The Men

“In all wars, from the beginning of history, there have been men who have fought twice.
The first time they battle with club, sword or machine guns.
The second time had none of these weapons.
Yet, this by far, was the greatest battle.
It was fought with abiding faith and raw courage and in the end, Victory was achieved.
This is the story of such a group of men.
To them this film is dedicated”

Las personas discapacitadas, siempre han estado representadas en el cine, y cada vez más con mayor fuerza.
No obstante, este lenguaje global, ha tratado al discapacitado de forma desigual, presentándolo en una gran parte de la filmografía, tanto como ser marginal, deforme y malvado, como el bonachón incapaz de hacer daño a nadie.
En el correr de los años, el cine ha avanzado en sus lenguajes, promoviendo una figura del discapacitado, cada vez más acorde con el sentido que tienen y aportan  a la sociedad, tomando de la sociedad, los modelos que esta provee.
Sin embargo, el peor maltrato que sufren los discapacitados en el cine, es que no se les ve, salvo excepciones, como a cualquier persona.
El cine y otros medios de comunicación, no representan fielmente la realidad.
En el tema de la discapacidad, con demasiada frecuencia se cometen omisiones y se fomentan prejuicios, se mantienen y se alientan actitudes negativas e injustas.
Bien es verdad, que el cine también ha presentado con mejor o peor fortuna, con lenguajes mejor o peor empleados, al discapacitado como protagonista, presentando a la sociedad problemas que de otra forma no se hubiera conocido, y tal vez ni siquiera atisbado, con personas discapacitadas que por lo general son ocultadas.
No se puede dudar del poder de los medios.
Las asociaciones de discapacitados, luchan constantemente porque los medios reconozcan su derecho a ser vistos como el resto de los integrantes de la sociedad.
En algunos programas de televisión, inclusive se les coloca en la última fila del plató, o se les coloca de comparsas o como objetos de observación.
La batalla de los colectivos de discapacitados, está por hacerse presentes en los medios, dejar de ser “invisibles” en ellos, de la misma manera que van haciéndose visibles en la sociedad, ya que ello significa existir en el pensamiento de los demás.
“Lo que no aparece en televisión, no existe para la mayoría de los ciudadanos”, según dicen por ahí.
El aparecer en los medios con “objetividad informativa”, y tener la posibilidad de hablar en ellos con voz propia, es hacer llegar a la sociedad, mensajes normalizadores sobre la discapacidad.
Sin embargo, el discapacitado entra de lleno en el cine, con el fin de elogiar a los héroes de guerra, y levantar la moral del pueblo durante La Segunda Guerra Mundial; donde muchos soldados regresarían mutilados, y era necesario hacer ver que se podían vencer todos los obstáculos sin ayuda, sólo con sus propios recursos.
“If he loves you as much you love him, he'll make you go”
The Men es un drama del año 1950, dirigido por Fred Zinnemann.
Protagonizado por Marlon Brando, Teresa Wright, Everett Sloane, Jack Webb, Richard Erdman, Howard St. John, Arthur Jurado, entre otros.
El guión es de Carl Foreman, el cual fue un veterano de La Segunda Guerra Mundial, e infame miembro de la nefasta “Lista Negra” creada por el pusilánime senador McCarthy.
Para la construcción del guión, Foreman pasó largo tiempo en el hospital militar de Birmingham de Van Nuys en Los Ángeles, California; para completar un relato con algunos tintes cuasi-documentales, un drama humanista-naturalista, en el que se pone el acento en la dureza de la rehabilitación de un parapléjico, con momentos estupendos que resaltan la fuerza del espíritu humano que se resiste a ser vencido en las peores circunstancias, el cual podrá anular su cuerpo, pero no su alma.
Foreman, se inspiró en esta suerte de hechos, para escribir un didáctico y emotivo guión, que todavía hoy, sigue sirviendo como guía para luchar contra las adversidades, o cualquiera que sea.
The Men quieren reflejar, cómo estos minusválidos afrontan su condición sobrevenida, cómo son tratados por el mundo exterior, cómo les duele la condescendencia, cómo deben afrontar que sus esperanzas de ser, como son vanas, deben superar que no volverán a andar, y deben afrontar su aflicción.
Es un film de los que intenta concienciar socialmente, dando una visión nada gloriosa de los efectos de las guerras, de cómo destroza a personas, y a los que les rodean, y de cómo evoluciona la mente de estos sufrientes, entre otros temas para reflexionar; porque fueron muchos los jóvenes soldados que regresaron del frente con heridas incurables, parapléjicos sin contar con que aún les quedaba por librar un segundo combate:
Incorporarse a una normalidad imposible.
El guión, escarba en la dificultad psicológica de los pacientes, para asumir su situación, incluyendo la difícil continuidad de las relaciones de pareja, sin soslayar las connotaciones sexuales, y dándonos una brillante lección sobre las necesidades emocionales y adaptativas de esos pacientes, que no son muy distintas de las de los personajes de The Men; por lo que se nota aquí, la preocupación social que marcará casi toda la obras del productor, el gran Stanley Kramer.
The Men obtuvo muy curiosamente, solo 1 nominación al Oscar como mejor guión original.
Nada como película, dirección, u actuación…
¿Acaso hace falta?
La acción gira alrededor de Kenneth “Ken” Wilcheck (Marlon Brando), un oficial del ejército estadounidense, que ha entrado a engrosar las filas de discapacitados que ha dejado La Segunda Guerra Mundial.
Tras el fin de la guerra, Ken y otros veteranos, seguirán batallando para superar su drama de la mejor manera; y no solo su físico se ha visto mermado, su estado de ánimo se encuentran también muy deteriorado.
No obstante, y gracias al apoyo de su familia, amigos, y personal del hospital, el ex soldado se va recuperando de sus lesiones; y después de largas y duras sesiones de rehabilitación, el valiente hombre consigue levantar el ánimo.
En un intento por recuperar del todo su vida, Ken y su novia, Ellen Wilosek (Teresa Wright), deciden casarse.
Sin embargo, la vida como cónyuges no funciona como esperaban…
Ellen no está segura de poder llevar el, a menudo, compasivo comportamiento de su compañero; mientras Ken aprenderá con mucho dolor, que es absurdo aferrarse a su vida de años atrás.
Pero también The Men es una obra valiente, pues en ella se habla sin tapujos de las sexualidad de estas personas, se habla de que quizás no puedan tener hijos, lo cual les hace sentir despojos humanos.
En definitiva, una película brillante que incide en la importancia de cuidar, de la visión holística de los problemas de los pacientes, sobre todo en un contexto en el que curar va a ser imposible.
Y con un final feliz, que reconforta al espectador, si bien no se nos olvida que, como decía Orson Welles, “tener un final feliz o no, depende de dónde decidas detener la historia”
Es una película didáctica, que inclusive servirá para vernos en el espejo.
“I was afraid to die and now, I’m afraid to live”
No resulta fácil abordar en el cine, un tema como el de la paraplejia sin caer en la trampa del patetismo ni la complacencia.
En buena parte, esto se debe a la labor del guionista Carl Foreman, y el productor Stanley Kramer, representantes cada uno a su manera, de la facción más comprometida dentro de Hollywood.
El primero, por sus vinculaciones políticas; y el segundo por su vocación humanista; ambos llevaron al cine, su posicionamiento en favor de las causas justas, y de los derechos civiles.
The Men no es una excepción, debido a que se trataba de dar visibilidad a una de las consecuencias más incómodas de la guerra:
La discapacidad.
Por otro lado, cabe valorar a Fred Zinnemann, un director con tendencia a explorar las dobleces del ser humano a través del conflicto de sus personajes.
Zinnemann denunció al igual que sus colegas, la hipocresía imperante en la próspera EEUU, sin embargo, su verdadero compromiso fue siempre con el cine.
Con un dominio hábil de la puesta en escena, y una capacidad para visualizar situaciones de forma sobria y elegante, Zinnemann consigue evitar la teatralidad que la película podría haber adquirido en otras manos.
La puesta en escena resulta realista, con secuencias en el hospital, el Hospital real de Van Nuys, donde participan 45 pacientes verdaderos, para dotar de mayor verosimilitud al film, donde se transpira una gran autenticidad, con un gran diseño de producción de Rudolph Sternad; y con una documentalista fotografía de Robert de Grasse.
Ambientada mayormente en un hospital de parapléjicos, y con un grupo de personajes integrado por médicos y pacientes, The Men retrata sin tentaciones lacrimógenas ni sensacionalistas, el día a día de unas víctimas que nunca volverán a curarse.
En una de las primeras escenas, vemos a un grupo de mujeres, esposas, novias, y madres de soldados, que reciben de parte del Dr. Brock (Everett Sloane), la triste revelación de que sus muchachos, muy posiblemente, no vuelvan a caminar, con todo lo que ello conlleva.
Más adelante nos situamos propiamente en el pabellón de los pacientes parapléjicos, para ver el día a día de su rehabilitación.
Sin golpes bajos, con buenas dosis de humor negro, asistimos a la complejidad de la lucha de los que pugnan por dejar de estar postrados; donde cada uno de ellos trata de olvidar sus heridas mediante el ejercicio, la lectura, o las apuestas deportivas.
La incorporación de un nuevo paciente al centro, será el salvoconducto por medio del cual, el espectador podrá inmiscuirse en las vidas de estos seres amputados física, y mentalmente.
Ken, es un joven y fuerte teniente de infantería estadounidense, que es herido en la espalda en una ciudad de Europa durante La Segunda Guerra Mundial, después lo vemos en un hospital donde tratan de rehabilitar a veteranos de militares parapléjicos, pues él también ha quedado en esa condición, “inútil” de cintura para abajo; y es allí donde su carácter se torna hosco, amargado, misántropo, y melancólico; tan deprimido que se niega a todo y a todos, hasta para hacer ejercicio como terapia.
Su novia de siempre, Ellen, le visita pero él se niega a verla, pero ella insiste buscando ayuda en el jefe de la unidad del hospital, el Dr. Brock.
Pero también tendrán importancia en el relato, algunos compañeros parapléjicos:
Norm (Jack Webb), un desencantado que no cree que le puedan amar; sin embargo demuestra consistencia y respeto por sus compañeros.
Leo (Richard Erdman), un tipo que intenta olvidar su tara con apuestas hípicas; y Ángel (Arthur Jurado), un estajanovista del ejercicio físico, que aspira a salir del hospital para ayudar a su familia; por lo que se esfuerza cada día por superarse.
Ken, por su parte, comienza a mirar con desencanto la vida, y hasta piensa en romper con su enamorada, pues, siente que ya nada tiene para ofrecerle.
Así, cada uno de ellos, representa un modo de afrontar su problema, y un espejo en donde Ken va a reflejarse.
Y es que en The Men, no nos encontramos con víctimas del shock de las trincheras.
La guerra aparece fugazmente en la escena inicial, en la que el protagonista recibe un balazo en la espalda, y después casi no se menciona.
No hay recuerdos terribles, ni sueños atormentados.
A estos soldados, no les inquieta el pasado, o no es esa su principal fuente de inquietud, sino un futuro que vendrá marcado por la paraplejia, y la incertidumbre.
Casi toda la historia, se desarrolla en un Hospital de Veteranos, en una sala de parapléjicos, atendida por un médico que oscila entre la eficacia y el derrumbe.
Es interesante la figura del médico, excelentemente interpretado por Everett Sloane, un tipo que huye del paternalismo, e intenta respetar la autonomía de sus pacientes, aunque las cosas se salgan de vez en cuando.
Y se salen porque el material es demasiado sensible, las heridas se cierran en falso, y no siempre pasa todo como uno desearía.
Y sobre todo, porque a la sociedad le resultan incómodos los desechos humanos, y prefiere olvidar la guerra y sus estragos.
De todos modos, el protagonista casi absoluto de la función, es Marlon Brando.
Cuenta la leyenda, que Brando erraba muerto de hambre entre las ruinas del viejo continente, en Francia concretamente, cuando los responsables de la producción le hicieron su último ofrecimiento.
Una oferta que afortunadamente no pudo rechazar.
Brando inicia así su mejor época, la más inspirada y completa, las más rica en personajes multidimensionales; aunque para entonces ya era una revelación como actor de teatro en Broadway, debuta en la gran pantalla interpretando aquí, a un soldado de La Segunda Guerra Mundial, postrado en una silla de ruedas en un hospital de veteranos de su hogar natal.
Los primeros fotogramas, ya se enamoraban de este hombre de atractivo excepcional, inigualable actor, quizá el más grande, al menos en cuanto a fuerza interpretativa, que jamás se impregnó en el celuloide.
Con The Men, el cine mostró al mundo por primera vez, a unos de sus futuros mitos.
En este primer filme, Brando logró impresionar con una interpretación sensible e introspectiva.
Cabe reseñar, que Brando siempre manifestó una falta de interés total por las convenciones de la industria cinematográfica, por lo que actuaba según su propio criterio.
Fiel a su método de analizar a los personajes que interpretaba para actuar en consonancia con ellos, Brando pasó un mes en un hospital militar para preparar su papel; dando como resultado, un veraz retrato de un disminuido físico, con un lenguaje físico extraordinario.
Vemos un Marlon Brando con 26 años, enérgico, vigoroso, iracundo, emocional, conmovedor, sensible, frustrado, ilusionado, espléndida su interpretación, una arrolladora explosión de sensaciones que transmite, traspasando la pantalla con su juvenil imagen, y gran intensidad gestual; sabiendo combinar el esplendor de su magnetismo, atractivo, y fuerte presencia física; con una vulnerabilidad que pocas veces más se darían cita en su andadura cinematográfica.
Así realiza una encarnación convincente, y medida en todos sus detalles, que aúna a la perfección, los elementos emocionales y los físicos.
Curiosamente, el productor Stanley Kramer, y el director del film, Fred Zinnemann, no estaban convencidos de su labor, pues en los ensayos murmuraba sus líneas, mostrándose torpe en sus interactuaciones; pero en la primera escena rodada, Marlon Brando hace llorar a su partenaire Teresa Wright, siendo aplaudido por todo el equipo.
Entonces, ya no hubo dudas.
Brando está apoyado por un eficaz elenco, en el que hay que señalar al carismático Everett Sloane, dando vida al jefe de los médicos del hospital.
Sloane borda su Doctor, con una gran compenetración con Brando, dejando traslucir su cariño a los pacientes, pero sin hacer en el maniqueísmo sensiblero, dando un tono paternal, no almibarado, que hace reflejar un duro carácter enroblecido con los años.
El Dr. Brock es un personaje sin tacha, y va a dar un ejemplo de profesionalismo a cabalidad, y con esa perspicacia, sensatez y compromiso, que tan solo se aprende con el devenir de arduas y duras experiencias; va a lograr algunos resultados bastante edificantes, sin que tampoco esté exenta, una que otra frustración.
Teresa Wright está excelente en su papel de abnegada novia que comienza a tener dudas, un rol al que le imprime matices, grises, aristas, maneja su mirada de modo turbador, expresando emociones con su caída de ojos, es sencillamente brillante.
Jack Webb, sabe infundir a su rol, autocompasión, desengaño, frustración, nihilismo, misantropía, su mejor papel, sin lugar a dudas.
En conjunto, muy a pesar de poseer evidentes errores de continuidad, The Men se deja ver sin que esos hallazgos afecten en las emociones; tanto que sigue manteniendo su fuerza en muchas escenas, a pesar de los años que han pasado,  como la charla inicial del Dr. Brock, es para dedicarle un aplauso.
Otros momentos sugestivos son el primer y trémulo encuentro entre Ellen y Ken; o las cínicas charlas entre los minusválidos; o cuando el doctor rompe las quiméricas ilusiones de Ken con un alfiler.
Resulta muy fuerte la escena cuando los padres de Ellen intentan disuadirla de casarse con Ken, y lo hacen de un modo que no son una caricatura de villanos, pues trasluce su amor a su hija, pero deja ver la hipocresía de la sociedad de entonces, que inicialmente alentaba a sus jóvenes a acudir a la guerra; o después de la boda, con la pareja afrontado sus primeros momentos…
O el mismo instante anterior, en la ceremonia, en el que el protagonista intenta desafiar inútilmente su invalidez…
Elegante y desoladora, la manera con la que se muestra la muerte del voluntarioso Ángel, o el casi conmovedor fragmento en el que Ellen se reencuentra con Ken, afuera de la casa, reestableciéndose entre ellos, un contacto que resulta casi doloroso, en su esperanzador final, pero sin ser meloso.
Cabe destacar que The Men cuenta con 45 de Los Hombres del Birmingham Veterans Administration Hospital, mostrando las primeras escenas públicas de los miembros del equipo de waterpolo y baloncesto en silla de ruedas, del Paralyzed Veterans Association.
Como dato para reflexionar, también para valora la época en que fue realizada, en The Men no aparece ningún personaje de raza negra, ni siquiera haciendo de extra, aunque si hay un latino en el reparto protagonista.
También resulta bastante ridículo, que cuando se comenta la posibilidad de mantener relaciones sexuales, pese a la paraplejia, se aluda exclusivamente al deseo de tener hijos, como si el sexo solo tuviera una justificación procreativa.
No obstante, The Men es un buen film sobre los efectos devastadores de las guerras en las personas, obra incomoda, porque despoja de glamur a los conflictos bélicos, y pone de manifiesto que no hay gloria en las batallas.
Una película para ver en familia y llamar a la reflexión.
“You can't be in two places at once”
Todo, absolutamente todo tiene un principio.
El de la revolución del arte dramático en el siglo XX, se originó en las tablas, por supuesto.
Un 3 de diciembre de 1947, el estreno en Broadway de “A Streetcar Named Desire”, marcó para siempre un antes y un después en la historia.
Como era de esperarse, inmediatamente arreciaron las ofertas hollywoodienses...
Marlon Brando, el líder rebelde, lógicamente se tomó su tiempo.
La meca del cine le provocaba rechazo.
Por eso, es aún más significativo el momento en que cambió de opinión; mas no de perspectiva.
El título que Marlon Brando eligió para culminar la transformación de todo un medio expresivo, sería un filme muy insuficientemente favorecido por la taquilla, razón por la que su siguiente película:
“A Streetcar Named Desire” (1951), se haría con esa gloriosa responsabilidad.
Sin embargo, el debut cinematográfico de Brando, se llamó The Men; demostrando desde ya, su original método de actuación, penetrante, intenso, y espontáneo, aprendido en el Actors Studio, sentando la pauta para el cine mundial de la posguerra, e influyendo en los actores por venir.
Con The Men comenzó la leyenda...

“... a sleep, to say we end / The Heart-ache, and the thousand Natural shocks / That Flesh is heir to? 'Tis a consummation / Devoutly to be wished. / To die to sleep, / To sleep, perchance to Dream; Aye, there's the rub”



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