Histoire d'O

“O est la maîtresse de toutes les maîtresses”
(O es la dueña de todos los amantes)

Dominique Aury, cuyo nombre real era Anne Desclos, fue una intelectual y escritora francesa, la autora de centenares de ensayos y prefacios; que tuvo gran peso en la modernización de la literatura en francés, siendo también secretaria de La Nouvelle Revue Française, traductora de F. Scott Fitzgerald, entre otros, y fue consejera del Ministro de Educación; logrando ser miembro luego de La Légion d'Honneur; por lo que el gobierno de Francia la colocó en su lista de orgullos nacionales.
Además, dio a la imprenta, como divertimento, “Histoire d'O”, una novela erótica publicada bajo el seudónimo de Pauline Réage.
Cabe señalar que el nombre “O”, lo tomó de una amiga, Odile, más joven y atractiva que ella; que estaba muy enamorada del escritor Albert Camus.
En cuanto a su seudónimo, Pauline, lo eligió por Pauline Bonaparte, la hermana menor de Napoleón, famosa por su fogosidad y sus romances a repetición.
“Histoire d'O” narra la vida adulta de una fotógrafa de modas parisina, sólo conocida con la inicial “O”, que por amor a su maestro/amante, René, ingresa en una fraternidad sadomasoquista, donde se convierte voluntariamente en un objeto sexual, siendo sometida a todo tipo de prácticas perversas, incluyendo azotes y sodomía.
Dominique Aury, reveló con 86 años, a una revista estadounidense, que “La Histoire d’O” fue escrita por ella, para atraer más al autor del prólogo y amante, el escritor Jean Paulhan, con las armas de que disponía, la creación literaria, pues el libro nada tiene de autobiográfico.
Y es que la escritora estaba obsesionada con su amante casado, Jean Paulhan; y escribió la novela para seducirlo, atraer su atención, y mantenerlo a su lado, y sólo lo escribió para él.
Era 1947, cuando Paulhan comenzó su relación con Dominique Aury, al tiempo que mantenía otra desde hacía algún tiempo con Edith Boissonnas, con quien rompería al año siguiente.
En 1950, la relación con Aury se hizo discretamente oficial; mientras, su mujer, Germaine, cuya salud se había agravado, no salió de su casa desde 1951 hasta su muerte.
Así, su amante, Jean Paulhan, escribe el extenso prólogo de la novela, en el que desgrana y habla del trasfondo del relato, que más allá de ser un relato erótico, habla de esclavitud, de la evolución de ésta, y de cómo se presenta en ocasiones, de la manera más insólita.
En el prólogo, titulado “Felicidad en la esclavitud”, Paulhan decía que la verdadera naturaleza femenina, ansiaba la dominación; y que O se volvía poderosa al confesar su deseo.
Justamente, un elemento perturbador de la novela, es que cuanto más brutamente tratada es O, más perfectamente femenina se vuelve…
Un descarado manifiesto anti-feminista, podrían pensar algunos.
La historia, la vemos a través de los ojos de O, de manera que más que hechos reales, son los hechos tal y como ella los percibe.
Junto a ella, hacemos todo el recorrido de principio a fin, de cómo alguien se somete a la esclavitud voluntaria; el verdadero argumento es el juego de dominación y servidumbre, vistas como 2 caras de una misma moneda:
La protagonista es libre, pero goza no siéndolo, siguiendo las órdenes del hombre que ama, sin reparar en consecuencias, para finalmente ser ella también la que domina.
A pesar de que la temática es dura, esclavitud, sadomasoquismo y violaciones, no escandaliza ni resulta soez; puesto que está escrita con una prosa elegante y sutil, sin recrearse en las escenas de sexo.
Este texto, dio la vuelta al mundo, a menudo clandestinamente, pero fue coronado en 1955, con el premio literario francés “Les Deux Magots”; y es que Aury, que lo escribió como divertimento, no pensaba publicarlo.
Fue para ella un desafío, una empresa que emprendía para conquistar más a Jean Paulhan, al que conoció durante la ocupación alemana, cuando ella distribuía una revista Lettres Françaises.
Aury, que vivió con él, fue entregando por capítulos el texto a Paulhan, que se apasionó por su brillantez.
Luego, lo leyeron entre otros Supervielle y Mandiargues; pero nunca reconoció ser su autora, hasta el final de su vida, aunque varios cercanos adivinaron que ella podría estar detrás, dado su estilo literario.
Su editor, Jean-Jacques Pauvert, puso a la venta apenas 600 ejemplares, de forma casi clandestina; y gracias al entusiasmo de intelectuales de la talla de Georges Bataille, André Pieyre de Mandiargues, o Marcel Camus; el libro se convirtió pronto en un “best seller” para enterados.
Cabe decir también, que el libro tuvo una continuación...
“Return à Roissy” se publicó 15 años después que “Histoire d’O”, en ese libro, la autora, siempre bajo el seudónimo de Pauline Réage, decidió contar cómo fue el proceso que la llevo a escribir tal libro.
Para muchos, en realidad se trata de un capitulo omitido que la propia autora había decidido eliminar de la novela original, porque degradaba mucho la obra.
¿En qué sentido?
Según André Pieyre de Mandiargues, el carácter de ensueño que suponía el primer libro, se ve trastocado hasta al fondo por una realidad brutal, dejando todo artificio de la historia anterior, a un plano demasiado ordinario, y cambiando la estética de fondo, no de forma, que proponía el primer libro; aun así “Return à Roissy”, se puede tomar como el verdadero, o al menos más justo final para “Histoire d’O”, ya que el libro original terminaba con un capitulo inconcluso, y con una concisa y cruda nota de la escritora, informando que el libro tenía 2 finales:
Uno en donde O se mataba, y otro en donde decidía degradarse por voluntad propia.
El final donde O se mataba, era porque Sir Stephen la abandonaba, nunca se conoció, al menos hasta ahora, y salvo ese anuncio brutal que hace la autora en el primer libro, no queda más que elegir tan fría conclusión, e imaginársela por  cuenta propia.
En cambio, el otro está descrito en “Return à Roissy”, y sí se puede prefigurar como el final original, que de todos modos concluye abierto a la imaginación del lector, aunque logra cerrar la historia mucho mejor, y más satisfactoriamente que el primer libro.
“O demandais pourquoi ses mains étaient attachées, comme elle était prête à obéir à son amant”
(O se preguntaba por qué le ataron sus manos, ya que ella estaba dispuesta a obedecer a su amante)
Histoire d'O es una película francesa erótica, del año 1975, dirigida por Just Jaeckin.
Protagonizada por Corinne Cléry, Udo Kier, Anthony Steel, Jean Gaven, Christiane Minazzoli, Martine Kelly, Nadine Perles, Li Sellgren, Laure Moutoussamy, entre otros.
El guión es de Sébastien Japrisot, basado en la novela homónima, escrita por Pauline Réage, de 1954.
Histoire d’O, es todo un clásico del género erótico “soft core”, basado en la posesión, la sumisión amorosa, y el amor incondicional…
El director, Just Jaeckin, muy cotizado en la industria francesa después de dirigir el conocido y controvertido film “Emmanuelle” (1974), al aceptar la propuesta de hacerse cargo de la adaptación a la gran pantalla de Histoire d’O, dejo en manos de un colega, Francis Giacobetti, la realización de “Emmanuelle l’Antivierge” (1975)
En general, la recepción crítica de las películas de Jaeckin, nunca pasó de discreta, y buena parte de la prensa especializada, condenó su estética coyuntural y afectada, pero el público respondió bien a sus productos.
Pese a la mediocridad de su trabajo como director, Histoire d'O supone uno de los más característicos hitos del cine de los años 70.
Muy curiosamente, originalmente iba a ser dirigida por Alejandro Jodorowsky y producida por Alan Klien.
Klien, había financiado 2 filmes de Jodorowsky:
“El Topo” (1970) y “The Holy Mountain” (1973)
Sin embargo, Alejandro dejó la dirección, dejando a Alan con el problema de encontrar un reemplazo, cosa que nunca hizo.
Después de mucho problema con tratar de conseguir un director, Klien vendió los derechos.
Sin embargo, los hechos dieron lugar a una disputa de 30 años con Jodorowsky, que hizo que Klien retuviera los derechos de las 2 cintas de Jodo, e impidió que se distribuyeran; no obstante, la disputa se resolvió finalmente en 2005.
Para la producción de Histoire d'O, se utilizaron 5 castillos diferentes, para recrear la locación de la historia de la bella fotógrafa, a la que solo se le conoce como “O” (Corinne Cléry), cuando es llevada por su amante, René (Udo Kier), al Château Roissy para prepararla como esclava sexual; cosa que ella ha aceptado por el amor que siente hacia él.
Tras estar varias semanas, y abandonar luego el castillo, O conoce por mediación de René, a su hermanastro, Sir Stephen (Anthony Steel), con quien comenzará una relación de dominación y sumisión ante el requerimiento de René.
Con Sir Stephen, continuará su proceso de aprendizaje en la sumisión, se iniciará en las relaciones lésbicas para obtener el sometimiento de otra mujer con quien compensará a René, y Sir Stephen, la llevará hasta la casa de Anne-Marie (Christiane Minazzoli), que la disciplinará aún más en la obediencia, hasta ser marcada como esclava, propiedad de Sir Stephen.
El amor, será disfrazado de posesividad, en donde un hombre se cree el dueño absoluto de la mujer, y ésta por corresponderle en ese amor, es capaz de dejarse humillar y degradar hasta los niveles más bajos.
Histoire d'O es una película transgresora, que no deja indiferente a nadie, no apta a todos los públicos, y que solo mentes abiertas y sin prejuicios entenderán en su forma, fondo, y contenido.
¿Se trataba de una obra de carácter misógino?
¿Una metáfora sobre el amor?
¿Una cinta efectista y provocadora, de “arte y ensayo”?
¿Una delicadeza que sólo los franceses son capaces de entender?
¿Quién puede designar lo que es normal, sin caer quizás en ese mismo juego de sumisión y control implícito?
Para demostrar el amor incondicional, se pueden hacer mil y una barbaridades.
“Vous ne devez pas garder vos genoux ensemble”
(No debes mantener las rodillas juntas)
Just Jaeckin, es un director de cine francés, dedicado principalmente al cine erótico, además de pintor y escultor; y propuso un cine esteticista, basado en idénticas premisas formales, tomando el erotismo como tema central.
El tratamiento de la fotografía, con unos filtros vaporosos en sus 2 primeros largometrajes, pronto le llevó a experimentar con técnicas más feístas, aunque su deuda con David Hamilton queda patente sobre todo en Histoire d’O, su mejor trabajo; que dicho sea, se estrenó 23 años después de que se publicase el libro en que se basa, ya había toda una cultura sexual abierta en Europa y Estados Unidos, en la que pensadores intelectuales como Foucault, estaban legitimando mucho más la manera sobre cómo se debía resistir la normalidad impuesta del sexo, y aceptar la exploración de otro tipo de conductas.
Había otra recepción en general, y para los entendidos, la trama no iba a sorprender tanto…
Ante este panorama Jaeckin, no obstante, no entrega una propuesta que sólo puede ser recibida en nichos, si no que crea una obra erótica con pretensión masiva, por lo que tampoco podemos hablar que es una película disfrutable sólo desde la posición de un BDSM.
Estrenada en 1975, muy sin embargo, Histoire d'O abarca sólo los acontecimientos narrados en el libro original, y como toda película basada en una novela, es una adaptación que se toma ciertas licencias, como por ejemplo, el final, que se le inventa, totalmente disonante de lo que indica el libro.
Para empezar, tenemos a un grupo de socios, que envían a sus amantes durante una temporada, a una mansión para que así superen “la prueba de amor verdadero”
Según ellos, si de verdad son amados por ellas, tendrán que resistir sin quejas, todo lo que se les ordenen.
Como regla inamovible para las chicas, no podrán hablar o mirar a los ojos de los hombres que por allí deambulan.
Además, estarán a la completa disponibilidad de cualquiera de ellos, durante las 24 horas para cualquier antojo; así, todo parece que son desventajas para las muchachas, y aún hay más; ya que éstos serán los encargados de encadenarlas en las noches, e incluso de azotarlas vilmente, cada vez que así lo decidan.
Y aunque parezca extraño, ellas están ahí con consentimiento propio...
Allí llega una joven fotógrafa de moda conocida como O, llevada por su amante René, al Château Roissy, donde está sujeta a varios rituales sexuales sadomasoquistas.
Ella llevará un anillo como signo de su iniciación, y al salir del castillo, convertida en esclava, O conoce a una modelo llamada Jacqueline (Li Sellgren), por quien siente atracción mientras que René la lleva a conocer a Sir Stephen H, que fue criado como su hermano mayor, y por quien René siente sólo admiración.
Los 2 hombres, comparten a O.
En particular, Sir Stephen la azota a menudo en la espalda, lo que causa la excitación de René, no obstante, O termina perteneciendo a Sir Stephen, y se aleja de su ex amante.
Pareciera que hay algo de homosexualidad en René, para con su hermanastro, utilizando a O para sus propósitos sexuales, que al final fueron frustrados.
Más adelante, O es enviada por Sir Stephen a la casa de campo de Anne-Marie, donde ella y otras mujeres jóvenes, muchas que se encontraban en el Roissy, se preparan para ser calificadas por Sir Stephen.
La visita de O concluye con la inserción de unos anillos  en los labios de su vulva, y es marcada en la espalda baja con un hierro candente, con las iniciales de SH, de Sir Stephen, quien luego la comparte con otros 2 hombres...
Más tarde, O lleva a Jacqueline al Château Roissy, para que se convierta en su propia esclava, pues ha tenido una relación lésbica con ella...
Por último, O le hace una quemadura en la mano con un cigarrillo a Sir Stephen, para indicar que él también es suyo.
Fiel a la novela, Histoire d'O comienza mostrando una idílica opción de entrega a esta aventura carnal, cuando “con delicadeza”, su amante le prepara en un romántico camino en coche hacia una gran casa.
Acto seguido, se repite la escena, más ajustada a una realidad, donde un hombre le informa de cómo va a ser preparada, mientras su amante le maniata y le tapa los ojos.
Desnuda, sin juntar sus rodillas jamás al sentarse, le espera la mansión Roissy, y sus oscuras pretensiones.
Histoire d'O sigue esta iniciación y aceptación de la sumisión total, con la narración pausada y amable de una voz “en off”, mientras se suceden escenas de alto contenido erótico, con el cuerpo siempre desnudo de la actriz Corinne Cléry, una O que tanto por curiosidad como por complacencia a los demás, acepta cualquier acción contra su cuerpo, sin cuestionar nada.
Sin embargo, hay diferencias con la novela; y en este caso, el argumento parece ser muchos más benevolente, suavizando algunos diálogos y características de los personajes, así como también ciertos elementos, por ejemplo:
En el libro, después de que los hombres socavan brutalmente a O en su primera llegada al castillo de Roissy, su joven amante, René, al verla lacerada, violada y humillada, sólo la toma para que ésta le haga una felación con diligencia y orgullo… en la película, esto no pasa.
También, la participación y fijación lésbica de la pequeña Natalie, hermana menor de Jaqueline hacía O, en la película es algo totalmente censurado y reemplazado por la propia Jaqueline, igual todo esto no logra apabullar el peso duro y atrayente de las imágenes.
Si el libro es rico en matices sobre las descripciones tanto físicas como psicológicas, que bien sabe esgrimir la autora en momentos determinados, como cuando O está en ese agujero esperando ser liberada, mientras es violada por anónimos visitantes; Jaeckin se la juega por un estilismo cuidado, que ya había ensayado en su primera obra, nada menos que “Emmanuelle” (1974) con Sylvia Kristel, en aquel legendario protagónico; una fotografía con iluminación en colores suaves, y atmosfera difuminada, propia de David Hamilton, que refleje la prosa delicada de Aury.
Pero Jaeckin no inserta imágenes crudas adrede, ni violenta los ojos del espectador con sexo explícito de sopetón, deja el peso dramático sobre el argumento, y sobre la estupenda actuación de la bellísima Corinne Cléry.
Uno de los mejores detalles, son los decorados:
El lugar donde transcurren las perversiones, es como un castillo antiguo, con grandes paredes de piedra, pero con decoraciones por todas partes.
Las habitaciones están plenas de detalles, la cama en la que duerme está llena de pieles, aunque por doquier hay sitios que recuerdan que aquello es un lugar de sumisión y tortura para las mujeres, pues vemos cadenas, grilletes, y los látigos con los que son golpeadas.
No encontramos entonces, ante una obra erótica que debería ser del gusto de mujeres por su cuidado orden y detalle, pero a la vez persigue el sueño machista masturbatorio, de poner en sus garras a una mujer sumisa y resignada, y de esta forma, el choque de efectos, el contrapunto puede devorar la cabeza de un neófito que busca razones, más que sensaciones.
Aunque parezca una historia meramente machista sobre la sumisión de mujeres enamoradas en manos de hombres crueles y retorcidos, en realidad Histoire d'O es más bien como una mujer frágil, se va tornando más y más fuerte, llegando al punto de, a pesar de ser una esclava, ser quien domina a los hombres por sus instintos lujuriosos.
Una locura total, pues recordemos que O es propiedad de cualquiera que sea parte de esa sociedad secreta de hombres, por lo que puede ser violada a gusto de cualquiera; es decir, O es un objeto, su solo nombre es una abertura.
Acaso habrá una razón, por la que a cada uno de estos individuos, le parezca perfecto el hecho de que a su novia se la ventile cualquier hombre en ese lugar donde todo es posible… por el solo hecho que ella le pertenece…
Prestándola a un camarada, es como se demuestra que es suya:
“Eres mía, y por eso tengo el poder de ofrecerte”, vendría a ser más o menos el asunto del amor incondicional.
Es algo totalmente disparatado, aun si es sacado de una novela premiada, redactada por una mojigata.
La mujer en Histoire d'O, no es ni mujer, es un objeto que se usa, y la usa quien guste usarla, pues para los demás será siempre eso, un objeto.
Yo creo que igual es válido, e incluso Histoire d'O funciona bastante bien para fomentar un acertado feminismo hacía el patriarcado, y una reflexión sensible desde el punto de vista de los hombres, hacía cómo llevan su relación.
Aunado al hecho que el sexo no es romántico, es la expresión más brutal de violencia, así como de dominación, en la que jamás habrá amor, solo efímera satisfacción, y si tienen suerte, será honestamente recíproca.
Así, en la historia, poco a poco se forma una imagen en la que la sumisión sexual se transforma en calidad de vida, un modo de encontrarse a sí misma, como si de cualquier película basada en un manual de superación femenina se tratara, no sin ello volver a los constantes suspiros y gritos que reaccionan ante cada amante que pasa por sus manos, tanto hombres como mujeres, convirtiendo ese anillo que permite que la posea cualquier que conozca su significado, en aquello que equilibra ambas historias:
La de la mujer que se conoce a sí misma, y la del relato de placer mundano llevado al extremo, sentando las bases del disfrute básico.
Aunque se quiera embellecer una historia tan perversa, igual queda como lo que es en esencia, una desviación, que poco a poco irá tolerando más hasta perder el control.
Técnicamente, el estilo de Jaeckin se percibe desde un primer momento como pastoso, con esa imagen que parece estar flotando en una turbia subida de temperatura, unida a una música que se puede volver irritante por aterciopelada y constante, mientras el “soft core” hace acto de presencia, pero se mantiene siempre respetuoso con su propia idea, mostrando a la mujer como un proverbio que acumula belleza, ese que a base de azotes y auténtica entrega por todo lo que le muestran, asume que el amor lo puede todo.
Porque se puede despreciar el tema de aceptar este estilo vida sólo por amor, y no por placer, pero en el mismo film se vuelve como un tema reprochable, demostrando así, que aunque se base en esto, la historia de esta joven que no conoce una vida complicada, que llega a este punto por voluntad propia, apartándose de una vida confortable para jugar con los ricos, que no ve otro modo de conmover a su amante, que siendo utilizada por todo aquel que la requiera, no es necesariamente una historia perfecta.
Si Histoire d'O es una historia erótica, llena de desnudos femeninos y de muchas escenas de contenido sexual no explícito, el tema daba para mostrar más carne, sobre todo la masculina, que nunca se mostró en un época de tanto destape como los 70, y que muy curiosamente, entre tanto latigazo no hay marcas evidentes, ni moretones, ni días de recuperación…
En ese sentido, la brutal película de Pasolini, es más directa, y mueve bien el tema, aunque se centre más en lo político que en lo erótico,
De las escenas, muy curiosamente, la mejor escena es O está retratando a una modelo rubia, es como si fuera un orgasmo fotografiado, con los movimientos de la mujer, que queda muy bien montado.
Otro dato que me despertó, es qué opinarían las mismas personas, si el género de los protagonistas se invirtiera y, como sucede muy a menudo, fuera el hombre el que pasara a ser esclavo de su ama…
Se necesitan más filmes en que se vea más que el hombre es usado, hasta con escenas más explícitas.
Un dato interesante, es el “Anillo de O”, un anillo que real, que desde el estreno de la película, viene siendo incorporado a los símbolos habituales del BDSM; y muy especialmente en las relaciones de dominación y sumisión; donde el Master se lo impone a la persona sumisa o esclava, en una ceremonia que suele revestir especial relevancia.
Aunque no existen pruebas fehacientes de su uso con anterioridad, en la llamada época pionera en el desarrollo del moderno BDSM, “Old Guard”, ni tampoco en las fases de la que podríamos llamar protohistoria BDSM, todo hace pensar que existió ese tipo de símbolos.
Curiosamente, este no es el anillo descrito en la novela de Pauline Réage, sino el que por decisión estética del director, forma parte desde ese momento, de la iconografía BDSM.
El que la autora había descrito en su novela, es en realidad un anillo plano, sin argolla, y con el símbolo del “triskel”, las 3 alas célticas.
Del reparto, Corinne Cléry cumplen con el papel de mujer objeto, y curiosamente, pocos años más tarde, saldría en el film de James Bond “Moonraker” (1979); mientras Anthony Steel, quien encarna a Sir Stephen, fue marido de Anita Ekberg, una actriz mucho más exuberante y apetecible que la delicada y sufrida Corinne Cléry.
Otro interesante dato, es la participación de Udo Kier, un actor que se mantiene vigente hasta la actualidad.
En definitiva, Histoire d'O no dejaba de ser un producto comercial de la época, y a la única conclusión que se puede llegar, es que la tan cuidada producción, entregase un mensaje tan brutal, que “lo hermoso no necesariamente debía obedecer a la regla de lo bonito”, que puede haber belleza también en lo cruel, como bien apunta O en sus primeras reflexiones a la llegada del castillo.
Por último, la banda sonora de Pierre Bachelet, muy propia de la época setentera, con delicados rasgos de música italiana en los coros y estribillos, todo eso logra transmitir con creces esa sensación conmovedora y aterradora ante las vivencias de O.
Sin embargo, recuerda mucho a la obra de Francis Lai.
“Pas elle fouetter un peu et lui donner du plaisir.
Le point est de tirer les larmes de son”
(No la azotes un poco, dale placer.
El punto es dibujar sus lágrimas)
Cuando la piedra ya ha sido lanzada al río...
¿Qué cosas suceden?
Está claro que el único filme BDSM del que se habla en todas partes, para bien o mal, es “Fifty Shades Of Grey” (2015), película que sucede a la novela, a modo de trilogía que tanto ha excitado a mentes ansiosas de historias de amor, más allá de los modos en los que se concibe el mismo, al fin ha llegado a Hollywood, y se espera secuela, con una gran campaña publicitaria que poco tiene que ver con lo que realmente encontrarán.
“El señor Grey le está esperando”, y todos los demás imaginamos a ríos de mujeres de una determinada edad, humedeciendo entre sus ingles, las ansias de encontrar un tipo así para ellas...
Todo sea por el bien de soñar despierto, y nada más.
Lo dicho, “Fifty Shades Of Grey” (2015), no va a descubrir nada que no existiera ya.
El libro, no está escrito ni de asomo para un público BDSM, obviamente por su carácter frontal y decidido, no podemos negar que toma elementos muy propios de la corriente sado, pero el libro pretende ser una carta de amor y nada más, de hecho, Histoire d'O podría bien ser un alter ego de su autora, quien no tenía intención de vender, ni de provocar al público pacato.
Eso sí, no se puede negar el carácter fundacional del libro para la nueva cultura BDSM, que encuentra en Histoire d'O, constante inspiración para centrar sus bases, no voy a negar que haya también más literatura erótica que sentara principios o inspiración, pero es quizás el libro que más bien calza en cuanto a este juego de sumisión-obediencia, y amor en medio de todo.
En la película, constantemente se dice que O hace lo que hace por su propia voluntad, y se le recuerda que siempre puede retractarse, algo muy propio de lo que son los contratos sadomasoquistas, en donde uno pone sus reglas, y decide qué es lo que quiere.
En el libro eso no se explicita tanto, si no que se cala hondo en la mente de su protagonista, quien prefiere entregarse como siervo, y dejar su destino en manos de otro para ser acribillada, haciendo incluso una interesante comparación con lo religioso en algún pasaje de la obra, lo que si bien no exime la novela dentro de una corriente BDSM.
Y es llamativo que haya tantos puntos en común en ambas novelas, esto sólo confirma aquello de que la historia se repite una y otra vez:
Son 2 mujeres que descubren otra forma de vivir el sexo, y que aceptan a su modo, someterse a los deseos del hombre al que aman, adaptando las normas poco a poco, acomodando sus posiciones siendo siempre ellas las que demuestran más de lo necesario, y permitiendo que la huella del hombre sea permanente, pero ambas películas son tratadas como un espectáculo totalmente opuesto, así que, aunque imperfecta, Histoire d’O es la alternativa necesaria a lo ya conocido.
Y que hay que descubrir para comprobar que sigue siendo igual aquel rito de cama, cuando el cavernícola agarraba de arrastra a la mujer del pelo para demostrarle amor.

“O demandais:
Pour quoi le charme et la terreur étaient tellement mélangés, pour quoi la terreur était si doux ?”
(O se preguntaba:
¿Por qué el encanto y el terror se mezclan de ese modo?
¿Por qué el terror era tan dulce?)



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