Crash

"It's the sense of touch.
In any real city, you walk, you know?
You brush past people, people bump into you.
In L.A., nobody touches you.
We're always behind this metal and glass.
I think we miss that touch so much, that we crash into each other, just so we can feel something"

El cine, como cualquier otra rama del arte, no siempre ha de ser amable.
También puede ser desgarrador.
Un buen artista puede llegar a manejar nuestros sentimientos y remover nuestras conciencias.
La inmigración en EEUU, particularmente en Los Ángeles, CA (casi 18 millones de habitantes), parece que todavía levanta ampollas, a pesar de que vivimos en una sociedad tolerante, de integración y demás gaitas similares…
Los efectos del clima moral de EEUU después de los atentados suicidas del 9/11 del 2001, todavía tienen sal en las heridas, desde los disturbios raciales acontecidos 10 años antes en 1991, los cuales siguen latentes en esa ciudad californiana.
Resulta que durante ese periodo, miles de personas, principalmente jóvenes negros y latinos, se unieron y llevaron a cabo una multitud de infracciones como consecuencia de la respuesta de un jurado que, compuesto casi completamente por blancos, absolvió a cuatro agentes de policía, quienes aparecían en grabaciones dando una paliza a un motorista de piel negra llamado Rodney King!
Ambos hechos muestran la inestabilidad y la desesperación contemporánea en esa ciudad, un territorio hostil lleno de accidentes de tráfico, colisiones de vidas, miedos y prejuicios; el prejuicio racial, como muestra de la sociedad norteamericana y, concretamente, angelina, es el hilo vertebral de esta obra cinematográfica.
Blancos, negros, latinos, coreanos, persas… protagonizan un film marcado por el racismo en pleno siglo XXI.
En esta sociedad, en la mayoría de los casos, las fobias raciales tienden a alimentar la paranoia colectiva de toda comunidad multiétnica, donde los conceptos de integración y mezcla son una utopía inaccesible.
Así pues, esta película se contextualiza en una ciudad marcada por la convivencia de diferentes culturas, donde todos son víctimas y agresores a la vez.
Políticamente, nos muestra un sistema de gobierno y un sistema policial corrupto, donde el tráfico, el racismo y las amenazas están presentes para resolver situaciones conflictivas entre la población.
Estados Unidos es un país violento, y eso lo sabemos viéndolo desde afuera.
Los Ángeles es un difícil lugar para vivir, seas del color que seas, esa es la premisa aquí.
Una cruda y fascinante realidad sobre la moral y la angustia urbana, donde se analizan los peligros de la intolerancia y la xenofobia en la vida de Los Ángeles o de cualquier ciudad del mundo.
Crash (2005) es una película estadounidense dirigida por Paul Haggis para Lions Gate Films.
Está protagonizada por un reparto coral (que hizo recordar los tiempos de “Grand Hotel”), en el que destacan nombres como Sandra Bullock, Don Cheadle, Matt Dillon, Jennifer Esposito, William Fichtner, Brendan Fraser, Terrence Howard, Ludacris, Thandie Newton, Ryan Phillippe, Michael Peña, Larenz Tate, Shaun Toub, Tony Danza, Keith David, Loretta Devine, Nona M. Gaye y porque no, la principal protagonista, The Big Orange!.
El guión es de Paul Haggis y Robert Moresco basado en una historia de Paul Haggis y Bobby Moresco.
Fotografía a cargo de James Muro y una maravillosa música a cargo de Mark Isham.
Crash es una serie de 6 historias que se cruzan, una mezcla inusual de talento que en algunos casos se limita a breves apariciones; una muestra de que la historia atrapó a quien la leyó y, al mismo tiempo, un apoyo a las historias en un intento de dar peso al fondo, más allá de los nombres de cartel y lo que cada apellido puede representar en términos de marketing.
El descubrimiento del cuerpo de un hombre brutalmente asesinado en una cuneta, hará que las vidas de varias personas se entrecrucen en Los Ángeles.
Graham (Don Cheadle) es un detective que está en la búsqueda de su hermano, sabiendo que es lo único que su madre quiere, ya que ella no acepta la falta de atención de su hijo mayor.
Él y su compañera de trabajo, y novia, también ven afectada su “vida juntos”, ya que él es afro americano y ella puertorriqueña.
Rick (Brendan Fraser) es un fiscal famoso que tiene como esposa a Jean (Sandra Bullock), una mujer que dentro de su fachada elegante, esconde un sentimiento negativo y un miedo enorme hacia la gente que no es físicamente parecida a ella.
Anthony (Ludacris) es un criminal negro que siente un gran odio por la gente blanca y Peter (Larenz Tate) es su compañero de asaltos, pero es de mente más abierta en el tema racial.
Cameron (Terrence Howard) es un director y productor de televisión afro americano y su esposa Christine (Thandie Newton) son detenidos después de una premiación por Ryan (Matt Dillon), un policía de Los Ángeles, que por motivos racistas, humilla a Cameron delante de su esposa, llevándose ella la peor parte. Tom (Ryan Phillippe), el nuevo compañero de patrulla de Ryan, rechaza la actitud de él hacia la gente de color y decide alejarse de su actual compañero.
Daniel (Michael Peña) es un humilde trabajador, dedicado a reparar las cerraduras de las puertas y se cruza con Farhad (Shaun Tour), un vendedor persa que es constantemente molestado desde el atentado del 11 de setiembre, por ser originario de uno de los países del Medio Oriente.
Todos estos personajes se ven envueltos y unidos de diferentes maneras, siendo la principal y el tema general de la cinta: el racismo.
Éstos son algunos de los personajes entre los que surgirán otros personajes y tensiones tanto raciales como religiosas, y de clase que ilustran el caos de la vida de los habitantes de Los Ángeles.
Cada confrontación entre estos personajes termina de manera violenta, con algún tipo de agresión: verbal, física, psicológica.
Todas estas respuestas son un tipo de defensa con el que parecen vivir diariamente.
Curiosamente, son estas mismas personas las que se encuentran luego realizando un acto de valentía, acciones de las que uno no pensaría que fueran capaces.
Los principales focos del film recaen sobre la psicología de los personajes, sus miedos, su paranoia, su sufrimiento, su distanciamiento del otro, su ira, su violencia discriminatoria y su racismo.
Si bien cada uno de los protagonistas enfrenta una situación particular, hay algo que trasciende a lo que les sucede y que funciona como nexo en común de todos: el silencio esencial de la mayoría de sus personajes, la sensación de infinita soledad que los invade, el agobio que padecen por sentirse tan desencajados y desconectados con el mundo.
Detrás de cada gesto, de cada diálogo, de cada historia, a lo largo de todo el film, pero principalmente en la primera mitad, no se esconde otra cosa que la desolación.
Por tratarse de una cinta que retrata el desencuentro y se estructura en función de los entrecruzamientos de distintas historias, el ritmo del relato es vertiginoso.
De todas formas, llama la atención que ese desconcierto y el caos de las historias se refleje también en el modo de estructurar la narración y de llevarla adelante.
La segunda mitad del film está marcada por varios pasajes que denotan quiebres en la sensibilidad y la actitud de los personajes.
Frente a una primera parte desesperanzada y plagada de personajes furiosos y desconcertados, la segunda mitad surge como más luminosa, deja esbozar un camino de escape a tanto sufrimiento y dolor.
Son contradicciones como ésta las que enriquecen el film, con un guión elaborado cual reloj suizo, donde cada pieza encaja a la perfección detrás de la siguiente.
Parecería que, en esta densa mezcla de razas e ideologías, sería fácil distinguir a los villanos y los héroes, pero para crédito del excelente guión del debutante director Paul Haggis, los personajes son tan volubles en su moralidad y acciones como cualquier ser humano...
No hay buenos ni malos, sólo momentos de odio o tolerancia en sus diarias vidas.
En Crash observamos a unos personajes que se comportan como meros arquetipos, aunque según avanza la trama nos percatamos de que esas características iniciales quizás escondan algo más complejo, puesto que la existencia de cada individuo está marcada por ciertas eventualidades y sus decisiones pueden variar a causa de ello.
Todo el mundo lleva un arma y todo el mundo está dispuesto a usarla.
Y todo el mundo está enfadado.
Nadie sabe porqué, ni con quién, pero, por si acaso, lo están todos contra todos.
Todos se ven diferentes, tal vez porque se encuentran solos, y en la diferencia ven siempre un enemigo...
Nadie se libra del miedo a los otros, de la necesidad de matar antes de morir, de la soledad, de la agresividad, de la agresión...
Parece que todos tienen razones históricas, familiares y personales para justificar el odio, la incomprensión y la intolerancia que sienten por los demás...
Y es quizá tanta exactitud la que nos parezca poco creíble durante algunas secuencias del film, es difícil pero probable pensar que dos personas que no se conocen crucen sus caminos más de una vez en menos de 24 horas.
En momentos como ese podemos elegir por dejarnos llevar, pensar en el relato como un cuento de hadas, quizá como el cuento con el que el chico latino tranquiliza a su pequeña hija, y dejar que el mensaje por más repetido y obvio que sea, llegue a su destino.
Posiblemente el aspecto más destacable es que la cinta permite explorar las múltiples realidades de una muy compleja sociedad como lo es la norteamericana; verdaderamente un crisol de razas y un collage de culturas que es más un generador de problemas, odio, venganzas y profundos desacuerdos que promotor de la diversidad y la tolerancia.
Para los ciudadanos de países donde la inmigración –no emigración- masiva no es fenómeno habitual, resulta bastante interesante aproximarse a ambientes que indirectamente nos afectan pero que parecen aún muy lejanos.
Cada historia, ligada a un espacio, un escenario concreto, nos muestra como un hecho desencadena otro, y, así, sucesivamente a lo largo de 100 minutos.
Plasmando el racismo, la ira, la esperanza, la muerte, la corrupción, la intolerancia, el sacrificio y la tragedia, entre otros, el final deja una película cerrada a nivel de la trama argumental, pero abierta a la reflexión sobre estos aspectos de relevancia actual.
Supongo que una de las ideas detrás de Crash es la de demostrarnos la falsedad de dichas preconcepciones, cosa que hace torpemente.
Se limita a poner a los personajes bajo presión, hasta llegar a una situación crítica de la que saldrán de manera airosa los personajes que en principio eran negativos: humanizando al aparentemente racista, cambiando al ladrón por el buen ladrón y de manera deshonrosa aquellos más positivos: el policía que se corrompe, la víctima de la violencia convertido en maltratador…
Por otro lado, el reparto destaca porque, como en la mayoría de las películas corales, está compuesto exclusivamente por secundarios, fauna que por lo normal se divide en dos grandes grupos:
Las estrellas del pasado que intentan volver y los que están llegando arriba y quieren crear/consolidar una imagen de gran actor, actor alternativo o ambas.
Al primer grupo habría que inscribir a Sandra Bullock, Brendan Fraser y el resucitado Tony Danza, todos con papeles muy menores.
Al segundo habría que mandar a Don Cheadle, Ryan Phillippe o Jennifer Esposito, sobre los que recae bastante más peso de la película, a excepción de Jennifer, personaje florero.
Un poco entre ambos estaría Matt Dillon, con la mejor actuación, pues ni ha dejado de ser estrella ni de tener una imagen alternativa.
Escenas:
Me ha parecido maravilloso y esperanzador que las tragedias que podían haber sido, hayan acabado en finales felices: la niña con la "capa" protectora; el director negro, harto de su pacifismo y de su mansedumbre en un mundo de violencia generalizada, que se decide a ser "valiente" en el peor momento; el negro delincuente que se redime y salva a los esclavos; la mujer negra y el policía racista que protagonizan una escena escalofriante y se salvan uno al otro de sus demonios...
Y también me parece revelador que los personajes más "inocentes", coherentes y morales, sean los que lleven la peor parte en un mundo desquiciado y fanático: el "policía bueno" y el "negro bueno".
En un mundo al revés no podría pasar otra cosa...
Para destacar, que me gustó y bastante fue la banda sonora del filme, con algunos temas vocales y pocos instrumentos que realmente son para disfrutarlos.
En sí Crash tiene una estética bastante parecida al del video clip, donde las situaciones de mayor intensidad están bien acompañadas musicalmente, con un buen manejo de planos y cámaras.
También, comentar la acertada elección de la música para esta película, entre la que destaca el tema “In the deep” de Bird York y la ENORME “Maybe Tomorrow” de Stereophonics, que son las canciones que más se han respetado en todo el film, pues su reproducción es íntegra y aparece en el momento más indicado para llevar a lo más alto a la escena que acompaña.
El tema principal también es digno de mención, siendo una canción completamente bañada en la melancolía, que invita a la angustia y la desesperación a la vez que intenta ver con optimismo la perspectiva de la paz social.
“Do you want to hear something funny?
You're the best friend I've got”
Crash estuvo nominada en 6 categorías, y resultó ganadora de 3 Premios Oscar en la edición de 2005, incluyendo mejor película, mejor guión original y mejor montaje.
Candidata como mejor director, actor de reparto (Matt Dillon) y canción original.
Crash compitió junto a la maravillosa Brokeback Mountain, Capote, Munich y Good Night, And Good Luck por el Oscar a la mejor película del año.
En el momento en que Crash ganó el Óscar a la mejor película, se creó una gran controversia, ya que eran muchos los críticos e incluso el público los que no estaban de acuerdo con la victoria de la película, considerando que debió ganar la película de temática homosexual Brokeback Mountain, protagonizada por Heath Ledger y Jake Gyllenhaal…
Pero bueno, así es Hollywood.
Por otro lado Crash se consideró un gran éxito comercial ya que su escaso presupuesto de 6.5 millones de dólares fue ampliamente recuperado en las taquillas de todo el planeta, llegando a recaudar 98 millones de la misma moneda.
Sin embargo, hasta que The Hurt Locker se proclamó ganadora en 2010, Crash era la película ganadora del Óscar a la mejor película que menos había recaudado en las taquillas estadounidenses desde The Last Emperor (1987)
Ese año la Academia dejó por fuera de competencia, por el galardón principal, a películas que considero igual de meritorias como lo son: Memoirs Of A Geisha, King Kong, Walk The Line, The Constant Gardener; The Chronicles Of Narnia: The Lion, The Witch And The Wardrobe; Hustle & Flow, Syriana, War Of The Worlds, A History Of Violence, Mrs. Henderson Presents, North Country y Transamerica.
“I am angry all the time... and I don't know why”
Crash es una gran película acerca de la decadencia social actual que demuestra la vida tal como es.
El primer acierto es el título.
Crash = choque, colisión.
La sociedad norteamericana, con sus altas tasas de criminalidad y la constante amenaza terrorista se ha convertido en una sociedad enferma de paranoia.
Esta película es una radiografía de esa sociedad enferma.
Porque en el fondo nada es tan simple como parece.
Tras un canalla se puede esconder un héroe, y el héroe puede resultar un auténtico hijo de perra.
“No hay buenos ni malos, todo depende del momento y de las circunstancias”
Y esa oración está escrita en piedra!
Un film sobre la intolerancia, los preconceptos y su consecuencia social.
Una serie de relatos que "chocan" entre sí generando situaciones que nos hacen reflexionar constantemente.
Para aquellos que sostienen que el arte debe transmitir valores y creencias este es el fin a la medida de ese pensamiento.
El tema principal sin duda es el racismo, entendido en todas sus direcciones.
Hacia arriba, hacia abajo y hacia los costados.
No sólo circunscripto a blancos y negros, sino a todo lo distinto, lo étnicamente diferente.
Un film para ver con atención que no busca sólo entretener sino hacer pensar.
Lo recomiendo, no siempre se nos da esta oportunidad...
Crash es una joya dolorosa de ver; una de esas cintas que, al terminar, deja a uno golpeado en el asiento, con el gusto alegre de haber visto una gran película, pero con un sabor amargo ante lo narrado, ante el hecho de que, aún en forma de fábula moderna de historias mezcladas, se trata de un golpe cargado de verdad, de realidades, del estado del mundo en una pequeña ventana que encierra en sí misma un problema cuya escala trasciende más allá de una sola ciudad.
¿Cuál es el mensaje?
Pues es distinto para cada persona.
La tolerancia sería el más fácil de dilucidar, pero la cinta tiene tantos niveles que, sea cual sea la posición y mentalidad del espectador, a seguridad de que obtendrá algo positivo de la experiencia.
En esta vida recargada de paradojas y de ironías, la confusión domina.
Tener información no es igual a conocer.
Tener teléfono móvil y correo electrónico no es igual a comunicarse.
El achicamiento del mundo gracias a la tecnología no implica necesariamente estar más cerca uno del otro.
La confusión y el caos siguen reinando, la información sigue no siendo comunicación, la tecnología no necesariamente acerca uno a otro, pero el hombre sigue siendo humano.
Por más borrosas que sean las huellas, tal vez el amor y el instinto permitan guiar a cada uno hacia el encuentro con la mejor parte de su ser.
La frase inicial de la cinta parece hablar de una sociedad muerta por dentro, donde se necesitan los enconos y la provocación para sentirse como verdaderos seres humanos.
El título es muy adecuado, ya que termina como empieza, con un accidente de coche, de forma cíclica, como toda la historia en Los Ángeles o en cualquier parte del mundo.
Curiosamente, todas las situaciones presentadas en el film, involucran un automóvil, como símbolo divino o satánico, de liberación o prisión, según la circunstancia.
Los accidentes también presentan cierta moralidad, ya que en ambos es un coche que viene por detrás el que choca contra el que va delante.
Es decir, lo que viene detrás, el pasado, es lo que choca con el presente y altera completamente el curso normal de las cosas.
Aquí se menciona Los Ángeles, una ciudad de casi 18 millones de habitantes, en la que todo parece espectáculo y risas, cuando en realidad no es así.
Todos tienen miedo a algo, viven dentro de unas limitaciones, y esas limitaciones han de romperse, para bien o para mal.
¿Cuáles son?
Desconfianza, excesiva privacidad, egoísmo, aparente falta de sensibilidad...
Hay muchísimas, y todas se rompen, todas chocan.
Todo depende de cómo nos las tomemos.
Creo que esto lo entenderán los usuarios que viven en las grandes ciudades.
En nuestra civilización se nos prepara desde el plano físico, material e intelectual.
Pero…
¿Qué pasa con el plano emocional?
¿Se atiende acaso al plano emocional?
Creo que es un defecto que se ha heredado desde el siglo XIX; se nos ha educado, no mal, sino casi como si fuésemos relojes.
Algunos lectores dirán que hace falta una revolución para cambiar esto; no somos revolucionarios natos, pero hay que profundizar a veces en nosotros mismos y en los demás, y así rompemos esos muros.
El único personaje consciente de ello es el agente interpretado por Don Cheadle, y la frase que dice al principio es significativa, pero no se le hace caso.
Hay frases que nunca se escuchan, y resultan ser las grandes verdades.
Un excelente ejercicio cinematográfico que deja abierto el fatídico interrogante hacia dónde va el Hombre.

“You think you know who you are…
You have no idea”


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