TITANIC

"El corazón de una mujer es un profundo mar de secretos"

“Collide with Destiny”

Cecil B. DeMille decía que una película tiene que comenzar con un terremoto e ir a más.
En TITANIC no hay terremoto; pero sin duda DeMille la hubiera firmado sin que le temblara el pulso.
La tragedia que relata es sabida; de hecho el cine ya se había acercado a ella en otras ocasiones a ésta, pero sin duda esta versión es la definitiva, la inalcanzable.
El Royal Mail Steamship Titanic, era el segundo de un trío de transatlánticos conocidos como Clase Olympic.
Titanic fue el barco de pasajeros más grande y lujoso del mundo, seguido por el RMS Olympic.
El 10 de abril de 1912, el Titanic inició su viaje inaugural partiendo desde Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York.
Cuatro días más tarde, a las 23:40 del 14 de abril, el Titanic chocó con un iceberg al sur de las costas de Terranova, y se hundió a las 2:20 de la mañana del 15 de abril.
El siniestro se saldó con la muerte de 1.517 personas y se convirtió en uno de los peores desastres marítimos, en tiempo de paz, de la historia.
TITANIC es una película de 1997 escrita, producida y dirigida por James Cameron para Paramount Pictures / 20th Century Fox / Lightstorm Entertainment; sobre el hundimiento del Royal Mail Steamship Titanic.
Está protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet como Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater respectivamente, y está coprotagonizada por Billy Zane que interpreta el papel de Caledon Nathan Hockley, prometido de Rose, Bill Paxton que interpreta a Brock Lovett, líder de una moderna expedición caza tesoros, y Gloria Stuart, que da vida a la anciana Rose, en el año 1996, y de entre otros muchos actores y extras, el Royal Mail Steamship Titanic, un iceberg y un inmenso mar.
Cuenta con una maravillosa música de James Horner y una excelente fotografía a cargo de Russell Carpenter.
Con un presupuesto de 200 millones de dólares, TITANIC se hizo la película más costosa de todos los tiempos a mediados de 1997.
TITANIC nació, además del tema histórico/romántico que suponía el navío, de la afición de James Cameron por el submarinismo.
El director afirma que al sumergirse donde se hundió el Titanic "aquello me tocó emocionalmente".
Escribió entonces una historia con una idea clara: no sería la típica de catástrofes.
Quería una historia de amor inolvidable.
Cameron contrató a dos historiadores del Titanic, Don Lynch y Ken Marschall, para autenticar el detalle histórico de la película.
Por ejemplo; los conjuntos que representan las habitaciones interiores del Titanic fueron reproducidas tal y como se había construido, con fotografías y planos de los constructores del Titanic.
Los trazados de las líneas de la escalera de primera clase, (que ocupa un lugar destacado en el guión) se construyeron de madera real y efectivamente destruida en el rodaje en la parte en la cual se hunde.
Las habitaciones, las alfombras, el diseño y los colores, las piezas individuales de mobiliario, decoración, sillas, paneles de pared, cubiertos y vajilla con el signo de la White Star Line en cada pieza, techos y el vestuario fueron algunos de los diseños fieles a los originales.
El film es un hito del cine monumental, de prodigiosos logros en el apartado técnico.
Con desbordante fuerza visual, Cameron ofrece imágenes poderosas, como las transiciones de presente hacia el pasado a través del casco herrumbroso del barco hundido, que se convierte en la flamante nave recién botada.
Las escenas del choque del TITANIC con el iceberg, con las consiguientes rotura y hundimiento, son de inusitado realismo.
Y el mar, siniestra tumba flotante, deja en el espectador una huella indeleble.
Cameron buscó autenticidad.
Lo que se ve en la pantalla transmite al espectador la sensación de estar allí, ya sea junto a los restos del naufragio -el director filmó los auténticos restos bajo el mar- o en el viaje inaugural.
El detallismo llevó a construir una maqueta de la nave de dimensiones casi idénticas a las originales.
Se reprodujeron con fidelidad cubiertas, salas de primera clase, escotillas, escaleras y pasillos...
Los efectos visuales contribuyeron al realismo.
Para las escenas de mar abierto se usó una maqueta más pequeña que la mencionada; el equipo de efectos introdujo personajes filmados previamente que, multiplicados digitalmente y con el tamaño adecuado, simulaban 2000 personas en cubierta.
Aguas del mar, cielo estrellado y el aliento de los personajes por la gélida temperatura, se crearon muchas veces por ordenador y se logró un ensamblaje perfecto, imposible de advertir.
Las imágenes del barco partiéndose con los viajeros cayendo al mar son asombrosas.
Cuando el director James Cameron entregó el montaje definitivo a los directivos, con una duración de 3 horas, comenzó a haber serias dudas de su posible funcionamiento en taquilla unido a una pérdida de confianza en el director canadiense.
TITANIC se filmó en el Municipio de Rosarito en Baja California, México.
James Cameron y todo su equipo de colaborados tenían muy claro lo que significó el TITANIC en la sociedad de principios del siglo XX, por lo que la definición cinematográfica del buque se imponía como algo esencial: el presente debía interaccionar con el pasado del barco para crear la participación activa del público.
Lo primero que advirtió para crear más autenticidad a la historia fue crear un vínculo entre el pasado y el presente, conectando ambos a través del personaje de Rose encarnado, por Kate Winslet y Gloria Stuart, en dos etapas temporales muy separadas de su vida; para poder ver el presente y el pasado, se decidió crear una superviviente de ficción de 101 años.
Ella ayudará a conectar la historia.
Narrada en primera persona, el relato está puntuado por la exteriorización de monólogos interiores en consonancia con la verosimilitud representativa de la imagen:
«Han pasado 84 años y aun percibo el olor a recién pintado, la vajilla nunca había sido usada, nadie había dormido entre aquellas sábanas.
Llamaban al Titanic el buque de los sueños y realmente lo era»
Está plenamente justificado desde el punto de vista psicológico, dando a conocer los pensamientos más íntimos de Rose.
Un travelling hacia delante, encuadrando el rostro de Rose-anciana, nos indica que el flashback nos introduce en un pasado sin necesidad de transición visual.
Los flashback ofrecen el poder totalizador de la narración objetiva, ya que, si bien su motivo es la subjetividad mental, una vez dentro de él, los hechos se presentan desde un punto de vista objetivo, como si Rose no los narrase, y la prueba de ello es la introducción de escenas en las cuales ella no está presente.
Su reflejo en la pantalla de televisión, en la cual se aprecia el estado actual del Titanic captado por las cámaras del mini submarino, nos permite adivinar que va a alterarse la temporalidad del relato, esa unión entre pasado y presente de la que hablaba antes Cameron, justificando plenamente la reestructuración del punto de vista, pasando a ser una narración en primera persona: el pasado se hace presente y la experiencia subjetiva de Rose no es intercambiable.
Las primeras imágenes que nos muestra Cameron del barco hundido, lleno de óxido y herrumbroso, dibujando inconcretas formas y irregulares figuras en la oscuridad del fondo del mar, a 4.000 metros no pueden estar mejor filmadas y sirven de contraste a la lujosa y mágica visualización del barco en 1912.
La serena música utilizada en estos instantes establece una continuidad entre imágenes creando una composición armoniosa, donde los diversos planos cobran sentido independientemente del montaje utilizado.
En el aspecto de la mágica visualización del barco; la película atesora algunos de los momentos más bellos del cine de su director.
Sin ir más lejos, las espléndidas imágenes iniciales de la exploración submarina del transatlántico en nuestros días, superan el poder fascinador de obras anteriores.
Pero lo mejor del film reside en la mágica visualización del Titanic que se nos ofrece en su primera parte que Cameron rueda con una delectación muy fantástica que el buque se transforma por instantes en un universo de ensueño, que parece situado en otro mundo, y en el que todo parece posible, incluida la historia de amor imposible entre el bohemio chico americano Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y la elegante joven inglesa forzada a un matrimonio de conveniencia Rose DeWitt Bukater (Kate Winslet).
Efectivamente, la forma de mostrar el barco en 1912 en Southampton es solemne, no parece formar parte del mundo exterior sino de un espacio suspendido en una temporalidad distinta, un mundo de lujo y comodidades no presente en la sociedad de principios del siglo pasado.
El travelling horizontal que explora un pasadizo del barco mientras Rose comienza su relato no adopta el punto de vista de ningún personaje y por tanto, es el espectador el que descubre el Titanic; sirve como perfecta introducción para insertarnos en el mundo donde se desarrollará la acción, a la vez que describe un espacio material.
La existencia, además, de una dulce melodía de violines y la luminosidad de la fotografía en ese travelling descriptivo, junto al hecho de que ningún personaje ocupe el encuadre en esos momentos, pues hemos visto que es el espectador el que entra en el espacio de la narración, debe entenderse como un antecedente directo de la importancia que va a tener el escenario en la narración; todo lo que va a pasar tiene como origen y final el barco como protagonista omnipresente, casi villano, casi victima de las circunstancias y la supeditación de los pasajeros al mismo será total.
Ya se ha determinado un espacio privilegiado; si bien el exterior continúa existiendo y en cualquier momento puede volver a entrar en campo, Cameron nos ha descrito a la perfección un espacio alternativo donde va a desarrollar la cinta.
Rose anciana observa los objetos que han sido rescatados del barco, muchos de los cuales le pertenecían; la manera de observarlos, individualizándola mediante diversos primeros planos, es capaz de evocar en ella sentimientos tales como: la persistencia de la memoria a través del tiempo por la simple observación de objetos cotidianos, como subrayan los insertos de su rostro en 1912 al mirarse en el espejo, en un extraordinario encadenado de los elementos del presente y los del pasado; el nexo de unión entre las dos temporalidades ya se ha establecido.
Inmóvil en su silla de ruedas, Rose aparece todavía descentrada en el relato, otorgando todavía cierta importancia al equipo de Lovett (Paxton).
El «traspaso del espejo» en el cual ella se mira significa establecer el salto temporal, aunque la primera vez la imagen sea la de su rostro actual; el salto todavía no se ha producido, ella vuelve de repente a la realidad, con lo que ya se establece que el punto de llegada será el de origen.
Después de una primera y certera descripción de un espacio inmóvil, éste cobra vida; el barco va a partir de Southampton, y Cameron sigue acumulando información para definir más al escenario; se utilizan variados y ágiles movimientos de cámara que encuadran al Titanic en un ejercicio acrobático de la representación del espacio, con movimientos ascendentes de cámara para que todo lo que está en campo adquiera profundidad, con la intención de mostrarlo como un espacio global que el espectador percibe como único (sin separación entre primera y tercera clase), creando un espacio puramente conceptual y de orden mental, sin la relación de contigüidad espacial que produciría el montaje.
Con esto Cameron consigue individualizar el colectivo, con efectos dramáticos de cara a la narración, pues el sentimiento de sufrimiento ante la proximidad del hundimiento será más dramático y próximo.
Obedeciendo a esta premisa, Cameron nos habla en TITANIC, más que en ninguna otra de sus cintas, a través de planificación y la puesta en escena, verdadero lugar donde encuentra su razón de ser la magnífica concepción de esta monumental cinta.
El planteamiento inicial del director es dar a conocer al público desde un principio las características de los dos personajes principales mediante el trabajo de planificación, para después trabajar otros aspectos, tales como el realista relato del naufragio más famoso de la historia de la navegación marítima.
Así, la presentación de los dos personajes principales se nos presentará como una experiencia sensorial, mediante la angulación y los movimientos de cámara, que con su mirada creará la historia que la cinta nos narrará.
“Nothing on Earth could come between them”
El centro de la trama lo constituye el intenso amor entre dos jóvenes:
Jack, inmigrante artista y aventurero, y Rose, rica y con personalidad.
Por amor ambos sacrifican todo: expectativas sociales e incluso la propia vida.
Hermosa, preciosista y puntillosa revisitación de la historia de Romeo y Julieta, enmarcada esta vez, en la tragedia del transatlántico más famoso de la historia, que se hundió tras chocar con un iceberg en 1912.
Desde este punto de vista, Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) entra apresuradamente en el barco cinco minutos antes de zarpar, ganando el pasaje en una partida de cartas en una taberna próxima al puerto; improvisación, carácter nómada de su existencia, viajero itinerante, y actitud espontánea, basada en la improvisación, ante la vida.
Como vemos, Jack es definido como una mezcla de la personalización del sueño americano (es un emigrante que regresa a los Estados Unidos).
Con sólo breves y precisos trazos, Cameron nos ha definido toda una vida.
Rose entra en escena posteriormente, pero Cameron crea un fuerte contraste entre la manera en cómo ha visualizado a Jack, y la manera cómo va a mostrarnos a Rose joven por primera vez.
La entrada en escena de ella es pausada y solemne, mediante un memorable movimiento de cámara; un picado con movimiento oblicuo, con la cámara moviéndose simultáneamente alrededor de su eje óptico y de su eje transversal, que empuja al espectador a una identificación con la cámara, momento especial pues la angulación (picado) y la escala (primer plano), se imponen casi a la narratividad de la escena.
El matiz de omnipotencia visual (de entre todos los objetos y personas que abastan la implícita continuidad del campo visual de la cámara, todos los pasajeros que entran en el barco, el director se dirige mediante ese movimiento de cámara), nos remite a la importancia que ostentará Rose en el relato (es una mujer totalmente cameroniana y por ello será la protagonista absoluta del relato), y ello produce que la percepción del espectador se vaya haciendo afectiva en la medida en que proporciona una imagen basada en la angulación (admiración ante ella), que Cameron da a la imagen subjetiva, pasional, del primer plano.
La irrupción del movimiento, la mirada de Rose al barco y la banda sonora determinan al personaje al que la cámara va a acompañar, también para situar a Rose bajo un determinismo invencible, objeto de una severa fatalidad; ella será la que quedará más marcada por la tragedia que se nos va a contar seguidamente de manera tan admirable.
Cameron en esas imágenes logra transmitir el carácter meta discursivo del movimiento, ya que además de resaltar quien será el personaje principal, su manera de mirar el barco, el picado concluye con un primer plano del perfil del rostro de Rose observando la magnificencia del navío nos remiten a su nexo de unión; la historia de Rose estará ligada para siempre al Titanic, poniendo un énfasis en lo absoluto y directo de la mirada, sin mediación alguna, a través de la cual se nos muestra toda la maravilla tecnológica del barco.
El iceberg representa, metafóricamente, el inmovilismo y la represión que le esperan a Rose después de superar el escollo de Cal (Zane).
Debemos recordar que es el comportamiento cariñoso entre Jack y Rose lo que ocasiona la distracción de los vigías y el fatídico choque con el iceberg.
Los congelados códigos de conducta decimonónicos parecen perseguir a la enamorada de Jack.
No basta con rechazar a su madre por obligarla a un matrimonio de conveniencia, las barreras serán más intensas y deberá luchar más para dejar atrás su origen.
Tiempo después de mucho metraje recorrido, sólo en las escenas de la entrada del Carpathia en Nueva York, con el rechazo al apellido De Witt Bukater y adoptando el de Dawson, podremos tener la certeza de que Rose ha triunfado; romanticismo ante la pérdida de su ser querido, pero también el rechazo de la posición social.
La mujer cameroniana, que estaba aletargada hasta esos momentos (sólo su voluntaria autoexclusión social en su círculo de clase social nos hacía entrever que estábamos ante ella).
Y, como en todo el cine anterior de James Cameron, la supervivencia de la mujer propiciado por el sacrificio del hombre:
«Debes prometerme que no te rendirás, que no importa lo desesperada que estés, prométemelo ahora, que no te rendirás jamás»
El flashback acaba con un primer plano de Rose anciana sonriendo, con los oyentes reunidos en plano general (el relato iba dirigido a todos, inclusive y obvio al jadeante espectador también); la historia que nunca había explicado a nadie, ha salido por fin a relucir en su conciencia.
Las fotos de su habitación en el Keldish (retratos que reflejan, en cierta manera, su voluntad de vivir después de la tragedia) nos informan que cumplió la promesa que le hizo a Jack, decidiendo vivir con plenitud y libertad la vida que él salvó dos veces.
Sin embargo, el diamante (puedo atreverme a considerarlo acá como el mcguffin) pertenece a un nivel tan íntimo de su recuerdo, tiene asociados unos recuerdos tan poderosos que su lógico destino final era hacer compañía al mundo al que perteneció ochenta y cinco años antes.
Después de un intenso espectáculo donde cohabitan amor y muerte de manera admirable, la cinta se cierra, con la heroína a punto de dormirse, soñando con un mundo en el cual su relación con Jack fuese aceptada.
Ello es posible por la acción liberadora del acto de arrojar al mar (el mar como gigantesco sudario azul) el tributo del diamante.
El mal entendido final de la cinta TITANIC y sus pasajeros cobran vida, supone un triunfo del relato cinematográfico por encima del registro documental que pretendía elaborar Lovett.
Todo en TITANIC nos remite a este concepto simbólico; la escalera majestuosa del barco renacerá triunfante para acoger a los fantasmas de los muertos, en un final órfico inspirado poderosamente en el último desfile de 8½.
Efectivamente, Cameron muestra el objeto de fascinación reconstruido, de manera solemne y pausada, significando con ello que el objeto sigue vivo en la memoria popular, aunque materialmente esté totalmente destruido.
Pero hay en TITANIC mucho más de lo que parece a simple vista y que incluso a muchos cinéfilos se les escapa.
Lo asombroso, la gran genialidad de Cameron es conseguir un perfecto equilibrio entre el aliento individual de la historia que nos narra, y el aliento colectivo, lo grande con lo pequeño... y lo mejor de todo, consiguió filmar una historia llena de muchas historias, todas ellas compartiendo un destino trágico que se revela en medio del océano Atlántico.
Desde este punto de vista se puede definir esta película como una hermosísima elegía cinematográfica, cargada de sensibilidad sincera, que resulta un homenaje a todos aquellos que vivieron una de las mayores tragedias del siglo XX.
Pero desde lo más pequeño, lo más íntimo, individual y recóndito del filme, tenemos la historia de una mujer, Rose (Kate Winslet), que vive su personal gran tragedia.
Contemplando la película en lo más íntimo, TITANIC es la historia de una mujer, cuyo universo está contenido en la majestuosidad del gran transatlántico, que se mueve entre dos mundos, y de los dos se siente parte, convirtiéndose en la única protagonista verdadera del filme.
Yerran estrepitosamente aquellos que ven en esta película un trato maniqueísta de la realidad, un simplismo mediocre que nos expresa que los ricos son los más sosos, y los pobres son más felices porque son más libres.
El trato desigual de los pasajeros en su salvamento habla de las diferencias de clase, tan marcadas entonces, y no superadas hoy.
No es necesario detenerse a decir las virtudes del filme desde el momento en que el barco choca contra el iceberg.
Desde ese momento, toda el trascurso del hundimiento (que dura cerca de una hora) es antológico, tanto desde el punto de vista técnico, como a nivel humano.
James Cameron demostró una asombrosa facilidad para mostrar lo que supuso para aquellas gentes el hundimiento, mostrando una rica gama de emociones y reacciones humanas ante la catástrofe haciendo además una metáfora del pecado narcisista del hombre, que descubre su vulnerabilidad e insignificancia por culpa de un pedazo de hielo... y de no ver más allá de sus narices.
Me refiero a ese plano general, inolvidable, cuando la proa del barco ya está bajo el agua y éste se inclina dispuesto a hundirse, y entonces toda esa muchedumbre corriendo y huyendo del agua, dirigiéndose allá donde esta aun no alcanza, donde la vida podrá prolongarse... en esa escena, todos, ricos y pobres, se igualan, corren juntos en una misma dirección hacia la vida, para huir de la muerte…
A partir de ahí el drama colectivo se vuelve estremecedor y la historia de amor entre Jack y Rose pasa a un segundo plano.
Los personajes principales y la historia de amor son ficticios, pese a que, si bien os fijáis en las escenas donde se habla del barco o la pareja esta junta, siempre existe alguien que ve hacia la cámara, dando la impresión que fueron esas personas (sobrevivientes) quienes detallaron la tragedia del barco, y por ende la historia Jack-Rose no parece tan ficticia; pero muchos de los personajes secundarios (como los miembros de la tripulación y algunos de los pasajeros de primera y segunda clase) están basados en personajes históricos reales, así como las tomas del verdadero Titanic hundido en fondo del Atlántico que abren la película.
Resumiendo la parte dramática, en contraste con la técnica anteriormente descrita, la historia está dividida en un prólogo y dos partes bien diferenciadas.
En el prólogo es donde James Cameron consigue captar toda la atención del espectador al revelar con maestría lo que será el espíritu del film; un alarde de preciosismo tecnológico, expresado en las fantasmagóricas imágenes del transatlántico hundido; y una tierna historia de amor, que será narrada por una centenaria Rose, mediante un hermoso flash back, en el que recordará el amor y la tragedia que marcaron su vida para siempre.
El primer bloque corresponde a la presentación de los personajes principales y está centrada en la emotiva historia de amor entre Jack y Rose, en este bloque se destaca la magistral composición de Kate Winslet en el papel de Rose, que consigue transmitir con sus miradas toda la complejidad de los sentimientos de su personaje, también es destacable el alarde técnico de los movimientos de grúa y aéreos alrededor del barco, y la excelente partitura de James Horner que impregna de lirismo y majestuosidad la romántica historia.
El segundo bloque corresponde a la descripción de la tragedia del lento y angustioso hundimiento, y se destaca a nivel argumental por la habilidad que supone pasar a segundo término la tragedia individual, la de la pareja de amantes, para centrarse en la tragedia colectiva de las 1500 personas que murieron en aquella catástrofe, en este sentido resultan terroríficas y angustiosas las escenas de la partición del buque, la de los pasajeros de tercera clase, literalmente enjaulados en las bodegas, o las de la búsqueda de supervivientes entre los cientos de cadáveres que flotan en el mar.
Ahora, yendo más allá de lo que el mundano ojo corriente puede ver y mucho menos apreciar, como toda obra de cine emblemática, TITANIC muestra en su operar las cuatro formas cardinales de representar que son las tradicionales en Occidente.
Como se recordará, y muy brevemente, éstas son: la literal, la simbólica, la ética y la mítica.
Al parecer, sólo el cine –y dentro de éste sólo un contado grupo de autores– puede desplegar esa forma que dio lugar a la Divina Comedia y a las catedrales, a Shakespeare y, mucho más recientemente, a la obra de Wagner.
Mencionaremos puntualmente algunos símbolos de construcción que operan en TITANIC, limitándonos por razones de espacio a señalar otros de ellos que, por su importancia, deberían ser tratados por separado.
1. Los personajes.
Jack es, como él mismo dice, “el Rey del mundo”; pero no sólo por la alegría de haber abordado un barco al cual no estaba destinado, sino porque el Rey del mundo menta, en la tradición esotérica, a una figura enviada por la divinidad que actúa de Revelador y Salvador.
A esta forma, avatar o modo del Rey del mundo se la conoce –o conoció– en Occidente como el Preste Juan, un mistagogo encargado de salvar la parte femenina de la humanidad, cíclicamente emblematizada como una rosa.
Rose, la heroína, tiene como apellido De Witt y es precisamente la poseedora del Wit: la habilidad de percibir conexiones inesperadas entre las ideas, las cosas y las situaciones, es decir que tiene capacidad de analogía, de entender analógicamente la intervención providencial de Jack en su vida.
Recuérdese que el héroe gana “por azar” el ingreso al TITANIC.
Este ritual de iniciación entre el Rey del mundo-Salvador y la Rosa femenina tiene tradicionalmente dos modelos mítico-simbólicos fundamentales en Occidente: la busca del Santo Graal o Grial, y el ciclo literario compuesto por El roman de la rose de Guillaume de Lorris y Jean de Meung, y la obra del Dante.
El Graal es una copa llamada a contener la sangre de Cristo vertida de su costado por la lanza del centurión durante su sacrificio.
Esta copa fue tallada por los ángeles de una piedra preciosa desprendida de la frente de Lucifer en el momento de su caída.
El diamante que Cal –el demonio dentro de la economía simbólica del TITANIC– le regala a Rose tiene forma de corazón, es color azul, se llama “el corazón de mar” y fue “arrancado” de la corona del rey Luis XVI.
“Ahora nosotros somos la realeza”, dice el rastacuero de Cal, emblema de la falta de realeza y del rol de usurpador que juega en el film.
2. Las piedras.
Simbólicamente, la piedra representa el soporte del proceso de iniciación, especialmente en su modo alquímico.
Veamos.
La piedra azul se contrapone a la piedra blanca (el iceberg que hace que se “pierda” a partir de ese momento el diamante llamado “corazón del mar”).
El diamante –que Jack confunde con un zafiro– cumple las funciones siguientes: es usurpado por Cal, luego utilizado por Rose como señal-emblema del trabajo creador de Jack y, finalmente, el dibujo resultante es guardado en una carpeta de cuero junto al diamante original, en la caja fuerte.
Es decir que, para Cal, la piedra es sólo de valor crematístico, meramente material; para Jack-Rose es un valor de soporte que se convierte en obra de arte eterna.
Los que rescatan la caja fuerte del TITANIC buscando el diamante rescatan, sin saberlo ni proponérselo, la carpeta con el dibujo que recupera su “aura”.
Ahora bien, el Graal menta tanto una copa como –cosa menos conocida– un libro.
La carpeta de cuero en cuestión representa las bodas alquímicas realizadas tanto entre Jack y Rose como la realización efectiva de la obra de arte, aquello que los alquimistas llaman transmutación.
3. Los colores: blanco, rojo y azul.
Decíamos que Jack confunde al diamante que le muestra Rose con un zafiro.
Al comienzo del Purgatorio, en la comedia dantesca, el poeta describe la salida del infierno y la esperanza del futuro Cielo (donde será guiado por su amada, emblematizada como una rosa) como “Dolce color d’oriental zafiro”.
Sigamos.
Jack se encuentra contemplando el cielo-zafiro pocos segundos antes de que Rose intente arrojarse al mar.
La mujer se encuentra vestida de rojo, de púrpura, estableciendo así la relación de colores básica (de oposición/ complementaridad) entre rojo y azul, pero también Dante en la “Vita Nuova” cuenta que, al ver de cerca a Beatrice, ella estaba vestida de púrpura.
Este color se corresponde también con la prostituta escarlata de Babilonia que figura en el Apocalipsis.
Rose, recordemos, es utilizada como tal por su madre que la vende, literalmente, a Cal.
Rose, por otro lado, acaba de comprar en París (y sólo para vengarse “materialmente” de Cal), el cuadro de Picasso “Las Señoritas De Aviñón”, que eran, a su vez, las pupilas de un burdel frecuentado por su autor; el cuadro es también –y canónicamente– el primero oficialmente “moderno” de este siglo y, además, el ejecutado tras el abandono del llamado “período azul” de ese pintor.
Simétricamente, el helicóptero ruso que traslada a Rose (desde las alturas) al comienzo del film, está pintado de azul, rojo y blanco.
Al final, la mujer devuelve el diamante al corazón del mar.
El azul vuelve al azul.
Entre ambos, el blanco de la “otra” piedra: el iceberg.
Por otro lado los tres colores se corresponden con los tres gunas de la tradición hindú, cosa que aquí sólo puede mencionarse de pasada.
4. La nave, el viaje, las bodas.
El proceso de iniciación es comparado tradicionalmente con un viaje en barco.
Por otro lado, la nave, –es sabido– representa a la Iglesia.
La rosa también es emblema de la Virgen María.
Rose se despoja de su manto para salvar a Jack y finalmente se refugia en otro manto para que Cal no la reconozca.
En la operación alquímica, la nave debe ser dañada, lacerada de forma intencional para así recordar los padecimientos de Cristo en el madero.
Así las cosas, Rose golpea dos veces con el hacha en un madero antes de liberar a Jack: éste luego la conducirá a un trozo de madera flotando en el medio del mar, madero al cual no puede subir.
En medio de la desesperación, el Capitán grita:
“Traigan a un carpintero” (oficio terrenal de Cristo).
O mucho nos equivocamos o TITANIC de James Cameron es una “máquina” de significación tradicional.
Sigamos.
Cuando Rose y Jack se unen carnalmente, la mujer deja la huella de su mano en un cristal.
Al comienzo del film la Rose centenaria está trabajando en alfarería, dejando su huella manual en la vasija, mezcla de arcilla y agua.
El cine, autoconscientemente, se refleja en un arte no sólo tradicional sino que recuerda a la Creación del hombre por Dios.
5. La melancolía.
El carácter melancólico es arquetípicamente el de la actividad artística, creadora.
Pero en TITANIC esta imagen se refracta en la tecnificación de lo tradicional.
El constructor de la nave, poco antes de hundirse con su creación, acomoda las agujas del inútil reloj que de inmediato se inclinará, cayendo.
Poco antes, ese creador de formas titánicas le pide perdón a Rose por:
“no haber hecho una nave digna de usted”.
Jack y Rose se alejan para terminar, en la parte más alta del barco a punto de hundirse.
“Aquí nos conocimos” dice ella, mientras una mujer sola a su lado (su doble) cae hacia el abismo.
Paralelamente una hilera de hombres, también solos, cae verticalmente.
Como escribió Kant:
“Sólo el hombre y la mujer juntos forman la humanidad”.
6. Apocalipsis.
La melancolía conduce, mediante la poesía, la obra de arte, la iniciación, a su final revelación.
Mientras todo parece hundirse en el naufragio de la modernidad técnica, el cuarteto de cuerdas ejecuta una pieza llamada “Orfeo”.
El poeta, el creador de formas, que, como el Orfeo mítico rescata a su Eurídice del infierno, recuerda también a la primera ópera de la historia (el Orfeo de Monteverdi, 1600).
El cine, de nuevo autoconscientemente, se reconoce en las obras del tiempo.
“Él me salvó de todas las maneras posibles”, dice Rose y agrega:
“Y ni siquiera nos queda una foto suya”.
El Rey –secreto– del Mundo se ha transmutado en Eternidad, volviendo al fondo, al eje, al centro primordial de las aguas, donde al final se encontrará con su corazón de diamante azul.
Y Rose, paralelamente, subirá hacia ese Paraíso espiralado en ese último sueño, donde todos los justos que han permanecido en la nave, aplaudirán el clásico final feliz del cine.
Dante escribió a su protector Cangrande della Scala:
“Llamo a mi obra Comedia, porque acaba felizmente”.
Es cierto, siempre es cierto.
“I'm the king of the world!”
La noche del Oscar TITANIC compitió por el rubro mayor contra los films: The Full Monty; L.A. Confidential, Good Will Hunting y la maravillosa As Good As It Gets.
Ganó el Óscar en casi todas las categorías a la que fue nominada: 11 de 14 nominaciones, a la mejor película, director, montaje, fotografía, dirección de arte, banda sonora, canción original, vestuario, sonido, efectos de sonido y efectos visuales (todos los apartados técnicos, menos uno).
Siendo solo nominada como: mejor actriz y actriz de reparto para Winslet y Stuart respectivamente, y mejor maquillaje (todos los apartados actorales).
Convirtiéndose así junto a Ben-Hur en la película más premiada de todos los tiempos, hasta ese momento.
Además, cabe destacar la primera y única vez, hasta el momento, en que una nominación al Óscar recae sobre dos personas que interpretaban el mismo personaje, Kate Winslet y Gloria Stuart por interpretar a Rose.
Así mismo se convertiría en la película más nominada, junto con All About Eve (14 nominaciones en 1950), a los premios de la Academia.
Este año la gala de los Oscar tenía un aliciente especial.
¿Obtendría TITANIC la legendaria marca de 11 galardones que ostenta Ben-Hur (1959)?
Las espadas se mantuvieron en alto toda la noche.
Allí competían la maravillosa historia de amor de Jack y Rose, en el marco de un lujoso transatlántico, con el relato de rivalidad entre Ben-Hur y Messala durante los inicios de nuestra era.
La cosa quedó en empate.
TITANIC consiguió 11 de las 14 estatuillas a las que aspiraba.
Le quedó al film de William Wyler el consuelo de tener dos premios en el apartado de interpretación (para Charlton Heston y Hugh Griffith); mientras la película de Cameron se quedaba atrás con las nominaciones de Winslet y Stuart.
Para desconsuelo de sus muchas admiradoras, que lo consideraron una injusticia, Leonardo no fue candidato al premio.
A pesar del TITANICO golpe a los Oscar por la película de Cameron, la Academia logra dejar por fuera, y no reconoce la labor también buena de otro film que pudo optar por el trofeo como mejor película y es: Boogie Nights.
“Gentlemen, it has been a privilege playing with you tonight”.
TITANIC es ante todo una espléndida historia de amor, un inquietante exponente del cine catástrofe, un reflexivo ejercicio sobre las diferencias de clases sociales y la consiguiente discriminación que surge casi espontáneamente de esas situaciones, en demostrar cómo reacciona el ser humano frente a una situación límite donde está en juego su vida.
Recuerdo que cuando vi el filme por primera vez, sabía ya de antemano cómo sería el contexto y las situaciones trágicas que desembocarían en un final fatal para muchos, y la gran habilidad de Cameron es introducir una historia particular que se entrelaza con las situaciones ya conocidas.
Por ello uno vive el hundimiento del Titanic desde una perspectiva especial, desde el amor incondicional que rompe las barreras de las clases sociales tan marcadas en la época y desde la entrega incondicional de uno para el otro.
Cameron no se queda en lo meramente anecdótico del accidente en sí, sino que sabe contarnos en profundidad muchos aspectos que convivían dentro de ese barco, y lo más importante es, que nos sentimos atraídos no sólo por el hecho del hundimiento en sí (el cual está perfectamente retratado), sino que estamos sumergidos en muchas otras situaciones que hacen de TITANIC un filme casi completo y que desde lo efectivo cumple con creces.
Al margen de la inmensa y deslumbrante calidad tanto técnica como emocional de esta impresionante película, resulta sorprendente la facilidad con la que el público la desprecia esgrimiendo falacias tales como: "no tiene guión", "es producto de una campaña de marketing", "sólo hay dinero en ella", etc.
Obviamente todo el mundo tiene derecho a dar su opinión, eso es indudable, y no a todo el mundo, TITANIC, tiene que parecerle una obra maestra absoluta, faltaría más; pero tratar de justificar que ésta es una mala película no es más que una clara muestra del tremendo esnobismo que impera entre un determinado sector del público, que parece necesitar despreciar lo indespreciable para sentirse importante, tremendamente culto o superior al resto de la humanidad.
Por supuesto, la historia de la película puede o no gustar, está claro; pero la impecable factura técnica del filme resulta tan abrumadora a un nivel puramente académico, que cualquiera que comprenda mínimamente el significado de la palabra "cine" será incapaz de tachar esta película de mala.
Podrá parecer regular porque la historia no interese, o porque se tenga la sensación de que los actores no encajan en sus papeles, o por mil motivos más, pero de ahí a decir que es mala va un auténtico abismo.
Desde mi punto de vista TITANIC es una de las más recientes obras maestras que ha dado el cine y que ha conseguido aunar con auténtica destreza el cine espectáculo con el cine romántico; explosivo coctel que, por otro lado, ha logrado que la cinta cautive a más espectadores sobre el planeta que cualquier otra, eso es un hecho estrictamente matemático que no está sujeto a opinión.
Lo siento por sus detractores, pero pensar que tantos millones de espectadores han sido engañados por una efectiva campaña publicitaria o unos deslumbrantes efectos especiales es poco menos que una aberración y un auténtico sinsentido.
Enumerar las virtudes de esta película necesitaría varios volúmenes, pero basta destacar, sobre todo, su deslumbrante ritmo cinematográfico (gracias a un magnífico montaje), su cuidada puesta en escena y los espectaculares efectos, perfectamente integrados en una historia tremendamente hábil, que consigue contar la tragedia a través de los ojos de una mujer enamorada, lo que sin duda es uno de los grandísimos aciertos de la película.
Ah, bueno, y también es un estupendo detector de snobs.
Basta preguntar por la película y comprobar los que la tachan de malísima.
La película ha suscitado numerosas polémicas, además de la antes mencionada.
Por ejemplo, su alto costo, que fue tema de crítica desde antes incluso de finalizar la producción.
El hecho de que el romance tome protagonismo por encima del desastre en sí, y numerosas incorrecciones históricas, a pesar del empeño de Cameron de cuidar al detalle estos aspectos.
Por ejemplo, no está demostrado que se encerrase a pasajeros de tercera clase en sus áreas contra su voluntad, lo que sucedió fue que no se les prestó ayuda y no se les informó, muchos cuando se dieron cuenta de lo que ocurría, y cuando lograron salir del laberíntico Titanic, se encontraron con que casi todos los botes habían sido lanzados ya…
Hoy en día no se sabe con certeza si la nave se partió de forma diferente a la mostrada en la película y como lo aseguraron muchos supervivientes del desastre.
Según una de las teorías actuales, es que se partiese con un ángulo menor a 11º, por debajo del agua.
En la película se muestra como el barco alcanza los 30º o 25° antes de hundirse.
Cameron reconoce este posible error, y simplemente aumentó la inclinación por entrevistas anteriores con los supervivientes y para aumentar el dramatismo.
No obstante, TITANIC enriquece el infortunio náutico con una historia romántica de amor adolescente, presa de arrebatos pasionales identificativos con esa idílica edad, llena de utopías y sueños, enfrentamientos materno-filiales ávidos de poder y codicia, encontronazos idealistas y auto identificativos dentro de una anuente sociedad y ambiciones humanas víctimas de sus propias vanidades y grandilocuencias.
Las materias tratadas están desarrolladas en el marco incomparable de un barco presuntamente insumergible, como el deseo amoroso que pervive en el recuerdo de una valiosa joya, una gema que dormitará en el fondo de un océano que reposa unos momentos, que aunque tristes, permanecerán indelebles en la memoria del enamorado.
Estamos ante uno de los filmes que más impactaron al público en general en los últimos veinticinco años.
Las enormes recaudaciones que obtuvo son lógicas porque salta a la vista que TITANIC cuenta una de esas historias llenas de fuerza y sentimiento, con un gran contenido dramático.
Si a eso le sumamos la estética apabullante de la imagen, que se diría que abrasa los sentidos, gracias al avance en tecnología digital, el éxito es comprensible.
La película es fiel a la realidad, en tanto que caracteriza correctamente dos estilos de vida, dos clases sociales que por sus respectivas circunstancias construyen su mundo según posibilidades y aspiraciones que la vida les ofrece.
Ello queda magnífica y cinematográficamente expresado en la escena de la fiesta de Rose en tercera clase, en un momento breve en el cual la cámara nos trasporta al salón de la burguesía, los negocios y el coñac para luego volver a la fiesta, definiendo esos dos mundos que Rose está viviendo y que el Titanic contiene simbolizando el estado de la civilización occidental a comienzos del siglo XX.
Haciendo hincapié en esto, Rose no se enamora de Jack porque es mas "wow" sino porque le está ofreciendo una alternativa de vida, una posibilidad de elegir y por tanto le está dando la libertad.
Aún así no se puede negar el sarcasmo en esta película, sarcasmo dirigido a la clase burguesa y aristocrática, con momentos muy buenos, todo ello con el propósito de mostrar al espectador porque Rose necesita de ese otro mundo que Jack Dawson le ofrece, huyendo de esas "fiestas y sus banales conversaciones" que la ahogan, convirtiendo a Rose en arquetipo del drama adolescente, con la rebeldía propia de esa edad y los sueños a realizar.
Subyace, pues, una crítica a toda la civilización occidental, a sus hipocresías, sus limitaciones, a sus excesos... y todo ello expresado con múltiples pinceladas a lo largo y ancho del transatlántico, utilizando los distintos personajes a veces con el dialogo, y otras solo con imágenes de rostros de asombro, de incredulidad, de fingida indiferencia.
Todo ello culmina con una escena (que es personalmente mi favorita) en la que todo se une y se hace evidente, en la que el drama individual y el colectivo se pueden apreciar juntos, y además pone en evidencia una vez más en la historia del cine, como tantas otras en la historia de la literatura, al poder igualitario de la muerte.
“I'm sorry I could't build you a better ship, Rose”.
Pero qué hay de cierto con la historia del trasatlántico; aquí los datos históricos:
En 1898, 14 años antes del naufragio, se publicó "Futility, or the wreck of the Titan" de Morgan Robertson.
El libro narraba la historia del Titán, un barco que se creía inhundible y cuyos pasajeros eran gente rica y despreocupada.
Lamentablemente para éstos, el barco choca en una fría noche de abril contra algo parecido a un témpano de hielo.
Además de hundirse en el mismo mes del año que el Titanic, el Titán tiene casi el mismo peso, longitud y capacidad de pasajeros que éste.
El Titanic:
Barco y compañía: Titanic, de la White Star Line.
Dimensiones, peso neto desplazable y velocidad máxima: 268 metros de eslora, 28 de manga y 53 de altura de la chimenea a la quilla; 46.000 toneladas, 20,3 nudos.
Tiempo de construcción y coste: Belfast, 2 años, 7,5 millones de dólares de la época, unos 300 al cambio actual.
Precio de un billete en primera clase: 3.100 dólares.
Precio de un billete en tercera clase: 32 dólares.
Pasajeros: 2.223
Víctimas: 1.517 (157 entre mujeres y niños, y 1.360 hombres).
Distribución de fallecidos: 130 de primera clase, 166 de segunda, 536 de tercera y 685 tripulantes.
Porcentaje de supervivientes de primera clase: 60%.
Porcentaje de supervivientes de tercera clase: 25%.
Lugar, fecha de partida y escalas: Southampton, miércoles 10 de abril de 1912; Cherbourg (Francia) y Queenstown (Irlanda).
Destino al que nunca llegó: Nueva York.
Fecha de la colisión: Domingo, 14 de abril de 1912, 11:40 pm.
Fecha del hundimiento: Lunes, 15 de abril de 1912, 2:30 am.
Figuras históricas en el barco: Margaret `Molly´ Brown, mujer de un millonario de Colorado; Capitán E.J. Smith; el gerente de la White Star Line J. Bruce Ismay; el ingeniero principal del Titanic, Thomas Andrews; Isidor Straus, fundador de los almacenes Macy, y su mujer Ida.
Canceló el billete: El millonario J.P. Morgan.
La suite que iba a ocupar es la de Cal en la película.
Causas de la tragedia: Falta de procedimientos de emergencia, insuficientes plazas en los botes de salvamento, privilegios de los pasajeros en primera, exceso de velocidad en la navegación, noche sin luna, temperatura del océano que propiciaba la hipotermia.
Consultores históricos del film: Don Lynch y Ken Marschall, autores de "Titanic: An Illustrated History".
Descubrimiento de los restos del naufragio: 1 de septiembre de 1985.
Guió la expedición el profesor Robert D. Ballard en el submarino Argo.
Profundidad a la que se encuentra el Titanic: 4.000 metros.
Y persiste el simbolismo del barco con respecto a la tonta vanidad humana:
El relato del hundimiento del Titanic -dice Cameron- es una advertencia sobre los peligros del mal uso de la tecnología.
Considerada en sí misma, no es ni buena ni mala.
El problema viene del uso que los seres humanos hacen de ella.
Ahora, a las puertas del tercer milenio, hay que tener cuidado con los nuevos icebergs con los que pueden estrellarse los futuros avances tecnológicos.

"Uno aprende a tomarse la vida tal y como venga... para hacer que cada día cuente”

“El beso más difícil no es el primero... sino el último"


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