Mudbound

Terminando de ver “Mudbound” (2017) de Dee Rees con Garrett Hedlund, Carey Mulligan, Jason Clarke, Jason Mitchell, Mary J. Blige, Rob Morgan, Jonathan Banks, entre otros.
Drama rural y bélico, nominado a mejor actriz de reparto (Mary J. Blige) y mejor canción; basado en la novela/debut homónima de 2008, escrita por Hillary Jordan, que aun siendo ficción, se inspira en personas y hechos reales; concretamente, el personaje de Carey Mulligan, está basado en la abuela de la escritora; por lo que aquí tenemos 2 familias de diferentes razas en “La América Profunda” en tiempos en que los EEUU ingresa en La Segunda Guerra Mundial, y cómo ambas familias sufren la guerra y el conflicto racial; además de temas como el machismo de la época y la prisión personal de cada esposa, limitada a ejercer de ama de casa, madre y amante, y en ocasiones puntuales, demandadas por el marido.
También plasma la pobreza y los problemas de la vida en el campo, e un clima tan asfixiante como “claustrofóbico”; y en el fondo, la película hace un paralelismo entre ambos eventos, el campo y la guerra; y pone el dedo en la llaga en la historia de un país que se considera “emblema de libertad y justicia” cuando revisando su pasado “glorioso”, se descubren podridas costumbres que lamentablemente han sido revividas por el presidente supremacista blanco y xenofóbico, Donald Trump; por lo que la película llega en un buen momento para promover un cambio en la marea.
También tira sus dardos hacia los veteranos de guerra, tratados como basura; así como el Estrés Post Traumático, que no se logra transmitir porque la tensión, el horror y la locura de la guerra no se muestran; y es lamentable que el póster oficial promueva esa estructura racial que se pretende combatir; no obstante, la historia principal queda como una bonita historia de amistad interracial entre un joven blanco y uno negro, en un entorno racista durante la posguerra.
Pero la estructura de lo narrado es el mayor problema; presentado como un largo “flashback” donde nos enteremos cómo los personajes llegaron al comienzo de lo que vemos al inicio; al tiempo su desarrollo se hace largo y agotador, pues el clímax se va cociendo lentamente, en algo que ya se presume, que quita suspenso y no lo hace ágil en la narrativa.
Del reparto, Garrett Hedlund protagoniza este filme de manera solvente, demostrando carisma y empatía; mientras Carey Mulligan en parte principal protagonista femenina, está casi dejada de lado, pues la película se centra en la relación no de ella, sino del personaje de Hedlund con Jason Mitchell, que lleva el protagonismo más dramático, y con quien cierra la película, aunque su intervención no se siente protagónica; y Jason Clarke sale y entra del relato al mismo tiempo que Jonathan Banks, solo para antagonizar la narración.
Por último, Rob Morgan hace un buen papel como el padre de la familia negra, pero está mal desarrollado; y Mary J. Blige como la esposa, no es tan relevante, por lo que considero que su nominación es excesiva, salvo por un detalle:
Resulta que la experiencia de Mary J. Blige en el filme se dio mientras estaba pasando su divorcio, eso alimentó el dolor y la pesadez de su actuación; y ella misma se relacionó estrechamente con su personaje, ya que tenía una tía que había trabajado y criado a un grupo de niños en una familia blanca que la amaba; además, ella vio a su personaje también en las experiencias de su abuela.
En fin, nos queda una historia de los “Estados Fangosos de América” donde a los libertadores, aquellos a que la gente arrojaba flores y vitoreaban, empujan arados en Mississippi.
RECOMENDADA.



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