Goat
Terminando de ver “Goat” (2016) de Andrew Neel con Nick Jonas, Ben Schnetzer, James Franco, Gus Halper, Virginia Gardner, Danny Flaherty, Jake Picking, Austin Lyon, Chase Crawford, entre otros.
Drama basado en las memorias de Brad Land, entonces estudiante que tras un asalto brutal, decide formar parte de la misma fraternidad universitaria que su hermano, lo que lo lleva a una vida de grandes excesos, al tiempo que es una violeta descripción de los despiadados códigos de la masculinidad, y de la iniciación en las fraternidades universitarias, lugares llenos de abusos que bien podrían considerarse terroristas y futuros funcionarios administrativos y de Estado.
Cabe señalar que la historia no es original, pues eso de las fraternidades, viene de muy lejos, ya desde la Roma Imperial, habían pequeñas congregaciones, similares a esos grupúsculos de hoy, que sólo buscan mantener un cierto estado de influencia; y por supuesto, la gran mayoría no llegan a ese nivel, pues son meras guarderías para mayores que sirven, literalmente, para hacer lo que les dé la gana:
“Crueldad, brutalidad, fraternidad”
La historia pretende hacer un paralelismo entre un asalto brutal y lo que sucede en las fraternidades, aquel que fue víctima, será victimario en una escala generacional conocida y permitida tanto por la administración universitaria como la policía y la ley.
Este es un tema que se las trae, pues la policía no puede actuar en los campus a menos que la Universidad lo permita, y sabiendo que hay mucha gente con dinero y poder que puede hacer de la ley y las situaciones, lo que se les antoje.
Sin embargo, la película se decanta en la relación entre hermanos, tan fría que parecen extraños.
Del reparto, todos parecen descerebrados, personajes odiables, antipáticos, especialmente James Franco que parece metido para “elevar la propuesta”
Un historia harto conocida, que no agrega nada especial al drama de fraternidades, y llena de morbo sobre las víctimas sufrientes, “inocentes como cabras de matadero”
NO RECOMENDADA
Drama basado en las memorias de Brad Land, entonces estudiante que tras un asalto brutal, decide formar parte de la misma fraternidad universitaria que su hermano, lo que lo lleva a una vida de grandes excesos, al tiempo que es una violeta descripción de los despiadados códigos de la masculinidad, y de la iniciación en las fraternidades universitarias, lugares llenos de abusos que bien podrían considerarse terroristas y futuros funcionarios administrativos y de Estado.
Cabe señalar que la historia no es original, pues eso de las fraternidades, viene de muy lejos, ya desde la Roma Imperial, habían pequeñas congregaciones, similares a esos grupúsculos de hoy, que sólo buscan mantener un cierto estado de influencia; y por supuesto, la gran mayoría no llegan a ese nivel, pues son meras guarderías para mayores que sirven, literalmente, para hacer lo que les dé la gana:
“Crueldad, brutalidad, fraternidad”
La historia pretende hacer un paralelismo entre un asalto brutal y lo que sucede en las fraternidades, aquel que fue víctima, será victimario en una escala generacional conocida y permitida tanto por la administración universitaria como la policía y la ley.
Este es un tema que se las trae, pues la policía no puede actuar en los campus a menos que la Universidad lo permita, y sabiendo que hay mucha gente con dinero y poder que puede hacer de la ley y las situaciones, lo que se les antoje.
Sin embargo, la película se decanta en la relación entre hermanos, tan fría que parecen extraños.
Del reparto, todos parecen descerebrados, personajes odiables, antipáticos, especialmente James Franco que parece metido para “elevar la propuesta”
Un historia harto conocida, que no agrega nada especial al drama de fraternidades, y llena de morbo sobre las víctimas sufrientes, “inocentes como cabras de matadero”
NO RECOMENDADA
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