Le Maître de Musique

Terminando de ver “Le Maître de Musique” (1988) de Gérard Corbiau con José van Dam, Anne Roussel, Philippe Volter, Sylvie Fennec, Patrick Bauchau, Johan Leysen, entre otros.
Drama belga musical, nominado al Premio Oscar a La Mejor Película Extranjera, sobre un viejo enfrentamiento entre 2 barítonos, cuyos alumnos volverán a enfrentarlos; lamentablemente la historia no atrapa, el pasado entre los viejos Maestros es conocido muy por encima, y el filme se decanta por los alumnos, que tampoco cumple pues solo conocemos a los alumnos del Maestro Joachim Dallayrac, interpretado por José van Dam, célebre barítono bajo belga, y solo hasta el final conocemos al otro como contrapunto villanesco y sin fuerza.
La película es atractiva por la producción, el vestuario hermoso, la fotografía que evoca un pasado glorioso, y una dirección artística correcta para exudar un sentimiento burgués que casualmente encaja bien con la narración sin incidentes, así como muestra que en todas las clases sociales habitan grandes talentos musicales, aunque se castigue a los de orientación sexual “diferente”; al tiempo que la música es la verdadera protagonista, aunque se debió jugar más con ella.
Las arias italianas están cantadas muy planas, aunque bien ejecutadas, no por los actores, mientras las alemanas están muy bien, aunque confieso que carezco de referencias:
La canción que se repite “Gekommen Ich bin der Welt abhanden”, es muy significativa, ya que se asocia con El Maestro protagonista, un artista retirado, que se ha auto serruchado el piso, brillantemente interpretado por José van Dam, todo un verdadero estrella de la ópera; así, las palabras de la canción, “Estoy perdido en el mundo con el que solía perder el tiempo”, que concluye con “Vivo solo en mi cielo, en mi amor y en mi canción”, ese es un verdadero testimonio del nivel de competencia inherente en el mundo de la ópera, o en cualquier arte.
Del reparto, Anne Roussel como Sophie Maurier, y Philippe Volter como Jean Nilson; cuyas voces fueron dobladas por Dinah Bryant, soprano; y Jerome Pruett, tenor; respectivamente, vamos, los verdaderos créditos para ellos; por el contrario, solo Patrick Bauchau y Marc Schreiber ofrecen algunas habilidades de actuación sinceras, sin demasiado alarde superficial como antagonistas:
El Prince Scotti, y su alumno Arcas respectivamente, que se pavonean como villanos de James Bond y hasta entregan sus líneas de manera similar.
Por último, la escena final donde los 2 alumnos tenores se enfrentan en un gran final, es bastante predecible y quita gran parte del clímax dramático.
En definitiva, esta es una trama reciclada, por decir lo menos pero está hecha para que “la admiración, la curiosidad y la maravilla conduzcan al amor”
NO RECOMENDADA



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