Ničija Zemlja (No Man's Land)
“Ko je počeo rat?”
(¿Quién comenzó la guerra?)
Cuando se llega al enfrentamiento armado, podemos considerar que ha fracasado la paz y sus mecanismos de resolución de conflictos.
A partir de ese momento, se desarrolla en cada bando, un complejo proceso para vencer al otro por la fuerza y con las armas, interviniendo no solo recursos materiales, armas, planes, órdenes, y objetivos, sino también sentimientos patrios y personales; futuros hipotecados, incertidumbre vital, proyectos truncados y, lo que es peor, muchas vidas perdidas, que a la postre son tratadas simplemente como “estadísticas de daños acaecidos”
En un caos como es el frente armado de una guerra, los buenos valores y las actitudes se desmoronan, ya que la emergencia, la necesidad de supervivencia, el dolor y las ideologías, impiden que las personas actúen como tales, las relaciones dependen del instinto de no morir, y los sentimientos se convierten en angustias y miedos.
Las Guerras de Yugoslavia, fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que se sucedieron entre 1991 y 1999, aunque con conflictos menores hasta 2001.
Comprendieron 2 grupos de guerras sucesivas que afectaron a las 6 exrepúblicas yugoslavas; y se han empleado términos alternativos como “La Guerra de La Antigua Yugoslavia” o “Guerra de Los Balcanes”, las cuales se caracterizaron por los conflictos étnicos entre los pueblos de la ex Yugoslavia, principalmente entre los serbios por un lado; y los croatas, bosnios y albaneses por el otro; aunque también, en un principio, entre bosnios y croatas en Bosnia-Herzegovina.
El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a la tensión religiosa y étnica, por lo que hubo muchos detonantes.
Especialmente en La Guerra de Bosnia y La Guerra Croata-Bosnia, fue por mucho, el conflicto más sangriento de Las Guerras de Yugoslavia, con episodios de limpieza étnica como fueron la masacre de Srebrenica y de Ahmići, además de violaciones masivas de mujeres bosnias.
Importantes ciudades fueron asediadas y devastadas durante años, como fueron los asedios de Sarajevo, de Mostar y de otras localidades.
Se estima que alrededor de 100 mil personas murieron de forma violenta en esas guerras.
“Ne razumem o čemu pričam, zar ne?”
(Usted no entiende una palabra de lo que digo, ¿verdad?)
Ničija Zemlja (No Man's Land) es una película bélica bosnioherzegovina, del año 2001, escrita y dirigida por Danis Tanović.
Protagonizada por Branko Đurić, Rene Bitorajac, Filip Šovagović, Katrin Cartlidge, Simon Callow, Serge-Henri Valcke, Georges Siatidis, entre otros.
El guión muestra, desde un punto de vista tragicómico, el duro y espinoso conflicto de Los Balcanes, que la convierte en una demoledora película en su denuncia, y audaz en su propuesta; así como una mirada sobre una tragedia y sobre inmoralidad de la política que habitaba tras ella.
Ničija Zemlja (No Man's Land) es el primer largometraje del director bosnio, Danis Tanović, y es una de las más sagaces y demoledoras denuncias, no sólo de la guerra misma, sino también de la política y de los medios de comunicación de los últimos años.
Rodada con un bajo presupuesto y sin grandes estrellas, Ničija Zemlja (No Man's Land) se alzó con el mayor galardón existente para una película no anglosajona en Hollywood, el Oscar como Mejor Película de Habla No Inglesa.
El componente político existe.
“Esto es para mi país.
¡Para Bosnia!”, fueron las palabras que pronunció el director Danis Tanović, al recibir el Oscar; donde no hubo agradecimientos a la familia, ni a sus productores, sabía lo que pasaba, y así quería expresarlo.
Mientras los noticiarios de La República bosnia de Sprska, ignoraron la noticia, o la dieron de pasada; de hecho, algunos serbobosnios entrevistados, consideraban la obra de Tanović, como propaganda oficialista gubernamental para fomentar la unidad.
Nada más lejos de la realidad.
Ellos querían y siguen queriendo formar parte de Serbia.
La resolución de este conflicto, sencillamente, quedó aplazada.
Si bien, para criticar que la guerra era rentable para las empresas de comunicación, las televisiones occidentales, no resulta muy lúcido que se haga mediante una producción compartida con Francia, Gran Bretaña, Bélgica, e Italia, y rodada en Eslovenia.
Se trata tan sólo de una cuestión estética, pero ahí está, con la misma contundencia del hecho, de que estos mismos periodistas, tachados de sensacionalistas, inclinaron la balanza de la guerra hacia un lado muy concreto.
Pero insisto, Tanović no quería hacer una tragicomedia, quería hacer un drama, que es lo que he percibido, un drama absurdo, y puede que encaje el término “desenfadado”, simplemente se hace un tratamiento diferente.
La acción gira en torno a 2 soldados de 2 bandos diferentes:
Čiki (Branko Đurić) es un experto guerrillero del ejército bosnio; y Nino (Rene Bitorajac), es un asustadizo y novel soldado de Banja Luka, que pertenece al ejército serbobosnio.
Y un tercer hombre malherido, Cera (Filip Šovagović), que no puede levantarse del suelo, porque han colocado una mina bajo su cuerpo y, en caso de hacerlo, todos saltarían por los aires.
Los 3 se encuentran atrapados entre las líneas enemigas, “en tierra de nadie”, durante La Guerra de Bosnia de 1993.
Los 2 bandos que se suponen enemigos, pronto se verán obligados a colaborar en unas circunstancias disparatadas, de lucha por la supervivencia; serán 3 víctimas de una encrucijada en la que, como ellos mismos afirman, “lo único que desean es salir de allí”
Mientras Čiki y Nino tratan de encontrar una solución a su complicado problema, Marchand (Georges Siatidis), un sargento de Los Cascos Azules de Las Naciones Unidas (UNPROFOR), se prepara para ayudarles, contraviniendo las órdenes de sus superiores; mientras los medios de comunicación comandados por la reportera Jane Livingstone (Katrin Cartlidge), serán los encargados de transformar una simple anécdota, en un show mediático de carácter internacional, que será de conocimiento del alto cargo:
El Coronal Soft (Simon Callow)
Mientras la tensión entre las diferentes partes va en aumento, y la prensa espera pacientemente nuevas noticias, Nino y Čiki tratarán por todos los medios de negociar el precio de su propia vida, en medio de la locura y lo absurdo de la guerra.
Rodeados de muerte y destrucción, los 2 soldados son conscientes de que sus días se tambalean entre la difusa frontera, y que cualquier paso en falso, puede suponer una despedida definitiva para cualquiera.
A partir de ahí, el intento de sacarles se convierte en todo un esperpéntico espectáculo que Tanović construye con cierta maestría para denunciar no solo el absurdo de la guerra, sino también el papel de Las Naciones Unidas como elemento mediador de los conflicto; también para hablar sobre el papel de los medios de comunicación.
Sin embargo, la idea principal que ofrece este guión, es una metáfora muy ilustrativa del desarrollo del conflicto:
Una mina que, una vez activada, nadie es capaz de inutilizar.
¿Y quiénes construyen minas así?
Se los dejo de tarea, pues ellos son los verdaderos culpables.
Mientras Occidente, representado por Los Cascos Azules, al verse incapaces, opta por aplazar “sine die” el asunto, y engañar a todo el mundo, a la prensa básicamente, con que lo ha arreglado.
Esto, efectivamente, es lo que sucedió en Bosnia.
Una sátira completa, hiriente y absurda, que se toma todo en serio, pero busca a su vez, el crear una cierta distancia irónica que le permita llegar con audacia a lugares que, desde el puro drama, habría sido quizá excesivo.
Ničija Zemlja (No Man's Land), abrió el camino para que el cine de la ex Yugoslavia mirase a su pasado más reciente, y empezase a tratar temáticas de la cercana guerra civil.
¿Quién ha empezado la guerra?
¿Por qué los soldados no son más que meros peones sometidos a los caprichos de más altas esferas?
¿Cuánto les pagan a los reporteros por reflejar el sufrimiento?
“Ljudi između linija”
(Personas entre líneas)
Es posible ofrecer muchas facetas distintas de la guerra, aunque en definitiva, siempre estemos viendo una misma cara bajo ángulos diferentes:
La de su absurdo.
Ničija Zemlja (No Man's Land) no era la primera en adentrarse en el complicado conflicto que tuvo lugar en Yugoslavia a comienzos de la década de los 90, pero sí era prácticamente la primera que lo trataba frontalmente, y desde el mismo corazón del conflicto, la república que más sufrió, la multiétnica Bosnia-Herzegovina; y Danis Tanović la representa con perfecta maestría, continuado un camino ya iniciado por otros cineastas; y constituye una referencia clave en el acercamiento del gran público, a unos sucesos que siguen marcando la realidad de las antiguas repúblicas yugoslavas.
Tomando como referencia del humor surrealista balcánico, Ničija Zemlja (No Man's Land) se inserta de manera muy clara en esa corriente, aunque sin ser tan disparatada, demostrando que se puede trasladar el horror de la guerra hasta el espectador, utilizando como vehículo el surrealismo, el humor ácido, y sin necesidad de grandilocuentes escenas de muerte en primer plano, sangre por doquier y destrucción.
Así transcurre la historia en el terreno que separa las trincheras bosniacas y serbias, la denominada “tierra de nadie”, donde llegarán 2 soldados bosniacos, Cera y Čiki, y uno serbio, Nino.
Estos 3 personajes, inicialmente 4 pero uno fue muerto al inicio del conflicto principal, representan las incongruencias de la guerra yugoslava, y hasta dónde llevó a la población, la exaltación de los nacionalismos excluyentes por parte de la generación de dirigentes yugoslavos durante esos años.
Es como si de un pequeño microcosmos de la historia yugoslava se tratase.
La discusión que acaece entre ellos, sobre quién comenzó la guerra, con tintes de Abbott y Costello, es muy ilustrativa sobre el sentir general de las ex repúblicas yugoslavas, siendo la posesión del arma, la que hace cambiar sus pareceres.
El absurdo de la guerra, hace que coincidan en una trinchera abandonada en medio de las posiciones serbias y bosnias, donde los personajes se verán en una situación absurda, de tener que buscar una solución que les permita volver a sus puntos de partida, para poder seguir matándose.
En ese escueto escenario de la trinchera, y los 2 enemigos que no son capaces de ponerse de acuerdo para salir juntos del atolladero, se va construyendo una historia esperpéntica, a la que luego se unirán Los Cascos Azules, “Los Pitufos”, nunca mejor dicho, incapaces de tomar una decisión coherente, enredados como están en un entramado de intereses y presiones internacionales imposibles de comprender, reflejados en los diferentes idiomas, y que obligan a sus soldados a tomar decisiones imposibles, en medio de la hostilidad general.
Cabe destacar que uno de los 2 soldados serbios, el primero en morir, sea un veterano sin escrúpulos, no puede ser otra cosa sino subjetividad.
Este mismo soldado, será el encargado de colocar una mina de salto, de las explotan al dejar de tocar el pulsador, junto a un soldado que yace en el suelo, aparentemente muerto, para que sus compañeros salten por los aires al recogerlo.
Como el director le tenía ganas, provoca que el bosnio herido se lo acabe cargando para cambiar la situación.
Pero en cuestiones matemáticas, resulta que al tener 4 personajes, 2 de cada bando, el que inició todo en el microcosmos en el serbio, pues de no haber colocado la mina, todo hubiera sido diferente, pero acá es tomar partido, y esa no es la intención.
Así que seguimos en la parte más absurda, con Čiki y Nino, el bosnio herido y el novato serbio, que discuten de la guerra, sobre quién tiene la culpa, quién la empezó, y por qué están ahí...
Creo que vuelve a haber un cierto deje pro-bosnio, aparte del típico discurso pacifista de cualquier buena película de guerra que se precie; y la situación cambia con el despertar del soldado que tenía puesta la mina.
Para entonces, uno ya ha muerto, así que hay 2 bosnios contra 1 serbio.
Cuestiones matemáticas…
El “renacido” se ve en la encrucijada de no poder moverse por la gracia serbia de colocarle la mina debajo…
El trasfondo de todo, vendrá dado por un gesto de gran crueldad, el abandono.
La Guerra de Bosnia, como prácticamente todas las guerras, contó con innumerables acciones inhumanas:
Algunas más conocidas que otras; Tanović busca con este simple gesto, mostrar la irracionalidad que vivió Bosnia, la misma Bosnia ejemplo de convivencia solo unos años atrás, en la que Čiki, por ejemplo, tenía una pareja serbia de Banja Luka, ahora capital de La República Srpska.
Uno de los aspectos que puede observarse, es la diferencia existente entre los ejércitos combatientes.
La Armija, el ejército bosniaco, carece casi totalmente de los medios logísticos necesarios para un conflicto armado actual:
La preparación de los cuadros es mínima, los vestuarios son pobres, véase la camiseta de los Rolling Stones, y el armamento es escaso.
En cambio, el ejército serbio es heredero del desintegrado Ejército Nacional Yugoslavo, lo que se traduce en una mayor cantidad de mandos de carrera, y un armamento más numeroso y completo, tanto que se nota en los uniformes.
Tanović, también presta atención a la dimensión internacional del conflicto, por lo que la intervención de Las Naciones Unidas y el papel de los “mass media” no pasarán desapercibidos.
La zona en la que se desarrolla el conflicto, es la de actuación de un contingente francés de La Fuerzas de Protección de Las Naciones Unidas para la Ex Yugoslavia (UNPROFOR), el cual se estableció inicialmente en Croacia, para garantizar la desmilitarización de las zonas designadas.
Más tarde, el mandato se amplió a Bosnia y Herzegovina, para apoyar el envío de socorro humanitario, y vigilar las “zonas de prohibición de vuelos” y las “zonas seguras”
Su misión, y en general, la actuación de Las Naciones Unidas en el conflicto bosnio, queda perfectamente resumida en una frase de un oficial francés:
“Estamos aquí para impedir que se maten, pero sin uso de la fuerza, y sin meternos en situaciones complicadas”
La prácticamente imposible comunicación con los combatientes yugoslavos, la excesiva burocracia para cualquier movimiento o acción, y la inoperancia generalizada, son aspectos que Tanović no elude, y que refleja fielmente a lo largo del largometraje.
Además, los medios de comunicación ocupan su parte de denuncia importante.
El conflicto yugoslavo, permitió llevar a la práctica todos los avances producidos en materia comunicacional, lo que a su vez derivó en un profundo cambio a la hora de informar sobre conflictos armados.
Aunque también se hizo lo propio en Ruanda, y queda bien plasmado en su momento, en Ničija Zemlja (No Man's Land)
El sensacionalismo, y el deseo de ocupar un minuto en el noticiario de la forma más chocante posible, hace que la imagen que proyecten los medios, sea la de una cierta desconsideración por los combatientes, e incluso una cierta tendencia a conseguir un fin, sin preocuparse lo más mínimo por los medios necesarios para conseguirlo.
Acciones como la intercepción de la radio de La UNPROFOR, para averiguar puntos de conflicto, o el hecho de querer entrevistar al herido tumbado sobre la mina, o las entrevistas con preguntas de “¿Cómo se siente?”, no dejan en gran lugar a los medios de comunicación; y se le da la calidad que tienen, son “buitres que sólo piensan en mostrar el dolor”, les espetará el soldado herido, al ver el show explosivo que han organizado en la trinchera, pues buscan imágenes y entrevistas a quienes se encuentran en una situación dramática, y no dudan en trasformar lo trascendente en anecdótico.
Ambos elementos, las fuerzas de interposición de Naciones Unidas y la prensa internacional, representan en definitiva, la quintaesencia de los males de Occidente, y Tanović nos pinta sobre ellos, un cuadro devastador:
Nuevamente, el abandono, una crítica hacia la pasividad internacional.
Así pues, toda la historia transcurre en un largo y cálido día de verano, donde el tiempo transcurre de forma lenta, sólo agitado por momentos de violencia puntual con todos empeñados en demostrar que el otro es el culpable de la guerra, a golpe de cañón de fusil.
Vemos supervivencia, la lucha que hay constante entre los 2 protagonistas está muy bien llevada.
A veces parecen amigos, vuelven las diferencias, se ayudan el uno al otro para intentar salir de esa “tierra de nadie”
El final llega con el ocaso, uno que nos deja un pozo pesimista, ya que Tanović no deja resquicio a una esperanza acerca de la convivencia pacífica de los distintos pueblos que forman la antigua Yugoslavia; siendo admirable la capacidad del director por atacar un tema tan espinoso, y todavía reciente, con sentido del humor absurdo, sin caer en el mal gusto; pues se basa en un guión muy bien construido, en situaciones curiosas, ingeniosas, que aportan una bendita agilidad, que hacen que Ničija Zemlja (No Man's Land) se apta para todo tipo de público, y que se trata, al fin y al cabo, de la construcción de una sutil estrategia por parte del director.
Una técnica consistente en crear un producto de fácil consumo, para extender un mensaje profundo y desolador, hasta al más espantado del cine de tendencias trascendentales.
Las situaciones absurdas, no exentas de cierta comicidad y hondura humana, se repetirán dependiendo quién de los 2 tenga el poder de las armas:
Les vemos semidesnudos pidiendo auxilio, a la vez a sus respectivos bandos, discutiendo sobre quién de ellos empezó la guerra, o asistimos a un espectáculo esperpéntico en la trinchera invadida por los medios de información, y los mandos de La ONU.
Muy Kubrick, por momentos parece que la amistad y el sentido común triunfarán, pero el sentido de supervivencia y la torpeza de quienes tienen el poder, políticos, militares o la prensa, agotan ese brote de humanidad.
Y no se agota en ese punto la carga irónica, sino que por el contrario, es precisamente a partir de ese leitmotiv, cuando da rienda suelta a su veta crítica más ácida, sin apenas contrapunto a una mordacidad feroz:
Al principio creemos que puede desarrollarse una amistad entre 3 personas que, al fin y al cabo, vienen marcadas por las circunstancias, por una mera situación geográfica a un lado u otro de la frontera.
Pero todas esas esperanzas de coexistencia pacífica, esa amabilidad en las relaciones, desemboca en una tragedia personal, cuando aparece la acción de Los Cascos Azules, y la mirada fría y sensacionalista de las cámaras de televisión.
Es entonces cuando entra en juego toda la metodología movida por el interés:
Una intervención internacional que busca la paz, pero que en realidad es una fachada para acallar la presión popular, y la conciencia de los países más poderosos.
Porque en Ničija Zemlja (No Man's Land) se nos configura como una organización de atrezzo, que no se moja si ve una misión demasiado peligrosa, y que como tantas otras, pierde efectividad por la burocracia.
Y para la prensa:
Por un lado, expone su falta de escrúpulos, pero por otra parte, no deja de reconocer su inconsciente labor como presión popular; despierta la preocupación por la mala imagen, y deja caer la cuestión de que, sin ella, a ningún país le hubiera importado que se aniquilaran los unos a los otros, en esas remotas tierras mediterráneas.
Sin embargo, el peso de la historia, descansa fundamentalmente sobre los 2 soldados heridos en la trinchera, que interpretan con naturalidad y espontaneidad sus papeles de gente normal, de buen corazón, que no sabe bien qué hace allí:
Branko Đurić, en su 2ª película, parece tener la experiencia de 10 películas, y entabla una sensible y emocionante relación con René Bitorajac.
Ambos nos van dibujando un hermoso cuadro de situaciones increíbles y absurdas, en contraposición a ese intento logrado de llevar al absurdo, cualquier tipo de conflicto bélico, y en general de la violencia y los deseos más reprochables del alma humana.
El personaje de Filip Šovagović, lleva esa negra comicidad hasta lugares insospechados, aportando mayor dramatismo y convirtiendo a Ničija Zemlja (No Man's Land), en una sátira y una crítica a la guerra absolutamente categórica.
Pero la pérdida del sentido de la dignidad de la persona, y la falta de humanidad y verdad en los protagonistas de ese triste episodio de final del siglo pasado, es muy real y muy seria, pese a todo lo mostrado.
Durante La Guerra Serbo-Bosnia, Tanović se ocupó de la realización de numerosos documentales para el archivo del ejército bosnio, y pudo conocer de primera mano, situaciones esperpénticas como la que ahora nos ofrece en forma de ficción.
Su mirada no es, sin embargo, una defensa de la causa de su pueblo frente a la del enemigo, aunque introduce algunas imágenes documentales del Presidente Slobodan Milošević, alentando a la limpieza étnica.
Su propósito es reflejar el absurdo de la guerra, aunque ésta se disfrace con razones históricas o de justicia.
Es la ceguera de los dirigentes, semejante a la que experimenta la patrulla bosnia perdida entre la niebla del inicio.
En palabras del director:
“Quería que Ničija Zemlja (No Man's Land) estuviera repleta de contrastes y elementos inarmónicos.
Pero también tenía que mostrar que la falta de armonía y el odio, no son naturales, y que no aportan ninguna solución.
Leí en alguna parte, que el amor lleva la armonía a un conflicto sin que ninguna de las partes se destruya.
El odio hace justamente lo contrario.
Si el odio fuera el principio por el que se rigiera nuestra sociedad, no quedaría ningún tipo de oposición en el mundo.
Pero, como el fuego y el agua coexisten, creo que es el amor el que dirige el mundo”
Lástima que muchas personas en este caso, los grandes que manejan los hilos del mundo a su antojo, creando conflictos, no sepan lo que es amar.
Al final, cuando se enfrentan a muerte los 2 soldados protagonistas, con La ONU y la prensa alrededor, no encontré motivación suficiente para que Čiki quisiera matar a Nino...
Pero si la dura crítica a “Los Pitufos”, dejan al soldado con la mina abandonado, más preocupados por salvar las apariencias ante la prensa, que por ayudar a ese pobre hombre.
Técnicamente, el plano final es desolador, desde arriba como si fuera la vista de Dios, una trinchera que se va haciendo cada vez más grande, mientras el soldado es más pequeño.
No hay movimiento, no hay esperanza, no hay atención…
Solo faltó escuchar la detonación…
Pues una vez que el problema se activa, nadie puede resolverlo, y esto precisamente es la guerra, y aquí muere gente, vaya lastima para un mundo que creíamos civilizado.
¿Quién empezó el conflicto?
¿Quién es más bárbaro?
¿Quién tiene razón?
Todas estas respuestas, tiene solución con una respuesta doble:
Ambos y ninguno.
Sin embargo, allí asisten los que comercializan los eventos, y venden el producto, mientras unos desde muy lejos, miran el horror antes de ir a cenar.
Porque en una guerra, todas las partes son culpables y perjudicadas.
La conclusión, bien reflejada en el plano cenital final, es de soledad y de indefensión, de perplejidad ante situaciones incomprensibles entre personas que se dicen “humanas”, y que se enzarzan en luchas intestinas hasta perder la sensatez, y finalmente la vida.
Un final tan vergonzoso para nuestras conciencias, que eleva a Ničija Zemlja (No Man's Land) a la categoría de obra maestra.
“Da li uopšte znaš šta je razlika između pesimista i optimista?”
(¿Sabes cuál es la diferencia entre un pesimista y un optimista?)
La Organización de Las Naciones Unidas (ONU), a 70 años de haber sido fundada, se encuentra enfrascada en una situación de inoperancia e ineficiencia para promover La Paz entre las naciones del mundo, función primordial por la que fue creada en 1945; y tal es el grado de inoperancia, que sólo es un espectador más de la guerra.
Sus errores se deben en buena parte al carácter poco democrático del organismo en la toma de decisiones, donde los países miembros del Consejo de Seguridad, abusan de su poder de veto.
El Consejo se compone de 15 países, de los cuales, 5 son permanentes:
China, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y Francia; y los otros 10 países, son elegidos en mandatos de 2 años.
Muy curiosamente, quienes más poder tienen de veto, son quienes más armas poseen, por lo que se hace evidente la continuación de un negocio militar.
Por ejemplo, en tiempos de guerra, algunas naciones solicitan el apoyo de La ONU:
Los Cascos Azules suelen ser un símbolo de estabilidad y seguridad; pero en la década de los 90, esta imagen estuvo muy alejada de la realidad.
Según informes de Kosovo, Bosnia, Camboya y Haití, entre otros, las áreas donde han actuado las fuerzas de paz, experimentan un alarmante ascenso de la prostitución infantil.
Se ha sabido que los soldados premian a los niños con caramelos o pequeñas cantidades de dinero, por lo que el soldado puede “defenderse” alegando que se trata de prostitución, y no violación.
Los altos funcionarios de La ONU, se han negado siempre a condenar estos hechos de las fuerzas de paz, temiendo que el escarnio público desalentase la unión de naciones en el mantenimiento de la paz; y para aparentar que hacen algo, además de ayudar a las tiranías de izquierda, Las Naciones Unidas frecuentemente se embargan en largos debates por cosas que no tienen relevancia.
Lamentablemente, Las Guerras Yugoslavas terminaron con gran parte de la ex Yugoslavia reducida a la pobreza, con desorganización económica masiva, e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrían las peores luchas; pues esas guerras fueron los conflictos más sangrientos en suelo europeo, desde el fin de La Segunda Guerra Mundial.
La Guerra de Los Balcanes que duró poco más de 3 años, causó cerca de 100 mil víctimas entre civiles y militares; y 1,8 millones de desplazados, según informes recientes.
De las 97.207 víctimas totales documentadas, el 65% fueron bosnios musulmanes, y el 25% serbios.
Dentro de las víctimas civiles, el 83% correspondió a bosnios.
Es conflicto fue también el primero desde La Segunda Guerra, en haber sido formalmente juzgados los genocidas, y muchos de los individuos claves participantes, fueron consecuentemente acusados por Crímenes de Guerra.
El director de Ničija Zemlja (No Man's Land), por su parte, afirma contento:
“La guerra ya se fue, Sarajevo se está reconstruyendo, tratamos de perdonar si el perdón se pide; pero no debemos olvidar, porque si lo hacemos, va a volver a pasar.
25 años después, cuando piensas en la guerra, parece más una historia que nunca sucedió, pero luego ves la foto del niño en Siria, y piensas cuantos padres tienen que ver a sus hijos así, y pues simplemente no hay razón suficiente para ver una guerra más, no deberían suceder jamás”
Actualmente, Bosnia y Herzegovina, es un país encaminado hacia su unificación administrativa, aunque persisten grandes inestabilidades; provocadas por los ultra-nacionalistas serbo-bosnios y bosnio-croatas.
En el momento, sigue siendo un rompecabezas territorial, con los cuerpos de policía dirigidos por idioma, así como poderes judiciales separados y asambleas distintas, donde los partidos nacionalistas de cada una de las comunidades étnicas, siguen conservando el poder, obstaculizando su acceso a La Unión Europea (UE)
“Neutralnost ne postoji u lice ubistva.
Čine ništa da zaustavi to je, u stvari, odabiru.
To se ne neutralan”
(La neutralidad no existe en la faz de asesinato.
No hacer nada para detenerlo es, de hecho, la elección.
No es ser neutral)
(¿Quién comenzó la guerra?)
Cuando se llega al enfrentamiento armado, podemos considerar que ha fracasado la paz y sus mecanismos de resolución de conflictos.
A partir de ese momento, se desarrolla en cada bando, un complejo proceso para vencer al otro por la fuerza y con las armas, interviniendo no solo recursos materiales, armas, planes, órdenes, y objetivos, sino también sentimientos patrios y personales; futuros hipotecados, incertidumbre vital, proyectos truncados y, lo que es peor, muchas vidas perdidas, que a la postre son tratadas simplemente como “estadísticas de daños acaecidos”
En un caos como es el frente armado de una guerra, los buenos valores y las actitudes se desmoronan, ya que la emergencia, la necesidad de supervivencia, el dolor y las ideologías, impiden que las personas actúen como tales, las relaciones dependen del instinto de no morir, y los sentimientos se convierten en angustias y miedos.
Las Guerras de Yugoslavia, fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que se sucedieron entre 1991 y 1999, aunque con conflictos menores hasta 2001.
Comprendieron 2 grupos de guerras sucesivas que afectaron a las 6 exrepúblicas yugoslavas; y se han empleado términos alternativos como “La Guerra de La Antigua Yugoslavia” o “Guerra de Los Balcanes”, las cuales se caracterizaron por los conflictos étnicos entre los pueblos de la ex Yugoslavia, principalmente entre los serbios por un lado; y los croatas, bosnios y albaneses por el otro; aunque también, en un principio, entre bosnios y croatas en Bosnia-Herzegovina.
El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a la tensión religiosa y étnica, por lo que hubo muchos detonantes.
Especialmente en La Guerra de Bosnia y La Guerra Croata-Bosnia, fue por mucho, el conflicto más sangriento de Las Guerras de Yugoslavia, con episodios de limpieza étnica como fueron la masacre de Srebrenica y de Ahmići, además de violaciones masivas de mujeres bosnias.
Importantes ciudades fueron asediadas y devastadas durante años, como fueron los asedios de Sarajevo, de Mostar y de otras localidades.
Se estima que alrededor de 100 mil personas murieron de forma violenta en esas guerras.
“Ne razumem o čemu pričam, zar ne?”
(Usted no entiende una palabra de lo que digo, ¿verdad?)
Ničija Zemlja (No Man's Land) es una película bélica bosnioherzegovina, del año 2001, escrita y dirigida por Danis Tanović.
Protagonizada por Branko Đurić, Rene Bitorajac, Filip Šovagović, Katrin Cartlidge, Simon Callow, Serge-Henri Valcke, Georges Siatidis, entre otros.
El guión muestra, desde un punto de vista tragicómico, el duro y espinoso conflicto de Los Balcanes, que la convierte en una demoledora película en su denuncia, y audaz en su propuesta; así como una mirada sobre una tragedia y sobre inmoralidad de la política que habitaba tras ella.
Ničija Zemlja (No Man's Land) es el primer largometraje del director bosnio, Danis Tanović, y es una de las más sagaces y demoledoras denuncias, no sólo de la guerra misma, sino también de la política y de los medios de comunicación de los últimos años.
Rodada con un bajo presupuesto y sin grandes estrellas, Ničija Zemlja (No Man's Land) se alzó con el mayor galardón existente para una película no anglosajona en Hollywood, el Oscar como Mejor Película de Habla No Inglesa.
El componente político existe.
“Esto es para mi país.
¡Para Bosnia!”, fueron las palabras que pronunció el director Danis Tanović, al recibir el Oscar; donde no hubo agradecimientos a la familia, ni a sus productores, sabía lo que pasaba, y así quería expresarlo.
Mientras los noticiarios de La República bosnia de Sprska, ignoraron la noticia, o la dieron de pasada; de hecho, algunos serbobosnios entrevistados, consideraban la obra de Tanović, como propaganda oficialista gubernamental para fomentar la unidad.
Nada más lejos de la realidad.
Ellos querían y siguen queriendo formar parte de Serbia.
La resolución de este conflicto, sencillamente, quedó aplazada.
Si bien, para criticar que la guerra era rentable para las empresas de comunicación, las televisiones occidentales, no resulta muy lúcido que se haga mediante una producción compartida con Francia, Gran Bretaña, Bélgica, e Italia, y rodada en Eslovenia.
Se trata tan sólo de una cuestión estética, pero ahí está, con la misma contundencia del hecho, de que estos mismos periodistas, tachados de sensacionalistas, inclinaron la balanza de la guerra hacia un lado muy concreto.
Pero insisto, Tanović no quería hacer una tragicomedia, quería hacer un drama, que es lo que he percibido, un drama absurdo, y puede que encaje el término “desenfadado”, simplemente se hace un tratamiento diferente.
La acción gira en torno a 2 soldados de 2 bandos diferentes:
Čiki (Branko Đurić) es un experto guerrillero del ejército bosnio; y Nino (Rene Bitorajac), es un asustadizo y novel soldado de Banja Luka, que pertenece al ejército serbobosnio.
Y un tercer hombre malherido, Cera (Filip Šovagović), que no puede levantarse del suelo, porque han colocado una mina bajo su cuerpo y, en caso de hacerlo, todos saltarían por los aires.
Los 3 se encuentran atrapados entre las líneas enemigas, “en tierra de nadie”, durante La Guerra de Bosnia de 1993.
Los 2 bandos que se suponen enemigos, pronto se verán obligados a colaborar en unas circunstancias disparatadas, de lucha por la supervivencia; serán 3 víctimas de una encrucijada en la que, como ellos mismos afirman, “lo único que desean es salir de allí”
Mientras Čiki y Nino tratan de encontrar una solución a su complicado problema, Marchand (Georges Siatidis), un sargento de Los Cascos Azules de Las Naciones Unidas (UNPROFOR), se prepara para ayudarles, contraviniendo las órdenes de sus superiores; mientras los medios de comunicación comandados por la reportera Jane Livingstone (Katrin Cartlidge), serán los encargados de transformar una simple anécdota, en un show mediático de carácter internacional, que será de conocimiento del alto cargo:
El Coronal Soft (Simon Callow)
Mientras la tensión entre las diferentes partes va en aumento, y la prensa espera pacientemente nuevas noticias, Nino y Čiki tratarán por todos los medios de negociar el precio de su propia vida, en medio de la locura y lo absurdo de la guerra.
Rodeados de muerte y destrucción, los 2 soldados son conscientes de que sus días se tambalean entre la difusa frontera, y que cualquier paso en falso, puede suponer una despedida definitiva para cualquiera.
A partir de ahí, el intento de sacarles se convierte en todo un esperpéntico espectáculo que Tanović construye con cierta maestría para denunciar no solo el absurdo de la guerra, sino también el papel de Las Naciones Unidas como elemento mediador de los conflicto; también para hablar sobre el papel de los medios de comunicación.
Sin embargo, la idea principal que ofrece este guión, es una metáfora muy ilustrativa del desarrollo del conflicto:
Una mina que, una vez activada, nadie es capaz de inutilizar.
¿Y quiénes construyen minas así?
Se los dejo de tarea, pues ellos son los verdaderos culpables.
Mientras Occidente, representado por Los Cascos Azules, al verse incapaces, opta por aplazar “sine die” el asunto, y engañar a todo el mundo, a la prensa básicamente, con que lo ha arreglado.
Esto, efectivamente, es lo que sucedió en Bosnia.
Una sátira completa, hiriente y absurda, que se toma todo en serio, pero busca a su vez, el crear una cierta distancia irónica que le permita llegar con audacia a lugares que, desde el puro drama, habría sido quizá excesivo.
Ničija Zemlja (No Man's Land), abrió el camino para que el cine de la ex Yugoslavia mirase a su pasado más reciente, y empezase a tratar temáticas de la cercana guerra civil.
¿Quién ha empezado la guerra?
¿Por qué los soldados no son más que meros peones sometidos a los caprichos de más altas esferas?
¿Cuánto les pagan a los reporteros por reflejar el sufrimiento?
“Ljudi između linija”
(Personas entre líneas)
Es posible ofrecer muchas facetas distintas de la guerra, aunque en definitiva, siempre estemos viendo una misma cara bajo ángulos diferentes:
La de su absurdo.
Ničija Zemlja (No Man's Land) no era la primera en adentrarse en el complicado conflicto que tuvo lugar en Yugoslavia a comienzos de la década de los 90, pero sí era prácticamente la primera que lo trataba frontalmente, y desde el mismo corazón del conflicto, la república que más sufrió, la multiétnica Bosnia-Herzegovina; y Danis Tanović la representa con perfecta maestría, continuado un camino ya iniciado por otros cineastas; y constituye una referencia clave en el acercamiento del gran público, a unos sucesos que siguen marcando la realidad de las antiguas repúblicas yugoslavas.
Tomando como referencia del humor surrealista balcánico, Ničija Zemlja (No Man's Land) se inserta de manera muy clara en esa corriente, aunque sin ser tan disparatada, demostrando que se puede trasladar el horror de la guerra hasta el espectador, utilizando como vehículo el surrealismo, el humor ácido, y sin necesidad de grandilocuentes escenas de muerte en primer plano, sangre por doquier y destrucción.
Así transcurre la historia en el terreno que separa las trincheras bosniacas y serbias, la denominada “tierra de nadie”, donde llegarán 2 soldados bosniacos, Cera y Čiki, y uno serbio, Nino.
Estos 3 personajes, inicialmente 4 pero uno fue muerto al inicio del conflicto principal, representan las incongruencias de la guerra yugoslava, y hasta dónde llevó a la población, la exaltación de los nacionalismos excluyentes por parte de la generación de dirigentes yugoslavos durante esos años.
Es como si de un pequeño microcosmos de la historia yugoslava se tratase.
La discusión que acaece entre ellos, sobre quién comenzó la guerra, con tintes de Abbott y Costello, es muy ilustrativa sobre el sentir general de las ex repúblicas yugoslavas, siendo la posesión del arma, la que hace cambiar sus pareceres.
El absurdo de la guerra, hace que coincidan en una trinchera abandonada en medio de las posiciones serbias y bosnias, donde los personajes se verán en una situación absurda, de tener que buscar una solución que les permita volver a sus puntos de partida, para poder seguir matándose.
En ese escueto escenario de la trinchera, y los 2 enemigos que no son capaces de ponerse de acuerdo para salir juntos del atolladero, se va construyendo una historia esperpéntica, a la que luego se unirán Los Cascos Azules, “Los Pitufos”, nunca mejor dicho, incapaces de tomar una decisión coherente, enredados como están en un entramado de intereses y presiones internacionales imposibles de comprender, reflejados en los diferentes idiomas, y que obligan a sus soldados a tomar decisiones imposibles, en medio de la hostilidad general.
Cabe destacar que uno de los 2 soldados serbios, el primero en morir, sea un veterano sin escrúpulos, no puede ser otra cosa sino subjetividad.
Este mismo soldado, será el encargado de colocar una mina de salto, de las explotan al dejar de tocar el pulsador, junto a un soldado que yace en el suelo, aparentemente muerto, para que sus compañeros salten por los aires al recogerlo.
Como el director le tenía ganas, provoca que el bosnio herido se lo acabe cargando para cambiar la situación.
Pero en cuestiones matemáticas, resulta que al tener 4 personajes, 2 de cada bando, el que inició todo en el microcosmos en el serbio, pues de no haber colocado la mina, todo hubiera sido diferente, pero acá es tomar partido, y esa no es la intención.
Así que seguimos en la parte más absurda, con Čiki y Nino, el bosnio herido y el novato serbio, que discuten de la guerra, sobre quién tiene la culpa, quién la empezó, y por qué están ahí...
Creo que vuelve a haber un cierto deje pro-bosnio, aparte del típico discurso pacifista de cualquier buena película de guerra que se precie; y la situación cambia con el despertar del soldado que tenía puesta la mina.
Para entonces, uno ya ha muerto, así que hay 2 bosnios contra 1 serbio.
Cuestiones matemáticas…
El “renacido” se ve en la encrucijada de no poder moverse por la gracia serbia de colocarle la mina debajo…
El trasfondo de todo, vendrá dado por un gesto de gran crueldad, el abandono.
La Guerra de Bosnia, como prácticamente todas las guerras, contó con innumerables acciones inhumanas:
Algunas más conocidas que otras; Tanović busca con este simple gesto, mostrar la irracionalidad que vivió Bosnia, la misma Bosnia ejemplo de convivencia solo unos años atrás, en la que Čiki, por ejemplo, tenía una pareja serbia de Banja Luka, ahora capital de La República Srpska.
Uno de los aspectos que puede observarse, es la diferencia existente entre los ejércitos combatientes.
La Armija, el ejército bosniaco, carece casi totalmente de los medios logísticos necesarios para un conflicto armado actual:
La preparación de los cuadros es mínima, los vestuarios son pobres, véase la camiseta de los Rolling Stones, y el armamento es escaso.
En cambio, el ejército serbio es heredero del desintegrado Ejército Nacional Yugoslavo, lo que se traduce en una mayor cantidad de mandos de carrera, y un armamento más numeroso y completo, tanto que se nota en los uniformes.
Tanović, también presta atención a la dimensión internacional del conflicto, por lo que la intervención de Las Naciones Unidas y el papel de los “mass media” no pasarán desapercibidos.
La zona en la que se desarrolla el conflicto, es la de actuación de un contingente francés de La Fuerzas de Protección de Las Naciones Unidas para la Ex Yugoslavia (UNPROFOR), el cual se estableció inicialmente en Croacia, para garantizar la desmilitarización de las zonas designadas.
Más tarde, el mandato se amplió a Bosnia y Herzegovina, para apoyar el envío de socorro humanitario, y vigilar las “zonas de prohibición de vuelos” y las “zonas seguras”
Su misión, y en general, la actuación de Las Naciones Unidas en el conflicto bosnio, queda perfectamente resumida en una frase de un oficial francés:
“Estamos aquí para impedir que se maten, pero sin uso de la fuerza, y sin meternos en situaciones complicadas”
La prácticamente imposible comunicación con los combatientes yugoslavos, la excesiva burocracia para cualquier movimiento o acción, y la inoperancia generalizada, son aspectos que Tanović no elude, y que refleja fielmente a lo largo del largometraje.
Además, los medios de comunicación ocupan su parte de denuncia importante.
El conflicto yugoslavo, permitió llevar a la práctica todos los avances producidos en materia comunicacional, lo que a su vez derivó en un profundo cambio a la hora de informar sobre conflictos armados.
Aunque también se hizo lo propio en Ruanda, y queda bien plasmado en su momento, en Ničija Zemlja (No Man's Land)
El sensacionalismo, y el deseo de ocupar un minuto en el noticiario de la forma más chocante posible, hace que la imagen que proyecten los medios, sea la de una cierta desconsideración por los combatientes, e incluso una cierta tendencia a conseguir un fin, sin preocuparse lo más mínimo por los medios necesarios para conseguirlo.
Acciones como la intercepción de la radio de La UNPROFOR, para averiguar puntos de conflicto, o el hecho de querer entrevistar al herido tumbado sobre la mina, o las entrevistas con preguntas de “¿Cómo se siente?”, no dejan en gran lugar a los medios de comunicación; y se le da la calidad que tienen, son “buitres que sólo piensan en mostrar el dolor”, les espetará el soldado herido, al ver el show explosivo que han organizado en la trinchera, pues buscan imágenes y entrevistas a quienes se encuentran en una situación dramática, y no dudan en trasformar lo trascendente en anecdótico.
Ambos elementos, las fuerzas de interposición de Naciones Unidas y la prensa internacional, representan en definitiva, la quintaesencia de los males de Occidente, y Tanović nos pinta sobre ellos, un cuadro devastador:
Nuevamente, el abandono, una crítica hacia la pasividad internacional.
Así pues, toda la historia transcurre en un largo y cálido día de verano, donde el tiempo transcurre de forma lenta, sólo agitado por momentos de violencia puntual con todos empeñados en demostrar que el otro es el culpable de la guerra, a golpe de cañón de fusil.
Vemos supervivencia, la lucha que hay constante entre los 2 protagonistas está muy bien llevada.
A veces parecen amigos, vuelven las diferencias, se ayudan el uno al otro para intentar salir de esa “tierra de nadie”
El final llega con el ocaso, uno que nos deja un pozo pesimista, ya que Tanović no deja resquicio a una esperanza acerca de la convivencia pacífica de los distintos pueblos que forman la antigua Yugoslavia; siendo admirable la capacidad del director por atacar un tema tan espinoso, y todavía reciente, con sentido del humor absurdo, sin caer en el mal gusto; pues se basa en un guión muy bien construido, en situaciones curiosas, ingeniosas, que aportan una bendita agilidad, que hacen que Ničija Zemlja (No Man's Land) se apta para todo tipo de público, y que se trata, al fin y al cabo, de la construcción de una sutil estrategia por parte del director.
Una técnica consistente en crear un producto de fácil consumo, para extender un mensaje profundo y desolador, hasta al más espantado del cine de tendencias trascendentales.
Las situaciones absurdas, no exentas de cierta comicidad y hondura humana, se repetirán dependiendo quién de los 2 tenga el poder de las armas:
Les vemos semidesnudos pidiendo auxilio, a la vez a sus respectivos bandos, discutiendo sobre quién de ellos empezó la guerra, o asistimos a un espectáculo esperpéntico en la trinchera invadida por los medios de información, y los mandos de La ONU.
Muy Kubrick, por momentos parece que la amistad y el sentido común triunfarán, pero el sentido de supervivencia y la torpeza de quienes tienen el poder, políticos, militares o la prensa, agotan ese brote de humanidad.
Y no se agota en ese punto la carga irónica, sino que por el contrario, es precisamente a partir de ese leitmotiv, cuando da rienda suelta a su veta crítica más ácida, sin apenas contrapunto a una mordacidad feroz:
Al principio creemos que puede desarrollarse una amistad entre 3 personas que, al fin y al cabo, vienen marcadas por las circunstancias, por una mera situación geográfica a un lado u otro de la frontera.
Pero todas esas esperanzas de coexistencia pacífica, esa amabilidad en las relaciones, desemboca en una tragedia personal, cuando aparece la acción de Los Cascos Azules, y la mirada fría y sensacionalista de las cámaras de televisión.
Es entonces cuando entra en juego toda la metodología movida por el interés:
Una intervención internacional que busca la paz, pero que en realidad es una fachada para acallar la presión popular, y la conciencia de los países más poderosos.
Porque en Ničija Zemlja (No Man's Land) se nos configura como una organización de atrezzo, que no se moja si ve una misión demasiado peligrosa, y que como tantas otras, pierde efectividad por la burocracia.
Y para la prensa:
Por un lado, expone su falta de escrúpulos, pero por otra parte, no deja de reconocer su inconsciente labor como presión popular; despierta la preocupación por la mala imagen, y deja caer la cuestión de que, sin ella, a ningún país le hubiera importado que se aniquilaran los unos a los otros, en esas remotas tierras mediterráneas.
Sin embargo, el peso de la historia, descansa fundamentalmente sobre los 2 soldados heridos en la trinchera, que interpretan con naturalidad y espontaneidad sus papeles de gente normal, de buen corazón, que no sabe bien qué hace allí:
Branko Đurić, en su 2ª película, parece tener la experiencia de 10 películas, y entabla una sensible y emocionante relación con René Bitorajac.
Ambos nos van dibujando un hermoso cuadro de situaciones increíbles y absurdas, en contraposición a ese intento logrado de llevar al absurdo, cualquier tipo de conflicto bélico, y en general de la violencia y los deseos más reprochables del alma humana.
El personaje de Filip Šovagović, lleva esa negra comicidad hasta lugares insospechados, aportando mayor dramatismo y convirtiendo a Ničija Zemlja (No Man's Land), en una sátira y una crítica a la guerra absolutamente categórica.
Pero la pérdida del sentido de la dignidad de la persona, y la falta de humanidad y verdad en los protagonistas de ese triste episodio de final del siglo pasado, es muy real y muy seria, pese a todo lo mostrado.
Durante La Guerra Serbo-Bosnia, Tanović se ocupó de la realización de numerosos documentales para el archivo del ejército bosnio, y pudo conocer de primera mano, situaciones esperpénticas como la que ahora nos ofrece en forma de ficción.
Su mirada no es, sin embargo, una defensa de la causa de su pueblo frente a la del enemigo, aunque introduce algunas imágenes documentales del Presidente Slobodan Milošević, alentando a la limpieza étnica.
Su propósito es reflejar el absurdo de la guerra, aunque ésta se disfrace con razones históricas o de justicia.
Es la ceguera de los dirigentes, semejante a la que experimenta la patrulla bosnia perdida entre la niebla del inicio.
En palabras del director:
“Quería que Ničija Zemlja (No Man's Land) estuviera repleta de contrastes y elementos inarmónicos.
Pero también tenía que mostrar que la falta de armonía y el odio, no son naturales, y que no aportan ninguna solución.
Leí en alguna parte, que el amor lleva la armonía a un conflicto sin que ninguna de las partes se destruya.
El odio hace justamente lo contrario.
Si el odio fuera el principio por el que se rigiera nuestra sociedad, no quedaría ningún tipo de oposición en el mundo.
Pero, como el fuego y el agua coexisten, creo que es el amor el que dirige el mundo”
Lástima que muchas personas en este caso, los grandes que manejan los hilos del mundo a su antojo, creando conflictos, no sepan lo que es amar.
Al final, cuando se enfrentan a muerte los 2 soldados protagonistas, con La ONU y la prensa alrededor, no encontré motivación suficiente para que Čiki quisiera matar a Nino...
Pero si la dura crítica a “Los Pitufos”, dejan al soldado con la mina abandonado, más preocupados por salvar las apariencias ante la prensa, que por ayudar a ese pobre hombre.
Técnicamente, el plano final es desolador, desde arriba como si fuera la vista de Dios, una trinchera que se va haciendo cada vez más grande, mientras el soldado es más pequeño.
No hay movimiento, no hay esperanza, no hay atención…
Solo faltó escuchar la detonación…
Pues una vez que el problema se activa, nadie puede resolverlo, y esto precisamente es la guerra, y aquí muere gente, vaya lastima para un mundo que creíamos civilizado.
¿Quién empezó el conflicto?
¿Quién es más bárbaro?
¿Quién tiene razón?
Todas estas respuestas, tiene solución con una respuesta doble:
Ambos y ninguno.
Sin embargo, allí asisten los que comercializan los eventos, y venden el producto, mientras unos desde muy lejos, miran el horror antes de ir a cenar.
Porque en una guerra, todas las partes son culpables y perjudicadas.
La conclusión, bien reflejada en el plano cenital final, es de soledad y de indefensión, de perplejidad ante situaciones incomprensibles entre personas que se dicen “humanas”, y que se enzarzan en luchas intestinas hasta perder la sensatez, y finalmente la vida.
Un final tan vergonzoso para nuestras conciencias, que eleva a Ničija Zemlja (No Man's Land) a la categoría de obra maestra.
“Da li uopšte znaš šta je razlika između pesimista i optimista?”
(¿Sabes cuál es la diferencia entre un pesimista y un optimista?)
La Organización de Las Naciones Unidas (ONU), a 70 años de haber sido fundada, se encuentra enfrascada en una situación de inoperancia e ineficiencia para promover La Paz entre las naciones del mundo, función primordial por la que fue creada en 1945; y tal es el grado de inoperancia, que sólo es un espectador más de la guerra.
Sus errores se deben en buena parte al carácter poco democrático del organismo en la toma de decisiones, donde los países miembros del Consejo de Seguridad, abusan de su poder de veto.
El Consejo se compone de 15 países, de los cuales, 5 son permanentes:
China, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y Francia; y los otros 10 países, son elegidos en mandatos de 2 años.
Muy curiosamente, quienes más poder tienen de veto, son quienes más armas poseen, por lo que se hace evidente la continuación de un negocio militar.
Por ejemplo, en tiempos de guerra, algunas naciones solicitan el apoyo de La ONU:
Los Cascos Azules suelen ser un símbolo de estabilidad y seguridad; pero en la década de los 90, esta imagen estuvo muy alejada de la realidad.
Según informes de Kosovo, Bosnia, Camboya y Haití, entre otros, las áreas donde han actuado las fuerzas de paz, experimentan un alarmante ascenso de la prostitución infantil.
Se ha sabido que los soldados premian a los niños con caramelos o pequeñas cantidades de dinero, por lo que el soldado puede “defenderse” alegando que se trata de prostitución, y no violación.
Los altos funcionarios de La ONU, se han negado siempre a condenar estos hechos de las fuerzas de paz, temiendo que el escarnio público desalentase la unión de naciones en el mantenimiento de la paz; y para aparentar que hacen algo, además de ayudar a las tiranías de izquierda, Las Naciones Unidas frecuentemente se embargan en largos debates por cosas que no tienen relevancia.
Lamentablemente, Las Guerras Yugoslavas terminaron con gran parte de la ex Yugoslavia reducida a la pobreza, con desorganización económica masiva, e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrían las peores luchas; pues esas guerras fueron los conflictos más sangrientos en suelo europeo, desde el fin de La Segunda Guerra Mundial.
La Guerra de Los Balcanes que duró poco más de 3 años, causó cerca de 100 mil víctimas entre civiles y militares; y 1,8 millones de desplazados, según informes recientes.
De las 97.207 víctimas totales documentadas, el 65% fueron bosnios musulmanes, y el 25% serbios.
Dentro de las víctimas civiles, el 83% correspondió a bosnios.
Es conflicto fue también el primero desde La Segunda Guerra, en haber sido formalmente juzgados los genocidas, y muchos de los individuos claves participantes, fueron consecuentemente acusados por Crímenes de Guerra.
El director de Ničija Zemlja (No Man's Land), por su parte, afirma contento:
“La guerra ya se fue, Sarajevo se está reconstruyendo, tratamos de perdonar si el perdón se pide; pero no debemos olvidar, porque si lo hacemos, va a volver a pasar.
25 años después, cuando piensas en la guerra, parece más una historia que nunca sucedió, pero luego ves la foto del niño en Siria, y piensas cuantos padres tienen que ver a sus hijos así, y pues simplemente no hay razón suficiente para ver una guerra más, no deberían suceder jamás”
Actualmente, Bosnia y Herzegovina, es un país encaminado hacia su unificación administrativa, aunque persisten grandes inestabilidades; provocadas por los ultra-nacionalistas serbo-bosnios y bosnio-croatas.
En el momento, sigue siendo un rompecabezas territorial, con los cuerpos de policía dirigidos por idioma, así como poderes judiciales separados y asambleas distintas, donde los partidos nacionalistas de cada una de las comunidades étnicas, siguen conservando el poder, obstaculizando su acceso a La Unión Europea (UE)
“Neutralnost ne postoji u lice ubistva.
Čine ništa da zaustavi to je, u stvari, odabiru.
To se ne neutralan”
(La neutralidad no existe en la faz de asesinato.
No hacer nada para detenerlo es, de hecho, la elección.
No es ser neutral)
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