Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains)

“Jmenuji se Miloš Hrma.
Lidé často smáli mé jméno.
Ale náš byla slavná rodina.
Praděda Lukas byl bubeník a bojoval na Karlově mostě v Praze.
Studenti házeli dlažební kostky na vojáky a hit Velkou Dědeček tak tvrdě, že byl penzionován na jedné zlatých denně.
Neudělal po tom nic jiného, než koupí láhev rumu a balíček tabáku každý den”
(Mi nombre es Miloš Hrma.
La gente a menudo se ríe de mi nombre.
Pero nuestra familia era famosa.
El Bisabuelo Lukas tocaba el tambor, y luchó en El Puente de Carlos en Praga.
Los estudiantes lanzaron adoquines a los soldados, y golpearon al Gran abuelo con tanta fuerza que lo jubilaron con 1 florín al día.
Él no hizo nada después de eso, excepto comprar una botella de ron y un paquete de tabaco todos los días)

Después del “Anschluss” o unión de Alemania nazi y Austria en marzo de 1938, el siguiente objetivo del líder nazi, Adolf Hitler, era la anexión de Checoslovaquia.
Su pretexto, fueron la supuestas necesidades sufridas por las poblaciones germanas que habitaban las regiones fronterizas con Checoslovaquia en el norte y oeste, conocidas colectivamente como los Sudetes.
La incorporación de los territorios limítrofes Checoslovacos a la Alemania nazi, dejaría al resto del país incapaz de resistir a la posterior ocupación.
Así, durante La Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia dejó de existir, y se dividió en El Protectorado de Bohemia y Moravia del Tercer Reich, y la recientemente declarada República Eslovaca, con rodajas pequeñas por ejemplo, Teschen, a Polonia y Hungría.
Checoslovaquia, era un importante fabricante de ametralladoras, tanques y artillería, la mayoría de los cuales fueron ensamblados en la fábrica de Škoda, y había un ejército moderno de 35 divisiones.
Muchas de estas fábricas, continuaron produciendo diseños checos, hasta que las fábricas fueron convertidas para los diseños alemanes.
En Checoslovaquia, también hubo otras empresas de fabricación importantes.
Todo el acero y las fábricas de productos químicos, fueron trasladados de Checoslovaquia para volverse a montar en Linz, Austria, que por cierto sigue siendo un sector muy industrializado del país.
Se cuenta que el 1 de septiembre de 1939, el entonces agente de bolsa británico, Nicholas Winton, tuvo que hacer de tripas corazón, ante la imposibilidad de que partiera el último tren de Praga para salvar a más niños de las garras del nazismo.
El estallido de La Segunda Guerra Mundial, impidió que aquel convoy, organizado por El Movimiento de Refugiados Infantiles checo, abandonara la ciudad; pero su labor en los meses previos, permitió salvar cientos de vidas, gracias a unas complicadas operaciones logísticas, que han sido recreadas ahora con la máxima fidelidad, tanto por el tipo de vagones utilizados, como por el recorrido.
Su acción humanitaria, le hizo acreedor en 1998, de La Orden de Tomas Garrige Mášarik, que otorga La República Checa; y en 2002 del título de Caballero Británico, todo ello muy a pesar suyo.
El británico, dejó pasar desapercibida la hazaña toda su vida, y ésta sólo pudo salir a la luz gracias a su esposa, Greta, que descubrió un viejo cuaderno de notas que documentaba aquel episodio.
“Vše, co je zapotřebí, aby muže chlapce je žena”
(Todo lo que se necesita para hacer un hombre de un niño, es una mujer)
Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) es una comedia bélica checoslovaca, del año 1966, dirigida por Jiří Menzel.
Protagonizada por Václav Neckář, Josef Somr, Vlastimil Brodský, Vladimír Valenta, Alois Vachek, Ferdinand Kruta, Jitka Bendová, Jitka Zelenohorská, entre otros.
El guión es de Jiří Menzel y Bohumil Hrabal, basados en una novela homónima de Bohumil Hrabal, que narra la historia de un joven que trabaja en una estación ferroviaria en la Checoslovaquia ocupada por Alemania durante La Segunda Guerra Mundial.
Cabe hace un paréntesis para informar que a principios de la década de los 60, en La Europa del Este, una nueva generación de cineastas checoslovacos se coloca detrás de las cámaras, y desarrolla una nueva cinematografía partiendo de renovados posicionamientos estéticos.
Directores como Jaromil Jires, Vera Chytilová, Jiří Menzel, Ivan Passer, Jan Némec o Miloš Forman, engrosaron las filas de este nuevo cine de autor, que tiene su origen en La Escuela de Cine de Praga (FAMU), lugar donde han aprendido el oficio los miembros de La Nueva Ola checa.
Y luego de la ocupación de Checoslovaquia por las fuerzas del Pacto de Varsovia en 1968, Bohumil Hrabal fue otra vez prohibido, no volviendo a aparecer un libro suyo hasta 1975.
Hrabal era el autor checo más conocido en el mundo, cuyas obras, de gran sutileza política, fueron perseguidas por las autoridades comunistas, y circulaban ampliamente en los círculos disidentes.
El humor, era una de las claves de su producción literaria; y sabía reducir al absurdo la existencia cotidiana, y sacar el máximo partido a situaciones anodinas.
Mientras el director, en el período posterior de “normalización”, fue uno de los primeros directores de cine en ser estrechamente vigilado por el gobierno comunista.
En su momento, Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) escandalizó por introducir un aire de comedia en el contexto de la ocupación nazi y la resistencia; tanto que fue prohibida en Checoslovaquia.
No obstante, en Hollywood ganaría el premio Oscar a La Mejor Película Extranjera.
Más allá de galardones de sentido vacuo, el ganar el premio supuso la afirmación internacional de La Nueva Ola de cine checo, que se abría paso por méritos propios dentro del panorama internacional.
Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se rueda en escenarios naturales de La República Checa, en Lodenice y en la estación ferroviaria local; y en los Barrandov Studios, en Praga.
La acción dramática tiene lugar en la localidad checa imaginaria de Kostomolaty, en febrero de 1945, pocos meses antes de la finalización de La Segunda Guerra Mundial en Europa.
Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, el joven Miloš Hrma (Václav Neckář) trabaja en la estación de trenes local, junto al mujeriego Hubička (Josef Somr), al demente e hipócrita Jefe de Estación, Zednicek (Vlastimil Brodský), y a la bella telegrafista Zdenička (Jitka Zelenohorská)
El colaboracionista director de los ferrocarriles del pueblo, les encarga la misión de proteger ciertos trenes estratégicos, indispensables para los planes de dominación del Führer en Europa central.
Por lo que Miloš verá ahí, la oportunidad de escapar a una maldición de los varones de su familia, que no han sido nunca verdaderos hombres.
Pero Miloš tiene un gran problema:
No puede satisfacer los deseos de su novia, Máša (Jitka Bendová)
De este modo, no se puede concentrar en la misión que le han encargado, ni podrá convencer al mundo de un valor desconocido hasta el momento en su familia.
Planteado como una comedia de tonos amargos, el humor de Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) tiene siempre como contrapunto, una reflexión muy poco complaciente sobre la naturaleza humana.
A través del aprendizaje vital de su protagonista, asistimos al espectáculo de una humanidad desquiciada, dentro de un convulso contexto histórico.
Lo cierto es que tras ese desparpajo narrativo, esa aparente frivolidad de coqueteos, nalgas que asoman por debajo de la ropa, y sonrisitas cómplices acolchadas por carnosos labios, se esconde toda una declaración de intenciones, de la lucha por la libertad de un pueblo, y de una realidad que se palpa, nunca mejor dicho, con el paso del tren, que descubre las ruinas, los tejados de chapa, los uniformes manchados por las excreciones de palomas, que dejan entrever muy sutilmente, las desgracias de la guerra.
“Jsem Miloš Hrma.
Snažil jsem se zabít, protože jsem trpí předčasnou ejakulací.
Ale to opravdu není tak.
I když jsem flop pokaždé, že jsem opravdový muž”
(Soy Miloš Hrma.
He intentado suicidarme porque estoy sufriendo de eyaculación precoz.
Pero eso no es realmente así.
A pesar de que cada vez fracaso en el intento, soy un hombre de verdad)
Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) es la 2ª incursión de su director en la narrativa del escritor checo, Bohumil Hrabal, del que adaptaría varias obras más.
Hrabal, se basó para escribir esta historia en su propia experiencia como ferroviario, uno de los múltiples trabajos que desempeñó; y se dedicó a anotar anécdotas de ambiente ferroviario, y se las contaba a sus amigos en casa o en sus adoradas cervecerías y tabernas para ver qué efecto causaban.
Incluso visitaba al Jefe de Estación de Nymburk, para contarle estas historias.
Por ejemplo cuenta que el día que se examinaba para ser ferroviario, Hrabal se presentó ante El Tribunal Examinador en la estación de Kostomolaty, como era de rigor.
El inspector le preguntó:
“¿Cómo averiguaría usted cuándo llega el tren si los semáforos estuvieran estropeados?”
A lo que Hrabal contestó:
“Con los ojos”
“Muy bien”, repuso el inspector:
“¿Y si estuviera nublado?”
Hrabal sacó del bolsillo un pañuelo, lo colocó al lado de un raíl, se arrodilló, acercó el oído al raíl, y tras escuchar un rato se incorporó, y le dijo al inspector:
“El tren número 804 acaba de pasar por la población de Kamenné Zbozi”
El inspector, pasmado, le preguntó que en qué manual había aprendido eso, obteniendo la siguiente respuesta:
“Lo he visto en una película del oeste, protagonizada por Gary Cooper; éste era su método para distinguir si se acercaban los indios con sus caballos, o bien una manada de búfalos”
El inspector lo aprobó con todos los honores.
Hrabal, valora por encima de todo, a los héroes anónimos; a la gente corriente, a menudo seres marginados, y a la gente humilde.
Se identifica plenamente con sus personajes:
“Los errores que yo he cometido en la vida, también los cometen mis protagonistas.
Y lo que a mí me llena de orgullo, es decir las cosas pequeñas pero muy humanas, también llena de orgullo a mis héroes”
Promulgaba el “hominismo”, como contraposición al “humanismo”
Esto es, el interés por el hombre corriente, más que por la humanidad en general.
El hombre de a pie, es su héroe.
Para él, el hecho de poder, y de saber soportar una vida gris, común, monótona, es lo verdaderamente heroico.
Hrabal reflexionaba:
“Quiero descubrir hasta qué punto se puede jugar con 2 motivos tan contradictorios.
El motivo del ridículo y de lo obsceno, al lado de un acontecimiento trágico, dominado por el motivo central:
La lucha contra el enemigo.
El protagonista, un ferroviario joven y tímido, no vacila en aceptar la tarea que le asignan, aunque conoce el final que ésta le reserva:
La muerte.
Por lo que Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) habla de la eterna presencia de valores en un hombre a quien el enemigo usurpó el paisaje de su infancia, y destrozó su lengua materna”
Mientras el director, hace combinar comedia, tragedia, y farsa, erotismo y sátira, naturalismo y absurdo, y realiza un film donde consigue una mezcla idiosincrática y seductora; con un buen ritmo de narración fuertemente marcado, unos personajes perfectamente definidos y muy originales, como si se encontrara lo fuera de lo común en la cotidianidad; con unos diálogos perfectos, donde se nota el buen hacer de los guionistas que captan lo esencial, y sobre todo, la atmósfera de la novela original.
Pero si la trama es fresca y seductora, ya de por sí podría ser algo convencional de no ser por el marco en que se desarrolla:
Una apartada estación rural de tren, del entonces protectorado alemán de Bohemia-Moldavia, actual República Checa, en los últimos meses de La Segunda Guerra Mundial, cuando la ocupación germana está a punto de finalizar.
La guerra, siempre presente, pero al principio pasada por alto, se impone poco a poco a los acontecimientos, y añade capas de complejidad y tragedia a la historia.
Pero es una visión muy distinta a otras obras que tratan la misma temática, ya que se centra en mostrarnos el lado más humano de los empleados de una estación de trenes de un pequeño pueblo checoslovaco.
En esta estación, reciben la orden de controlar y dar prioridad a “los trenes rigurosamente vigilados”, es decir, transportes militares que se dirigían al frente para llevar provisiones y municiones a los soldados alemanes.
El protagonista, es un joven llamado Miloš, quien nos introduce en la azarosa vida de su familia.
Lo hace mientras se viste para presentarse en su primer día de trabajo como ferroviario:
Desciende una familia afamada por su afición a la indolencia y escasez de luces.
El tatarabuelo del chico, tambor del ejército, quedó tonto a causa de una pedrada en la cabeza que le lanzaron unos chiquillos durante una batalla.
El bisabuelo presumía de estar jubilado ante los trabajadores de una factoría que le mataron por envidia.
Su abuelo murió arrollado, mientras quería detener la invasión de tanques rusos mediante hipnosis.
Y su padre fue declarado no útil para el trabajo, a raíz de haber lanzado de un tren en marcha al calderero de la locomotora de la que él era el conductor.
Pero Miloš es ingenuo, holgazán, de complexión asténica, y de pocas luces; tiene la mirada franca, es tímido y sensible; y trabaja por cuenta propia, sin recibir remuneración.
La cotidianeidad de la estación, se ve trastornada cuando llega El Concejal, un colaborador de los nazis.
Miloš, sin embargo, está más preocupado por los cambios que acontecen en su cuerpo.
Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) explora la maduración sexual del muchacho, sus inseguridades y temores, sus intentos de afirmación, sus primeras relaciones físicas con chicas.
Contradice las tesis oficiales sobre el heroísmo de los ciudadanos durante la ocupación nazi del país, muestra la dimensión humana de los soldados alemanes, la situación precaria de los nazis en 1945, a causa de su pérdida del control del espacio aéreo, lo que da lugar a alarmas aéreas y bombardeos aliados, como el del comienzo.
No se habla de héroes, ni de villanos.
El abogado checo colaboracionista, Zednicek (Vlastimil Brodský), es más un bobo presuntuoso que un malvado.
Los soldados alemanes que concentran la mirada en las jóvenes enfermeras del vagón de La Cruz Roja, son jóvenes normales, deseosos de volver a casa.
Lo cómico y lo trágico, se entrecruzan, en el que la virginidad, los juegos eróticos, la eyaculación precoz y la masturbación, forman parte de la educación sentimental y el despertar al mundo adulto de un chico de provincias; y centra todo su interés en su protagonista principal, interpretado por Václav Neckář, que mediante el extraño prólogo, ya se nos es presentado de una manera singular.
Con una familia de orígenes supuestamente dignos, o eso comenta su madre, aunque el “flashback” inicial nos enseña precisamente lo contrario.
De hecho, el protagonista encarna a una joven figura que en medio de una guerra mundial, ocupa un papel totalmente neutral.
En realidad, Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se aleja totalmente del conflicto bélico, para centrarse en otros aspectos, especialmente en la búsqueda de la personalidad del protagonista principal, que sufre eyaculación precoz, o eso afirma su psiquiatra.
Y también vemos al Jefe de Estación, como un personaje bobalicón, preocupado sólo por su inminente ascenso y sus palomas.
Y aunque intenta disimularlo, siente una gran envidia de Hubička.
El salido de Hubička, otro personaje central, es un hombre obsesionado con las mujeres, y es el modelo a seguir de Miloš Hrma.
Cínico y mordaz, es quien organiza la rebelión final.
O el turbio y nazi, Zednicek, El Consejero de La Comisión Disciplinaria, son los principales secundarios, valga la contrariedad, más allá de lo evidente de Máša, como novia de Miloš.
Así se pasean otros personajes como el jefe de movimiento Slusny; la mujer del jefe de estación; la telegrafista Zdenička, etc., todos ellos muy bien tratados.
Como dato, la búsqueda del actor que interpretara al protagonista, Miloš Hrma, fue complicada.
Menzel estaba empeñado en usar actores no profesionales en la medida de lo posible; y probó un montón de candidatos, pero ninguno cuajó.
Llegó un momento en que el propio Menzel se hizo una prueba a sí mismo, llegando a una conclusión:
“¡Soy demasiado viejo, lástima!”
Pero, cuando la desesperación reinaba, la mujer del director de producción, sugirió a Václav Neckář, un joven cantante.
Y, como dice Hrabal:
“Y así fue, a pesar del hecho de que tuviera un ojo más bajo que el otro, y que una de sus orejas sobresaliera de la cabeza como una ala de pajarito”
Alejándose pues del nefasto conflicto mundial, Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se centra en el carácter introspectivo de este extraño personaje que aún no ha amado a nadie en su vida.
El desarrollo de la historia, irá en paralelo con las evoluciones del personaje en cuestión femenina, pese a las decepciones iniciales.
Y es nuestro personaje, que está totalmente alejado de la guerra mundial, y que sólo se interesa en un arrebato de locura final, que no tiene nada que ver con la política; nos muestra una gran creación de un carácter singular; y se aleja de las grandes figuras elocuentes y heroicas estereotipadas que acompañan la mayoría de producciones de Hollywood sobre La Segunda Guerra Mundial.
La erótica y el sexo, tienen un papel fundamental, tengamos en cuenta que en aquellos años habían temas tabús en el mundo del arte, y precisamente Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se encarga de eliminar esta tibieza temática.
Pero aunque de manera escrita, pueda tener un sentido, cuando una la ve, se da cuenta de que sin duda la extravagancia y la personalidad del director, se imponen ante cualquier argumento sólido.
No existe una lógica en la película, y no teme a coquetear con el surrealismo en muchas ocasiones.
El surrealismo, no sólo aparece plasmado en acciones que el espectador es incapaz de prever, y que suceden como un huracán que irrumpe de manera espontánea, sino que también lo encontramos en el diseño de algunos personajes que se escapan a cualquier racionalización.
Y es que de todos los personajes que se nos muestran, ninguno parece seguir unas pautas de comportamiento normal.
No ya sólo la tendencia de nuestro protagonista, que parece una ánima en pena, sino también la interesante figura del colaboracionista checo, que ayuda al ejército alemán, y cuyos discursos enriquecen la idiosincrasia de la película, con más garra social que en otras películas francesas de “La Nouvelle Vague”, o la del seductor oficinista que deja un sabor cómico e irreverente en el sello de la película.
Después de un prólogo curioso, en el que se nos destaca los antecedentes familiares más que curiosos del protagonista principal, se nos presenta una obra que parece no abarcar ningún tema.
De hecho, a mitad del metraje, puede preguntarse varias veces que está viendo, y no encontraría una respuesta sencilla.
Sin duda, Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) cuenta con un metraje disperso, que a su vez sigue las modas cinematográficas que estaban eclosionando en el panorama coetáneo europeo.
Sin duda, el movimiento francés influenció a La Nueva Ola Checa, que sin embargo no se revela como una simple copia del modelo original, sino que mantiene una singularidad y una idiosincrasia muy particular, el que el argumento nos sitúe en tiempos de La Segunda Guerra Mundial ya es bastante singular, y eso no acostumbra a suceder en las películas francesas.
Por tanto, ese detalle podría jugarle una mala pasada para su visionado.
Cabe destacar también, el montaje alternando fotos y fotogramas para explicar la historia familiar, siendo el resto lineal y seguido, y de corta duración para verla en un santiamén, que es de agradecer.
El tempo pausado de la estructura narrativa, nos permite acercarnos a la vida del protagonista, un joven que empieza a hacerse hombre en el difícil contexto de la ocupación nazi.
Con todo, Menzel logra una muy buena dirección, dando una perfecta lección de sobriedad y consigue en su realización unos planos bellos y eficaces, ayudados por la sobria fotografía en blanco y negro de Jaromir Sofr, que realza la estética y la trama.
La banda sonora a cargo de Jíri Pavlik y Jirí Sust, es un complemento ideal para reforzar las propias situaciones del film.
Destacaría la belleza de las imágenes del paso de los trenes a todo vapor por la pequeña estación, con la figura endeble pero digna del ferroviario de turno en primer término; una lúcida imagen del arrollador paso de los acontecimientos por delante, y a veces por encima del ser humano.
Tal vez, el tema de la eyaculación precoz sea “la impotencia del pueblo checo” y que mejor forma de expresarlo que a través del sexo.
¿Qué mejor que el sexo, para romper el himen del silencio?
Y las metáforas visuales, imagínense a una mujer acariciando el largo cuello de un cisne, mientras el protagonista intenta buscar a una mujer madura para su primera experiencia sexual, son sorprendentes y poco comunes.
El tren como el miembro viril, y la explosión como una eyaculación controlada por el protagonista, etc.
Así como las escenas de la tía de Máša, y el fotógrafo abusado en el estudio…
En definitiva, curiosa la forma de narrar que parece distanciada; esa mezcla de delicadeza y crudeza en la forma de tratar el momento del suicidio; ese estilo casi documental de filmar el paso de los trenes cargados de cadáveres; la comicidad del asunto de los cuños en el culo de la trabajadora de la estación, o del tratamiento general del Jefe de Estación, en el palomar, cuando le están tomando medidas del nuevo uniforme…
Y la crudeza sin dramatismo del magistral y conciso final, en la que le suelta a la novia, que en seguida está por ella, el mismo Miloš del principio, se ha hecho hombre, y con toda la normalidad se dirige con la bomba al lugar adecuado para hacer estallar uno de esos trenes “rigurosamente vigilados”
Muere, y eso es algo que no esperábamos, como tampoco esperaba que de repente todo cambiara, y Miloš pasara a ser lo que es cuando muere.
Algo precipitado para la mayoría, pero es otro ejemplo de que en la antigua Checoslovaquia iba adelantada al resto.
También, Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se constituye en especie de memoria fílmica de una realidad histórica, profesional y sociológica en Europa Central, concretamente Checoslovaquia, en la primera mitad del siglo XX.
“Žena je nejlepší šperk přírody”
(Una mujer es la más fina joya de la naturaleza)
Con Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains) se concreta una fuerte denuncia al pobre sistema de trabajo, en un sistema que no sabe cómo ayudar a la gente a ser feliz; un panorama de la crueldad nazi en las ciudades europeas que ocupó; la reacción de los pueblos dominados; la corrupción inmersa en una compañía de transporte, etc.
Y el miedo, el temor que paraliza.
Esos son algunos de los temas que planteó una brillante generación de jóvenes checos, especialmente en las décadas 60 y 70.
Ante un pueblo dormido y sumiso, una puerta de salida para mostrar las cosas que le pasan a la gente.
El cine se enfrenta ante El Estado perverso y manipulador.
En ese contexto, emergió una camada de directores que crearon verdaderas joyas; películas que se mezclaban con la literatura, autores como Kafka, Kundera y Hrabal entre otros; y otras artes, no tenían la intención de quedar bien con nadie.
Rompían los esquemas.
Pero la historia impuso un final traumático para esta “Primavera de Praga”
En 1968, tropas de La Unión Soviética, se encargaron de acabar con este intento del “nuevo modelo del socialismo”
Tras unos meses, la libertad se esfumó.
Los directores, que parecían florecer cada vez más, con un clima agradable y propicio para que La Nueva Ola, no terminara y tuvieron que exiliarse.
Fue el último capítulo para una serie de filmes que marcaron un antes y un después en la historia del cine.
En especial, Jiří Menzel, es un director que enlaza arte y técnica, ternura y crítica, drama y comedia.
Su mejor inspiración y agudeza, las desarrolló paradójicamente en las fases dictatoriales en que la censura de guiones y de imágenes, le obligaban a afilar el ingenio, algo que ocurrió también a otros compañeros de generación.
Pero para siempre nos quedará Ostře Sledované Vlaky (Closely Watched Trains)

“Cut jsem pryč z minulosti úplně.
Přesně takhle.”
(Cortándome las venas, aislé todo el pasado.
Así no más)



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