Annie Hall

“A nervous romance”

Considero que Allen es como Rossini: basta conocer “Il Barbiere Di Siviglia” para conocer toda su obra, y así fue con Annie Hall.
Neurosis 100% “plus” el amor en los años 1970.
Aunque pudiera parecerle a algunos que lo que cautiva de las comedias de Woody Allen es sólo su capacidad para hacernos reír, lo realmente interesante es sin embargo su enorme aptitud para mostrarnos a nosotros mismos tal y como somos, con nuestro cúmulo de imperfecciones y contrariedades.
Independientemente de sus chistes, que siempre consiguen con su ingenio arrancarnos carcajadas, sus diálogos nos provocan un estado de reflexión y autoanálisis, sirviéndonos de su figura, o de sus alter egos que en algún caso utilice, para observar nuestro modo de pensar, nuestras reacciones ante la vida y ante los temas que a todos nos preocupan.
Woody Allen reflexiona para sí, pero todos le acompañamos, preguntándonos junto a él sobre eternas cuestiones como el amor, el sexo, la muerte, la existencia de Dios o el sentido de la vida.
A través de la ironía, el cinismo, la verdad y del humor, las comedias más reflexivas del autor provocan en el espectador una especie de experiencia catártica de sus miedos y obsesiones.
Annie Hall es una de las más célebres películas dirigidas por Woody Allen, esta vez para United Artists presents a Jack Rollins / Charles H. Joffe Production.
Se trata de una comedia romántica protagonizada por Diane Keaton y por el propio Woody Allen donde destacan también las actuaciones de Tony Roberts, Carol Kane, Paul Simon, Janet Margolin, Shelley Duvall, Christopher Walken, Colleen Dewhurst, Sigourney Weaver y … Truman Capote!
El guion de Annie Hall es original de Woody Allen y Marshall Brickman.
La fotografía corre a cargo del laureado “Godfather” Gordon Willis.
La música, escasa, incluye dos canciones melódicas magníficas:
"Seems Like Old Times" y "It Had To Be You" (mucho ojo a las letras!).
Antes de adquirir el título por el que es conocida, Annie Hall llegó a llamarse Anhedonia, que es la incapacidad de disfrutar la vida, es una enfermedad psicológica, la productora no permitió que se le colocase un nombre tan poco atractivo o “Una Montaña Rusa Llamada Deseo”, como referencia doble a la montaña rusa que aparece en la película y a la obra de Tennessee Williams “A Streetcar Named Desire”.
Con esos nombres ya vamos develando el contenido del film y sobre quien gira la trama, la obviamente intencionada Annie Hall.
Con un guión que ha sido imitado, parodiado y homenajeado a lo largo de los años, el cineasta se da el lujo de jugar con las reglas cinematográficas.
Sus personajes le hablan directamente a la cámara, hay regresiones en el tiempo, digresiones y hasta una secuencia de animación parodiando la cinta animada “Snow White And The Seven Dwarfs” de Walt Disney, langostas, frustraciones, inseguridades, masturbación, cine, mas sexo, New York, Judaísmo, etc, etc, etc...
Se dice también que la historia habla de la ruptura entre Allen y Keaton, quienes fueron pareja en la vida real, al grado de que el título es un homenaje a ella que en la vida real se llama Diane Hall.
El personaje de Annie fue pensado para Diane Keaton, hasta el extremo de que el estilo de vestuario de la actriz fue el que Annie llevaba para la ficción, y que anecdóticamente, fue imitado por muchas jóvenes de la época, llegando a crearse incluso una firma de ropa con el nombre del personaje.
En Annie Hall sobresalen muchas otras obsesiones que aparecerán en repetidas ocasiones en las comedias de Allen, como:
El antisemitismo: Alvy llega al ridículo extremo de sentirse aludido cuando alguien en un restaurante pide judías para comer.
El psicoanálisis: Annie es animada por Alvy a seguir una terapia, consiguiendo lo que él jamás ha logrado en quince años, conocerse a sí mismo y aprender a disfrutar la vida.
El eterno y profundo amor hacia la ciudad de Nueva York y el rechazo hacia la opuesta Los Ángeles: Alvy siente náuseas cada vez que pisa tierra californiana.
La hipocondría: para Alvy es malo todo lo que en su momento defendieron sus padres como saludable: el sol, la leche, la universidad...
La muerte: todos los libros que Alvy regala a Annie tienen la palabra muerte en su título.
El cine: siempre su predilección por el europeo, ejemplificado aquí en la alusión a Bergman y Fellini, sus eternos modelos, y en el reiterativo visionado de “Le Chagrin Et La Pitié”, documental francés de Marcel Ophüls sobre la ocupación durante la Guerra.
Annie Hall está elaborada con un estilo formal que transgrede constantemente las leyes fundamentales de la comedia clásica para convertirse en una especie de documental dramatizado en el que el mismo personaje ejerce las funciones de narrador, aboliendo continuamente las fronteras de la ficción para adentrarse en el espacio del espectador, de ahí que se dirija directamente a él en cualquier momento de la trama.
De esta manera, Allen consigue conversar magistralmente con su público, haciéndole partícipe de los pensamientos del personaje y provocando un juego de acción reacción que consigue la entera participación de la audiencia en la historia.
A este respecto, y yendo todavía más lejos, el personaje de Alvy detiene en numerosas ocasiones la acción mostrada en la pantalla para dirigirse directamente al espectador.
En otros momentos, Alvy hace participar de sus pensamientos a transeúntes que pasean por las calles de Nueva York, en un juego maravilloso en el que todos los personajes de la diégesis participan de sus paranoias reflexivas.
El espacio es igualmente manipulado a capricho del director, y los personajes se someten a la voluntad del mismo para establecer relaciones que en realidad no existieron pero que son imaginadas en la mente del personaje.
Destacar, sin embargo, el excelente recurso de los subtítulos para emular la voz interior de los personajes, en la conversación en la terraza entre Annie y Alvy.
Aparte de ello, creo que el punto más negativo y por el que Allen ha sido más criticado, es el extenuante uso que hace de los diálogos, o más bien de sus monólogos.
Creo que no he visto a nadie hablar tan rápido, casi sin parar un segundo y sobre los más diversos temas en ninguna otra película.
Cosa que creo cumple, y muy bien, para notar ese nerviosismo, ya que la cantidad de ideas es descomunal que lo hace intencional y al ver Annie Hall, hay que someterse a la fantasía, y por tanto… cumple!
Destaca igualmente la estructura narrativa de la obra que huye de un planteamiento lineal y combina presente, pasado y futuro, integrando referencias relativas, tanto a las experiencias vividas por ambos personajes, como a las diferentes etapas de su propia relación.
Annie Hall se desarrolla en clave de comedia, brillante en muchos momentos, aunque compensada y matizada con escenas de reflexión más pausada que permiten dar más credibilidad al contenido sustancial que se pretende abordar.
Junto a su desarrollo narrativo, el colorido, la fotografía y la música, contienen múltiples referencias al paso del tiempo, los recuerdos de la infancia o la experiencia vivida que evocan la nostalgia en el espectador.
Se trata igualmente de una de las películas de Allen en la que aparecen más referencias a la historia y política de su propio país, Estados Unidos, como en la secuencia en la que el asesinato del presidente Kennedy se convierte en una excusa para no mantener relaciones sexuales con su ex-mujer, o el número cómico en el que se refiere a su cita con una mujer de la administración Eisenhower.
“Y, y recordé aquel viejo chiste.
Aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice:
'doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina'.
Y el doctor responde:
'pues porque no lo mete en un manicomio?'.
Y el tipo le dice:
'lo haría, pero necesito los huevos'.
Pues eso es más o menos lo que pienso sobre las relaciones humanas sabe?
Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas; pero supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos.”
Ok, los personajes:
La acción tiene lugar en NYC y fugazmente en LA, a lo largo de algo más de un año en 1976.
Narra la historia de Alvy Singer (Woody Allen), actor cómico, de unos 40 años, neurótico, chistoso, enamoradizo, con temores y miedos al matrimonio, divorciado 2 veces, enfermizo, que lleva 20 años sometiéndose, sin éxito, a terapia psicológica.
Annie Hall (Diane Keaton), de Wisconsin, de unos 30 años, pareja de Alvy, es guapa, inteligente e insegura.
Alvy, en funciones de Pigmalión, le aconseja visitar al psicoanalista y leer obras de creación literaria.
La pareja vive una etapa de enamoramiento, a la que sigue otra de divergencias y distanciamiento.
Desde el punto de vista sustancial, Allen aborda, en este análisis de una relación sentimental, el tránsito que se produce del "encanto" al "encuentro" en una relación de afectiva, en palabras de Roland Barthes en sus reflexiones en torno a los fragmentos de un discurso amoroso.
El "encanto", entendido como el momento en el que uno se queda prendido de la imagen y el conocimiento del otro en un primer momento, y el "encuentro", entendido como el periodo posterior en el que se suceden el enamoramiento, la intimidad, convivencia y la crisis en la relación.
Una visión intelectualista y depresiva sobre las relaciones de pareja.
Y si vamos más allá, sobre la existencia humana.
Todo ello con el estilo inconfundible de Woody Allen: verborrea, diálogos y más diálogos filosóficos, algunos efectivos artificios en la forma de contar la historia donde sobresalen el enfoque surrealista de mirarse a uno mismo desde un punto de vista externo, los flashbacks, los monólogos mirando la cámara y la incorporación de animación en una secuencia.
Fuero de ello, una narración simple que difunde neurosis al por mayor, inseguridades y vacíos existenciales.
Una mirada paranoica de la vida, según la perspectiva de un Allen tremendamente obsesivo en analizar sentimientos que muchas veces se entienden por caminos muy distintos al de la razón.
Vertiginosa y original forma de exponer las relaciones interpersonales, en especial las de pareja.
Quizás le sobre neurosis, quizás no sirva para todos los públicos, quizás no todas las relaciones entre un hombre y una mujer sean tan complejas, quizás la vida para algunos sea más fácil...
Annie Hall es una película realizada con un gran sentimiento por Woody Allen, quien se adentra en esa gran pregunta, que los que han pasado por divorcios o relaciones entrañables rotas se hacen:
¿Y a dónde va el amor?
Mediante su particular estilo de crítica a la sociedad de los Estados Unidos, su filosofía de la vida y su humor mordaz, nos lleva a contarnos su historia, de amor y desamor, de entendimientos y fracasos, de ver que el mundo ha cambiado, ya no es solamente lo que el hombre diga, ya son decisiones de ambos y allí empiezan los problemas.
“¿Popular?
Nixon fue popular.
Los hula-hoops fueron populares.
Una epidemia de tifus es popular.
La cantidad no significa calidad.”
1977 fue un año inolvidable para dejarse llevar por la fantasía, ese año la película en cuestión compitió contra la grande Star Wars (luego llamada Star Wars - Episode IV: A New Hope), la hermosa The Goodbye Girl y Julia.
Dejando por fuera de competición en este rubro a la maravillosa Close Encounters Of The Third Kind, You Light Up My Life y Airport '77.
Nominada en 5 categorías, Annie Hall ganó 4 Oscar como mejor película, mejor director, mejor actriz principal (Keaton), y mejor guión original; y obtuvo una nominación al mejor actor principal (Allen), premios que el cineasta no fue a recoger, ya que ni siquiera se presentó en la ceremonia, cosa que repitió todos los años, hasta el 2003 cuando pisó por primera vez la alfombra roja de este evento, aquella vez dijo que se le había olvidado asistir, ese día se quedó tocando el clarinete en un club nocturno…
Muy Allen.
En cualquier caso, fue la segunda vez en la historia, en la que sobre una misma persona (Allen) era nominada para tres galardones (mejor director, mejor actor y mejor guión original), algo que solo había ocurrido hasta ese momento con Orson Welles por "Citizen Kane" en 1941.
Annie Hall contiene igualmente algunas secuencias memorables como el inicio en el que el personaje de Allen se dirige al espectador y cuenta un chiste de Groucho Marx, la escena en la cola del cine que culmina aparición en persona de Marshall McLuhan, la escena en la que Alvy de niño besa en la mejilla a una compañera de clase, o la escena en la terraza en la que la conversación es seguida en paralelo por subtítulos "matizando" el dialogo, son insuperables.
“No hables mal de la masturbación.
Es la única manera segura de hacer el amor con alguien a quien se ama”
Nos sigue quedando esa gran pregunta:
¿A dónde va el amor?
Y un gran vacío y nostalgia en nuestro ser, por algo que pudo ser y se desvaneció.
“Tengo un punto de vista realmente pesimista sobre la vida:
Creo que la vida se divide entre lo horrible y lo miserable.
Ésas son las categorías principales […]
Lo horrible sería... no sé, los enfermos incurables […]
Me refiero a los ciegos, los inválidos […]
Y después, lo miserable incluye a cada uno de nosotros.
Lo engloba todo.
Así que tenemos que dar gracias por sentirnos miserables, pues la otra alternativa es aún peor.”
El director ha confirmado en alguna ocasión que su visión de la vida se corresponde con muchas de las reflexiones de su personaje Alvy, de manera especial con el concepto que expone éste sobre los seres humanos, divididos tan sólo en dos categorías: los horribles y los miserables.
Para Alvy/Allen, los primeros son los enfermos terminales y los discapacitados y todos los demás somos pues miserables, por lo que tenemos que estar muy agradecidos.
Todos necesitamos del amor en nuestras vidas pese a que las relaciones que mantenemos sean alocadas, irracionales y absurdas.
No podemos prescindir de ellas, y nos rendimos constantemente al influjo que el amor provoca en nuestro interior.
Como Alvy y Annie, incapaces de disfrutar al máximo su amor, pero a la vez necesitados el uno del otro.
Así somos todos, unos miserables según el propio Allen, más preocupados de mirarnos el ombligo que de de ser felices y de disfrutar de la vida.
“El psiquiatra de Allen:
¿Con qué frecuencia hacen el amor?
Allen: Casi nunca, tres veces por semana.
El psiquiatra de Annie:
¿Con qué frecuencia hacen el amor?
Annie: Constantemente, tres veces por semana.
Sólo este chiste, que resume todas las guerras de los sexos habidas y por haber, justifican la visión de esta película irrepetible.

“Así son las personas... el amor acaba."


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