An Interview with God

Terminando de ver “An Interview with God” (2017) de Perry Lang con David Strathairn, Brenton Thwaites, Yael Grobglas, Hill Harper, Charlbi Dean Kriek, entre otros.
Drama que sigue a un periodista y ex veterano de guerra que comienza una entrevista con alguien que dice ser Dios.
El filme fue financiado por Giving Films, una empresa de beneficencia, cuya taquilla fue donada a organizaciones que apoyan el cuidado y los servicios de salud mental de niños y veteranos.
Como algo “milagroso” el filme rompió un récord de taquilla para una película relacionada con la fe; y lo más sorprendente de la película, es el cuidadoso, tal vez deliberado equilibrio entre ser predicador y atractivo para los seculares; porque efectivamente esta es una película sobre Dios, su papel, y la religión en nuestra vida cotidiana; no es casual que el guión esté lleno de referencias bíblicas con la simple conclusión de la importancia del perdón; y muy a pesar que toda la trama esté enfocada en Dios, es maravillosamente humana; tanto que el diálogo entre los personajes principales suena más a 2 personas en medio de un amargo desacuerdo.
En el fondo, el filme recuerda a “Oh God!” (1977) de Carl Reiner; pero aquí el guión está muy mal trabajado, demasiados diálogos y conversaciones tiradas al aire, no tanto para el protagonista sino para el espectador, por lo que se pierde la oportunidad de mostrar interesantes reflexiones filosóficas para hacer una crítica mordaz sobre la sociedad actual, o simplemente servir como una comedia acerca de la condición humana; pero aquí se reduce a un trabajo que pretende aleccionar a sus espectadores, advirtiéndoles que “si no procuramos ser mejores personas y a perdonar a quienes nos ofenden y/o defraudan, tal vez mañana será demasiado tarde”
Y no está mal la idea, solo que es demasiado evidente e inquisitiva, como si fuera un panfleto cristiano cargado de didacticismo y un agobiante mensaje evangelizador.
Pero en el fondo también encontramos algunos temas interesantes como El Síndrome de Estrés Post-Traumático generado por la guerra y el suicidio; el adulterio en la gente muy religiosa, que solo necesita que los perdonen y seguir adelante… como que no… tanto que el periodista entra en crisis, y para variar, un soldado amigo en el frente, está librando su propia batalla, por lo que Paul está tratando desesperadamente de rescatarlo… acaso ese amigo no será el mismo Paul, tratando de “rescatarse” como si hablara de sus problemas en tercera persona… no se sabe, porque Matt desaparece sin aviso…
Del reparto, el filme gana enteros cuando David Strathairn y Brenton Thwaites comparten escena, el primero muy controlado y difuso, mientras el segundo muy desesperado y angustioso.
Curioso papel el de Brenton Thwaites, que dice ser religioso pero no lo es en la práctica ni en su mentalidad.
Ambos actores por momentos llegan a crear un “tour de forcé” muy interesante, pero ambos caen por culpa del guión.
Porque el filme pudo ser mucho mejor con un guión más trabajado/pulido, inclusive en un solo escenario, como si fuera una obra de teatro, ya que se manejaría mejor la temática, sin divagar tanto en lo que se pretende; aunque confieso que hubo “conclusiones” que sí me gustaron, como no esperar el milagro siendo inactivos; que la participación nuestra es la que genera los cambios; la muerte acontece mañana, así que cumplamos con todo hoy...
Y es que ese es el problema característico de todas las películas de fe, las cuales no buscan generar discusión sobre la existencia de Dios o sobre el sentido de la vida, quedándose en un discurso evangelizador y moralista, que solo busca ganar adeptos más que hacer pensar o, por lo menos, entretener; porque este filme hace grandes preguntas, la primera entrevista es bastante atrayente, pero decae en el problema personal, la relación con su esposa y su cuñada no está definida, ni siquiera cómo fue que nació el contacto con el hombre, por qué no una mujer que dice ser “Dios”; total, entre tanto diálogo no ofrece ninguna respuesta satisfactoria.
Aun cuando sea explícito en dejar las cosas sin decir, tampoco es bueno deletrearlo todo para la audiencia, dejan demasiado sin decir, tanto que esto termina siendo un gran misterio.
¿Cómo la vida misma?
Pero el mensaje aquí es que “Dios es bueno y misterioso” y conocer todas las preguntas y todas las respuestas, debe dificultar un poco la conversación humana.
Si tuviéramos la oportunidad de entrevistar a Dios:
“¿Qué le preguntarías?”
NO RECOMENDADA.



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