Six Bullets
“The greater the sinner, the greater the saint”
Miles de niños desaparecen cada año en todo el mundo, la mayoría, víctimas del tráfico de menores.
Y es que un niño desaparece sin dejar rastro, y la incertidumbre tortura cruelmente a sus padres.
De hecho, en Europa se ha registrado en los últimos años, un incremento de la actividad de las mafias que trafican con menores; por lo que La Unión Europea, ya se ha puesto manos a la obra para diseñar estrategias de lucha contra este problema:
Más de 250.000 niños desaparecen cada año, sólo en La UE, es decir, 1 cada 2 minutos.
La desaparición de niños, se puede divide en diferentes categorías:
Secuestros parentales, huida, secuestro de un niño por otras personas, niños desaparecidos después de desastres naturales, menores no acompañados, retención ilícita de un niño, y desapariciones no definidas.
Según El Informe Anual de Niños Perdidos en Europa, solo un 2,5% de los casos de menores desaparecidos denunciados, implican secuestros criminales de terceros.
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Niño Desaparecido, se ha anunciado la futura creación de un número de teléfono común en toda La UE, para centralizar la recogida de información, especialmente la aportada por posibles testigos.
La experiencia demuestra, que las primeras horas que siguen a la desaparición de un menor, son cruciales para localizarle.
De momento, la iniciativa ya se ha realizado de manera experimental en Bruselas, donde los resultados han sido más satisfactorios de lo esperado.
El 50% de los menores, fue localizado durante los 3 primeros días posteriores a su desaparición.
Muchos se preguntan:
¿Cómo es posible que miles de pequeños desaparezcan sin dejar rastro?
¿Dónde están?
¿Quién se los lleva?
Y, sobre todo:
¿Qué les ha pasado?
“Do you know what these fuckers do when they think they are being raided?”
Six Bullets es una película de acción, del año 2012, dirigida por Ernie Barbarash.
Protagonizada por Jean-Claude Van Damme, Joe Flanigan, Uriel Emil Pollack, Bianca Bree, Kristopher Van Varenberg, Anna-Louise Plowman, Terese Cilluffo, Louis Dempsey, Charlotte Beaumont, entre otros.
El guión es de Chad Law y Evan Law; y representa el regreso en solitario de Jean-Claude Van Damme al cine de acción; esta vez, inspirado en el tema del secuestro de personas menores de edad, género en donde ya han caído varios héroes de acción hollywoodenses.
El título, “Six Bullets” se refiere a la afirmación de que en el mundo del tráfico de seres humanos, la vida humana es tan barata, que un niño puede ser comprado por seis balas.
La filmación, tuvo un presupuesto inicial de 10 millones de Euros, y tuvo lugar en Rumania; a pesar que la película toma la acción de los hechos en Moldavia, Europa del Este; irónicamente, ni una sola escena se rodó en Moldavia.
La trama sigue al veterano mercenario, Samson Gaul (Jean-Claude Van Damme), llamado “El Carnicero”, que sabe que en el fragor de la batalla, cada bala cuenta.
Cuando sus acciones dieron como resultado la muerte de víctimas indefensas, se retiró; pero ahora es la última esperanza de Andrew Fayden (Joe Flanigan), un padre desesperado.
Fayden sabe luchar, pero solo no está preparado para encontrar a su hija en las corruptas calles de un país extranjero.
Juntos, ambos guerreros, no se detendrán ante nada, para destrozar la red criminal que se aprovecha de los inocentes.
Lo meritorio de Six Bullets, es que nos habla sobre un problema social, la trata de blancas, que es un problema mundial, nos deja saber cómo es ese mundo, y lo grave que es.
“Most of them died from smoke inhalation”
Six Bullets es una de esas películas que te pone los pelos de punta, por la historia tan cruel que relata, pero sobre todo, te hace cuestionar qué harías, si en tu poder estuviera el vengar a un hijo…
Es que un padre puede llegar a hacer cualquier cosa por su pequeño, más aún, cuando un malandro intenta hacer lo que el personaje malo de esta película hace.
Six Bullets es un “thriller” de acción, aunque el papel de Van Damme es algo más dramático, y se le sabe dar un toque de suspense, para que el espectador no pierda el interés; ya que dura nada más y nada menos que casi 2 horas, algo excesivo, pero para nada se hace largo.
Six Bullets es duro en cuanto a la historia, la acción también tiene cabida aquí, y bastante, donde se vuelve a demostrar, que no solo de patadas vive Van Damme, sino que es mucho más de lo que algunos creen:
Andrew y Monica Fayden (Anna-Louise Plowman), es una pareja de estadounidenses de vacaciones, que le ha sido secuestrada su hija de 14 años, Becky (Charlotte Beaumont), en un país que no conocen, sin saber por qué, y por dónde empezar a buscar.
Por tanto, piden la ayuda de un excombatiente retirado y amargado por los recuerdos, que en esos momentos ejerce la profesión de carnicero.
Al inicio, él rechaza ayudarlos, pues no se considera apto para ese trabajo, y los manda con la policía.
Su hijo, Selwyn Gaul (Kristopher Van Varenberg), es teniente de la policía, y él mismo le pide el favor de ayudarlos en este caso; pero reticente, Samson se niega, y sigue metido en sus recuerdos y en el alcohol.
Hasta que ve por las noticias la foto de la chica desaparecida, y se le parecen a los recuerdos que lo atormentan, pues durante un trabajo de rescate, hubo un par de “víctimas colaterales”; y en ese momento decide investigar por su cuenta, dando con los responsables del secuestro. El problema es que no será nada fácil recuperar a la chica, ya que el implicado en el secuestro, resulta ser un alto funcionario de la policía, por tanto, le toca recurrir a la ayuda de su hijo, y de otros altos mandos para llegar al fondo de esta mafia que trafica con menores.
Los secuestradores, entre los que se encuentra Vlad (Uriel Emil Pollack), al ver que son perseguidos de cerca, deciden hacer pasar por muerta a la chica, para que sus padres se vayan, y no molesten más…
Por tanto, buscan y consiguen una chica con todas las características, y le colocan los objetos personales de Becky.
De esta forma logra engañarlos, y ellos ya con esta prueba, se quieren regresar a su país con el corazón destrozado. Sin embargo, El Carnicero ve la foto de la niña, y las compara con la chica muerta y cae en cuenta que una pulsera está en la mano que no es habitual, y corre a alcanzarlos, antes de que cojan el avión; y les cuenta su hipótesis; donde dice que su hija puede estar viva; reviviendo la ilusión en ellos.
De esta manera regresan, y empiezan de nuevo con las pistas, que ya El Carnicero tiene.
En un momento, Becky logra escabullirse de sus captores, y llama a sus padres, diciéndoles que la pueden localizar por medio de su celular; el cual tiene conectado con su portátil, y de una, ellos de dan al tarea de ir al rescate.
Aunque antes llaman al Carnicero, para decirle para dónde van, llegando ellos primero, y enfrentándose a los maleantes que casi los matan. En esas, llega “El Carnicero” y los salva, mas aún no han podido rescatar a la hija. Ya que allí, tienen a una jovencita que la pusieron de carnada para ganar tiempo.
Vlad, el jefe de los maleantes, al ver que “El Carnicero” está con ellos, pide intercambiar su hija por la joven que tiene, pero con la condición de que “El Carnicero” se quede visible, y sin hacer nada. La joven pide que no la dejen allí, pues su hermanita de 12 años, fue la niña que asesinaron para hacerles creer que su hija estaba muerta.
Pero poco pueden hacer, ya que los maleantes los llamaron, y en alta voz estaban torturando a Becky.
Les dijeron que en ese momento, era solo un dedo, pero que si no hacían lo que ellos decían, seguían con sus pechos.
Desesperados aceptaron, sin saber que “El Carnicero” tenía un plan. Mientras hacían el intercambio de las niñas, “El Carnicero” aparecía en pantalla, engañando de esta forma a los malhechores, que confiados estaban, pero resulta que él hizo un truco con la cámara, y mientras estaba allí parado, le estaba dando plomo a los malandros, que cuando se quisieron dar cuenta, ya fue tarde.
La otra joven, fue llevada ante Vlad, que al verla, la quiso matar, pero ella se le adelantó con el arma que le dio “El Carnicero” y le descargó las 6 balas del título.
De esta manera, ella vengó a su hermanita, y le quitó un bicho más a la sociedad.
En ese momento llegó la policía, casi a tiempo de ayudar con la limpieza y como al comisionado no se le podía tocar, pues le tocó al “Carnicero” confesarlo sin darle la absolución, pues según él:
Dios lo podía perdonar, pero él no. Así es que se debería hacer con estos degenerados, que se burlan de la justicia y pagan con Padre Nuestros los crímenes que hacen, más aun cuando hay inocentes de por medio.
Así llega por fin, un papel que le viene como anillo al dedo a Van Damme; Six Bullets es de esas películas que son trepidantes, con buenas escenas de lucha, buenas coreografías y un buen ritmo; y el papel de hombre atormentado, Van Damme lo hace bien, pues el botox de cemento, le ayuda.
La verdad es que él está haciendo bastantes películas de bajo presupuesto en los últimos años, y algunas de ellas son bastante bien logradas.
Y pese a sus más de 50 años, sigue dando leña y actuando medianamente bien.
Es curioso cómo Hollywood no le ha dado un papel en un “blockbuster”, aunque a estas alturas, no valdría la pena, pues se ha desperdiciado.
Pero acá, debió al menos haber tenido una campaña de promoción como merecía, habría sido un bombazo.
Los primeros minutos, ya son frenéticos; y en ellos podemos comprobar de primera mano, cómo Jean-Claude Van Damme se mantiene “fresco”, y en un estado de forma envidiable, no como otros compañeros de profesión, véase a Steven Seagal, que se ha estropeado hasta límites insospechados.
En Six Bullets, Van Damme es un mercenario, que se dedica al buen oficio de carnicero, eventualmente encuentra y mata a gente malvada, y sin embargo, los fantasmas de los errores pasados le persiguen, dejándole sin descanso y evocándole a la bebida.
Por lo que Van Damme desatará el infierno como solo él sabe hacerlo, un infierno de balas como panes, que hará las delicias de los admiradores del belga, y del cine de acción general.
Como dato, el actor que hace de policía, e hijo de Samson, Kristopher Van Varenberg, es el hijo de Jean-Claude Van Damme en la vida real, un actor que promete, no solo por su físico y cara bonita.
Mientras Flanigan y Plowman, venidos de la TV, hacen buenos papeles:
El primero, alejándose de sus papeles galácticos, y la segunda, no representando a una mujer florero, sino a una mujer de acción.
El villano, no es tanto, pero si es lo que promete, un hombre frío y despreciable, que le viene bien a la imagen de Uriel Emil Pollack.
Los demás actores, pues con sus limitaciones, consiguen dar la talla, suficiente como para ser creíble.
Además de los errores de continuidad, muy visibles, encuentro raro que el personaje de la rubia que está con los malos, que tan pronto participa en lo que participa, no duda en cambiarse de bando sin tener motivos aparentes.
Todos abrazados al fin y al cabo.
Otro dato que puede decepcionar, es que Six Bullets no es un festival de mamporros a la vieja usanza, aunque la primera escena sea la que más tiene:
Van Damme cargándose a media docena de armarios y roperos, sin mancharse ni la camisa.
Escenas de acción bastante decentes, las hay, pero con pocas peleas, pero las que hay, están muy bien llevadas y plasmadas; de todos modos, tampoco se echan en falta, pues el ritmo de la película sigue una buena pauta, y como ya ha demostrado Van Damme, no solo vive de dar patadas, que sabe cómo un interpretar un papel, y que este resulte muy convincente, sinceramente, gusta el giro que está intentando dar, más relajado sin perder la esencia.
Sobre el argumento, evidentemente es demasiado simple, fácil, y también previsible, pero:
¿Acaso alguien se esperaba otra cosa?
Six Bullets va al grano desde el principio, no se hace esperar para ver acción, y esto se agradece.
Obviamente no es la película de gran presupuesto, pero esto es lo único que le falta, ya que es buena, te mantiene en tu asiento todo el tiempo, y esperando ver el resto de la película, llevándote al final, con una reflexión social importante.
¿La recomendaría?
Pues la verdad es que sí, pero sabiendo lo que nos va a ofrecer.
“They hide the underage kids in the walls!
And you last night out here blasting...
The first thing they do is save the kids...
In the crawl spaces!”
Six Bullets nos muestra una realidad, la de miles de niños que desaparecen cada año en todo el mundo, sin que nunca más se vuelva a saber de ellos.
A menudo, son víctimas de secuestros, cuyo objetivo es el tráfico de órganos, la explotación sexual, el trabajo forzado, o las adopciones ilegales.
También son numerosos, sin embargo, los casos de secuestros a manos de familiares o, sencillamente, de niños extraviados.
Se trata de un fenómeno que a menudo pasa inadvertido para la mayor parte de la sociedad, pero que supone un terrible coste humano, y una auténtica lacra en determinados países.
Se calcula que, cada año, 1,2 millones de niños en todo el mundo, son víctimas de las redes de tráfico de menores, el tercer comercio más lucrativo después del tráfico de armas y drogas.
Fuentes de Europol, confirman que se ha notado un incremento de la actividad de las mafias criminales de Europa del Este, muchas con estructuras consolidadas en Hungría, Alemania, Italia, y Suecia.
Redes criminales que secuestran actualmente a los refugiados, que son forzados a prostituirse, o a trabajar en condiciones de esclavitud.
También, se utiliza a los pequeños para mendigar, o para la comisión de delitos, ya que por su por su edad, eluden en muchos países las penas de privación de libertad.
Cuando llegan al punto de destino, su situación se vuelve lamentable:
Suelen estar en pisos aislados, a menudo en sótanos, sin apenas comida, y en condiciones completamente insalubres, hasta que se decide su destino final.
Así, por ejemplo, La ONG, Business & Human Rights Resource Centre, denunció que varias compañías textiles en fábricas de Turquía, están utilizando a los niños refugiados, como mano de obra barata.
Sin embargo, cada vez más reconocen estas fuentes Europol, podrían estar cayendo en redes de tráfico de órganos.
Miles de personas en el mundo, necesitan órganos cada día, y hay pocos donantes…
Las mafias secuestran a estos niños, y les hacen pruebas de compatibilidad en clínicas ilegales, muchas veces montadas en naves industriales abandonadas.
Una vez que se demuestran que su órgano podría valer, comienza la negociación…
Estas mismas fuentes explican, que un riñón puede alcanzar los 230.000 euros, y que un hígado se paga a 133.000 euros.
“Forgive me father for I have sinned... it's been quite a while since my last confession...
I wonder does god really forgive...
Even our worst crimes?
Miles de niños desaparecen cada año en todo el mundo, la mayoría, víctimas del tráfico de menores.
Y es que un niño desaparece sin dejar rastro, y la incertidumbre tortura cruelmente a sus padres.
De hecho, en Europa se ha registrado en los últimos años, un incremento de la actividad de las mafias que trafican con menores; por lo que La Unión Europea, ya se ha puesto manos a la obra para diseñar estrategias de lucha contra este problema:
Más de 250.000 niños desaparecen cada año, sólo en La UE, es decir, 1 cada 2 minutos.
La desaparición de niños, se puede divide en diferentes categorías:
Secuestros parentales, huida, secuestro de un niño por otras personas, niños desaparecidos después de desastres naturales, menores no acompañados, retención ilícita de un niño, y desapariciones no definidas.
Según El Informe Anual de Niños Perdidos en Europa, solo un 2,5% de los casos de menores desaparecidos denunciados, implican secuestros criminales de terceros.
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Niño Desaparecido, se ha anunciado la futura creación de un número de teléfono común en toda La UE, para centralizar la recogida de información, especialmente la aportada por posibles testigos.
La experiencia demuestra, que las primeras horas que siguen a la desaparición de un menor, son cruciales para localizarle.
De momento, la iniciativa ya se ha realizado de manera experimental en Bruselas, donde los resultados han sido más satisfactorios de lo esperado.
El 50% de los menores, fue localizado durante los 3 primeros días posteriores a su desaparición.
Muchos se preguntan:
¿Cómo es posible que miles de pequeños desaparezcan sin dejar rastro?
¿Dónde están?
¿Quién se los lleva?
Y, sobre todo:
¿Qué les ha pasado?
“Do you know what these fuckers do when they think they are being raided?”
Six Bullets es una película de acción, del año 2012, dirigida por Ernie Barbarash.
Protagonizada por Jean-Claude Van Damme, Joe Flanigan, Uriel Emil Pollack, Bianca Bree, Kristopher Van Varenberg, Anna-Louise Plowman, Terese Cilluffo, Louis Dempsey, Charlotte Beaumont, entre otros.
El guión es de Chad Law y Evan Law; y representa el regreso en solitario de Jean-Claude Van Damme al cine de acción; esta vez, inspirado en el tema del secuestro de personas menores de edad, género en donde ya han caído varios héroes de acción hollywoodenses.
El título, “Six Bullets” se refiere a la afirmación de que en el mundo del tráfico de seres humanos, la vida humana es tan barata, que un niño puede ser comprado por seis balas.
La filmación, tuvo un presupuesto inicial de 10 millones de Euros, y tuvo lugar en Rumania; a pesar que la película toma la acción de los hechos en Moldavia, Europa del Este; irónicamente, ni una sola escena se rodó en Moldavia.
La trama sigue al veterano mercenario, Samson Gaul (Jean-Claude Van Damme), llamado “El Carnicero”, que sabe que en el fragor de la batalla, cada bala cuenta.
Cuando sus acciones dieron como resultado la muerte de víctimas indefensas, se retiró; pero ahora es la última esperanza de Andrew Fayden (Joe Flanigan), un padre desesperado.
Fayden sabe luchar, pero solo no está preparado para encontrar a su hija en las corruptas calles de un país extranjero.
Juntos, ambos guerreros, no se detendrán ante nada, para destrozar la red criminal que se aprovecha de los inocentes.
Lo meritorio de Six Bullets, es que nos habla sobre un problema social, la trata de blancas, que es un problema mundial, nos deja saber cómo es ese mundo, y lo grave que es.
“Most of them died from smoke inhalation”
Six Bullets es una de esas películas que te pone los pelos de punta, por la historia tan cruel que relata, pero sobre todo, te hace cuestionar qué harías, si en tu poder estuviera el vengar a un hijo…
Es que un padre puede llegar a hacer cualquier cosa por su pequeño, más aún, cuando un malandro intenta hacer lo que el personaje malo de esta película hace.
Six Bullets es un “thriller” de acción, aunque el papel de Van Damme es algo más dramático, y se le sabe dar un toque de suspense, para que el espectador no pierda el interés; ya que dura nada más y nada menos que casi 2 horas, algo excesivo, pero para nada se hace largo.
Six Bullets es duro en cuanto a la historia, la acción también tiene cabida aquí, y bastante, donde se vuelve a demostrar, que no solo de patadas vive Van Damme, sino que es mucho más de lo que algunos creen:
Andrew y Monica Fayden (Anna-Louise Plowman), es una pareja de estadounidenses de vacaciones, que le ha sido secuestrada su hija de 14 años, Becky (Charlotte Beaumont), en un país que no conocen, sin saber por qué, y por dónde empezar a buscar.
Por tanto, piden la ayuda de un excombatiente retirado y amargado por los recuerdos, que en esos momentos ejerce la profesión de carnicero.
Al inicio, él rechaza ayudarlos, pues no se considera apto para ese trabajo, y los manda con la policía.
Su hijo, Selwyn Gaul (Kristopher Van Varenberg), es teniente de la policía, y él mismo le pide el favor de ayudarlos en este caso; pero reticente, Samson se niega, y sigue metido en sus recuerdos y en el alcohol.
Hasta que ve por las noticias la foto de la chica desaparecida, y se le parecen a los recuerdos que lo atormentan, pues durante un trabajo de rescate, hubo un par de “víctimas colaterales”; y en ese momento decide investigar por su cuenta, dando con los responsables del secuestro. El problema es que no será nada fácil recuperar a la chica, ya que el implicado en el secuestro, resulta ser un alto funcionario de la policía, por tanto, le toca recurrir a la ayuda de su hijo, y de otros altos mandos para llegar al fondo de esta mafia que trafica con menores.
Los secuestradores, entre los que se encuentra Vlad (Uriel Emil Pollack), al ver que son perseguidos de cerca, deciden hacer pasar por muerta a la chica, para que sus padres se vayan, y no molesten más…
Por tanto, buscan y consiguen una chica con todas las características, y le colocan los objetos personales de Becky.
De esta forma logra engañarlos, y ellos ya con esta prueba, se quieren regresar a su país con el corazón destrozado. Sin embargo, El Carnicero ve la foto de la niña, y las compara con la chica muerta y cae en cuenta que una pulsera está en la mano que no es habitual, y corre a alcanzarlos, antes de que cojan el avión; y les cuenta su hipótesis; donde dice que su hija puede estar viva; reviviendo la ilusión en ellos.
De esta manera regresan, y empiezan de nuevo con las pistas, que ya El Carnicero tiene.
En un momento, Becky logra escabullirse de sus captores, y llama a sus padres, diciéndoles que la pueden localizar por medio de su celular; el cual tiene conectado con su portátil, y de una, ellos de dan al tarea de ir al rescate.
Aunque antes llaman al Carnicero, para decirle para dónde van, llegando ellos primero, y enfrentándose a los maleantes que casi los matan. En esas, llega “El Carnicero” y los salva, mas aún no han podido rescatar a la hija. Ya que allí, tienen a una jovencita que la pusieron de carnada para ganar tiempo.
Vlad, el jefe de los maleantes, al ver que “El Carnicero” está con ellos, pide intercambiar su hija por la joven que tiene, pero con la condición de que “El Carnicero” se quede visible, y sin hacer nada. La joven pide que no la dejen allí, pues su hermanita de 12 años, fue la niña que asesinaron para hacerles creer que su hija estaba muerta.
Pero poco pueden hacer, ya que los maleantes los llamaron, y en alta voz estaban torturando a Becky.
Les dijeron que en ese momento, era solo un dedo, pero que si no hacían lo que ellos decían, seguían con sus pechos.
Desesperados aceptaron, sin saber que “El Carnicero” tenía un plan. Mientras hacían el intercambio de las niñas, “El Carnicero” aparecía en pantalla, engañando de esta forma a los malhechores, que confiados estaban, pero resulta que él hizo un truco con la cámara, y mientras estaba allí parado, le estaba dando plomo a los malandros, que cuando se quisieron dar cuenta, ya fue tarde.
La otra joven, fue llevada ante Vlad, que al verla, la quiso matar, pero ella se le adelantó con el arma que le dio “El Carnicero” y le descargó las 6 balas del título.
De esta manera, ella vengó a su hermanita, y le quitó un bicho más a la sociedad.
En ese momento llegó la policía, casi a tiempo de ayudar con la limpieza y como al comisionado no se le podía tocar, pues le tocó al “Carnicero” confesarlo sin darle la absolución, pues según él:
Dios lo podía perdonar, pero él no. Así es que se debería hacer con estos degenerados, que se burlan de la justicia y pagan con Padre Nuestros los crímenes que hacen, más aun cuando hay inocentes de por medio.
Así llega por fin, un papel que le viene como anillo al dedo a Van Damme; Six Bullets es de esas películas que son trepidantes, con buenas escenas de lucha, buenas coreografías y un buen ritmo; y el papel de hombre atormentado, Van Damme lo hace bien, pues el botox de cemento, le ayuda.
La verdad es que él está haciendo bastantes películas de bajo presupuesto en los últimos años, y algunas de ellas son bastante bien logradas.
Y pese a sus más de 50 años, sigue dando leña y actuando medianamente bien.
Es curioso cómo Hollywood no le ha dado un papel en un “blockbuster”, aunque a estas alturas, no valdría la pena, pues se ha desperdiciado.
Pero acá, debió al menos haber tenido una campaña de promoción como merecía, habría sido un bombazo.
Los primeros minutos, ya son frenéticos; y en ellos podemos comprobar de primera mano, cómo Jean-Claude Van Damme se mantiene “fresco”, y en un estado de forma envidiable, no como otros compañeros de profesión, véase a Steven Seagal, que se ha estropeado hasta límites insospechados.
En Six Bullets, Van Damme es un mercenario, que se dedica al buen oficio de carnicero, eventualmente encuentra y mata a gente malvada, y sin embargo, los fantasmas de los errores pasados le persiguen, dejándole sin descanso y evocándole a la bebida.
Por lo que Van Damme desatará el infierno como solo él sabe hacerlo, un infierno de balas como panes, que hará las delicias de los admiradores del belga, y del cine de acción general.
Como dato, el actor que hace de policía, e hijo de Samson, Kristopher Van Varenberg, es el hijo de Jean-Claude Van Damme en la vida real, un actor que promete, no solo por su físico y cara bonita.
Mientras Flanigan y Plowman, venidos de la TV, hacen buenos papeles:
El primero, alejándose de sus papeles galácticos, y la segunda, no representando a una mujer florero, sino a una mujer de acción.
El villano, no es tanto, pero si es lo que promete, un hombre frío y despreciable, que le viene bien a la imagen de Uriel Emil Pollack.
Los demás actores, pues con sus limitaciones, consiguen dar la talla, suficiente como para ser creíble.
Además de los errores de continuidad, muy visibles, encuentro raro que el personaje de la rubia que está con los malos, que tan pronto participa en lo que participa, no duda en cambiarse de bando sin tener motivos aparentes.
Todos abrazados al fin y al cabo.
Otro dato que puede decepcionar, es que Six Bullets no es un festival de mamporros a la vieja usanza, aunque la primera escena sea la que más tiene:
Van Damme cargándose a media docena de armarios y roperos, sin mancharse ni la camisa.
Escenas de acción bastante decentes, las hay, pero con pocas peleas, pero las que hay, están muy bien llevadas y plasmadas; de todos modos, tampoco se echan en falta, pues el ritmo de la película sigue una buena pauta, y como ya ha demostrado Van Damme, no solo vive de dar patadas, que sabe cómo un interpretar un papel, y que este resulte muy convincente, sinceramente, gusta el giro que está intentando dar, más relajado sin perder la esencia.
Sobre el argumento, evidentemente es demasiado simple, fácil, y también previsible, pero:
¿Acaso alguien se esperaba otra cosa?
Six Bullets va al grano desde el principio, no se hace esperar para ver acción, y esto se agradece.
Obviamente no es la película de gran presupuesto, pero esto es lo único que le falta, ya que es buena, te mantiene en tu asiento todo el tiempo, y esperando ver el resto de la película, llevándote al final, con una reflexión social importante.
¿La recomendaría?
Pues la verdad es que sí, pero sabiendo lo que nos va a ofrecer.
“They hide the underage kids in the walls!
And you last night out here blasting...
The first thing they do is save the kids...
In the crawl spaces!”
Six Bullets nos muestra una realidad, la de miles de niños que desaparecen cada año en todo el mundo, sin que nunca más se vuelva a saber de ellos.
A menudo, son víctimas de secuestros, cuyo objetivo es el tráfico de órganos, la explotación sexual, el trabajo forzado, o las adopciones ilegales.
También son numerosos, sin embargo, los casos de secuestros a manos de familiares o, sencillamente, de niños extraviados.
Se trata de un fenómeno que a menudo pasa inadvertido para la mayor parte de la sociedad, pero que supone un terrible coste humano, y una auténtica lacra en determinados países.
Se calcula que, cada año, 1,2 millones de niños en todo el mundo, son víctimas de las redes de tráfico de menores, el tercer comercio más lucrativo después del tráfico de armas y drogas.
Fuentes de Europol, confirman que se ha notado un incremento de la actividad de las mafias criminales de Europa del Este, muchas con estructuras consolidadas en Hungría, Alemania, Italia, y Suecia.
Redes criminales que secuestran actualmente a los refugiados, que son forzados a prostituirse, o a trabajar en condiciones de esclavitud.
También, se utiliza a los pequeños para mendigar, o para la comisión de delitos, ya que por su por su edad, eluden en muchos países las penas de privación de libertad.
Cuando llegan al punto de destino, su situación se vuelve lamentable:
Suelen estar en pisos aislados, a menudo en sótanos, sin apenas comida, y en condiciones completamente insalubres, hasta que se decide su destino final.
Así, por ejemplo, La ONG, Business & Human Rights Resource Centre, denunció que varias compañías textiles en fábricas de Turquía, están utilizando a los niños refugiados, como mano de obra barata.
Sin embargo, cada vez más reconocen estas fuentes Europol, podrían estar cayendo en redes de tráfico de órganos.
Miles de personas en el mundo, necesitan órganos cada día, y hay pocos donantes…
Las mafias secuestran a estos niños, y les hacen pruebas de compatibilidad en clínicas ilegales, muchas veces montadas en naves industriales abandonadas.
Una vez que se demuestran que su órgano podría valer, comienza la negociación…
Estas mismas fuentes explican, que un riñón puede alcanzar los 230.000 euros, y que un hígado se paga a 133.000 euros.
“Forgive me father for I have sinned... it's been quite a while since my last confession...
I wonder does god really forgive...
Even our worst crimes?
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