desarrolla al otro lado de sus muros.
Una realidad que se impondrá, y el jardín dejará de ser un lugar seguro, de ahí el uso del término burbuja, o Edén bíblico que los expulsará.
Precisamente, refiriendo esa realidad, la delicada situación de los judíos es mostrada con pequeños, pero contundentes detalles:
Giorgio viaja para ver a su hermano, y cuando está almorzando, ve en el brazo de uno de los compañeros del hermano, un número en el brazo, explicándole que así se les distingue a los judíos, y es la primera vez que Giorgio toma verdadera conciencia de la situación.
Otro detalle reincide en el papel del jardín y la casa de Los Finzi Contini, como lugar de aislamiento de los acontecimientos:
A Giorgio le ordenan que abandone la biblioteca donde está estudiando, y decide irse a la de Los Finzi Contini, donde puede trabajar a gusto.
Finalmente, hay un simbolismo en el uso del blanco, tanto en la ropa que llevan los jóvenes cuando están en el jardín, como en el batín que Alberto lleva en varias ocasiones y, sobre todo, cuando avanza la enfermedad que acabará con su vida.
Este color blanco, recalca la pureza de unas personas que aún no han sido “manchadas” por el horror de la guerra.
No es suficiente la violencia política y racista, sino que Il Giardino dei Finzi Contini subraya la perversidad humana en materia de amistad y amor dentro del grupo juvenil de amigos judíos.
No es fácil entender este aspecto de esta triste historia que contrasta con la belleza natural y la riqueza de una familia, antes del estallido de una de las más perversas ideologías que se hayan inventado en el mundo, y que sigue marcando de uno u otro modo, el destino del planeta:
La idea de que algunos tienen derecho a vivir, para lo cual “los otros” deben, ya, morir.
Il Giardino dei Finzi Contini nos conmueve sobre todo porque sabemos del trágico final de esas familias burguesas o modestas, pero hermanadas en la desgracia, del implacable horror que, en su credulidad, en su ignorancia, debieron enfrentar.
Porque hemos visto las imágenes inconcebibles de las multitudes de deportados arribando a los campos de exterminio, separados los ancianos y los niños de los adultos aptos, desnudadas y vejadas las mujeres, dispuestos los menos capacitados o enfermos para las cámaras de gas.
Después las montañas de cadáveres para la cremación, el humo de las chimeneas de Auschwitz, Birkenau, Treblinka, Dachau.
Eso que espera a los desprevenidos habitantes del jardín...
La serpiente del horror, invade la cotidianidad, el lugar apacible donde Los Finzi Contini y sus amigos, que se sentían seguros, donde gozaban de una vida que intentaba seguir siendo grata, ajena al monstruo que asechaba, al cruel destino que finalmente los devoraría.
No obstante, de la película, Giorgio Bassani siempre mostró sus reticencias, y hasta motivaron a iniciar un proceso penal contra la productora.
“La película en sí no vale mucho, porque carece por dentro de la tensión poética, pero es un buen producto artesanal.
Me quedo con los 10 últimos minutos del filme, que narran la detención de la familia por los fascistas.
Estos últimos 10 minutos, son una auténtica obra de arte”, dijo el autor.
Por tanto, la película sigue con bastante fidelidad la trama de los capítulos centrales de la novela original, prescindiendo en buena medida de la primera parte, centrada en la infancia de los protagonistas, y por completo del prólogo y el epílogo, que se desarrollan 14 años después de los hechos principales.
El guión fílmico, se centra entonces en los años de La Segunda Guerra Mundial, aprovechando la anécdota argumental de un amor juvenil frustrado, para señalar el clima de pasividad y sumisión con que las familias judías acomodadas de Italia afrontaron el fascismo, y la creciente persecución racial, en la medida en que, ligadas a los valores liberal-conservadores de la era pre fascista, y conscientes de sus privilegios de clase, sencillamente no podían creer que fueran a ser perseguidas en su propio país, por la sola razón de un credo, o un origen racial diferentes.
Mientras la novela, al ser memoria y recuerdos, gira en torno de ese primer amor con rostro de Micòl, que se convierte en gran personaje evocador de triste final, pero ambas Micòl son efectivas para narrar un primer amor fracasado.
Otro personaje que resulta interesante, es el padre de Giorgio, con acierto le pone rostro Romulo Valli; clase media y comerciante, que abraza el fascismo como los demás italianos, como si fuera una época de cambio… y poco a poco se va dando cuenta, de que él se queda fuera de esa ideología; y poco a poco se da cuenta, de que lo que ha apoyado en un principio, es lo que va a acabar con él.
Que no puede proteger a su familia, ni cuenta con privilegios por abrazar una ideología, que una de las cosas que tiene claras, es que los judíos tienen que ir convirtiéndose en ciudadanos sin derechos, o mejor dicho, no ser.
Con todo, la novela concluye con el amargo recuerdo de La Segunda Guerra Mundial:
Alberto, enfermo desde hacía tiempo de un linfogranuloma maligno, morirá en 1942, y será el único que reposará en la tumba de familia.
Giampiero Malnate, de nombre Bruno en la película, que se había alistado en 1941, al CSIR, no regresará nunca más.
Toda La Familia Finzi Contini, será capturada en el otoño de 1943 por los fascistas, y deportada a campos de concentración en Alemania:
Micòl, sus padres y su abuela materna, su hermano Alberto habría muerto 1 año antes; serán liquidados en las cámaras de gas, probablemente a fines de 1943.
Un dato curioso, es que hacia el final de la novela, durante una conversación con Malnate, Giorgio le cuenta un episodio que había tenido lugar poco tiempo antes en la consulta de un otorrinolaringólogo ferrarés, el doctor Fadigati, quien fue acusado de ser homosexual, y se suicidó debido al peso de las injustas acusaciones.
Athos Fadigati, es el protagonista de otra novela de Bassani, llamada “Gli occhiali d'oro” o “Las Gafas de Oro” (1958), que trata precisamente de dicha historia.
El personaje también sale en la película, junto a Alberto en una conversación en una de las habitaciones, y muy probablemente haya sido el confidente o iniciador sexual de Alberto.
Il Giardino dei Finzi Contini representa el final de la juventud, el final de la vida, el final del amor, el final de una época, el horror y la tragedia de sentir sin que te muestren el destino.
Del reparto señalar que esta fue la primera aparición estelar de Dominique Sanda en Italia, y uno de los primeros papeles de Helmut Berger en un largometraje.
Ambos actores, tuvieron de ser doblados al italiano por actores de esta nacionalidad.
Por último, esta es una de las primeras tareas del compositor Bill Conti, en la composición de bandas sonoras, que sin embargo, no recibió crédito, siendo Manuel de Sica el que firmó la música.
“I bambini sono sempre prigionieri di adulti”
Bajo el marco histórico, muy a pesar de la fuerte oposición del Papa Pío XI al Régimen Nazi, expresada en 1937 de la encíclica Mit brennender Sorge, según algunos historiadores, en el caso de Las Leyes Raciales Fascistas, El Vaticano en su conjunto, no denunció con la misma firmeza la línea discriminatoria hacia los judíos, preocupándose sólo de “obtener del gobierno, la modificación de los artículos que pudieran afectar a las prerrogativas de la iglesia en el plano jurídico del concordato, especialmente en lo referente a los judíos convertidos”
En cambio, frente al silencio de los adversarios del antisemitismo, los antisemitas, que ciertamente no faltaban entre los católicos y la jerarquía eclesiástica, no callaron.
Por ejemplo, el periódico Il Regime Fascista, dirigido por Roberto Farinacci, escribió el 30 de agosto de 1938, que había “mucho que aprender de los Padres de la Compañía de Jesús”, y que “el fascismo es muy inferior, tanto en los fines, como en el rigor de La Civiltà Cattolica”
Tampoco podemos olvidar, que los mismos judíos han llamado en todo tiempo, y aún siguen llamando sobre sí mismos, la justa aversión del pueblo con sus frecuentes abusos y con el odio a Cristo mismo, su religión, y su Iglesia Católica.
Tras el fin del Régimen Fascista, la adhesión real de algunas de las personas a Las Leyes Fascistas, ha sido puesta en duda; en ocasiones, los mismos “firmantes” han negado haber apoyado las leyes, afirmando que sus nombres habían sido incluidos sin su consentimiento y, en otros casos, por historiadores posteriores.
Después de la primera publicación del manifiesto, fueron reproducidas en periódicos y revistas, los nombres de presuntos simpatizantes de las leyes, sumando un total de 180 científicos, a los que se juntaron 140 personalidades de la política, el periodismo, y diversos intelectuales.
Así las cosas, que el tiempo nunca muere, es una gran verdad de la que empezamos a ser conscientes al llegar a cierta edad.
El tiempo no muere, pero tampoco vuelve.
Quizás porque es una pura ilusión.

“Quindi è meglio morire giovane, quando c'è ancora tempo per recuperare e vivere di nuovo”



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