Madam Satan
Terminando de ver “Madam Satan” (1930) de Cecil B. DeMille con Kay Johnson, Reginald Denny, Lillian Roth, Roland Young, Elsa Peterson, Jack King, Eddie Prinz, Boyd Irwin, entre otros.
Comedia musical que sigue a una pareja de clase alta; pero ante el esposo infiel, la esposa monta un plan para recuperarlo; y todo se llevará a cabo a bordo de un magnífico dirigible, en una fiesta de disfraces.
Este es el único musical del director Cecil B. DeMille, que ha sido llamado “una de sus películas más extrañas” y sin duda una de las películas más extrañas de MGM realizadas durante su “Edad de Oro” y antes de que entrara el horripilante Código Hays de Producción.
Temáticamente, esto marcó un intento por parte de DeMille de regresar al género de comedias “boudoir” que le había traído éxito financiero unos 10 años antes; por lo que fue la película más cara realizada por Metro en 1930, y seguiría siendo su musical más caro hasta “The Merry Widow” (1934)
Y es que “Madame Satan” fue estrenada en un momento en que los cines se habían saturado de musicales, y como resultado, fue un fracaso financiero, con una pérdida neta de $390,000
Si bien es cierto que los diálogos son malos, pues estamos ante una comedia de enredos, hay algo de magia, más allá de lo mejor de la propuesta, que es el vestuario creado por el GRAN Adrian, y la mezcla de géneros; sin olvidar lo escandaloso del desarrollo.
El filme se divide en 2 partes muy bien diferenciadas, donde la primera es una comedia sobre infidelidades, algo de homosexualidad, machismo y prostitución, que se alarga demasiado; mientras que la segunda parte, la fiesta de disfraces, es lo mejor del filme, con un diseño de vestuario muy atrevido, con trasparencias, minifaldas, torsos desnudos, etc., algo que ahora resultaría “muy normal”, para la época era algo muy arriesgado.
Técnicamente, como muchos de los primeros “talkies”, se le da demasiada importancia al diálogo, y está estructurado como una obra de teatro con escenas muy largas; pero aquí la grabación de sonido es muy mala; y como la mayoría de los primeros musicales, los números se echan a perder con voces operísticas indescifrables.
Sobre la mezcla de géneros, comenzamos con la comedia, con mucho de musical, luego algo de drama y romance, para terminar con el desastre, sin abandonar la comedia; por lo que “Madame Satan” funciona gracias a la química entre Denny, Roth y Young; pero la protagonista, Kay Johnson, parece una mujer bastante histérica con la sola idea de recuperar a su marido…
¿Dónde quedó la dignidad?
Sobre los elementos censurables, hay trajes muy reveladores en las chicas en la fiesta de disfraces, y el disfraz de Denny, que es muy pero muy corto, hasta se le ven las nalgas… sin olvidar las mallas translúcidas que revelan mucha desnudez.
Lo más curioso es que, con todo lo anterior, la película se proyectó sin cortes.
Como dato, DeMille quería a Gloria Swanson para el papel protagonista, pero su amante y socio comercial, Joseph P. Kennedy, “supuestamente” la convenció de que no lo hiciera; y es que para entonces, Swanson todavía intentaba salvar su desastrosa aventura en “Queen Kelly” (1929), y se le aconsejó que apareciera en películas que solo había realizado su propia productora.
De la banda sonora, la mayoría de las canciones son de Herbert Stothart, quien pronto se convertiría en el compositor interno de MGM; y musicalmente son bastante olvidables, aunque es interesante cómo se usan para definir el personaje, y llevar la trama hacia adelante de una manera que luego se convirtió en estándar, pero de ninguna manera fue un hecho en los primeros musicales.
Hoy en día, algunos solo consideran la película como una rareza y un ejercicio de DeMille al usar “demasiado de todo, simplemente porque podía”, además, el hermoso vestuario de Adrian y los efectos especiales crearon muchísima escuela.
“¡Voy a luchar por mi felicidad!”
RECOMENDADA.
Comedia musical que sigue a una pareja de clase alta; pero ante el esposo infiel, la esposa monta un plan para recuperarlo; y todo se llevará a cabo a bordo de un magnífico dirigible, en una fiesta de disfraces.
Este es el único musical del director Cecil B. DeMille, que ha sido llamado “una de sus películas más extrañas” y sin duda una de las películas más extrañas de MGM realizadas durante su “Edad de Oro” y antes de que entrara el horripilante Código Hays de Producción.
Temáticamente, esto marcó un intento por parte de DeMille de regresar al género de comedias “boudoir” que le había traído éxito financiero unos 10 años antes; por lo que fue la película más cara realizada por Metro en 1930, y seguiría siendo su musical más caro hasta “The Merry Widow” (1934)
Y es que “Madame Satan” fue estrenada en un momento en que los cines se habían saturado de musicales, y como resultado, fue un fracaso financiero, con una pérdida neta de $390,000
Si bien es cierto que los diálogos son malos, pues estamos ante una comedia de enredos, hay algo de magia, más allá de lo mejor de la propuesta, que es el vestuario creado por el GRAN Adrian, y la mezcla de géneros; sin olvidar lo escandaloso del desarrollo.
El filme se divide en 2 partes muy bien diferenciadas, donde la primera es una comedia sobre infidelidades, algo de homosexualidad, machismo y prostitución, que se alarga demasiado; mientras que la segunda parte, la fiesta de disfraces, es lo mejor del filme, con un diseño de vestuario muy atrevido, con trasparencias, minifaldas, torsos desnudos, etc., algo que ahora resultaría “muy normal”, para la época era algo muy arriesgado.
Técnicamente, como muchos de los primeros “talkies”, se le da demasiada importancia al diálogo, y está estructurado como una obra de teatro con escenas muy largas; pero aquí la grabación de sonido es muy mala; y como la mayoría de los primeros musicales, los números se echan a perder con voces operísticas indescifrables.
Sobre la mezcla de géneros, comenzamos con la comedia, con mucho de musical, luego algo de drama y romance, para terminar con el desastre, sin abandonar la comedia; por lo que “Madame Satan” funciona gracias a la química entre Denny, Roth y Young; pero la protagonista, Kay Johnson, parece una mujer bastante histérica con la sola idea de recuperar a su marido…
¿Dónde quedó la dignidad?
Sobre los elementos censurables, hay trajes muy reveladores en las chicas en la fiesta de disfraces, y el disfraz de Denny, que es muy pero muy corto, hasta se le ven las nalgas… sin olvidar las mallas translúcidas que revelan mucha desnudez.
Lo más curioso es que, con todo lo anterior, la película se proyectó sin cortes.
Como dato, DeMille quería a Gloria Swanson para el papel protagonista, pero su amante y socio comercial, Joseph P. Kennedy, “supuestamente” la convenció de que no lo hiciera; y es que para entonces, Swanson todavía intentaba salvar su desastrosa aventura en “Queen Kelly” (1929), y se le aconsejó que apareciera en películas que solo había realizado su propia productora.
De la banda sonora, la mayoría de las canciones son de Herbert Stothart, quien pronto se convertiría en el compositor interno de MGM; y musicalmente son bastante olvidables, aunque es interesante cómo se usan para definir el personaje, y llevar la trama hacia adelante de una manera que luego se convirtió en estándar, pero de ninguna manera fue un hecho en los primeros musicales.
Hoy en día, algunos solo consideran la película como una rareza y un ejercicio de DeMille al usar “demasiado de todo, simplemente porque podía”, además, el hermoso vestuario de Adrian y los efectos especiales crearon muchísima escuela.
“¡Voy a luchar por mi felicidad!”
RECOMENDADA.
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