Voyage of Time: Life's Journey

Terminando de ver “Voyage of Time: Life's Journey” (2016) de Terrence Malick narrado por Cate Blanchett, es un documental respaldado por National Geographic Society, cuyo principal asesor científico fue El Dr. Andrew Knoll, profesor de Historia Natural de La Universidad de Harvard, Consultor de La NASA y autor; por lo que el filme es un examen existencialista sobre el nacimiento y la muerte del universo conocido; que va desde su inicio hasta su colapso final; por lo que reflexiona todo lo que ocurrió para preparar el mundo que se nos presenta ahora:
Ciencia y espíritu, nacimiento y muerte, el gran cosmos y los diminutos sistemas de vida de nuestro planeta; así como explora nuestro pasado planetario en la búsqueda del lugar de la humanidad en el futuro.
Para esta producción, el director Terrence Malick ha estado trabajando durante más de 40 años, por lo que a través de ese tiempo leyó, investigó y entrevistó a los mejores científicos del mundo; para mostrar un documental muy personal y contemplativo sobre la naturaleza, la vida, el espacio y el universo; no es casual que la filmación se llevara a cabo en todo el mundo, recopilando material fílmico cada vez que se presentaron oportunidades a lo largo de los años, con un equipo de producción de 12 años de trabajo; por lo que el proceso se centró en el último año, creándose 2 versiones diferentes:
El documental narrado por Cate Blanchett y la experiencia IMAX narrada por Brad Pitt.
Para quien conoce la filmografía del director, sabrá que el filme no es para todos, pues contiene impresionantes imágenes astrofísicas, creando una idea “realista” desde antes de que existiera El Sistema Solar, y luego concebir y visualizar el paisaje futuro de nuestro universo, haciendo referencia a las últimas teorías sobre nuestro destino cósmico; representando el disco proto-planetario que se formó y condensó para convertirse en nuestro Sistema Solar y los planetas que contiene; imaginando las primeras formas de vida unicelulares en toda su majestad y movimiento, que aprenderían a replicarse y formar organismos cada vez más complejos; y volver a concebir animales que ya no deambulan por la tierra, mezclándolos de manera convincente con equivalentes analógicos existentes.
Toda una proeza de imaginación en efectos visuales, impactantes como es de esperarse, todo un espectáculo para la retina, donde la cinematografía es simplemente arrolladora, sin olvidar la selecta banda sonora, donde la creación biológica y química de fluidos y gases asombran por su belleza en colores increíbles, por ejemplo, se muestran literalmente experimentos para ver cómo se podrían comportar diversos líquidos, colorantes, gases y fluidos mientras se filmaban a alta velocidad; utilizando geles y vidrio, hasta máquinas de humo y tanques de fluidos para crear una amplia gama de efectos.
El filme contrasta las recreaciones visuales del universo con las representaciones de los primeros homínidos, o las secuencias marinas contra aquellas imágenes donde se presenta al ser humano contemporáneo, que incluso no están filmadas en el mismo formato, para hacer notar el decaimiento de su naturaleza y entorno, no es causal que se muestre al hombre en comportamientos cotidianos y situaciones espantosas que funcionan, por contraste, como disparaderos de la odisea por nuestra historia a través de maravillas visuales.
Porque este filme es un viaje impresionista, cósmico y poético, que en el fondo realiza más preguntas de las que responde.
En ese aspecto, y siguiendo la línea del director, que se ha repetido en sus últimas películas, aquí se recuerda a “The Tree Of Life” (2011) y “To The Wonder” (2012), hasta diría que contiene aquellas tomas recortadas que no sirvieron en el corte final, expandiéndose aquí como una producción “independiente”; de hecho, se dice que la sección de los aborígenes australianos cazando en el desierto, fue filmada por Terrence Malick en los años 70.
¡IMPRESIONANTE!
En definitiva, el director cuenta su historia de forma no lineal, lo que permite al espectador crear un significado a partir de lo que se muestra y de lo que se ve; a modo de una reflexión sobre la fuerza irrefrenable de La Madre Naturaleza, que aquí reemplaza a Dios, y asume su papel, La Gracia como la dadora de vida; al tiempo que nos deleitamos por toda su producción, nos cuestiona sobre lo que hemos perdido como humanidad, lo dispensables que somos para el planeta, por ello los cuestionamientos recurrentes a lo largo del metraje son de difícil respuesta:
¿Qué me trajo aquí?
¿A dónde me lleva?
¿Quién soy?
¿Siempre estaremos juntos?
¿Dónde estás?
¿Tu bondad nunca falla?
¿Me abandonarás?
¿El amor me hizo?
El documental se siente como una sesión de yoga que se enfoca en la alineación de los chakras y el 3° ojo para “quien busque la verdad, sabrá su verdadero significado”
RECOMENDADA.



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