Ieri, Oggi, Domani

“La gente di Forcella sono fuori di questo mondo”
(Los habitantes de Forcella son fuera de este mundo)

El italiano, es un ser singular en cuanto a personalidad y carácter, es alegre, extrovertido, posee un lenguaje de gestos único con el que se comunica sin necesidad de hablar.
Tiene una sensibilidad extrema que le mueve a percibir la belleza y a capturarla, transformándola en bellas composiciones musicales, en delicadas obras literarias, o en cualquier otro tipo de manifestaciones artísticas; sabe disfrutar de la vida porque tiene una particular visión del mundo que le rodea, no la vive, se la bebe, es apasionado en todo lo que hace y emprende, pone el corazón en cada paso que da sin medir las consecuencias, y es un ser cálido y cercano, generoso en sus actos, porque siempre le gusta “far una bella figura”
La Época Dorada del Cine Italiano, coincide con el esplendor del género de la comedia en el país vecino, que se produce fundamentalmente durante la década de los 50, período en que se cultiva la comedia neorrealista.
Es el neorrealismo, un movimiento cinematográfico que surge durante los años 40, con vocación de denuncia social, y en una etapa de crisis generada como consecuencia de la guerra reciente.
En su origen, se asocia a un cine de miseria rodado en blanco y negro, y en escenarios preferentemente naturales, con la colaboración de actores a menudo desconocidos; y también comienza a cultivarse una vertiente más alegre, aunque no por ello ajena a ese objetivo recientemente establecido, de despertar la conciencia del público a través de la denuncia.
La “Commedia all'Italiana”, es el término con el que se denomina a un género cinematográfico nacido en Italia, a inicio de la década de los 50, y que se extendió hasta principio de la década de los 80; se trata de un tipo de comedia caracterizada por el costumbrismo:
La calle, los patios de vecinos, los trapicheos, la picaresca, se convierten en protagonistas de los filmes.
La realidad inmediata, la vida misma que se impone con sus sabores y sinsabores, y las propias personas que los disfrutan y padecen, son el argumento principal de unas obras en las que no falta un trasfondo de crítica.
Se refleja una sociedad alegre, despreocupada y especialmente interesada en salir airosa de los problemas cotidianos que le afectan; pero también una sociedad deshumanizada, en cierto modo, por cuanto se han perdido los valores tradicionales, y están siendo sustituidos por ambiciones ridículas, deseos banales, y mitos pasajeros.
Así, el sentido del humor, la lucidez y la brillantez, se conjugaban para conferir esplendor al género; pero la magia no hubiera sido posible, de no haber existido una química especial entre todos los artífices de estas creaciones maravillosas.
Ciertamente, el trabajo de los directores, actores y guionistas, fue uno de los pilares que sostuvo el éxito de estos filmes.
Todos auténticos monstruos de la creación cinematográfica, pero especialmente en las actrices, como abanderadas:
Mónica Vitti, Laura Antonelli, Agostina Belli, Sophia Loren, Gina Lollobrigida o Claudia Cardinale, introducían ese toque femenino que “suaviza las formas” de las producciones, y engancha a un mayor número de espectadores.
Tanto que a menudo estas diosas recibían calurosos homenajes en festivales de cine; sobre ellas se ha escrito mucho, llamándolas “Maggioratas”
En general, el éxito de “la comedia a la italiana”, quizás se deba al sentido de humor, al carácter extrovertido de su gente, al apasionamiento con que afrontan el día a día, o a las ganas de disfrutar de la vida como si se tratase de una fiesta permanente.
Un conglomerado de circunstancias que le dan a su cine, un carácter propio, provocando su nacimiento en un término que no es del gusto de todos, y que ha generado más de una polémica entre cineastas y aficionados:
¿Por qué obstinarse en decir “comedia a la italiana”?
Por ejemplo, las que se hacen en Estados Unidos no se llaman a “lo estadounidense”
Lo cierto es que el contenido, los temas transversales que se incluyen, y el modo de relatar las experiencias de sus protagonistas, la convierten en un género único, de culto; siendo probablemente, el género que ha logrado retratar de un modo más fiel a la sociedad italiana:
Los cambios experimentados en sus entrañas, su evolución a través de los años, etc.
Y además, es el que presenta a unos personajes más auténticos, con los que el público no puede dejar de identificarse.
Durante los 70, sin embargo, como consecuencia de la velocidad con que se sucedían los cambios sociales, políticos y económicos en el país, de los estragos ocasionados por el terrorismo de las brigadas rojas, y de la desconfianza política, la comedia se fue apagando, y los finales felices escaseaban.
Parecía difícil representar en tono de humor, la nueva sociedad que se estaba formando en el seno del país.
Además, algunos de los autores más representativos del género, ya no estaban en activo, o habían fallecido; y el cine que se producía, era fundamentalmente de corte testimonial o sociopolítico.
El cine de Hollywood venía pisando fuerte, y las ideas parecían haberse agotado, envueltas entre las sombras de la añoranza.
“Non la possono arrestare, che la panza!”
(¡No pueden arrestarla, porque está embarazada!)
Ieri, Oggi, Domani es una comedia del año 1963, dirigida por Vittorio De Sica.
Protagonizada por Marcello Mastroianni, Sophia Loren, Aldo Giuffrè, Agostino Salvietti, Gianni Ridolfi, Armando Trovajoli, Tina Pica, entre otros.
El guión es de Eduardo De Filippo, Isabella Quarantotti y Cesare Zavattini.
Dividida en 3 historias:
La primera y tercera historia son de argumentos originales, algo muy común en el cine italiano, sobre todo a partir del neorrealismo; y una adaptación de una obra de Alberto Moravia.
La primera historia es obra de Eduardo de Filippo, y el guión es de él mismo junto a Isabella Quarantotti.
La segunda historia es una adaptación de Alberto Moravia, y la ejecución del guión se debe a Cesare Zavattini, Bella Billa y Lorenza Zanuso.
Y por último, la tercera historia y el guión, son de Cesar Zavattini.
Por meterla en alguna corriente, diríamos que puede formar parte de la famosa “comedia a la italiana”
Movimiento famosísimo en los años 60, y que evoluciona del neorrealismo.
Una comedia realista y costumbrista… “a la italiana”, nunca mejor dicho.
Ieri, Oggi, Domani, es una película de parejas, interpretada por una pareja de película:
Sophia Loren y Marcello Mastroianni, que demuestran que en cine, muchas veces 1+1, suman más que 2; creando personajes con entidades propias, que son los que surgen de su colaboración mágica.
Siendo Ieri, Oggi, Domani, la primera de las 3 películas dirigidas por De Sica, que tiene como protagonistas a la pareja de gran éxito cinematográfico.
Ieri, Oggi, Domani obtuvo un premio Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.
Ieri, Oggi, Domani muestra 3 cortas historias italianas sobre parejas de diferentes partes del país, que no se relacionan entre sí, y que sirven al maestro De Sica, para trazar, con un humor fino y un erotismo sutil y elegante, el retrato de una mujer cautivadora y valiente, seductora y poderosa.
Una mujer ante la que los hombres sucumben dócilmente, convirtiéndose en muñecos de trapo en sus manos.
El primer episodio, titulado “Adelina”
Se ambienta en las sucias calles de Nápoles, cuenta cómo Adelina Sbaratti (Sophia Loren), una vendedora de cigarrillos, logra esquivar una multa durante años, valiéndose de un subterfugio legal:
Las leyes italianas, no permiten poner presa por un delito menor a una mujer embarazada, o en período post-parto.
Así que cada año, Adelina trae un nuevo “bambino” al mundo, hasta que Carmine Sbaratti (Marcelo Mastroianni) su marido, queda agotado y no puede cumplirle, generando un divertido conflicto en la pareja, al punto que Adelina no duda en poner a Pasquale (Aldo Giuffrè), amigo de la pareja, para que la embarace, y no ir a la cárcel.
Con Carmine, Adelina llega a tener 7 hijos, pero Adelina no contará con un Carmine agotado que no podrá darle un nuevo hijo, y verá peligrar su libertad.
La historia muestra el empuje y dominio de la mujer en la relación de pareja, visto desde un tono cómico y burlesco.
En el segundo capítulo, titulado “Anna”
Se ambienta en las autopistas de Milán, y relata el conflicto de Anna Molteni (Sophia Loren) una rica mujer de sociedad, y su pasión por Renzo (Marcelo Mastroianni) un interesante periodista de clase media.
En el trayecto, ella le profesa amor, pero Renzo no le cree, ya que él no podrá darle todos los lujos que a ella le gusta.
Minutos después, un accidente en su Rolls Royce, manejado por Renzo, hará ver si las dudas de éste eran ciertas o no.
El ingenuo Renzo, no sabe ni cambiar la rueda, momento en que Anna se quitará la máscara, y revelará su personalidad egoísta y cobarde.
El accidente de tráfico, sirve la ocasión para que Anna, ante la indolencia de Renzo, acepte la ayuda de Giorgio Ferrario (Armando Trovajoli) un automovilista con el que desaparece.
Renzo, resignado, sigue su camino en pos de nuevas aventuras…
Esta es la historia más corta de las 3, durando unos 10 minutos, pero con un final más efectivo y directo; y cumple estupendamente la función de entremés para las otras 2 historias.
También, es la historia con el papel de Mastroianni que me ha parecido más interesante, cualquiera que se haya llevado un desengaño amoroso, se identificará con Renzo enseguida.
La diferencia de clases y la frivolidad de la dama, se imponen con una ruptura cómica, como si De Sica se hubiera arrepentido del tono con el que comenzó esta historia en particular, siendo en su conjunto la que menos pasión demuestra en la construcción.
Por último, el tercer capítulo, titulado “Mara”
Se ambienta en un ático con vistas a La Plaza Navona de Roma; y nos trae a Mara (Sophia Loren), la típica prostituta de “corazón de oro”, que vuelve loco a su amante Augusto Rusconi (Marcelo Mastroianni), porque debe realizar una buena acción para ayudar a su moralista vecina, “la nonna” Ferrario (Tina Pica), a que su nieto Umberto (Gianni Ridolfi) siga en el seminario.
El joven es un aprendiz de cura, al cual Mara lo hará dudar accidentalmente de su vocación, debido a la sensualidad y encantos que posee.
Aconsejada por la abuela del joven, Mara intentará por todos los medios que Umberto recapacite, y vuelva al seminario.
Tan preocupada está por el chico, que hace oídos sordos a los desesperados intentos de su amante para meterla en la cama.
Una vez conseguido el milagro, ante Rusconi, Mara hace el célebre número de striptease, elegante, sexy e irónico, que interrumpe poco antes de finalizarlo, al recordar su promesa de castidad temporal que hizo ante su devoto Santo.
La más hilarante de las 3, muestra a una mujer apasionada y sensual, pero a la vez abnegada con el prójimo.
En conclusión, en Ieri, Oggi, Domani, los hombres tenemos el sexo como un fin; ergo, las mujeres lo tienen como un medio, y nuestro fin es su medio.
En el fondo, Ieri, Oggi, Domani reflexiona en clave de humor, sobre la influencia que el amor, el sexo y el dinero tienen en nuestras vidas.
El resultado, es una comedia muy agradable, sin espacio para el drama, donde los protagonistas destilan su química especial.
Por lo demás, bienvenidos al mundo de Sophia Loren, esta “maggiorata” capaz de encender pasiones en el espectador.
Un detalle adicional, es el striptease de Sophia Loren... imperdible; y su maestro De Sica, une las historias con amplias, generosas panorámicas sobre los tejados de las diversas ciudades:
El alma del pueblo, está presente con su candor y su sencillez, su manera de sobrevivir a todos los embates del destino.
Y todo, diáfano, divertido, y a la vez profundo en el marco inigualable de una aparente comedia ligera.
“Luglio, agosto, settembre, novembre, dicembre.
Carmine, si dovrà darsi da fare a Natale”
(Julio, Agosto, Septiembre, Noviembre y Diciembre.
Carmine, tendrás que ponerte a trabajar en Navidad)
Desde el siempre admirable Vittorio De Sica, al último guionista, desfilan personajes del teatro, la literatura, y el cine que se entregaron de lleno para formalizar estas 3 joyas de alta y ligera comedia, 3 arquetipos femeninos, que en manos de La Loren, rompen todos los esquemas.
La gran Sofía Loren, uno de los mayores mitos sexuales del Séptimo Arte, y última actriz más grande de todos los tiempos según el American Film Institute, pero aparte de ello, es una magnífica actriz cuando estaba bien dirigida por directores capaces de explotar sus virtudes.
Estas 3 historias narradas con estilo y pretenciosidad, encarnando a 3 mujeres muy diferentes, con agudas reflexiones sobre las relaciones entre hombres y mujeres, la lucha del deseo carnal con el complejo religioso... enlaza un hilo argumental que el director trata con cariño, sutileza, ironía y humor de la mejor calidad.
Las 3 historias son de hecho, 3 versiones de una sola realidad:
La fuerza de la mujer latina, práctica y decidida, frente a las ilusiones y fantasías seductoras de los hombres.
El director aprovecha la ocasión, para presentar Nápoles, Milán y la magnífica Plaza Navona, de Roma, vista siempre desde lo alto, con ojos de ángel, pasa hacer las debidas transiciones.
La mujer y el hombre, latinos e italianos, en este caso, observados bajo la mirada de 3 distintos prismas, emplazamientos que producen variaciones en la personalidad de ella, y más bien pocas en la de él.
De cómo diferentes mujeres llevan a su terreno al macho, o lo sacan de él cuando les place.
El sexo como pilar central del imperio de la dominación, de la domesticación del ser masculino por parte de la fémina.
Sexo encarnado, nunca mejor dicho, por el bello, generoso y exuberante chasis de La Loren; un cuerpo invitador e incitador al disfrute, a la inmersión incondicional en el goce corporal, al intercambio de favores cárnicos.
Nápoles, Milán y Roma, son los 3 escenarios de 3 historias completamente distintas y originales, llamadas como sus protagonistas.
La primera nos sumerge en un barrio de los más castizos de la ciudad del Mezzogiorno, en el que la gente forma una gran familia, y todos se ayudan.
Allí, una mujer, Adelina, tiene problemas con la justicia a causa de una deuda, pero será su estado de buena esperanza, el que le dará una solución para no acabar entre rejas.
Mientras en la gran urbe de la Lombardía, Anna es un ama de casa millonaria, cuyo marido está todo el tiempo en el extranjero, y busca cierto refugio de los que la rodean en Renzo, conocido suyo, distinto a los hombres a los que está acostumbrada.
Por último, en un apartamento en el centro de La Cittá Eterna, vive Mara, mujer de vida alegre pero muy honrosa y digna, y con arrebatadores encantos que no sólo embriagan a sus selectos clientes, sino también a los más castos.
El maestro indiscutible del neorrealismo italiano, nos presenta así 3 historias en una sola película, cuyas protagonistas son mujeres:
Adelina, Anna y Mara.
Los 3 episodios son situados en un ambiente popular.
El primero y tercero, son de tono burlesco, y afirman su relato en el dominio de la mujer latina, apasionada, sensual, y en el varón, obnubilado en su papel de seductor; y el segundo episodio, en cambio, es de corte dramático, inspirado en un relato de Alberto Moravia.
La más costumbrista y, quizá, neorrealista, pero ese neorrealismo que se fue decantando por la comedia, es la primera, Adelina.
El argumento transcurre en una humilde calle de Nápoles, y nos cuenta las vicisitudes de Adelina y Carmine, un matrimonio napolitano.
Él, en el paro; ella, dedicada a la venta del tabaco clandestino.
Debido a la actividad irregular de Adelina, tiene una multa que si no es pagada, tendrá que acudir a prisión.
Pero un abogado pone en conocimiento del joven matrimonio, que si ella está embarazada, y/o en periodo de lactancia, no pueden enviarla a la cárcel.
Adelina lo tiene claro, a hijo por año, y así evita la cárcel.
Carmine ayuda en lo que puede, pero cada vez está más y más agotado… mientras ella, cada vez más hermosa…
También, Ieri, Oggi, Domani, pone en evidencia la solidaridad en el barrio ante los problemas de la pareja.
Un lindo cuento con final feliz; porque Sophia Loren es una napolitana de armas tomar, popular, como los primeros papeles que la llevaron a la fama.
Y Marcelo, un buen tipo, humilde y pícaro, pero con mucho encanto.
La más seria y con humor más cínico, le corresponde a Anna.
La historia nos traslada a Milán, y todo ocurre en un corto lapso de tiempo.
En un viaje en Rolls Royce que emprende una millonaria cansada de la vida junto a su ocupado marido; y su amante, un hombre de clase media que se llama Renzo.
Ella no cesa de decir que le ama, que le ha cambiado la manera de pensar, que le gustaría huir a su lado del vacío y monotonía de su vida.
Él no lo ve muy claro...
Todo cambia radical e irónicamente a raíz de un pequeño accidente.
Aquí La Loren es una mujer frívola, elegante y sofisticada; mientras Marcelo realiza una composición de galán desencantado, tipo “La Dolce Vita” (1960)
La historia más tierna, es la última, que ocurre en un ático de Roma.
La Loren es la sensual y atractiva prostituta de lujo, Mara.
Marcelo, magnífico como comediante en su ridículo y tierno papel de niño de papá, con cargo político, absolutamente enloquecido por la belleza y personalidad de Mara.
Ambos están divertidísimos en una comedia de buenos sentimientos.
Pero Mara enamora locamente a un joven seminarista, un buen y hermoso chico que duda de su vocación ante la belleza terrenal de la vecina.
Los abuelos del seminarista, desesperados, al ver como su nieto pierde la cabeza, e incluso quiere abandonar la carrera del sacerdocio, piden ayuda a Mara.
Y ella, tierna y de buen corazón, quita, con dulzura, las ilusiones del joven, y le anima a que siga su carrera hacia el sacerdocio.
Incluso realiza un voto de castidad durante una semana, si el muchacho toma el bus al seminario… con las consecuencias que esto tiene en un desesperado y enamorado Marcelo.
En este episodio, se encuentra un famoso e inocente striptease de Sophia, siempre bella y elegante.
Una escena que entró por derecho propio en los anales de Séptimo Arte.
Pero si trazamos un paralelismo con su título, “Ieri, Oggi, Domani”, las 2 primeras partes pueden encajar en ese “ayer” y “hoy”, pero su tercer y último capítulo, parece desarrollarse un singular presente totalmente cotidiano.
Solo el uso de pañuelos de papel por parte de Marcello Mastroianni, le hace presumir en el guión, de que es un gran invento para el futuro, haciendo un guiño forzado al “mañana”
No obstante, la mano de De Sica se nota en la historia, mostrándonos un tri-retrato de una sociedad que imperaba en ese tiempo:
En la primera nos presenta una familia donde la mujer trabaja vendiendo tabaco de contrabando, y su marido es un vago, ella, para no entrar en la cárcel, decide tener hijos y más hijos como como conejo, pues en este estado no entrará en prisión, siendo una radiografía feroz de la desesperación, un tema desgraciadamente de actualidad, como son los desahucios, y como están los niños de mujeres en la cárcel.
En la segunda, es una cortísima historia, donde vemos a una mujer rica en un lujoso descapotable, con su amante manipulándolo a su antojo, esta es la más floja.
Sin embargo, vemos el significado de la superficialidad, las apariencias que no llevan a nada, y que el dinero no lo compra todo.
Por lo demás, es tour de forcé entre los 2 astros italianos.
Loren Y Mastroianni, donde Marcello se lleva la peor parte, no por él, sino por el guión que da a la “maggiorata” un monumento que ella aprovecha colosalmente.
Son 3 historias llenas de humor, donde se ve como la mujer es la mandamás, y el hombre simplemente un títere; y parece como si importara menos la condición personal del hombre en las 3 historias, pues el personaje tiene en ellas, el nexo común de querer lograr la fogosa fusión de su cuerpo con el de la Venus de turno.
En cambio, dicha Venus posee como medio poderoso la debilidad, el apetito del macho, por el manjar sicalíptico.
En divertida forma, se nos ilustra con una mujer que hace de embarazos continuos e ininterrumpidos su inmunidad frente a la cárcel; otra de vida insatisfecha y ávida de aventura; y por último, en la más lograda historia, vemos como una hetaira autónoma con piso, con la pura y simple abstinencia sexual mediante, puede hacer que un mozuelo vecino y seminarista recapacite sobre sus intenciones de dejar todo, y que un ardiente cliente se quede, el pobre, compuesto, y sin cana al aire.
Del reparto, Sophia Loren interpreta a 3 mujeres de carácter que le van como anillo al dedo.
Adelina, Anna y Mara, siempre se imponen a sus respectivas parejas, en lo que sería una parodia de la idea de que las mujeres hacen lo que quieren con los hombres.
La Loren aquí está tremenda, y no me refiero sólo al plano físico, como el reverso cómico de la sufrida mujer neorrealista, y como irresistible objeto de deseo.
Aquí la belleza espectacular de Loren, y su enorme talento como actriz, se brindan en un triple homenaje creado por hombres que la adoraban.
Ella está maravillosa en cada uno de los 3 roles, e incluso en el primer capítulo que hace el papel de una mujer sin recursos, y que tiene que apañárselas como puede para vivir, mostrando toda su elegancia y belleza.
Sus personajes, aunque diferentes en cada capítulo, muestran sin embargo una fuerza y determinación que los une.
Y Marcello Mastroianni, es un perfecto escudero para que estas historias tengan gancho; sabiendo mostrarnos su versatilidad, y el por qué ha sido uno de los mejores actores italianos de todos los tiempos.
El propio Mastroianni, no duda en servir a su gran amiga como mero partiquino, partenaire sumiso de La Diva en los 2 primeros episodios, para ponerse a su altura en un brillantísimo ejercicio de comedia de interiores en la última historia.
Mastroianni, injustamente olvidado en ocasiones por la crítica en esa época maravillosa; da elegancia, soltura y dignidad, y en ocasiones de payaso serio y en otras de payaso tonto, pero siempre para lucimiento de su querida Sofía, con quien tiene una química en pantalla de las innegables.
Preguntada por él cuando desapareció, la “maggiorata” lo tenía claro:
“Con Marcello se fue mi juventud”
Y verdaderamente, esa deliciosa juventud y ese encanto de la primera vez, está almacenado en esta cinta inolvidable, otro reflejo de una época donde el cine italiano parecía una fábrica de rosquillas, y no costaba ningún trabajo hacer maravillas que se llevaban aplausos y premios.
Impagables los aullidos que pega Marcello Mastroianni durante el célebre y celebrado striptease de ella; así como la nonna que se va a tirar a La Plaza, o los amigos del barrio napolitano, el vestido blanco en la cárcel, y cualquier toma de La Loren corriendo, simplemente impagables.
Por último, la banda sonora es de Armando Trovajoli, espléndida y perfectamente encajada en el ambiente de cada historia, y además, el maestro se da el lujo de componer un cameo junto a la divina Sophia en el segundo episodio.
La realización, el ritmo, la perfecta síntesis dramática de la comedia bufa y el punto irónico popular... todo logrado con la trascendencia de la sonrisa que a veces se borra momentáneamente, o se queda para siempre.
“Il mio limite è una Fiat 600”
(Mi límite es un Fiat 600)
La comedia es un género difícil, casi intratable, porque se pretende arrancar cuanto menos que una sonrisa de un público, por lo general descreído, saturado de problemas, harto de que le cuenten historias inventadas con la promesa de un mundo mejor.
En un tiempo donde la realidad se impone cada día con su oscura desilusión, el espectador amigo de la comedia, sólo pretende que le dejen pasar un buen rato, y salir de la sala con una sensación de bienestar que le ayude a dejar de lado durante unas horas sus preocupaciones rutinarias.
La risa del público, es el mejor baremo para determinar el éxito de las producciones, si bien no en todos los casos la comedia resulta tan efectiva, como poco debe procurarse un estado de ánimo positivo, mejor unido a una enseñanza acertada.
Hoy, por otra parte, existe una clara tendencia a mezclar géneros, de modo que los límites entre comedia, drama, y otras clases de películas aparecen difusos.
Tras la crisis intelectual y existencial sufrida por los cineastas italianos durante los 80, se produce un período de transición que culmina con la convicción por parte de los autores, de que es necesaria una renovación de criterios.
Parece que sólo encontrando un estilo propio, se logrará sacar a flote el cine italiano, enfermo después de algunos años, de una cierta sequía filmográfica.
Esto hace que se desarrolle un cine de carácter independiente, que convive con las producciones destinadas a triunfar en los festivales y en las salas de cine.
Nombres como Ferzan Ozpetek, de origen turco pero afincado en Italia desde hace bastantes años; Mimmo Calopestri, Emanuele Crialese, Matteo Garrone, Maurizio Sciarra, el oscarizado Paolo Sorrentino, Marco Ponti, y otros tantos, comienzan a dejarse oír en los foros cinematográficos.
Así, la comedia italiana de los últimos años es diferente, porque la sociedad ha cambiado.
Cierto que tienen defectos los italianos, pero no les podemos achacar que no se interesen por las cuestiones políticas, económicas y sociales que les atañen.
Están comprometidos con la vida, y ese grado de responsabilidad, se traduce en obras encantadoras, que nos siguen dejando un regustillo agradable.
Para siempre nos quedará Ieri, Oggi, Domani, como un merecido homenaje a la comedia a la italiana y a la mujer que con orígenes humildes, logró convertirse en la expresión más bella de la “italianidad” de carne y hueso.
La “maggiorata” de “maggioratas” la irrepetible Sophia Loren.

“Dopo di te, Reverendo.
Sono così felice!
Si dovrebbe essere felice troppo.
Hai fatto una buona azione”
(Con gusto, Reverendo.
¡Estoy tan feliz!
Usted debe estarlo también.
Has hecho una buena obra)



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