Going My Way

“So you see it's all up to you
you can be better than you are
you could be swingin' on a star”

Sin buscar lo novedoso ni el aspaviento, Going My Way favorece la percepción cálida y sencilla de la existencia.
Es una película amable, que emana bondad y buen hacer, transmite optimismo, fuerza y amor al prójimo.
Su deliciosa historia nos enseña mucho acerca de las relaciones humanas, del hecho de poder dejar pasar al otro venciendo nuestro egoísmo y, en fin, de que la medida del tiempo siempre puede ser sazonada por una esperanzadora canción.
A partir de una historia propia, Leo McCarey dirigió Going My Way para Paramount Pictures, escrita en un guión de Frank Butler, Frank Cavett.
Sus protagonistas son Bing Crosby, Barry Fitzgerald, Rise Stevens, Gene Lockhart, Frank McHugh, Jean Heather, Stanley Clements entre otros.
La historia gira sobre unos sacerdotes simpáticos y su forma de afrontar los problemas, de tratar a todo el mundo, desde los niños, adultos, tanto creyentes como no creyentes, hace que toda la comunidad se vea afectada.
Going My Way, para sorpresa de muchos, fue la gran triunfadora en los Oscar de 1944, y alcanzó tal éxito de público, que originó una secuela, The Bells of St. Mary's, en la que a Bing Crosby se sumaría la galardonada Ingrid Bergman.
La música y las canciones corren a cargo de James Van Heusen & Johnny Burke.
Going My Way es uno de los más populares films del Hollywood de los años 40, ganador de siete premios Oscars de 10 nominaciones, incluyendo el de mejor película, director, actor (Bing Crosby), actor de reparto (Barry Fitzgerald), argumento, guión adaptado y canción original ("Swinging on a Star") y nominado como actor principal (nuevamente a Barry Fitzgerald), fotografía B/N y montaje.
Ese año, sus más fuertes competidoras fueron Double Indemnity de Billy Wilder, Gaslight dejando por fuera a Laura y Lifeboat, la gran obra de Sir Alfred Hitchcock.
Going My Way constituye uno de los casos más flagrantes de amnesia cinematográfica injustificable a todas luces, pues estamos ante una gran obra de un grandísimo director, Leo McCarey.
Curiosamente, Going My Way ha sido el único caso en la entrega de la estatuilla que ha reconocido 2 rubros en una sola persona, como fue el caso de Barry Fitzgerald, ganador como mejor actor de reparto y nominado como mejor actor principal en la misma película.
Técnicamente, Going My Way se deja ver por el buen gusto de la fotografía, decorados, y por el gran trabajo de Barry Fitzgerald, muy por delante de sus compañeros de reparto.
Bing Crosby, el viejo crooner, se hizo con el Óscar al mejor actor principal, si bien él mismo reconoció que dicho premio se debió más a su popularidad como cantante (muy logradas las canciones) que a sus méritos como actor, siempre estimables pero nunca a la altura de los grandes actores.
El protagonismo de Bing Crosby, en Going My Way es uno de los mayores transmisores de felicidad del siglo XX, no es de extrañar que el filme fuera un rotundo éxito; de hecho, la película le consagró como el personaje más popular de Norteamérica…
Quizás el mayor defecto de la película sea su enconado alegato pro-catolicista, dejando en mal lugar a todos aquellos que prescinden de la religión, pero a Going My Way hay que entenderla desde el punto de la vista de la época en que se rueda -en plena II Guerra Mundial-, un momento donde la gente busca la evasión a través de películas de signo optimista (un gran ejemplo de ello son las que firmó Capra) y donde la devoción juega un papel destacado.
Inolvidable la escena final, en la que el padre se reencuentra con su madre.
Muy bonita, me hizo saltar las lágrimas de verdad de la emoción.
El mejor momento sin duda de la película.


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