Obchod na korze (The Shop on Main Street)

“Jsem tvůj Aryan a ty jsi moje Židovka, pochopit?”
(Soy tu ario y eres mi judía... ¿Entiendes?)

El Holocausto es una mancha negra en la historia de la humanidad, y lo que sucedió en Eslovaquia, era que el judío no tenía futuro, y su aniquilación era cuestión de tiempo.
La República Eslovaca, en eslovaco, Slovenská Republika, fue un estado nacional eslovaco, títere de la Alemania nazi durante La Segunda Guerra Mundial, ocupando el territorio de lo que hoy en día es Eslovaquia, excepto una parte al sur posteriormente recuperada de Hungría; siendo creado en 1939, bajo el nombre de “Estado Eslovaco”, cuando Alemania creó El Protectorado de Bohemia y Moravia.
Desde la creación del Estado, en la primavera de 1939, el gobierno adoptó una postura antisemita.
Los dirigentes del país, deseaban verlo libre de judíos, en alemán “judenfrei”, por lo que El Estado contaba con un departamento especial, El XIV del Ministerio del Interior, encargado de resolver el llamado “problema judío”
Los dirigentes eslovacos, fomentaron la emigración judía, siguieron de cerca los planes alemanes de expulsión a Madagascar y, partir de 1940, comenzaron a encerrar a la población judía en guetos.
En el otoño de 1941, esta medida se aceleró sustancialmente; como preludio de las deportaciones.
Existía, según el asesor alemán para la cuestión judía, Dieter Wisliczeni, un plan gubernamental para empobrecer a la comunidad judía, creando así un problema social y económico que pareciese requerir su expulsión.
En julio, responsables eslovacos habían visitado campos en La Alta Silesia, cuyas malas condiciones hicieron al gobierno descartar temporalmente la deportación.
Al igual que en Alemania, se establecieron leyes raciales, de la misma naturaleza que Las Leyes de Núremberg, en septiembre de 1941.
Con estas leyes, se prohibió que los judíos se casaran con personas de otros grupos étnicos, y se les prohibió que ejercieran muchos trabajos.
Un mes después, la guardia de Hlinka, había enviado a unos 15 mil judíos de Bratislava, a campos de trabajo.
El Estado Eslovaco, estuvo de acuerdo en la deportación masiva de judíos “para ser reubicados en territorios del este”, como parte de La Solución Final, no obstante, El Estado Eslovaco intentó convencer a los alemanes, de que consideraran a estos judíos como “un reemplazo de los trabajadores eslovacos que debían ser enviados a Alemania”, aunque el Estado Eslovaco debió pagar para deshacerse de cada judío.
Al principio, se accedió en deportar solamente a unos 20 mil judíos “sanos y fuertes”, pero finalmente, El Estado Eslovaco aceptó una propuesta alemana de despachar a toda la población judía.
El gobierno trató de justificarlas, indicando que los judíos eran enviados a trabajar al extranjero, aunque conocía el destino real de los deportados.
Las deportaciones masivas se iniciaron en marzo de 1942, pero se detuvieron en octubre de ese mismo año, cuando una coalición de oficiales gubernamentales, apoyados por personalidades del Vaticano, intervino.
Para aquel momento, unos 59 mil judíos ya habían sido enviados a Auschwitz, y a otros campos de concentración, aunque se les había hecho creer a los gobernantes eslovacos, que los judíos estaban trabajando en fábricas de armamento alemán.
Algunas personalidades del gobierno eslovaco, se quejaron ante las autoridades alemanes, cuando se enteraron de que muchos de los judíos deportados, habían muerto en ejecuciones masivas.
Cuando El Ejército Rojo llegó a la frontera eslovaca, en octubre de 1944, las deportaciones se reiniciaron...
En total, de los 70 mil judíos de Eslovaquia antes de la guerra, 65 mil murieron o fueron asesinados en cautiverio.
“Co můžu dělat?
Co?
Nejsem nikdo.
Nula”
(¿Que puedo hacer?
¿Qué?
No soy nadie.
Un cero)
Obchod na korze (The Shop on Main Street) es un drama bélico checoslovaco del año 1965, dirigido por Ján Kadár y Elmar Klos.
Protagonizado por Jozef Kroner, František Zvarík, Ida Kamińska, Hana Slivková, Martin Hollý, Elena Pappová-Zvaríková, Martin Gregor, Adam Matejka, entre otros.
El guión es de Ladislav Grosman, Ján Kadár, y Elmar Klos, basados en una novela original de Ladislav Grosman, acerca de la ocupación nazi de Eslovaquia durante La Segunda Guerra Mundial, y aborda un episodio histórico tan estremecedor como la “arianización” de los comercios judíos en La Eslovaquia Fascista de 1942, siendo uno de los más grandes alegatos en contra de la intolerancia que se hayan realizado en el cine, en este caso, en contra de la persecución que los nazis llevaron en contra de los judíos en Eslovaquia.
El guión, adaptado por el autor de la novela original, refuerza esa sensación de absurdo, e impotencia que presiden todo el argumento; además, el guión tiene una historia bilingüe checo-eslovaca, siendo el otro idioma agregado, el yiddish, a veces identificado erróneamente como el alemán, limitado a varias líneas que murmura una de las protagonistas.
Cabe destacar, que Obchod na korze (The Shop on Main Street) forma parte de una corriente denominada “Nueva Ola Checoslovaca”, la cual se vio aplastada tras “La Primavera de Praga”
La Nueva Ola Checoslovaca, en checo, “Nova Vlná”, fue el movimiento cinematográfico vanguardista que surgió en Checoslovaquia durante la década de 1960, y principios de los 70.
Esta etapa se considera La Edad de Oro del Cine del país, con un gran esplendor artístico, tanto en lo visual como en lo narrativo.
Los directores, no tenían un sentimiento de pertenencia a un grupo o movimiento concreto, sin embargo, entre ellos primaba romper con las pautas del realismo socialista, y abrir nuevas vías de creación artística.
A partir de 1960, se produjo una deslumbrante eclosión, que en 1966 se materializaría con 26 premios por sus largometrajes, y 41 por sus cortometrajes, en festivales internacionales.
A finales de la década de los 60, los intereses artísticos de los jóvenes directores checos, no encajaban con las expectativas de los distribuidores internacionales, lo que supuso la disolución del movimiento.
Obchod na korze (The Shop on Main Street) ganó el premio Oscar a La Mejor Extranjera, y una nominación como mejor actriz para Ida Kamińska.
Fue rodada exclusivamente en la pequeña ciudad eslovaca de Sabinov, con numerosos extras locales, cuyas voces traen recuerdos de la variedad regional oriental de Eslovaquia.
La acción inicia con la intrusión nazi, durante La Segunda Guerra Mundial, que hace que en una pequeña población eslovaca, los habitantes se posicionen en función de sus orígenes, religiones e incluso carácter.
Unos se apuntarán de inmediato al caballo ganador, otros formarán parte de la resistencia, y alguno como el humilde carpintero, Anton “Tóno” Brtko (Jozef Kroner), intentará llevar una vida apacible.
Y es que está molesto porque estos y aquellos, no le dejan en paz, y a él lo que más le gusta es beber, sestear, y pasear con su perro.
Aunque observa con ironía y desprecio a los seguidores de los nazis, que tratan de imponer su disciplina sobre la comunidad, erigir una absurda pirámide de madera en honor a Hitler, y darle un toque ario a las tiendas judías; sin embargo, la presión de su esposa, Evelína Brtková (Hana Slivková), y de su cuñado, Markuš Kolkotský (František Zvarík), un caudillo fascista local, no le permiten vivir en paz.
Cuando Markuš le ofrece hacerse cargo, en calidad de ario, de la mercería de la anciana, Sra. Rozália Lautmannová (Ida Kamińska), su vida queda trastocada.
Mientras Evelína se ilusiona con la idea de enriquecerse, Anton intenta que la Sra. Lautmannová comprenda que tiene que renunciar a su negocio por ser judía; a pesar de lo cual, entre ambos surge una relación de ternura y comprensión mutua.
Las situaciones cómicas en la tienda, se suceden mientras la fiebre antisemita se va intensificando en el exterior...
Así volvemos a encontrarnos con personas corrientes y molientes en una situación extraordinaria, como fue el nazismo, que pone a prueba la moralidad e integridad de las personas; y nos muestra el miedo en su faceta más horrorosa, cuando está impregnado de vergüenza, el egoísmo, y la bendición de la ignorancia.
Obchod na korze (The Shop on Main Street) es una valiosa obra de denuncia de la condición humana; con desarrollo realista, refleja con exactitud lo que es el proceder, la idiosincrasia humana en general; pues hoy todos buenos como el pan, incapaces de matar una mosca; y mañana, si las circunstancias aconsejan lo contrario, insolidarios, canallas y desalmados repentinos.
“...Pomoc Žid je horší než být jedním z nich...”
(...ayudar a un judío es peor que ser uno de ellos...)
La barbarie de los nazis contra los judíos, ha sido tratada desde infinidad de puntos de vista, en todos los formatos narrativos posibles.
Las calamidades de los hechos, son un tema que ha parido grandes películas, algo que se debe por supuesto, a que producen en el espectador una tristeza y un desasosiego inevitables.
Lo maravilloso de Obchod na korze (The Shop on Main Street), es la aplastante sencillez con la que está filmada, en la que el deseo de plasmar la realidad de manera atractiva para el espectador, tiene un mayor peso que las pretensiones artísticas innovadoras de los autores.
Ese es el gran acierto.
Kadár y Klos, renuncian a cualquier intento de experimento, adaptando los patrones realistas clásicos de narración al estilo checoslovaco, por medio de la sátira.
Esto otorga a la historia, un resplandor de cotidianidad que asusta; pues el tratamiento del tema es espectacular:
La primera hora y cuarto del metraje, adopta la forma de una sátira con escenas de alta comicidad costumbrista, a las que se añade una bella relación de amistad entre un bonachón carpintero y una simpática viejecita, para concluir con un brutal giro final, que deja helado el espíritu incluso de aquellos que posean un corazón a prueba de taladro.
El protagonista, se nos es presentado como un hombre vulgar, carpintero para más señas, cuya particular posición apolítica lo hace más atractivo.
Se trata de un hombre, cuya principal problema es aguantar a su mujer, una verdadera losa.
Pues bien, empezando así, con ese retrato del sencillo protagonista, es como se consigue que lo que viene después valga más la pena, que se sienta y se sufra más, que emocione más, a través de un drama, más bien tragedia que todos hemos visto en otros sitios tantas otras veces, y que aquí se vuelve original.
Durante La Segunda Guerra Mundial, Eslovaquia declara su independencia, aunque es controlada por la Alemania Nazi.
Una escena cotidiana en la que la cámara se desplaza como un ojo curioso a través de La Calle Mayor de una pequeña ciudad eslovaca ocupada por los Nazis, nos sitúa al lado de una banda que toca los acordes de una música popular checoslovaca, al mismo tiempo que los habitantes del pueblo, ataviados con ropa de Domingo, cruzan sus caminos y se saludan amigablemente.
Las caras alegres de los ciudadanos, no reflejan la barbarie que las fuerzas fascistas están implantando en el lugar, representada en la promulgación de una Ley Racial, que impide a los judíos, regentar cualquier tipo de establecimiento comercial.
Allí, un pobre carpintero eslovaco, al que llaman Tóno, hace finalmente las paces con su cuñado, con el que había peleado tiempo atrás.
Tóno es un poco vago y de buenos sentimientos, al que ni su mandona y ambiciosa mujer, ni su perro hacen mucho caso; pero es un personaje simpático, que siente una animadversión visceral hacia El Régimen Nazi, y lo que representa debido a que su carácter vividor y despreocupado, no casa con el perfil autoritario de las fuerzas de ocupación.
Y como su cuñado es ahora parte del gobierno antisemita de Eslovaquia, Tóno recibe la oportunidad de cambiar su fortuna.
Como los judíos no pueden tener negocios propios, Tóno recibe el cargo de administrador ario de un negocio judío, en virtud de la aplicación de una Ley de Arianización que expropia a los judíos de sus negocios, por lo que puede administrar las ganancias como él desee.
El negocio que recibe, es una tienda de telas y botones, ubicada en La Calle Mayor de Sabinov, que hasta entonces era propiedad de una viuda anciana, llamada Rozália Lautmannová.
Cuando Tóno visita la tienda, descubre que se trata de un negocio ruinoso, administrado por esa entrañable señora mayor, sorda y un poco senil, que desconoce la promulgación de leyes contra los judíos.
Aunque en un primer momento decide renunciar al negocio, el consejo de un amigo simpatizante de los judíos, le hace permanecer en la tienda.
El primer día, Tóno descubre que fue timado, ya que le informan que la tienda lleva años arrojando pérdidas, y la viuda Lautmannová ha sobrevivido gracias a la ayuda económica que los judíos le brindan, sin que ella se dé cuenta.
Además, la viuda es muy vieja, y no conoce la situación política de Eslovaquia, por lo que no está al tanto de la persecución desatada contra los judíos; por lo que Tóno acuerda en hacerle creer a la viuda, que es un familiar suyo, y que ha venido a ayudarla, con la condición de recibir un salario decente de parte de los judíos de su ciudad; pero Tóno sentirá un inmediato afecto por la señora Lautmannová, a la que percibe como una desvalida y melancólica viuda, cuyos hijos, que viven en Estados Unidos, apenas se acuerdan de ella.
De esta forma se establece una relación muy próxima a la de una madre y su hijo, que servirá como cobijo a la soledad que sufren ambos personajes.
De esta manera, mientras por una parte, Tóno intenta hacerle creer a la viuda, que nada ha cambiado en el país, al mismo tiempo intenta convencer a su cuñado y a su esposa, de que es él en realidad quien lleva las riendas de la tienda.
Eventualmente, las autoridades empiezan a arrestar a los judíos para enviarlos a campos de concentración, y Tóno debe decidir en entregar a la viuda, o esconderla.
La senil Sra. Lautmannová, finalmente se da cuenta de la situación en la que se encuentra, y entra en pánico; por lo que Tóno intenta calmarla y esconderla, pero el desenlace es trágico...
Accidentalmente, Tóno mata a la anciana; y al darse cuenta de lo que ha hecho, se suicida.
Obchod na korze (The Shop on Main Street) trata como ninguna otra, la brutalidad del nazismo que ocupó Eslovaquia aquel tiempo, pero no solo desde el lugar de sus víctimas étnicas, sino también desde la cotidianeidad de un hombre común, que en éste caso se ve involucrado en una maniobra inmoral y degradante.
Bajo éstas circunstancias, se libra una batalla dentro de sí mismo, entre su decencia y su cobardía; batalla que todos libramos en el transcurso de nuestras vidas.
Lo curioso de la propuesta, es que Obchod na korze (The Shop on Main Street) comienza en lo que parece va a ser una comedia negra, para desembocar en un drama tortuoso, donde la lucha interior del protagonista nos llega, vemos como a su alrededor crece la xenofobia, pero aún quedaban personas que arriesgan su vida por salvar a otros.
La historia es un prodigio de sensibilidad, donde la extraña relación que se produce entre el carpintero ario y la anciana tendera, nos conmueve brillantemente.
Asimismo, el pueblo es un fresco de cómo los europeos se tomaron el nazismo, y sus consecuente racismo; unos aliándose con ellos, otros los que lo sufrían, otros pasando, otros como la esposa del carpintero, queriéndose aprovechar; y otros como Tóno, asumiendo su responsabilidad.
Rodada con verdadero talento, con una utilización elegante y efectiva del “travelling”, así como con una magnífica puesta en escena, Obchod na korze (The Shop on Main Street) rebosa autenticidad, desde la prodigiosa interpretación de la pareja protagonista, hasta la más que correcta y creíble labor de secundarios y extras, muchos de estos, no profesionales.
Su puesta en escena es maravillosa, utilizando los espacios al máximo, tanto en los abiertos, destacando la metafórica pirámide de la plaza, como en los cerrados de la tienda, creando una claustrofobia asfixiante, que nos ayudará a meternos en la piel de Tóno, y coronándolo con los sueños utópicos de un mundo mejor.
Los personajes, parecen sacados de cualquier pueblo que conocemos, haciendo creíble esta extraña pareja de Jozef Kroner e Ida Kamińska.
El primero transmite la angustia del personaje, y Kamińska lo borda en su papel, tan magníficos que nos provoca simpatía cuando somos testigos de las escenas más cómicas, y una profunda melancolía en las escenas más introspectivas.
Este sentimiento, que gracias a la habilidad de la pareja de realizadores hemos adquirido a lo largo de la trama por los 2 personajes principales, es el que convierte el final, en un estallido tremebundo que nos deja demolidos por dentro.
Son secuencias destacables, los “travellings” a lo largo de La Calle Mayor, y todas las que componen el último tercio del filme, en las que la angustia de los protagonistas, encerrados en la tienda, va en constante aumento, hasta el desencadenamiento de la tragedia, precedida por toda una toma de conciencia, soberbiamente resumida en la palabra “progrom”
La compleja tortura interior que sufre el protagonista en las últimas escenas, están filmadas con matrícula de honor, unas escenas de alta graduación dramática:
Y es que sus acciones nunca fueron del todo honradas, y Tóno siempre estuvo a punto de entregar a Rozália.
Más no lo hizo, y el sentido de culpa o de escape frente a la locura del exterminio, lo lleva a suicidarse.
Aunque aquí se da un condimento extra, que es el ataque crítico de la cámara, nosotros, pues Tóno rompe la cuarta pared, para reafirmar sus malos actos.
Hay una incomodidad importante en este recurso:
Primero, es una ruptura gramatical del film total, salimos del anonimato para juzgar; y segundo, hay una complicación de detentar la posición moral correcta frente a Tóno.
El espectador no puede soportar esta posición justiciera, ya que el film ha presentado con justicia el caos en el que todos viven; esta persecución, parece más una autocrítica para el espectador, donde no debe acusar con el dedo, aun cuando ha sido un hombre beneficiado por El Régimen Nazi.
La terrible conclusión que apunta Obchod na korze (The Shop on Main Street) es que el mal no tiene explicaciones complejas, ni causas profundas; es tan absurdo, torpe y ridículo, como la pirámide que erigen los fascistas en plena calle, tan vacío como las mentes y ambiciones de quienes lo desatan, y anida en el seno de cualquier ser humano.
“Když to neudělám, budu dělat další...”
(Si no lo hago yo, lo va a hacer otro...)
Históricamente, poco después de empezar el fallido Levantamiento Eslovaco de Agosto de 1944, los alemanes ocuparon militarmente el país, por lo que la frágil independencia de La República Eslovaca, desapareció por completo.
Durante el invierno de 1944 y 1945, las tropas de la Wehrmacht se convirtieron en la autoridad civil y militar para todos los efectos prácticos, hasta que a inicios de marzo de 1945, las tropas soviéticas empezaron nuevamente su avance por el país.
Ante la urgencia de defender los pozos petrolíferos del oeste de Hungría, y sobre todo con la amenaza de una incursión soviética hacia la propia Viena, el Oberkommando des Heeres (OKH) o El Alto Mando del Ejército alemán, dispuso la evacuación del territorio eslovaco en el más breve plazo posible.
El gobierno de Jozef Tiso y sus adherentes, ante la evidencia de que los alemanes no defenderían Eslovaquia, huyó hacia Austria siguiendo a la Wehrmacht.
Desde mediados de marzo, El Ejército Rojo, apoyado por regimientos rumanos y checos, así como por partisanos eslovacos; empujaron a los alemanes a tierras checas en su avance desde el sureste.
La caída de Bratislava en manos soviéticas, el 4 de abril de 1945, determinó el fin efectivo de La República Eslovaca, que inmediatamente formó parte de la Checoslovaquia reconstruida.
Finalmente, con la derrota de Alemania, el gobierno eslovaco, que había escapado a Austria, se rindió a las fuerzas estadounidenses del General Walton Walker en el pueblo de Kremsmünster, el 8 de mayo de 1945, con la esperanza de quedar bajo custodia militar de EEUU.
Esta acción no salvó a los líderes eslovacos de ser extraditados a la renacida República Socialista de Checoslovaquia, poco después del fin de la guerra, para ser juzgados allí.
Tanto Jozef Tiso como Vojtech Tuka, fueron juzgados en Checoslovaquia después de la guerra, condenados a muerte por traición, siendo ejecutados.
Obchod na korze (The Shop on Main Street) es un retrato que se antoja irrepetible de una realidad que desafortunadamente, se repite con cíclica constancia.
¡Nunca aprenderemos!

“Sad války, ne-li rádi společnost.
Smutné zbraně, pokud nejsou slova.
Sad muži, pokud neumírají lásky”
(Tristes guerras si no es amor la empresa.
Tristes armas si no son las palabras.
Tristes hombres si no mueren de amores)



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