Warlock

“Satan also has one son”

Un grimorio, es un tipo de libro de conocimiento mágico europeo, generalmente datado desde mediados de La Baja Edad Media, siglo XIII, hasta el siglo XVIII, y son muy pocos los que se datan en fechas anteriores al siglo XIII.
Tales libros, contienen correspondencias astrológicas, listas de ángeles y demonios, instrucciones para aquelarres, lanzar encantamientos y hechizos, mezclar medicamentos, invocar entidades sobrenaturales y fabricar talismanes.
Se conoce poco sobre el origen de muchas de las fórmulas mágicas, aunque es probable que sean el resultado de traducciones de conocimientos de magia oriental árabe, fusionada con elementos occidentales.
Una versión sobre el origen de la palabra “grimorio”, mucho más aceptada actualmente por los propios practicantes de magia, sostiene que la palabra proviene del italiano “rimario” que significa “composición de versos”
Con el paso del tiempo, la palabra habría cambiado a “grimario”, y posteriormente al actual “grimorio”
Los magos medievales italianos, sabían que la composición en versos, favorecía a que las operaciones mágicas fueran más poderosas.
Por esta razón, las llamaban “incantesimo” o “encantación”, porque para su desarrollo, empleaban la poesía y el canto.
También, se llama “grimorio” a un conjunto de signos por descifrar, galimatías y, en tono despectivo, obra o texto oscuro, complicado o indescifrable.
“El Gran Grimoire” es un grimorio de magia negra.
Las diferentes ediciones, datan de 1521, 1522 o 1421, pero probablemente fue escrito en el siglo XIX, por alguien llamado, Antonio Venitiana del Rabina, que supuestamente reunió información de los escritos originales del Rey Salomón.
El libro, también conocido como “El Dragón Rojo”, contiene instrucciones, supuestamente para invocar a Lucifer o Lucifuge Rofocale, con el propósito de formar un pacto con el diablo; el cual se divide en 2 libros:
El primer libro, contiene instrucciones para convocar a un demonio, y la construcción de herramientas para someterlo.
El segundo libro, se divide en 2 partes:
“El Regnum” y “Secretos Sanctum, de L'Art Magique du Grand Grimoire”
Este último contiene instrucciones para hacer un pacto con el demonio, que permite comandar el espíritu, sin las herramientas requeridas en el libro, pero bajo un mayor riesgo; así como contiene hechizos y rituales que se pueden emplear después de haber realizado el ritual del primer libro.
Algunas ediciones, contienen un texto corto entre estas 2 partes:
“Le Secret Magique, où le Grand Arte de pouvoir parler aux Morts” o “La magia secreta, o el Gran arte de ser capaz de hablar con los muertos”, que trata de la nigromancia.
Por su parte, “La Biblia Satánica”, podría considerarse un grimorio moderno, al contener descripciones de ritos, siendo una obra de tipo filosófico religiosa, escrita por Anton Szandor LaVey, quien fue fundador de La Iglesia de Satán, y el más popular exponente del satanismo contemporáneo.
Esa Biblia, es una obra que contiene los fundamentos ideológicos, ensayos y rituales satánicos, en los cuales fundamenta las bases de La Iglesia de Satán, movimiento existencialista que LaVey iniciaría en 1966.
“Rentum, Osculum, Tormentum:
A decade twice over a day”
Warlock es una película de terror y fantasía, del año 1989, dirigida por Steve Milner.
Protagoniza por Julian Sands, Lori Singer, Richard E. Grant, Mary Woronov, Kevin O'Brien, Richard Kuss, Allan Miller, Anna Thomson, David Carpenter, entre otros.
El guión es de David Twohy; cuya concepción original, se basaba en un brujo que era un hombre de buen carácter, que fue forzado huir del siglo XVII, para evitar la persecución religiosa, sólo para encontrarse a sí mismo de manera similar, siendo perseguido en el siglo XX; pero después de trabajar en el guión durante 2 meses, Twohy se dio cuenta, de que no funcionaba, y decidió hacer del personaje, un villano.
Twohy revisó y perfeccionó la historia, pero tuvo que comprometer algunas de sus ideas, debido a las limitaciones del presupuesto.
De hecho, Warlock pretendía ser un “exploit” de éxitos recientes como “Terminator” (1984) o “Highlander” (1986), pero con un toque diferente; y aunque el estreno de la película estaba planeado para 1988, la quiebra de la empresa New World Pictures, hizo que Warlock fuera adquirida por Trimark Pictures, quienes dieron lanzamiento en 1991, recaudando $9 millones, de un presupuesto de $15 millones... y debido a una variedad de factores, como de violencia, se cortaron varias escenas, otras tomas fueron rehechas o alteradas de postproducción.
Varias escenas eliminadas, se vislumbran en el avance para los cines, y otras tomas e información, salieron después del estreno.
Así las cosas, Warlock es un film que mezcla con bastante eficacia, elementos de fantasía, brujería y mitología demoníaca.
La mayor parte fue filmada en locaciones alrededor de los Estados Unidos; en Plymouth, Massachusetts, y en el área de Boston.
La casa de campo, con el icónico granero rojo, es la George Washington Faulkner House, que fue abierta al público, con una atracción anual de calabazas durante muchos años.
La historia inicia en 1691, cuando un hechicero/Warlock (Julian Sands) es condenado a morir en la hoguera, acusado de ser un brujo; pero una fuerza misteriosa lo arrebata de su celda, y sólo Giles Redferne (Richard E. Grant) es testigo de su desaparición.
Redferne es el hombre que le había capturado, y que se arroja a la fuerza enigmática, desapareciendo también.
300 años después, Warlock aparece en Los Angeles; y gracias a una médium espiritista (Mary Woronov), averigua la misión que se le ha confiado es fuerza siniestra:
Reunir las 3 partes de “El Gran Grimoire”, un libro con el que conseguirá el poder de destruir La Tierra.
Por lo que Redferne emprende una nueva percusión, para intentar someter al brujo; pero los poderes de éste aumentan con los días, y la única ayuda que tiene, es Kassandra (Lori Singer), una joven hechizada por aquél.
Es precisamente la persecución del villano a lo largo de Estados Unidos, de lo que trata Warlock, y como público vamos alternando entre las fechorías del oscuro personaje, y los mil y un métodos de detección y lucha de los héroes, quienes van soltando cada tanto tiempo, un sinfín de detalles acerca de la mitología de los hechiceros, varios de ellos, bastante interesantes, y que demuestran con cierto trabajo de documentación detrás.
El objetivo de Warlock, es reunir el grimorio que le permitirá conocer el “verdadero” nombre de Dios, y deshacer toda La Creación, diciendo el nombre hacia atrás.
De hecho, en muchas religiones paganas espiritistas, los espíritus malignos tienen nombres personales, mantenidos lejos del conocimiento de todos los demás, por lo que conocer el verdadero nombre de un espíritu, permitiría el control del mismo.
“El Gran Grimorio”, también conocido como “El Dragón Rojo”, es ese compendio que formula la invocación de espíritus de todo tipo.
Esta documentación, está puesta al servicio de un esquema argumental bastante conocido.
Por otra parte, la trama en sí, no es más que una versión un tanto diferente de “Terminator” (1984), con la diferencia de que esta vez, héroe y villano vienen del pasado, y no del futuro; y que el tratamiento de la historia, está más inclinado hacia la fantasía oscura, que hacia la ciencia ficción.
Sin embargo, tanto Twohy como Milner, consiguen dar a su trabajo un toque original, en la forma como dicho tono fantástico está metido con total naturalidad en una ambientación realista, que incluso no desaprovecha la oportunidad de enlazar con tradiciones y supersticiones típicamente estadounidenses, como la presencia de ciertos cultos religiosos típicos de dicho país, como los puritanos y los menonitas.
“And we are bewitched!”
Warlock es pura serie B, un film muy entretenido, donde temas como la brujería, están llevados de una manera donde podremos ver desde hechizos, maldiciones y muchos artilugios para poder cazar a un brujo, y que realmente, no se había realizado en filmes de la época.
Y es que una de las plagas de los años 80, fue la explotación de las franquicias de terror, y el acercamiento a lo cómico de los villanos que la protagonizaban.
Por culpa de esto, muchas de ellas buscaban un antagonista que tuviera carisma y gracia para el público, perdiendo así el carácter negativo y amenazador que estos deberían tener.
Warlock se salva completamente, porque el personaje que interpreta Julian Sands, es un brujo auténtico.
Sin un solo rasgo positivo, es presentado como un cabrón absoluto, que no solo mata a todo al que le suponga un obstáculo, sino que no duda en asesinar o maldecir a cualquiera porque, bueno, como queda bien claro, es un brujo.
Es malvado, es su naturaleza, y no tiene ningún otro trasfondo.
Es una opción lógica, teniendo en cuenta que la película empieza ambientándose en la época de las cazas de brujas, y las ejecuciones; tomándolas en este caso como algo verídico, por lo que no hay que buscarle motivación a un personaje malvado.
Este tipo de ambientación, también es lo más memorable del guión, porque no dudan en recurrir a creencias populares, a la hora de presentar los poderes y debilidades del brujo:
Desde fabricar pociones con grasa humana, hasta detalles tan anacrónicos, como el que su presencia haga que la leche se corte, y que su única debilidad sea la sal.
Aunque en la trama nunca queda muy claro, cómo ni por qué consiguió saltarse varios siglos, pero por desgracia para él, un cazador de brujas salta sobre él, con el tiempo justo para poder llegar al presente, e intentar detenerlo.
Por la misma razón poco clara, cada uno aterriza en sitios distintos, acabando el primero, en casa de la protagonista, donde después de asesinar al compañero de piso de esta, y echarle una maldición, haciéndole envejecer 20 años por día; y tras encontrar al cazador de brujas, ambos intentan detenerlo.
Ella buscará matar a Warlock, para evitar morir de vieja en 72 horas; y Redferne para recuperar el grimorio que el brujo pretende utilizar para deshacer La Creación.
El grueso de la historia, narra la búsqueda de Warlock, en el presente, de “El Gran Grimorio”, un libro dividido en 3 partes, que es considerado “La Biblia de Satán” y que una vez completo, revelará el verdadero nombre de Dios, que pronunciado al revés, provocará el fin del mundo, y coronará a Warlock, como el hijo de Satanás.
Lo primero que se nota en el guión, es la falta de humor por parte de los protagonistas principales:
Tanto el cazador de brujas, como el hechicero, son tipos bastante serios, y en el caso del primero, lo caracterizan con la suficiente inteligencia como para adaptarse a muchos de los avances técnicos, excepto lo de los aviones, que no lo lleva bien; sin tenerlo permanentemente asombrado cada vez que ve algo nuevo, o gritando “¡Brujería!” por el mero hecho de ver un automóvil.
Mientras su compañera, pondría el punto cómico, que en ocasiones es bastante irritante, teniendo en cuenta todo el tono serio de la película, y alguno de sus comentarios agudos, queda un poco fuera de lugar.
Por suerte, ella también evoluciona positivamente, perdiendo punto cómico, y ganando en utilidad.
Incluso, algunos de los detalles de su personalidad, como el carácter un poco descerebrado, o su miedo a envejecer, se aprovecha positivamente en el guión, tanto por la trama de la maldición, como por pasarse la primera mitad de la película, teniendo 40 y 60 años.
Lo llamativo de Warlock, es que es un mago súper poderoso, que en el presente, se comporta como un niño al que todo le sorprende, y le llama la atención, en clara referencia al T-800 de “Terminator” (1984), a la inversa.
Narrativamente, Warlock es una persecución, una huida que recuerda más a una “road movie”, que a una cinta de terror; y como dato curioso, fue Milner, el que tuvo la idea de contratar a actores ingleses para los papeles de Warlock y de Redferne, debido a que quería un acento inglés, marcado como el de los colonos americanos del siglo XVII; y quedó impresionado con el casting de Richard E. Grant, por lo que le adjudicó el papel de Redferne; para el de Warlock, pensó en Julian Sands, quien en principio, era reacio a actuar en una película de terror, pero tras leer el guión, accedió.
De hecho, Julian Sands fue inicialmente considerado para el papel de Redferne; y Richard E. Grant por el brujo.
En general, tanto la ambientación y el uso de la mitología relacionada con la brujería, como la caracterización del antagonista, son lo más memorable Warlock, y superan con creces los fallos, como son los escasos intentos de aportar humor a un guión que no lo necesita, y toda la historia del principio, del viaje temporal, que aunque sea necesaria para poder desarrollar el resto de la trama, podían haberse esforzado un poco más a la hora de dar una explicación coherente con el resto de la historia.
Y aunque hay muchas producciones de hace más de 20 años, que han envejecido bien, en esta sí se notan los cambios de década y mentalidad:
Una de las situaciones más recordadas, es la de su protagonista, entrando tranquilamente en un avión, con una afilada veleta de hierro, sin que nadie levante una ceja.
Cosas del mundo anterior al 9/11…
El resto en su conjunto, viene a ser otra forma de cine de espadas y brujería, propio de los 80; llamando la atención, la escasa repercusión por el bajísimo presupuesto, pero con excelentes resultados, siendo de esas películas que siempre estaban alquiladas en el videoclub de barrio.
El guión, como reiteramos, tiene sus carencias, evidentemente notables, sobre todo en lo poco explotado que está el choque de los personajes principales en una época tan extraña a la suya, pero por otro lado, gana al incluir detalles de una crueldad inusitada para una producción comercial, como la violencia que el hechicero ejerce sobre sus víctimas, una violencia que no está desprovista de un componente sexual agresivo, que le reportaría al pobre Julian Sands, muchos papeles similares a lo largo de los años.
También, dentro de las escenas, la primera muerte, de un homosexual, al que le relacionan por sus prácticas poco ortodoxas, en tiempos de Jeffrey Dahmer; o una escena eliminada con la médium, en la que en vez de los ojos, se le arrancaban los pezones… pero impactó mucho esa escena en que le arranca la lengua de un bocado al amigo de la protagonista; pues era inocente, y no se esperaba una película con esos toques de terror tan reales, con tintes caníbales, porque Warlock, debe ser un personaje que solo verlo provoca terror, un brujo malvado hasta la medula, que bien podría estar en un ranking de los mejores villanos de los 80, como la escena cumbre:
Cuando entabla conversación con un inocente niño, que no está bautizado, escena que fue polémica, porque en Canadá, la resolución de la escena, se hizo realidad.
Por lo que, referente a escenas sangrientas, hay unas cuantas muy bien resueltas, tanto a nivel de maquillaje, como a la originalidad de estas muertes.
Curioso detalle es destacar el pobre maquillaje que le ponen a Lori Singer, para aparentar ser una mujer mayor, que se parece más a un muñeco, que a una anciana.
Pues el problema fue por ella misma, que según se informó, era una actriz difícil, y causó dolores de cabeza para el encargado del maquillaje, Carl Fullerton; el cual era una elaborada serie de maquillajes, para mostrar progresivamente el envejecimiento, que ya había sido diseñado, probado, y aprobado.
Sin embargo, en el día de su transformación a 40 años de edad, Singer se negó a usar cualquier prótesis, obligando al encargado del maquillaje, a recurrir a un punteado, sombreado, y a ponerle una peluca a la actriz.
Para cuando aparenta 60 años de edad, Singer accedió a llevar prótesis en las mejillas, y la barbilla; pero se negó a que le pusieran aparatos en la nariz, o en los ojos.
Mientras Julian Sands como Warlock, logra una interpretación bestial, a todos los niveles, otorgando al personaje, una presencia intimidante, y una gran crueldad y sadismo.
Richard E. Grant, como Giles Redferne, vendría a ser el héroe o anti-héroe, según se mire la historia.
Grant hace que su personaje nos resulte encantador y carismático, desde el primer momento, y su personaje se llega a echar de menos en las otras secuelas.
Y Lori Singer, como Kassandra, logra hacer un personaje tierno y divertidísimo, y con una gran química con el personaje de Grant.
Por último, señalar la banda sonora a cargo de Jerry Goldsmith, donde destacaría el tema principal, y el score en la escena de las vías del tren, donde una escena simple, se convierte en una gran escena de tensión, gracias a la música.
“Of all the curiosities here I've seen, none have surprised me more than this”
El Rey de Todas Las Teorías de Conspiración, gira en torno al hecho de que existe un libro llamado “El Gran Grimorio”, también llamado “El Dragón Rojo” y “El Evangelio de Satán”, libro que es real, porque La Iglesia Católica, oficialmente reclama la propiedad del mismo, pero nunca ha dejado al público leerlo.
Es el hecho de que fue descubierto en Jerusalén, en 1750, en la tumba de Salomón, escrito en hebreo bíblico, o arameo.
El manuscrito, no ha sido fechado a un estado anterior, o bien, no lo ha dicho la iglesia, pero el libro en sí, está inscrito con la fecha del anuncio de 1522.
Reclamaciones de los teóricos afirman, que fue copiado en ese año, de un manuscrito escrito en los años 1200 d.C., o incluso antes.
La prueba más antigua conocida de ella, proviene de los escritos de Honorius de Tebas, cuya existencia no se ha demostrado del todo.
Pudo haber sido una identidad secreta del Papa Honorio III, que se cree que escribió algo ahora conocido como “El Juramento Libro de Honorio”, desde el cual se deriva “El Gran Grimorio”, o que es de hecho, “El Gran Grimorio” en sí, teoría que sostiene que Honorius, bien siendo Satanás en sí mismo, o poseído por Satanás, escribió el libro; el cual contiene instrucciones sobre la invocación de Satán en cualquier momento, en cualquier lugar de La Tierra, para diferentes intenciones insidiosas.
La palabra “Grimorio” denota, además, un libro de magia.
Cualquier tipo de magia, ya sea buena o mala.
Una gran cantidad de copias, están en circulación en el mundo, pero ninguna de ellos, afirma la teoría de la conspiración, contiene las palabras verdaderas del Grimorio real; siendo muy popular en la cultura vudú de Haití, y profesionales utilizan el libro todo el tiempo, como un libro de recetas para hacer Hechizos.
Los teóricos de las afirmaciones del “Grand Grimoire”, dicen que sí es sobrenatural, ya que permanentemente se resiste a la quema, no se puede cortar, atravesar, penetrar, romper, o de cualquier otra manera para dañarlo o destruirlo.
Es el único libro, con el conocimiento de cómo llamar a Satanás, pues todas las demás, son falsas porque no funcionan; con un ritual preciso para llevarlo a cabo, y además de esto, se puede llamar a cualquier número de demonios, con nombre; y siendo escrito por Satanás, detalla las pruebas de varios milagros sobrenaturales de La Biblia, la ubicación precisa de las reliquias bíblicas, e incluso contiene bocetos personales de Satanás, de las caras de Judas Iscariote y Jesucristo.
Debido a que está en posesión de La Iglesia Católica, la teoría pasa a afirmar, que en cada Papa, comienza un ser humano, y luego es poseído por Satanás, una vez que se elige.
Obviamente, debido a su poder, el grimorio está bajo custodia en La Biblioteca del Vaticano.
Otro dato interesante de Warlock, es el trabajo en la documentación referente a la brujería como tal; que coloca al brujo como protagonista, y como el Anticristo futuro, utilizando “El Grimoire” como trama principal, y va aún más lejos, afirmando que contiene el nombre secreto de Dios, que cuando se dice al revés, se aniquilan El Universo.
La palabra corresponde a:
“Roaisha” que vendría a traducirse como “ayudarse a sí mismos”
Y es que Warlock también se basa en creencias medievales de referencia, con algunos detalles reales como curiosos del imaginario medieval, como:
La presencia de brujos y/o determinados seres mágicos, pone histéricos a los animales, angosta las cosechas, y hace que los caballos suden.
La sal, es un elemento sagrado y purificador, capaz de destruir el mal que ya aparece así en El Viejo y El Nuevo Testamento.
La sal, quema a los seres malignos como si fuera fuego.
Lo de cepos que atraparan los pulgares de las manos, sí parece que es histórico; lo de los pies ya no puedo asegurarlo.
Su objetivo es que el mago no pueda gesticular con ellas para lanzar un hechizo.
Hay un hechizo en el que sí se clavan calvos en las huellas de animales para causarles cojeras incurables; imagino que con personas también vale.
Además, junto con la sal, el hierro es anatema para la magia, y por otro lado, los clavos, según el hechizo, se clavan para que sean defensivos u ofensivos.
Las maldiciones activas consisten en conservar un objeto personal de la víctima; se llama “Magia simpática” a los muñecos vudús, y los clavos en las huellas, funcionan por el mismo principio; al tener un objeto o parte del cuerpo, sea uñas, pelo... ligada personal/vitalmente a la víctima, sobre la que hacer el hechizo, y se establece un puente que hace que el embrujo llegue hasta aquella.
La grasa o “unto”, sobre todo de niño, se considera un elemento mágico muy potente desde La Edad Media hasta casi el siglo XXI.
Las palabras “sacamantecas” y “el hombre del saco”, provienen de la gente que se dedicaba a conseguirlo.
Los pentagramas, no sé exactamente en qué dirección funcionan; pues también se emplean para invocar seres malignos.
Las entidades malignas, según que tradición, pueden ignorar, sufrir dolor, debilitarse, o ser destruidas si pisan terreno sagrado.
Los signos de presencia de brujería, son que la nata se corte, que las llamas brillen en color azul, que los animales se comporten de manera extraña, o que las cosechas se estropeen, y se producirán varios cientos de metros a la redonda del foco, del brujo en este caso.
Las maldiciones lanzadas por un brujo, se mantendrán activas siempre y cuando éste conserve un objeto personal de la víctima.
Si el objeto es recuperado o roto, la maldición se rompe, revertiendo al que la ha sufrido al estado inicial.
Uno de los ingredientes principales de una poción para volar, es la grasa humana, que será más poderosa si proviene de un niño no bautizado…
Sobre este último dato, un evento similar, tuvo lugar el 8 de julio de 1995, en La Ronge, Saskatchewan, Canadá; cuando un adolescente llamado Sandy Charles, y un cómplice de 8 años, asesinaron a Johnathan George Thimpsen, de 7 años de edad, al cortarlo en tiras, hervirlas, y comidas, con la esperanza de que, al igual que Warlock, les daría la capacidad para volar.
Charles, fue declarado no culpable, por razones de demencia, pero fue condenado a permanecer en El Centro Regional de Psiquiatría de Alta Seguridad en Saskatoon, donde ha residido poco después de ocurrido el asesinato.
Mientras el cómplice de 7 años de edad, y primo de la víctima, era demasiado joven para ser juzgado, y fue entregado a trabajadores de los servicios sociales; puesto que la responsabilidad penal en Canadá, comienza a los 12 años.
Se dijo que Sandy Charles sufría de ideas delirantes extrañas, de corte esquizofrénico, y se firma que vio la película Warlock, y su secuela, “Warlock: The Armageddon” (1993), al menos 10 veces.
La serie de filmes Warlock, describen rituales satánicos, y muestra conceptos góticos, incluyendo la creencia de que si una persona bebe la grasa licuada de un niño no bautizado, ganarían poderes especiales… en este caso, el poder de volar.
Charles le dijo a la policía, que “había un espíritu que me dio estos pensamientos”
Había estado pensando en el suicidio, pero la voz le dijo, que podría ser tan bueno, como para matar a otra persona.
En su juicio, en 1996, fue encontrado no culpable por razones de demencia; y el juez concluyó, que Sandy Charles “sufría de un trastorno mental, a fin de estar exentos de responsabilidad penal”
No hubo un grupo satánico organizado, implicado en este asesinato.
Charles fue impulsado por sus propios delirios y enfermedad mental, más que por cualquier creencia religiosa en el satanismo.
La fuente de los delirios particulares del niño, se basa en el engaño “gótico satánico” promovido por las películas de Warlock.
De todos modos, el caso trajo el tema de la violencia en el cine a la vanguardia, y se informó que ha influido en la decisión del país, para que los padres puedan utilizar cualquier mecanismo para censurar la violencia en la televisión por cable.

“You hail spirits, do you not?”



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