Estiu 1993
Terminando de ver “Estiu 1993” (2017) de Carla Simón con Laia Artigas, Bruna Cusí, David Verdaguer, Paula Robles, Paula Blanco, entre otros.
Drama español/catalán, seleccionado por España para los Oscar 2018, es la ópera prima de la directora, basado en su vida, en el verano de 1993 del título, con un guión contemplativo, de estilo muy naturalista, casi documental, donde presta especial atención al tipo de pequeños detalles que pueden marcar una gran diferencia para un niño pequeño, es decir, el filme se hizo a través de los ojos de un niño, y cómo observa el mundo; por lo que la historia se retrata con hipnótica capacidad de observación, desde una niña de 6 años, cuando afronta el primer verano de su vida, con su nueva familia adoptiva, después de que sus padres mueran de SIDA.
Aunque parece que no sucede mucho en la superficie, uno puede percibir un drama muy importante, cargado de emociones intensas, que está sucediendo en lo profundo de la vida de esta pequeña y la familia que la ha acogido; porque estamos ante una historia iniciática, sobre la pérdida y la asunción de la tragedia.
La película está muy bien interpretada, es indiscutible, las 2 niñas están muy bien, muy naturales, que prácticamente se les filma tal y como son.
Laia Artigas, la niña protagonista, hace un trabajo prodigioso, especialmente en el tramo final que conmueve por la aceptación.
Mientas Bruna Cusí y David Verdaguer hacen papeles secundarios, y es una pena que a la otra niña, Paula Robles, la hija del matrimonio, queda por fuera del poster promocional...
¿Por qué será?
En definitiva, por ser tan contemplativa, me he aburrido sobremanera, tanto que parecía un corto alargado, pues presenta pocas sorpresas, no hay giros, por lo que es una de esas películas en la que prácticamente no pasa nada, salvo el tiempo; o en las que no parece que pase nada... salvo la vida, por supuesto, y el verano de 1993 para una niña que ha perdido todo, y ha aceptado una nueva vida.
NO RECOMENDADA
Drama español/catalán, seleccionado por España para los Oscar 2018, es la ópera prima de la directora, basado en su vida, en el verano de 1993 del título, con un guión contemplativo, de estilo muy naturalista, casi documental, donde presta especial atención al tipo de pequeños detalles que pueden marcar una gran diferencia para un niño pequeño, es decir, el filme se hizo a través de los ojos de un niño, y cómo observa el mundo; por lo que la historia se retrata con hipnótica capacidad de observación, desde una niña de 6 años, cuando afronta el primer verano de su vida, con su nueva familia adoptiva, después de que sus padres mueran de SIDA.
Aunque parece que no sucede mucho en la superficie, uno puede percibir un drama muy importante, cargado de emociones intensas, que está sucediendo en lo profundo de la vida de esta pequeña y la familia que la ha acogido; porque estamos ante una historia iniciática, sobre la pérdida y la asunción de la tragedia.
La película está muy bien interpretada, es indiscutible, las 2 niñas están muy bien, muy naturales, que prácticamente se les filma tal y como son.
Laia Artigas, la niña protagonista, hace un trabajo prodigioso, especialmente en el tramo final que conmueve por la aceptación.
Mientas Bruna Cusí y David Verdaguer hacen papeles secundarios, y es una pena que a la otra niña, Paula Robles, la hija del matrimonio, queda por fuera del poster promocional...
¿Por qué será?
En definitiva, por ser tan contemplativa, me he aburrido sobremanera, tanto que parecía un corto alargado, pues presenta pocas sorpresas, no hay giros, por lo que es una de esas películas en la que prácticamente no pasa nada, salvo el tiempo; o en las que no parece que pase nada... salvo la vida, por supuesto, y el verano de 1993 para una niña que ha perdido todo, y ha aceptado una nueva vida.
NO RECOMENDADA
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